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InterCambios. Dilemas y transiciones de la Educación Superior

versão impressa ISSN 2301-0118versão On-line ISSN 2301-0126

InterCambios vol.10 no.1 Montevideo jun. 2023  Epub 01-Jun-2023

https://doi.org/10.29156/inter.10.1.17 

Investigaciones y Experiencias

Evolución del acceso la permanencia y el egreso en la Udelar

Evolution of access, permanence and graduation at Udelar

Evolução do acesso, permanência e graduação na Udelar

1Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Humanidades y Maestría en Enseñanza Universitaria de la CSE, el Área Social y el CFE-ANEP. USIEn, CSE, Udelar. Comité Académico de la Maestría en Enseñanza Universitaria (CSE Udelar y CFE ANEP). GEMCED, del Grupo de Expertos de la Red ÍNDICES (OEI) e INCASI (UAB-España). Contacto: gabriel.errandonea@gmail.com


Resumen

Este artículo se propone ajustar la información divulgada antes de la pandemia de covid-19 sobre el acceso, la permanencia y el egreso en la Universidad de la República (Udelar).

La educación superior es un bien público y social, es un derecho humano universal y es deber de los Estados garantizar su acceso equitativo. La heterogeneidad social en el acceso a la universidad representa un escenario importante para valorar el alcance de dicho cumplimiento por parte de las instituciones de educación superior.

Al momento de compulsar por la posición social, el factor determinante se expresa en las capacidades profesionales adquiridas por los individuos y en las acreditaciones obtenidas en el proceso. Y, en cualquiera de los casos, el efecto solo puede considerarse completo con el egreso.

El artículo retoma comparativamente información sobre la evolución del máximo nivel educativo alcanzado por el padre o por la madre del estudiante (ascendencia educativa) y las diferencias de permeabilidad en el acceso, la permanencia (tránsito académico) y el egreso (titulación), con base en los censos de estudiantes de grado de Udelar de 1999, 2007 y 2012, fuentes administrativas sobre las inscripciones y la actividad estudiantil entre 2001 y 2017 y, para los graduados, entre 2010 y 2017.

Los datos confirman la alta permeabilidad social de la Udelar, pero robustecen la hipótesis general de que el origen social continúa afectando diferencialmente las posibilidades de acceder a la educación superior en dicha institución, y una vez en ella, de transitarla, deteriorándose posteriormente las oportunidades de egreso.

Palabras clave: equidad en la educación superior; accesibilidad educativa; estadísticas educativas; ascendencia educativa; sociología de la educación

Abstract

This article aims to adjust the information previously disclosed to the COVID-19 pandemic, on access, permanence and graduation at the Universidad de la República (Udelar).

Higher education is a public and social good, it is a universal human right and it is the duty of the States to guarantee its equitable access. The social heterogeneity in access to the university represents an important scenario to assess the extent of such compliance by higher education institutions. When checking for social position, the determining factor is expressed on the professional skills acquired by individuals and in the accreditations obtained in the process. And, in either case, the effect can only be considered complete with completion.

The article comparatively takes up information on the evolution of the highest educational level reached by the student’s father or mother (approximation to the concept of educational ancestry) and differences in permeability in access, permanence (academic transit) and graduation (obtaining the degree), based on the census of undergraduate students carried out by Udelar in the years 1999, 2007 and 2012, sources of administrative information on enrollment and student activity at said university between 2001 and 2017 and of graduates between 2010 and 2017.

The data confirm the high social permeability of Udelar, but the general hypothesis is strengthened that the social origin continues to differentially affect the possibilities of accessing higher education at said university, and once there, of going through it, worsening later in terms of graduation opportunities (accreditation).

Keywords: higher education equity; educative accessibility; educational statistics; educative ancestry; educational sociology

Resumo

Este artigo tem como objetivo atualizar a informação divulgada antes da pandemia COVID-19 sobre a participação relativa de diferentes setores sociais no ensino superior.

O ensino superior é um bem público e social, é um direito humano universal sendo um dever dos Estados garantirem o seu acesso equitativo. Nesse sentido, a heterogeneidade social no acesso ao ensino representa um cenário importante para avaliar a extensão desse cumprimento por parte das instituições de ensino superior.

No momento de verificação da posição social, o fator determinante é expresso pelas competências profissionais adquiridas pelos indivíduos e nas acreditações obtidas no processo. E, em qualquer dos casos, o efeito só pode ser considerado completo com a graduação.

