Historia del templo
La Iglesia “Santiago de Curahuara de Carangas” (Matas Musso, 2011) se levanta a fines del s. XVI sobre un antiguo templo indígena en un caserío edificado según el típico trazado urbano hispanoamericano en damero, basado en un sistema racional de cuadrícula heredado de las ciudades campamento romanas y que en la América Hispana se propagan sobre todo por la rapidez de la colonización. La historia documental de esta iglesia empieza en el año de 1587, según reza la inscripción de una de las campanas que se encuentra en la torre exenta del S. XVIII, por esto se puede decir que su edificación se realizó por el año 1580 o antes.
La primera referencia de la misión doctrinal altiplánica de Curahuara es de 1572 cuando el clérigo Hernán Gutiérrez solicita a la Audiencia de Charcas que le paguen “dos meses y medio que sirvió en los Carangas haciendo la doctrina” (Claros, 2012, p. 11) y el primer dato sobre la materialización del templo es de 1577 en ocasión del pago de los ornamentos y la campana:
Sovre de qué se librará los ornamentos y canpana de Curaguara. Este dicho día se votó sovre de qué se pagarán el ornamento y campana del rrepartimiento de Curaguara, el señor Presidente y el señor licenciado Vera fueron del parescer que se pague de falta de doctrinas, el señor licenciado Matienço y el doctor Barros y doctor Peralta fueron del parecer de lo que salió decretado (Claros, 2012, p. 14).
La indicación de “ornamentos y campana” es una clara referencia a la existencia de una capilla en Curahuara o, tal vez, una modesta iglesia que requería de estos implementos para las tareas propias de las celebraciones litúrgicas. Probablemente en cumplimiento de disposiciones anteriores, como la emanada de la “Instrucción de 1545 de Hierónimo de Loayza” que expresamente decía: “Donde residiere el cacique se haga una casa a manera de iglesia, se adorne, coloque alguna imagen y que se junten los indios para oír la doctrina cristiana, se diga misa, se administre los sacramentos” (Claros, 2012, p. 15). Figura 1
Pero el dato exacto de la construcción del templo lo tenemos en el interior del mismo en una pintura que indica que: “SE HISO ESTA YGLESIA EL AÑO DE 1608. SIENDO CVRA DON JVAN ORTIS VITASOL. GOVER NADOR BALTASAR CACHAGAS SECVNDA GO(N)ZALO LARAMA”
Esta aseveración puede ser confirmada por la Carta de Ladislao Aldunate al Arzobispo de La Plata (Pedro José Cayetano) y por la carta del padre Fidel Arzobispo de La Plata. Al padre Ladislao le causa extrañeza y profunda tristeza que en la parroquia no se encuentra un solo libro de fábrica, desde 1608, año de su fundación y menos aún de los párrocos inmediatamente anteriores a él, padre Pablo Rejas y padre Eulogio Gemio. Esto fue escrito el 4 de octubre de 1893, del padre Fidel al Arzobispo de La Plata. El padre Fidel expresamente dice que en la iglesia de Curahuara no existe libro de fábrica desde la fundación que pasan tres siglos. Esto informaba a Mons. Sebastian Pifferi, en su carta del día 5 de abril de 1907 (Claros, 2012).
Con el paso del tiempo el templo sufre alteraciones tal como indica Eulogio Jémio (cura interino) quien, para asumir sus funciones, realiza un inventario el día 3 de diciembre de 1889; y luego remite al arzobispo de La Plata un informe sobre el estado en que encontró el templo indicando que:
Templo. Debió haber sido “muy decente y hermoso” en épocas lejanas. Actualmente se encuentra en completa ruina. Se espera un desplome casi seguro en la próxima estación de lluvias; el arco taral (sic) que esel que sostiene todo el techo se había caído ya hace dos años (en 1887). Este derrumbe causó la muerte de dos pobres indios, durante la celebración de la Misa. El padre Jémio opinaba que no era posible reparación alguna, lo conveniente sería aprovechar el maderamen y las vigas. Para cualquier trabajo debería consultarse a los comunarios, los vecinos y tener el permiso del arzobispo”. Afortunadamente no se procedió a la demolición solicitada por el cura interino continuando el templo su derrotero y vaivenes en el tiempo (Claros, 2012, p. 25).
