Indagar sobre documental es hoy día una empresa más viable que hace escasos años, finalmente a un siglo de su existencia. Las dificultades para acceder a documentales son parte de los retos para estudiarlos, pero esto también conforma su esencia, porque en general se produce desde los márgenes, seguido de forma independiente y a contrapelo de los discursos oficiales y, sobre todo también, apenas con escasos recursos presupuestales y humanos que en el mundo de la ficción son inimaginables. Y esto sucede porque usualmente en el documental pasa a primer plano la urgencia por contar, por entender y desentrañar procesos de la vida misma, frente a limitaciones de cualquier tipo, incluso presupuestales o tecnológicas.
Investigar sobre él, entonces, constituye a la vez un empeño todavía con mucho camino por andar, con poco reconocimiento y crédito en comparación con una larga tradición de historia del cine donde ha reinado el imperio de la ficción. Es, por tanto, un esfuerzo por escribir también desde esos márgenes que le dan origen, reconociendo las dificultades de su hechura, los retos y potenciales del trabajo de campo, los devenires y peculiaridades del trabajo archivístico, la patrimonialización de tanto documento generado ya por más de una centuria, y las particularidades de la investigación y creación audiovisual en que se basa su existencia. Contrasta fuertemente el trabajo de hormiguitas concienzudas que usualmente hay detrás, con el aura de glamur que en general envuelve a la ficción. Con todo, las fronteras son cada vez más difusas y una se nutre del otro y viceversa, enriqueciendo sus posibilidades expresivas y narrativas.
En esta ruta, el presente dossier de la revista Dixit buscó impulsar y ofrecer un espacio sobre estudios, documentación, testimonios y abordajes críticos y ensayísticos del quehacer documental en el ámbito audiovisual latinoamericano, para aportar a una historiografía en ciernes en la región, y también a una deconstrucción de sus etapas, dilemas, encuentros y desencuentros, herramientas, logros y dificultades, tropiezos y reconocimientos, que abonen a la comprensión de su práctica, legado, enseñanza, aprendizaje y creación.
Su contenido integra cinco artículos, un ensayo, tres entrevistas y un obituario, que plantean un panorama del ámbito audiovisual latinoamericano con énfasis en dos rutas que en él confluyen a través del quehacer documental: los procesos de archivación y patrimonialización de las piezas audiovisuales de carácter documental, y las preocupaciones y preguntas que sustentan los propósitos indagativos y expresivos de su construcción metodológica y realización.
En “La patrimonialización del corto documental moderno sobre arte en América Latina. Rescate y revalorización en México y en Chile”, que se interesa por los usos sociales del cine y la lectura documentalizante, Javier Cossalter busca conceptualizar el cine sobre artes y las posibilidades de reinventar la plástica con la cámara. En este cruce de fronteras entre medios distintos, observa los aspectos sociocomunicativos de este cine, comparando varios casos de México y Chile y concluyendo que los primeros vienen experimentando más en este terreno, mientras los de Chile tienen un carácter más divulgativo; un tipo de cine concebido como patrimonializable, con fines comunicacionales y divulgativos, así como también con propósito sociocomunicacional propagandístico, en tanto memoria audiovisual y documento cultural que permite nuevas interpretaciones acerca de las obras plásticas y respecto al contexto social en el que se insertan.
Con “Tres hipótesis sobre el cine documental familiar en Argentina (2001-2021)”, Pablo Nicolás Pachilla parte de revisar un cine documental argentino que ha colocado a la familia como objeto de indagación, alejándose de la categoría de pueblo, como efecto de la dictadura y postdictadura, cuestionando y concluyendo que este repliegue familiarista no necesariamente relega la dimensión histórico-política, al menos no en todos los casos. Destaca del corpus revisado un grupo de filmes en que lo político sí está ausente, otro donde se subordina a la esfera privada, y uno más en el que lo privado y lo público devienen indiscernibles. En su revisión prioriza la función analítica del documental y profundiza en los lugares de enunciación, revelando diversos subgrupos al interior de este tipo de documental que viene proliferando en Argentina. A camino entre lo íntimo y lo común, se desbrozan experiencias e identidades construidas entre la dictadura y la postdictadura, sugiriendo interesantes vetas de estudio a proseguir.
