El arquitecto
Juan Vidal Ramos (1888-t.1916-1975) es considerado uno de los más destacados arquitectos de la primera mitad del siglo XX en Alicante. Su estilo, de un decidido eclecticismo historicista, tuvo gran éxito e impacto en la ciudad, dada la diversidad de las tipologías trabajadas, la elegancia de sus conjuntos y la magnitud de algunas de sus creaciones. Titulado por Barcelona, será arquitecto municipal de la ciudad alicantina desde 1919 y provincial desde 1923 a 19571, y nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1959 (R.A.B.A.S.F., 2021: 116). Dentro de su extensa producción2, cabe reseñar la Casa Carbonell (1920), el Hospital Provincial, hoy Museo Arqueológico (1926), y la Diputación Provincial, donde se resume de modo más claro su tradicionalismo3. Por eso resulta sorprendente el estilo goticista aplicado a parte de sus construcciones religiosas, que choca con el desarrollado en las edificaciones civiles, constituyendo aquéllas, por otro lado, el capítulo de su obra que se revela más desconocido y, en especial, su participación en las reconstrucciones parroquiales franquistas de la posguerra.
El proyecto de la iglesia de Benalúa
Se sabe que la iglesia de San Juan Bautista del barrio alicantino de Benalúa contó con un primer proyecto de construcción elaborado por Vidal Ramos en los años 20, pero lo cierto es que la única información precisa, hoy en día, nos la proporciona el de su reconstrucción tras la Guerra Civil, bajo los auspicios de la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales4 en 19455. Aunque dicha primera iglesia se ha datado en 1923 (Sala, 1983: 47) (Alonso, 1986: 34), el propio arquitecto, en la Memoria que acompaña al susodicho proyecto del 45, lo fecha en 1924, aludiendo a una iglesia anterior6 que fue demolida por falta de conservación e informando del inicio de la construcción de otra nueva, cuya parte edificada fue devastada en la Guerra Civil (AGA, (04) 81.1, TOP 76/04-12, Caja 3501. Memoria: 1, 2).
La iglesia proyectada en 1945, a pesar de ser fruto de una reconstrucción, se levantó ex novo, algo que fue muy frecuente en las actuaciones de la JNRTP en la provincia de Alicante por el nivel de destrucción de los templos originales. Además, a menudo se producían también incumplimientos de los propios proyectos, siendo habitual que la obra final no se atuviera plenamente a lo planeado sobre el papel, debido, entre otras causas, a la falta de medios por el retraso en la llegada de los fondos oficiales7. Es este sentido, recordaremos que varias de las intervenciones de la Junta en la citada provincia se realizaban a lo largo de varios años y a través de dos proyectos8 con evidente falta de fondos. El propio arquitecto indicaba de antemano, en la Memoria de su proyecto, la carencia de medios suficientes para acometerlo en su totalidad:
“No disponemos en la actualidad de los medios económicos necesarios para la ejecución total de la obra proyectada, se propone su ejecución en dos fases, en la primera (…) se proyecta la construcción de la iglesia propiamente dicha, prescindiendo de las obras correspondientes a la Capilla de la Comunión (…) así como también de todos aquellos elementos decorativos que no son indispensables…”. (AGA… Caja 3501. Memoria: 3).
Al comparar el contenido del aparato gráfico que lo acompaña9 (Figuras 1,2,3,4) con el estado actual de la iglesia (Figura 5), puede corroborarse que la obra no llegó nunca a completarse. Las enormes diferencias entre el proyecto planeado por Vidal Ramos y su consecución final, y que afectan sobre todo al exterior, se hacen más patentes al analizar la maqueta del mismo, conocida por fotografías antiguas y encontrada en 2008 dentro de la propia iglesia (Pérez del Hoyo, 2012: 387, 388, figs. 6y7) (Sala, 1983: 57)10 (Figura 6). Sin embargo, hay algo que resulta chocante en ella y es que no coincide con el alzado de la fachada realizado por el arquitecto en su proyecto de 1945 (Fig. 1); el dibujo es similar a la maqueta en el cuerpo inferior y hasta el rosetón, pero carece de la esbelta torre que presenta aquélla y, a pesar de que mantiene los pináculos laterales de forma idéntica, al eliminar la torre, remata el conjunto con una solución plana, decorada con una cruz central entre pináculos y dos esculturas de bulto redondo en los extremos (Figura 7). Lo que induce a pensar que la maqueta podría representar el proyecto no realizado de 1924 y no el de 1945.