El templo, de los más importantes de Bolivia, refleja por su implantación urbana y arquitectura rasgos que develan la influencia de lo ibérico en su arquitectura, por ejemplo: la implantación como iglesia “de lado”, la ubicación del campanario que va ”adosado”, la temática evangelizadora de la pintura mural y también contrastes, como la elaboración de conceptos espaciales que adquieren un valor diferente al español por las necesidades de la cristianización, donde el valor no está en la arquitectura exterior sino en el mensaje interior. Figura 2
Implantación urbana como iglesia “de lado”
El pueblo de Curahuara de Carangas se encuentra a 3.898 metros sobre el nivel del mar, en la provincia Sajama del departamento de Oruro. Los valores hacen a la historia de este pueblo que actualmente se encuentra prácticamente vacío, pero que en su momento tuvo gran importancia en el territorio boliviano por ser el sitio donde se encontraban los Carangas, pueblo aymara de gran personalidad. El papel de Curahuara en la historia social de Bolivia tiene la particularidad de contar con la proximidad del volcán “Sajama”, el nevado más alto de nuestro país, dando al pueblo un entorno natural muy significativo.
La estructura del pueblo es el damero y en él se encuentra inserto el templo que se encuentra ubicado “de lado”, según escribe Nicolini (1997) en su artículo “La relación de la iglesia con el espacio urbano en Hispanoamérica” los rasgos de la cultura española transferidos a América dentro de lo que se llamaría la “Cultura de la Conquista” se traduce en la preponderancia de Andalucía en donde se hizo común la purificación de las mezquitas para convertirlas al culto cristiano, esto lleva a que se haga habitual el uso del espacio de forma distinta al tradicional constantiniano haciéndose la conexión a través de las puertas como en el urbanismo musulmán, siendo de “…destacar la adopción de la puerta hacia la plaza como puerta principal por parte de la iglesia…” (Nicolini, 1997, parr.23).
Continúo citando a Nicolini “… definido hacia 1530 el tipo urbano de la cuadrícula a gran escala, la iglesia debió integrarse a la edificación de la manzana en un solar cuadrado de 60 m de lado; y como su tamaño era reducido, se hizo posible -y seguramente hasta deseable- disponerla con el eje litúrgico paralelo a la calle de la plaza. En todas las iglesias (ya mencionadas) que se situaron de este modo debió utilizarse como acceso principal, no el de los pies -aunque se resolviese con una fachada ornamentada- sino una portada abierta en algún punto del muro de la nave lateral que miraba hacia el espacio público de la plaza. De tal modo, la dirección del acceso resultó perpendicular a la de los espacios interiores longitudinales de las naves, es decir al eje litúrgico” (Nicolini, 1997, parr. 5).
Este sería el caso de nuestra iglesia en estudio encontrándose dispuesta de forma paralela a la calle que la separa de la plaza con la entrada principal “de lado”, no teniendo entrada cabecera, ubicándose en disposición medieval, puesto que no da importancia a la perspectiva desde la plaza.
La disposición “de lado” se da dentro del programa de atrio, capilla miserere y posas, donde la sacralización de los espacios urbanos adquiere una presencia indudable remarcando el sentido ritual y procesional de las celebraciones sagradas.
