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Lingüística

versión On-line ISSN 2079-312X

Lingüística vol.30 no.1 Montevideo mayo 2014

 

Lingüística

Vol. 30-1, junio 2014: 131-163

ISSN 1132-0214 impresa

ISSN 2079-312X en línea

 

 

CONTACTO Y PRÉSTAMO: LA PRESENCIA DEL INGLÉS EN LA PRENSA MONTEVIDEANA[1]

 

CONTACT AND BORROWING: THE PRESENCE OF ENGLISH IN THE MONTEVIDEAN PRESS

 

ESTEBAN LA PAZ BARBARICH

Universidad de la República (Uruguay)

estebanrou@yahoo.com

 

 

En este trabajo analizo los préstamos léxicos del inglés en la prensa montevideana específicamente en artículos de informática y deporte. Parto de la hipótesis –confirmada por los resultados de este estudio– de que el campo semántico del deporte presenta una asimilación de términos tomados en préstamo del inglés mayor que el de la informática, porque cuenta con una tradición más antigua y afianzada. A partir del análisis cuantitativo y cualitativo de 110 entradas léxicas, establezco, desde una perspectiva sincrónica y con base en la metodología presentada en Poplack et al. (1984), el grado de incorporación de las expresiones del inglés consideradas como préstamos (borrowings y/o loanwords) al español, atendiendo tanto a sus diferentes realizaciones ortográfico-grafemáticas y a su adaptación morfológica como al grado de aceptabilidad o socialización asignado por los hablantes encuestados para tal finalidad. Las conclusiones valoran (con originalidad) el alcance del influjo del inglés sobre el español actual.

 

Palabras clave: Montevideo, préstamos léxicos del inglés al español, informática, deporte.  

 

Keywords: Montevideo, lexical borrowings from English into Spanish, computers, sports.

 

In this article, I analyze lexical borrowings from English found in Montevidean newspaper and magazine articles that specifically pertain to computer-related topics and sports. Undergirding this study is the hypothesis –supported by the results obtained– that the semantic field of sports presents a greater assimilation of terms borrowed from English than the field of computers, since it has an older and more consolidated tradition. Based on the quantitative and qualitative analysis of 110 lexical entries, I establish, from a synchronic perspective and following the methodology outlined in Poplack et al. (1984), the degree of integration of the English expressions considered as borrowings and/or loanwords into Spanish, focusing on their orthographical-graphematic variants, their morphological adaptation as well as the degree of acceptability or socialization assigned by the informants. The conclusions value (in an original manner) the scope of influence of English on current Spanish.

 

 

(Recibido: 15/1/13; Aceptado: 22/3/13)

 

 

1. INTRODUCCIÓN

 

Este trabajo tiene por objeto analizar los préstamos léxicos[2] del inglés en la prensa montevideana, presentes concretamente en artículos periodísticos de informática y deporte. Parto de la hipótesis de que el campo semántico del deporte presenta una asimilación de términos tomados en préstamos del inglés mayor que el de la informática, en la medida en que cuenta con una tradición más antigua y afianzada[3]. Específicamente, me propongo establecer el grado de incorporación de las expresiones del inglés consideradas como préstamos al español, atendiendo a sus diferentes realizaciones grafemáticas, su adaptación morfológica y su grado de aceptabilidad o socialización.  

El concepto de préstamo (como suele ocurrir también con otras manifestaciones lingüísticas producto del contacto) es complejo e incluso controvertido[4]. Siguiendo a Hudson (1980), el préstamo (borrowing) se constituye “when an item is taken over lock, stock and barrel from one variety into another” (ibid.: 58); tal es el caso, por ejemplo, del nombre shopping, que se ha tomado del inglés para ser usado como palabra del español.      

Sostienen Poplack et al. (1988) que los procesos por los cuales una palabra tomada en préstamo comienza a circular en la comunidad, más allá del individuo o grupo que la introdujo, están condicionados por “functional, aesthetic, and social factors similar to those that determine the spread (or obsolescence) of other lexical introductions” (ibid.: 48). En este sentido, los settings o marcos de contacto ilustran “not only the diachronic instability of linguistic systems, but also their synchronic stability and expressive adaptability to ever changing cultural and conceptual needs” (Otheguy 1993: 37).

Poplack et al. (1988) refieren al préstamo (lexical borrowing) como

 

the incorporation of individual L2 words (or compounds functioning as single words) into discourse of L1 […] usually phonologically and morphologically adapted to conform with the patterns of that language, and occupying a sentence slot dictated by its syntax.

                                                                                                                           (Poplack et al. 1988: 52)

 

El estatus de loanword, por su parte, se reserva tradicionalmente para palabras que, además de corresponderse con la caracterización anterior, “recur relatively frequently, are widely used in the speech community, and have achieved a certain level of recognition or acceptance, if not normative approval” (ibid.). Se ha postulado (v. e.g. Fries y Pike 1949) que los préstamos (loanwords) estarían tan perfectamente asimilados a los patrones de la lengua recipiente que un examen sincrónico no permite su detección o incluso su descripción (cf. Poplack et al. 1984: 99-100). Para su caracterización, Poplack et al. (1984: 103-104) apelan a cuatro tipos básicos de criterios: (1) frecuencia de uso (i.e. cuanto mayor sea la frecuencia de uso de un ítem léxico de una L2 y por el mayor número de usuarios de una L1 determinada, más razonable será considerarlo un término bonafide de la L1); (2) desplazamiento de sinónimo de la lengua nativa (i.e. si un término tomado en préstamo desplaza en uso a uno –nativo– de la L1 que refiere a un mismo concepto, puede entenderse que el vocablo foráneo ha tomado el lugar de aquel en el lexicón); (3) integración morfofonémica y/o sintáctica (i.e. cuando un término tomado en préstamo adquiere una forma fonológica ca­racterística de la L1, los afijos morfológicos apropiados de esa len­gua, y funciona en oraciones como una palabra nativa una palabra nativa perteneciente a alguna categoría sintáctica, podrá considerár­selo un préstamo bien establecido perteneciente a alguna categoría sintáctica de la L1, podrá considerárselo un préstamo bien establecido), y (4) aceptabilidad (i.e. si los hablantes nativos de una L1 encuentran que una palabra de la L2 es una designación adecuada en su lengua independientemente de que sean o no conscientes de su origen etimológico, esto es indicativo de que dicha palabra puede ocupar un lugar en el lexicón de la L1). No obstante lo anterior, Poplack et al. (1984) advierten que no todos los loanwords se ajustan a estos criterios y que incluso palabras que sí lo hacen, podrían no ser consideradas como tales. Al respecto, los autores explican:

 

A borrowed word may be phonologically, morphologically, and syntactically integrated into the recipient language but only because the speaker has little productive competence in the donor language or simply because of interlingual coincidence between donor and recipient codes.

                                                                                                                                             (Poplack et al. 1984: 104)           

 

Con respecto a los rasgos lingüísticos objeto de préstamo, Haugen (1950: 224) admite que todos pueden serlo, pero no en igual medida. En este sentido, propone una “escala de adoptabilidad” (scale of adoptability) que se corresponde, de alguna manera, con la organización estructural. De esta forma, los nombres conforman la categoría sintáctica más fácilmente disponible para el préstamo, seguidos por verbos, adjetivos, adverbios y preposiciones e interjecciones[5].

