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InterCambios. Dilemas y transiciones de la Educación Superior

versión impresa ISSN 2301-0118versión On-line ISSN 2301-0126

InterCambios vol.9 no.1 Montevideo  2022  Epub 01-Jun-2022

https://doi.org/10.29156/inter.9.1.11 

Reseñas

Reseña

1Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República. Contacto: nicobent63@gmail.com

El ideal latinoamericano de universidad y la realidad del siglo XXI. Cuadernos de Universidades, 13, .. Arocena, R.; Sutz, J.. (, 2021. )., Ciudad de México: :, UDUAL, 1


Se trata de un ensayo plasmado en un libro relativamente breve (61 páginas), pero muy amplio en su objeto, por cuanto aborda diversas dimensiones de los desafíos que enfrentan las universidades latinoamericanas en esta coyuntura. Arocena y Sutz proponen un diagnóstico de situación y esbozan algunas propuestas superadoras a partir del análisis de variables históricas, económicas, políticas, científico-tecnológicas y de políticas universitarias en sentido estricto. En su argumentación se entrecruzan estas perspectivas para explicar el entramado en el que se desenvuelven nuestras instituciones de educación superior y para discutir los cursos de acción deseables. Puede leerse, por tanto, como una continuación y puesta al día de otra obra más extensa de los mismos autores (La universidad latinoamericana del futuro: Tendencias - Escenarios - Alternativas) (Arocena y Sutz, 2001) publicada veinte años atrás.

La idea fuerza que recorre todo el texto es la revalorización de las universidades latinoamericanas como actores del cambio social a partir de la conformación dada por la Reforma de Córdoba. El imperativo actual estriba en verter vino nuevo en esos viejos odres, atendiendo a la radicalidad de los cambios en un entorno en el que, no obstante, perviven las marcas históricas del subdesarrollo, la desigualdad y la exclusión social. De esas diferencias, y de esas continuidades, se desprenden tanto el imperativo de la renovación universitaria como la vigencia del potencial transformador de las ideas surgidas a finales de la segunda década del siglo pasado. Todo ello en un contexto pautado por tres grandes desafíos, a cuyo análisis se destina un capítulo entero del texto: la degradación ambiental, la desigualdad social y la proliferación de formas de gobierno autoritarias. Conjuntamente, esos tres desafíos componen un escenario tendencial de resultados catastróficos que requieren de una vigorosa respuesta universitaria.

Los autores expresan su desencanto con las respuestas que ofrecen nuestras casas de estudio en un contexto tan desafiante, por entender que el ideal latinoamericano de universidad socialmente comprometida se ha ido desdibujando en las últimas dos décadas. Esta tendencia es explicada por algunas causas correspondientes al contexto económico y político global, y por otras relativas a los sistemas universitarios.

Entre las primeras se destaca el rol desempeñado por el conocimiento superior en un escenario económico y social signado por la hegemonía de un capitalismo transformado. A partir de la revolución de las TIC, la brecha entre los países del primer mundo y el resto se ensanchó, en virtud de la incapacidad de estos para reconvertir su estructura productiva según los nuevos patrones científicos y tecnológicos. En el caso particular de América Latina, y en un marco de reformas neoliberales y de reducción de los Estados de bienestar que caracterizó a los años ochenta del siglo pasado, tanto las orientaciones ideológicas como las restricciones financieras auspiciaron un débil compromiso de los Estados con la necesaria generación de conocimiento avanzado. Estas dos variables se modificaron a partir de la primera década de este siglo, con mejoras en la situación fiscal y gobiernos identificados con el denominado giro progresista; sin embargo -según Arocena y Sutz-, estas administraciones no impulsaron con la decisión debida las políticas de conocimiento como un componente clave para el desarrollo económico y social.

Paralelamente a estas variables contextuales, otras de naturaleza político-académicas contribuyen a explicar la dinámica de nuestras universidades. En primer término, el auge de un modelo de “universidad empresarial”, orientada por lógicas de oferta y demanda, estrechamente vinculada con el poder económico y político, y legitimada para apropiarse de los réditos económicos de la comercialización del conocimiento. Este modelo, generador de sistemas universitarios altamente diversificados y estratificados -tanto en los cometidos de las instituciones como en la calidad de sus prestaciones-, se expandió desde los países desarrollados al resto, en el marco de un proceso global de creciente mercantilización de la educación superior. Con lucidez, nuestros autores alertan sobre el disímil impacto de la aplicación de un modelo de estas características en el norte y en el sur global. En los países desarrollados el conocimiento avanzado es un requisito necesario para la reproducción y ampliación de las relaciones capitalistas, por lo que naturalmente existirá una demanda vigorosa para su promoción. En las naciones periféricas, en cambio, la demanda con capacidad de financiar la innovación científico-tecnológica es débil; por tanto, es improbable que se constituya en fuente generadora de innovación, y por el contrario, tenderá a reproducir una estructura productiva primaria, no intensiva en el requerimiento de saberes.