Descripción del edificio
Curahuara es una iglesia de nave única, presbiterio ochavado, sacristía y baptisterio adosados a la nave, coro en forma de “U” de adobe, torre campanario exenta -aunque se ve una anterior adosada-, atrio y miserere, no se observan las posas aunque seguramente las tenía: “…puede suponerse que estas eran fabricadas provisionalmente para fiestas como el Corpus Christi, tal es el caso de Laja y Tiwanacu” (De Mesa y Gisbert, 1997, p. 152). La portada es de estilo purista policromada en rojos y verdes, exteriormente está rodeada de gruesos contrafuertes. Interiormente está totalmente decorada con pintura mural. Figura 3
Análisis morfológico, funcional y tecnológico de la iglesia de Curahuara de Carangas
El análisis morfológico de la iglesia de Curahuara de Carangas está condicionado por la implantación medieval-mudéjar de la iglesia y al mismo tiempo por algunas características renacentistas en la composición. En las iglesias andaluzas la volumetría del edificio está en relación directa a las funciones y a los espacios definidos interiormente como la nave única, el presbiterio, las capillas adicionales y la torre campanario: “las iglesias mudéjares sevillanas, aprovechando a veces el volumen mismo o los cimientos del alminar preexistente, levantaron su torre-campanario como volumen yuxtapuesto al cuerpo de la iglesia en diversas posiciones relativas, predominando, sin embargo, la posición hacia los pies” (Nicolini, 1997, parr. 10). Este es el caso de la iglesia en estudio donde cada uno de los componentes funcionales se expresa en la volumetría del conjunto, el campanario es un elemento exento, pero se encuentra otro anterior a medio terminar en los pies, rasgo renacentista que muestra la diferencia con las iglesias medievales que lo tenían adosados y de a pares. Figura 4
Funcionalmente responde a la estructura característica de la arquitectura de la Real Audiencia de Charcas: iglesias de atrio, posas y miserere. Recordemos que el atrio responde a un fin eminentemente religioso y a la búsqueda de la inculturación: la catequización en masa. Interiormente tenemos las funciones eclesiales bien diferenciadas: presbiterio para la celebración de la Santa Misa, sacristía para el guardado de los objetos litúrgicos, nave para que los fieles participen en las celebraciones litúrgicas y baptisterio para la celebración del Bautismo, y exteriormente el mencionado atrio para la evangelización en masa.
La elaboración de conceptos espaciales para la comprensión de la arquitectura del viejo mundo pierde aquí valor en lo que a su estructura se refiere, adquiriendo uno nuevo dado por las necesidades de la evangelización. La tipología original renacentista pasa de ser un concepto espacial en sí mismo a ser un soporte para la nueva expresión, una especie de contenedor neutro, que señala los límites de “la dominación cultural”. Estamos entonces ante cualidades del lenguaje que dependen estrechamente de su finalidad cargada de significados exclusivamente religiosos. Además, el análisis funcional habla de una continuidad espacial concatenándose el espacio del atrio con el de la plaza conformando dos explanadas unidas entre sí, teniendo la zona techada menores dimensiones que la abierta. Figura 5
En cuanto a la tecnología, la iglesia está construida con paredes de adobe y techo de paja, materiales del lugar. Exteriormente está rodeada de contrafuertes y presenta dos torres, también de barro. Por causas de asentamientos, ya sea por sobrepeso de la cubierta de paja y entortado de barro (que en un principio era de teja) y/o problemas de suelos, los muros sufrieron grietas de distintas profundidades y riesgos, por ello en el transcurso de los siglos se fueron añadiendo contrafuertes ciegos y en otros casos contrafuertes con arbotantes (Matas Musso, 2011, p. 71).
Sin embargo, la práctica de añadir contrafuertes no ha dado los resultados esperados por dos razones fundamentales. La primera tiene que ver con la razón de ser de estas estructuras que funcionan como fuerza opositora y de estabilidad ante cargas laterales, propias de los templos europeos cuyas cubiertas están resueltas con arcos. La segunda tiene que ver con añadir cargas verticales, trasmitidas por los elementos de anclaje y entrabe con los muros existentes; estas cargas adicionales, más que coadyuvar a mantener la estabilidad de los muros, generan fisuraciones nuevas por cargas verticales excesivas.
En cuanto a su valor patrimonial, es una de las mejores conservadas actualmente. Las intervenciones que sufrió a lo largo del tiempo no destruyen su concepción original y las últimas realizadas entre 1984 y 1985, si bien no responden a criterios patrimoniales en su totalidad, por la envergadura de las intervenciones no destruyen el patrimonio: cambio de cubierta de la sacristía y baptisterio, eliminación de un contrafuerte en la sacristía, sujeción y arreglo en la pila bautismal y arreglo de las gradas del coro. Gracias a una donación del gobierno alemán en el 2011 se realizaron algunas intervenciones en relación al revoque exterior, iluminación interior y modificaciones en el atrio. De estas intervenciones solamente el diseño del atrio ha sufrido la incorporación de elementos que disminuyen su valor patrimonial (Matas Musso, 2011, p. 71).