 En el presente trabajo la noción de préstamo ha de aplicarse desde una perspectiva “no discreta”; es decir que, dentro de los préstamos (tanto borrowings estrictos como loanwords) cabe identificar, según los casos, diversos estadios de adaptación de las palabras prestadas en la lengua receptora, según mostraré en el análisis de los datos.

 

 

2. CORPUS Y METODOLOGÍA

 

     El corpus en que se basa este estudio está conformado por seis ejemplares del suplemento semanal de informática In del diario El País[6] de Montevideo (período enero – diciembre de 2000) y doce números de la Sección Deportiva de la edición dominical del mismo diario (período julio – octubre de 2001). La elección de estos dos campos del conocimiento (i.e. informática y deporte) responde a que la mayoría de los deportes referidos en el corpus, así como la informática, comparten un origen inglés común[7]. Restringí el corpus a las palabras técnicas[8] procedentes del inglés y el español, en relación con la informática y el deporte. No contabilicé la aparición de vocablos que no pertenecían estrictamente a ninguno de estos campos semánticos (e.g. “estándar”), aunque eventualmente apunto algunas observaciones sobre ellos. Así, el corpus original (cf. supra, n. 1) contaba con un total de 317 entradas léxicas[9], de las cuales he prescindido para este trabajo de 115 correspondientes a nombres propios. Opero, por tanto, con 202 entradas léxicas, de las cuales 110 son propiamente los elementos sometidos aquí a análisis.

 

 

 

3. ANÁLISIS: CRITERIOS PARA LA DETECCIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE PRÉSTAMOS

 

Tal y como adelanté, consigné en el corpus las palabras técnicas de la informática y el deporte provenientes del inglés y el español. Este procedimiento me permitió constatar cuál era la tendencia en cuanto al uso de una u otra lengua en los campos en estudio, así como si se presentaba alternancia entre estas (v. Tabla 1).

 


    

Una primera observación respecto de los datos en la Tabla 1 es que la mayoría de las palabras tanto en la informática como en el deporte son de origen inglés, hecho que resulta aún más evidente en el caso del deporte.

Para la detección y caracterización de préstamos del inglés y con el fin de establecer el grado de asimilación de los mismos al español, tomé en cuenta los cuatro tipos básicos de criterios propuestos en Poplack et al. (1984: 103-104) anotados supra: (1) frecuencia; (2) desplazamiento; (3)  integración y (4) aceptabilidad[10].

 

3.1. Frecuencia. Según se planteó, cuanto mayor sea el uso de un determinado ítem léxico foráneo en la lengua receptora (en lo que respecta a este estudio, del inglés en el español), mayores serán sus chances de ser considerado bonafide. Para el caso de la informática, el número de entradas léxicas sometido a análisis se redujo de 64 a 50[11] (las cuales pueden considerarse propiamente préstamos del inglés, i.e. borrowings y/o loanwords) y 912 ocurrencias. Algunas de las unidades aludidas, a pesar de su altísima frecuencia, no aparecen en el DRAE[12]. En cuanto al deporte, la lista de palabras conformó un total de 60 entradas –igualmente, préstamos inequívocos–, frente a las 86 computadas en principio[13] y 706 ocurrencias. Como he comentado, la atención dispensada al fútbol en el corpus examinado es mayor que la prestada a otros deportes. En este sentido, no es de sorprender que el grado de asimilación en cuanto al criterio de frecuencia sea muy alto para las palabras gol(es) y fútbol (prácticamente 25% y 21% del total de ocurrencias, respectivamente). A diferencia de lo que ocurre en el caso de la informática, aquí siete de las palabras que puntearon más alto en frecuencia están normatizadas (i.e. aparecen en el diccionario): gol(es), fútbol, futbolista(s), tenista(s), golf, tenis, goleador(es). Una vez más, puede incidir el hecho de que la informática es un campo más reciente.

 

3.2. Desplazamiento. Como se explicó, este criterio refiere a la posibilidad de que un ítem léxico tomado en préstamo desplace al término nativo de la lengua receptora, en cuyo caso se podrá considerar que el préstamo ha tomado el lugar del vocablo nativo en el lexicón. Los dos campos semánticos objeto de este estudio permiten confrontar un número de entradas de origen inglés que encuentran en el corpus alguna expresión semánticamente equivalente en español. Esta variación (i.e. uso de una forma de origen inglés o español para expresar un mismo significado) se da a través de tres tipos de relaciones, que surgen a partir de comparar la frecuencia de las expresiones en ambas lenguas y a las que llamaré: (a) dominancia inglés / español (i.e. predomina  la  forma  en  inglés); (b) alternancia inglésespañol (i.e. la forma en inglés y en español presentan el mismo número de ocurrencias) y (c) dominancia español / inglés (i.e. predomina la forma en español). En el caso de la informática, de un total de 50 entradas de préstamos con 912 ocurrencias, 20 (con 291 ocurrencias) permitieron la confrontación explicada (v. Tablas 2, 3 y 4).

 


 

 

 

 


 

En el deporte, de un total de 60 entradas de préstamos con 706 ocurrencias, fueron tres (con 22 ocurrencias) las que se prestaron a la confrontación referida (v. Tablas 5 y 6)[14].

 


 

 

 

Como he dicho, el número de palabras que presentan variación inglés – español (i.e. uso de una forma de origen inglés o español para expresar un mismo significado) fue de 20 y 3, en la informática y el deporte, respectivamente, correspondiente al 86% y 13% para uno y otro campo del total de entradas (23). Los datos en las Tablas 2 a 6 permiten, a su vez, comparar los índices en función del tipo de variación (i.e. dominancia o alternancia):

 


 

Se observa que en la informática el número de palabras que presenta variación es significativamente mayor al del deporte. Precisamente, es en el deporte, campo en el cual el uso de préstamos del inglés se encuentra en una etapa de asimilación bastante más avanzada, donde son mínimos los casos de variación entre una lengua y otra.

 

3.3. Integración. Por este criterio se trata de determinar el grado de asimilación de un término foráneo a la lengua receptora. Para ello, analizo los niveles grafemático y morfosintáctico de los vocablos del inglés considerados como préstamos. Este aspecto arroja datos de sumo interés en el estudio, por lo cual le dedicaré un apartado específico. 

 

3.4. Aceptabilidad. En relación con este aspecto, Poplack et al. (1984) recurren al juicio de los hablantes para establecer si un préstamo determinado ocupa un lugar en el lexicón de la lengua receptora. Con este fin, apliqué una encuesta a 30 alumnos de 5º y 6º año de dos liceos públicos de Montevideo, consistente en dos listas de préstamos extraídos del corpus. Testeé 26 préstamos informáticos y 11 deportivos (n= 37)[15]. En un primer momento, pensé no incluir aquellas palabras que aparecen en el diccionario (i.e. normatizadas). Finalmente, reconsideré la posibilidad de someterlas también al juicio de los informantes, habida cuenta de que la normatización de una palabra no implica necesariamente su aceptación por parte de los hablantes. Ordené la información recabada a partir de los préstamos testeados en tres categorías: (1) conocimiento; (2) aceptación, y (3) equivalentes. Dado que este aspecto arroja resultados más amplios, le dedicaré también un apartado específico.

