Introducción
Las variaciones en los precios internacionales del maíz y la soja tienen repercusiones en los costos de alimentación de los cerdos en Uruguay, existiendo un permanente interés en la identificación y evaluación de alternativas nutricionales a estos alimentos clásicos. Un sustituto al maíz es el sorgo, un cultivo menos exigente en suelos y en aporte hídrico. La producción de sorgo uruguaya es destinada mayoritariamente al mercado interno, habiéndose cultivado en el año 2015 unas 136 mil ha, de las cuales se realizan 30 mil ha de sorgo bajo tanino por contrato con la empresa ALUR y 54 mil ha destinadas a elaboración de silos de grano húmedo para utilizar en predios lecheros (Methol, 2016). La producción total de sorgo en el año 2015 fue 491 mil t, similar a la de maíz para esa zafra, estimada en 497 mil t (Methol, 2016). El sorgo sintetiza taninos condensados (FEDNA, 2010), un complejo de polímeros fenólicos que actúan como protectores al ataque de pájaros y hongos (Latorre y Calderón, 1998; Cuitiño y Vera, 2016). Las variedades con alto tanino están siendo remplazadas en muchas partes del mundo por las que poseen menos de 0,4 % de taninos condensados (Fekete y Castaing, 1987; FEDNA, 2010). En Uruguay predominan los sorgos con contenidos medios de taninos condensados (entre 0,4 y 1,0 %) existiendo algunos cultivares de bajo tanino (BT), en su mayoría destinados a la elaboración de bioalcohol (Cuitiño y Vera, 2016). También se observa un aumento en el área de cultivo de sorgo BT destinado a silo de grano húmedo para la alimentación del ganado lechero.
Los cultivares de sorgo BT presentan menor rendimiento a la cosecha atribuible a daños por factores climáticos y pérdidas por consumo de aves (Cuitiño y Vera, 2016). Los taninos condensados tienen como desventaja sus efectos negativos sobre la utilización del grano por los monogástricos, pudiendo disminuir hasta un 30 % la eficiencia alimentaria (D’Alessandro et al. 1997; Garín, Barlocco y D’Alessandro, 2007; Chessa, 2015).
Los sorgos BT se caracterizan por su mayor valor nutritivo, sin diferencias con el maíz, siendo ambos netamente superiores a los sorgos con alto contenido de taninos (Cousins et al., 1981; Grosjean y Castaing, 1984; Louis, Lewis y Peo, 1991; Macías, Díaz y Martínez, 2012; Martínez, Macías y Díaz, 2012; Bauza et al., 2016).
La proteína del sorgo posee 54 % de kafirina, una proteína de baja digestibilidad, debido a la presencia de cisteínas que forman puentes disulfuros, insolubles (Nyannor et al., 2007; Liu, Selle y Cowieson, 2013). Bauza et al. (2016) determinaron que la digestibilidad fecal aparente (DFA) para cerdos de la proteína del sorgo, de contenido medio o bajo de taninos, presentado como grano seco molido, fue inferior a la del maíz, mientras que no presentó diferencias luego de un proceso de extrusado o de ensilado como grano húmedo. Esto confirma las observaciones de que a menos que se produzca la ruptura de los enlaces disulfuro, mediante procesos de fermentación o extrusado, la digestibilidad de la kafirina afecta negativamente el valor proteico del sorgo (Louis, Lewis y Peo, 1991; Nyannor et al., 2007; Garín, Barlocco y D’Alessandro, 2007; Tokach, Goodband y De-Rouchey, 2012; Liu, Selle y Cowieson, 2013).
La canola (CANadian Oil Low Acid) o Colza 00 es un derivado de la colza (Brassica napus y Brassica campestris) con bajos niveles de ácido erúcico y glucosinalatos (Hickling, 2001; Maupertuis et al., 2011; Maison y Stein, 2014). En Uruguay la canola se produce con destino a la elaboración de biodiesel. Souto y Rava (2016) estiman para la zafra 2015/2016 una superficie cultivada de 27 mil has y una producción de 45-50 mil toneladas, de las que se obtienen 25-30 mil toneladas de expeller.