O artigo aborda informações, de forma comparativa, sobre a evolução do nível educacional mais alto alcançado pelo pai ou pela mãe do aluno (medida de aproximação ao conceito de ascendência educacional) e as diferenças de permeabilidade no acesso, permanência (trânsito académico) e na graduação (qualificação académica), com base nos censos de conclusão de diplomas em 1999, 2007 e 2012, nos dados administrativos sobre matrículas e atividade estudantil entre 2001 e 2017 e nos diplomados entre 2010 e 2017 da Universidade da República (Udelar).

Os dados confirmam a alta permeabilidade social da Udelar, mas reforça-se a hipótese geral de que a origem social continua a afetar diferencialmente as possibilidades de acesso à universidade, e, uma vez realizado o ingresso, de percorrê-la, tornando-se mais aguda em termos de oportunidades de graduação (acreditação).

Palavras-chave: equidade no ensino superior; acessibilidade educativa; estatísticas da educação; ascendência educacional; sociologia da educação

Introducción

Los resultados divulgados a partir del VII Censo de Estudiantes Universitarios de Grado de la Universidad de la República (Udelar), en noviembre de 2013 (Dirección General de Planeamiento DGPlan, Udelar, 2013), promovieron juicios, en alguna medida apresurados, sobre el cariz democratizador de nuestra universidad.

El factor de fuerza que potenció tal entusiasmo lo representó un dato en particular: la proporción de estudiantes que en su familia eran primera generación de universitarios.

La publicación sostenía concretamente que:

El nivel educativo de los padres aporta información relevante ya que permite referenciar la movilidad educativa intergeneracional de los estudiantes. … Aproximadamente el 54 % de los estudiantes son primera generación de universitarios en su familia, lo que significa que ninguno de sus padres son o fueron estudiantes del nivel terciario. Es importante dimensionar este resultado dentro de la agenda-debate sobre igualdad de oportunidades educativas. (DGPlan, Udelar, 2013, p. 47)

En la medida en que la educación superior es considerada un derecho humano universal y que se reclaman del Estado garantías de acceso equitativo para toda la población, es fundamental equilibrar y ponderar adecuadamente y en clave evolutiva la información divulgada sobre la participación relativa de los diferentes sectores sociales en la educación superior.

Entre los desafíos que se deberán enfrentar, ante las nuevas condiciones educativas que imponen e impondrán los efectos de la emergencia social derivada de la pandemia de covid-19, es cierta la necesidad de evaluación de los cambios producidos en diferentes aspectos generales de la educación superior en nuestro país. En particular aquí, en la Udelar.

El citado informe, seguramente como resultado de un cierto esfuerzo por simplificar la información obtenida, incurrió en algunas imprecisiones, que posteriormente merecieron réplicas y aclaraciones.

Ante ello importa promover aportes y líneas de reflexión conducentes a la elaboración de valoraciones ajustadas a los procesos del pasado reciente.

Este artículo se propone examinar la ascendencia educativa1 de los estudiantes que ingresaban, de los estudiantes que tenían actividad efectiva y de aquellos que egresaban de la Udelar, antes de la pandemia. Además, hará especial hincapié en la evolución previa, con el objetivo de proporcionar los elementos de juicio adecuados para valorar cambios y continuidades en tendencias de mediano y largo plazo.

En la primera sección se ordenará la información disponible previamente, incorporando una perspectiva longitudinal que permita situar las tendencias de largo plazo. En la segunda sección se incorporarán los últimos datos disponibles, que permitieron contar con información comparable sobre la situación al momento del egreso. En la tercera sección se realizará un análisis de las tendencias evolutivas de mediano plazo, con base exclusivamente en información registrada en el Sistema de Gestión Administrativa de la Enseñanza (SGAE) de la propia Udelar. Y, finalmente, en la cuarta sección se presentará un balance de la evolución de estos indicadores en ocho de los primeros años del siglo XXI.

La necesidad de un enfoque longitudinal

La confusión entre universitaria y terciaria en que incurre el informe mencionado al referirse al nivel educativo máximo alcanzado por los padres de los estudiantes, así como las diferencias verificables entre los valores presentados en el texto y en los cuadros que lo complementan, dificultaron una interpretación adecuada de los datos. Asimismo, la taxonomía de agrupamiento por nivel educativo máximo alcanzado definida por el equipo responsable del procesamiento y análisis del censo no fue la más adecuada. De manera que, al no tratar separadamente a los jóvenes provenientes de hogares verdaderamente universitarios, quedaron invisibilizadas las diferencias de impacto de la ascendencia educativa del graduado en las distribuciones relevadas.

