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Agrociencia (Uruguay)

Print version ISSN 1510-0839On-line version ISSN 2301-1548

Agrociencia Uruguay vol.18 no.2 Montevideo Dec. 2014

 

Efectos de Carbaryl y Metaldehído sobre Armadillidium vulgare (Crustacea: Isopoda) y Milax gagates (Mollusca: Pulmonata) en soja bajo siembra directa

 

Salvio Carla1, Manetti Pablo Luis1, Clemente Natalia Liliana1, López Alicia Noemí1

 

1Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de Ciencias Agrarias. Ruta 226 km 76,5, 7620 Balcarce, Argentina Correo electrónico: carlasalvio@hotmail.com

 

Recibido: 9/10/13 Aceptado: 10/9/14

 

Resumen

Los objetivos fueron evaluar la eficacia de control y las dosis de los cebos Metaldehído 4% + Carbaryl 8% (2, 4 y 6 kg ha-1), Carbaryl 8 %, y Metaldehído 4 % y 5 % (2 y 4 kg ha-1) sobre Armadillidium vulgare y Milax gagates y determinar el número de plantas y rendimiento en soja. El diseño fue en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones. Se evaluó el número de A. vulgare y M. gagates vivos a los 3, 7, 10 y 16 días después de la aplicación de los cebos (DDA), número de plantas m-2 y rendimiento (kg ha-1). El número de A. vulgare fue menor con Metaldehído 4 % + Carbaryl 8 % y con los cebos con Carbaryl 8 % respecto al testigo a los 3, 7, 10 y 16 DDA (χ2 ptrat < 0,05). A los 3 DDA, el número de M. gagates disminuyó con Metaldehído 4 % + Carbaryl 8 % y Metaldehído 4 % y 5 % en relación al testigo (χ2 ptrat = 0,0806). El número de plantas m-2 difirió entre los tratamientos (χ2 ptrat = 0,0003), y se obtuvo un número mayor con la aplicación de los cebos que con el testigo. En el rendimiento se detectó efecto de los tratamientos (χ2 ptrat = 0,0188), sin embargo sólo la dosis de 2 kg ha-1 de Carbaryl 8 % fue diferente del testigo. Se concluye que la eficacia de control del cebo Metaldehído + Carbaryl resultó semejante a la obtenida con los crustacicidas formulados con Carbaryl sobre A. vulgare y a los molusquicidas con Metaldehído sobre M. gagates. La aplicación de los cebos aumentó el número de plantas.

Palabras clave: BICHOS BOLITA, BABOSAS, CEBOS TÓXICOS, SIEMBRA DIRECTA


Summary

Effects of Carbaryl and Metaldehyde on Armadillidium vulgare (Crustacea: Isopoda) and Milax gagates (Mollusca: Pulmonata) in Soybean Under No-tillage

 

The aim was to evaluate the control efficacy and dose of Metaldehyde 4 % + Carbaryl 8 % (2, 4 y 6 kg ha-1), Carbaryl 8 %, and Metaldehyde 4 % y 5 % (2 y 4 kg ha-1) baits on Armadillidium vulgare and Milax gagates, and to determine the number of plants and yield in soybean. The design was a randomized complete block with three replications. We evaluated the number of A. vulgare and M. gagates alive 3, 7, 10 and 16 days after application of bait (DAA), number of plants m-2, and yield (kg ha-1). The number of A. vulgare was lower with Metaldehyde 4 % + Carbaryl 8 % and with baits based on Carbaryl 8 % compared to the control at 3, 7, 10 and 16 DAA (χ2 ptrat <0.05). At 3 DDA, the number of M. gagates decreased with Metaldehyde 4 % + Carbaryl 8 % and with the molluscicides in relation to the control (χ2 ptrat =0.0806). The number of plants m-2 differed between treatments (χ2 ptrat = 0.0003), and a higher number was obtained with the baits application than with the control. Yield showed the effect of treatments (χ2 ptrat = 0.0188), however, only the 2 kg ha-1 Carbaryl 8 % dose was different from the control. It was concluded that the control efficacy of Metaldehyde+Carbaryl baits was similar to the one obtained by crustacicides formulated with Carbaryl on A. vulgare, and to molluscicides with Metaldehyde on M. gagates. Applying baits increased the number of plants.

