El libro Estudios de Ciencias Sociales del trabajo compilado por los antropólogos Alejandro Balazote y Hernán Palermo, presenta al lector una serie de análisis situados en el cono sur, a partir de los cuales se reflexiona sobre debates teóricos-metodológicos centrales del campo de estudios del mundo del trabajo
Se trata de una obra producto de intercambios y reflexiones generados en el marco de la Maestría en Estudios Latinoamericanos del Trabajo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Los siete capítulos que componen el libro presentan reflexiones sobre distintos procesos vinculados al mundo del trabajo y las experiencias de trabajadores y trabajadoras. Todos ellos son construcciones desde el sur, mirando y reflexionando sobre realidades locales, de Argentina particularmente. No obstante, con vínculos con contextos más generales del mundo del trabajo a escala global.
Una de las principales riquezas de la obra radica en su carácter interdisciplinario. A lo largo del texto confluyen reflexiones producidas desde la sociología, los estudios audiovisuales y la filosofía, con trabajos de corte netamente antropológico. Estos en su conjunto, presentan al lector/a debates teóricos, metodológicos y experiencias concretas del mundo del trabajo y de los mundos cotidianos de los/las trabajadores/as.
Las luchas y las resistencias; las reconfiguraciones de las formas de trabajo a partir del desarrollo tecnológico; la organización de colectivos de trabajadores y las desigualdades de género, son algunos de los tópicos sobre los cuales se desarrolla la obra. Siendo cada capítulo una invitación a la reflexión desde el sur y a la mirada crítica sobre los supuestos establecidos. Aportando al área interdisicplinar de estudios del mundo del trabajo.
En el primer capítulo, “Desarrollo tecnológico, capital y trabajo en Marx”, desde la mirada aguda de un doctor en filosofía, Nicolás Germinal Pagura, presenta un recorrido por las formas en que capital, trabajo y trasformaciones tecnológicas se desarrollan en la obra de Karl Marx y suscitan posteriores debates entre autores marxistas. Mostrándonos con detalle y profundidad analítica como las categorías marxianas continúan en vigencia para dar cuenta de problemáticas del mundo del trabajo en el capitalismo contemporáneo. El texto hace énfasis en las trasformaciones tecnológicas y su impacto tanto en los procesos productivos como en la vida cotidiana de los trabajadores.
El desarrollo del capítulo presenta un interesante recorrido por algunos elementos centrales de la teoría marxista, poniéndolos en interlocución con tópicos actuales de los estudios del mundo del trabajo. El autor nos muestra las pertinencias del análisis marxiano tanto desde el punto de vista económico como político (p. 55). Haciendo énfasis en la necesidad de profundizar en los vínculos entre ciencia, tecnología y las dinámicas del capital. Lo cual se vuelve una premisa casi que obligatoria para arrojar luz sobre las trasformaciones tecnológicas actuales en el mundo del trabajo y las consecuencias que estas tienen sobre la precarización de los y las trabajadores/as.
En el capítulo dos, “Trabajo femenino una historia de desigualdades e inequidades”, Nora Goren recorre las relaciones entre trabajo y género; los vínculos entre las esferas productivas y reproductivas; y entre el mundo público y el privado-doméstico.
La separación entre la esfera de lo público y lo privado, advierte la autora, configura dos tipos de subjetividades: la primera, la del sujeto que sale al trabajo de fábrica, al mundo público, que se asocia a la ganancia de un salario. La segunda, la de quienes permanecen en el espacio privado/doméstico, las mujeres, espacio que queda reducido a la trampa de la «inactividad». Consolidándose así la jerarquización valorativa de lo productivo sobre lo reproductivo (p. 68).
Intentar quebrar con este esquema de interpretación no ha sido una tarea sencilla, Goren, en su análisis nos da muestras sobradas de las dificultades que distintos posicionamientos teóricos y analíticos, dentro y fuera de las perspectivas marxistas, han tenido y tienen para salirse de estos esquemas interpretativos. Una preocupación analítica presente a lo largo del capítulo refiere al uso de las categorías con las que operamos en ciencias sociales y en la praxis social. Examinando las ideas construidas en torno a las categorías trabajo, mercado laboral y género.
El tercer capítulo de la obra, titulado “Marginalidad, informalidad, precarización y economía popular”, nos sumerge en un recorrido exhaustivo por la construcción y el uso de los conceptos de marginalidad, informalidad, precarización y economía popular.
Su autora, Virginia Manzano, partiendo de pensar las experiencias heterogéneas con el trabajo, presenta una mirada crítica a la forma en que las categorías analíticas operan de manera dicotómica, en términos de formalidad/informalidad, tradicional/moderno, seguridad/precarización, quedando por fuera del análisis la diversidad que envuelve a las experiencias de trabajo y las trayectorias de los/las trabajadores/as. En palabras de la autora, estas cuatro categorías que analiza, refieren a «problemas conceptuales epistemológicos y políticos, en torno a la heterogeneidad del trabajo y la acción de las clases trabajadoras» (p. 96).
Los conceptos analizados, no solo son presentados al lector desde definiciones teóricas, sino que también son contextualizados en sus condiciones históricas y geográficas de aparición y uso. No se trata de un estado del arte, nos advierte Manzano, sino de una cartografía de los principales problemas en torno a la conceptualización del trabajo y los/las trabajadores/as.