Pero lo más importante de señalar es que las conjeturas sobre el papel “democratizador”, con que se calificara a la institución, de signo inevitablemente dinámico, es decir longitudinal, no reproducen fielmente el contenido de información relevado. La referencia empírica estaba limitada a un momento en el tiempo y, por lo tanto, no permitía evaluación alguna de procesos o tendencias:

Tomando como referencia datos del Censo de Estudiantes de 2012, más de la mitad de los estudiantes activos en la Udelar provienen de hogares cuyo máximo nivel educativo es la educación media completa (52,5 %). Así mismo, dos de cada diez provienen de hogares con padre o madre de nivel terciario completo o incompleto, o que han llegado a cursar estudios universitarios sin graduarse (22,4 %). Sólo uno de cada cuatro es hijo de un graduado o de una graduada universitario/a (25,1 %) ... Con base en esta primera información, estamos en condiciones de afirmar que el nivel de permeabilidad institucional en relación con el nivel educativo de los hogares de procedencia es elevado. En efecto, tres de cada cuatro estudiantes no es hijo de universitario titulado (74,9 %). ... Esta relación se agudiza levemente al observarla entre quienes han ingresado por primera vez a una carrera de grado, particularmente entre quienes provienen de los hogares con menor nivel educativo (54,3 %, 21,1 % y 24,5 %, respectivamente). (Errandonea et al., 2018, p. 22)

Podría incrementarse el detalle descriptivo de la “fotografía” de la distribución de la ascendencia educativa por condición académica de los estudiantes de la Udelar en 2012 y seguiría sin constituir evidencia de proceso, sino de un estado de situación.

He ahí la razón de que se insistiera en estudiar el asunto desde una perspectiva comparada, apelando para ello a replicar el análisis con base en los registros de los censos estudiantiles de 1999 y 2007, únicas fuentes de información apropiadas y disponibles en su momento para la comparación necesaria (Errandonea, 2016; Errandonea et al., 2018; Errandonea, 2018).

Dicho ejercicio permitió mostrar que entre los estudiantes que ingresaron por primera vez a la Udelar los provenientes de hogares de menor nivel educativo representaban el 57,8 % en 1999, el 55 % en 2007 y, como se dijo, el 53,4 % en 2012. Asimismo, entre los estudiantes activos netos2, dicho sector estudiantil representaba el 57 %, el 53,9 % y el 52,5 %, en los años respectivos.

Más aún, pudo establecerse que cuanto más jóvenes eran las cohortes que se consideraban, mayor era la proporción de jóvenes provenientes de hogares universitarios y menor la proporción de aquellos cuyos padres no alcanzaron a superar la educación media completa y que ello a su vez se acentuaba entre los hombres (Errandonea et al., 2018, pp. 22 y 23).

El acceso a la universidad representa, desde una perspectiva de derechos, un escenario importante. Como señaláramos, ha sido considerado un derecho humano universal para los individuos y se sostiene que garantizar un acceso equitativo es un deber para los Estados (Conferencia Regional de Educación Superior CRES, 2018, p. 6). Es sin duda una de las claves en torno al debate sobre la inclusión educativa en los niveles superiores de la educación (Ezcurra, 2021; García de Fanelli y Adrogué, 2019).

Pero, como fuera oportunamente señalado en el marco de los debates recientes sobre el papel de la educación superior en los procesos de producción/reproducción de la estructura social, la ascendencia educativa al momento del egreso es un indicador de importancia superior, tanto en comparación con el del acceso como con el de la continuidad en la actividad estudiantil posterior (Errandonea, 2018, p. 138).

De hecho, la matriz de movilidad resultante no está completa sin dicha información: es la acreditación en mano, al momento de compulsar por la posición social, el factor que permite valorar el real impacto de la educación superior en la reproducción social de las diferencias de posición social final entre los individuos.

Por ello, ya no solo la equidad en el acceso, sino también y fundamentalmente en la permanencia y en la graduación, debe ser entendida como condición necesaria, aunque no suficiente, pero sí determinante, para que resulte posible alcanzar niveles aceptables de calidad educativa.

La parte de responsabilidad que pueda caberles a las instituciones de educación superior en los escenarios de posicionamiento social recíproco, se piense en ello desde los procesos productivos, de innovación, creación o descubrimiento a nivel país, o en términos de los niveles de retribución económica que puedan alcanzar en su desenvolvimiento laboral las personas, opera bajo el efecto de dos factores fundamentales: las capacidades adquiridas por los profesionales y las acreditaciones obtenidas en el proceso. Y, en cualquiera de los casos, el efecto solo puede considerarse completo con el egreso (Errandonea, 2018).

Razones por las cuales, al utilizar la expresión “segunda generación de universitarios”, preferiremos referirnos a estudiantes cuya madre y/o padre cuentan con título universitario: solo los hijos de graduados universitarios se encuentran efectivamente (técnicamente hablando) en oportunidad de reproducir el nivel educativo del hogar de origen y solo los que egresan efectivamente lo logran.

Por ello, ajustar la mirada en el punto de la graduación, en atención a las probabilidades relativas que tienen los diferentes sectores sociales de lograrlo y hacerlo en consideración de sus tendencias de mediano plazo, es esencial para reflexionar sobre calidad en la educación superior y sobre la incorporación de las nuevas poblaciones estudiantiles, particularmente las históricamente excluidas.

Una tarea lenta pero necesaria: avanzar con cada nuevo dato

A los efectos de poder observar más claramente estas relaciones, demostrando que importa incorporar al análisis la evolución de los fenómenos, valdría la pena volver a examinar la tabla publicada por la Unidad de Sistemas de Información de la Enseñanza (USIEn) en el informe de 2018 (Errandonea et al., p. 20).

Recogido el guante, y con el objeto de “volver a promover un debate que no debe postergarse”, en el último seminario internacional sobre egresados y trayectorias estudiantiles, celebrado en la Facultad de Veterinaria de la Udelar el 4 y 5 de octubre de 2018, se presentaron algunos datos nuevos (Errandonea, 2018).

La información reunida incluía a egresados de grado de la Udelar entre los años 2010 y 2015. Concretamente, información correspondiente a 35.576 egresados de grado en todo el país (6 de cada 10 de ellos nacidos en Montevideo y casi 7 de cada 10, mujeres) (Errandonea, 2018, p. 139). La siguiente tabla 1 presenta una combinación de las dos fuentes citadas.

Tabla 1: Porcentaje de ascendencia educativa entre los estudiantes ingresantes y los egresados de la Udelar según año lectivo 

Descripción Año
1999 2007 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Estudiantes ingresantes por primera vez (censos)
Educación media completa 57,2 57,0 54,3
Terciaria completa e incompleta y universitaria incompleta 22,4 20,9 21,1
Universitaria completa 20,4 22,1 24,5
Egresados (información administrativa)
Educación media completa 53,4 52,7 51,0 50,5 45,9 43,3
Terciaria completa e incompleta y universitaria incompleta 20,5 20,5 22,1 21,5 27,5 27,5
Universitaria completa 26,2 26,8 26,9 28,0 26,6 29,2
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuente: Procesamiento propio con base en datos de la USIEn (Errandonea et al., 2018), Consultas de Egresos y GEstud del SGB de SeCIU y los Formularios de Egreso 2010 a 2018 de la DGPlan, Udelar.

Posteriormente se contó con información sobre el nivel educativo máximo alcanzado por los padres de los estudiantes inscritos y de los que registraron efectivamente actividad en cada año, desde 2001 hasta 2017, y fue posible complementarla con los últimos registros de egresos. Información toda con menores carencias y con niveles realmente marginales de sin dato en los últimos años. De manera que fue posible proceder a arriesgar un análisis un poco más ambicioso, sin perjuicio de continuar trabajando para mejorar la información disponible en el futuro.

La siguiente tabla 2 presenta las correspondientes series de datos, atendiendo a los niveles de comparación anual aceptables en cada caso: inscritos y efectivos de 2001 a 2017 y graduados de 2010 a 20173.