 

Keywords: WOODLICES, SLUGS, TOXIC BAITS, NO TILLAGE



Introducción

La soja es una oleaginosa de gran interés por sus buenos rendimientos agrícolas, constituyéndose en una de las producciones agrícolas más rentables (MinAgri, 2013). Se destinan más de 20 millones de hectáreas a este cultivo en Argentina, lo cual representa casi la mitad de la superficie agrícola del país, generándose una diversidad menor de los cultivos (MinAgri, 2013).

Una de las alternativas para hacer un uso intensivo y racional de los suelos es la utilización de las labranzas conservacionistas, entre las cuales se destaca la siembra directa (SD) (Studdert y Echeverría, 2000; Lal et al., 2007). La SD es la forma más extrema de reducción de labranzas y consiste en sembrar un cultivo directamente sobre el rastrojo del cultivo antecesor (Studdert y Echeverría, 2000).

En la Argentina, dicho sistema comenzó a utilizarse a fines de la década del 70 y el cultivo de soja fue uno de los primeros en adoptar esta tecnología. Actualmente, se registra un total de 29 millones de hectáreas bajo SD, lo que representa un 92 % de la superficie agrícola del país (Bolsa de Cereales, 2014).

La adopción de este sistema de labranza permite disminuir la temperatura media y la amplitud térmica; reducir la evaporación y el escurrimiento, y minimizar las pérdidas de material mineral y orgánico (Gil y Garay, 2001). Se genera así un ambiente menos perturbado que favorece la provisión de alimentos y refugios para el desarrollo de determinados organismos tanto benéficos como perjudiciales (Wilson-Rummenie et al., 1999; Capowiez et al., 2009; Gizzi et al., 2009; Manetti et al., 2010).

Entre estos últimos se encuentran los bichos bolita (Crustacea: Isopoda) y las babosas (Mollusca: Pulmonata) que ocasionan daños en los cultivos de colza, soja y girasol (Costamagna et al., 1999; Saluso, 2001; Aragón, 2003; Larsen et al., 2007; Clemente et al., 2008; Garavano et al., 2013). Entre los isópodos, Armadillidium vulgare, el «bicho bolita», ha sido detectado en cultivos de soja bajo SD como una plaga emergente (Trumper y Linares, 1999, Saluso, 2004; Faberi et al., 2011). En el sudeste bonaerense, entre las especies de babosas de importancia económica se encuentran: Deroceras reticulatum (Müller) «babosa gris», D. laeve (Müller), la «babosa gris chica», y Milax gagates (Draparnaud), la «babosa carenada» (Costamagna et al., 1999; Hammond y Byers, 2002; Iglesias et al., 2002).

Los bichos bolita son detritívoros pero en ciertas ocasiones se comportan como fitófagos, alimentándose de material vegetal vivo, mientras que las babosas son fitófagas. Ambos organismos dañan los cultivos en el momento de la siembra e inmediatamente después de la germinación. En la siembra, consumen el endosperma y/o el embrión de las semillas y durante la emergencia se alimentan del ápice vegetativo y de los cotiledones, reduciendo el número inicial de plantas. En ocasiones, producen defoliaciones en las plántulas que provocan deficiencias en su desarrollo o la muerte (Barrat et al., 1989; Glen y Moens, 2002; Saluso, 2004; Mastronardi, 2006; Tambascio, 2007; Frana y Massoni, 2007; Clemente et al., 2008).

A nivel mundial y local, el control químico es la tecnología más utilizada en el control de bichos bolita y babosas (Bailey, 2002; Iglesias et al., 2002; Mastronardi, 2006; Salvio et al., 2008; Manetti et al., 2009; Villarino et al., 2011; Garavano et al., 2013). Su acción se basa en el uso de cebos tóxicos, que son formulados con un ingrediente activo (i.a.), un atrayente alimentario (subproductos de molienda de granos) y biomoléculas de proteína, dextrosa o caseína, que actúan como estimulantes de la alimentación.

