Introducción

Los derechos sexuales y reproductivos han vivido un proceso de reconocimiento y reafirmación en el mundo gracias a la acción de la sociedad organizada, los grupos feministas y queer, garantizando no solo espacios de disfrute y defensa de las diferentes formas de sexulidad, sino también la posibilidad de denuncia de las violencias entre géneros y espacios de decisión sobre el propio cuerpo de las mujeres y las disidencias sexuales (^{González Vélez et al., 2018}). La apertura de estos espacios llegó a nuestra sociedad modificando el marco legal, económico y epistémico, generando lugares de discusión sobre marcos antes ocultados.

De forma reactiva, diversos grupos anti-género, han marcado su oposición ante esta nueva agenda de derechos² con el fin de defender a la familia, los valores y la cultura occidental del ataque de esta marea reformadora que, a decir de ellos, busca terminar con los valores tradicionales que constituyen la base nacional de los estados.

Si bien los estudios sobre esta temática se han multiplicado en los últimos años, podemos destacar como uno de los primeros el trabajo de Faye Guinzburg (1998) sobre las clínicas habilitadas a realizar abortos en Carolina del Sur marcando las posturas pro life y pro choice. En Latinoamérica destacan los estudios en el Perú de Jaris ^{Mujica (2007}) o Angélica ^{Motta (2019}), centrados en los movimientos evangélicos y en especial con el grupo «A mis hijos no los tocan’’. De especial reseña es el informe compilado por Sonia ^{Correa (2022}) llamado Políticas anti género en América Latina en el contexto Pandémico, con estudios de todo el continente sobre el movimiento de estos grupos en el llamado giro global a la derecha (^{Lins Ribeiro, 2018}).

En Uruguay, creo de relevancia destacar tres trabajos, los realizados por Nicolás ^{Iglesias (2013}) sobre los grupos conservadores en especial en el cristianismo así como su resistencia interna con un perfil histórico social; el grupo de trabajo de Lilián ^{Abracinskas, Santiago Pujol, Nicolás Iglesias y Stefanie Kreher (2019}), que observa el avance conservador en lo político-institucional, y el de Magdalena ^{Milsev (2020}), estudiando la discursividad y acción evangélica en la Iglesia Misión Vida del pastor Márquez.

Dentro del abanico de grupos, en Montevideo, Uruguay, durante 2014, el empresario de medios digitales Pablo Laurta³ crea el grupo Varones Unidos, en reclamo a una política alejada del feminismo, en busca de una perspectiva masculina en relación a la agenda de derechos.

Para este artículo propongo presentar un análisis de los discursos que forma y fomenta el grupo Varones Unidos dentro del nuevo avance de la derecha y los alegatos de odio.

Desde sus publicaciones realizan artículos de crítica a la izquierda, el marxismo, el cogobierno universitario, el feminismo, y dan espacio a entrevistas a varones los cuales sienten que han sido «víctima» de la ideología de género, principalmente en casos de disputas sobre la tenencia compartida de sus hijos.⁴ Esto es muy importante, ya que Varones Unidos es, según su sitio web,⁵ la única organización latinoamericana declarada en apoyo a los hombres ante el avance de la nueva agenda de derechos, la ideología de género, la izquierda y el feminismo.

Para el análisis me centraré en el trabajo con textos tomados de la web y redes sociales del grupo, así como las entrevistas realizadas a Renzo, miembro de la organización, fueron llevadas a cabo durante 2018, 2019 y 2020.

El papel de Renzo dentro de Varones Unidos lo vuelve uno de sus referentes más importantes a la hora de entender el discurso presentado. Ingresó al grupo en 2016 con el fin de organizar una charla con el periodista conservador argentino Agustín Laje⁶ en Uruguay.⁷ Una vez realizada la actividad, se convierte en miembro activo, haciendo entrevistas y escribiendo artículos para la web oficial, algo que ya realizaba en otras páginas con perfil antimarxistas.

Con el tiempo, Renzo comienza a escalar posiciones, volviéndose un miembro destacado y parte del directorio, conjunto de tres personas que dirige Varones Unidos, lo que les permite tomar decisiones sobre los objetivos y rumbo de la organización, así como marcar espacios de opinión y acción al resto de los miembros.

La selección de los extractos responde a elementos que se refuerzan en uno y otro espacio discursivo, buscando no solamente mostrar la palabra de Renzo, sino también cómo esta se transforma en el argumento de la organización, y viceversa, en una mutua alimentación.