Tabla 2: Porcentaje de ascendencia educativa entre los estudiantes ingresantes, los estudiantes efectivos y los egresados de la Udelar por año lectivo según fuente de información (censos e información administrativa) 

Descripción Año
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Estudiantes inscritos por primera vez
Hogar no terciaria 53,5 51,8 53,3 52,4 52,0 49,8 48,9 48,9 46,6 49,3 48,8 47,8 47,9 47,7 49,7 49,1 50,4
Hogar terciaria o universitaria incompleta 33,2 36,3 33,2 32,1 32,3 34,3 35,0 34,5 36,2 33,8 33,9 34,2 34,3 34,3 32,9 32,5 32,1
Hogar universitaria completa 13,3 11,9 13,6 15,5 15,6 16,0 16,1 16,6 17,3 16,9 17,3 18,0 17,9 18,1 17,4 18,3 17,4
Estudiante efectivo
Hogar no terciaria 55,0 53,2 55,9 56,2 55,3 53,4 53,2 53,2 53,1 54,1 54,6 54,4 54,2 53,1 52,5 52,2 51,9
Hogar terciaria o universitaria incompleta 26,5 26,9 24,8 24,5 24,9 26,1 25,8 26,4 26,2 23,3 22,1 22,0 21,6 22,4 22,7 23,0 23,7
Hogar universitaria completa 18,6 19,9 19,3 19,3 19,8 20,5 21,0 20,5 20,7 22,6 23,2 23,6 24,2 24,5 24,8 24,8 24,4
Egresados
Hogar no terciaria 52,9 48,0 46,4 52,0 52,5 47,5 48,1 48,1
Hogar terciaria o universitaria incompleta 26,7 29,5 31,6 24,9 25,6 24,7 25,1 25,3
Hogar universitaria completa 20,4 22,5 22,0 23,1 21,9 27,8 26,8 26,6
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuente: Procesamiento propio con base en datos de la USIEn (Errandonea et al., 2018), Consultas de Egresos y GEstud del SGB de SeCIU y los Formularios de Egreso 2010 a 2018 de la DGPlan, Udelar.

Esto nos permite realizar tres lecturas complementarias: habilita la lectura de la evolución en el tiempo de la ascendencia educativa en cada una de las situaciones académicas de interés (inscripción, tránsito educativo y titulación); permite la valoración de las diferencias que estas series puedan presentar entre sí, en la medida en que el ejercicio permite reflejar diferencias de permeabilidad en el acceso, el tránsito académico y la titulación, y tienta la exploración con base en otras variables disponibles de algunos factores asociados disponibles.

Tendencias observadas a partir de los últimos registros disponibles

La última información administrativa disponible permite distinguir diferentes tendencias de participación, con base en las distintas ascendencias educativas de los estudiantes, comparando la evolución en el tiempo de la porción de estudiantes cuyos padres solo alcanzaron a completar la educación media, la de aquellos provenientes de hogares con terciaria completa o incompleta o incluso con universitaria incompleta, con la de quienes ya son segunda generación de universitarios.

Entre 2001 y 2017, la participación relativa, entre los estudiantes de primer ingreso a la Udelar, de los hijos de padres con hasta educación media completa registró una evolución decreciente (un valor de tendencia de -0,21 puntos porcentuales por año: pasando de representar el 53,5 % de todos los inscritos en 2001 al 51,2 % en 2017). En tanto los jóvenes provenientes de hogares con educación terciaria o universitaria incompleta registraron, de forma bastante más leve, una tendencia también decreciente y bastante estable en el tiempo (-0,08 puntos porcentuales al año en idéntico período: del 33,2 % al 31,8 %).

Sin embargo, en el mismo período, los jóvenes provenientes de familias universitarias tendieron a incrementar su participación relativa a un ritmo anual de 0,28 puntos porcentuales (con un R2 = 0,714, pasaron de representar el 13,3 % en 2001 al 17 % en 2017).

Interesa destacar que la caída en la participación relativa interanual señalada para los dos primeros grupos registra evoluciones no lineales (polinomiales), que se evidencian tendencial y recíprocamente compensatorias, lo que permitió que la evolución creciente de la proporción de hijos de universitarios fuera más estable y lineal que las de los otros dos grupos5.

Figura 1:  Fuente:  Ascendencia educativa entre los estudiantes inscritos por primera vez a la Udelar por año lectivo (datos administrativos, 2000-2017) Procesamiento propio con base en datos de la USIEn (Errandonea et al., 2018) y Consultas de GEstud del SGB de SeCIU, Udelar. 

Este comportamiento, como enseguida se verá, también aplica a la forma en que evolucionó la composición de orígenes educativos, ya no de los que ingresaron por primera vez a la Udelar en cada año, sino de los estudiantes en plena trayectoria y con actividad efectiva en cada año.

En la figura 2 es posible observar el comportamiento de la participación proporcional de las diferentes ascendencias educativas de los estudiantes con actividad efectiva, a lo largo del tiempo.

