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Lingüística
On-line version ISSN 2079-312X
Lingüística vol.29 no.2 Montevideo Dec. 2013
Vol. 29-2, diciembre 2013: 231-269
ISSN 2079-312X en línea
ISSN 1132-0214 impresa
ESTRATEGIAS DE CAUSATIVIZACIÓN EN ESPAÑOL[1]
CAUSATIVIZATION ESTRETEGIES IN SPANISH
Mercedes Pujalte
Universidad Nacional de General Sarmiento
En este trabajo se describen y comparan los procesos que agregan un evento causativo a un predicado, es decir, los modos de que el español dispone para causativizar un verbo. La hipótesis es que la causativización, en tanto proceso sintáctico, da lugar en español a dos configuraciones: una analítica (e.g., El mago hizo desaparecer al conejo.) y otra sintética (e.g., El mago desapareció al conejo.), ambas activas y productivas en la lengua actual. Por su parte, estas dos configuraciones difieren de otros procesos de incremento de la valencia argumental, como la transitivización (e.g. A Juan lo caminaron), no solo en su distribución dialectal sino también respecto de la posición estructural que el argumento agregado ocupa en la estructura (Zdrojewski 2007). Las diferencias entre estas dos formas de causativizar se explican aquí, siguiendo la propuesta general de Pylkkänen (2008), a partir de determinar el tipo de morfema causativo activo en español.
In this paper, I describe and compare processes that add a causative event to a predicate, i.e., the ways in which the verbs are causativized in Spanish. My hypothesis is that causativization in Spanish, as a syntactic process, results in two configurations: one analytic (e.g., El mago hizo desaparecer al conejo.) and the other synthetic (e.g., El mago desapareció al conejo.), both active and productive in the language. In turn, these two configurations differ from other processes that increase the number of the verb’s syntactic arguments, such as transitivization (e.g. A Juan lo caminaron), not only in their dialectal distribution but also in the structural position of the added argument (Zdrojewski 2007). The differences between these two forms of causativization are accounted here, following Pylkkänen (2008), by determining the type of causative morpheme active in Spanish.
Palabras clave: Causativización sintética, Causativización analítica, Español
Key words: Analytic causativization, Synthetic causativization, Spanish
1. Introducción
La causativización es un proceso gramatical ampliamente extendido en las lenguas que consiste en el agregado de un evento causativo a un predicado (Pylkkänen 2008). Sin embargo, las propiedades y distribución de las causativas presentan variación interlingüística considerable. Así, ciertas lenguas como el japonés permiten causativizar fácilmente todo tipo de verbos, pero otras como el inglés o el español hacen uso de diversos mecanismos dependiendo del tipo de predicado afectado por este proceso (véase la sección 4 en este trabajo).
Tradicionalmente, se reconocen dos tipos de causativas: las denominadas causativas sintéticas (también conocidas como causativas léxicas) (2a) y las causativas analíticas (o sintácticas) (2b):
1. Juan desapareció.
2. a. A Juan lo desaparecieron.
b. A Juan lo hicieron desaparecer.
Si bien la causativización analítica es un fenómeno muy estudiado en español (Bordelois 1974, 1988, Cano Aguilar 1977, Zubizarreta 1985, Alsina 1992, Treviño 1994, Ordóñez 2008, Torrego 2010 y Tubinio Blanco 2011, entre muchos otros), la sintética ha recibido poco a nula atención o incluso se ha negado su existencia[2]. De hecho, solo hay algunos trabajos que registran usos transitivos de verbos inacusativos (e.g., Demonte 2000, 2001, Makuc 2008 y la NGRALE 2009) o sancionan su uso como desviaciones dialectales de la norma (e.g., Cano Aguilar 1981). A nuestro leal saber y entender, solo en Zdrojewski (2007), Pujalte & Zdrojewski (2007) y Pujalte (2012) y Pujalte & Zdrojewski (2013) se discute este fenómeno desde una perspectiva descriptiva y teórica[3].
En este trabajo, estudiamos las propiedades de los dos tipos de causativas y mostramos cómo la teoría de Pylkkänen (2002, 2008) predice las propiedades esenciales de la causativización en español. En concreto, sostenemos que la causativización sintética es un proceso sintáctico que implica la presencia de un núcleo funcional causativo (vcausa) que se caracteriza por introducir al argumento externo y tomar como complemento una raíz no categorizada[4]. Esto implica que la causativización sintética no puede darse con predicados que ya tienen un argumento externo, lo que excluye a los inergativos y los transitivos. Además, mostramos que la transitivización de verbos inergativos, característica de algunos dialectos del español como el rioplatense, no es un caso de causativización sino que es un fenómeno distinto que implica el agregado de un nuevo argumento dentro del dominio de la raíz (Zdrojewski 2007, Pujalte 2012, Pujalte y Zdrojewski 2013). La causativización analítica, por su parte, sería el resultado de la inserción de dicho morfema causativo por encima de un Sv. En esta configuración, vcausa se realiza como un verbo independiente: hacer.
El trabajo se encuentra organizado del siguiente modo. En la sección 2 presentamos brevemente la teoría de Pylkkänen (2002, 2008) sobre la causativización, ejemplificando particularmente con los tipos de causativas relevantes para este estudio. En la sección 3 discutimos las propiedades esenciales de las causativas analíticas y sintéticas y comparamos estas últimas con los usos transitivos de los verbos inergativos. En la sección 4 proponemos el análisis de las construcciones estudiadas. Finalmente, en la sección 5 presentamos las conclusiones generales de este artículo.