 

 

4. NIVELES DE ANÁLISIS Y GRADACIÓN EN LA INTEGRACIÓN DE LOS PRÉSTAMOS      

 

4.1. Integración grafemática de los préstamos. Puesto que mi estudio se ocupa de textos escritos, he realizado, en primer término, un análisis de la integración de las unidades léxicas en el nivel grafemático[16]. Es clara la vinculación que guarda dicho nivel con el fonético de la lengua recipiente, según explico infra. En la informática, solamente dos palabras del inglés presentan algún tipo de adaptación grafemática al español (v. Tabla 8).

 





Puede verse que la palabra clic[17] se españoliza perdiendo la consonante “k”; por otra parte, aventaja significativamente a la versión inglesa, reuniendo, a su vez, el mayor número de ocurrencias de los cuatro préstamos analizados. En cuanto a cybercafé/cibercafé, si bien cyber no aparece en el DRAE (1992) (sí lo hace “ciber-”), puede pensarse que se toma del inglés por la presencia de la “y”, con cuya grafía se impone a la versión con “i” en los compuestos señalados. Además (y aunque este corpus no incluye información a nivel fonético), me atrevo a afirmar, como miembro de la comunidad montevideana, que al menos parte de los montevideanos reconoce perfectamente (y en ocasiones hasta realiza, en cierta medida) la pronunciación del diptongo inglés /aɪ/, correspondiente a la “y” en la palabra cyber[18]. En el deporte, en cambio, son doce las palabras procedentes del inglés que presentan rasgos de integración al español a nivel grafemático (v. Tabla 9)[19].

 


 

La Tabla precedente merece comentario detenido con referencia a varios grupos de elementos léxicos. En primer término: fútbol, básquetbol y córner. Los dos primeros vocablos evidencian una integración grafemática en el español que responde a una adaptación, en mayor o menor grado, de los fonemas del inglés que los conforman: football futbɔːl/; basketballbɑːskɪtbɔːl/. A su vez, los tres muestran una característica en común: en su proceso de asimilación al español, han seguido incluso la regla ortográfica de acentuación para las palabras graves (fútbol; córner) y esdrújulas (básquetbol). Por otra parte, la realización básquetbol aventaja en su frecuencia de aparición en el corpus (5 a 3) a su par sin acento ortográfico (basquetbol). Contrariamente, corner se impone a la variante con tilde (3 a 1), mostrando así una menor asimilación al español.

En cuanto a gol, padel y orsay, la composición de estas tres palabras también halla correspondencia en aspectos fonéticos de la lengua receptora: han surgido como un intento de acercar su pronunciación en inglés al repertorio fonémico del español. En el caso de gol se constata la pérdida de la vocal “a” respecto de su antecedente en inglés (goal /ɡəʊl/), no registrado en el corpus. En el caso de orsay, la presencia de la vibrante simple lo hace particularmente interesante, ya que no es el “sustituto” o equivalente del fonema /f/ del inglés (off-side /ˈɒfsaɪd/ –en el corpus), cuyos rasgos coinciden con los del español, pero no su contigüidad con /s/ en la secuencia fónica (cf. Alarcos 1994: 41, donde se indica que /f/ no aparece en margen silábico en español). No obstante –y como puede verse a partir de la transcripción ofrecida infra–, el diptongo en la secuencia -say sí se explicaría a partir de su pronunciación en inglés. Respecto de padel, de su antecedente inglés paddle /ˈpædəl/ (sin ocurrencia en el corpus) mantuvo una de las dos “d” y alternó la vocal “e” interconsonántica, en una suerte de “prótesis fonémica”. Podría aún alcanzar una asimilación a nivel ortográfico, incorporando la tilde como palabra grave terminada en “l”.

En relación con tenis, el vocablo evidencia la pérdida de una “n” en su adaptación del inglés al español (ing.< tennis). Si bien no se constatan en el corpus ocurrencias del término con doble “n”, salvo en el caso de fútbol-tennis, se presentan nombres propios de clubes que sí la mantienen (e.g. Carrasco Lawn Tennis) (no considerados en este análisis –v. § 2).

Con respecto a voleibol, faulearon, nocaut y noqueador, la integración grafemática de estos términos se vincula nuevamente con el nivel fonético del español. En el caso de voleibol (ing.< volleyball /ˈvɒlibɔːl/ –no consignado en el corpus) se aprecia en su asimilación al español la pérdida de una “l” y la sustitución de “y” por “i”. Mientras que el mantenimiento de una de las “l” se corresponde con la pronunciación de la palabra en inglés, la sustitución de “y” por “i” no lo hace, ya que si así fuera, la combinación “ey” debería quedar reducida simplemente a “i” (“volibol”), como tal vez ocurra en una etapa posterior de su asimilación. Por su parte, la secuencia -bol del compuesto se relaciona también con el aspecto fonético, según se aprecia en la transcripción supra. Asimismo, voleibol podría anexar eventualmente el acento ortográfico, como palabra esdrújula del español. En cuanto a nocaut, de su antecedente en inglés knock out /ˈnɒkaʊt/ (no presente en el corpus) acusa la pérdida del grafema “k” en posición inicial –sin realización fónica– y una simplificación del grupo consonántico “ck” en “c” (/k/). El reemplazo de “o” por “a” en la preposición inglesa out, en tanto, evidencia una vez más la incidencia del español a nivel fonético. En relación con noqueador, el grafema “c”, presente en nocaut, se sustituye por la combinación “qu”, manteniéndose así el fonema /k/. Finalmente, en faulearon[20], la presencia de la “a” en sustitución de la “o” en el diptongo inglés “ou” (foul /faʊl/) responde nuevamente al aspecto fonético, como ocurría con la preposición “out” en nocaut.

En definitiva –y según surge del corpus–, nueve de los doce préstamos del deporte tienen una única realización (i.e. no alternan con otras variaciones grafemáticas u ortográficas), lo que implicaría una mayor asimilación respecto de la informática: gol, faulearon, fútbol, fútbol-tennis, nocaut, noqueador, padel, tenis y voleibol[21].    

En la Tabla que sigue, reúno y comparo los datos númericos en este apartado para la informática y el deporte (i.e. los datos incluidos en las Tablas 8 y 9):

 


 

Se infiere a partir de estas cifras que el número de préstamos que evidencian adaptación grafemática al español es significativamente mayor en el deporte. Por otra parte, se ha visto que los únicos dos préstamos en la informática que muestran adaptación están también en variación con otras realizaciones sin adaptación: clic/click; cibercafé/cybercafé. Así, mientras la inestabilidad es total en los préstamos informáticos, en los deportivos solo alcanza el 25%. Recordemos aquí que cuanto más realizaciones diferentes presenta una palabra, más lejos está de estandarizarse (etapa que supone optar por una realización y desechar las otras) en tanto que a menor variabilidad, mayor estandarización.

 

4.2. Integración a nivel morfosintáctico. En los sustantivos, para determinar si estaban o no adaptados morfológicamente al español, atendí a dos aspectos: la derivación y el morfema de plural. Consideré, pues, que hay adaptación en aquellas palabras que presentan afijos morfológicos propios del español. Para el caso del morfema de plural, tuve en cuenta las reglas de formación del plural en español, que condicionan el uso de los alomorfos -s y -es (Alarcos 1994: 63)[22]. En cuanto a los verbos, observé su morfología flexiva. 

