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Anales de Investigación en Arquitectura

versão impressa ISSN 2301-1505versão On-line ISSN 2301-1513

An. Investig. Arquit. vol.12 no.1 Montevideo jun. 2022  Epub 01-Jun-2022

https://doi.org/10.18861/ania.2022.12.1.3256 

Articles

Paisajes arquitectónicos, tiempos y transformaciones: Conversación con el Dr. Arq. Darío Álvarez Álvarez acerca de los estratos de memorias en la ciudad.

Architectural landscapes, times and transformations: A conversation with Dr. Arch. Darío Álvarez Álvarez about the layers of memory in the city.

Paisagens arquitetônicas, tempos e transformações: Conversa com o Dr. Arq. Darío Álvarez Álvarez sobre as camadas de memórias da cidade.

1Universidad ORT Uruguay, Uruguay. mepuppo@gmail.com

2Universidad ORT Uruguay, Uruguay. nobile.carla@gmail.com


La historia de las ciudades está construida a partir de una superposición de capas. Los paisajes arquitectónicos resultantes están en una eterna transformación y contienen le memoria de tiempos lentos del pasado que se mezclan con la inmediatez del presente. Surgen así paisajes de la desaparición, cicatrices, huellas, que se ven además intervenidos por la mirada del espectador; sus emociones y memorias.

La contemporaneidad cuestiona los cambios en las ciudades y sus repercusiones en los distintos paisajes urbanos. Se busca un paisaje integral, donde el pasaje del tiempo sea el punto de partida para proyectar hacia el futuro.

Darío Álvarez Álvarez1, profesor y arquitecto, director del LAB/PAP2, habló con nosotras de manera remota en octubre del 2021. Se indagó acerca de la importancia de los tiempos en el paisaje arquitectónico y como se podían ver contemporáneamente afectadas o no, las ciudades y la arquitectura.

Palabras clave: Tiempo, Paisaje, Arquitectura, Huella, Cicatriz urbana, intervención, Paisaje arquitectónico, paisaje arqueológico, paisaje cultural.

MEP: ¿De qué hablamos cuando decimos paisaje?

DAA: Al analizar el paisaje no podemos hablar de una concepción única sino más variada. Depende no solo de la formación de cada uno sino de la cultura propia. En nuestro caso, la cultura arquitectónica va superpuesta a otras culturas laterales, artística, literaria, poética. Como resultado, la visión del paisaje está siempre muy mediatizada.

Si vemos la definición característica del diccionario, de la Real Academia Española, se refiere a aquel fragmento de campo que se abarca con la mirada. Por eso entiendo que hay una relación fundamental entre el paisaje y el espectador. Según este concepto, en su versión más extrema, si enfoco un fragmento de cualquier espacio dentro del campo visual, estaría capturando un paisaje.

El concepto de paisaje lo define por lo tanto la mirada del espectador. Sin el ojo humano, el paisaje, como idea, desaparece. El paisaje siempre parte de esta mirada. Nosotros entendemos la virtud, la bondad y la belleza del paisaje porque las captamos a través de la vista. De esta manera, la escribimos, la describimos y la construimos. Si no existe nuestra mirada, y con ella la de la memoria, no existiría el concepto de paisaje. En este respecto, recomiendo leer "El paisaje del hombre"3, un libro muy significativo para mí.

Al aplicar esta idea al paisaje construido por el hombre podemos estar hablando de un jardín a diferentes escalas. Un jardín puede ser desde una cosa pequeña metido en una cajita o un parque de varias hectáreas, siempre que haya sido diseñado y proyectado con un sentido estético, un sentido de disfrute cultural, de ocio o recreativo. Hay siempre una intención de manipular ese paisaje.

Figura 1: El paisaje del Hombre: La conformación del entorno. Libro de Geoffrey Jellicoe, Susan Jellicoe. 

La intervención en el paisaje como concepción arquitectónica comienza en la colocación de una piedra. La colocación de un elemento intencionado en un paisaje con una dimensión histórica, paisajística y cultural; orienta al espectador, le sitúa, y le define aquello que creemos que debe mirar y contemplar. De esta manera se detiene y genera una mirada culta y comprensiva. Una mirada que se dirige a tiempos diversos y le habla de épocas anteriores, superponiendo tiempos nuevos y tiempos más tranquilos, relajados y quizás estáticos.

