Introducción
Existe prácticamente consenso entre diversos autores, en la importancia y el valor que tienen los denominados Edificios Colectivos de la Caja de Seguro Obrero y Social para el Norte Grande1 de Chile y en el desarrollo de arquitectura bajo cánones del Movimiento Moderno en Latinoamérica. Ya sea por su concepción formal, las condiciones urbanas, particularidades territoriales de cada ciudad en que se emplazaron y las variables sociales e históricas que rodearon su construcción entre 1939 y 1941, los han convertido en piezas fundamentales para el desarrollo de las desérticas ciudades-puerto de: Arica, Iquique, Tocopilla y Antofagasta durante el siglo XX. (Figura 1)
La revisión de fuentes bibliográficas y otras investigaciones -excluyendo tesis de pre y postgrado-, nos permite señalar que son las obras de arquitectura del norte de Chile, que más han sido descritas, fotografiadas, analizadas y por ende expuestas en revistas y publicaciones disciplinares, periódicos locales y recientemente, a través de redes sociales y grupos afines a temas de patrimonio y vivencias comunes.
Las fuentes consultadas, que van desde 1940 a 2021, consolidan a los Colectivos Obreros del Norte Grande como parte de un ideario moderno, que cuenta con características distintivas no solo dentro de la producción arquitectónica nacional, sino también en el contexto latinoamericano. Estas cualidades permiten definirlos como conformadores de un hecho arquitectónico, territorial y político, como también de un hecho escrito del Norte Grande, es decir, la construcción paulatina y sistemática de relatos, acontecimientos y sucesos que se plasman en palabras e imágenes en torno a la obra en cuestión.
Con la finalidad de comprender los alcances y diversidad de publicaciones en las que han sido abordados y expuestos los Colectivos Obreros, se ha realizado la revisión y clasificación de sus contenidos en etapas cronológicas. Dicho lo anterior, las 38 fuentes revisadas, se han clasificado en tres grupos temáticos: 1) las primeras publicaciones; de 1940 a 1954, 2) el reconocimiento disciplinar; de 1984 a 1996 y 3) la valorización e importancia del proyecto moderno de 2005 a 2021.
Las primeras publicaciones (1940-1954)
Corresponden principalmente a las publicaciones disciplinares que muestran a los Edificios Colectivos, cercanos al período de su construcción o ya completamente construidos, las que se circunscriben dentro del periodo en que la modernidad arquitectónica moldea el panorama chileno e internacional.
A este respecto, el Folleto de Divulgación Popular N°4 (1940), de la Caja de Seguro, es el primero que informa sobre la construcción de los Colectivos Obreros en el Norte Grande. Sin embargo, la revista de la Asociación de Arquitectos de Chile: Urbanismo y Arquitectura N.º 7 de abril del 1940, es la primera que expone gráficamente estos nuevos edificios.
Bajo el título Colectivos para Obreros en la Zona Norte describe las principales características de estos edificios como, por ejemplo, su disposición urbana en general en forma de U para las ciudades de Arica, Iquique y Tocopilla, a excepción de los que se construirán en Antofagasta, y en donde se expone la planta de conjunto de este último.
Se destaca que la distribución de los pabellones, uno de cinco pisos y dos de tres pisos, han dejado un espacio central para conformar jardines o “hacer una gran piscina reglamentaria”, en donde, “los amplios balcones corridos de los pabellones servirán en este caso como las más bellas tribunas para el público que quiera presenciar el espectáculo de un campeonato de natación” (1940, p. 69)
Se reconoce que la distribución de estos edificios permite un mejor aprovechamiento del terreno y que se convertirán en obras de un “gran valor estético que a medida del avance cultural de un pueblo es uno de los propósitos principales que debe perseguir la autoridad edilicia.” (1940, p. 68)
La revista Arquitectura y Construcción, según Hugo Mondragón (2006), se constituye en una radiografía de la institución arquitectónica en Chile y como se hizo frente a los cambios políticos, sociales, económicos y disciplinares que enfrentaba el país. Es así, que el ejemplar N.º 8 de 1947, se centra en la vivienda, presentando un resumen de las acciones relevantes que las instituciones ligadas al ámbito habitacional que se encontraban desarrollando. Este número destaca el rol social de la Caja de Seguro Obrero como una institución semifiscal y “su campo de acción en la construcción de casas económicas para sus imponentes” (1947, p. 41).