 

4.2.1. Informática. Determiné, primeramente, a qué clase de palabra correspondían las 30 entradas reunidas en esta sección del análisis: 24 pertenecen a la categoría nombre (80%) y 6 a la categoría verbo (20%). En segundo lugar, distribuí las entradas en cuatro grupos: tres de nombres y una de verbos, según presento a continuación en los recuadros que siguen.

 

4.2.1.1. Sustantivos

 

Grupo I. Veintiún (21) sustantivos con marca morfológica de plural. Todos ellos siguen la regla del inglés (no están, por tanto, integrados al español a nivel morfológico).

 

banners; bits; bugs; bytes; clicks; cookies; crackers; chats; chips; downloads; drivers; e-books; hackers; hosts; joysticks; laptops; links; mails, e-mails; mainframes; passwords; scanners

 

Grupo II. Dos (2) sustantivos que no presentan morfema de plural de ninguna de las dos lenguas, pero indican el plural con el artículo determinante masculino español.

 

los e-business; los mouse

 

Estos últimos sustantivos no estarían integrados a nivel morfológico stricto sensu, pero sí en cierta medida a nivel morfosintáctico (i.e. en el sintagma). Cabe apuntar que la no pluralización de estos nombres por medio de un morfema podría explicarse fonéticamente: la pronunciación en ambos casos implicaría la presencia de /s/, explícita gráficamente en el caso de business y, sin duda, emitida en el habla montevideana en el de mouse (lo que quizás sea interpretado por los hablantes como si ya ambas palabras estuvieran en plural).

 

Grupo III. Un (1) sustantivo

 

reseteo

[23]

Este sustantivo resulta una formación deverbal creada a partir de un eventual verbo en -ear (“resetear”), correspondiente a la voz inglesa reset (no constatada en el corpus).

 

4.2.1.2. Verbos

Grupo I. Seis (6) verbos integrados morfológicamente a la lengua española, en la medida en que resultan de la adición a expresiones del inglés de sufijos propios de aquella lengua, conformando así una palabra perteneciente a la categoría sintáctica de verbo en español.

 

bootear; clickear; “crackear”; chatear; hackear; “internetizar”

 

Según se aprecia, los cuatro primeros agregan el sufijo verbal -ear a las bases inglesas boot, click, crack y chat. En internetizar, en tanto, se observa el sufijo de verbos -izar anexado a la base internet, para denotar la acción que implica el significado del sustantivo. Por otra parte, se constata incluso la ocurrencia de un verbo conjugado (hackeó), que presenta la desinencia -ó, correspondiente a la 3 persona singular del pretérito perfecto simple[24].

La Tabla que sigue resume los datos numéricos presentados para la informática.

 


 

Se observó supra que el 80% de los préstamos de la informática (agrupados en esta sección del análisis) corresponde a sustantivos y 20% a verbos (24 y 6 ítemes léxicos, respectivamente). Llama la atención que el comportamiento de estas categorías es radicalmente diferente entre sí: la mayor parte de los sustantivos se presenta sin adaptación, mientras que todos los verbos muestran algún grado de adaptación. El verbo evidencia así una mayor asimilación en español a nivel morfológico; asimilación comprensible si se tiene en cuenta la diferencia en la morfología flexiva entre sustantivos y verbos en dicha lengua: los primeros solo cuentan con morfemas flexivos de género (irregularmente) y número; los segundos incorporan contenidos de persona, número, tiempo, modo y aspecto en la flexión verbal (cf. Alarcos 1994: 137-169). Por ello, el usar verbos sin flexión ha de resultar difícil (y opaco) para el hablante, no obstante lo cual reconocerá fácilmente un sustantivo (aun sin morfemas flexivos) por el uso de determinantes, etc.

 

4.2.2. Deporte. Al igual que en la informática, determiné en primer término la clase de palabra a la que pertenecían los 33 préstamos de origen inglés reunidos para su análisis morfosintáctico: 23 corresponden a la clase nombre (69%), 6 a la de adjetivo (18%), 3 a la de verbo (9%) y 1 a la de adverbio (3%). Posteriormente, agrupé las entradas por categorías, como indico a continuación.

 

4.2.2.1. Sustantivos

Grupo I. Nueve (9) sustantivos que forman su plural siguiendo las reglas del inglés (i.e. agregan el morfema -s o -es como en español, pero según las reglas de uso del inglés). No están, pues, integrados al español en el nivel morfológico.

 

corners; fouls; kicks; mauls; rucks; scrums; sets; sports; tries

 

Grupo II. Cuatro (4) sustantivos que evidencian integración morfológica al español, tanto en su formación del plural como en los sufijos que presentan.

 

boxeadores; goleadores; goles; goleros

 

Nótese que a partir de las voces inglesas box y goal han surgido los verbos golear y boxear en español y de allí, tras la incorporación del sufijo de adjetivos y sustantivos deverbales -dor, se llega a los nombres boxeador y goleador (en este caso, se trata de formaciones nominales sobre verbos de la primera conjugación). Por otro lado, el sustantivo gol incorpora el sufijo nominal -ero, conformándose así golero. En los cuatro casos, los sustantivos presentan el morfema de plural de acuerdo con las reglas de uso del español.

 

Grupo III. Diez (10) sustantivos integrados morfológicamente.

 

boxeo; goleo; futbolistas; golfista; tenistas; wanderista;

noqueador; golazo; golcito; goleada

 

Según puede verse, boxeo y goleo son derivados nominales deverbales, creados a partir de verbos en -ear: boxear y golear, respectivamente. Por su parte, futbolista, golfista, tenista y wanderista muestran el sufijo nominal -ista, para referir al que tiene la ocupación u oficio de lo denotado por el sustantivo (caso de los tres primeros) y que es “‘partidario de’ o ‘inclinado a’” –caso del último (cf. DRAE 1992, s. v. -ista). Con respecto a noqueador, el vocablo incorpora, como boxeador y goleador, el sufijo de sustantivos deverbales -dor. En el caso de los tres últimos, adviértase que golazo adopta el sufijo de valor aumentativo -azo para la palabra gol; golcito adiciona el sufijo de valor diminutivo -ito (en este caso con infijo -c- habitual en los monosílabos: -cito) a la base gol, y goleada presenta el sufijo de sustantivos derivados de otros sustantivos o verbos -ada (como correspondiente a la 1.ª conjugación –golear), sufijo que forma derivados que significan, entre otros valores,  “conjunto” (cf. DRAE 1992, s. v. -ada).

 

4.2.2.2. Adjetivos

 

Un grupo único, con 6 adjetivos integrados a nivel morfológico:

 

boxística; futbolístico/as; rugbístico; turfístico; futbolero; goleadora

 

En los casos de [velada] boxística, futbolístico/as, rugbístico y turfístico se identifica el sufijo de adjetivos y sustantivos -ístico, que ha dado lugar a estos cuatro adjetivos que denotan pertenencia o relación (en este caso al boxeo, el fútbol, el rugby y el turf). Por su parte, [destierro; insomnio] futbolero muestra el sufijo de sustantivos y adjetivos -ero (aquí en función del último[25]). Respecto de [fuerza] goleadora, nótese la aparición del sufijo de adjetivos y sustantivos verbales -dor, ra en función del primero en este caso.

 

4.2.2.3. Verbos

 

Un solo grupo que incluye tres verbos integrados morfológicamente.