Si se observa el alzado ampliado de la fachada, las dos esculturas podrían identificarse, a modo de hipótesis, como la Virgen María, a la izquierda, que igualmente se proyecta para el tímpano de la portada (Figuras 8 y 10), y la de San Juan Bautista con la filacteria11 como profeta12, pero que, dada su simplificación, también podría tratarse de una Sibila. En la maqueta, aparece una escultura en la zona inferior del frente de la torre octogonal y, si bien la fotografía antigua es de deficiente calidad, parece vislumbrarse un personaje con su brazo derecho levantado, sin duda San Juan en actitud de bautizar; en el dibujo del proyecto, desaparece por carecer de torre, aunque, tanto en éste como en la maqueta, hay colocada una virgen en el tímpano de la portada central.
Las esculturas que llegaron a completarse se conservan hoy en los tímpanos de la triple portada de la fachada principal (Figuras 9,10 y11) y fueron esculpidas por Adrián Carrillo García (Sala, 1983: 177), que del mismo modo trabajó con Vidal Ramos en las esculturas de la capilla del Instituto de Bachillerato Jorge Juan, construido entre 1942 y 1945, obra del propio arquitecto junto con Julio Ruiz Olmos13 (Jaén i Urbán, 1999: 39), si bien los diseños para Benalúa fueron obra del delineante José Pastor (Sala, 1983, 201). La impronta que nos muestra Carrillo en sus imágenes está dentro de la estética realista y presenta muy poco parecido con el estilo aplicado por el escultor en la Capilla del Jorge Juan. Algo que puede explicarse por lo tardío del conjunto benualense, ya que la decoración se dejó para una segunda fase constructiva y sus obras se extendieron hasta 1949, (Moreno, 1999: 33)14, pero la decoración de las portadas se alargó hasta finales de los 50 (Sala, 1983, 200).
Otro aspecto relevante que es necesario reseñar es la discrepancia entre los diseños para las portadas presentes en el proyecto de 1945 y los relieves finalmente ejecutados por Carrillo. En el detalle de la triple portada del proyecto (Figura 8), en la central, parece representarse a la Inmaculada, y a dos ángeles afrontados en la portada derecha y a la Virgen con el Niño en la izquierda. Sin embargo, en el conjunto final, se varían notablemente las figuras. La Inmaculada sigue apareciendo en la portada central, pero cubierta con un gran doselete y dos ángeles en posición simétrica a sus lados (Figura 10). En la portada derecha, de la cripta, se talla la muerte de San José15 entre Cristo y la Virgen (Figura 9) y en la derecha, San José como protector de la Iglesia, con la maqueta de Benalúa en su seno16 (Figura 11) (Sala, 1983, 201), maqueta similar a la conservada en la iglesia y que había sido construida por el propio escultor (Sala, 1983, 177).
En cuanto al proyecto arquitectónico propiamente dicho de la JNRTP (AGA… Caja 3501. Proyecto de febrero de 1945: 1-3), a pesar de lo ideado en los detallados plano y dibujos que contiene, sólo se llevó a cabo la parte básica de la edificación, incluyendo únicamente la cruz central de remate, de entre todo el repertorio decorativo antes referido, y ascendiendo en total a un montante de 557.048’88 Ptas. A tenor de lo contenido en su redacción, el edificio resultante se erigió mediante materiales pobres, estructuras simples y ornamentación exigua, aspectos propios de la arquitectura de la posguerra.