A lo largo del texto se traza un recorrido que permite comprender al lector la forma en que unos ejes analíticos dieron lugar al surgimiento de otros, abordando cuestiones no exploradas hasta entonces o resignificando algunas aproximaciones teóricas preexistentes.
El capítulo cuarto, “Aportes del enfoque etnográfico a los estudios sobre el mundo del trabajo y los/las trabajadores/as”, de María Florencia Girola, presenta una pertinente reflexión metodológica sobre el rol de la etnografía en la producción de conocimiento referido al mundo del trabajo y las experiencias de los/las trabajadores/as.
La sección inicia contextualizando al conocimiento científico como una forma particular de saber. Conocimiento cuyas características son presentadas al lector lúcidamente; las cuales podríamos resumir siguiendo las palabras de Bourdieu (1990, pp. 79-94), como un sistema coherente de hipótesis, conceptos y métodos de verificación1. El texto prosigue su recorrido mostrándonos las especificidades de la producción de conocimiento científico en ciencias sociales, adentrándonos en el desarrollo de los paradigmas positivista e interpretativista y su vínculo con la producción de conocimiento antropológico.
Girola destaca la capacidad del enfoque etnográfico para problematizar las premisas positivistas ancladas en muchas investigaciones en ciencias sociales. La autora propone la idea de desobediencia para referir de manera metafórica al rol problematizador de la etnografía dentro del campo metodológico de las ciencias sociales. El trabajo de campo antropológico en tanto tarea subjetiva y afectiva, aporta al estudio de relaciones y prácticas sociales situadas (p. 141) revelando así su potencialidad para abordar los procesos vinculados al mundo del trabajo.
El quinto capítulo, de Paula Andrea Lenguita, “El trabajo de las mujeres en la agrupación Muchacha, 1971-1972”, se presenta como un estudio de caso. El desarrollo del texto indaga en el surgimiento y los cometidos de la agrupación feminista Muchacha a partir del análisis de una publicación producida por dicha agrupación entre 1971 y 1972. En palabras de la autora “las jóvenes feministas de Muchacha realizaron un aporte testimonial y reflexivo al debate historiográfico del feminismo porteño” (p. 150)
Lenguita historiza el surgimiento de la agrupación en el contexto del activismo feminista de la época. Muchacha, nos dice la autora, fue clave en el escenario argentino para la comprensión del trabajo femenino y sus consecuencias económicas en la reproducción social. La publicación permitió visibilizar y denunciar la opresión ejercida sobre las mujeres en los mercados de trabajo y en el ámbito doméstico, recogiendo las narrativas de mujeres trabajadoras sobre la opresión a la que eran sometidas.
La autora, de manera perspicaz, reconoce que los debates que propició Muchacha lejos de referir a una realidad superada, más de 50 años después, tienen absoluta vigencia. Aportando a la reflexión sobre el mundo del trabajo intersectado por los roles de género, la tensión entre las esferas productiva y reproductiva y a la compresión de las formas que adquiere la opresión en la vida cotidiana de las mujeres trabajadoras.
En el capítulo seis, titulado “Cine comunitario, revolución molecular y nuevos comunismos”, Andrea Molfetta nos presenta las experiencias de cine comunitario que han germinado en Argentina a partir de la aprobación de la ley que regula los servicios y medios de comunicación audiovisuales en 2009.
El texto comienza presentando el rol de las imágenes y los medios masivos de comunicación en la creación de subjetividades. Destacando la lucha dada por los colectivos subalternos por la posibilidad de enunciarse a sí mismos. Construyendo imágenes y narrativas visuales contestatarias de aquella que se generan desde los medio masivos de comunicación. En este contexto, la normativa de regulación de los medios de comunicación audiovisual estimuló la formación y el fortalecimiento de la comunicación y el cine comunitario.
A partir de un trabajo de campo desarrollado durante cuatro años la autora mapea y analiza procesos audiovisuales comunitarios generados en las ciudades de Buenos Aires y Córdoba. Estas producciones son para Molfetta una forma de hacer del dispositivo fílmico un productor de otro tipo de subjetividades, distintas a la de los medios masivos, tomando al cine como motor de un proceso de conciencia histórica (p. 181). La autora nos presenta a las producciones audiovisuales comunitarias, como un medio para fortalecer los lazos de los colectivos barriales, afianzado su vínculo con el territorio y dándole la posibilidad a las comunidades periféricas de contar sus propias historias.
El último capítulo del libro se presenta a modo de reseña crítica de otra obra. En esta sección Héctor Seco recupera el análisis de la obra Somiseros de la antropóloga Julia Soul. Mucho más que una reseña, Seco presenta una lectura profunda y razonada de la obra de Soul, movilizando categorías analíticas que crea y utiliza la antropóloga en el contexto de la investigación entre obreros siderúrgicos. Categorías que Seco hace extensibles al análisis de los procesos de construcción de capacidades del movimiento sindical y las trasformaciones actuales del mundo del trabajo. A lo largo del texto se exhibe como estas categorías nos permiten reflexionar de manera general sobre otras experiencias de organización de colectivos de trabajadores.
Llegados al final, estas líneas intentaron resumir el corazón de la obra reseñada, aproximarnos a los principales ejes de análisis y a las reflexiones centrales, motivando al lector y la lectora a adentrarse en la obra y recorrer en profundidad cada capítulo.