 

faulearon; golear; tacklear

 

La adición de -ear, sufijo de verbos derivados de sustantivos o adjetivos (aquí de los nombres faul, gol y tackle), ha dado lugar a estos verbos en español constatados en el corpus. En el caso del primero, presenta la terminación correspondiente a la 3 persona plural del pretérito perfecto simple, registrándose así un verbo que incluso aparece conjugado (como ocurría también en la informática en el caso de hackeó).

      

4.2.2.4. Adverbios

 

Se ha identificado un adverbio.

 

futbolísticamente

 

El sustantivo fútbol adiciona -mente a su forma adjetival por incorporación del sufijo -ística, dando lugar así a este adverbio[26].

En la Tabla que sigue se recogen los datos numéricos para el campo deportivo surgidos en esta sección del análisis:

 


 

Como se comentó supra, el porcentaje de sustantivos que presenta el campo del deporte aventaja a las otras clases de palabras (69%). A su vez, los préstamos nominales no solo se adaptan más al español, sino que también son la única categoría que admite que el préstamo aparezca “crudo”, es decir, sin adaptación morfológica. En la medida en que predominan los préstamos con adaptación en todas las categorías, puede afirmarse que hay una clara tendencia en la lengua a tomar préstamos y tratar de asimilarlos de alguna forma.  

 

4.3. A modo de síntesis

 

En lo que atañe a la integración morfosintáctica de los préstamos informáticos y deportivos, los datos analizados permiten establecer que:

 

1. Ambos campos semánticos cuentan con una serie de sustantivos que pluralizan de acuerdo con las reglas de uso del inglés (Grupo I). Asimismo, los sustantivos son la única categoría que presenta casos sin adaptación al español (instancias estas que involucran la formación del plural). Puede pensarse que, probablemente, para un montevideano no resulte tan violento mantener la formación de plural del inglés, teniendo en cuenta que esa lengua comparte con el español los mismos morfemas (aunque con reglas de uso diferentes).

2. A diferencia de la informática, el deporte muestra un grupo de palabras (4) que marcan el plural añadiendo el morfema correspondiente a la base nominal de acuerdo con las reglas del español (Grupo II).

3. El volumen de sustantivos es significativamente mayor al de las otras categorías identificadas (80% y 69% para la informática y el deporte, respectivamente). Se verifica así que el nombre es la categoría sintáctica que más se toma en préstamo (cf. Haugen 1950).

4. Todos los préstamos léxicos de la categoría verbo se incorporan al español a través de la 1 conjugación, lo que la potencia como la única productiva de dicha lengua para la asimilación de los préstamos en esta categoría.

5. Nueve (9) (de 30) préstamos informáticos y 24 (de 33) deportivos evidencian algún tipo de integración morfológica al español, según muestra la Tabla que sigue:

 








Una primera observación general respecto de esta Tabla es que los datos numéricos registrados en cada campo muestran claramente que el grado mayor de asimilación corresponde a los préstamos deportivos. Más específicamente –y según se desprende de la Tabla 11–, llama la atención que la gran mayoría (6 de 9) de los préstamos en la informática que evidencian algún tipo de adaptación son verbos. Por otra parte, en el deporte (Tabla 12) son los sustantivos los préstamos que muestran una mayor adaptación (14 de 24) mediante el uso de los morfemas de plural (de acuerdo con las reglas de uso del español) y la morfología derivacional, recurso este último por el cual se crean nuevas clases de palabras a partir del préstamo original (e.g. fútbol → futbolístico, futbolísticamente).

 

 

5. ACEPTABILIDAD DE LOS PRÉSTAMOS ANALIZADOS

 

5.1.  Conocimiento de los préstamos

    

En el ámbito de la informática, 25 préstamos resultaron conocidos[27]. De estos, banner fue el menos conocido (un único informante señaló conocerlo). Ninguno de los encuestados manifestó conocer el significado de mainframes. Se puede concluir que estas palabras quizás solo sean entendidas por un público especialista en la materia. Por otro lado, 11 préstamos fueron reconocidos por más del 50% de los encuestados. En este sentido, mouse fue el único préstamo que reunió un conocimiento total por parte de los informantes; muy de cerca le siguieron e-mail e Internet.

En el campo del deporte, los 11 préstamos testeados fueron reconocidos[28]. A diferencia de la informática, aquí más de un préstamo resultó conocido para la totalidad de los informantes: boxeo, fútbol y gol. Muy cercano numéricamente se ubica el grupo de encuestados que expresó conocer los vocablos golf, rugby, tenis y voleibol. Asimismo, ningún préstamo en este campo concitó un grado de conocimiento menor al 43%.

La tabla 14 recoge la síntesis de lo indicado[29].

 


 

Según se aprecia, los préstamos deportivos son porcentualmente más conocidos que los informáticos. La popularidad de un deporte como el fútbol (al que pertenece la mayoría del léxico deportivo testeado) puede explicar el mayor conocimiento por parte de los informantes, aun de palabras técnicas en este campo.

 

5.2. Aceptación de los préstamos. Una vez establecidos los porcentajes de conocimiento de los préstamos informáticos y deportivos, procedí a establecer el grado de aceptación que presentan, a partir de los datos de la encuesta aplicada. En la Tabla que sigue comparo la distribución de los préstamos informáticos y deportivos, de acuerdo con la decisión de los informantes sobre su adecuación para referir a los conceptos que estos designan:

 






En síntesis, el grado de conocimiento y de aceptación de los préstamos informáticos y deportivos permite ver que:

 

1. Respecto de los préstamos en ambos campos, aquellos pertenecientes al deporte fueron los que mostraron el mayor grado de conocimiento y aceptación. La explicación podría estar en el hecho de que el campo deportivo, como he señalado, cuenta con una tradición más antigua y afianzada que el informático, relativamente nuevo y mucho más dinámico en el presente en cuanto a innovación tecnológica y por tanto conceptual y léxica.

2. Seis (de 11) préstamos deportivos de mayor aceptación son justamente los que presentan los guarismos más altos respecto del conocimiento de los informantes; préstamos que están, asimismo, normatizados (i.e. aparecen en el diccionario): gol (30; 29)[30]; boxeo (30; 25); tenis (27; 24); voleibol (27; 24); golf (29; 22), y fútbol (30; 17). Contrariamente, los 3 (de 26) préstamos informáticos que mostraron mayor aceptación no están normatizados (se encuentran, no obstante, entre los más conocidos): CD ROM (26; 22)[31]; e-/mail (29; 16) y PC (28; 16).  

3. El vocablo mouse (recuérdese que fue el único que resultó conocido para todos los informantes) concitó un grado de aceptación media (50%). Se puede constatar, además, que este préstamo fue mayormente rechazado como palabra adecuada en español (34%) y depositario de la incertidumbre menor por parte de los informantes en cuanto a su adecuación para referir al concepto al que designa (7%). Al igual que la informática, el deporte presenta un préstamo (gol) que comparte las características de reunir el conocimiento por parte de la totalidad de los informantes y ser objeto del grado inferior de incertidumbre en lo que respecta a su adecuación (3%); no obstante, este préstamo (a diferencia de mouse) no mostró rechazo como expresión adecuada en español.