En suma, el motivo de la discrepancia entre el proyecto y la obra, en parte modificada y en parte inconclusa, habría que buscarlo en el modo de actuar de la JNRTP. Como ya se ha mencionado anteriormente, la llegada de fondos, lenta, irregular e insuficiente, obligaba a los arquitectos a cambiar o a prescindir de ciertos elementos no esenciales con el fin de poder hacer frente al montante económico de la construcción. Su objetivo, en último extremo, era el de crear un espacio elemental en el que pudieran realizarse los ritos religiosos.
Por lo que respecta a los materiales y estructuras, sólo se utilizó la sillería, de piedra arenisca, en la fachada principal, aplicándose en el resto mampostería del mismo material y enlucidos maestrados de cemento o yeso. Para dar estabilidad a la construcción, se empleó la mampostería hormigonada en muros y, en los pies derechos, el hormigón armado, pero se hizo uso de elementos fingidos, como los arcos ojivales de ladrillo hueco, y pseudoestructuras sin función tectónica en las bóvedas, construidas de escayola y levantadas en el deambulatorio, en el ábside de cuarto de esfera con nervios decorativos y en las naves laterales (AGA… Caja 3501. Proyecto de febrero de 1945: 1-3), con bóvedas de arista, no de crucería como correspondería al estilo. Asimismo, la cubierta se resuelve de modo simple y económico, sin el recurso a la bóveda, a base de un artesonado a dos aguas sobre arcos diafragma apuntados (Figuras 2,3 y12).
El neogótico de Vidal Ramos
La elección del neogótico por el autor viene motivada por su formación en la ciudad de Barcelona, donde asumió una acentuada impronta de las personalidades con las que trató y de sus estudios sobre el gótico catalán. También por el hecho de que la obra no fuera de reconstrucción de un templo preexistente con un estilo claro, sino de una iglesia totalmente nueva y porque, como ya se ha visto, en los años 20, se había planeado ya una obra en esta línea que no llegó a materializarse. Por otra parte, abona la asunción de dicho estilo el modelo de templo que se presentó con motivo de la Exposición Internacional de Arte Sacro de Vitoria del año 1939, el hito religioso más importante de la España de la posguerra, donde se expuso el interior de un pequeño templo en estilo gótico (Figura 13), ideado por el codirector de la misma, el arquitecto Santiago Marco (Larrinaga, 2006: 226-227, fig.1), como referente a seguir en los diseños religiosos de la época.
Al repasar la biografía del insigne artífice, la formación académica de Vidal Ramos se antoja decisiva en la conformación de su estilo neogótico. Completó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, residiendo en la capital catalana entre 1908 y 1918 mientras los cursaba, y obteniendo algunas becas que le permitieron participar en la restauración de destacados edificios del gótico, como las catedrales de Valencia, Mallorca y Lérida; también recorrió diversos castillos medievales catalanes y se sabe que conoció a Gaudí y Domènech i Montaner (Alonso, 2014: 259-262). De la misma forma, tomó parte en la restauración del Monasterio de Poblet en 1916 (Alonso, 1986: 33). Si se observa ahora el referido artesonado a dos aguas sobre arcos diafragma de Benalúa (Figura 12), puede deducirse la evidente relación con el dormitorio de Poblet (Figura 14), donde se usa el mismo sistema de correas o vigas longitudinales que sostienen las vertientes y apoyan sobre arcos diafragma, característicos de la arquitectura monástica cisterciense y militar gótica.
Sin embargo, el estilo de San Juan Bautista de Benalúa parece estar más relacionado con la arquitectura de un singular templo barcelonés, la iglesia del Convento de San Francisco de Sales, más conocido como Las Salesas17, obra de Joan Martorell18 (1833-1906). El arquitecto, figura representativa del neogótico del momento y conspicuo seguidor de Viollet-le-Duc, inició la construcción de la iglesia en 1882 (Alcoy, 1984: 228), siendo consagrada en 1885 (Rodríguez y Hernàndez, 2008: 8). Obviando que el edificio que contemplamos hoy en día se trata de una reconstrucción19, podemos establecer, no obstante, una gran similitud, tanto en los volúmenes como en las formas, con el templo alicantino (Figs. 12y15). En Las Salesas, puede constatarse la existencia de tres naves, la central con artesonado a doble vertiente20 y abovedados el ábside y las naves laterales (Alcoy, 1984: 235), en realidad, capillas laterales, al igual que en Benalúa21. La diferencia viene dada por la existencia de un crucero y cimborrio en la iglesia barcelonesa de los que carece la alicantina; salvo este aspecto, véase además la semejanza de sus plantas (Figs. 4y16), con entrada bajo la estructura de la torre, cabecera con deambulatorio y bóvedas de crucería que, en el caso de la iglesia de Vidal, se quedan en arista, al no presentar los correspondientes nervios. También la grácil torre planteada en la maqueta presenta un gran parecido con el diseño de Las Salesas (Figs. 6y17) por su posición, su cuerpo octogonal, su esbelta aguja, amén de la similitud proporcional de sus elementos.