Si bien las tendencias observadas difieren levemente de las resultantes al momento de las inscripciones, también se observan algunas similitudes que, habiéndolas adelantado, corresponde aquí atender con algún grado de detalle mayor.

En efecto, la caída en la participación relativa interanual de los jóvenes provenientes de los hogares con menor nivel de instrucción muestra una distribución con cierta ciclicidad, que nuevamente se complementa compensatoriamente con los registros de la participación relativa de los jóvenes provenientes de hogares con nivel educativo terciario o hasta universitario incompleto.

En el período considerado, estos dos grupos registran tendencias de participación relativamente lineales y decrecientes (R2 = 0,41 y R2 = 0,55: -0,16 y -0,26 puntos porcentuales al año; pasando del 55 % y el 26,5 % en 2001, al 51,9 % y 23,7 % en 2017, respectivamente).

Figura 2:  Fuente:  Ascendencia educativa entre los estudiantes con actividad efectiva en la Udelar por año (datos administrativos, 2000-2017) Procesamientopropio con base en datos de la USIEn (Errandonea et al., 2018) y Consultas de GEstud del SGB de SeCIU, Udelar. 

Como contraparte de dichas evoluciones, la proporción de hijos de universitarios, de forma estable y bastante más lineal (R2 = 0,93), registra incrementos interanuales del orden de los 0,42 puntos porcentuales, pasando de una participación del 18,6 % en 2001, a una del 24,4 % en 2017 (llegando al 24,8 % en 2015 y 2016).

Otro aspecto interesante surge de examinar la evolución de la participación relativa de los estudiantes provenientes de hogares terciarios no universitarios: no solo son los que pierden con mayor velocidad su representación relativa, sino que pasan de ser el segundo grupo en 2001 a ser el tercero en 2017: del 26,5 %, por sobre el 18,6 % de los hijos de universitarios, al 23,7 %, por debajo del 24,4 % de los hijos de universitarios.

Esta sola información legitima la necesidad de examinar la categorización con que se agrupan los niveles educativos de origen de los estudiantes universitarios.

Datos que, como inmediatamente veremos, permiten intuir niveles de menor relacionamiento funcional (condicionamiento o selección sistémica) entre la ascendencia educativa y el acceso a la universidad y la propia vida formativa que en relación con el logro final, en la obtención del título.

De manera que la lectura de cada situación curricular (inscripción, actividad y graduación) demanda ahora un interés específico por replicar este tipo de análisis para con los datos de egreso de la Udelar. En este caso, por las razones ya señaladas, la serie de tiempo examinada es de 2010 a 2017.

Ya se subrayó que la participación relativa al momento de la inscripción es un dato importante, que también lo es la capacidad de sostener dicha participación o, llegado el caso, de revertirla por obra de la constancia que se expresa en la actividad académica real. Pero que es aún más importante constatar el efecto o impacto final de naturaleza estructural. Ya que es esa la información que permite observar el cierre o no del ciclo de reproducción educativa.

A partir de la figura 3 se verifican y profundizan algunas de las tendencias ya señaladas. También se expresan procesos complementarios, que califican especialmente la importancia señalada de completar el análisis examinando la evolución de estos factores entre los egresados.

Figura 3:  Fuente:  Ascendencia educativa entre los egresados de la Udelar por año lectivo (datos administrativos 2010-2017) Procesamiento propio con base en datos de la USIEn (Errandonea et al., 2018), Consultas de Egresos del SGB de SeCIU y los Formularios de Egreso 2010 a 2018 de la DGPlan, Udelar. 

La evolución en el tiempo de la proporción de jóvenes provenientes de los hogares con menor nivel de instrucción entre los egresados de la Udelar en el período estudiado disminuye año a año. Además, lo hace a un ritmo superior al observado en relación con los ingresos y con la actividad académica anual. Esta disminución se registra a una tendencia decreciente media de -0,35 puntos porcentuales al año entre los provenientes de hogares sin terciaria y de -0,61 para los provenientes de hogares terciarios o que no completaron el nivel universitario, pero además lo hacen con significativas fluctuaciones anuales (R2 = 0,11 y R2 = 0,35, respectivamente).

Por su parte, los hijos de universitarios incrementan anualmente en 0,96 puntos porcentuales su participación relativa entre los graduados, con una estabilidad comparativamente más lineal que sus compañeros (R2 = 0,73).

En principio, una hipótesis de trabajo que viene cobrando robustez es que la permeabilidad de los filtros universitarios, ante el empuje de diferentes sectores sociales por transitar sus caminos, sigue siendo alta. Pero que dicha permeabilidad se debilita cuando llaga el momento de egresar, es decir, de otorgar/adquirir las acreditaciones profesionales finales.

El saldo de ocho años al inicio del nuevo siglo

Por último, interesa una mirada comparada de la evolución de la participación relativa de los grupos con diferente ascendencia educativa en cada una de las que se han denominado situaciones curriculares.

Con el objetivo de poder realizar una comparación válida, y teniendo en cuenta que para los egresados solo contamos con información a partir de 2010, se han comparado las diferencias de participación registradas en 2017, en las diferentes situaciones curriculares, a la luz de las registradas en 2010.

A partir de la figura 4 pueden examinarse las diferencias estructurales en la participación relativa de los diferentes orígenes, en los diferentes momentos considerados.

Figura 4:  Fuente:  Ascendencia educativa comparada 2010-2017 según situaciones curriculares (datos administrativos) Procesamiento propio con base en datos de la USIEn (Errandonea et al., 2018), Consultas de Egresos y GEstud del SGB de SeCIU y los Formularios de Egreso 2010 a 2018 de la DGPlan, Udelar. 

Sin duda, la Universidad de la República muestra, en cualquiera de las situaciones consideradas y en los diferentes momentos para los cuales se cuenta con información apropiada, niveles de permeabilidad importantes, en relación con el origen educativo tanto de sus aspirantes como de sus estudiantes y graduados.

Lo cual no nos inhibe de señalar que los niveles comparados de participación de los estudiantes según su procedencia educativa, así como la evolución de dicha participación, revelan situaciones claramente diferentes.

Si evaluamos estas situaciones con base en las tasas incrementales relativas registradas al comparar 2017 con 2010, obtenemos el mapa diferencial que se presenta en la tabla 3.

Tabla 3: Tasa incremental del período para los estudiantes inscritos, los estudiantes efectivos y los egresados de la Udelar según nivel de educación máximo alcanzado por los padres 

Nivel de educación máximo alcanzado por los padres Tasa incremental del período
Estudiantes inscritos 2001-2017 Estudiantes efectivos 2001-2017 Egresados 2010-2017
Hogar no terciaria 4,9 -4,2 -9,1
Hogar terciaria o universitaria incompleta -6,0 1,5 -5,0
Hogar universitaria completa -2,2 7,4 30,0

Fuente: Procesamiento propio con base en datos de la USIEn (Errandonea et al., 2018), Consultas de Egresos y GEstud del SGB de SeCIU y los Formularios de Egreso 2010 a 2018 de la DGPlan, Udelar.

Los jóvenes provenientes de hogares no terciarios registran un mayor deterioro relativo de su participación al considerar estadios de evolución académica mayores: de 2010 a 2017 incrementan su participación relativa entre los ingresantes a la universidad en un 4,9 %, pero la deterioran entre los cursantes en un -4,2 % y en un -9,1 % entre quienes finalmente se titulan.

Los provenientes de hogares terciarios no universitarios, en el mismo período, mejoran su participación entre los cursantes, a pesar de ingresar en menor proporción y al costo de deteriorar también su participación entre quienes finalmente se titulan (-6,0 %, 1,5 % y -5 %, respectivamente).

Sin embargo, los hijos de universitarios ingresan cada vez en menor proporción, pero sostienen crecientemente su participación relativa entre los que cursan y, fundamentalmente, entre quienes finalmente egresan (-2,2 %, 7,4 % y 30 %, respectivamente).

Adicionalmente, la participación de los hijos de universitarios en los últimos registros se revela superior a la de los terciarios no universitarios, que se observa claramente a partir de 2015.

Aspectos que conducen a una valoración más atenta de los estudiantes provenientes de hogares terciarios no universitarios. La participación relativa de este grupo, que, como vimos, era el segundo grupo más numeroso en 2001, tanto entre los estudiantes efectivos como entre los ingresantes, desciende al tercer lugar a partir de 2011 entre los estudiantes efectivos, y a partir de 2015 entre los egresados, cediendo terreno a los hijos de universitarios, para luego estabilizarse. Pero esta evolución no se replica entre los egresados.