4. Dos préstamos en el deporte presentan particular interés: offside (sin adaptación al español) y orsay, que muestra, según se vio, cierto grado de asimilación a nivel grafemático. A pesar del hecho de que la frecuencia de aparición en el corpus de offside es mayor que la de orsay (4 a 1), los informantes manifestaron un mayor conocimiento del préstamo adaptado al español que de aquel “puramente” inglés (22 a 13). Asimismo, el grado de aceptación como palabra adecuada para referir al concepto por él designado se vuelca a favor de orsay (9 a 4, respectivamente)[32].

 

5.3. Equivalentes semánticos en español de los préstamos del inglés

En relación con la informática, los encuestados aportaron una expresión equivalente en español para todos los préstamos excepto banner y bits. La palabra mouse mostró el mayor número de acuerdo entre los informantes (25 de 26) en el momento de proveer una expresión equivalente en español (ratón). Correo y correo electrónico, en tanto, resultaron ser los equivalentes más frecuentes aportados para e-/mail (15 de 26 informantes). Los equivalentes en línea y computadora, para online y PC, fueron aportados por 11 de los informantes que respondieron (18 y 22, respectivamente). En cuanto al deporte, los encuestados proveyeron una expresión equivalente en español para cada uno de los préstamos. Dieciocho (18) informantes optaron por futbol (13) o fútbol (5), como equivalente para fútbol. Por otro lado, la mayoría mantuvo las palabras golf y boxeo al proponer un equivalente para las mismas. Otros préstamos también fueron propuestos, ellos mismos, como equivalentes por la mayoría de los encuestados: tenis, gol y voleibol. 

En síntesis: los equivalentes que aportaron los informantes para los préstamos informáticos y deportivos pueden agruparse en cuatro apartados diferentes: (1) equivalente en español usado como palabra técnica (e.g. mouse: “ratón”; fútbol: “balonpie”); (2) equivalente en español no usado como palabra técnica (i.e. traducción –no literal– del significado original –no técnico– del término: e.g. cracker: “crocante”; offside: “afuera”); (3) definición técnica en español (e.g. chip: “pequeñísimo disco de memoria”; offside: “fuera de juego”), y (4) equivalente en español identificado con la misma palabra del inglés (i.e. se explica el préstamo con el mismo préstamo: e.g. chats: “chats”; corner: corner”). De acuerdo con los datos del corpus, el Grupo 3 es el que predomina. Quizás en muchos de estos casos –como también en los del Grupo 4– exista un vacío léxico en el español; es decir, la lengua tal vez no cuente con una expresión equivalente. Este es el caso más interesante de integración del préstamo, porque se cubre un vacío semántico.

 

5.4. Loanwords vs. lexical borrowings. Según planteé supra, Poplack et al. (1988) señalan la distinción entre loanwords y lexical borrowings. El término loanword se confiere exclusivamente a expresiones incorporadas a la lengua receptora que, además de presentar por lo general adaptación fonológica y morfológica a los patrones de esa lengua y ocupar un lugar dictado por su sintaxis, se presentan con frecuencia, se usan ampliamente en la comunidad de habla y gozan de cierto grado de reconocimiento o aceptación, e incluso aprobación normativa. Así, las palabras de la Tabla 16, dada su alta frecuencia de aparición en el corpus y el grado de conocimiento y aceptación concitado entre los informantes (lo cual refiere a su vez a su uso en la comunidad), constituirían casos de loanwords:

 


    

Es de destacar que en el caso de los préstamos deportivos, estos incluso aparecen en el diccionario (e.g. DRAE 2001), con la misma ortografía con que se presentan en el corpus, alcanzando así la aprobación normativa mencionada. Recordemos la perspectiva señalada supra según la cual los loanwords estarían tan perfectamente asimilados a los patrones de la lengua recipiente que un estudio sincrónico dificulta dar cuenta de ellos.

 

 

6. CONSIDERACIONES FINALES

 

La historia de las lenguas muestra que siempre se ha dado la afluencia de préstamos de una a otra, como ocurrió, por ejemplo, con los numerosos aportes que realizó el latín al inglés. El presente estudio revela que, tanto la informática como el deporte se asocian con el inglés –áreas, pues, fértiles para la entrada y el arraigamiento de esta lengua– y, para la informática, confirma que con la adquisición del conocimiento técnico sobreviene una nueva terminología  en  inglés.

Según mostró el corpus examinado, los préstamos del inglés que presentan mayor variación grafemática u ortográfica en su proceso de integración al español son los deportivos (12 frente a solamente 2 informáticos). En principio, este hecho es sorprendente. Como he comentado, una mayor variación se vincula con una mayor inestabilidad y, por ende, un alejamiento mayor respecto de la estandarización. La presencia de estos rasgos sería más esperable en el léxico informático, en tanto que más nuevo y dinámico. Existe, sin embargo, otra explicación que se ajusta más exactamente a los datos arrojados por esta investigación: las expresiones en la informática se encuentran efectivamente más lejos de estandarizarse que las del deporte porque ni siquiera han entrado, en general, en la etapa de variación; es decir, se utilizan tal cual han sido tomadas del inglés.

En el nivel morfológico, a su vez, nuevamente son los préstamos deportivos los que presentan mayor adaptación, verificándose una vez más la hipótesis de una mayor asimilación: 72% de los préstamos en el deporte muestran rasgos morfológicos propios del español, mientras que en la informática el porcentaje alcanza el 30%. 

Por otra parte, los sustantivos evidenciaron ser la categoría sintáctica más disponible al préstamo, comprobándose así el planteamiento de Haugen (1950). En este sentido, recuérdese que el 80% y el 69% de las palabras tomadas en préstamo del  inglés correspondió a sustantivos, en la informática y el deporte, respectivamente. Asimismo, fue esta la única categoría en que los préstamos en ambos campos, además de presentarse con adaptación morfológica al español (como en todas las demás categorías), se presentaron sin rasgos de asimilación al español en este nivel. 

Podríamos preguntarnos qué lleva a los miembros de la comunidad montevideana a utilizar ítemes léxicos de la informática y el deporte tomados en préstamo del inglés. Una primera razón para ello podría ser sencillamente que el español no cuenta con los términos apropiados para referir a determinados conceptos; es decir, el español presenta espacios semánticos vacíos que se llenan con préstamos del inglés. Otro posible motivo sería que, aun contando el español con un equivalente, se prefiera el inglés en razón de una funcionalidad de carácter simbólico. En esta línea, los términos en una y otra lengua (siempre que existan) pueden ser equivalentes referenciales, pero no desde el punto de vista simbólico ni del estatus que acarrean. En efecto: el inglés trae en sí mismo el prestigio de ser “la lengua del primer mundo”, “la lengua del país productor de la tecnología”.

En el caso de la informática, concretamente, la situación descrita promovería el surgimiento de una especie de gueto, conformado por aquellos que poseen no solamente el conocimiento tecnológico, sino también de la lengua apropiada para acceder a él. Esta discusión devela un asunto trascendental, como es el imperialismo lingüístico (v. La Paz Barbarich 2012, para el caso específico de la educación secundaria uruguaya).

A través de los dos campos semánticos considerados en este estudio, circunscrito a la comunidad montevideana, el español se ve enfrentado a un fuerte contrincante (i.e. el inglés), que compite e intenta prevalecer. De todos modos, creo que podemos admitir que la lengua española no peligra por la entrada de los préstamos, aun cuando su volumen sea significativo. Los datos presentados en este estudio muestran que la lengua toma lexemas del inglés y los adapta rápidamente a la gramática, la fonética e incluso a la grafía del español, sin que se vea así afectada seriamente la estructura de la lengua.