Vale destacar que el discurso de Varones Unidos está conformado por una multiplicidad de espacios transformándose en un tanque de avanzada conservadora y protectora del sistema económico, social y de género capitalista patriarcal moderno.

Exceso de derechos

El grupo Varones Unidos, según entrevista a su fundador Pablo Laurta,⁸ nace con base en una dislocación en materia de legal que, y siguiendo a Laurta, comienza con la afirmación de la agenda de derechos que coloca a las mujeres en una posición superior en materia de derechos ante los hombres.

Esta situación genera un caos social donde las mujeres, según Renzo, rompen con la individualidad del ser humano reflejado por ejemplo en manifestaciones como «el tetazo»⁹ convocado en Argentina, resaltando que sirve como muestra que las «mujeres que quiere hacer lo que se les cante».

En un artículo publicado en abril de 2019,¹⁰ en la web del grupo, al presentar y criticar una protesta artística en Torres de Serranos, Valencia, donde 1300 personas en su mayoría mujeres se desnudaron en una performance que buscaba representar un mundo más igualitario, plantean «El exhibicionismo a plena luz del día, la pretensión de avalarlo haciéndolo pasar por «arte» e «igualdad de género», frente a un símbolo de la gloriosa historia y tradiciones españolas, compilan un mensaje político evidente, propagandístico, de incitación al odio, anti-masculino, antioccidental y anticristiano».¹¹

La mujer representa la desobediencia ante la normalidad, con su actitud atacan a las bases legales y morales de la sociedad occidental para Varones Unidos. La desobediencia al biopoder y el control del cuerpo de la mujer se convierte en un signo de su salvajismo y digno de repudio. El cuerpo desnudo debe ser acallado y ocultado, en cuanto este se vuelva símbolo de desobediencia.

El exceso está presente en las mujeres al reclamar una igualdad de derechos que ya existe para Renzo, garantizado por el sistema liberal, siendo las mujeres movilizadas por un poder supranacional que busca controlar a la sociedad mediante su división; representado por el Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay (MIDES), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) de Uruguay, los gobiernos de izquierda, las organizaciones no gubernamentales (ONG), el Banco Mundial, George Soros o la familia Rockeffeller, quienes marcan un paquete de reformas estableciendo la agenda de derechos, reduciéndola a es una creación de una conspiración tanto nacional como internacional, y no producto de la lucha social de los grupos feministas y LGBTIQ+.

Este punto es el eje de la postura de Nicolás Márquez y Agustín Laje, periodistas argentinos, antifeministas y liberales, quienes plantean «estos activistas (hace referencia a los movimientos pro derechos y LGBTIQ+) agigantaban artificialmente en el afán de «naturalizar» sus hábitos, queda más que claro que este sector es mucho más ruidoso que numeroso, y que sus proclamas y reclamos no forman parte de una «necesidad de la sociedad», sino de discutibles pretensiones de un sector marginal que se ha convertido en poderoso, al estar apañado por centros financieros del progresismo internacional, la intelectualidad de izquierda, el centrismo «bienpensante» y parte de una opinión pública desatenta o desinformada» (^{Márquez y Laje, 2016, p. 117})

Con ello, no solo se anula el reclamo histórico de los colectivos, sino que se los sitúa en un peldaño inferior al caracterizarlos como influenciables, y alejados de la razón. Las leyes deben ser modificadas, estructuradas y ordenadas en favor de la tradición para garantizar la democracia (^{Mujica, 2007}), la cual es vista como un cuerpo estanco y objetivo de leyes.

El sistema económico actual es presentado como un campo sin restricciones ni trabas para que ninguno de los seres humanos cumpla sus sueños. La idea del «american dream»¹² estadounidense que se ha extendido gracias al sistema capitalista, resalta la jerarquía de la libertad como forma de lograr las oportunidades de alcanzar lo que se quiera cuando se quiera donde se quiera, con solo trabajar duro para lograr el objetivo. Quien queda por fuera no es por culpa de las inequidades del sistema, sino que, por su propia ineficacia.