2. Estrategias de causativización en las lenguas
Las lenguas del mundo se diferencian, entre otros aspectos, respecto de las propiedades que manifiestan los procesos de causativización. Pylkkänen (2002, 2008) sostiene que un aspecto importante en el que las lenguas difieren es respecto del tipo de predicado que puede verse afectado por el proceso de causativización. Así, por ejemplos, hay lenguas, como el japonés, en las que se pueden encontrar causativas sintéticas formadas a partir de verbos inacusativos (3), inergativos (4) y transitivos (5)[5]:
Verbos inacusativos
3. Taroo-ga yasai-o kus-ase-ta.
Taro-nom vegetable-acc rot-cause-past.
‘Taro caused the vegetable to rot.’
Verbos inergativos
4. John-ga kodomo-o nak-asi-ta.
John-nom child-acc cry-cause-past
‘John made the child cry.’
Verbos transitivos
5. John-ga Taroo-ni Eigo-o os-hie-ta.
John-nom Taro-dat English-acc learn-cause-past
‘John taught Taro English.’ (Lit.: ‘John made Taro learn English.’)
En cambio, en lenguas como el inglés solo es posible causativizar verbos inacusativos:
Verbos inacusativos
6. a. The window broke.
b. Lisa broke the window.
Verbos ingergativos
7. a. The baby cried.
b.*John cried the baby.
Verbos transitivos
8. a. Mary learned Finnish.
b. *John learned Mary Finnish.
[ejemplos adaptados de Pylkkänen 2008: 81-82]
Asimismo, Pylkkänen (2002, 2008) señala que las causativas también varían interlingüísticamente en relación con el alcance de cierto tipo de modificadores adverbiales. Por ejemplo, en español los modificadores orientados al agente no presentan ambigüedad de alcance en contextos de causativizaciones sintéticas; esto es, en (9) el adverbio deliberadamente puede tener alcance sobre Juan pero no sobre Pedro.
9. a. Al conejo el mago lo apareció deliberadamente para deleitar al público. .
b. Los hombres desaparecieron al niño silenciosamente. .
Por el contrario, en venda, una lengua de la familia bantú, el mismo tipo de modificador tiene alcance tanto sobre la causa como sobre el actor, de ahí que una oración como la de (10) sea ambigua:
10. Muuhambadzi o-reng-is-a Katonga moḓoro nga dzangalelo.
Salesmand 3sg.past-buy-cause-fv Katonga car
with enthusiasm.
a. ‘The salesman, eagerly, made Katonga buy the car.’
b. ‘The salesman made Katonga buy the car eagerly.’
A partir de este tipo de diferencias, Pylkkänen (2002, 2008) elabora una hipótesis sobre las estructuras posibles de las causativas sintéticas en las lenguas que se basa en dos cuestiones fundamentales, a saber: (a) la relación entre el núcleo Causa y el núcleo Voz, que, según Kratzer (1996) es el introductor del argumento externo, y (b) las propiedades de selección categorial del núcleo Causa. En concreto, propone que las lenguas varían, por un lado, respecto de si Voz y Causa forman un núcleo complejo o si se realizan como núcleos independientes. Por otro lado, la variación interlingüística está determinada por el complemento de Causa, que puede ser una raíz no categorizada, una raíz categorizada como verbal o una frase que ya posee un argumento externo. En (11) y (12) ilustramos las estructuras posibles de acuerdo con estos dos parámetros:
Cada una de las estructuras de (11) y (12) predice propiedades particulares de las estructuras causativas. Así, por ejemplo, en las lenguas en que el núcleo Causa selecciona categorialmente un Sintagma Voz (12a) se espera, entre otras cosas, que sea posible causativizar tanto verbos transitivos como inergativos y que, a su vez, aparezcan varios tipos de afijos verbales entre el morfema causativo y la raíz, ya que entre ambos puede haber un amplio número de proyecciones funcionales (13)-(14). Asimismo, en estas lenguas los modificadores orientados al agente deberían dar lugar a interpretaciones ambiguas, ya que el modificador debería poder afectar tanto al núcleo Causa como a Voz (15). De acuerdo con Pylkkänen, esto es efectivamente lo que se observa en lenguas como el venda, una lengua bantú hablada en zonas del sur de África.
13. -vhona ‘ver’
-vhona-is-a ‘causar ver’ morfema causativo
-vhona-an-a ‘verse unos a otros’ morfema recíproco
-vhona-an-is-a ‘causar que unos se vean con otros’
14. -tshumbila ‘caminar’
-tshumbi-dz-a ‘causar caminar’ morfema causativo
-tshumbil-el-a ‘caminar por’ morfema aplicativo
-tshumbil-e-dz-a ‘causar caminar por’
15. Muuhambadzi o-reng-is-a Katonga moḓoro nga dzangalelo.
Salesmand 3sg.past-buy-cause-fv Katonga car with enthusiasm.
a. ‘The salesman, eagerly, made Katonga buy the car.’
b. ‘The salesman made Katonga buy the car eagerly.’