La extracción de aceite para elaboración de biodiesel se realiza mediante presión, sin calentamiento previo, dando un expeller con mayor contenido de lípidos y menor proporción de proteína cruda, aunque de mayor valor biológico (Landero et al., 2012; Maison y Stein, 2014; Messerschmidt et al., 2014).
El expeller de canola es clasificado como «alimento proteico» con un contenido de proteína cruda de 33-38 % (Hickling, 2001; Berti, 2009; FEDNA, 2010) y 4-10 % de lípidos residuales, ricos en ácidos oleico y linoleico (FEDNA, 2010).
Normalmente en la extracción del aceite no se realiza decorticado de la semilla y el expeller contiene 30 % de cáscaras, que elevan el contenido de FDN (Mariscal-Landin et al., 2008). Sin embargo el contenido de fibra digestible es alto (7 %) debido a la presencia de pectinas (FEDNA, 2010).
El coeficiente de digestibilidad en cerdos del expeller de canola es inferior al de la harina de soja, atribuible al contenido de FDN (Berti, 2009; Liu et al., 2014), siendo mayor en adultos que en lechones (Seneviratne et al., 2010).
El contenido de energía digestible para el cerdo está determinado en gran medida por la cantidad de lípidos residuales del expeller, asociado al proceso de extracción y a la inclusión, o no, de las gomas que se retiran en el proceso de refinado del aceite. Grageola et al. (2013) señalan que el expeller obtenido por presión sin calentamiento previo del grano presenta mayor contenido de Energía Digestible (ED), asociado al mayor contenido de lípidos y mayor digestibilidad de los mismos. La metabolización de la ED es del orden del 95 % (Rojo Gomez et al., 2001), y la eficiencia de la utilización de la energía metabolizable es mayor que en otros alimentos, asociado al alto contenido de lípidos (Montoya y Leterme, 2011; Landero et al., 2012). Montoya y Leterme (2009) así como Grageola et al. (2013) observan que la relación Energía Neta (EN)/ED en el expeller es de 0,69, por encima del 0,54 considerado normal en los alimentos concentrados para cerdos. Contrariamente, Rojo Gomez et al. (2001) y Smit et al. (2014) resaltan un menor rendimiento de la ED en EN, asociado a las pérdidas calóricas que se generan en el proceso de utilización de la fibra.
La proteína de la canola posee elevado contenido de aminoácidos azufrados, pero relativamente bajo en lisina, por lo que aparece como un complemento nutricional para la harina de soja (Rojo Gomez et al., 2001; Liu et al., 2014). FEDNA (2010), González-Vega y Stein (2012) así como Eklund et al. (2014), señalan que la digestibilidad de la proteína del expeller de canola es menor que la de harina de soja, debido a que su fibra tiene un efecto de fijación de la proteína en una matriz estructural. La digestibilidad ileal de la lisina y aminoácidos azufrados del expeller de canola es inferior a la harina de soja, con valores entre 71 y 75 % (Sauer, Cichon y Misir, 1982; Seneviratne et al., 2010; Trindade Neto et al., 2012; Maison y Stein, 2014). Maison y Stein (2014) observaron que el proceso de extracción del aceite afecta la disponibilidad ileal de proteína y aminoácidos, que es mayor en los expellers que en las harinas, lo que atribuyen al efecto del calentamiento. Sauer, Cichon y Misir (1982) señalan que la sustitución total de la soja por canola como fuente proteica para cerdos es factible, siempre que se considere el mayor aporte en aminoácidos azufrados y menor en lisina de la canola. Por su parte, Albar, Chauvel y Granier (2001), Racz y Bell (1999) y Kiarie y Nyachoti (2007) concluyen que la asociación de harina de canola con arveja forrajera permite la sustitución total de la harina de soja en la dieta de cerdos en crecimiento-terminación, sin que se afecten los resultados productivos.