Esta forma de mirar permite construir micro paisajes, miradores, como el que realizamos en el Camino del Cid, que forman parte de un itinerario cultural. Este espacio fue construido con material reciclado y ubica un espectador de espaldas al paisaje. Lo sitúa en el micro paisaje y contempla el gran pasaje de la historia.

Figura 2: Mirador en Quintanilla Vivar. Camino del Cid. 

MEP: El tema de la memoria tiene mucha recurrencia en tus obras, incluso la tapa de El jardín en la arquitectura del siglo XX refiere a esta idea de superposición de tiempos.

DAA: Me gusta mucho una frase de Marcel Proust que expresa que cada lugar guarda la memoria de las miradas que se han posado en el lugar. Cada persona que visita esos lugares añade algo en la memoria. Esto va generando unas capas densísimas, donde el espectador es agente activo dinámico y aporta también su memoria.

El paisaje, por lo tanto, se genera a partir de diversos estratos de significado. Como los paisajes que fotografía Tomoko Yoneda, donde detrás de ellos hay una fuerte carga de memoria, aumentados por la dimensión del tiempo. Paisajes cotidianos, que la memoria y el tiempo han redimensionado.

Figura 3: “Bosque. Lugar de la batalla de Somme” Francia. 2002. 

Es muy importante conocer estas capas para poder actuar sobre ellos. En mi último artículo Paisajes arquitectónicos y memorias de la ciudad 4 , me obligo a replantearme esa cuestión, especialmente en los proyectos de las últimas décadas del siglo XX. Cuando llegamos a los años 80 se produce, curiosamente, un redescubrimiento de los mecanismos del jardín sin querer llamarlo jardín. Aparece fundamentalmente el estudio de OMA, y todos los que están alrededor o que se ha formado con ellos, y redescubren cuestiones relacionadas con la geometría, ampliaciones y superposiciones que ya aparecían en proyectos anteriores. Por ejemplo, en el concurso del Parc de la Villete, Michel Corajoud, presenta un proyecto en el que introduce el término palimpsesto y expresa que el diseño es como si tuviésemos un jardín francés debajo y un jardín inglés arriba. Habla de capas, estratos y superposiciones. De esta manera empiezan a intuir, que recurriendo a ciertos elementos del pasado, sin nombrarlos demasiado ya que son una neovanguarida, consiguen un paisaje nuevo. Toman la geometría francesa de Le Notre, le ponen encima el aparente desorden paisajista inglés del XVIII y logran un modelo de parque contemporáneo. Los modelos de jardín, romanos, medievales, italianos, etc. han sido los laboratorios donde se ha ido experimentando, y aumentando la escala, para llegar al siglo XX y la contemporaneidad donde estos mecanismos te pueden servir para diferentes reinterpretaciones.

Figura 4: Tapa El jardín en la arquitectura del siglo XX. Dibujo realizado en 1982 por la Office for Metropolitan Architecture (OMA, Rem Koolhaas y Elia Zenghelis) para el concurso del Parc de la Villette en París. Se muestra una secuencia de jardines en estratos horizontales mostrando un espacio de fragmento y unicidad. 

CN: Hay una intención muy clara en definir ese paisaje como uno arquitectónico, ¿por qué se hace esa distinción?

DAA: Yo no trabajo el paisaje natural. El campo de mi trabajo es el paisaje arquitectónico; o el paisaje patrimonial, cuando me refiero a los restos del pasado que se van uniendo aglomerados por el paisaje. El paisaje arquitectónico incluye al concepto de jardín, a distintas escalas, y hay una intencionalidad, un proyecto. El paisaje patrimonial es el paisaje que ha quedado proyectado y la capacidad que tenemos de recuperarlo, transformarlo y actualizarlo. Procuro separar estos campos y no hablar de paisaje en general. Mi grupo de investigación, de hecho, se llama “Laboratorio de paisaje arquitectónico patrimonial y cultural”.

Figura 5: Proyectos del Laboratorio de Paisaje Arquitectónico Patrimonial y Cultural 

MEP: ¿Por qué interesa conocer las cicatrices de épocas anteriores en los paisajes?

