El 12 de julio volvimos con Gonzalo de Rocha, respondiendo yo a una invitación para participar en el seminario MEDIA (Departamento de Modelización Estadística de Datos e Inteligencia Artificial) de los viernes que organiza el CURE (Centro Universitario Regional Este) de Rocha para todo el país. La suerte quiso que fuese personalmente en vez de dictarlo en línea. Eso motivó que Gonzalo viniera a buscarme al Uy Proa Sur Hotel de La Paloma, donde me alojé, para ir hasta la sede del CURE de Rocha. Luego de la charla, en la que participaron un conjunto de entusiastas científicos de diversas áreas, sumados a otros tantos en forma remota, almorzamos y volvimos juntos en el ómnibus desde Rocha hasta Tres Cruces. Imposible imaginar que esa sería la última vez que lo vería.

Luis Gonzalo Perera Ferrer nació en la ciudad de Rocha el 15 de setiembre de 1966 y murió el 1.^o de setiembre de 2024, a los 57 años, en el balneario La Aguada, en el mismo departamento, donde residía. Un ataque respiratorio severo, que él pensó que podría superar como tantas otras veces, nos traicionó a él y a una cantidad impresionante de colegas y amigos que sufrimos una pérdida irreparable.

Gonzalo era una persona generosa. A lo largo de su vida conjugó su preocupación por lo social mediante una actividad política y gremial en diversos ámbitos. Pero también era generoso en la corta, alentó y ayudó a estudiar a una gran cantidad de jóvenes y no tan jóvenes para los que siempre tenía una propuesta de trabajo, de estudio, de superación.

Gonzalo era un hombre de familia. Su padre era coronel (retirado durante la dictadura) y profesor de matemática. Fue su primera inspiración intelectual, Gonzalo miraba desde lejos las clases particulares de su padre (quien durante la dictadura no pudo dictar clases en los liceos) y hacía secretamente sus primeras armas en la resolución de sistemas lineales dos por dos. Su madre era profesora de piano, a ella le atribuía su pasión por la música. Sus dos hijas eran el centro de su preocupación en lo familiar, estaba más allá de la distancia geográfica, vivía pendiente de sus avances, de sus temas, de sus preocupaciones.

Gonzalo era un matemático excepcional. Completó sus estudios de matemática (luego de venir de la Facultad de Química, donde jocosamente nos relataba lo difícil que le resultaba manipular tubos de ensayo), su licenciatura, maestría y doctorado (en 1994), bajo la dirección de nuestro querido profesor Mario Wschebor. En su doctorado propuso él mismo su tema de trabajo, los teoremas límites para variables dependientes multidimensionales, donde encontró una condición en la frontera del conjunto en la que se suman las variables que permiten obtener los resultados límites clásicos. Muy prontamente, durante su posdoctorado en París, codirigió una tesis de doctorado en Francia y dirigió después tesis de doctorado en Argentina y Uruguay.

Gonzalo era un científico de vanguardia. Como matemático se anticipaba a temas de relevancia. Como ejemplo de esto, fue el primero en Uruguay en estudiar la matemática de los modelos SIR (susceptibles-infectados-removidos) que luego fueron tan populares (varios años después de que nos los explicara) en la pandemia. También tempranamente estudió métodos de aprendizaje automático, nos explicó el enfoque estadístico (más acorde al gusto de nuestra comunidad) y el enfoque computacional, más heurístico, sus coincidencias y sus diferencias, mucho antes de que la inteligencia artificial y el Chat GPT hicieran su irrupción a nivel generalizado.