En cambio, si en una lengua el núcleo causativo selecciona como complemento una raíz no categorizada, tenemos dos posibilidades (11b y 12c), ya que Causa y Voz pueden formar un núcleo complejo o no. Cuando estos dos núcleos se realizan de manera independiente, se predice que en dicha lengua se podrán formar estructuras causativas a partir de verbos inacusativos, inergativos y transitivos, como vimos para el japonés en los ejemplos de (3)-(5). Sin embargo, en dicha lengua no podrá haber morfología interviniendo entre la raíz y el núcleo Causa, a diferencia de lo que señalamos para el venda, entre otras propiedades. No discutiremos con más detalle este tipo de causativas aquí, por lo que remitimos al lector interesado a Pylkkänen (2002, 2008) y a Tubinio Blanco (2011) para una crítica.
Pues bien, si Causa y Voz forman un núcleo complejo, como se representa en (11b), entonces, solo será posible derivar una causativa sintética a partir de verbos inacusativos. Asimismo, tampoco sería posible la presencia de morfología entre la raíz y el núcleo causativo. Finalmente la modificación adverbial solamente podría afectar a los constituyentes ubicados debajo de Causa si esta modifica a la raíz. Según Pylkkänen, el inglés tiene estas propiedades.
Así, en los ejemplos de (6)-(8), vimos que en dicha lengua la causativización de verbos inergativos y transitivos produce resultados agramaticales. Además, los modificadores orientados al agente tienen alcance sobre la causa, pero no sobre el actor del evento:
16. John awoke Bill grumpily.
Finalmente, no puede haber morfología verbal extra que se interponga entre el núcleo causativo y la raíz, salvo que esta sea transcategorial como es el caso del prefijo trans-, que puede aparecer tanto con verbos (e.g. transcribe) como con nombres (e.g. transcript).
No discutiremos aquí las propiedades de las otras configuraciones ni los ejemplos que propone Pylkkänen (2002, 2008). Basta para nosotros asumir esta clasificación, ya que creemos que constituye una buena base para describir y analizar las características de las estrategias de causativización en español. En concreto, nuestra hipótesis es que el núcleo causativo forma un núcleo complejo con Voz. Esto es, Causa es el núcleo que introduce al argumento externo (aunque puede haber otros). Asimismo, este núcleo selecciona como complemento raíces no categorizadas. En otras palabras, las estructuras causativas sintéticas del español tienen la representación de (11b). Si esta hipótesis es correcta, esperamos que: (a) no sea posible causativizar verbos inergativos ni transitivos, (b) no pueda haber morfología verbal adicional entre la raíz y el categorizador verbal y (c) cualquier modificador que afecte a los constituyentes dominados por el núcleo causativo es un modificador de la raíz. Ahora bien, nuestra hipótesis es que cuando dicho morfema causativo se ensambla con una categoría distinta a la raíz, como por ejemplo un Sv, el resultado es una causativa analítica (e.g. Juan hizo correr a Pedro).
En la siguiente sección exploramos las propiedades esenciales de los procesos de causativización en español. A partir de esta descripción en la sección 4, evaluamos nuestras hipótesis.
3. Propiedades de la causativización en español
El español permite la causativización de los verbos inacusativos (17)-(18)[6], pero no legitima que el evento causativo afecte a un verbo inergativo o transitivo (19)[7].
17. Daniel fue un desaparecido que apareció muerto en la celda de una comisaría, un desaparecido por funcionarios del Estado, quienes lo asesinaron y lo aparecieron suicidado en la celda de una comisaría.
http://radioestacionsur.org/?p=4846
18. Días después que Cortés regreso triunfante, Moctezuma murió. No está claro si fue por las heridas recibidas cuando lo llegaron a la azotea del palacio para que calmara a los mexicas y su pueblo o si lo mataron antes de subirlo.
http://www.conevyt.org.mx/colaboracion/colabora/objetivos/libros_pdf/mvn_lecc6.pdf
19. a. *A Juan lo saltaron varias veces.
b. *María aprendió francés a Pedro.
Para expresar un significado causativo con verbos como los de (19) es necesario utilizar una estructura diferente, una causativa analítica (20):
20. a. A Juan lo hicieron saltar varías veces.
b. María le hizo aprender francés a Pedro.
En esta sección comparamos entonces estos dos procesos de causativización haciendo foco en sus propiedades esenciales. Asimismo, comparamos la causativización sintética con casos de transitivización de verbos inergativos.
3.1 La causativización sintética
Como mencionamos previamente la causativización sintética es un proceso gramatical que afecta en español solo a predicados inacusativos, i.e., verbos que carecen de argumento externo (véase Zdrojewski 2007, Pujalte 2012 y Pujalte & Zdrojewski 2013). Mediante este proceso un verbo que normalmente selecciona un único argumento aparece con dos argumentos, el sujeto y el objeto directo.
21. a. Al abuelo Manuel lo nacieron en Madrid…
(Erudición o memoria de la memoria, Manuel Alvar)
b. El abuelo Manuel nació en Madrid.
Esta alteración de la valencia argumental da como resultado una nueva estructura que se interpreta composicionalmente. Así, la oración de (22a) se interpreta como (22b). Como se observa la paráfrasis que describe el significado de estos verbos causativizados incluye la forma hacer y el verbo base en su uso intransitivo.
22. a. Brito no murió. A Brito “lo murieron”.
http://tiempolibre.eluniversal.com/opinion/100909/murio-o-lo-murieron
b. ‘Alguien hizo morir a Brito’
Si bien la tendencia general con estos usos causativizados parece ser la elisión del sujeto, esto no es necesariamente así, como se puede ver en los siguientes ejemplos:
23. a. El mago apareció un conejo delante de todos.
b. Los militares desaparecieron a muchas personas durante los años negros en la Argentina.