DAA: Las ciudades están hechas en base a cicatrices. Algunas visibles y otras invisibles. La regeneración de los paisajes arquitectónicos no debería olvidar las cicatrices existentes de las ciudades. En Valladolid, por ejemplo, en el entorno de la catedral, se puede observar la porción de la catedral inacabada. Se entiende la identidad de la ciudad a partir de ese espacio construido a medias. Es una lección magnífica. Es lo que construye la memoria de la ciudad. Como las antiguas vías de tren en la ciudad, como imagen de progreso y modernidad, transforman el paisaje y nos recuerdan su historia. Pienso en la película de Víctor Erice, El espíritu de la colmena, una revisión del mito de Frankenstein en un pueblo español de la posguerra. Hay una escena en la que una niña están poniendo la oreja en la vía del ferrocarril y la otra mira de pie. Ese fotograma sintetiza las implicaciones del tren y su llegada.

Se pueden plantear convivencias entre extractos del pasado y presente. Todo esto forma parte de la huella que elude la ciudad anodina. El paisaje arquitectónico urbano como herramienta tiene en sus manos muchas de las soluciones de las viejas cicatrices de las ciudades.

Figura 6: Fotograma del Espíritu de la colmena (1973). 

Hacer arquitectura en la ciudad tiene mucho de cirugía. Antes de poder intervenir, hay que hacer pruebas, tener claro que es lo que se quiere lograr. Ahí sí que estaríamos hablando de un paisaje arquitectónico mantenido de esa huella del pasado que sigue siendo muy presente.

En el Concurso Foro Imperial de Roma (2016), que participamos hace unos años, lo que nosotros planteamos como idea primordial era integrar los foros con una estructura de ciudad actual5. Los Foros están en el medio de Roma, no podía resolverse el proyecto en una mera pasarela. Es el centro de Roma, un barrio activo. Hay que concebir la integración. Por el contrario, algunos proyectos consideraban dejarlo como una bella ruina. Yo, que trabajo en yacimientos arqueológicos, no creo en el concepto de la bella ruina. Es una cosa muy pictórica, muy romántica del siglo XIX. A la bella ruina hay que mantenerla y dejarla como legado para el futuro. Lo que hoy se puede fotografiar como una bella ruina, mañana puede no existir. Ni como bella ni como ruina.

Figura 7: Concurso para la Vía de los Foros Imperiales. Proyecto de LAB/PAP, planta y volumetría general. 

Al espectador hay que hacerle cómplice. Hace unos años trabajamos en el proyecto Iter Plata, una intervención en la antigua calzada romana de la plata. Propusimos una cosa muy interesante pero no se entendió bien y tuvimos que retirarla. Planteamos un juego. La calzada romana coincide con uno de los viales del Camino de Santiago, no el trazado más conocido, el camino francés, sino uno que viene del sur, de Andalucía. Esa parte del camino lo único que hizo fue superponerse a la antigua calzada romana. En el Camino de Santiago, así como en muchos itinerarios culturares, es muy usual encontrar marcas, señales que dejan los peregrinos, flechas, indicaciones. Nosotros planteábamos que, en ciertos lugares, sugerir que los viajeros dejasen en la calzada romana, piedras, marcas, señales, objetos; construyendo la propia memoria del paisaje. Se temió que fuese una invitación al vandalismo por lo que no lo pudimos poner en práctica, pero hubiese sido una experiencia de cómo en un paisaje muy asentado, con una serie de estratos desde la calzada romana, las vías de peregrinación medievales, las cañadas de trashumancia de ganado, los caminos reales del siglo XVIII, de repente en el siglo XXI todavía siguen vivos y pueden admitir memorias de los habitantes actuales.

Figura 8: Iter Plata. Plano de propuesta de Aula al aire libre en el Cordel de Valdelacasa, Salamanca.6  

CN: Esas huellas que mencionas se modifican con el tiempo, pero también con los usuarios.

DAA: Exacto. En el 2012 a partir de la instalación de un colector en Ávila se descubrió de manera fortuita un cementerio judío medieval y a nosotros se nos llamó para una intervención paisajística, el Jardín de Sefarad7. Se propuso entonces un paisaje conmemorativo.