Por otro lado, el análisis, en especial, del tipo de cubierta con artesonado y arcos diafragma conduce a observar algunas vinculaciones con otros edificios alicantinos del mismo autor. En primer lugar, se encuentra la capilla del Hospital Provincial, actualmente la Biblioteca del MARQ22, levantado en 1926 (Alonso, 1986: 36); a pesar de tratarse de un espacio con una sola nave, posee idéntico sistema de cubrición (Figura 18) y similar ábside, aunque aquí con un detallismo gótico más puro. Recuérdese que el primer proyecto para Benalúa había sido planeado en 1924, por consiguiente, lleva a pensar que la capilla del Hospital la diseñó a partir de aquél.
Otro proyecto del autor que presenta similitud es la iglesia de San Pascual Baylón, de los Padres Capuchinos de Alicante, construida en el mismo año de 1945 (Domingo, 2012: 162); en este templo, también se sirve del artesonado sobre arcos diafragma ojivales (Figura 19), como ya se ha visto, modo de abaratar la construcción en los tiempos de escasez de la posguerra. Pero véase aquí la distinta solución absidial, más en la línea del templo-modelo de la Exposición de Vitoria de 1939 (Fig. 13). Por último, de la misma forma, en la ermita de pescadores de Nuestra Señora del Carmen de Campello, erigida en 1948 (Alonso, 1986: 40), aunque de un modo más modesto, incorpora de la misma forma el artesonado sobre arcos diafragma (Figura 20), pero, en este caso, con una estructura más precaria y con arcos de medio punto, creando un escenario de menor impacto espacial.
Reconstrucciones del franquismo
Además de la reconstrucción de Benalúa, Vidal Ramos trabajó también con otras iglesias derruidas durante la Guerra Civil e intervenidas bajo los auspicios de la JNRTP; este es el caso de la Parroquial de Monóvar y de Santiago de Villena, cuyos proyectos son anteriores a los del propio templo alicantino. En el caso de Monóvar, fechado en 1940, reconstruyó un edificio barroco del siglo XVIII, en origen de piedra sillar (AGA, Parroquial de Monóvar, Memoria del Proyecto, junio de 1940. (04) 81.1, TOP 76/04-12, Caja 3399). Dada su afectación, su reestructuración fue intensa, con repique de sus muros internos para la eliminación de la calcinación por incendio y la reconstrucción de bóvedas y otros elementos decorativos mediante técnicas económicas, propias de la posguerra, como las bóvedas tabicadas y la elaboración de cornisas, rosetones y altares laterales en escayola (AGA… Presupuesto. (04) 81.1, TOP 76/04-12, Caja 3399). También restauró Santiago de Villena en 1943, junto con el arquitecto Julio Ruiz Olmos (AGA, Santiago de Villena, Memoria del Proyecto, abril de 1943. (04) 81.1, TOP 76/04-12, Caja 3902), templo gótico de piedra sillar, donde también se repicaron los muros internos, se sustituyeron algunas dovelas de los arcos y se restauraron molduras y florones, fabricados asimismo de escayola.