El sujeto de estas construcciones es así un argumento externo, como lo demuestra el hecho de que no queda incluido dentro de la pronominalización por hacerlo (24) (véase Saab 2009):
24. El mago apareció un conejo y la niña lo hizo también.
Este argumento externo se caracteriza por su inespecificidad respecto de su rol temático, esto es, el argumento externo de los inacusativos causativizados puede ser un agente o una causa, de ahí que permita tanto sujetos humanos como no humanos:
25. a. Después del terremoto del 1970 que desapareció al pueblo de Yungay.
http://www.ccsm-unmsm.edu.pe/folklore/documentos/Boletin12.pdf
c. pero asuntos mayores lo aparecieron.
http://roleswa.foroactivo.es/board/shemhazai-t1382.html
d. la muerte que lo murió.
http://www.picotto.net/lunfa/lunfa07.htm
[Pujalte & Zdrojewski (2013): 48]
Esta diferencia semántica se ve reflejada en una serie de fenómenos gramaticales que sustentan esta conclusión. Por una parte, los inacusativos causativizados son compatibles con el se anticausativo, lo que indica que los sujetos de estas construcciones se interpretan como una causa:
26. a. La madre creció a sus hijos.
b. Se me crecieron mis enanas.
http://bordadoskalynka.wordpress.com/2009/01/07/se-me-crecieron-las-hijas/
27. a. Algo desapareció mi unidad de CD.
b. Se me desaparece mi unidad de CD.
http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20120703001605AACABTn
Asimismo, dada la ambigüedad que señalamos anteriormente, también puede ocurrir en contextos de se impersonal, lo que indica que el argumento externo se interpreta agentivamente:
28. a. En la época de la dictadura se desapareció principalmente a los trabajadores.
b. Al amor se lo crece con cosas lindas y positivas.
http://blogs.ozu.es/la-vida-es-bella/2008/6/10/la-rosa-roja
c. A los padres se los muere otra vez cuando se olvida de hacer lo bueno que nos enseñaron.
http://ivanmuelaracines.org/index.php?option=com_content&view=article&id=84&Itemid=95
[Pujalte & Zdrojewski 2013: 49]
Por otra parte, la ambigüedad en el papel temático del sujeto de los inacusativos causativizados condiciona su combinación con adverbios orientados al agente: solo cuando el argumento externo es un agente puede ocurrir con modificadores como intencionalmente.
29. a. La erupción desapareció el pueblo *intencionalmente.
b. Los militares desaparecieron a Juan intencionalmente.
[Pujalte & Zdrojewski 2013: 49]
En cuanto a las propiedades del objeto directo de los usos causativizados de los verbos inacusativos, resulta relevante señalar, en primer lugar, que se trata de un argumento interno, como lo demuestra el hecho de que este constituyente queda necesariamente dentro de la pronominalización por hacerlo:
30. a. El Ejército desapareció trabajadores y la Marina también lo hizo.
b. *El Ejército desapareció trabajadores y la Marina lo hizo estudiantes.
En segundo lugar, dicho argumento interno puede ser afectado por una predicación secundaria:
31. a. Los militares desaparecieron dormida a la gente.
b. A Juan lo murieron contento.
c. Al conejo, el mago lo apareció muerto.
En tercer lugar, los verbos inacusativos causativizados son compatibles con la construcción resultativa de estar+ participio[8]:
32. a. A Pedro lo murieron. → Pedro está muerto.
b. A Juan lo desaparecieron. → Juan está desaparecido.
Este conjunto de datos sugiere que el evento denotado por la raíz causativizada supone un estado resultante, igual que en las versiones no causativizadas. Esta conclusión se confirma cuando comparamos las propiedades aspectuales de las versiones intransitivas y transitivas de estos verbos. Los diagnósticos de aspectualidad muestran que ambos casos se interpretan aspectualmente como predicados télicos no durativos (i.e., logros en la clasificación de Vendler 1967), de ahí que las dos sean compatibles con frases que indican puntualidad como en el preciso instante en que X (33-34) (de Miguel 1999) y con modificadores que señalan el límite del evento descripto por el predicado como en X tiempo:
33. a. En el preciso instante en que oscureció, Juan murió.
b. En el preciso instante en que la necesitaba, apareció María.
34. a. En el preciso instante en que se apagó la luz, el mago desapareció a su ayudante.
b. En el preciso instante en que asomó el humo, el mago apareció un conejo.
En suma, la causativización sintética de verbos inacusativos no modifica las propiedades de los argumentos internos de estos verbos así como tampoco la clasificación aspectual de la raíz. Creemos que estos datos apoyan la idea de que la causativización sintética en español supone el agregado de un argumento externo.
3.2 La causativización analítica
A diferencia de la causativización sintética, la causativización analítica es un fenómeno muy estudiado tanto en español como en las lenguas románicas en general[9]. En esta sección no pretendemos estudiar las construcciones causativas en profundidad sino solo dar una descripción de sus propiedades esenciales.
En primer lugar, la causativización analítica implica, al igual que la sintética, la introducción de un evento causativo, pero que se realiza mediante un verbo independiente, hacer.
En segundo lugar, esta estrategia de causativización puede aplicarse sobre cualquier tipo de verbo, sea este transitivo (35a), inergativo (35b) o inacusativo (35c). Es decir, a diferencia de la causativización sintética no está limitada por la existencia de un argumento externo asociado con la raíz.