El valor histórico de esta revista radica principalmente en el hecho de que se presentan las fotografías de los edificios colectivos ya construidos en las ciudades de Iquique y Antofagasta, complementada con la con planta de arquitectura tipo del bloque habitacional, constituyéndose en las primeras imágenes publicadas de estos edificios en un medio disciplinar de circulación nacional y que serán replicadas a futuro en varias publicaciones posteriores que los abordarán como materia de estudio. (Figura 2)
Por su parte, la revista Arquitectura y Construcción N.º 11 (1947), lo expone como una de las obras recientemente realizadas en Chile bajo el criterio de poblaciones obreras a través de la misma fotografía utilizada en el ejemplar N.º 8.
Finalmente, se encuentran dos publicaciones que, si bien no muestran imágenes, proporcionan antecedentes desde una perspectiva cotidiana y de opinión sobre los colectivos. Así, por ejemplo, el Boletín del Colegio de Arquitectos, principal medio informativo del gremio chileno de la época, en su N.º 26 (1954), en la sección Conozcamos Chile, Iquique, lo mencionan como parte del repertorio arquitectónico de la ciudad y como un “edificios modernos de construcción asísmica” que incluye “el Hospital Regional, la Ilustre Municipalidad, el Colectivo Obrero, el Mercado, El Diario “El Tarapacá”, el Hotel Prat, Grupos Escolares, etc., y como así mismo algunos locales comerciales y residencias particulares”(1954, p. 38).
La revista En Viaje, publicación de la Empresa de Ferrocarriles del Estado y centrada en el ocio y turismo local, en su ejemplar N.º 250 (1954), bajo el articulo: Arica, puerta de Chile, señala que: “El moderno colectivo del Seguro Obrero no deja de admirarnos, ya que en él está contemplado el peligro que significan las escaleras para los niños de modo que han sido reemplazadas por suaves rampas, eliminando para siempre este inconveniente y la constante preocupación de los padres por sus criaturas. Cada uno de los departamentos del Seguro Obrero cuentan con un confortable y aireado comedor, donde conviven las familias con un nivel de vida superior” (p. 35). (Figura 3)
En definitiva, las publicaciones mencionadas permitieron conocer y divulgar las características de los edificios, desde una mirada local y cotidiana que, aunque sin profundizar en los alcances urbanos, sociales y arquitectónicos de estos particulares inmuebles comenzaron a vislumbrar el impacto que provocarían estos edificios en las ciudades en que se construyeron.
El reconocimiento disciplinar (1985 - 1996)
Bajo este periodo se encuentran las publicaciones en las que se exponen nuevamente a los Colectivos Obreros, después de un silencio escrito de 30 años, producto de la ausencia de revistas y medios disciplinares periódicos en el país.
Si bien los edificios son abordados desde de una temática en general, ya comienzan a ser expuestos como una tipología particular de vivienda colectiva, como una construcción singular del norte de Chile y como representantes de la arquitectura moderna nacional.
En 1985, la revista del Colegio de Arquitectos de Chile, Ca, en su ejemplar N.º 41 y centrada en la V.ª Bienal, publica en la sección La Vivienda Social Chilena 1900/ 50 a los Colectivos Obreros como parte de un registro de viviendas y poblaciones de carácter social, exponiendo a los edificios construidos en Antofagasta a través de fotografías de ambas fachadas, planta general de arquitectura, elevación tipo y las plantas de su emplazamiento. Como será recurrente en las publicaciones que abordan a los colectivos obreros, se cita como fuente de la información la revista Urbanismo y Arquitectura N.º 7 de 1940. (Figura 4)
Otro ejemplar que los aborda es la revista Ca N.º 74 (1993), cuyo tema principal es el Norte Grande y en donde Glenda Kapstein, bajo el tema: Arquitectura moderna y regionalismo, presenta una selección de obras de arquitectura distintivas en la ciudad de Antofagasta, planteando que “el Norte Chileno recibe dos colonialismos culturales, uno a fines del siglo pasado y principios de este, que es ejercido por Europa y Norteamérica a través de la explotación del salitre y minerales, y otro es el establecido por el gobierno central, el cual en arquitectura queda expuesto en algunos conjuntos habitacionales -años 50/70- establecimientos educacionales, hospitales y edificios institucionales principalmente.” (1993, p. 73)
El libro Arquitectura y Modernidad en Chile / 1925-1965, publicado en 1989 y escrito por Humberto Eliash y Manuel Moreno, considerado una de las publicaciones pioneras en la comprensión y registro de la Arquitectura Moderna en Chile, presenta a los Edificios Colectivos como parte del registro de la arquitectura desarrollada por el Estado durante la década del cuarenta, tomando como caso en particular los edificios construidos en Antofagasta, sin entrar en detalles sobre su emplazamiento o composición volumétrica.
Finalmente, y de manera similar, el libro 100 años de arquitectura chilena: 1890-1990, de Cristian Boza (1996), también incluye a los Colectivos Obreros de Antofagasta como un caso representativo de esta tipología arquitectónica del Norte Grande.
Este grupo de publicaciones disciplinares comienza el reconocimiento de las particularidades de los Colectivos Obreros, basadas en el contexto histórico en que se construyen y su ubicación geográfica. Ya consolidados urbana y socialmente, se presentan como el resultado de las políticas gubernamentales en torno a la vivienda, de la adaptación de la arquitectura moderna en un paisaje extremo y como el resultado de una visión vanguardista de la época.
Valorización e importancia del Proyecto Moderno (2005 - 2021)
Este último grupo de publicaciones aporta antecedentes e interpretaciones adicionales acerca de esta obra en particular, pero especialmente, ponen en valor las dimensiones adicionales y nuevos aspectos históricos, teóricos y de diseño arquitectónico que contemplaron los Colectivos Obreros como parte del proyecto moderno. Es posible clasificarlas en dos grupos:
1) Publicaciones generales, que corresponden a artículos de investigación presentados en seminarios o congresos, libros compilatorios y artículos en revistas que abordan a los Edificios Colectivos dentro de un contexto mayor o histórico junto con la búsqueda de nuevos antecedentes y relaciones con otras edificaciones.
2) Publicaciones específicas, que abordan como foco central a los edificios y su respectiva ciudad.
Publicaciones generales
Los seminarios organizados por Do.co.mo.mo.2 Chile, desde 2005, con sus respectivos libros de actas, se convierten en las primeras publicaciones desde 1994, que abordan a estos inmuebles como parte sustantiva de una identidad arquitectónica moderna a nivel nacional, como así también, el reconocer su rol preponderante en la construcción de una modernidad propia y asociada a un paisaje extremo como es el desierto de Atacama. (Figura 5)
En los seminarios de 2005, 2007 y 2012, Claudio Galeno a través de sus ponencias, evidencia el valor e importancia de los Colectivos Obreros, proporcionando antecedentes y nuevas perspectivas sobre estas edificaciones. Por ejemplo, en el artículo La Arquitectura progresista de Antofagasta, señala que debido a las “urgentes demandas sociales surgieron políticas que definieron nuevas formas de habitar, materializado en arquitectura moderna, como los Colectivos para Obreros construidos por la Caja del Seguro Obligatorio y por las vanguardistas políticas del Luciano Kulczewski, quien fue por un año el administrador de esa entidad. Ese rol social orientara en gran medida las políticas chilenas durante la modernidad” (2005, p.32), poniendo en evidencia la relación entre la ideología política y la arquitectura moderna, como elemento clave de las políticas habitacionales futuras.
Así también, la ponencia Arquitectura Moderna para el territorio desértico de Antofagasta, destaca a estos edificios como “un paradigma de salubridad” y en conformarse como “una significativa referencia urbana” (Galeno, 2007, p. 13), para el desarrollo de la ciudad. Señala además “que el racionalismo moderno fue inaugurado con los edificios colectivos para obreros que construyó la Caja del Seguro Obrero en las cuatro principales ciudades del Norte Grande” (Galeno. 2012, p.145), afirmando que “su arquitectura marcó una revolución en las sociedades de esas ciudades que peregrinaban a los edificios para conocer la materialización de la vida moderna” (2012, p. 146), según se narra en el artículo, Ricardo Pulgar San Martin, El Conjunto Habitacional Gran Vía y el Edificio Huanchaca.
Pablo Altikes, en el seminario Docomomo de 2012, con su tema: Junta de Adelanto de Arica. Ciudad y proyectos 1958 - 1956, hace hincapié en el compromiso urbano de los Colectivos Obreros en esta ciudad y que se basó principalmente en la decisión de su emplazamiento, señalando como un valor adicional de estos edificios el que los tres cuerpos conforman una U que se vuelca hacia el Parque Ibáñez configurando una nueva espacialidad urbana.
Por su parte Horacio Torrent, en 2009 y bajo el articulo Patrimonio moderno y ciudad, menciona que “los colectivos del Seguro Obrero para el norte establecieron nuevas dimensiones urbanas en Antofagasta, Tocopilla, Iquique y Arica (1938-39). Si en Antofagasta configuraron un lugar en el borde de la condición urbana, en Tocopilla, Iquique y Arica, los bloques configuraron manzanas tradicionales, dejando los corazones libres, como pequeñas plazas urbanas en su interior abierto. Los primeros conjuntos de viviendas dieron forma y escala a la ciudad en situaciones que eran en ese momento francamente periféricas.” (2009, p. 7) lo que pone de relieve el compromiso con el entorno que adquieren estos edificios.
También son significativos los trabajos e investigaciones de carácter compilatorio y general sobre la vivienda, el rol de las instituciones ligadas al ámbito habitacional o de la historia y los procesos urbano-arquitectónicos en el país. A este respecto, el trabajo investigativo realizado por Beatriz Aguirre y Salim Rabi (2009), titulado: La Trayectoria Espacial de la Corporación de la Vivienda (CORVI), presenta a los colectivos obreros construidos en Antofagasta, como parte del contexto habitacional previo a la creación de dicha institución.
Max Aguirre por su parte, publica en 2012 el libro La Arquitectura moderna en Chile (1907-1942). Revistas de Arquitectura y estrategia gremial, en el que realiza un análisis e interpretación exhaustiva de los medios en periódicos disciplinares, abordando acontecimientos históricos ligados al ámbito habitacional. Su investigación da cuenta del rol del Caja de Seguro Obrero Social, como el de su director, citando de la revista Urbanismo y Arquitectura N.º 5, que “El Gobierno de Chile, la Caja de Seguro Obrero -dice Kulzczewsky- consideran que la política de la vivienda debe ser la habitación higiénica confortable y bella, que tienda a reconstituir el hogar, la familia proletaria, y con ella recuperar para la sociedad, justa y armónicamente organizada, a la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos, mostrar las ventajas de la convivencia social haciendo, obra de cultura y velar en cada instante por el bienestar de la familia y su tranquilidad”. (p, 84)
Para Torrent (2012), la idea de una arquitectura para la gran ciudad, no solo se concentra en Santiago, si no que se despliega por todo el territorio nacional, lo que incluye el Norte Grande de Chile, señalando que los “Edificios Colectivos, proyectados por Aquiles Zentilli en la Sección Arquitectura, se establecieron como un modelo en las ciudades del norte: Arica, Iquique, Tocopilla y Antofagasta, entre 1939 y 1942. Eran bloques de departamentos de cuatro y seis pisos, conectados por rampas, de gran calidad proyectual y constructiva, que otorgaron un amplio sentido de urbanidad a las ciudades donde se instalaron, y sus notables rampas, tanto como las manzanas que ordenan -al menos en tres casos- y los patios que configuran, significan una nueva forma de caracterización del espacio colectivo.” (2013, p. 22). Según consta en su artículo La arquitectura moderna en la producción de la gran ciudad: Chile 1930-1970. Publicado en la revista Anales de Investigación en Arquitectura.
Fernando Pérez por su parte ha desarrollado una serie de libros que abordan la producción de La Arquitectura en el Chile del siglo XX en que él, a través de cuatro temáticas temporales, realiza un recorrido histórico de los principales acontecimientos de la arquitectura chilena. Bajo el tema Modernización y Vanguardia, 1930 a 1950, Pérez (2016), incluye a los colectivos obreros, como “el resultado más notable de las iniciativas de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio.” (p. 84), destacando el hecho de que “no se disponen en ordenaciones sistémicas regulares, si no que se localizan con más libertad en posiciones periféricas, determinando espacios públicos comunes” (p. 86) los que, de acuerdo con el emplazamiento que adoptan en cada una de las ciudades en donde se construyen, “se disponen de forma rectangular, como el caso de Arica y Tocopilla, semi circular en el caso de Antofagasta o en forma de L, en el caso de Iquique”. (p. 86).
Como parte del material gráfico utilizado por Pérez, se destaca la planta de arquitectura del pabellón habitacional, publicada en la revista Urbanismo y Arquitectura N. º4, junto a fotografías de la época, que refuerzan la relación de los conjuntos habitacionales con el contexto urbano-territorial de las ciudades de Arica, Tocopilla y Antofagasta.
Bajo este carácter compilatorio se encuentra también la publicación realizada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile, titulada Vivienda social en Copropiedad. Memoria de Tipologías en Condominios Sociales (2004), en la que se aborda la producción habitacional desde 1906. La investigación incluye a los Colectivos Obreros, como “bloques residenciales emplazados como volúmenes o unidades autónomas en un vacío urbano” (p. 117), realizando una descripción de los cuatros casos, basados en los escritos de Galaz-Mandakovich (2011) y Galeno (2010), además de las ya mencionadas revistas Urbanismo y Arquitectura N.º 7 y Ca N.º 41. (Figura 6)
Los artículos sobre el colectivo Chollín en Lota, al sur de Chile, realizados por Pablo Fuentes, en las revistas AUS y Arquitecturas del Sur, hacen mención a los edificios colectivos, como un referente arquitectónico vanguardista, dadas las características del sistema de circulación peatonal, en particular su rampa central, como un antecedente significativo en la arquitectura y habitación obrera chilena. (Fuentes. 2011 & 2017).
Así también, al abordar la Arquitectura Moderna y el desarrollo urbano de Iquique, Víctor Valenzuela (2012, 2017) considera a los Colectivos Obreros como parte de la modernidad local y del repertorio de obras emblemáticas que contribuyeron en sentar las bases funcionales y programáticas de la ciudad contemporánea al incorporar a la imagen de la ciudad un nuevo repertorio tipológico habitacional. (Figura 7)
Finalmente, y especial atención merecen otros trabajos investigativos de Claudio Galeno, quien realiza una serie de artículos que incluyen a los Colectivos Obreros dentro de aspectos o dimensiones que evidencian nuevamente su importancia en el contexto historiográfico de la arquitectura moderna nacional, proporcionando a través de los Colectivos Obreros, una visión panorámica de la arquitectura moderna en un paisaje extremo.
A este respecto, en el artículo titulado Laboratorio confinado: arquitectura moderna en el norte de Chile señala que estos edificios se constituyen como “una iniciativa sin precedentes en el aspecto social para cuatro ciudades del norte” (Galeno 2008, p. 19), por parte de la Caja del Seguro Obrero, además de representar la ideología de la habitación colectiva que tenía su administrador, junto con consolidar “una arquitectura socialista que coincide más con los ideales de las vanguardias rusas que con las obras que realizaba la Caja de Habitación Barata” (Galeno. 2008, p. 19), como también convertirse en un paradigma de la vida moderna, al tener como eje central el trabajador al mejorar la calidad de vida del proletario, según consta en su artículo Conceptos urbanos e históricos de Antofagasta, la ciudad adversa publicado en 2016.
