Lingüística

Vol. 29-2, diciembre 2013: 331-332

ISSN 2079-312X en línea

ISSN 1132-0214 impresa

 

 

FRANCISCO SALVADOR SALVADOR

(1947-2013)

 

 

Escribo estas líneas desde el despacho en el que tantos años estuvo él, redactando letra tras letra sus trabajos, atendiendo incansable a sus alumnos, dirigiendo los cursos de extranjeros. El 15 de marzo de 2013 nos dejó nuestro querido amigo, compañero y estudioso Francisco Salvador Salvador. Tuve la gran suerte de compartir sus últimos años como profesor del Departamento de Lengua Española de la Universidad de Granada y desde que me dio clase supe que, de algún modo u otro, nuestros destinos académicos irían de la mano. Y empiezo por su magnífica labor docente: Francisco (Fran, como todos lo conocíamos) era un extraordinario maestro, pues no solo era riguroso en el contenido, sino que lograba que su alumnado se entusiasmara con la dialectología española, con los estudios de la norma lingüística culta, con el español de la otra orilla y con los mapas que aporta la Geografía Lingüística. Con su pipa en la mano, sus ademanes enérgicos y su voz nasalizada, Fran era capaz de encandilar al auditorio e, incluso, traspasarlo al conseguir que, años más tarde, publicáramos al alimón El habla culta de Granada: materiales para su estudio. En esta línea, trabajó para la ciudad de Granada en el proyecto del “Estudio de la norma lingüística culta Juan M. Lope Blanch” en el que participó activamente y escribió algunos trabajos como El léxico del habla culta de Granada y El campo léxico de la enseñanza en el habla de México y de Granada. Y es que Fran, desde el principio, dedicó todo sus esfuerzos en el estudio de la variación, como muestra su tesis doctoral sobre la neutralización l/r y sus áreas en las hablas andaluzas y sus posteriores estudios sobre la gradación adjetiva en el habla popular de México o la oposición tacaño/manirroto en la Geografía Lingüística española, junto a la profesora Montoya Ramírez.

 

Como gestor dirigió entre 1983 y 1989 el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de Granada que, por entonces, se denominaba Cursos de Extranjeros, y lo hizo, –me cuentan-, con una actitud abierta, dialogante y humana. También fue el responsable de que, allá por 1990, viniera a la Facultad de Filosofía y Letras, en el ciclo “El intelectual y su memoria”, Juan M. Lope Blanch, a quien Fran entrevistó en un acto que aún hoy se recuerda.

 

Y por último y lo más importante en este mundo, es que Fran era una buena persona: era un compañero que acompañaba, un hombre generoso, un fumador a escondidas, un hombre risueño y sin malas caras, un hombre tranquilo y enérgico, un apasionado de la vida y su trabajo, un instigador de la enseñanza, un profesor admirable y un amigo inolvidable. Cuando alguien se va, solo nos queda la memoria de sus actos y sus escritos y sirva esta pequeña nota para pensar que Fran Salvador nunca se fue del todo.

 

 

Gonzalo Águila

Universidad de Granada