Introducción
En dietas altamente concentradas utilizadas en sistemas de alimentación a corral, donde el voluminoso representa valores en torno al 10-15 % del total de la materia seca, la sustitución de la fibra larga (henos, ensilajes) por fuentes alternativas de fibra derivada de subproductos de la industria tales como afrechillo de trigo, cáscara de arroz, retornable fino de la industria de la celulosa, ha probado ser viable, tanto en novillos como en terneros (Simeone et al., 2008; Beretta et al., 2010). La formulación de una ración totalmente mezclada (RTM) sin fibra larga ofrece ventajas del punto de vista operativo, en tanto la eliminación del suministro de ensilajes o heno picado no solo reduce la necesidad de equipos de distribución, sino que genera la oportunidad de adopción de otras formas de suministro de alimento. Debido al menor volumen y elevado contenido de materia seca de las RTM sin fibra larga se abre la posibilidad de ofrecer el alimento en comederos de autoconsumo, facilitando aún más la operativa de la distribución del alimento. Sin embargo, los potenciales riesgos digestivos asociados a este manejo deberían ser evaluados.
La remoción de la fibra larga de la dieta de vacunos alimentados en confinamiento ha sido evaluada sobre la base del suministro diario ad libitum de la RTM (Pordomingo et al., 2002; Simeone et al., 2008). Esto determina que, aun cuando la fibra físicamente efectiva aportada por los subproductos en dietas sin fibra larga pueda ser menor que la aportada por el forraje conservado (heno de gramíneas picado o ensilajes, utilizados como testigo en todas las comparaciones) (Mertens, 2002), un adecuado manejo del comedero y mayor frecuencia de distribución del alimento en condiciones de suministro diario, podrían haber contribuido a evitar potenciales disturbios digestivos derivados de la remoción de la fibra larga. En el caso del uso de comederos de autoconsumo, no solo no es posible realizar el fraccionamiento diario del alimento, sino que tampoco es posible realizar un control diario de la oferta ni lectura diaria de comedero, aspectos fundamentales en el manejo de un corral (Schwartzkopf-Genswein et al., 2003; Schutz et al., 2011).
No obstante ello, podría suceder que el animal estabilizara su consumo en tanto tuviera acceso seguro al comedero, el alimento estuviera siempre disponible y el aporte de fibra efectiva fuera suficiente para promover rumia e insalivación, todo lo cual contribuiría a evitar los trastornos digestivos (Gaylean, Wagner y Owens, 1979). La información experimental evaluando el sistema de comederos de autoconsumo en la alimentación a corral es limitada, tanto en la terminación (Engel, Ilse y Anderson, 2013) como en la recría de terneros (Simeone et al., 2007). Estos últimos autores evaluaron el uso del autoconsumo exclusivamente para el suministro del concentrado, ofreciendo aparte en el corral heno a voluntad. En estas condiciones, los terneros alimentados en autoconsumo no difirieron de aquellos que tuvieron suministro diario ni en ganancia de peso vivo (0,85 vs. 0,71 kg/día, P = 0,20), ni en el consumo de concentrado (2,64 vs. 2,57 kg/100 kg peso vivo, P = 0,28), respectivamente. Es posible, sin embargo, que la remoción de la fibra larga de la dieta modifique la respuesta esperada con relación a este antecedente.
Este trabajo tuvo como objetivo comparar en terneros alimentados a corral el efecto del sistema de alimentación autoconsumo o suministro diario para el uso de dietas sin fibra larga, sobre la performance animal y eficiencia de uso del alimento.
Materiales y métodos
Infraestructura, animales y alimentos
El trabajo fue realizado en corrales de encierro establecidos en el área de la Unidad de Producción Intensiva de Carne de la Estación Experimental Mario A. Cassinoni de la Facultad de Agronomía (Paysandú, 32°38´ S; 58°04´W) durante 84 días, a partir del 16 de julio de 2010. Cuarenta y ocho terneros Hereford castrados al nacimiento (148,3 ± 25,8 kg; 272 ± 20 días de edad), provenientes del rodeo experimental, fueron asignados al azar a ocho corrales a cielo abierto con piso de tierra (seis terneros/corral, 20 m2/ternero). Cuatro corrales contaron con comedero de acceso lineal (30 cm/tenero) y los restantes cuatro corrales contaron cada uno con un comedero de autoconsumo de tipo tolva con capacidad para 2000 kg de ración y 6 m de acceso lateral de frente de ataque. Todos los corrales dispusieron de agua a voluntad. Se utilizó una ración totalmente mezclada sin fibra larga, incluyendo cáscara de arroz como fuente de fibra (RTM, Cuadro 1), formulada de acuerdo a las recomendaciones de NRC (2000) para una ganancia de peso de 1,2 kg/día, y preparada en una única partida.
Tratamientos y procedimiento experimental
Fueron comparadas ambas formas de suministro de la RTM: suministro diario (SD), o suministro en comederos de autoconsumo (AC). Los animales fueron introducidos gradualmente al consumo de la RTM y a los comederos de autoconsumo durante cuatro semanas. En las siguientes ocho semanas (periodo experimental) el alimento fue ofrecido ad libitum en ambos tratamientos. En SD la oferta de alimento fue ajustada mediante lectura de comedero, de forma de obtener un rechazo diario de 10 % (en base fresca), y fue distribuida en tres comidas diarias (0800, 1300 y 1800 h). En AC el comedero se rellenó cada siete días con cantidad suficiente para 10 días, siendo monitoreado diariamente de forma que nunca faltase alimento. Previo al inicio del periodo experimental los terneros fueron tratados contra parásitos internos y externos, y posteriormente el estado sanitario fue monitoreado en forma constante.
Registros y mediciones
El peso vivo (PV) fue registrado el día 1 del periodo experimental y cada 14 días, sin ayuno previo, siempre por la mañana antes del suministro de la primera comida en SD. Al finalizar el periodo experimental se determinó mediante ultrasonografía del espesor de grasa dorsal subcutánea (EGD) y el área del músculo Longissimus dorsi (AOB). Estas determinaciones se realizaron a la altura de la 12a y 13a costilla colocando el transductor (sonda 18 cm/ 3,5 Mhz) lateralmente en dicha zona, siendo las imágenes obtenidas procesadas con software específico para la evaluación de la calidad de carne de razas carniceras (Tool Box II, Dr. Wilson - Biotronic Inc). Adicionalmente, a inicio y fin del periodo experimental se registró la altura al anca (AA) según recomendación de BIF (2016). El consumo de materia seca (CMS) por corral fue determinado en tres días consecutivos por semana como la diferencia entre el peso de alimento ofrecido y el residuo a las 24 h, y expresado en base seca. Mientras en SD el residuo fue descartado previo al suministro de la nueva comida, en AC este era retornado al comedero. La eficiencia de conversión del alimento (EC) fue calculada por corral como el cociente entre el CMS promedio diario y la ganancia media diaria de peso por unidad experimental (GP). El comportamiento animal fue caracterizado en el día 43 del periodo experimental, mediante observación directa de los animales entre las 8 y 19 h (periodo de horas luz). Para cada animal dentro de cada repetición se registró cada 15 minutos la actividad que se encontraba realizando: consumo de ración, rumia, consumo de agua o descanso. El mismo día fue determinado el consumo de MS por el método ya descrito. La energía neta (EN) aportada por la dieta fue estimada para cada tratamiento en base a la estimación de los requerimientos diarios de EN para mantenimiento y ganancia de peso y del CMS en cada corral, siguiendo la metodología reportada por Zinn et al. (2008).
Análisis estadístico
El experimento fue analizado mediante modelos lineales correspondientes a un diseño de parcelas al azar, considerando como unidad experimental el conjunto de animales por corral. Variables con medidas repetidas en el tiempo (PV y CMS) fueron analizadas mediante Procedimiento Mixed de SAS (SAS Institute Inc., Cary, NC), incluyéndose el PV inicial como covariable. La GP fue analizada según un modelo lineal mixto de heterogeneidad de pendientes del PV en función del tiempo, y las pendientes de las rectas ajustadas fueron comparadas por contrastes simples. El CMS, expresado en base diaria o cada 100 kg de PV fue analizado mediante un modelo incluyendo el efecto de tratamiento (T), semana de medición (S), día dentro de la semana de medición (D(S)), y las interacciones T×S, T×D(S), S×D(S) y T×S×D(S). Las variables de comportamiento fueron analizadas mediante un modelo lineal generalizado asumiendo una distribución binomial y estimándose la probabilidad de ocurrencia de las diferentes actividades mediante el Procedimiento GLIMMIX (SAS Institute Inc., Cary, NC). La EC, EN de la dieta, PV y AA, AOB, y EGD fueron analizadas mediante el procedimiento GLM de SAS incluyendo como covariable el PV inicial, y las medias de los tratamientos comparadas mediante el test de Tukey. Se consideró un efecto significativo cuando la probabilidad de ocurrencia de error tipo I fue menor al 5 % y una tendencia cuando esta se situó entre 5 y 10 %.
Resultados y discusión
El efecto de los tratamientos sobre la ganancia de peso vivo, consumo, eficiencia de conversión y la estimación de la EN de la dieta, se presentan en el Cuadro 2.
La evolución de peso vivo durante el período experimental mostró un ajuste lineal (P < 0,05), registrándose en terneros manejados con SD mayor ganancia media diaria de peso vivo que en aquellos manejados con AC (P < 0,05). Esta respuesta aparece asociada a un mayor consumo diario de materia seca en SD con relación a AC (expresado tanto en kg/día como kg/100 kg PV). Si bien en AC la ganancia de peso fue 10,2 % menor a la observada en SD, el CMS fue 14,4 % inferior (P < 0,05) y el aporte de EN para ganancia de peso de la dieta fue 8,2 % superior, observándose una tendencia de mejora de la eficiencia de conversión del alimento de 5,0 % a favor de AC (P = 0,08) (Cuadro 2).
Los consumos observados expresados como porcentaje del peso vivo parecen elevados, considerando que se trata de una dieta con 93,64 % de concentrado en su formulación, para la cual se esperaría que mecanismos de regulación metabólica del consumo limitaran el mismo en valores menores (NRC, 2000). Sin embargo, la inclusión de un 29 % de subproductos con elevado contenido de FDN, como el afrechillo de trigo y el expeler de girasol (42,8 % y 40,0 % respectivamente; NRC, 2000), sumado a casi 60 % de sorgo grano, caracterizado por la baja tasa de degradación ruminal de su almidón (Herrera-Saldana, Huber y Poore, 1990), contribuirían a explicar esta respuesta. Una menor tasa de fermentación y producción de ácidos grasos volátiles promovería un mejor control de la caída del pH y un mayor CMS (González et al., 2012). Aun así, los valores observados de CMS (kg/100 kg PV) en ambos tratamientos se encuentran por debajo de CMS potencial predicho de acuerdo al biotipo, edad y peso de los animales (SCA, 2007), el cual es máximo en etapas iniciales de crecimiento (próximo a 4 %) y tiende a disminuir conforme el animal se aproxima a su tamaño maduro, alcanzando valores en torno al 2,0 %.
Los resultados de performance animal obtenidos son consistentes con los reportados por Simeone et al. (2012). Cuando evaluaron los mismos tratamientos y tipo de dieta pero en terneros de mayor peso inicial (180,0 ± 25,8 kg), estos autores no detectaron diferencias estadísticas en la GP entre el suministro diario y el autoconsumo (1,58 vs. 1,68 kg/día, respectivamente), sino que registraron un menor consumo de materia seca en AC (P < 0,01) y mejor eficiencia de conversión del alimento a favor de este último (4,3 vs. 3,9 kg MS/ kg GP, P < 0,01). Por otra parte, Beretta et al. (2012) reportan resultados similares trabajando con animales más jóvenes (terneros de destete precoz, 70,2 ± 8,3 kg peso de inicio) manejados en confinamiento con dietas sin fibra larga pero utilizando retornable fino (subproducto de la industria de la celulosa) como fuente de FDN efectiva. En dicho trabajo, terneros alimentados en autoconsumo presentaron similar GP (P > 0,10), menor CMS (P < 0,05) y mejor EC (2,34 vs. 3,11 kg MS/ kg GP, P < 0,10) que aquellos alimentados a voluntad diariamente en comederos convencionales. Si bien los antecedentes con relación al uso de comederos de autoconsumo para el suministro de RTM sin fibra larga son escasos, cuando se lo comparó con el suministro diario la respuesta observada con relación a un menor CMS y mejora de la EC a favor del AC fue consistente entre trabajos.
Una peor eficiencia de conversión en SD podría ser consecuencia de una menor digestión ruminal debida al mayor CMS observado con relación a AC (Galyean, Wagner y Owens, 1979). No obstante, se reporta que este efecto es más marcado cuando el consumo de energía varía entre 1,0 y 1,5 veces mantenimiento, siendo que incrementos por encima de 2,0 veces mantenimiento presentarían bajo o nulo impacto en la digestión ruminal de la materia orgánica (Zinn, 1995). En el presente trabajo, el nivel de CMS en SD fue 2,54 veces mantenimiento, y la reducción de 14,4 % en el CMS observada en AC representó un nivel de consumo de energía 2,24 veces mantenimiento, por lo cual probablemente no sea esta la principal causa que explique la mejora en EC. Zinn, Adam y Tamayo (1995), evaluando el efecto del nivel de consumo sobre el aprovechamiento digestivo de dietas concentradas, concluyen que, si bien un mayor CMS reduce el valor de energía digestible de la dieta, esta diferencia se vería compensada por una reducción en las pérdidas de energía como metano.
Frecuentemente se argumenta con relación al sistema de AC que podría promover un CMS más variable, tanto entre animales como entre días, o inclusive dentro del día, lo cual conspiraría contra el mantenimiento de condiciones de ambiente ruminal estable (Fulton, Klopfenstein y Britton, 1979). En este trabajo, la evolución semanal del CMS diario (kg MS/100 kg PV) durante el periodo de permanencia en el corral tendió a ser afectada por el sistema de suministro (T×S; P = 0,09). El sistema AC mostró un CMS más estable entre semanas con relación a SD, registrándose una variación máxima de 11,8 % (semanas 2 vs. 5) y 19,0 % (semanas 4 vs. 7), respectivamente (Figura 1). Sin embargo, la variación en el CMS entre días dentro de una misma semana no fue afectada estadísticamente por el sistema de suministro (T×D(S); P > 0,10), siendo esta respuesta independiente de la semana de medición (T×D(S)×S; P > 0,10) (Figura 2).
Un consumo relativamente estable entre días es una característica deseable en un sistema de alimentación a corral, fundamentalmente con el objetivo de evitar disturbios metabólicos clínicos o subclínicos (Pritchard y Burns, 2003). Soto-Navarro et al. (2000), evaluando el efecto de medidas asociadas al manejo del comedero en corrales con dietas 90 % concentrado, observaron que un 10 % de fluctuación entre días en el consumo de materia seca determinaba una caída en el valor medio de pH ruminal. Sin embargo, Barajas et al. (2008), variando un 20 % el consumo entre días en dietas 92 % concentrado, no hallaron efecto sobre la función digestiva, ganancia de peso y eficiencia de conversión con relación a un consumo constante. Estos resultados serían similares a los observados en el presente trabajo, donde si bien no se detectaron diferencias estadísticas en el CMS entre días debidas al tratamientos, para el total del período experimental la variación promedio del CMS entre días dentro de una semana fue 3,9 % y 9,2 % en SD y AC, respectivamente, registrándose en AC variaciones puntuales superiores al 20 % como las observada en las semanas 3 y 6 (Figura 2). Sin embargo dichas fluctuaciones no perjudicaron la EC en AC con relación a SD. Es posible que las características nutricionales de la dieta en cuanto a una menor degradabilidad ruminal del almidón y alto aporte de fibra de los subproductos hayan contribuido a atenuar el efecto de dichas variaciones.
La variación en el CMS dentro del día asociada al sistema de suministro fue estudiada a través del análisis del comportamiento animal, particularmente a través de su impacto sobre la actividad total de consumo y su patrón de distribución diurno. Sin embargo, es importante destacar que el monitoreo del comportamiento fue realizado durante un solo día durante el periodo experimental, por lo cual la falta de repeticiones en el tiempo no permitió el estudio de la interacción de T×S y T×D(S) como se realizara para el CMS. En este caso, las observaciones realizadas el día 43 (semana 7, Figura 2) coincidieron con un periodo de máxima diferencia en el CMS entre AC y SD (3,02 vs. 3,92 kg/100 kg PV, respectivamente). En estas condiciones, la forma de suministro del alimento afectó el comportamiento animal (Cuadro 3), observándose una mayor actividad de consumo y menor tiempo de descanso en SD (P < 0,05), sin afectarse la actividad de rumia (P > 0,05). Asimismo, los patrones horarios diurnos de actividad de consumo difirieron entre tratamientos. En SD se observó un pico de actividad de consumo entre las 8 y 11 h, luego de suministrada la primer comida del día, en oposición a AC (0,47 vs. 0,24: P < 0,05) que mostró una actividad de consumo más uniformemente distribuida entre las 8 y las 17 h.
El comportamiento ingestivo en un corral es una variable de respuesta sensible a cambios en el manejo de la alimentación, contribuyendo a mantener o afectando negativamente el balance ácido-base en el rumen (González et al., 2012). Según estos autores, dicho balance es promovido por una distribución homogénea del consumo a lo largo del día, comidas más pequeñas, menor tasa de consumo y mayor tiempo de masticación. Sistemas de manejo de la alimentación con oferta ad libitum y alta frecuencia de suministro, como el utilizado en SD, contribuirían positivamente sobre estas características de comportamiento. En el caso de SD, una mayor actividad de consumo con relación a AC explicaría en parte el mayor consumo total observado. Este comportamiento, aun cuando ambos tratamientos se encontraban con oferta ad libitum, podría ser atribuible al hecho de SD recibir el alimento distribuido en horarios fijos, lo cual podría haber funcionado como un estímulo al consumo, elemento que no existía en AC donde la decisión de acceder al comedero dependió solamente del animal. El pico de actividad de consumo entre las 8 y las 11 observado en SD no coincide con los resultados reportados por Gibb et al. (1998). Para dietas con 92 % concentrando ofrecidas ad libitum en una comida diaria en la mañana, estos autores reportan dos picos de consumo, uno luego de la entrega del alimento y otro a la tarde de mayor magnitud que el primero. González et al. (2012), también reportan que, cuando el animal se adapta al consumo de dietas concentradas, tiende a modificar su comportamiento hacia comidas de menor tamaño y más frecuentes, de forma de evitar el malestar derivado de una sobrecarga de ácidos a nivel ruminal. Es posible que el patrón de actividad de consumo en AC refleje mejor esta adaptación del comportamiento.
A la salida del corral, los terneros de SD fueron más pesados (P < 0,05). Sin embargo, esto no se reflejó en diferencias significativas entre tratamientos en la AA, EGD o AOB (P > 0,10). Si bien estas dos últimas variables no fueron medidas al inicio del experimento, se asume que, dada la similar edad y peso vivo de los terneros, misma raza y rodeo de origen, así como manejo previo conjunto, las mismas no presentaban diferencias entre tratamientos al momento del ingreso al corral. En el Cuadro 4 se presentan las medias ajustadas por tratamiento para dichas variables.
A modo de síntesis, los resultados observados sugieren que para RTMs sin fibra larga, el uso de comederos de AC tiende a mejorar la EC del alimento con relación al suministro diario en comederos convencionales. Ello podría estar explicado por un mejor aprovechamiento digestivo del alimento asociado a un menor consumo de materia seca y mayor tiempo de retención del alimento en rumen, así como a un consumo más uniforme a lo largo del día, el cual promovería condiciones de fermentación también más estables. Por otra parte, cuando su utilizó el sistema de AC, una menor actividad de consumo fue compensada por mayor tiempo de descanso (Cuadro 4). Este patrón de comportamiento podría haber contribuido a una mejora del balance de energía, a través de una reducción los requerimientos de EN para actividad, reduciendo las necesidades diarias para mantenimiento (NRC, 2000) y mejorando la partición de la energía para funciones de producción. Una estrecha relación entre el comportamiento animal y la eficiencia de conversión ha sido reportada por otros autores (Herd, Oddy y Richardson, 2004; Bingham et al., 2009). Coincidiendo con lo observado en el presente trabajo, Da Costa Gomes, Sainz y Leme (2013) reportan en ganado Nelore alimentado en confinamiento, que los animales más eficientes presentaron menor actividad de consumo y mayor tiempo de descanso, y estuvieron menos tiempo parados, pero no difirieron en la tasa de consumo o número de visitas que realizaron al comedero. Estas últimas dos variables han mostrado sin embargo, resultados contradictorios en otros trabajos (Bingham et al., 2009; Lancaster et al., 2009), indicándose factores como el biotipo animal o el tipo de dieta como posible causas que explican el diferente impacto de estas variables de comportamiento sobre la eficiencia de conversión.
La evidencia hallada en el presente trabajo respecto al cambio en el consumo, el comportamiento animal y la eficiencia de conversión al variarse el sistema de suministro, plantea aun la interrogante en cuanto a si el menor consumo en AC respondió a una modificación del comportamiento o bien a diferencias en el patrón fermentativo que pudieron haber determinado diferencias en la regulación del consumo, que finalmente que acabaron afectando el comportamiento.
Conclusiones
Los resultados demuestran que el sistema de autoconsumo es una forma viable para el suministro de dietas secas sin fibra larga ofrecidas ad libitum a terneros confinados durante el invierno. Si bien pueden registrarse ganancias levemente menores que cuando el alimento es suministrado diariamente, la eficiencia de conversión lograda tiende a ser mejor, lo cual resulta beneficioso del punto de vista económico. Estos resultados abren una perspectiva interesante en cuanto a la viabilidad operativa que el uso de comederos de autoconsumo ofrecería a sistemas criadores de áreas ganaderas más extensivas.