35. a. Luisa le hizo limpiar los platos a Martín.
b. María hizo saltar a Lolita.
c. Juan hizo desaparecer al gato.
En tercer lugar, otra diferencia importante entre ambas construcciones radica en el alcance de los modificadores orientados al agente. Como vimos anteriormente, con los verbos inacusativos causativizados los modificadores orientados al agente pueden afectar a la causa, pero no al actor. En cambio, con las causativas analíticas se observa ambigüedad de alcance de la construcción adverbial, que puede modificar tanto al sujeto de hacer como al de la cláusula de infinitivo:
36. Juan le hizo a Pedro asesinar a Luis lentamente.
a. Juan lentamente le hizo asesinar a Luis.
b. Juan le hizo asesinar a Luis lentamente.
Este hecho indica la existencia de dos núcleos introductores de argumentos externo, lo que contradice ciertos análisis, según los cuales las causativas analíticas incluyen en su estructura solo un Sv (véase, por ejemplo, Richards 2010).
En cuanto al argumento externo del verbo causativo, este puede ser humano o no humano:
37. a. Juan hizo saltar a Pedro.
b. El miedo hizo saltar a Pedro de su asiento.
Cuando es humano, la interpretación más típica es la de causación directa, es decir, en (37a) Juan (la causa) fuerza al actor (Pedro) a saltar. Por el contrario, en este contexto, si el sujeto de la oración de infinitivo es no humano (38), la interpretación es de causación indirecta.
38. a. Juan hizo florecer el rosal aportándole agua y vitaminas.
b. El pastor hizo engordar al ganado llevándolo a los mejores pastizales.
En cambio, cuando el sujeto de hacer no es humano (37b), la interpretación es siempre causativa (i.e., causación indirecta): en (37b) el miedo es la causa de que Pedro (el actor) salte de su asiento. Esta posibilidad, sin embargo, no se da en todos los casos:
39. a. El capitán hizo hundir el barco a los marineros.
b. *La tormenta hizo hundir el barco a los marineros.
Esto se debe a que un sujeto no humano no puede forzar a uno humano a realizar una acción. Dicho de otro modo, pareciera que la existencia de un argumento externo volitivo en la cláusula de infinitivo en las construcciones causativas fuerza en el verbo causativo la lectura de causación directa, motivo por el cual el sujeto de hacer no puede ser no humano. Nótese que la volición parece jugar un papel importante porque este requisito no ocurre si el sujeto del verbo subordinado tiene el rol temático de experimentante:
40. a. El tiempo le hizo amar aún más a María.
b. Los lentes de contacto le hacen ver mucho peor.
Respecto del sujeto de la oración de infinitivo, suele afirmarse en la bibliografía que este debe ser siempre animado (41), de ahí que (41b) sea agramatical (véase Folli & Harley 2007 o Tubinio Blanco 2011, entre otros). Sin embargo, esta restricción no se observa en todos los casos: si no hay lectura de obligación, entonces el sujeto de la cláusula de infinitivo puede ser inanimado, como en (42)[10]:
41. a. La mala suerte le hizo a Juan ser arrestado.
b. *Juan le hizo ser devueltos los cuadros al museo.
42. a. La tormenta hizo hundirse al barco.
b. El viento hizo caer las hojas de los árboles.
c. La lluvia hizo florecer el rosal.
Por supuesto, estas construcciones suelen aparecer con los verbos inacusativos, que son los que mejor se combinan con sujetos inanimados, pero también admiten otros verbos que permiten sujetos inanimados:
43. a. Juan hizo temblar al edificio con sus gritos.
b. María hizo funcionar a la computadora.
c. Luisa hizo brillar la manija.
Creemos que el problema del ejemplo de (41b) radica en la incompatibilidad semántica entre la lectura de obligación que impone el sujeto agentivo de hacer y el sujeto inanimado del verbo en infinitivo. En (41a) y (42), por el contrario, la ausencia de lectura de obligación habilita sujetos humanos y no humanos en la cláusula de infinitivo. La distribución e interpretación temática de los sujetos tanto de hacer como de la cláusula de infinitivo es un tema delicado que merece un estudio más pormenorizado que el que aquí podemos llevar a cabo. Dejamos para futuras investigaciones este problema.
Finalmente, las causativas analíticas se caracterizan por el hecho de que el sujeto de la cláusula de infinitivo alterna entre el caso dativo y el acusativo dependiendo de la valencia argumental del verbo subordinado. Así, si el predicado de la cláusula subordinada es transitivo (45), su sujeto manifiesta caso dativo, pero si es intransitivo, caso acusativo (44). Esta alternancia se observa principalmente en los dialectos no leístas como el del español del Río de la Plata, ya que en otros dialectos hay clara preferencia por el dativo en estos contextos[11]:
44. a. Juan la hizo saltar.
b. Juan lo hizo desaparecer.
45. a. Juan se la hizo construir.
b. Juan le hizo a Pedro perseguir a María.
La distribución de caso en las causativas analíticas muestra que hay un solo asignador de caso estructural, el verbo hacer. En otras palabras, el infinitivo subordinado es defectivo[12].