Más tardíamente, intervino la capilla del Castillo de Guadalest, igualmente asolada durante la Guerra Civil y reparada, tras su finalización, de modo artesanal por los vecinos, lo que obligó a una intervención profesional, ante la amenaza de ruina, llevada a cabo por Vidal Ramos en 1954 bajo la JNRTP (AGA, Capilla del Castillo de Guadalest, Informe del Proyecto, abril de 1954. (04) 81.1, TOP 76/04-12, Caja 3500), viéndose obligado a la demolición de la cúpula y dos tramos de bóveda de cañón que fueron sustituidos por estructuras de bóveda tabicada.
En el caso de Santiago de Villena, la intervención tuvo como objetivo la simple recuperación de la antigua edificación gótica, siguiendo el modelo original (Figura 21)23. En cuanto a Monóvar y Guadalest, sus reconstrucciones supusieron la simplificación de sus formas primigenias (Figs. 22y23), por una parte, como ya se ha apuntado debido a la economía de medios a la que obligaba la escasez de la posguerra, pero, por otra, para acercar el ambiente místico de los templos al espacio austero de la Basílica de El Escorial, modelo primordial de nuevo régimen franquista, aplicado en diversas iglesias reconstruidas de la provincia de Alicante (Martínez Prades, 2017: 51-19), gran parte de ellas intervenidas, del mismo modo bajo la JNRTP, por Antonio Serrano Peral, otro de los grandes arquitectos alicantinos de la posguerra24.
Existe, por último, otro edificio religioso en iguales circunstancias que los anteriores, se trata del Convento de las Clarisas de Alicante y su iglesia. Se sabe que el conjunto fue incendiado en 1931 (Cortés, 2016: 405) y que, pasada la guerra, el ayuntamiento de la ciudad cedió a la congregación, en 1942, un solar en la calle Bailén para su reconstrucción (Cortés, 2016: 459), donde Vidal Ramos erigió una nueva edificación en 1943 (Alonso, 1986: 40). En su iglesia, el arquitecto aplica también la estética herreriano-escurialense, en la línea de las actuaciones anteriormente citadas. Sin embargo, aquí, su reedificación parece que no se desarrolló bajo los auspicios de la JNRTP, ya que el edificio no consta en la documentación sobre la Junta que se custodia en el Archivo General de la Administración del Estado.
Conclusiones
Del estudio pueden extraerse varias conclusiones:
- El proyecto bajo la JNRTP de 1945 de Benalúa no se ajusta totalmente a la iglesia levantada e inconclusa, especialmente en su conformación externa; tampoco la maqueta conservada en el propio templo. Esta maqueta podría estar inspirada en el proyecto anterior de 1924, a modo de hipótesis, ya que se desconoce ciertamente su contenido.
- La modificación del proyecto y la inconclusión del edificio se debió al alargamiento en el tiempo de su proceso constructivo y a la falta de fondos, algo común en las obras sufragadas por la JNRTP. Asimismo, la decoración escultórica tampoco se materializó, por la misma razón, con arreglo a lo expresado en el mencionado proyecto, retrasándose su colocación y siendo realizada de forma tardía por el escultor Adrián Carrillo García en un estilo muy distinto a su producción anterior.
- El estilo de la iglesia, la concepción espacial y su forma de cubrición proceden de la arquitectura cisterciense y, en especial, del neogótico catalán. La elección del estilo viene dada por la influencia del gótico en el arquitecto durante su período como estudiante en Barcelona.
- Dicho modo constructivo se manifiesta de forma similar en otras obras de Vidal Ramos de estilo neogótico: la Capilla del Hospital Provincial, la iglesia de los Capuchinos de Alicante y la Ermita de Nuestra Señora del Carmen de Campello.
- El arquitecto participó en otros proyectos de reconstrucción franquistas debidos a la JNRTP, como las iglesias de Monóvar, Santiago de Villena, Capilla del Castillo de Guadalest, excepto la iglesia de las Clarisas de Alicante.
- Vidal Ramos se consuma así como un arquitecto diverso en sus proyectos y versátil en las soluciones técnicas, sabiendo siempre encontrar respuestas sencillas a complejos problemas constructivos y de presupuesto. De ahí, su justa consideración como una de las más grandes figuras de la arquitectura alicantina del siglo XX.