Para el control de A. vulgare se dispone de cebos comerciales con Carbaryl (1-naftil metilcarbamato) como i.a. que ejerce su acción sobre la plaga por contacto e ingestión (CASAFE, 2009). Estos cebos comerciales contienen en su formulación 8 % de Carbaryl. En Argentina, el Metaldehído (2,4,6,8-tetrametil-1,3,5,7-tetraxocane) es el único i.a. registrado para el control de los moluscos. Los molusquicidas de mayor uso comercial contienen 4 o 5 % de Metaldehído y actúan sobre los organismos por contacto e ingestión (SENASA, 2013). Por último, existe otro cebo de uso comercial de acción combinada, formulado con los dos ingredientes activos en el mismo cebo, Carbaryl (8 %), como crustacicida y Metaldehído (4 %), como molusquicida, permitiendo el control conjunto de bichos bolita y babosas (SENASA, 2013).

La adopción masiva y la continuidad de años de agricultura bajo SD han permitido el establecimiento en forma conjunta de poblaciones de bichos bolita y de babosas en los lotes bajo dicho sistema. Si bien se han realizado ensayos de control químico en lotes agrícolas con la presencia conjunta de ambas plagas, la información aún es escasa (Mastronardi, 2006). La presencia simultánea de ambas plagas en algunos lotes se presenta como una problemática adicional debido a que son organismos perjudiciales en la etapa de implantación de los cultivos y comparten métodos similares de control. Por otra parte, tanto los bichos bolita como las babosas pueden consumir los cebos no específicos para su control, con lo cual cuando ambos organismos se encuentran juntos puede existir competencia por el cebo (Mastronardi, 2006). Esta competencia originaría fallas en el control de la plaga objetivo por el consumo del cebo por parte del organismo no blanco.

En Argentina se han alcanzado niveles de control adecuados con los crustacicidas y los molusquicidas con dosis entre 3 y 6 kg ha-1 tanto para los bichos bolita (Manetti et al., 2009; Villarino et al., 2011) como para las babosas (Manetti et al., 2006; Mastronardi, 2006; Salvio et al., 2008; Garavano et al., 2013). Por otra parte, con la aplicación de 4 y 5 kg ha-1 del cebo de acción combinada se logró una eficacia de control satisfactoria ante la presencia de las dos plagas (Mastronardi, 2006; Bocca, 2011). No obstante, son escasos los estudios realizados con el cebo formulado con los dos ingredientes activos y cuando ambas plagas se encuentran en el mismo lote.

En este contexto y con el objeto de optimizar el uso de los cebos tóxicos en el control de los bichos bolita y las babosas en el cultivo de soja en este trabajo se propone: a) evaluar la eficacia y las dosis de cinco cebos en base a Metaldehído+Carbaryl, Carbaryl y Metaldehído sobre A. vulgare y M. gagates y b) determinar el número de plantas y el rendimiento en el cultivo de soja.

 

Materiales y métodos

El ensayo se realizó desde el 19 de noviembre de 2007 hasta el 31 de marzo de 2008 en el establecimiento «El Cerrito», partido de Balcarce (37°45’ S, 58°18’ W, 130 msnm), en un cultivo de soja bajo SD con una infestación inicial promedio de 70 individuos (ind.) m-2 de A. vulgare «bichos bolita», y 8 ind m-2 de M. gagates «babosa carenada». El clima del área es mesotermal, húmedo-subhúmedo con una temperatura media anual del aire de 13 ºC y una precipitación media anual de 928 mm (promedio 1970-2000), ocurriendo el 80 % de las lluvias en el periodo primavera-verano.

La siembra se efectuó el 16 de noviembre de 2007 y se utilizó la variedad Nidera 4200. Se sembró a 42 cm entre surcos y a una densidad de 450.000 plantas ha-1. A la siembra se fertilizó con 80 kg ha-1 de fosfato diamónico y 150 kg ha-1 de urea y como barbecho químico se aplicó 1,5 l de glifosato ha-1.

El diseño fue en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones y la unidad experimental consistió en una parcela de 20 x 20 m. Se utilizaron los siguientes cebos comerciales: Doble Acay® (Metaldehído 4 % + Carbaryl 8 %), Mata Bibos Acay® (Carbaryl 8 %) y Molusquicida Acay® (Metaldehído 4 %) (Acay Agro SRL) y Clartex BB® (Carbaryl 8 %) y Clartex + R TDS® (Metaldehído 5 %) (Rizobacter Argentina SA). Se probaron 11 tratamientos: 2; 4; 6 kg ha-1 de Doble Acay, 2 y 4 kg ha-1 de Mata Bibos Acay y Clartex BB y de Molusquicida Acay y Clartex + R TDS más un testigo sin aplicación de producto.

Los productos químicos formulados como cebos granulados en forma de pellets se aplicaron manualmente al voleo tres días después de la siembra, el 19 de noviembre de 2007. Antes de la aplicación de los cebos y en cada parcela experimental se realizaron dos muestras de observación directa utilizando un marco metálico de 0,25 m² donde se contaron el número de ambas plagas. El muestreo se repitió 3, 7, 10 y 16 días después de la aplicación de los cebos (DDA) y en cada una de las muestras se contó el número de bichos bolita y de babosas vivos y/o muertos.

Treinta días después de la siembra (DDS) se contó el número de plantas de soja en cuatro surcos de seis metros de longitud de cada una de las parcelas.

 

El 31 de marzo en cada una de las parcelas se cosecharon las plantas en dos surcos de tres metros lineales y se determinó el rendimiento en kg ha-1.

La eficacia de control –evaluada como número de individuos vivos m-2 a los 3, 7, 10 y 16 DDA– y el número de plantas m-2 a los 30 DDS se analizaron mediante modelos lineales generalizados, asumiendo una distribución binomial negativa, función de ligadura canónica y predictor lineal en función de los efectos de las diferentes dosis y cebos. Cuando se detectaron diferencias significativas entre los tratamientos se efectuaron contrastes con respecto al testigo (a = 0,05) (Mc Cullagh y Nelder, 1989).

El rendimiento de soja se analizó mediante análisis de la varianza, previa validación del supuesto de homogeneidad de varianzas mediante la prueba de Levene (a = 0,05). Cuando hubo diferencias entre los tratamientos se efectuaron contrastes con respecto al testigo mediante la prueba de Dunnet (a = 0,05) (Mc Cullagh y Nelder, 1989). Para los análisis estadísticos se utilizó el programa SAS v.8.

 

Resultados y discusión

A los 3, 7, 10 y 16 DDA hubo efecto de los tratamientos (χ2 ptrat <0,05), observándose que el número de A. vulgare disminuyó con Doble Acay y los crustacicidas, Mata Bibos Acay y Clartex BB (Figura 1). A los 3 DDA, el número de bichos bolita m-2 mostró diferencias entre los tratamientos (χ2 ptrat = 0,0821), observándose con 4 y 6 kg ha-1 de Doble Acay y con 2 y 4 kg ha-1 de todos los crustacicidas un número menor de A. vulgare con respecto al testigo (Figura 1 a). Por lo tanto, la eficacia de control mayor se logró con los cebos que contienen Carbaryl como i.a.. Además, la dosis de 4 kg ha-1 de Doble Acay (Metaldehído + Carbaryl) produjo un efecto similar con respecto a todos los crustacicidas (Carbaryl), disminuyendo la densidad de A. vulgare y obteniéndose, en promedio, un 84 % de control con respecto al testigo (Figura 1 a). A su vez, el número de bichos bolita registrado en los tratamientos con los molusquicidas fue similar al testigo (Figura 1 a).

A los 7 DDA, el número de bichos bolita m-2 disminuyó significativamente en todos los tratamientos con respecto al testigo (χ2 ptrat < 0,0001) (Figura 1 b). De manera similar a las observaciones efectuadas a los 3 DDA, se obtuvo una cantidad menor de A. vulgare m-2 con Doble Acay y con los crustacicidas (Figura 1 b). Con estos cebos el porcentaje de control fue superior a 90 %. Con respecto a los molusquicidas se observó que el número de bicho bolita m-2 fue menor en relación al testigo (Figura 1 b). A los 10 DDA, el número de bichos bolita m-2 mostró diferencias significativas entre los tratamientos (χ2 ptrat = 0,0014).

La densidad de estos organismos fue menor con todas las dosis de Doble Acay y Clartex BB y con las dosis mayores del Clartex + R TDS y de Mata Bibos Acay en comparación al testigo (Figura 1 c). Si bien, con los tratamientos mencionados se logró un buen control, con 4 kg ha-1 de Doble Acay se alcanzó el 100 %. El número de bichos bolita m-2 a los 16 DDA mostró diferencias significativas (χ2 ptrat < 0,0001) (Figura 1 d). Con 2 y 4 kg ha-1 de Doble Acay y con todas las dosis y marcas comerciales de los crustacicidas se obtuvo un número menor de bichos bolita m-2 con respecto al testigo.

Además, con 4 kg ha-1 de Doble Acay, Mata Bibos Acay y Clartex BB se obtuvo similar eficacia, observándose que el control sobre A. vulgare m-2 varió entre 97 y 100 %. En general, tanto a los 10 como a los 16 DDA el número de bichos bolita m-2 fue similar en los tratamientos con los molusquicidas y en el testigo (Figura 1 c y d).

Por otra parte, en el testigo a los 3 DDA el número de bichos bolita fue 78 ind m-2 mientras que a los 7, 10 y 16 DDA ese número disminuyó a 50 ind m-2. Esto puede explicarse teniendo en cuenta las condiciones ambientales que prevalecieron durante el período en el cual se llevó a cabo la experiencia. Durante noviembre y diciembre, como la ocurrencia de las precipitaciones fue escasa, en promedio 8 mm, y la temperatura media 19 ºC, la actividad de estos organismos disminuyó.

Los resultados obtenidos con los cebos crustacicidas fueron semejantes a los informados por otros autores. En efecto, Manetti et al. (2006) encontraron que el mejor control de A. vulgare en soja bajo SD se logra con la aplicación de 4 kg ha-1 de Doble Acay (Metaldehído+Carbaryl). Con esta dosis, tanto a los 7 como a los 14 DDA, se obtiene el 85 y 92 % de control, respectivamente. Asimismo, Mastronardi (2006) en girasol bajo SD reportó que con 5 kg ha-1 de Doble Acay y 5 y 7 kg ha-1 de Mata Bibos Acay se obtienen a los 7 y 14 DDA porcentajes de control de A. vulgare superiores a 80 %. Por su parte, Bocca (2011), en condiciones controladas, observa que la proporción de individuos muertos alcanza valores superiores a 85 % a los 7 DDA con 4 kg ha-1 de Doble Acay y con la mezcla Molusquicida Acay + Mata Bibos Acay, diferenciándose ambos cebos del testigo por la presencia de M. gagates y A. vulgare. Del mismo modo, Manetti et al. (2009) y Villarino et al. (2011) obtuvieron los mismos resultados pero en ausencia de babosas.

Con respecto al número de M. gagates m-2 sólo se detectó diferencias significativas entre los tratamientos a los 3 DDA (χ2 ptrat = 0,0806) (Figura 2 a). Con 2 y 4 kg ha-1 de Doble Acay y con todas las dosis y marcas comerciales de los molusquicidas se observó una disminución en el número de babosas m-2 con respecto al testigo (Figura 2 a). No obstante, los crustacicidas también redujeron el número de babosas. Sin embargo, se logró una buena eficacia de control con Doble Acay, semejante a la obtenida con A. vulgare. Debido a que la presencia de las babosas fue escasa en los muestreos realizados a los 7, 10 y 16 DDA se presentan gráficos descriptivos (Figura 2 b, c y d).

De manera similar a lo ocurrido con los bichos bolita, en el testigo el número de babosas a los 7, 10 y 16 DDA, 5 ind m-2, disminuyó con respecto a los 3 DDA, 17 ind m-2. Esto confirmaría que la presencia de las babosas se redujo debido a que durante el período de muestreo las condiciones ambientales fueron adversas, con precipitaciones escasas y temperaturas medias elevadas.