3.3 Comparación entre la causativización sintética y la transitivización
Un fenómeno que no discutimos todavía es que el español permite transitivizar verbos inergativos también productivamente, como ilustramos a continuación[13]:
46. a. A tu amigo lo caminaron, el nivel de la inflación no da para eso.
www.elforro.com/.../75481-inflacion-eso-se-a-mierda
b. A Boca lo bailaron en Mardel.
www.alternativaboquense.com.ar/noticia_ampliada.asp?id...
c. A Tigre lo madrugaron.
www.losandes.com.ar/.../granate-supo-tigre-madrugaron-508498.as
d. Ahora todos apoyan al Diego y a sus jugadores. Hay varios de acá que lo deliraron mal.
http://www.losandes.com.ar/participacion/perfil_usuario.asp?nombre_usuario=rengo_mendozino
Sin embargo, este proceso de aumento de la valencia argumental difiere claramente de la causativización, como afirman Zdrojewski (2007), Pujalte (2012) y Pujalte & Zdrojewski (2013). La primera diferencia relevante, señalada por Zdrojewski (2007), es que la trasitivización de verbos inergativos no da lugar a significados composicionales[14]. Contrástese, en este punto, los ejemplos de (21)-(22) con los de (46), cuya interpretación detallamos a continuación:
47. a. ‘A tu amigo lo estafaron, el nivel de inflación no da para tanto’
b. ‘A Boca lo superaron ampliamente en Mardel’
c. ‘Un equipo adelantó a Tigre en el marcador.’
d. ‘Alguien se burló de Diego y sus jugadores.’
No es el caso, sin embargo, que siempre que se transitivice un verbo inergativo se obtenga un significado no composicional; en ejemplos como los de (48) o (49), por el contrario, se obtienen significados esperables además de los derivados:
48. a. Juan paseó al perro. ‘Juan hizo que el perro paseara.’
b. La gorda Nalbandian lo paseó a Nadal. ‘Nalbandian le ganó a Nadal de manera aplastante.’
http://www.taringa.net/posts/noticias/928452/La-Gorda-Nalbandian-lo-paseo-a-Nadal_.html
49. a. Juan durmió al bebé. ‘Juan hizo que el bebé (se) durmiera.’
b. Juan lo durmió a Pedro. ‘Juan estafó a Pedro.’
No obstante, estos ejemplos ponen de manifiesto que los verbos inergativos transitivizados siempre pueden generar lecturas no composicionales, a diferencia de los inacuastivos causativizados que siempre dan lugar a significados predecibles[15]. Esta diferencia se explica, siguiendo a Marantz (1997), por la posición en la que se introduce el nuevo argumento. Marantz sostiene que el dominio de los significados especiales está delimitado por el núcleo introductor del argumento externo. A partir de los trabajos de Zdrojewski (2007) y Pujalte & Zdrojewski (2007), en Pujalte (2012) argumentamos que la transitivización de los verbos inergativos implica el agregado de un SD en el dominio de la raíz, motivo por el cual puede dar lugar a significados no predecibles. Remitimos al lector interesado a los textos mencionados.
Una segunda diferencia entre la causativización y la transitivización radica en el tipo de sujeto que esta última permite. Como mencionamos anteriormente, el sujeto de los inacusativos causativizados puede ser tanto humano como no humano (25). En cambio, los argumentos externos de los inergativos trasitivizados solo pueden ser humanos, de ahí que los ejemplos de (50) sean desviados:
50. a. #La tormenta lo madrugó a Pedro.
b. #La tormenta lo bailó a Pedro.
c. #La tormenta lo caminó a Pedro.
[Pujalte & Zdrojewski (2013): ej. 32]
En tercer lugar, las propiedades de los objetos de los verbos inacusativos causativizados y de los inergativos transitivizados también difieren, ya que con estos últimos la predicación secundaria es imposible así como también la construcción de estar+ participio. Compárese en este aspecto los ejemplos de (31) y (32) con los de (51) y (52):
51. a. *A Juan lo caminaron dormido.
b. *A Pedro lo madrugaron asustado.
c. *A Nalbandian Nadal lo bailó enojado. [16]
[Pujalte & Zdrojewski (2013): 45]
52. a. Juan madrugó a Pedro. → #Pedro está madrugado.
b. Juan lo caminó a Pedro. → #Pedro está caminado.
Este conjunto de datos muestran que existen diferencias sintácticas sustanciales entre los verbos inergativos transitivizados y los inacusativos causativizados, lo que señala que el proceso involucrado en estas modificaciones de la valencia argumental de los verbos intrasitivos no puede ser el mismo. En este trabajo no proponemos un análisis de la transitivización de verbos inergativos pero el lector interesado en este fenómeno puede remitirse a Pujalte (2012).
En suma, en esta sección establecimos las propiedades esenciales de la causativización analítica y sintética. Asimismo, mostramos que la causativización sintética se diferencia esencialmente de otros procesos de transtivización, como el que afecta a los verbos inergativos. En la próxima sección proponemos un análisis de los dos tipos de causativizaciones basado en la teoría de Pylkkänen (2002, 2008) que presentamos en la sección 1.
4. La causativización en español: las estructuras involucradas
Vamos a asumir aquí que los verbos inacusativos de cambio de estado (53) se representan como en (54) (véase Pujalte & Zdrojewski 2007 y Pujalte 2012, entre otros):
53. a. Juan murió.
b. La carta llegó tarde.
c. Las hojas cayeron de los árboles.
El rasgo [become] asociado con el categorizador verbal señala, en primer lugar, se trata de verbos de cambio de estado; en segundo lugar, que v no licencia argumentos externos (solo los v con rasgos [ag] y [causa] tienen argumento externo) y, finalmente, que este v no asigna caso acusativo a su argumento interno, motivo por el cual este último tiene que recibir caso nominativo de T[17].