En definitiva, parecería que nos encontramos ante un proceso por el cual ser hijo de universitario viene incrementando las chances relativas de alcanzar la graduación, y dado que las chances de los terciarios no universitarios parecen estabilizadas, o incluso con una incipiente tendencia incremental, lo hacen a costa de la consiguiente disminución en la participación relativa de los sectores de menor nivel educativo de procedencia.

Aspectos todos que permiten el ajuste y la corrección de presunciones apresuradas. Y la necesidad de afincar la valoración de la condición “democratizadora” de la Udelar en modelos de análisis longitudinales. Asimismo, llama la atención sobre la importancia de diferenciar adecuadamente entre los distintos niveles de logro educativo y, particularmente, la adquisición o no de las acreditaciones de cada nivel, que son los elementos que permiten valorar el saldo final de los circuitos de la movilidad social educativa.

La hipótesis natural de partida es que el origen afecta las posibilidades de acceder a la universidad, una vez en ella de transitarla y, finalmente, de llegar a acreditar la condición de profesional universitario.

Queda pendiente revisar el grado en que efectivamente el origen puede encontrarse asociado a otros factores estructurales, como la edad, el sexo y el lugar de nacimiento. Pero también el tipo y área de conocimiento de la formación.

Por el momento, y con los datos disponibles, parece evidente que no todos los caminos conducen a Roma. El acceso a una acreditación universitaria por nuestros padres en estas latitudes sigue representando un innegable “viento de cola” para muchos estudiantes.

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Contribución de autoría:

Todos los aspectos estuvieron a cargo del autor.

Notas:

Este trabajo ha sido aprobado unánimemente por el equipo editor luego de pasar por evaluadores en sistema doble ciego.

1 El concepto de ascendencia educativa, introducido originalmente por John Dewey en 1916, en su célebre ensayo Democracia y educación, en referencia al abolengo de las diferentes lenguas, ha sido recuperado por nosotros en un sentido diferente: hace referencia al nivel educativo máximo alcanzado en el hogar de procedencia de los estudiantes (Errandonea, 2016, p. 2). Dadas las restricciones y calidad de la información disponible, se ha utilizado el nivel educativo máximo alcanzado por el padre o la madre del entrevistado como indicador de aproximación a esta dimensión.

2 Estudiante activo neto (EstAN) es un indicador formalizado y calculado anualmente por la Unidad de Sistemas de Información de la Enseñanza de la CSE de la Udelar y ha sido definido como “Total de estudiantes en un determinado nivel de agregación institucional que, en el año t, no habiendo egresado en el correspondiente nivel en los años t-1 o t-2, registran al menos una actividad académica de rendición de curso o examen en los años t, t-1 o t-2 (sin importar su aprobación/reprobación, incluyendo, en calidad de actividad académica, su egreso en el año t) o se hubieran inscripto en el año t en dicho nivel (independientemente de haber o no realizado alguna actividad académica en dicho año)” (USIEn, 2020).

3 La carencia de datos sociodemográficos sobre los egresados se torna crítica al alejarnos en el tiempo. Por ello, no nos ha parecido prudente, dado el volumen de sin datos que se evidencia, presentar específicamente la información de la ascendencia educativa de los egresados para años anteriores al 2010.

4 El ritmo anual de incremento o disminución se estimó mediante funciones lineales de tendencia. Por ello es pertinente la incorporación de los valores de ajuste lineal que nos proporciona el coeficiente de correlación momento-producto de Pearson. El dato que nos proporciona permite determinar en qué grado y en qué sentido (directo o inverso) la relación entre la variable de interés específico (en este caso la participación relativa de los jóvenes provenientes de familias universitarias, pero a lo largo del artículo se aplicará a otras) y la variable año lectivo en que se registra el valor observado de aquella (que es siempre la variable de correlación) asume una distribución lineal (en todos los casos a un nivel de significación de 𝛼  0,05): es decir, en qué grado el valor de variación anual en puntos comunicado informa adecuadamente sobre la pendiente de la correspondiente recta de regresión y no nos induce a error de estimación del valor observado en cada año (Gujarati y Porter, 2010, p. 196; Hernández Sampieri et al., 2006, p. 453).

5Los últimos tres registros disponibles presentan cierta tendencia discrepante con lo señalado, pero para poder afirmar que se encuentra en proceso un cambio de tendencia será necesario contar con algunos años más de registros congruentes en dicho sentido.

Recibido: 20 de Diciembre de 2022; Aprobado: 22 de Febrero de 2023

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