La arveja proteica o forrajera es una selección de arveja común (Pisum sativum hortense) utilizable tanto para alimentación humana como animal (Bariffi, 2002; Jezierny, Mosenthin y Bauer, 2010), con un valor nutritivo intermedio entre los cereales y la harina de soja (Castell, Guenter y Igbasan, 1996; Hickling, 2003). En Canadá y en Europa se utiliza en raciones para cerdos como alternativa a la harina de soja (Bourdon y Perez, 1982; Castell, Guenter y Igbasan, 1996; Crevieu-Gabriel, 1999; Hickling, 2003). En Uruguay la introducción de la arveja forrajera, de origen canadiense, data del año 2007, realizándose experiencias de cultivo y evaluaciones nutricionales de su inclusión en la alimentación animal, a nivel experimental y pruebas de campo por parte de productores (Bauza, Capra y Brastchi, 2013).
La semilla de arveja no contiene albumen y el almidón se almacena en las células del embrión (Grosjean et al., 1998; Hickling, 2003). Posee bajo contenido de polisacáridos no amiláceos (10-16 % de FDN y 8 % de FDA), con menos de 1 % de lignina. Contiene aproximadamente 5 % de α-galactósidos (sucrosa, estaquiosa, verbascosa y rafinosa) pero su potencial de generar gases en el tubo digestivo posterior es bajo (Castell, Guenter y Igbasan 1996; Hickling, 2003).
El contenido de proteína es variable (de 18 a 30 % de PC) dependiendo tanto de diferencias varietales (Grosjean et al., 1998) como de factores ambientales (Hickling, 2003). La proteína de las arvejas es más rica en lisina que la harina de soja (Perrot, 1995; Canibe y Eggum, 1997; Crevieu- Gabriel, 1999), pero posee niveles bajos de metionina, cistina y triptófano (Canibe y Eggum, 1997).
El contenido en aceites es bajo, del orden de 1,4 %, conteniendo ácidos grasos fundamentalmente insaturados (Hickling, 2003; FEDNA, 2010). Los valores de digestibilidad de la materia orgánica, proteína y energía de la arvejason del orden de 89, 86 y 87,4 %, respectivamente (Lund y Häkanson, 1986; Grosjean et al., 1998; Bauza, Capra y Brastchi, 2013). Montoya y Leterme (2011) observaron que la molienda del grano favorece su digestibilidad, aunque una molienda muy fina puede acelerar el tránsito digestivo reduciendo su hidrólisis y absorción (Crevieu-Gabriel, 1999; Le Gall et al., 2007). Bauza, Capra y Brastchi (2013) determinaron que dietas con 40 % de arveja tuvieron similares digestibilidades de materia seca, proteína y energía, que una dieta en base a maíz/harina de soja.
Canibe y Eggum (1997) determinaron que en cerdos una parte importante de la digestión de los carbohidratos de la arveja ocurre en el intestino grueso, como resultado de la degradación microbiana, generando ácidos grasos volátiles que son absorbidos casi en su totalidad (haciendo que la utilización digestiva total de los polisacáridos no amiláceos sea del orden del 70-80 % (Castell, Guenter y Igbasan, 1996; Stein y Bohlke, 2007; FEDNA, 2010; Stein, 2010).
La concentración de energía digestible para cerdos de las arvejas es similar a la del maíz o trigo (Bourdon y Perez, 1982; Stein, 2008; Montoya y Leterme, 2011; Bauza, Capra y Brastchi, 2013) el rendimiento en Energía Metabolizable es inferior al maíz debido a que parte se obtiene por fermentación en el intestino grueso (Stein, 2008).
La digestibilidad de la proteína de la arveja es similar o ligeramente inferior a la de la harina de soja, siendo ambas superiores a la harina de colza (Bourdon y Perez, 1982; Crevieu-Gabriel, 1999; Eklund et al., 2014). La digestibilidad ileal estandarizada de la proteína de la arveja es del orden de 80 %, existiendo un incremento relativo de la proteína de origen endógeno, que hace que la digestibilidad aparente sea considerada menor que su valor real (Perrot, 1995; Mariscal-Landin et al., 2008; Le Gall et al., 2007; Eklund et al., 2014). El valor biológico de la proteína de dietas conteniendo 20 o 40 % de arvejas no tuvo diferencias con la de una dieta testigo en base a maíz y harina de soja (Bauza, Capra y Brastchi, 2013).