La eficacia de control de M. gagates no mostró diferencias tan marcadas como en A. vulgare. Esta situación se debió posiblemente a que, M. gagates es de hábito más subterráneo que otras especies de babosas. Esto explica por qué, cuando se realizaron las evaluaciones de control, el número de babosas en general fue escaso. Por otra parte, cuando Tambascio (2007) comparó los daños producidos por D. reticulatum, D. laeve y M. gagates, observó que esta última especie es la que más daña las semillas, demostrando que su comportamiento es más subterráneo que el de las otras dos especies. En concordancia, Hunter (1968) indicó que las especies poseen hábitos distintos, y encontró que otra especie del mismo género, M. budapestensis, es de hábito más subterráneo que D. reticulatum.

En el partido de Balcarce, Costamagna et al. (1999) estudiaron la eficacia de un molusquicida con Metaldehído 4 % y a las dosis de 6, 9 y 12 kg ha-1 en un cultivo de maíz en SD infestado con D. laeve. Los autores no obtienen diferencias significativas entre las tres dosis, superando todas ellas el 80 % de control. En cambio, encontraron diferencias entre las dosis y el testigo, tanto a los 7 como a los 15 DDA. Sin embargo, cuando se comparan con las dosis utilizadas en este trabajo, que son menores –2 y 4 kg ha-1– se observó que igualmente se obtuvo una cantidad menor de babosas y la eficacia de control fue satisfactoria. De esta manera, con el uso de dosis menores y acordes a la densidad poblacional de babosas, se puede optimizar la aplicación de los cebos y por ende, se evitarían los efectos negativos que estos productos podrían ocasionar en el ambiente. De acuerdo a los resultados obtenidos a los 7 y 16 DDA, se hallaron niveles adecuados de control con dosis similares a las utilizadas por Manetti et al. (2005), 4 y 5 kg ha-1 de los molusquicidas (i.a. Metaldehído 4 % y/o 5 %).

El número de plantas m-2 a los 30 DDS mostró diferencias significativas entre los tratamientos (χ2 ptrat = 0,0003). En promedio las parcelas de los tratamientos con cebos tóxicos obtuvieron un número de plantas significativamente mayor que el testigo, con excepción de 4 kg ha-1 de Mata Bibos Acay (Figura 3 a). Por otra parte, el número menor de plantas se observó en el testigo, hallándose una diferencia de 14,3 plantas m-2 con respecto al promedio de los tratamientos con los cebos tóxicos (Figura 3 a).


El cultivo de soja posee una estabilidad mayor en el rendimiento respecto a otros cultivos debido a su alta plasticidad vegetativa y reproductiva. Sin embargo, el rendimiento es afectado por variaciones en la densidad de las plantas. En este estudio, en el rendimiento se detectó efecto de los tratamientos (χ2 ptrat = 0,0188), sin embargo sólo 2 kg ha-1 de Clartex BB fue significativamente diferente del testigo (Figura 3 b). A su vez, en el testigo se obtuvo una densidad menor a la recomendada, 21 plantas m-2, lo que hizo suponer que las diferencias en el rendimiento entre el testigo y los tratamientos con cebos tóxicos fueran mayores. Vega y Andrade (2000), mencionan que este cultivo se caracteriza por registrar escasas variaciones en el rendimiento cuando las densidades varían entre 24 y 36 plantas m-2.


Conclusiones


Las condiciones experimentales en las cuales se realizó este trabajo permiten concluir que la eficacia de control del cebo Metaldehído+Carbaryl fue semejante a la obtenida con los crustacicidas formulados con Carbaryl sobre A. vulgare y a los molusquicidas con Metaldehído sobre M. gagates. Además, la eficacia de control sobre estas plagas no aumentó con el incremento de las dosis de los cebos. A su vez, el número de plantas en los tratamientos con los cebos fue mayor con respecto al testigo, si bien no se reflejó en el rendimiento del cultivo. Teniendo en cuenta que el cebo contiene los dos i.a., Metaldehído + Carbaryl, en un mismo producto, la incidencia de A. vulgare y M. gagates puede disminuir en los cultivos de una manera efectiva y económica.


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