Análisis de sus referentes
Si comparamos la iglesia de Curahuara con otros templos cercanos encontramos muchas de las similitudes que reflejan las pervivencias ibéricas en todo el altiplano: la fachada principal de lado, el edificio de severa monumentalidad y la planta de nave única. Los ejemplos más similares están dentro del departamento de La Paz, entre ellos tenemos a la iglesia de Caquiaviri (1560), a la iglesia de Callapa (1560), a la iglesia de Calamarca (s. XVI) y a la iglesia de Copacabana (1631), entre las más destacadas (Cfr. cuadro comparativo) Figura 6
Cualidades arquitectónicas interiores
Interiormente la iglesia tiene una gran riqueza dada por su pintura mural: las más antiguas son de 1608 y otras de 1777, según consta en el epígrafe de la Virgen de la Soterana de Nieva: “SE PINTÓ ESTA IGLESIA SIENDO CURA DON FRANCISCO YGNACIO MARTÍNEZ DE LA CIUDAD DE LIMA. AÑO DE 1777”. Figura 7, Figura 8 y Figura 9
Los investigadores De Mesa y Gisbert señalan al respecto:
La parte más antigua es la del artesón que cubre el presbiterio con la temática de Cristo triunfante rodeado de los apóstoles. Todas las figuras son muy esbeltas respondiendo al gusto manierista de la época. El conjunto busca mostrar la gloria de Cristo resucitado en todo un cielo estrellado, también son antiguas las dos composiciones sobre el arco triunfal … La pintura de los muros tanto de la nave como del presbiterio, parecen más modernas excepto la Magdalena y San Jerónimo que pueden adscribirse al 1608. … En el presbiterio se observan composiciones dieciochescas de factura francamente popular. Sobre la nave los murales son de idéntica factura, al parecer sobre todo ’El Juicio‘ y la ’Ultima Cena‘ han sufrido repintes en el S. XIX que han oscurecido la pintura (De Mesa y Gisbert, 1997, p.283).
El coro en su diseño arquitectónico tiene ciertos aires al Palacio del emperador de Estambul y en su decoración muestra un ajedrezado árabe junto a flores y jarrones. En el fondo se encuentra la pintura del Sagrado Corazón. La sacristía tiene una decoración de salón en base a pavos reales, pájaros y floreros. En el Baptisterio tenemos una compleja composición netamente catequética. “Tanto el coro, como la sacristía y el baptisterio muestran una alegría y una frescura propia del barroco dieciochesco” (De Mesa y Gisbert, 1997, p.282). En el almizate el sol y la luna sobre cielo estrellado con el Espíritu Santo y poblado de querubines, en los faldones escenas del Antiguo Testamento. Figura 10 y 11
En la nave encontramos las escenas más importantes como: el Nacimiento de Jesús, el Juicio y la Última Cena. En la faldeta de artesón sobre el arco triunfal está la imagen de Santiago con armadura en primer plano: queda esta frente a la nave que se cubre con artesón simulado de simples flores sobre cuadrícula. Al lado contrario, la escena de San Martín de Tours dando su capa a un pobre, el santo está vestido según la moda de Felipe II. Del lado del presbiterio tenemos a los apóstoles y del otro lado el Bautismo de Cristo. Figura 12
El interior de la Iglesia de Curahuara nos habla de una tipología lingüística peculiar: al tener una arquitectura muy pobre, es el interior con su rica decoración mural el que nos habla de los valores religiosos que quiere transmitir la Iglesia en su afán evangelizador, que parece centrarse exclusivamente en el tratamiento de las superficies horizontales y verticales. Lo cierto es que la tipología espacial original pasa de ser un espacio pobre a ser un espacio riquísimo con un concepto espacial significativo en sí mismo, dejando a la arquitectura como una especie de contenedor neutro, aceptado como un dato “natural”, que señala, no obstante, los límites de una dominación cultural no totalmente aceptada.
Una cualidad ibérica la encontramos en la temática: durante el s. XVII el mundo europeo está teñido con la idea de la muerte. La evangelización encuentra en el más allá un dato interesante para adoctrinar a los fieles, de esta manera no es de extrañar que la pintura más importante de Curahuara esté referida a las Postrimerías, resulta interesante ver cómo la igualdad racial está presente, ubicando de igual manera en el infierno a un indio y a un español.