Desde la perspectiva urbana y su relación con su contexto, Galeno (2015) define a una serie de edificios de la ciudad de Antofagasta, como “Edificios Territoriales”, incluyendo a los Edificios Colectivos ya que, bajo esta categoría, estos inmuebles “mediaban entre el centro histórico y la nueva poza del puerto artificial” (p.102).
Así también, desde la convergencia de elementos territoriales y culturales, tomando como caso la ciudad de Arica, define el surgimiento de un laboratorio de modernidad que proporcionó una nueva identidad arquitectónica a través de “las primeras inversiones del Estado chileno, que operaba territorialmente con sus instituciones, legando obras como los precursores Colectivos Obreros Vicuña Mackenna (1939-1942) de la Caja del Seguro Obligatorio.” (2013, p. 4) como consigna en la ponencia: Arica, la Junta de Adelanto y las convergencias del brutalismo.
La importancia que adquieren estas edificaciones en el aspecto historiográfico internacional se refleja en los diversos medios en los que fueron expuestos. A este respecto, Galeno (2018), en su trabajo Historiografía del norte de Chile: arquitectura orgánica y regionalismo arquitectónico identifica, además, dos valiosas fuentes internacionales: el documental Housing in Chile, y el libro Cities in Latin American: housing an planning the south y en el que autor comenta que “fue por lejos el conjunto de edificios más modernos de la ciudad, la maravilla que todos venían a verlo” (2018, p. 46). (Figura 8)
Publicaciones específicas
Tal como se comentó, este último grupo de publicaciones tiene por foco central a los Colectivos Obreros como caso de estudio en particular y en los que se abordan: aspectos históricos de su proceso de gestación, descripciones y análisis de los inmuebles como de los hechos relevantes en torno a la ciudad que se está investigando, lo que permite nuevas interpretaciones teóricas sobre los mismos. De esta manera, los autores desarrollan trabajos investigativos centrados en Arica e Iquique, Tocopilla y Antofagasta (Figura 9). Corresponden generalmente a revistas de Facultades o Escuelas de Arquitectura.
Arica - Iquique
El artículo, La moderna gestión de Luciano Kulczewski. Los casos de los Edificios Colectivos para Obreros de Arica e Iquique, de Ronald Harris (2020), publicado en la revista AUS N.º 27, corresponde a uno de artículos más recientes en torno a estas edificaciones, destacando el análisis de las políticas de la Caja de Seguro Obrero, la comprensión de la logística envuelta en su implantación en ambas ciudades-puerto y el papel de Kulczweski en su materialización.
Adicionalmente, en la revista De Arquitectura Vol. 24, en el artículo Una lectura biopolítica de la arquitectura del Seguro Obrero. Colectivos residenciales en Arica e Iquique, de Alicia Campos, Ronald Harris y Daniel González (2021), realizan un análisis de los colectivos de ambas ciudades, basados en la relación de la vivienda obrera y la denominada medicina social. Interpretando tanto el ordenamiento de los conjuntos como su programa arquitectónico como parte sustantiva del cambio social que se buscaba realizar a través de las políticas gubernamentales de la época, proporcionando nuevos enfoques e interpretación.
Tocopilla
El libro Edificios colectivos de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio de Tocopilla, 1939-41: Movimiento moderno, solución social, de Damir Galaz (2011), se constituye como la primera publicación que aborda de manera extendida la historia urbana de estas edificaciones y el contexto socio-cultural de una las ciudades en donde se emplaza esta tipología edificatoria.
Se destaca por la incorporación del tema habitacional en un contexto extremo y particular como la ciudad-puerto de Tocopilla y el papel que desempeñaron, junto a otras obras modernas, como el hospital, edificios escolares y obras urbanas, en la consolidación y construcción de una identidad propia.