En un artículo escrito por Laurta y presentado en la web de Varones Unidos en agosto de 2018,¹³ se remarca que «Esta cultura de trabajo es clave para el rejuvenecimiento social, al reemplazar paulatinamente las familias que aprenden la cultura de trabajo y sacrificio en la pobreza, a las que caen presa de la decadencia en los estratos sociales más acomodados. Esta circulación social natural, que es además el motor de una movilidad social que ayudaría a mitigar la tendencia natural a la decadencia…».

Cualquier intervención del estado es vista como antinatural, una limitante a las oportunidades y el progreso, mecanismo principal para la democracia, pero no se es contrario a la idea de un estado, siempre que este sea afín a los principios liberales y tradicionales (^{Robin, 2019}).

Lo tradicional como lo liberal trazan una línea divisoria que plasma lo aceptable de lo inaceptable, lo racional de lo irracional, la cultura de lo salvaje (^{Descola, 2010}, ²⁰¹²) estableciendo dos bloques enfrentados. Por un lado, lo correcto, que forma espacios epistemológicos del bien que permiten llegar a una verdad única e inalterable, y por otro lo incorrecto, o una epistemología del mal, basada en especulaciones e ideologías que buscan engañar y sacar rédito del contexto social.

No hay duda que se posee la verdad, para Renzo, una Verdad única e indiscutible, marcada por la razón; el antropólogo peruano ^{Mujica (2007}), llama a este proceso inerrancia. Hay sujetos especiales para Renzo, iluminados, quienes comprenden y pueden ver la verdad, generando un discurso que se autoalimenta en una espiral argumentativa donde la ciencia se coloca como fuente principal. Este proceso lo lleva a verse no como una persona normal, sino con una visión única iluminada por una única razón. Esto no solo le da la potestad de poseer la verdad, sino que lo obliga a enseñar e iluminar al resto de la humanidad.

La imagen del pastor que guía a sus ovejas a hacia un corral para que no se desvíen, ayuda a entender su postura. Michel ^{Foucault, en Microfísica del poder (1979}), nos diseña un artefacto donde el poder no solo es represivo, sino que produce determinadas tácticas y mecanismos donde circula, uno de estos mecanismos es la potestad pastoral (^{Meneses, 2019}). En su inerrancia el pastor debe guiar a su rebaño por el camino correcto de la Verdad única. La tarea pastoral de los iluminados es sumamente importante para Renzo así la tarea pedagógica y la retórica se complementan. No solo vale plantear el discurso, sino convencer a la mayor cantidad de personas para que lo repliquen, marca Renzo.

Los argumentos del pastor componen la moral cristiana sumado a los deseos, responsabilidades y conflictos de la propia persona. El poder moral que establece la figura del pastor es un mecanismo de control eficaz y reproductor de las desigualdades (^{Segato, 2003}). Se debe convertir a los salvajes y bárbaros, y esto se transforma en un deber del hombre blanco y cristiano, que impone un proyecto desarrollista y liberal basado en los valores y normas del mundo liberal que ofrece a Europa como la cúspide del mundo moderno y ejemplo a seguir (^{Grosfoguel, 2006}).

Los sujetos iluminados no caen en lo políticamente correcto¹⁴ o fomentan la anarquía social, marca Renzo, son sujetos civilizados y miembros de la sociedad. Con esto la otredad es construida como parte de la naturaleza y como tal debe ser dominada. Tal como expresa Achille ^{Mbembe (2011}), las metrópolis durante los procesos coloniales caracterizaban a los pueblos conquistados como salvajes, así, el proceso colonizador estaba fundamentado, como el exterminio de sus habitantes. En este caso, la sociedad occidental, heteronormativa, nacional y tradicional, debe dominar a quienes no se sirvan de su regla alegando que escapan a la racionalidad y convierten a la sociedad en un caos, pues la vida humana es el principal valor de respeto y derecho (^{Mujica, 2007}).

Sobre la base en esta argumentación, la agrupación se vuelve protectora no solo de derechos de los varones, sino de la sociedad capitalista liberal patriarcal en su conjunto. Los derechos de los varones al ser atacados, modifican el sistema y por lo tanto se puede caer en la ausencia total de las leyes que garanticen la igualdad según Renzo.