Por su parte, Diego Olivares Jansana, en el texto “Archivos, repertorios y usos del cine doméstico huérfano: la experiencia del Proyecto filmoteca.cl”, nos plantea el giro epistémico multidisciplinar descrito como giro memorial que coloca el tratamiento de películas domésticas huérfanas que reclaman lugar en la conservación; esos documentos considerados menores o “mal hechos” que plantean nuevos desafíos metodológicos para el archivo fílmico, de forma similar a cuando se recuperaron mucho antes documentos personales y familiares que estaban fuera de la historia monumental. Este paso del espacio privado a la nueva custodia implica también retos y responsabilidades para la investigación que ignoró estos documentos por gran parte del siglo XX. Un cine propio de la élite, para el caso latinoamericano, que aquí es mirado desde el proyecto de la filmoteca chilena y donde las redes sociales han funcionado para las interacciones necesarias que permitan procesos de reconocimiento e identificación, frente a la difusa certificación de las autorías. Una provocación a revisar este tipo de películas que de origen culminan su función al momento de la proyección, como un esfuerzo actual de ejercicio colectivo para completar la información ausente, y a repensarlo como un cine nacional para el caso de latitudes donde no hubo una industria del cine mínimamente sólida, de manera que se potencien estudios de microhistoria con estos documentos de la vida privada, que a su vez implican el reto de repensar los vínculos de las instituciones con las comunidades.
En otro tenor, Vivian Castro repasa la investigación y realización de su propio documental en “Investigación audiovisual para el documental Rio desborde (2019): visiones del río y la ciudad en São Paulo, Brasil y Santiago, Chile”, considerando la noción de ensayo audiovisual. Partiendo del análisis de documentales del tema, se analizó la forma de observar y representar los ríos que interesaban, desde el cine, buscando entender las miradas sobre dos ciudades latinoamericanas surcadas por sus aguas, en Brasil y en Chile. Las imágenes de ciudad y los discursos visuales construidos sobre ellas constituyen aquí la materia prima a desbrozar, experimentando narrativas que permitan exponer resultados de investigación. Revisiones metodológicas que valdrá la pena ampliar a muchos ejemplos más para ir desentrañando múltiples aspectos de este quehacer de investigación-realización audiovisual lleno de retos, insumos expositivos, alternativas narrativas, y miradas a deconstruir, para reconstruir procesos que podamos entender con mayor cabalidad incorporando lo sonoro y lo visual.
Y finalmente, la sección de artículos cierra con la revisión de un documental de Paz Encina, en “La niña, el bosque, el viento y toda la memoria del mundo. Recorridos sensoriales en EAMI, de Paz Encina”, donde Irene Depetris Chauvin describe de forma pormenorizada esta pieza realizada en Paraguay, para relacionarla con películas previas de Encina sobre el exilio y la pérdida desde el uso de archivos, la estética y la memoria como centro. La dimensión sensorial es aquí ampliada, entre los mundos humano y no humano, y lleva a la autora a proponer y retomar conceptos que pongan la mira en la faceta de índex que también tiene el sonido, lo que llama la acustemología por explorar y diferentes ontologías e interpretaciones de la alteridad y la pérdida desde la intimidad, como forma de identidad.