En cerdos en engorde, Hickling (2003), Mathé, Monégar y Gillou (2003) y Bauza, Capra y Brastchi (2013) indican que con niveles de hasta 40 % de arveja, los resultados productivos no difieren de las dietas control. Castell, Guenter y Igbasan (1996) así como Bauza, Capra y Brastchi (2013) concluyen que, en la práctica, el nivel de inclusión estará definido por el balance en nutrientes de la dieta y su costo final y no por un límite de tolerancia de los animales. Castell, Guenter y Igbasan (1996) y Racz y Bell (1999) concluyen que es posible incluir las arvejas como único suplemento proteico si se agregan aminoácidos azufrados y triptófano sintéticos. Otra opción manejada por Racz y Bell (1999) y Kiarie y Nyachoti (2007) es sustituir la totalidad de la harina de soja de una ración para cerdos por una mezcla de arveja y harina de canola, considerando la complementariedad en la composición en aminoácidos de ambas proteínas.
Este trabajo se realizó con el objetivo general de determinar la digestibilidad fecal aparente y el metabolismo proteico para cerdos en recría de dietas en base a maíz o sorgo bajo tanino, donde se sustituye la harina de soja por una combinación de expeller de canola y arveja forrajera.
Sus objetivos específicos fueron evaluar el efecto de la sustitución del maíz por sorgo BT sobre la digestibilidad fecal aparente y el aporte proteico de las dietas, y determinar la incidencia sobre el aporte nutritivo de la dieta de sustituir la harina de soja por una mezcla de arveja forrajera y expeller de canola.
Materiales y métodos
El ensayo fue realizado en la sala de digestibilidad y metabolismo ubicada en la Estación de Prueba de Porcinos de la Granja de Sayago de la Facultad de Agronomía, entre marzo y mayo de 2015. El protocolo experimental fue aprobado por la Comisión de Ética en el Uso de Animales y avalado por resolución Nº 449 del Consejo de Facultad de Agronomía del 28/04/2014.
Se realizó una prueba de digestibilidad fecal aparente y metabolismo proteico con cerdos en recría, y se evaluaron dietas isoproteicas e isoenergéticas, con niveles similares en lisina, cistina y metionina, de acuerdo a las recomendaciones de la Tabla de Requerimientos para Ganado Porcino del NRC (2012). Se estudiaron seis tratamientos:
- T1: (dieta testigo): maíz molido + harina de soja
- T2: en base a maíz, + 11 % de harina de soja + 23 % arveja + 12,5 expeller canola
- T3: en base a maíz, + 5 % de harina de soja + 30 % arveja + 16,3 expeller de canola
- T4: sorgo bajo tanino + harina de soja
- T5: en base a sorgo BT, + 13 % de harina de soja + 13,5 % arveja + 15 % expeller canola
- T6: en base a sorgo BT, + 5 % de harina de soja + 35 % arveja + 15,3 % expeller de canola
Origen y características de los alimentos estudiados
El grano de maíz, la harina de soja y el expeller de canola fueron adquiridos en plaza. El sorgo BT provino de las partidas adquiridas por ALUR para la elaboración de biocombustible. La arveja forrajera fue obtenida a través de la Cooperativa CALMER, de un socio que la produce con fines comerciales y para utilización propia.
La composición química de los alimentos se determinó en el Laboratorio de Nutrición Animal de Facultad de Agronomía. Los resultados se presentan en el Cuadro 1.
Animales
Se utilizaron 24 cerdos machos, castrados, con un peso inicial de 43,43 (± 3,3) kg de peso vivo, de tipo genético uniforme (cruzamiento de las razas Large White, Landrace y Pietrain) provenientes de un criadero comercial. Los animales fueron mantenidos en igualdad de condiciones de alojamiento y alimentación hasta el comienzo del periodo experimental siendo asignados al azar a razón de cuatro por tratamiento.