Por eso, para Renzo, es necesaria la formación de grupos que reclaman el fin de la desigualdad y demandan terminar con la inequidad de derechos, por ejemplo, Varones Unidos. La democracia surge como un objetivo para mantener el equilibrio social, la participación, donde se escuchen las voces contrarias al orden establecido, así el discurso se vuelve políticamente incorrecto y es tomado como revolucionario por quienes lo utilizan. Para estos grupos, la ideología de género, apoyada por los gobiernos de izquierda instalan una dictadura donde se impone su régimen de verdad y todo aquello que escape a la lógica discursiva dominante es parte de lo políticamente incorrecto. Logran posicionarse como oprimidos y expresan su guerra contra la ideología de género, en fin de beneficiar al progreso del país, ante seres improductivos, ocultando las múltiples opresiones generadas por el sistema.

La guerra del género

El avance de la ideología de género y el feminismo es visto como una catástrofe a nivel mundial, y su combate se debe hacer radicalmente, en coordinación entre movimientos locales e internacionales en un escenario donde se busca promover la homosexualidad y el final de la familia (^{Cornejo-Valle y Pichardo, 2017}) para Varones Unidos. Se va construyendo con esto una estructura dicotómica entre lo normal y lo anormal, entre una idea de la vida y la unión, y una de la muerte y el conflicto (^{Mujica, 2007}). Se establecen ciertos marcos de poder que limitan la concepción del ser y por lo tanto los mecanismos que producen qué vida es valorable y cual no (^{Butler, 2009}).

Surge con fuerza en el discurso de este grupo, el accionar hacia todo lo que atente contra la moralidad tradicional heteronormativa para transformarlo en un enemigo a combatir bajo el precio de perder la armonía social y la familia. Esta creación de enemigos supone el ejercicio de la tecnología del biopoder foucaultiano, quien en su base permite decidir y distribuir la muerte (^{Mbembe, 2011}). Así, cualquier medio es válido para modificar la conducta, incluso la represión y el control de los cuerpos disidentes. Por lo tanto, no puede ser aceptado el mensaje feminista de libertad de los cuerpos, porque ataca a la propia sociedad tradicional, transformando a la mujer en un elemento contrario a la tradición y el sistema capitalista, el cual debe ser controlado a toda costa (^{Estévez, 2018}).

La ideología de género es algo perverso alejado del argumento de la ciencia: «estas tendencias ideológicas fueron escalando posiciones y la ideología de género logró un sinfín de éxitos políticos tendientes no solo a forzar la aceptación popular de sus postulados, sino también imponiendo la amable «aprobación científica» de muchas de sus publicitadas conductas, pero no por la aparición de investigaciones académicas superadoras, sino por brutales coacciones políticas. (…) poner de manifiesto que la ideología de género no solo es perniciosa y peligrosa por el hecho de esconder tras de sí un modernizado propósito comunizante, sino porque además, el instrumento usado para su embozada imposición política es objetivamente dañino para quienes son incentivados a practicarlo, más allá de que, huelga repetir hasta el hartazgo, no negamos el derecho a que cada uno viva su intimidad como le plazca, en tanto y en cuanto en el uso de esa potestad no se lesionen derechos de terceros» (^{Márquez y Laje, 2016}, p. 143)

El terror ante el caos que proponen Márquez y Laje, se erige sobre lo político y fundamenta la coerción de derechos, los enemigos son una equivocación de la naturaleza y lo revolucionario una aberración de la política, lo que habilita un espacio para minimizar el error, fortaleciendo el régimen de verdad y fundamentando la eliminación del contrario (^{Mbembe, 2011}).

Renzo acota, que la homosexualidad se da por mutaciones genéticas, así como los animales albinos, que son vistos como una demostración de la no perfección de la naturaleza. Querer mostrar como normal elegir nuestras preferencias de género hace que se afecte el desarrollo sexual y psicológico del niño, atentando contra el orden natural, para Varones Unidos, genera que el «hombre no sea hombre».

Se activa un dispositivo que confunde los lugares de sexo y género, estableciendo formas de desigualdad y opresión en la clasificación. Normaliza el espacio despolitizándolo completamente fortaleciendo una moralidad determinada en base a un discurso biologicista sobre el sexo y la sexualidad.

Rubin nos remarca la idea de que en estos sistemas clasificatorios «la sexualidad buena y natural» seria la heterosexual, marital, monógama, reproductiva, y no comercial. Excluye la pornografía, los objetos fetiche, los juguetes sexuales de todo tipo, y cualesquiera otros papeles que no fuese el de macho y hembra; otra representación sexual que viole estas reglas es malo, anormal o antinatural (^{Rubin, 1989}).