Una investigación similar a esta debería repetirse, para constatar fehacientemente si las tendencias observadas originalmente (hace ya una década) en los campos lexico-semánticos objeto de estudio se mantienen –o incluso si se han consolidado. En un futuro, la aplicación de eventuales políticas lingüísticas en defensa de la lengua o un fortalecimiento del mundo hispánico en determinados ámbitos (culturales, tecnológicos, sociopolíticos, económicos) podría promover una visión más prestigiosa y valorativa del español y traer como consecuencia que este, en su “pulseada” con el inglés, recupere espacios. A pesar de lo deseable que esta situación pueda resultar, es, a nuestro juicio, poco viable.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

Alarcos Llorach, Emilio. 1994. Gramática de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe.

 

Cabré, M. Teresa. 1993. La terminología. Teoría, metodología, aplicacio­nes, Barcelona, Antártida/ Empúries.

 

Castillo Carballo, María Auxiliadora. 2006. El préstamo lingüístico en la actualidad. Los anglicismos, Madrid, Liceus.

 

Elizaincín, Adolfo. 1992. Contacto y cambio: revisión de dos conceptos, Papeles de trabajo (s/n), Montevideo, UdelaR, FHCE.

 

Fries, Charles y Kenneth Pike. 1949. Coexistent phonemic systems, Lan­guage, 25: 29-50.

 

Haugen, Einar. 1950. The analysis of linguistic borrowing, Language, 26: 210-231.

 

Hudson, Richard. 1980. Sociolinguistics, New York, Cambridge University Press.

 

La Paz Barbarich, Esteban. 2003. Estudio de préstamos léxicos del inglés en la prensa montevideana, Colección Estudiantes, 11, Montevideo, UdelaR, FHCE.

 

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López Morales, Humberto. 1989. Sociolingüística, Madrid, Gredos.

 

Myers-Scotton, Carol. 2006. Multiple voices. An introduction to bilingua­lism, Malden (MA), Blackwell.

 

Otheguy, Ricardo. 1993. A reconsideration of the notion of loan translation in the analysis of U.S. Spanish, en A. Roca y J. Lipski (eds.), Spanish in the United States: Linguistic contact and diversity, Berlín, Mouton de Gruyter: 21-45.

 

Poplack, Shana y David Sankoff. 1984. Borrowing: the synchrony of inte­gration, Linguistics, 22: 99-135.

 

Poplack, Shana, David Sankoff y Christopher Miller. 1988. The social co­rrelates and linguistic processes of lexical borrowing and assimilation, Linguistics, 26: 47-104.

 

Real Academia Española. 1992; 2001. Diccionario de la lengua española, 21 y 22.ª ed., Madrid, Espasa Calpe.

 

Weinreich, Uriel. [1953] 1968. Languages in contact. Findings and pro­blems, 6.ª ed., La Haya, Mouton

 

 

 




[1] Este artículo se basa en un trabajo monográfico que presenté para la aprobación del curso Teoría Lingüística IV (Licenciatura en Lingüística; Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República) a cargo de la Prof Dr.ª Graciela Barrios (v. La Paz Barbarich 2003). Agradezco a la persona que revisó la versión original del presente artículo sus valiosas observaciones, y a la Prof Dr.ª Martín Zorraquino, directora de mi tesis doctoral, sus oportunas indicaciones sobre el mismo.

       

[2] Debido a las restricciones de espacio que rigen para esta contribución, opté por seleccionar el fenómeno interlingüístico claramente predominante en el corpus examinado, i.e. el préstamo léxico. De todos modos, téngase presente que en una comunidad como la montevideana, donde el inglés no es una lengua que forme parte sustancial en la comunicación diaria, las posibilidades de ocurrencia de cambio de códigos o calcos son muy escasas. (Para una discusión de estas y otras modalidades producto del contacto, v. e.g. Hudson 1980; López Morales 1989; Myers-Scotton 2006; Weinreich 1953; cf. también Elizaincín 1992).

[3] Conviene advertir que el factor “edad” de las palabras podría resultar determinante en el momento de explicar el grado de asimilación que estas muestran. Puesto que el estudio que realizo no es diacrónico, no es posible comprobar fehacientemente esta hipótesis. No obstante, sí puede afirmarse que las palabras en relación con un deporte como el fútbol, por ejemplo, tienen más edad que cualquier otra de la informática. (Por supuesto, otros deportes cuentan con una tradición más reciente que la del fútbol y, por ello, es de suponer que reflejarán un grado de adaptación menos afianzado; pero insisto: el presente trabajo se inscribe en una perspectiva sincrónica). Por otra parte, creo oportuno (y anecdótico, si se quiere) señalar que en 1895 el Club Deportivo Peñarol (cuadro de fútbol popularísimo en Uruguay) distribuyó una traducción manuscrita titulada “Significados de algunos términos ingleses en el Football Association”. El documento apareció en 1991 en la prensa montevideana (La Mañana - El Diario) en uno de los suplementos que el referido Club decidió lanzar en ocasión de su centenario. Entre las veinticinco palabras allí incluidas figuran: “corner-kick = puntapié de ángulo”; “Forwards = adelante”; “Fault = falta”; “goal keeper = guardameta”; “Match = lucha - partido - contienda”, y “off-side = posición ilícita”.

[4] Cf. e.g. Castillo Carballo (2006), quien plantea que ya la mera denominación de préstamo resulta inadecuada, puesto que no hay una eventual devolución de los ítemes léxicos “prestados” ni tampoco una pérdida en este sentido para la lengua “donante”.

[5] Esta propuesta se alinea con Whitney (1881) en su explicación de que "whatever is more formal or structural in character remains in that degree free from the intrusion of foreign material" y con Tesnière (1939), quien afirmó que “[l]a miscibilité d’une langue est fonction inverse de sa systematisation(apud Haugen 1950: 224). 

[6] Se trata de un periódico editado en Montevideo que registra la mayor circulación en todo el país. Este dato  es relevante para las consideraciones en relación con la aceptabilidad que ofreceré en su momento.

[7] Entre los deportes, en su versión moderna figuran: atletismo, boxeo, básquetbol, tenis y fútbol. Es a este último al que se le dispensa la mayor atención en el material relevado; este hecho, conjuntamente con la popularidad asociada al fútbol, tiene consecuencias no solo en la frecuencia (número de ocurrencias) que presenta en el corpus, sino en el grado de integración de las unidades léxicas implicadas en los diferentes niveles analizados, como se verá más adelante.

[8] Considero palabras técnicas de la informática y el deporte a aquellas que se ajustan al estatuto de las “palabras especializadas” tal como las define Cabré (1993: 169): las palabras “de una determinada disciplina (y también de un ámbito de actividad específica)”, que, como se sabe, constituyen “la terminología propia de esa especialidad” (ibid.) (cf. nn. 18; 21; 24, y 26).

[9] Llamo “entrada léxica” a la palabra o conjunto de palabras ingresada(s) en cada renglón en las diferentes Tablas en que organicé las palabras (e.g. links –una entrada; site, site, web site –una entrada). 

