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Lingüística

On-line version ISSN 2079-312X

Lingüística vol.37 no.1 Montevideo June 2021  Epub June 01, 2021

https://doi.org/10.5935/2079-312x.20210008 

In Memoriam

José Antonio Samper Padilla (1950-2020). In Memoriam

Francisco Moreno Fernández1 
http://orcid.org/0000-0002-3136-4443

1Universidad de Alcalá de Henares, España.


Apenas adentrado en su jubilación, aunque en condición de profesor honorífico, falleció el profesor José Antonio Samper Padilla, quedando la filología grancanaria y, en definitiva, la española huérfanas de uno de sus agentes más sólidos y dedicados. Su muerte, temprana y presurosa, se produjo el 13 de diciembre de 2020, a modo de negro colofón de un año oscuro que quiso alargar su sombra también sobre la lingüística hispánica. La pérdida de Samper Padilla supone para la lingüística y la filología del español la desaparición de una referencia tan crucial como necesaria, porque necesario y crucial, para el conjunto del espacio hispánico, es un conocimiento amplio, profundo y contrastado de la realidad lingüística canaria. Las islas Canarias son un vivero de lingüistas importantes, con la figura de Ramón Trujillo a la cabeza, y, entre ellos, Samper Padilla ha brillado con luz propia.

Como la mayoría de los lingüistas canarios, Samper Padilla se formó en la Universidad de La Laguna, licenciándose en Filología Románica en 1972 y doctorándose en Filología Hispánica en 1988. Su tesis doctoral, Estudio sociolingüístico del español de Las Palmas de Gran Canaria (1990), profusamente reseñada, fue decisiva para el desarrollo de la sociolingüística española porque supo salir airosa de un doble reto: por un lado, el desafío de suceder como referencia sobre el español palmense al libro de Manuel Alvar Niveles socioculturales en el habla de Las Palmas de Gran Canaria (1972), hito fundacional de la dialectología social hispánica; por otro lado, el reto de dar continuidad al trabajo que abrió la puerta del variacionismo laboviano para las universidades hispanohablantes: el libro de Humberto López Morales Estratificación social del español de San Juan de Puerto Rico (1983). Desde entonces, el nombre de José Antonio Samper Padilla ha destacado en el paisaje de la sociolingüística de la lengua española, donde a menudo, como apuntaba López Morales para la época, “sobra el follaje y escasean los frutos”.

La carrera académica de Samper Padilla comenzó como profesor ayudante en la Universidad de La Laguna y concluyó como catedrático de Lengua Española en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

En el camino quedó su paso por la Escuela de Magisterio de La Laguna, por la Enseñanza Secundaria, como profesor agregado y como catedrático, y por el Colegio Universitario de Las Palmas, vinculado hasta 1989 a La Laguna e integrado, a partir de ese mismo año, en la nueva Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Aquí ocupó desde 1992 el cargo de director del Departamento de Filología Española, Clásica y Árabe. A Samper Padilla le correspondió cumplir una tarea fundacional: la de dar forma a un departamento de reciente creación en lo a que sus programas, integrantes y, sobre todo, su espíritu se refería. Podría decirse que el crecimiento de Samper Padilla como universitario tuvo un desarrollo paralelo al de su propio departamento y al de su facultad, de los cuales fue abanderado.

Pero, si la carrera académica de Samper Padilla fue fundamental para la consolidación de una de las universidades públicas más jóvenes de España, su carrera investigadora fue también decisiva para el desarrollo de diversas líneas internacionales de estudio. Y es que Samper Padilla supo conjugar perfectamente la investigación propia con su contribución a grandes proyectos transnacionales, en los que su aportación siempre fue constructiva y enriquecedora. Mención primera y singular merecen los trabajos de dialectología y sociolingüística, iniciados con una tesis de licenciatura sobre la fonética del barrio palmense de La Isleta y liderados por la mencionada tesis doctoral, aunque en continua evolución. A partir de técnicas cuantitativas, los estudios sociolingüísticos de Samper Padilla fueron desgranando con fines analíticos, no solo los cinco segmentos que constituyeron su primordial interés -/s, r, l, n, d/-, sino muy diversos aspectos gramaticales, como los usos personales de haber, los pronombres de retoma, la presencia o ausencia de sujeto gramatical, el leísmo, la expresión del futuro o los usos de deber, entre otros. Estos elementos lingüísticos, incluidos los discursivos, eran correlacionados de forma sistemática con factores sociales, como el género o la edad, alcanzando un nivel de descripción del español de Canarias, especialmente de Gran Canaria, amplio y fiable.