La ideología de género se apoya en un complot mundial que busca bajar el número de hombres y mujeres para disminuir la población mundial. El movimiento feminista y LGBTIQ+ buscan destruir la familia con un discurso de odio. Con este planteo, Varones Unidos, argumenta la idea de defender la heterosexualidad es la única vía de supervivencia de la especie humana y mantenimiento de la familia.

La familia debe ser protegida al ser el primer contacto y base de la sociedad, por esto, no debe ser tocada por las políticas estatales y defendida de la epistemología del mal que busca corromperla marca a Renzo. Las nuevas formaciones de familia (familias monoparentales, familias homosexuales, familias con padres ausentes) son familias por definición legal, la ley las representa y categoriza, pero de forma personal Renzo, no cree que sea prudente que no sean hombre y mujer, ya que piensa que puede ocurrir que las personas no se formen de forma normal, creando huecos.

Estas afirmaciones se hunden en argumentaciones basadas en el fetichismo genético,¹⁵ que resaltan que el vínculo biogenético es quien estampa el modelo correcto de familia, definiendo el lazo familiar, estableciendo que cualquier formación no heteronormativa y por fuera del linaje genético, es vista como negadora de la razón, lo natural y lo correcto.

El biopoder es quien decide cual es la formación familiar aceptable, dejando a los vínculos de crianza y cuidado como plausibles de complicaciones a futuro para los niños. Renzo marca: «… he visto muchas experiencias de amigos, que son hijos únicos y no nacen muy bien, y lo comparó con la naturaleza, no te digo que siempre sea así, no?, pero lo comparo con la naturaleza como… el cachorro de león, que para poder tener una supervivencia, tienen que luchar entre ellos, eso yo lo comparo con los hermanos…»¹⁶

La competencia se vuelve algo propio de la naturaleza humana, reside en el propio ser de los sujetos y es trasmitida de generación en generación incidiendo en el carácter y el comportamiento, esencializando aspectos biológicos por sobre los sociales (^{Wade, 2011}). La competencia está presente en los sujetos desde su propio ente, por lo tanto, la negativa a pelear en un mundo liberal es tomado como algo poco serio según Renzo.

Naturalizar la competencia, vuelve parte de los atributos de la humanidad al sistema capitalista salvaje. La libre competencia es la que rige el mercado y quienes posean mayor preparación llegarán a la meta convirtiéndose en los triunfadores, mientras los menos calificados serán dejados de lado. La familia prepara para un mercado de competencia donde sobrevive el más apto. Como plantea Renzo, la familia es una fábrica de sociedad’. «Vale destacar que es considerada también la principal organización de cuidado de los niños, al defenderla se defiende a las nuevas generaciones; desde aquí se crea un dispositivo discursivo donde la defensa de la vida del niño, la oposición al aborto y la limitación del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo (^{Moran Faundes, 2013}; ^{Mujica, 2007}); siempre dentro de un marco donde la vida comienza con la concepción¹⁷ son centrales para mantener el sistema capitalista liberal patriarcal.»

A modo de cierre

Los procesos de cambio y crisis van transfigurando la cultura de cada sociedad en el tiempo y el espacio y ayudan a pensar qué elementos la componen y hasta qué punto pueden llegar afectar un proceso de mutación a la interna y externa. La crisis, vista cómo el proceso de cambio y transformación social, en su definición e identificación va a recibir el valor decisivo que permitirá afrontarla, y con ello, los costos sociales y políticos que tendrá cada uno de los procesos que la caracterizan. Hace de su definición un acto necesariamente político, debido a que la apertura a una solución puede significar la agudización de reclamos sociales que lleven a una nueva crisis (^{De Sousa Santos, 2014}).

Los diversos feminismos, el movimiento obrero, las diversas agrupaciones LGBTIQ+, los grupos afro, indígenas, antirracistas, entre otros, han levantado sus voces contra el Estado, la iglesia, las instituciones jerárquicas, manifestaciones xenófobas, homofóbicas o cualquier lugar donde se ataque sus derechos y espacios de expresión, buscando visualizar las inequidades del sistema capitalista, liberal, patriarcal, moderno; no solo posibilitando lugares de denuncia, sino de cambio social en busca de generar nuevos lugares que sirvan de alternativa a las normas y valores culturales, abriendo fisuras en el terreno social por donde respirar.