El proceso de causativización lo atribuimos aquí al reemplazo del núcleo v presente en (54) por otro con un rasgo [causa]. Este tipo de v tiene la capacidad de licenciar un argumento externo (i.e., forma un núcleo complejo con Voz en los términos de Pylkkänen discutidos en la sección 2) y asigna caso acusativo a su argumento interno. Esto supone que la modificación en los rasgos asociados al categorizador afecta principalmente la distribución de caso: la misma raíz se realiza en una estructura transitiva.
55. a. El mago apareció un conejo.
b. Al avión lo cayeron.
(56) ilustra entonces el hecho de que el español selecciona del inventario de núcleos funcionales un tipo particular de morfema causativo, en términos de Pylkkänen (2002, 2008), un morfema causativo que forma un núcleo complejo con Voz y que toma como complemento una raíz no categorizada. Si nuestra hipótesis es correcta, se sigue que las causativas sintéticas del español deberían responder de la misma manera que las del inglés (57), por lo menos en relación con las predicciones que el análisis de Pylkkänen hace: (a) no se pueden formar causativas a partir de verbos inergativos o transitivos; (b) la modificación adverbial que afecte a los constituyentes que se encuentran por debajo de v (particularmente, el argumento interno) debe ser un modificador acategorial y (c) no puede haber morfología verbal que intervenga entre la raíz y el núcleo causativo.
57. a. John melted the ice.
b. John broke the window.
Veamos si estas predicciones se cumplen. En primer lugar, como se discutió en la sección anterior, el español no permite la causativización sintética de verbos inergativos o transitivos. Es decir, el núcleo causativo no puede tomar como complemento un Sv, a diferencia de otras lenguas (véase la sección 2).
58. a. *Juan lo bailó a Pedro. (cf. Juan lo hizo bailar.)
b. *Juan lo caminó a Pedro. (cf. Juan lo hizo caminar.)
59. a *Pedro ama su hermano a María. (cf. Pedro hizo que su hermano ame a María.)
b. *María le aprendió francés a Pedro. (cf. María hizo que Pedro aprendiera francés.)
En segundo lugar, un hecho muy importante que justifica la estructura propuesta en (56) es el alcance de la modificación verbal. Así, si (56) es correcta, esperamos que no haya ambigüedad en la interpretación de los adjuntos orientados al agente. Esto es efectivamente lo que sucede:
60. a. Los militares desaparecieron a Juan cuidadosamente.
b. A Luis lo llegaron al hospital deliberadamente.
c. Al bebé lo nacieron apresuradamente.
En los ejemplos de (60) los adverbios pueden afectar al argumento externo (la causa), pero nunca al argumento interno (el actor). En otras palabras, como se espera de la hipótesis de que el núcleo Causa toma como complemento una raíz no categorizada, la modificación adverbial no presenta ambigüedad de alcance con los adverbios orientados al agente. ¿Qué sucede con otros tipos de modificadores del Sv? El adverbio casi, que produce interpretaciones ambiguas en oraciones cuyos predicados se interpretan como realizaciones (61), no da lugar a ambigüedades en contextos de inacusativos causativizados:
61. Juan casi pinta la pared.
a. Juan quiso pintar la pared, pero no lo hizo.
b. Juan empezó a pintar la pared, pero todavía no la terminó.
62. Los militares casi lo desaparecen a Juan.
a. Los militares quisieron desaparecer a Juan, pero no lo hicieron.
b. #Los militares empezaron a desaparecer a Juan, pero todavía no terminaron.
Por su parte, otro tipo de adverbios como nuevamente sí presentan ambigüedad de alcance ya que pueden modificar tanto a la causa como al estado resultante (63):
63. El mago apareció un conejo nuevamente.
a. El mago nuevamente apareció un conejo (y ya van dos).
b. El mago apareció un conejo nuevamente (después de una hora de estar desaparecido).
De acuerdo con la estructura de (56), el modificador nuevamente debería poder ocurrir en otros dominios no verbales, si esta modificación es neutra respecto del tipo de categorizador. Podemos evaluar esta hipótesis tanto en el dominio adjetival como en el dominio nominal:
64. a. la nuevamente hermosa mujer
b. la pareja nuevamente feliz
65. a. la inundación nuevamente en la zona rural por el desfogue de la presas
http://www.reporterosenlared.com/?laNotaID=7667&laCategoria=7
b. la reparación nuevamente de la 2º voladura del techo
http://clubtrabajadores.blogspot.com.ar/2012/04/balance-de-marzo.html
Esto implica, entonces, que este modificador puede afectar directamente a la raíz; de ahí que (63) sea ambigua: nuevamente puede modificar a la raíz o al Sv.
Finalmente, el último punto a evaluar es si puede haber morfología verbal interviniendo entre la raíz y el categorizador. El español, al igual que el inglés, no tiene morfología verbal asociada con la caustivización. Es decir, el cambio en la valencia argumental de los verbos inacusativos que analizamos aquí no está asociado con una modificación en la morfología verbal:
66. a. Juan murió. → A Juan lo murieron.
b. El bebé nació. → Al bebé lo nacieron.
c. El avión cayó. → Al avión lo cayeron.
d. El pueblo desapareció. → Al pueblo lo desaparecieron.
e. El hombre llegó. → Al hombre lo llegaron.
f. El papel apareció. → A los papeles los aparecieron.