Sin duda, el español de Canarias, el pueblo de Canarias con sus hablas, fueron objeto muy principal de los intereses de Samper Padilla. Por eso le atraía la complejidad que la sociolingüística ayuda a descomplicar y por eso se sentía cautivado por la historia del español canario en sus textos, por la caracterización de su léxico, ya fuera de sus elementos constitutivos, de su evolución o de su mortandad, y por los usos canarios que se manifiestan en el continente americano, muy singularmente en Venezuela, en el Caribe, en Texas o en la Luisiana. Esa misma predilección por las hablas canarias lo llevó también a la redacción de trabajos fundamentales sobre el léxico canario en la obra de Benito Pérez Galdós, junto a Clara Eugenia Hernández Cabrera, quien merecerá comentario aparte. Nada canario le era ajeno.

Las hablas canarias, sin embargo, no solo constituían un objeto de estudio en sí mismas para Samper Padilla, sino que se interpretaban y valoraban en relación con las demás hablas hispánicas.

De ahí que, en sus publicaciones, cursos y conferencias, no faltara el análisis contrastivo con las hablas de Cuba, Puerto Rico, específicamente, o con el espacio caribeño o el español americano, en su conjunto. Entendía Samper Padilla que la significación completa de las hablas canarias se adquiría, no desde sus particularismos, sino dentro del multicolor mosaico hispanohablante. En multitud de ocasiones, incluida una sesión del parlamento español, afirmó: “Creo que, en un contexto como el canario, es totalmente necesaria la proyección hacia Latinoamérica”. Esto explica su convicción, más allá de su predisposición, para participar en proyectos de dimensión transhispánica, en tareas colectivas en las que siempre arrimó el hombro con afán de trabajo y actitud positiva. Una de ellas fue la aportación de materiales del español de Canarias al proyecto “Variación léxica del español en el mundo” (VARILEX), coordinado desde Tokio por Hiroto Ueda. Otra, muy relevante, fue su contribución personal y como coordinador de equipo al proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y de América (PRESEEA), integrado en la nómina de proyectos de la Asociación de Filología y Lingüística de América Latina (ALFAL).

Sin embargo, dentro igualmente de la nómina de proyectos de la ALFAL, la contribución de Samper Padilla destacó de manera muy singular y significativa en el proyecto para el estudio de la norma culta, rebautizado como “Proyecto de la norma culta hispánica ‘Juan M. Lope Blanch’”, del que fue coordinador e impulsor en momentos de tribulación. Este proyecto constituye una de las líneas más relevantes en el seno de la ALFAL y de él han salido publicaciones cardinales para el conocimiento del español en sus dimensiones geográfica y social. Entre ellas, cabe mencionar la del propio Samper Padilla sobre el Léxico del habla culta de Las Palmas de Gran Canaria (1998), aunque, sin duda, la de mayor repercusión ha sido Macrocorpus de la norma lingüística culta de las principales ciudades del mundo hispánico (1998), promovida por Humberto López Morales, presidente de la ALFAL en aquel momento, auspiciada por la propia Asociación, publicada por la Universidad de Las Palmas y firmada por Samper Padilla y, de nuevo, por Clara Eugenia Hernández Cabrera. La importancia de este macrocorpus para el conocimiento de los usos cultos del español es más que evidente: no en vano la Real Academia Española solicitó su inclusión en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) como parte esencial de sus muestras orales.

Pero Samper Padilla quiso llevar su labor investigadora más allá de las cuestiones dialectales y sociolingüísticas. Y encontró un terreno propicio en el estudio de la disponibilidad léxica, terreno que abonó de forma indiscutible, dentro también de una tarea colectiva comandada por Humberto López Morales. A este respecto, su contribución no solo consistió en el estudio de la disponibilidad léxica en Gran Canaria, en coautoría con Hernández Cabrera, sino que fue determinante en el terreno de la metodología.