Cuando estábamos acabando la obra, el contratista, un ingeniero, me menciona que en una de las losas de granito habían aparecido unas piedras colocadas y que no las habían quitado. Yo le pregunté si sabía lo que eso significaba y me respondió que no. Esa es la forma de ofrenda en los cementerios judíos. No hay flores. Esto me indicó que antes de acabar la obra alguien había dejado ya una ofrenda. Aún antes de la inauguración. El contratista no las había quitado porque había entendido que era intencionado y que no era una agresión. Esto tiene que ver con la marca, con la huella que se va dejando en el paisaje. Siempre dejamos huella cuando hacemos algo.

Figura 9: Jardín de Sefarad. Ávila. Vista general con la ciudad al fondo. 

Cuando uno coloca una señal en un camino, depende de cómo coloques la señal como sea en qué dirección, eso ya transforma el paisaje. En esas grandes transformaciones del paisaje es la arquitectura donde puede enmarcar y recuperar huellas en los paisajes. Hay una coexistencia entre huellas del pasado con la necesidad del presente. Nuestro equipo de investigación trabaja mucho sobre la integración infraestructuras y paisajes patrimoniales. Hace unos años hicimos una propuesta que se llevó a cabo de una autovía en León que pasaba por encima de los restos de un yacimiento arqueológico, el borde de una ciudad romana. Nos consultaron qué se podía hacer allí. Estuvimos estudiando y resulta que la autovía siempre iba elevada, en un talud bastante alto. Pero en ese punto, para ahorrar, el talud se reducía y la autovía bajaba de cota. Analizamos ambos extremos de unos 5km y planteamos que, si se mantenía la cota, cuando se llegaba a ese punto, había tres zonas que se podían salvar con 3 viaductos. Propusimos mantener la cota de la autovía y realizar esos viaductos que salvasen los restos romanos más importantes. Fue un gusto realmente ver que se podía integrar una infraestructura sin desviarla, que sería la opción usual y extremadamente costosa; y un yacimiento arqueológico. Es posible contener la huella del pasado, del presente y un paisaje de futuro.

CN: La pandemia ha planteado desafíos a la hora de repensar las ciudades. Te parece que esto repercuta en cómo se concibe la ciudad o pasará sin dejar una impronta.

DAA: Hay días que soy optimista y pienso que sí, que dejará una huella positiva; y otros en que no. En ciertos momentos de la historia ha habido cambios sustanciales que vienen dados por situaciones incluso más terribles que la pandemia actual como las pestes, la Edad Media. Los cambios hay que madurarlos, no se producen de la noche a la mañana. Aunque ahora vivimos en una época donde las cosas se producen más deprisa y existe una cultura y venta de lo inmediato. Esto tiene mucho que ver con la moda. Nosotros que trabajamos con elementos del pasado, al enfrentarnos a algo que tiene dos mil años, hay que analizarlo muy despacio. Dimitris Pikionis, cuando recibe el encargo de trabajar en el acceso a la Acrópolis de Atenas, hablaba de un tiempo lento. La contemporaneidad se enfrenta con estos conceptos, el tiempo lento y el tiempo inmediato.

Figura 10: Pasado, presente y futuro. Vista posterior de la Catedral de Valladolid, España. 

Cuando comienza la pandemia se cierran los parques, por el miedo a la práctica del deporte. De repente el parque se convirtió en un pequeño enemigo. Luego se descubrió que no. Y se planteó que las ciudades precisaban más parques, más espacios abiertos. Las de antes, las de ahora y las de siempre. Por eso me remito al cambio de paradigma que se produce en el siglo XVIII y fundamentalmente en el siglo XIX. ¿Qué va a cambiar en las ciudades? Mas espacios, mayor distancia, mayor ventilación. ¿Va eso vinculado a las pandemias? ¿Si hubiesen cambiado las ciudades eso habría tenido repercusión? Seguramente tengamos repercusiones en el transporte y el reaprovechamiento de los espacios públicos. En cuanto a la arquitectura: la vivienda flexible, adaptable. Ese tipo de arquitectura ya existe, en los proyectos, en las escuelas de arquitectura, en los concursos. Pero no siempre es la que se construye, porque detrás de la arquitectura hay un capital. En los momentos que soy pesimista pienso que no va a cambiar mucho. Tenemos una ventaja, las ciudades tienen una gran capacidad de resiliencia y siempre están cambiando. La ciudad de Valladolid que vivo hoy mañana ya ha cambiado. No existe ninguna ciudad que haya quedado congelada en el tiempo.