Alojamiento
Durante el periodo experimental los animales se ubicaron individualmente en jaulas de digestibilidad, de dimensiones ajustables que contaban con comedero frontal tipo batea, bebedero automático tipo chupete, piso de rejilla y, en la parte inferior, bandejas para recolección de heces y embudo para recolección de orina en un recipiente móvil.
Alimentación
La oferta de alimento se estableció según el peso vivo de los animales y en base al aporte energético de la dieta testigo, siguiendo las recomendaciones de Noblet y Shi (1993) para estas pruebas: 2,4 veces el requerimiento energético para mantenimiento, estimado en 106 Kcal de Energía Metabolizable (EM) por kg de Peso Metabólico Corporal, calculado como KPV 0,75 (KPV = kg de peso vivo). Se asume que la EM = 0,96 ED. Para todos los tratamientos se ofreció el mismo aporte diario de materia seca (MS) y energía bruta (EB) por KPV que el testigo.
Las raciones experimentales fueron elaboradas de una sola vez al inicio de la prueba.
Las fórmulas porcentuales de las dietas y su composición química se presentan en el Cuadro 2.
Manejo experimental
Etapa de acostumbramiento
Se extendió por siete días desde que los animales fueron ubicados en sus jaulas hasta el comienzo de la etapa de recolección. En esta etapa se realizaron los ajustes en las jaulas para lograr una adecuada contención de los animales y permitir la colecta de las heces y orina en forma eficiente y sin contaminaciones.
Los animales fueron pesados al ser subidos a las jaulas para establecer la cantidad de alimento ofrecido, recibiendo durante este período la dieta correspondiente al tratamiento asignado.
Etapa de colecta
Se extendió durante cinco días. Se llevó registro diario por animal de las cantidades de alimento suministradas, los eventuales rechazos y la cantidad de heces y orina colectadas. La alimentación consistió en el suministro diario, en dos tomas iguales, a las 8 y 18 h, de las cantidades de alimento definidas por animal en función de su peso vivo. Diariamente, en la mañana, se realizó recolección total de las heces excretadas por cada cerdo, las que fueron pesadas, colocadas en bolsas de nylon identificadas y guardadas en freezer hasta la finalización del período de recolección. La totalidad de orina excretada por animal fue colectada en un recipiente colocado debajo de la jaula conteniendo30 ml de ácido clorhídrico 5N a los efectos de evitar la pérdida de N en forma de amonio. Se guardó diariamente 10 % de la orina emitida por animal, en recipientes plásticos que fueron mantenidos en freezer hasta el final del periodode colecta.
Manejo de las muestras recolectadas
Las heces fueron descongeladas al finalizar la etapa de colecta y mezcladas constituyendo dos muestras compuestas por animal que fueron secadas a estufa a 60 ºC, durante 72 horas. Al finalizar el secado se pesaron y molieron, conformando así la muestra para envío a laboratorio para determinar su composición química. Las muestras de orina se descongelaron y mezclaron en una muestra única por animal que fue enviada a laboratorio para determinación de N.
Análisis químico
Los análisis fueron realizados en el laboratorio de Nutrición Animal de Facultad de Agronomía.
En las muestras de heces se determinó: MS a 105 ºC, PC, EE, FDN y cenizas; por diferencia se obtuvo el contenido de carbohidratos solubles (CHOs) y por cálculo a partir de las concentraciones y los calores de combustión se estimó la EB. En la orina se determinó la concentración de N por unidad de volumen y, por cálculo, el total de N excretado por animal durante el período experimental.
Cálculos realizados y parámetros determinados
A partir de la información de las cantidades de alimento consumidas y su composición química se estableció la cantidad total y diaria promedio consumida de: MS, PC, FDN, CHOs y EB. Del mismo modo, a partir la cantidad de heces excretadas y su composición química se determinó la excreción total y media diaria de las mismas fracciones. A partir de la cantidad de orina emitida y su contenido en N se determinó la excreción urinaria total y media diaria de N.