El pensamiento de la cultura indígena manejaba diferentes métodos de articulación y análisis, con su propia racionalidad incompatible con la europea. Ese mundo donde todo se mezcla encontró en este tipo de obras de arquitectura una expresión mestiza, donde frente a un exterior tan pobre el interior aparece sobrecargado y ecléctico, con un recargamiento pictórico que nos recuerda el horror vacui barroco.
Este templo es fruto de dos modos de pensamiento: el europeo y el indio, dos modos de concebir la vida, dos cosmovisiones diferentes, dos modos de ver el sitio del hombre en el mundo, dos mundos que confluyen de una manera nueva en el sincretismo del nuevo culto y en el sincretismo del resultado arquitectónico.
Contrastes con lo ibérico en relación al paisaje natural y urbano
A diferencia de las antiguas ciudades españolas, la iglesia no establece una relación de continuidad formal con lo existente, esto se debe a la precariedad de la arquitectura doméstica que la rodea y, al tratarse de un pueblo nuevo, a la falta de una memoria colectiva anterior. Esta discontinuidad es una característica que aparece en distintas manifestaciones del quehacer arquitectónico y urbano en la mayoría de los pueblos de Bolivia. Dependerá de nuestro juicio que valoremos positiva o negativamente esta situación que nos muestra una cultura joven que está comenzando a dar sus primeros pasos en lo que se refiere a la construcción de su historia arquitectónica. Por mi parte pienso que esta discontinuidad es positiva desde dos puntos de vista: en primer lugar porque refleja la fragmentación que muestra la simbiosis de dos culturas que aún hoy no llegan a unirse totalmente, cada una con su personalidad propia, esta peculiaridad tan fuerte en el territorio boliviano es parte de su identidad cultural y aunque posteriormente se hable de un estilo mestizo este estilo no es otra cosa que la superposición de lo local a lo occidental o viceversa; por otra parte, refleja el papel evangelizador de la Iglesia, este templo es un símbolo religioso, es un hito arquitectónico caracterizante que contribuye a construir la imagen urbana de la ciudad imponiendo su propio significado.
En lo que se refiere a la relación del edificio con el entorno mediato y la naturaleza que lo rodea, la fragmentación es evidente tanto por las características naturales como por los valores culturales precolombinos: el arte rupestre y los chullpares. El diálogo entre el templo y el Sajama no existe, cada uno parece competir con el otro por el papel protagonista, sin embargo, ese “no diálogo” se desarrolla en un marco de respeto, no hay collage. Entraríamos a lo que dice Marina Waisman “… este panorama de discontinuidades se asienta en las estructuras profundas” (1993, p. 54), estructuras que nos permiten descubrir capas de larga duración en la estratificación histórica ayudándonos a llegar a pautas positivas de valoración de nuestro patrimonio. Lo mismo podríamos decir del arte rupestre y los chullpares: no hay diálogo, pero hay respeto, el mismo respeto de algunos, pero ciertos, misioneros hacia el indio.
Conclusiones
En relación a las relaciones o pervivencias tenemos:
1. España tiene una influencia determinante en la implantación de la iglesia que sigue el criterio medieval-mudéjar, ubicándose “de lado”. Como consecuencia, la dirección del acceso resultó perpendicular a la de los espacios interiores longitudinales de la nave, es decir al eje litúrgico, características también de raíz mudéjar.
2. La estructura de la iglesia muestra la influencia del purismo español, que se traduce en el techo de casetones pintados, el uso del arco de medio punto y el efecto general del edificio de severa monumentalidad y equilibrio.
3. Morfológicamente responde a sus funciones interiores, se destaca la ubicación del primer campanario adosado en forma renacentista, recordando la ubicación del minarete y constituyéndose en un hito urbano.
4. Los materiales son los del lugar: barro y paja, no habiendo transferencia en este tema.
5. Interiormente está decorada con rica pintura mural que muestra la filiación ibérica en cuanto a la temática, sin embargo, la resultante es local.
En relación a los contrastes podemos mencionar: