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Revista Médica del Uruguay

versão impressa ISSN 0303-3295versão On-line ISSN 1688-0390

Rev. Méd. Urug. vol.37 no.3 Montevideo set. 2021  Epub 01-Set-2021

 

EDITORIAL

La pandemia de COVID-19, Twitter y la comunicación científica

The COVID-19 pandemic, Twitter and science communication

A pandemia de COVID-19, Twitter e a comunicação científica

Maximiliano Berro1 

1Prof. Adj. Cátedra de Hemoterapia y Medicina Transfusional. Hospital de Clínicas, Facultad de Medicina, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.


A medida que se desarrolló la pandemia de COVID-19, las redes sociales se inundaron de contenido sobre esta enfermedad. Aunque todas las plataformas de redes sociales (por ejemplo Instagram, YouTube, Facebook, etcétera) nos brindan información sobre salud y medicina, actualmente Twitter es la más utilizada para la comunicación entre la comunidad médica1.

Twitter es un servicio de microblog y red social en el que los usuarios publican mensajes utilizando tuits que están limitados a 280 caracteres. Durante más de una década, se ha utilizado cada vez más como una plataforma donde los médicos y los científicos en general intercambian conocimientos, información y comentarios.

La pandemia de COVID-19 ha provocado una avalancha de información en las redes sociales, a las cuales tenemos acceso permanente gracias a la disponibilidad casi universal de Internet. Desde su comienzo y principalmente en el transcurso del primer año, la sed de información fue casi tan grande como la necesidad de nuevos tratamientos.

Twitter se ha erigido como la red social preferida por los científicos y los profesionales de la salud para compartir los resultados de sus investigaciones e información importante, contribuyendo a difundir y democratizar el discurso científico. La principal razón por la que ha aumentado su popularidad en la medicina es que permite a los médicos llegar a una audiencia muy amplia, desde otros médicos hasta estudiantes, pacientes y público en general. Muchos lo utilizan por su potencial para compartir y promover la investigación biomédica, al permitir que investigadores y médicos se conecten y compartan investigaciones sobre nuevos tratamientos, problemas clínicos o estudios de casos clínicos interesantes. Por otro lado, su uso entraña un riesgo potencial. Si bien la información encontrada en Twitter tiene las ventajas mencionadas, no todo lo publicado es correcto y preciso. Es posible encontrar muchas contribuciones voluntarias de expertos con la intención de realizar declaraciones precisas y basadas en la evidencia. Pero es bastante fácil para los no expertos, los informados incorrectamente o aquellos con intereses comerciales, presentar sus opiniones como hechos y en apariencia tener la misma credibilidad. Tales escenarios pueden ser particularmente problemáticos para pacientes o estudiantes, quienes pueden tener dificultades para distinguir fuentes confiables de fuentes no confiables2.

Los principales congresos promueven actualmente estrategias digitales de comunicación para los que asisten en forma presencial o virtual, siendo Twitter el medio más frecuentemente utilizado. La difusión instantánea de nuevos conocimientos e interacciones en línea ha magnificado enormemente el alcance de las conferencias médicas, facilitando también las oportunidades de conexiones profesionales3.

El número de artículos publicados sobre COVID-19 ha sido enorme, con más de 300 por día durante parte del año 2020. Twitter ha sido invaluable para ayudar a identificar y compartir los más importantes4. La optimización del acceso al conocimiento es importante durante una pandemia, ya que las decisiones clínicas deben tomarse con evidencia limitada, y los resultados de las investigaciones que podrían cambiar la práctica pueden ser publicadas en cualquier momento. Mediante el uso de Twitter podemos mantenernos al día con la enorme cantidad de información que se genera en forma permanente y nos permite además la discusión en tiempo real de nuevas publicaciones.

La exposición de los artículos científicos a las redes sociales puede traducirse en una mayor difusión y ampliar el alcance de los artículos publicados. Existe evidencia que demuestra que la presencia en Twitter da como resultado un número significativamente mayor de citaciones de los artículos, destacando el impacto académico duradero de la actividad en las redes sociales5.

Ante una enfermedad como la causada por el virus SARS-CoV-2 con una importante morbimortalidad en algunos grupos de pacientes, se utilizaron varios tratamientos no aprobados, basados en evidencia teórica o in vitro de un posible beneficio. Lamentablemente, los ensayos controlados aleatorios han sido escasos y la mayoría de esos tratamientos experimentales se utilizaron en gran medida fuera de los ensayos clínicos. El resultado es que muchos pacientes en todo el mundo han sido expuestos a tratamientos inefectivos. Por muy tentador que sea intentar algo en una situación crítica, todos los tratamientos pueden tener efectos adversos y estos pueden ser perjudiciales. Twitter se reveló como una plataforma muy útil para la rápida difusión de información sobre la mejor evidencia disponible, lo cual hubiera sido imposible de lograr con la misma rapidez mediante el sistema científico tradicional de revistas impresas o electrónicas. Además, ha sido muy relevante la difusión de protocolos/guías de tratamiento elaborados por las sociedades científicas y servicios académicos en la comunidad médica a través de esta red.

En muchos aspectos, el uso seguro y responsable de las redes sociales refleja el comportamiento profesional de la vida real. Es importante que los médicos recuerden que su presencia en las redes está dentro del ámbito público y, por lo tanto, puede tener implicaciones éticas y/o legales. Es imperativo evitar compartir información médica confidencial, también es importante que los comentarios realizados sean profesionales y respetuosos. Los comentarios ofensivos o degradantes no son aceptables y pueden afectar la reputación de los centros de salud, equipos e individuos.

Es sorprendente pensar que los médicos de todo el mundo podemos acceder a la misma información con el simple uso de una aplicación en el teléfono. Aunque el usuario debe permanecer alerta y discernir ante lo que se le presenta, las instituciones y referentes respetados pueden dar a los profesionales de la salud de todo el mundo conocimientos muy útiles para combatir la pandemia. Twitter emerge como una plataforma innovadora para ofrecer educación médica continua, capitalizando los beneficios y los aspectos prácticos de la colaboración entre diferentes actores, convirtiéndose en una plataforma de aprendizaje, y ofreciendo un medio accesible para mejorar la formación médica.

La capacidad de Twitter para permitir el intercambio de información y obtener la mejor evidencia disponible ha reforzado su papel en la comunicación médica y científica de una manera que seguramente sobrevivirá a la pandemia de COVID-19. El uso de Twitter ayuda a los profesionales de la salud a mantenerse informados, por lo que deberían considerar su uso como una herramienta muy útil para mejorar su acceso al conocimiento.

Bibliografía:

1. Rosenberg H, Syed S, Rezaie S. The Twitter pandemic: the critical role of Twitter in the dissemination of medical information and misinformation during the COVID-19 pandemic. CJEM 2020; 22(4):418-21. doi: 10.1017/cem.2020.361. [ Links ]

2. Pershad Y, Hangge PT, Albadawi H, Oklu R. Social medicine: Twitter in healthcare. J Clin Med 2018; 7(6):121. doi: 10.3390/jcm7060121. [ Links ]

3. Banerjee R, Kelkar AH, Logan AC, Majhail NS, Pemmaraju N. The democratization of scientific conferences: Twitter in the era of COVID-19 and beyond. Curr Hematol Malig Rep 2021; 16(2):132-9. doi: 10.1007/s11899-021-00620-w. [ Links ]

4. Makris M. Staying updated on COVID-19: social media to amplify science in thrombosis and hemostasis. Res Pract Thromb Haemost 2020; 4(5):722-6. doi: 10.1002/rth2.12410. [ Links ]

5. Luc JGY, Archer MA, Arora RC, Bender EM, Blitz A, Cooke DT, et al. Does tweeting improve citations? One-year results from the TSSMN prospective randomized trial. Ann Thorac Surg 2021; 111(1):296-300. doi: 10.1016/j.athoracsur.2020.04.065. [ Links ]

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