Por último, en el ensayo “Cine y mal de archivo en tres horizontes latinoamericanos: Archivo Cordero, Tierra Sola y la utopía de Anarchivia”, Adriana Estrada Alvarez nos convida a revisar tres obras producidas sobre un archivo boliviano, una colección chilena detonadora y un proyecto de largo aliento sobre la recuperación de películas huérfanas y sus historias en México, todo ello para repensar el archivismo y la anarquía archivística de forma transversal a ellas, y adentrarse en el tratamiento y provocación que el archivo conlleva desde el documentalismo. La memoria visual archivada es revivida en forma de documental en los tres casos, y la autora repiensa las formas de su abordaje y tratamiento, para destacar las implicaciones metodológicas de lidiar con archivos identificados y sin identificar. Materialidad, miradas, reusos y formación en el mundo audiovisual son conceptos aquí revisitados, en este largo camino que todavía tenemos por delante para su estudio.
Una última parte destacada la constituyen tres entrevistas recibidas a partir de la convocatoria a este dossier que las anotaba explícitamente, con el ánimo de incidir en la recopilación y reconocimiento a numerosos testimonios orales que usualmente se construyen para investigar sobre el ámbito, pero rara vez llegan a conocerse. Este apartado final lo conforman una entrevista a Teófila Palafox, realizadora de origen ikoots, pionera del cine indígena en México, construida junto con Alberto Cuevas Martínez; la entrevista realizada por Pablo Iván Argüello al responsable de un archivo institucional fotográfico, Daniel Vargas, y una entrevista realizada a tres documentalistas afromexicanas por Rosa Claudia Lora Krstulovic y María José Lucero.
Con ellas nos adentramos a universos particulares de la formación, realización, archivación y difusión documental, a través de experiencias personales muy diversas que permiten entrever la determinación que implican los contextos sociopolíticos vividos, así como las posibilidades y retos tecnológicos según los equipos y formatos disponibles y su accesibilidad.
El dossier cierra con el obituario en memoria de Gregorio Rocha -a raíz de su trágica muerte en mayo pasado- “Ser fuera del tiempo”, que aporta Pablo Martínez Zárate haciendo eco del conjunto archivístico documental explorado y de las pasiones de un realizador que dedicó su vida a escudriñar y recuperar cine por todos los rincones imaginables, a la vez que planteaba y defendía a capa y espada una formación audiovisual generalizada, un reconocimiento al potencial de las formas narrativas audiovisuales y una urgencia por preservar y salvaguardar el legado fílmico de más de un siglo, impulsando sus posibilidades a través del acceso libre y la reutilización.
Las diversas formas en que lo documental se articula con lo real se vinculan con el carácter mimético intrínseco a lo imagético y audiovisual, pero más aun con el carácter indicial que se le otorga a las imágenes y sonidos que lo entretejen y a las investigaciones, creaciones narrativas y estilos, como también a las facetas archivísticas que le son intrínsecas y que lo significan y resignifican, de acuerdo con las coyunturas y temporalidades involucradas en su producción.
La caracterización del ámbito audiovisual latinoamericano está en construcción, deconstrucción y revisión permanentes, ahora a la luz de una cuantiosa producción acumulada y en crecimiento constante en la región. De forma singular, en América Latina el panorama documental se ha articulado en redes de investigación, producción, distribución y archivo que merecen y reclaman mayor espacio para la reflexión y documentación. El camino es largo aún, con grandes o limitados avances según cada región, pero aportes como los aquí conjuntados y en otras revistas de larga trayectoria sobre el tema, serán la llave para impulsar estos necesarios y urgentes estudios en el ámbito y su repercusión social.
Buscando ampliar un estado de la cuestión sobre el ámbito audiovisual latinoamericano, las reflexiones y aportes aquí conjuntados, que entrecruzan diferentes procedencias autorales con diversidad de latitudes y producciones estudiadas de forma cruzada, ponen sobre la mesa algunos insumos más entorno a los procesos de patrimonialización y archivación, formas etnográficas y ensayísticas, colaboraciones disciplinarias, reapropiaciones y resignificaciones a partir de nuevas temporalidades, y ejercicios de descripción y documentación que abonan al tratamiento de esta peculiar expresión que aun sostiene un amplio horizonte de lagunas y desafíos de estudio.