En realidad, aun siendo mucha la repercusión de su tesis doctoral, su trabajo más citado, de acuerdo con los actuales indicadores de impacto, es “Criterios de edición del léxico disponible” (1998), un artículo publicado en la alfalina Lingüística y que está sirviendo de guía práctica a todos los estudiosos de la disponibilidad.

El compromiso de Samper Padilla con el análisis de la disponibilidad se aprecia en lo que se acaba de mencionar, efectivamente, pero también en otros estudios complementarios, relativos a la presencia de anglicismos o dialectalismos en el léxico disponible, a la incidencia de factores sociolingüísticos o a la comparación de repertorios procedentes de diversas comunidades.

Y aún puede identificarse una línea de trabajo más en la trayectoria de Samper Padilla, una línea que refleja su compromiso con la sociedad, con la dimensión comunitaria de la lengua y, especialmente, con la enseñanza. Si hubiera que destacar un título en este campo, podría citarse su Producción y comprensión de textos (1991), que publicó junto a Hernández Cabrera y López Morales, pero esta mención no debería hacer de menos su Sugerencias léxico-ortográficas y orientaciones pedagógicas sobre el empleo de s, z y c en zonas dialectales seseantes (1986), su primer libro, junto a Hernández Monzón y Hernández Cabrera, o la obra para la enseñanza secundaria Biblioteca de lengua y literatura canarias (1998), que también firmó con Hernández Cabrera, junto a Páez. Estas publicaciones se coordinaban perfectamente con una intensa actividad en la organización de cursos de formación de profesores, incluidos profesores de español como lengua extranjera, maestrías, seminarios o congresos, entre los que resultó especialmente exitoso el XI Congreso de la ALFAL (1996), que aún llena de admiración y gratos recuerdos a los miembros de la Asociación.

Un itinerario académico e investigador como el que someramente se ha presentado, tuvo necesariamente que proyectarse en el plano de los cargos institucionales. Ya se han mencionado sus responsabilidades en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria o en la propia ALFAL, a cuya junta directiva perteneció entre 1996 y 2002. En España, además de su puesto en el Consejo de Coordinación Universitaria, fue colaborador asiduo de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (ANECA). Y debe añadirse a ello su elección como académico correspondiente de las Academias Boliviana (2017) y Cubana (2918) de la Lengua, aunque tal vez el cargo más querido para él fue el de miembro fundador de la Academia Canaria de la Lengua, de la que llegó a ser presidente entre 2015-2018.

Esta semblanza de José Antonio Samper Padilla, apenada por la pérdida de un amigo, aunque orgullosa por la rica cosecha de su vida académica, quedaría inconclusa, si no ofreciera unas pinceladas sobre su extraordinaria calidad humana. Porque Samper Padilla fue, ante todo, un hombre bueno: generoso, comprensivo, afable.

Fue el colega que todos querríamos en nuestro equipo y el faro que iluminó el rumbo de infinidad de jóvenes estudiosos, como demuestran las muestras de cariño y admiración publicadas en la prensa por antiguos pupilos tras la muerte del maestro. Con Samper Padilla, el pleito insular, entre Tenerife y Gran Canaria, quedó diluido y anticuado en materia de lingüística. Fue persona de firmes convicciones y, a la vez, de sólidas lealtades.

En ellas cabían, no solo el respeto por sus primeros maestros, directos o indirectos (Gregorio Salvador, recientemente fallecido, Ramón Trujillo o Manuel Alvar), sino, sobre todo, su admiración y cariño por las dos personas que marcaron su vida de una forma indeleble desde su juventud: Humberto López Morales, mentor académico, y Clara Eugenia Hernández Cabrera, compañera de vida.

Sí, Clara Eugenia Hernández Cabrera no solamente ha sido colega y coautora de muchas de las publicaciones de Samper Padilla, también ha sido la investigadora más rigurosa de su equipo, su más leal consejera y su imprescindible compañera de viajes. José Antonio Samper Padilla fue un excelente nadador y, como buen nadador, sabía que, cuando las corrientes marinas nos arrastran, hay que saber moverse dentro de ellas. En medio de las corrientes más intensas, siempre encontró a su lado a Clara Eugenia, quien ahora ha de ser la mejor garante de su legado. Las Canarias se conocen como las islas afortunadas, pero con Samper Padilla la fortuna nos alcanzó a todos los que disfrutamos de su amistad y de la riqueza de su obra.

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