Notas:

1Darío Álvarez Álvarez (Mieres, 1958). https://orcid.org/0000-0002-2586-2294. Arquitecto (1984) y Dr. Arquitecto (1992). ETS Arquitectura, Universidad de Valladolid. Profesor de Composición Arquitectónica en ETS Arquitectura Valladolid desde 1985; profesor titular (1996-2020) y catedrático (2020) Composición del Jardín y del Paisaje. Director ETS Arquitectura Valladolid desde 2016. Coordinador de LAB/PAP Laboratorio de Paisaje Arquitectónico, Patrimonial y Cultural, Grupo de Investigación Universidad de Valladolid, con el que ha realizado obras y proyectos en paisajes patrimoniales: ciudades romanas de Clunia y Tiermes, villas y calzadas romanas, Camino de Santiago, Camino del Cid, cañadas, Espacio Cultural Las Médulas. Libros: El jardín en la arquitectura del siglo XX; Modelos de paisajes patrimoniales: estrate- gias de protección e intervención arquitectónica. Revistas: Anales de Arquitectura, Arquitectura Viva, Cuaderno de Notas, Journal of Landscape Architecture, Paisea, RA Revista de Arquitectura.

2LAB/PAP. Laboratorio para la investigación e intervención en el paisaje arquitectónico, patrimonial y cultural, es un grupo integrado por arquitectos investigadores de la Universidad de Valladolid (España) es coordinado por los profesores y arquitectos Darío Álvarez Álvarez y Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría. Sus investigaciones buscan generar herramientas en sitios de diferentes escalas y consideraciones incluyendo varias villas y yacimientos arqueológicos romanos. https://www.uva.es/labpap

3Jellicoe, G. A., Jellicoe, S (1995). El paisaje del hombre: La conformación del entorno desde la prehistoria hasta nuestros días. Barcelona: Gustavo Gili (2004).

4Álvarez Álvarez, D. (2021). Paisajes arquitectónicos y memorias de la ciudad. Proyecto, Progreso, Arquitectura, 24, 18-33. https://doi.org/10.12795/ppa.2021.i24.01

5El proyecto propone anular por completo la idea de calle y sustituirla por una plataforma suspendida en el tiempo, que se asoma tanto al pasado como al presente y al futuro; una plataforma que se convierte en el lugar de los acontecimientos de la ciudad, desde el tiempo acelerado diurno al tiempo detenido nocturno. La plataforma se convierte en el soporte vital del área de los Foros Imperiales. El proyecto plantea la modificación de la actual Vía de los Foros Imperiales mediante la construcción de ciertas áreas que permitan perfilar la plataforma y darle un sentido compositivo en relación a las diferentes partes arqueológicas”. LAB/PAP. Proyecto para la Vía de los Foros Imperiales de Roma. En: ÁLVAREZ, Darío; IGLESIA, Miguel Ángel de la. Modelos de paisajes patrimoniales. Estrategias de protección e intervención arquitectónica. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2017, p. 153.

7El jardín de Sefarad ha sido celebrado por la ciudad de Ávila como un importante hito cultural y turístico, como por la Comunidad Judía que lo ha convertido en un lugar obligado de peregrinación. https://www.avilaturismo.com/que-ver/jardin-de-sefarad

Notas:

8Contribución: el trabajo fue realizado por partes iguales entre ambas autoras.

9El Comité Editorial aprobó la publicación de este artículo.

10Cómo citar: Puppo, M. E., & Nóbile, C. (2022). Paisajes arquitectónicos, tiempos y transformaciones: Conversación con el Dr. Arq. Darío Álvarez Álvarez acerca de los estratos de memorias en la ciudad. Anales de Investigación en Arquitectura, 12(1). https://doi.org/10.18861/ania.2022.12.1.3256

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