Con esta información se realizó el cálculo de digestibilidad fecal aparente (DFA) de las fracciones: MS, MO, PC y EB a través de la fórmula:
DFA % = [(Cantidad consumida - cantidad excretada en heces)/ (Cantidad consumida)] x 100
Se determinó el valor biológico aparente de la proteína y el valor proteico neto aparente de las dietas en estudio.
Valor proteico neto (%) = [(N consumido - N en heces - N en orina)/ (N consumido)] x 100
Valor biológico de la proteína (%) = [(N consumido - N en heces - N en orina)/(N consumido - N en heces)] x 100
Diseño estadístico
El diseño estadístico utilizado fue parcelas al azar con distribución factorial de los tratamientos. La unidad experimental estuvo constituida por un animal. El modelo corresponde a una variable aleatoria con distribución normal, con la siguiente fórmula general:
Yi = μ + Ei + Pj+ EPij + εiep
siendo Yi la variable de respuesta; μ la media poblacional; Ei el efecto de la iésima fuente energética en estudio; Pj el efecto de la jésima fuente proteica; EPij el efecto de la interacción entre los factores y εiep el error experimental.
Los resultados fueron analizados estadísticamente mediante prueba F con niveles de precisión del 1 y del 5 % realizando, en los casos de encontrar diferencias significativas, la comparación de medias mediante la prueba de mínimas diferencias significativas (MDS) a iguales niveles de significación.
Resultados y discusión
Digestibilidad fecal aparente
Los resultados de digestibilidad fecal aparente de las fracciones analíticas de las dietas se presentan en el Cuadro 3.
Se registraron diferencias (p ≤ 0,05) entre tratamientos para la DFA de materia seca y energía. La dieta T4, en base a sorgo BT y harina de soja, tuvo mejor aprovechamiento digestivo de estas fracciones, mientras que no se detectaron diferencias de los demás tratamientos entre sí. No se observaron diferencias entre dietas para la digestibilidad de la MO y la PC. Los resultados de DFA agrupados por fuente energética (Cuadro 4) indican que las dietas en base a sorgo BT tuvieron mejor digestibilidad de la MS y E (p ≤ 0,01) que las que utilizaron el maíz como grano de base. Esta mejor utilización digestiva de las dietas en base a sorgo BT con respecto a las dietas con maíz había sido observada en algunos casos por Gaviria Retrepo (2003) y Nyannor et al. (2007), pero en general la bibliografía se refiere a la inexistencia de diferencias en la utilización digestiva de estos cereales (D’Alessandro et al., 1997; Macías, Díaz y Martínez, 2012; Liu, Selle y Cowieson, 2013). Bauza et al. (2016) observaron una tendencia a mayor digestibilidad de las dietas con sorgo BT, particularmente cuando es suministrado en forma de silo de grano húmedo, efecto que fue atribuido a la fermentación sufrida durante el proceso de ensilado, que estaría facilitando la actividad de las enzimas digestivas.
Estos resultados permiten reafirmar la tesitura, sostenida por Macías, Díaz y Martínez (2012), Martínez, Macías y Díaz (2012) y Bauza et al. (2016) sobre la posibilidad biológica de sustituir totalmente el maíz por sorgo BT en dietas para cerdos en engorde, realizando los ajustes necesarios de los demás componentes para mantener su aporte nutritivo.
Cuando la DFA de las dietas fue analizada en función de la fuente proteica (Cuadro 5), se observa que con 55 % de sustitución no se presentaron diferencias con respecto a las dietas con harina de soja. Se observaron diferencias (p ≤ 0,05) en la digestibilidad de la MS al sustituir 83 % de la harina de soja por la mezcla de arveja y expeller de canola, efecto que estaría asociado al mayor contenido en FDN de las dietas incluyendo expeller de canola, que disminuye la digestibilidad, como mencionan Grageola et al. (2013) y Maison y Stein (2014). Sin embargo, no fue observada reducción de la digestibilidad de PC, MO y E como Liu et al. (2014).