Gonzalo promovía la utilidad social de la ciencia. Su vocación por la matemática siempre lo encontró buscando aplicaciones. Su área de estudio, la probabilidad y la estadística, de por sí tiene un origen y un fin aplicado (más allá de contar con ramas teóricas abstractas), cuestión que lo llevó a colaborar en distintas áreas de aplicación. Es así que en 1998 participó en el equipo que recibió el Premio Nacional de Veterinaria y en el año 2000 (en su segunda edición) recibió el prestigioso premio especial en ciencias Caldeyro Barcia. Dicho premio se otorgaba por la importancia de los aportes multidisciplinarios. Se vinculó con el Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería (FING), donde estudió la matemática de las telecomunicaciones, la calidad de los servicios y otros temas relacionados. Fue allí donde dirigió varias tesis de maestría en la temática y donde fundó el grupo ARTES (Análisis de Redes, Tráficos y Estadísticas de Servicios) a principios de los 2000. Otra etapa de aplicaciones se desarrolló en el CURE de Rocha. En esta etapa se dedicó a las aplicaciones estadísticas y de inteligencia artificial en la temática de los recursos naturales. Parte de este esfuerzo se materializó en las siete ediciones de las Jornadas de Estadística Aplicada en La Paloma, cuya última edición fue en octubre de 2023, en la que se encontraba la comunidad biológica y estadística local (del CURE) con los colegas de probabilidad y estadística del resto del país, en fecundos intercambios.

Gonzalo era un constructor institucional. A lo largo de su vida promovió la creación de diversas organizaciones, a nivel nacional e internacional. En particular fue el refundador del Laboratorio de Probabilidad y Estadística (fundado como Laboratorio de Estadística por su mentor, Gonzalo Pérez Iribarren), fundador del grupo ARTES (de interacción entre matemática y telecomunicaciones). En el este del país fue promotor de la carrera de Tecnólogo en Telecomunicaciones en Rocha, que comenzó a dictarse en 2009; fue fundador en 2013 del Polo de Desarrollo Universitario (PDU) MAREN (Modelización y Análisis de Recursos Naturales), que derivó en el MEDIA, con sede en el CURE de Rocha. Sumado a que participó del grupo impulsor de la creación del mismo CURE en su ciudad natal, fue director del CURE, nombrado en 2014, durante un período de importante consolidación. Gonzalo entendía claramente que a las instituciones las generan y las desarrollan personas. En ese sentido, mantenía viva la memoria de diversos colegas constructores del ecosistema académico del cual participaba: Gonzalo Pérez Iribarren (su primer profesor de estadística), Mario Wschebor Wonsever (su tutor de doctorado), Ariel Roche (colega del Laboratorio de Probabilidad y Estadística).

Gonzalo era un gran entusiasta, con una capacidad de liderazgo excepcional. Fue director del Laboratorio de Probabilidad y Estadística de la FING, director del Instituto de Matemática y Estadística Rafael Laguardia en la misma facultad, tuvo destacada participación en las directivas de la Asociación de Docentes de Ingeniería (ADFI) y de la Universidad de la República (ADUR). Asimismo tuvo destacadas participaciones en el Partido Socialista y en el último período de su vida en el Partido Comunista, del cual fue secretario general en el departamento de Rocha y miembro de su Comité Central. Fue también activo miembro de la Sociedad Latinoamericana de Probabilidad y Estadística (hoy SLAPEM) y principal promotor de la organización del Octavo Congreso Latinoamericano de Probabilidad y Estadística Matemática en La Habana, Cuba (fue presidente del comité de programa y viajó a Cuba una semana antes para colaborar con la organización en un entorno con muchas dificultades).

Gonzalo era un intelectual activo, ávido lector de temas diversos (política, marxismo, ciencia, historia), escribió tres libros de divulgación matemática, un libro de texto y fue columnista activo de diversos medios de prensa; en particular, escribió durante varios años en La República y últimamente era el encargado de la contratapa de El Popular.

Estas líneas imprecisas e incompletas no pueden llegar a mostrar la dimensión de la pérdida que sufrimos. Su Rocha querido, la Universidad, el Centro Universitario Regional Este (CURE) y nuestro país han perdido a un excepcional ciudadano, matemático, estadístico aplicado, científico, activista. Solo nos queda superar el dolor y continuar su legado.

Montevideo, 25 de setiembre de 2024