El estudio de las políticas públicas en América Latina ha tenido un desarrollo considerable desde finales del siglo pasado. Se han multiplicado los programas de posgrado específicamente destinados a la disciplina y se han expandido los cursos de grado que forman parte de licenciaturas de ciencia política o afines. Es común encontrar en las universidades latinoamericanas grupos de investigación dedicados a las políticas públicas, lo que se traduce en una producción consistente, que se vuelca en libros y revistas académicas; algunas de ellas, especializadas. Se ha elaborado un buen número de manuales y libros dedicados a las teorías y los métodos de las políticas públicas, de autoría o compilados por académicos de la región. Todos estos desarrollos han propiciado la consolidación de espacios en los principales eventos académicos de la ciencia política que se enfocan en la región, como es el caso de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y de la Latin American Studies Association. En paralelo, y con desarrollo desigual en los distintos países, se han constituido núcleos de análisis aplicado de las políticas en las administraciones públicas y en diversos espacios de la sociedad civil.
No es sorpresiva, por tanto, la aparición de obras que aporten análisis y reflexión sobre las características y orientaciones de esos desarrollos. Entre las más recientes se encuentra este libro, que forma parte de la colección International Library of Policy Analysis, de la editorial Policy Press (Reino Unido), bajo la dirección de dos prestigiosos académicos canadienses: Iris Geva-May y Michael Howlett. El propósito de la colección es el examen de la teoría y la práctica de los sistemas de análisis de políticas en diferentes niveles de gobierno y por parte de actores no gubernamentales, tal como se materializan en países de distintas regiones del mundo. Se inscribe, por tanto, en la categoría de los estudios disciplinarios o de meta-análisis de la ciencia política y de las políticas públicas. Este volumen, referido a Argentina y editado por dos académicos que cuentan con una muy relevante producción en la temática, es el cuarto de la colección dedicado a países de Latinoamérica, tras los correspondientes a Brasil, México y Colombia.
La evolución y el estado del arte de la disciplina en Argentina están cabalmente reflejados en este tomo, que incluye los temas estudiados en las administraciones públicas de distintos niveles, en las instituciones universitarias y en organizaciones de la sociedad civil. En cada una de esas esferas se identifican los enfoques analíticos movilizados, los problemas y agendas de estudio privilegiados, y los resultados obtenidos.
Además de la amplitud en los objetos estudiados, este compilado se destaca también por su pluralismo. El conjunto, de más de treinta autores contribuyentes, es diverso en términos de procedencia regional e institucional, de sus adscripciones disciplinarias y teóricas, y de variables de género y generacionales. Incluye, asimismo, a varios de los intelectuales argentinos más destacados en el estudio de las políticas y la administración públicas. Esa mirada abarcativa también se expresa en la equilibrada atención que se presta a las dos expresiones de cultivo del área que hace más de siete décadas identificara Lasswell (1951): el abordaje tradicional de las ciencias sociales «sobre» las políticas, de naturaleza académica, y la acción dirigida a mejorar la información y la interpretación para los hacedores de esas políticas, de índole profesional y aplicado, «en» las políticas.
En sus veintiún capítulos se abreva en los mojones nacionales de la disciplina, representada por textos como el ya clásico Estado y políticas estatales en América Latina: hacia una estrategia de investigación, de Oszlak y O’Donnell (1976), y en las contribuciones de académicos referentes entre los que se encuentran el propio Oszlak, Carlos Acuña, Nerio Neirotti, Carlos Vilas y Mabel Thwaites Rey. Pero también se da cuenta de aportaciones teóricas y metodológicas menos difundidas, sea por provenir de instancias institucionales de menor visibilidad o por corresponder a autores de generaciones posteriores. El conjunto del texto pone de manifiesto una trayectoria de expansión de los centros de investigación, de los saberes especializados y del número de académicos que se constituyen como referentes en sus áreas; especialmente, en las últimas cuatro décadas.
El cuerpo de la obra está estructurado en cinco secciones. La primera, «Theories, Styles, and Methods of Policy Analysis», está integrada por cuatro capítulos destinados a los enfoques teóricos empleados en los estudios de políticas producidos en Argentina. La sección «Policy Analysis by Governments», de cinco capítulos, atiende a la producción de saberes especializados en los distintos niveles de gobierno (nacional, provincial y local). La tercera sección, «Internal Policy Advisory Councils, Consultants, and Committees», compila tres textos que indagan en la producción de conocimiento aplicado al análisis de políticas en distintos cuerpos asesores del Estado. La cuarta sección, «Parties, Private Research Centers, and Interest Group-Based Policy Analysis», se compone de cuatro contribuciones que hacen foco en la producción de conocimiento aplicado en el seno de la sociedad civil. La última sección, «Academics, Teaching, and Policy Analysis in Universities», también de cuatro capítulos, revisita la producción académica sobre políticas públicas generadas en las universidades argentinas.
Si bien la ya referida pluralidad de perspectivas y objetos de estudios plasmados en los capítulos del libro dificultan la extracción de conclusiones generales, pueden identificarse a lo largo de la obra algunas características resaltables del desarrollo del campo de estudios en Argentina. Parte de ellas expresa los avances registrados; otras, las deudas todavía pendientes.
La primera nota de destaque es la estrecha asociación en la experiencia local de dos objetos diferenciables: el análisis de las políticas públicas y los abordajes sobre el Estado y las administraciones públicas. En este aspecto, el derrotero argentino diverge de la tendencia internacional, que de manera creciente le asigna reductos de estudio diferenciados. Segundo, el impulso brindado a la aparición y crecimiento de instituciones dedicadas a estos temas en las universidades y en la sociedad civil, a partir de la democratización del país en el año 1983. En tercer término, el pluralismo en los enfoques utilizados y el escaso diálogo entre ellos, que se traduce en exiguos acuerdos sobre teorías, métodos y técnicas de investigación. Cuarto, una reducida aplicación del significativo conocimiento experto generado a la toma de decisiones públicas y a la formación de líderes políticos. Quinto, una organización del uso del conocimiento dentro de las organizaciones burocráticas estatales también imperfecta, como consecuencia de sistemas de carrera sin visión de largo plazo -tanto en las administraciones públicas como en el Congreso- y de la insuficiente coordinación inter-niveles. Sexto, un pujante desarrollo de think tanks especializados en efectiva conexión con gobiernos de distintas orientaciones ideológicas, si bien esta misma circunstancia ha afectado también su relativa autonomía y su continuidad institucional. Por último, puede llamar la atención al lector la inexistencia de referencias al rol de los partidos políticos y al sistema de partidos en las políticas públicas, lo que permite inferir una especialización en el cultivo local de la subdisciplina que la aleja de otros enfoques y tópicos tradicionales de la ciencia política (y que, por lo dicho al principio de este párrafo, la acerca más a los estudios de administración y gestión pública).
Los estudios de las políticas públicas, tan vigorosamente estructurados y desarrollados en universidades del norte global -y especialmente, anglosajonas-, requieren también de elaboraciones que den cuenta de las particulares condiciones de los sistemas políticos, sociales y de producción de conocimiento de los distintos países de América Latina. Estos abordajes situados son imprescindibles para la validez de los análisis académicos, pero también para favorecer intervenciones eficaces sobre los problemas públicos que las políticas deben tratar. Por encarar y resolver con solvencia el mapeo, organización y examen de los avances y déficits existentes en este campo en la academia, en la administración pública y en la sociedad civil argentina, este libro constituye un aporte de gran valor para la consecución de esos objetivos.