La acción creadora de estos movimientos trae una reacción que busca mantener y cuidar los lugares de privilegios y reafirmación del sistema. Estos grupos no son producto de su coyuntura histórica solamente, sino que se van desarrollando a lo largo de la historicidad en procesos que pueden ser rastreables. Las discusiones y argumentos de los grupos contrarios al voto femenino o al divorcio por simple voluntad de la mujer, giraban en torno a la anarquía en la cual se sumiría la sociedad de ser aprobadas las reformas. Este argumento puede rastrearse hasta los alegatos contrarios al feminismo y la agenda de derechos en la actualidad postulados por varios grupos.

Los procesos históricos marcan procesos de resistencia al cambio en quienes detentan ciertos privilegios. La historicidad los une en espacios temporales no lineales, sino de cambios, avances y retrocesos de la resistencia al cambio. En esta historicidad se encuentra inserto Varones Unidos, el grupo tomado para este trabajo y en el cual participa Renzo, quien sirvió de interlocutor durante toda la investigación etnográfica.

Varones Unidos nace en respuesta al avance de las nuevas legislaciones sobre género, marcando como su enemigo el feminismo, la izquierda y los movimientos LGBTIQ+, resumidos en la llamada ideología de género.

Se establece una resistencia con base en un sistema de oposición dónde los grupos que buscan expresar su voz y posibilitar el cambio son el enemigo que derrotar sin importar las consecuencias y con la mayor premura posible. La construcción del yo se da por oposición ante un otro distinto con base en un entramado de relaciones de poder.

La igualdad está garantizada, para Varones Unidos, por el sistema liberal capitalista moderno el cual es presentado como la base de la sociedad, por lo tanto, cualquier intento por modificar el sistema o las relaciones de género, es visto como una forma de intentar atacar los valores occidentales y romper el equilibrio social.

En este juego de oposiciones que construyen, tanto Renzo como integrante, como Varones Unidos como grupo, se producen dos espacios bien diferenciados entre qué elementos componen lo excesivo y lo racional. Renzo piensa la razón sobre la base del trabajo, el progreso, la sobriedad y la mesura, mientras lo excesivo es pensado como el ocio, el desenfreno y lo salvaje.

Esta división no solo divide estos dos espacios, sino que caracteriza a las relaciones de género mediante la referenciación del hombre con la razón y a la mujer con lo salvaje. Los géneros se construyen en una perspectiva binaria para Varones Unidos, donde la mujer al ser parte de lo salvaje queda por fuera del campo de la decisión y supeditada al mandato masculino, con el deber de amoldarse al canon presentado por el biopoder y su figura como madre.

En esta división se construye la idea de un enemigo que busca fomentar el caos y desorden al sistema tradicional, patriarcal y liberal. entablando un clima de guerra hacia la ideología de género, la cual aparece como el principal elemento de derrotar, y establece quiénes son pasibles de derecho y quiénes reclaman excesivamente la instalación de nuevos.

Este discurso alude a argumentos científicos (de dudosa validez o no), y valiéndose de recursos teológicos en casos particulares, para generar una verdad única e inamovible. La verdad se vuelve una convicción inequívoca del camino emprendido por el grupo.

La acción discursiva de Renzo se apoya en un régimen de verdad donde cualquier intento de liberar el cuerpo femenino es visto como un exceso que debe ser castigado. Esto marca sobre los cuerpos limitantes en sus derechos con base en un régimen de verdad que fundamenta la normalización, segregación, discriminación y muerte de mujeres y disidencias por apartarse del camino correcto y la senda del biopoder, buscando normalizar el cuerpo, la mente y la sexualidad sobre estructuras impuestas y serviles al sistema de género patriarcal y heteronormativo.

Así se abren espacios a una segunda característica de Varones Unidos y Renzo, la idea de función pastoral. No alcanza con portar el mensaje, sino que debe enseñarse y ser guía de masas para que acaten el mandato. Los iluminados, como llama Renzo, tienen la tarea de extender el mensaje para combatir el avance de la ideología de género y el feminismo.

Este tipo de discurso no solo fomenta la discriminación y el odio, sino que establece marcos desde donde se va configurando un régimen de verdad que a su vez, no solo instituye que elementos son válidos y cuáles deben ser dejados de lado, sino que habilita quienes pueden ser merecedores de derechos y a quienes se les debe recortar, convirtiéndose en una maquinaria de decisión sobre quienes puede vivir y morir.