En el mismo sentido operan ciertas dinámicas alojadas en el seno de las universidades latinoamericanas que habrían agotado su impulso reformista tradicional. Una pieza clave para explicarlo es la adopción del sistema de validación de la calidad de la investigación científica generado en los países centrales, que emplea como indicador fundamental la publicación en revistas internacionales de alto impacto. La incidencia de este criterio en los esquemas de reconocimientos y de carrera académica opera como un incentivo muy importante en la orientación de la actividad de los investigadores, propiciando sesgos temáticos no necesariamente conectados con las necesidades nacionales y desalentando el diálogo con otros actores locales para encaminar esfuerzos probablemente menos visibles en el corto plazo, pero socialmente más redituables en un horizonte temporal más amplio. De esta forma, el imperativo de “investigación nacional, de nivel internacional, con vocación social” resulta insatisfecho, como consecuencia de la implementación de criterios de evaluación ligados a un sistema de incentivos que no valoriza los aportes universitarios a la solidaridad y a la inclusión social.

A pesar del complejo panorama descrito hasta aquí -ciertamente sombrío-, el texto abre espacios para la esperanza, a partir de la revalorización social de la ciencia generada en algunos países de la región (entre ellos Uruguay, que se cita como caso testigo), en vista del rol cumplido durante la pandemia de covid 19. La crisis genera también una oportunidad para avanzar hacia lo que nuestros autores identifican como la meta fundamental: la democratización del conocimiento, mediante la combinación de la generalización de la educación avanzada con el desempeño del trabajo más creativo posible, a lo largo de toda la vida activa.

Para transitar hacia esa meta, y abrevando en lineamientos trazados por organismos regionales como la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe, se propugna una estrategia de acción “no defensiva sino afirmativa de la autonomía universitaria”. Se trata de promover una “autonomía conectada” de las universidades, comprometida con el desarrollo humano sustentable y diferenciada tanto de prácticas aislacionistas (“autarquía internista”) como de la subordinación a actores externos.

Por cierto, Arocena y Sutz reivindican un fuerte involucramiento de los Estados nacionales en estas faenas, pero asumen que las universidades deben imaginar formas de trabajar sin su apoyo o, incluso, contra sus políticas. Con ese escenario en vista, proponen acciones universitarias en tres niveles: micro, meso y macro. A nivel micro debería priorizarse la conexión -vía actividades de extensión- con actores sociales destinada a la solución de problemas colectivos, que además pueda propiciar nichos de innovación. El nivel meso contempla la formulación de alianzas o confluencias de alcance regional o temático mediante programas específicos con gobiernos regionales, organismos públicos u organizaciones sociales diversas, procurando así expandir el alcance territorial de la educación superior. Por último, en el nivel macro podrían concebirse alianzas para impulsar el funcionamiento sistémico e interactivo de los procesos de innovación a escala nacional o suprarregional, incorporando a esos procesos a actores sociales tales como cooperativas, sindicatos y pequeños productores.

En síntesis, esta obra de Arocena y Sutz constituye tanto un diagnóstico multivariado de la situación y de los desafíos de la educación superior en nuestra región como una propuesta de acción para la consagración de viejos ideales y nuevos objetivos. Se trata de una contribución de valor para la reflexión y la discusión, proveniente de dos académicos que cuentan con una muy apreciable acumulación académica sobre el tema y un conocimiento profundo de las características particulares del gobierno y la gestión de las universidades públicas latinoamericanas.

Referencias bibliográficas

Arocena, R., y Sutz, J. (2001). La universidad latinoamericana del futuro: Tendencias - Escenarios - Alternativas. México: Colección UDUAL. [ Links ]

Arocena, R., y Sutz, J. (2021). El ideal latinoamericano de universidad y la realidad del siglo XXI. Cuadernos de Universidades, 13. Ciudad de México: UDUAL. [ Links ]

1Artículo aprobado por el equipo editor: Carolina Cabrera y Nancy Peré.

Recibido: 03 de Mayo de 2022; Aprobado: 04 de Mayo de 2022

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