Posteriormente y siguiendo sus investigaciones sobre Tocopilla, el articulo Edificios máquinas: Arquitectura Moderna y disciplinaria del Frente Popular en Tocopilla, en la revista AUS N.º 26 señala que, estos edificios renovaron la forma moderna de habitar de las ciudades de Arica, Iquique, Antofagasta y Tocopilla, confirmando que “la modernidad tuvo su sello en la contextualización del diseño a la aridez en el norte”. (Galaz. 2019, p.31)
Antofagasta
Si bien Claudio Galeno (2017), como ya se ha señalado, ha realizado varias publicaciones en torno a los colectivos obreros, en su artículo Edificios Colectivos para Obreros, 1939-1942. La Caja de Seguro Obrero Obligatorio y la Arquitectura Social de Luciano Kulczewski en Antofagasta, Chile, de la revista Cuadernos de Arquitectura N.º 10, realiza una revisión de los antecedentes históricos y de las gestiones en torno a su construcción, que incluyen los viajes del Administrador General de la Caja, Luciano Kulczewski, las variables urbanas en su emplazamiento y su impacto en las ciudades del Norte Grande, proporcionando enfoques adicionales para la comprensión del hecho arquitectónico singular y sin precedentes en el país.
El hecho escrito
La revisión de las fuentes bibliográficas contribuye en la comprensión de la importancia de estos edificios para la historiografía arquitectónica chilena. Por ejemplo, las primeras publicaciones dieron cuenta del cambio que introdujeron en el ámbito habitacional y social, la construcción de estas máquinas arquitectónicas en el extremo norte del país y la huella social, política y cultural que plasmaron en sus ocupantes. (Figura 10)
Las publicaciones posteriores reconocieron que estos edificios son parte de un contexto mayor, una tipología arquitectónica particular y fruto de una gestión política notable, teniendo en consideración que el país había sufrido un terremoto en el sur (Chillan 1939), las consecuencias de la escasez de materias primas y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Las implicancias y vinculaciones teóricas e interpretativas que se hacen en torno a los edificios colectivos han permitido la construcción permanente de un relato historiográfico en desarrollo, que contribuye a dilucidar su rol frente a un paisaje extremo. Así también, las publicaciones permiten validar las nuevas dimensiones que asume la obra y el papel de las instituciones estatales, al reconocer las implicancias geopolíticas de este proyecto habitacional para el Norte Grande, teniendo presente, tanto la incorporación de estos nuevos dominios al territorio nacional, como los acontecimientos en el resto del país durante su gestación y construcción.
Se destaca además, las interpretaciones teóricas y la creación de conceptos e ideas en torno a la obra de arquitectura, como también la constitución de un grupo investigativo local, a partir de 2005, en el ámbito de la modernidad desarrollada en Chile y en los asentamientos del norte del país, que contribuye en la generación de nuevo conocimiento, pero que a la vez, deja el desafío de profundizar sobre temas ya planteados o nuevas líneas de investigación, como por ejemplo: ahondar en su inserción urbana e impacto social en la actualidad, la logística que conllevo su construcción en un contexto distante y los viajes al norte, por parte del administrador de la Caja del Seguro Obrero Social, que dan cuenta del valor que asumieron estos edificios hasta transformarse en un hecho territorial del Norte Grande de Chile.
Las publicaciones consultadas han abordado un amplio espectro de temas y aspectos significativos de los Colectivos Obreros, constituyéndose en un hecho escrito, es decir, dar cuenta de una madurez interpretativa y teórica en torno a la obra. Aunque si bien se observa un uso recurrente de las primeras revistas y la replicación de las fuentes gráficas en investigaciones posteriores (Figura 11), el panorama bibliográfico estudiado da cuenta de un cambio sustancial en la mirada en torno a estos edificios, migrando desde una visión principalmente informativa a transformarlos en un paradigma de la arquitectura moderna desarrollada en Chile y como parte de las obras distintivas en la historiografía latinoamericana.