[10] Indicaré oportunamente las actualizaciones que he realizado a partir de la incorporación de determinadas  palabras en la presente edición (22) del diccionario de la Real Academia Española (DRAE) –tomado como referencia para este artículo– respecto de la edición consultada (21.ª) para el desarrollo del estudio original en que se basa el presente (v. n. 1).

[11] El número surge luego de (a) descartar de las 64 entradas iniciales once de ocurrencia única que no presentan indicios de adaptación al español (e.g. back-up, servers) y (b) agrupar en una misma entrada un par de palabras que presentan variaciones grafemáticas (e.g. click(s), clic, “clic” –una entrada).

[12] Al elaborar el trabajo del que parte el presente, expresiones como I/internet, software, mail y PC, no se encontraban incorporadas en la 21 edición (1992), mientras que, en la 22.ª edición (2001), aparece software. Asimismo, en el avance para la 23 edición figura Internet (no así PC o mail).

[13] El número surge luego de (a) descartar de las 86 entradas iniciales 23 de ocurrencia única que no muestran indicios de adaptación al español (e.g. foot fault, team) y (b) reunir en una misma entrada las variaciones ortográficas o grafemáticas que muestran tres palabras (e.g. basquetbol, básquetbol –una entrada).
 

[14]  No se presenta en este campo relación de alternancia entre palabras del inglés y el español.

[15] Como he indicado, el número de palabras de la informática tomadas en préstamo del inglés consignadas en el corpus es de 50; en el caso del deporte, 60. Razones prácticas y de organización en el momento de efectuar este estudio (básicamente, falta de procesamiento de la totalidad del corpus y finalización del año lectivo), no me permitieron presentar todas las palabras a los estudiantes para que se pronunciasen en cuanto a su aceptabilidad. No obstante, sí fueron sometidas a evaluación las palabras raíces (e.g. chat, Internet) de los derivados que resultaron omitidos del sondeo (e.g. chatear, internetizar).    

[16] Si siguiera estrictamente la metodología propuesta por Poplack et al. (1984) para la detección de préstamos, debería presentar un estudio a nivel fonético.

[17] No aparecía en la 21 edición del DRAE (consultada originalmente); sí se registra en la 22.ª.

[18] En los artículos relevados aparecen otras palabras del inglés no específicas de la informática que también presentan variaciones grafemáticas: slogan(s), eslogan; standard, estandard, estándar(es);  muestran, asimismo, un proceso de asimilación al español que tiene que ver con el nivel fonético, como lo demuestra la incorporación de la “e” protética delante de la fricativa alveolar sorda. Es de destacar que en el caso de estándar el vocablo ha incorporado incluso el acento ortográfico, como corresponde a una palabra cuyo acento prosódico carga en la penúltima sílaba (grave), terminada en “r”. Por otra parte, la realización estándar(es) aventaja significativamente en frecuencia a las otras dos (16 a 1). En el caso de slogan(s), eslogan, por el contrario, es la realización no adaptada la que prevalece (2 a 1).

[19] Utilizo “Estadio 1” y “Estadio 2” para dar cuenta de la menor o mayor adaptación, respectivamente, que

evidencian los distintos ítemes léxicos en estudio.

[20] En este nivel solo se analiza la raíz faul (v. 4.2.2.3.).

[21] También en este campo aparecen palabras de origen inglés, no específicas del deporte, que presentan variaciones grafemáticas: (1) esloganes. En su proceso de asimilación al español, este vocablo evidencia la influencia del nivel fonético de la lengua receptora, incorporando la “e” protética delante de la fricativa alveolar sorda (ing.< slogan). Esta realización no presenta el acento ortográfico que corresponde en español a toda palabra esdrújula. (2) líder. Muestra variaciones grafemáticas (en atención al nivel fonético del español) respecto de su antecedente inglés (leader /ˈliːdə(ɹ)/), no registrado en el corpus; incorpora, además, el acento ortográfico correspondiente en español. (3) ránking, récord y hándicap. Presentan el acento ortográfico como palabras graves (las dos primeras) y esdrújula (la última). A su vez, ránking alterna con un equivalente en español: tabla de posiciones. La frecuencia de ranking y handicap es significativamente mayor respecto de sus pares con tilde: 14 y 13 frente a 1 y 1, respectivamente. No sucede así en el caso de record (3) respecto de su realización con tilde (9).

[22] En algunos casos, la simple grafía no deja claro si se siguen las reglas del inglés o del español (e.g. buses, singles). Opté, pues, por descartar estos casos ambiguos.

[23] Este nombre, como algunos verbos en el corpus, aparece entre comillas –indicativo tal vez de que el escritor percibió que tales formas, de algún modo, tenían una connotación de “extranjero”. El vocablo reseteoes efectivamente un sustantivo (y no la 1 pers. sing. del verbo “resetear”) porque aparece precedido por artículo.

[24] El corpus presenta una palabra no específica de la informática o el deporte que también ejemplifica la adaptación morfológica de una expresión del inglés al español: multimediales. El compuesto incorporaría a multimedia (registrado en el corpus) el sufijo -al, productivo en la formación de adjetivos. Además, su forma plural sigue las reglas de uso del español.

[25] Los adjetivos con este sufijo refieren en general al “carácter o condición moral” (e.g. traicionero). Sin embargo, aquí se identifica más con el significado nominal de “oficio, ocupación, profesión o cargo” (DRAE 1992, s. v. -ero).

[26] También en este campo se presenta un grupo de palabras que en rigor no pertenecen al deporte y que están asimiladas al español en el nivel morfológico: (1) esloganes: presenta el morfema plural propio del español y de acuerdo con las reglas de uso de esta lengua; (2) liderar: adiciona el sufijo de verbos -ear al sustantivo líder; (3) liderato: el sufijo de nombres y adjetivos -ato se incorpora al sustantivo líder, para denotar la acción o efecto del nombre, y (4) liderazgo: el sufijo de sustantivos -azgo se presenta también junto al nombre líder, en esta ocasión para referir al cargo.

[27] Se trata de las unidades mouse; e-mail; Internet; PC; scanner; CD ROM; chat; chip; software; on line; clickear; bytes (giga/mega/kilo); hackear; cpu; hardware; e-book; home page; webmaster; RAM; bugs; e-business; cracker; recycle bean [sic.]; bits, y banner. 

[28] Se trata de las unidades fútbol; gol; boxeo; golf; rugby; tenis; voleibol; corner; orsay; turf, y offside.

[29] Las cifras de la Tabla reflejan la sumatoria del número de respuestas emitido por los informantes (n= 30).

[30] Las cifras entre paréntesis refieren al número de informantes que se pronunció afirmativamente en  cuanto al conocimiento y la aceptación, respectivamente, de los préstamos presentados.

[31] La edición 22 del DRAE (subsiguiente a la consultada originalmente para esta investigación) consigna la expresión CD-ROM.

[32] Un informante comenta conocer los préstamos informáticos, pero no saber explicar su significado. Agrega que preferiría estas palabras en español, para que fueran comprensibles para todos. Otro marca varias palabras en ambos campos como no adecuadas, en tanto que entiende que pueden decirse en español: cracker, mouse, online y scanner (en la informática); corner, orsay y turf (en el deporte). Un tercero argumenta que considera boxeo y gol como adecuadas porque “uno ya está acostumbrado”.

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