Esta observación se explicaría, en primer lugar, porque el nivel de inclusión de expeller se mantuvo en el entorno del 15 %, recomendado por Seneviratne et al. (2010) y Trindade Neto et al. (2012). En segundo lugar se deben considerar las características de la fibra de la canola, con una importante proporción de fibra digestible, dado por su alto contenido en pectinas, como lo indican Mariscal-Landin et al. (2008) y FEDNA (2010), que permitirían valores de digestibilidad superiores a lo esperado para el nivel de FDN. Por otra parte el nivel de inclusión de arveja estuvo por debajo de 40 %, límite máximo recomendado por Hickling (2003) y Mathé, Monégar y Gillou (2003), corroborado por Bauza, Capra y Brastchi (2013), para no afectar los valores de digestibilidad ni la performance de los cerdos.
Se plantea que sería posible sustituir hasta 83 % de la harina de soja, en dietas para cerdos, por una combinación de arveja forrajera y expeller de canola, respetando los límites de inclusión recomendados para estos alimentos, sin que se vea afectada la utilización digestiva de las mismas.
Valor proteico
El valor proteico de las dietas, expresado como valor biológico aparente de la proteína y valor proteico neto aparente se presenta en el Cuadro 6. No se observaron diferencias entre dietas para los indicadores analizados, como tampoco cuando se realiza la comparación agrupando los resultados de acuerdo a la fuente energética o proteica de la dieta (Cuadros 7 y 8).
En este caso, no se apreció el efecto negativo de la karfirina del sorgo sobre el valor proteico de la dieta, como fue señalado por Louis, Lewis y Peo (1991); Nyannor et al. (2007); Garín, Barlocco y D’Alessandro (2007); Tokach, Goodband y DeRouchey (2012) y Liu, Selle y Cowieson (2013). Sobre este punto se hace notar la mejora genética realizada en el sorgo, que ha favorecido sus condiciones nutritivas (Goodband y Tokach, 2016) y que el resultado observado es el producto de la interacción de los distintos componentes de la dieta.
Un aspecto que caracteriza la proteína de la canola es su bajo contenido en lisina y alto en aminoácidos azufrados (Rojo Gomez et al., 2001; González-Vega y Stein, 2012; Eklund et al. 2014), mientras que la arveja es rica en lisina y pobre en cistina y metionina (Perrot, 1995; Canibe y Eggum, 1997; Crevieu-Gabriel, 1999; Bauza, Capra y Brastchi, 2013). Estos resultados confirman la complementariedad nutricional de las proteínas de la arveja forrajera y el expeller de canola, aspecto sostenido por Racz y Bell (1999), Kiarie y Nyachoti (2007) y Albar, Chauvel y Granier (2001), confirmando que en la medida que se ofrezca a los animales en crecimiento dietas que realicen un adecuado aporte en los aminoácidos esenciales limitantes, lisina y cistina/metionina, su valor nutricional no se ve afectado.
Estos resultados, obtenidos respetando los niveles de inclusión surgidos de trabajos anteriores, permiten pensar en la factibilidad de sustituir un importante porcentaje de harina de soja de la dieta de cerdos en engorde por una combinación de arveja forrajera y expeller de canola sin que se afecte su valor proteico. Se plantea que se debería estudiar la sustitución total de la soja por una combinación de arveja y expeller de canola, manteniendo el aporte en aminoácidos esenciales en los valores recomendados para la categoría, incluso mediante aminoácidos sintéticos.
Conclusiones
Es posible la sustitución total del maíz en dietas para cerdos en engorde por sorgo de bajo tanino sin que se vean afectados sus parámetros de digestibilidad y valor proteico. La sustitución de hasta 83 % de la harina de soja como fuente proteica para cerdos en engorde por una combinación de expeller de canola y arveja forrajera, respetando los límites de inclusión recomendados para estos alimentos, no modifica la digestibilidad ni el valor proteico de las dietas. Se recomienda continuar los estudios, remplazando la totalidad de la soja por una combinación de arveja y expeller de canola o incluyendo aminoácidos sintéticos que permitan cubrir los aportes establecidos para la categoría en estudio.
Estos resultados deben ser corroborados mediante estudios de respuesta productiva de los animales, en términos de velocidad de crecimiento y eficiencia de conversión del alimento, asociados a su vez al resultado económico.