Hay otros ejemplos en los que la forma transitiva y la intransitiva comparten la misma morfología verbal, como en-ar y en-cer en (67):
67. a. El hombre engordó. → El pastor engordó el ganado con buenos pastos.
b. El hombre encaneció. → El paso del tiempo encaneció al hombre.
Consideramos, entonces, que la morfología verbal que aparece en las causativizaciones no depende realmente del rasgo asociado con el categorizador (i.e., no es morfología causativa), sino que realiza la morfología verbal asociada con cualquier tipo de v.
Los datos aquí presentados sugieren que la hipótesis de que la causativización sintética de verbos inacusativos es el resultado de un cambio en el tipo de categorizador verbal es esencialmente correcta. En suma, los verbos inacusativos causativizados son el resultado de la presencia de un núcleo causativo que selecciona como complemento una raíz no categorizada. Las propiedades del tipo de sujeto y objeto se derivan de esta estructura. Por un lado, el núcleo causativo introduce un argumento externo que puede o no ser humano (i.e, que recibe el rol temático de causa). Por otro lado, el argumento interno mantiene las mismas propiedades que se establecen entre la raíz y su argumento interno en la variante inacusativa: permite la predicación secundaria y puede ocurrir en construcciones de estar + participio (68). Finalmente, el hecho de que las relaciones entre la raíz y su argumento interno se mantengan constantes implica que el significado no se altera, así como tampoco sus propiedades aspectuales: los inacusativos al igual que sus variantes causativizadas son aspectualmente logros (69) [18]:
68. a. El conejo apareció muerto.
b. El libro desapareció. → El libro está desaparecido.
c. Al conejo lo aparecieron muerto.
d. Al libro lo desaparecieron. → El libro está desaparecido.
69. a. Ocurrió que apareció un conejo.
b. Apareció un conejo justo en el momento en el que nadie estaba mirando.
c. El conejo desapareció en un segundo.
d. Ocurrió que al conejo lo aparecieron.
e. Al conejo lo aparecieron justo cuando se prendieron las luces.
f. Al conejo lo desaparecieron en un segundo.
Nótese que el sistema de Pylkkänen (2002, 2008), que discutimos anteriormente, predice que las causativas analíticas deberían tener la estructura que Folli & Harley (2007) proponen para la misma construcción en italiano (véase también Tubinio Blanco 2011). Veamos el argumento. Aceptando que la causativización sintética en español supone un morfema causativo que se ensambla directamente con la raíz, uno podría preguntarse qué sucede si dicho morfema tomara como complemento una raíz ya categorizada, como por ejemplo un Sv. En este escenario, la lengua fuerza a que el morfema causativo se realice abiertamente como un verbo soporte como hacer. En otras palabras, no puede haber incorporación del v subordinado al morfema causativo en una estructura como (71) o (72), como lo demuestra el hecho de que el sujeto puede interrumpir la relación entre los dos verbos (70):
70. Juan le hizo a María cerrar la puerta.
¿Cómo se derivan de estas estructuras las propiedades de la distribución de caso de las causativas analíticas? Siguiendo a Pujalte (2012), vamos a postular que la característica principal de estas construcciones es el hecho de que solo el v más alto (i.e., el núcleo causativo) tiene rasgos flexivos. Esto implica entonces que hay un solo asignador de caso acusativo en esta configuración (73), motivo por el cual solo puede haber un constituyente con caso acusativo: el sujeto del infinitivo con los verbos intransitivos, el argumento interno del verbo subordinado con los verbos transitivos (74)[19].
73. *Juan lo hizo a Pedro regar las platas.
74. a. Juan lo hizo saltar (a Pedro).
b. El hombre lo hizo desaparecer (al conejo).
c. El mago le hizo a la mujer cortar la cuerda.
Esta distribución del caso se sigue de la implementación del mecanismo de herencia de rasgos propuesto por Chomsky (2007), (2008) que se desarrolla en Pujalte & Saab (2012), Pujalte (2012) y Saab (en preparación), según el cual los rasgos del núcleo con rasgos flexivos son heredados por los núcleos defectivos (sin rasgos flexivos) que domina (en este caso v subordinado y la raíz). Como consecuencia, el último constituyente de la cadena de herencia es el que recibe el caso acusativo disponible; en el caso de los verbos transitivos e inacusativos este constituyente es el argumento interno En este aspecto nuestro análisis difiere del de Folli & Harley (2007), para quienes la distribución del caso en las causativas se explica a partir de rasgos de caso asociados a los diversos núcleos funcionales y se define en la Forma Fonética:
En cuanto al caso dativo del argumento externo con los verbos transitivos en contextos causativos, defendimos en Pujalte (2012) la hipótesis de que este caso nunca es estructural sino que se asigna en configuraciones sintácticas específicas, en particular, cuando un SD está en el especificador de una categoría defectiva y no puede establecer una relación que le permite obtener caso estructural con ningún núcleo funcional. Esta es la configuración que se da en la derivación de (75).
Finalmente, en relación con las causativas analíticas formadas a partir de verbos inergativos (77), es necesario asumir que estos verbos no pueden participar de cadenas de herencia, ya que, si pudieran establecer este tipo de relación, el argumento externo no podría recibir caso porque se encontraría fuera del dominio de búsqueda de la cadena. Por lo tanto, la única opción disponible para los verbos inergativos es que no haya herencia de rasgos del núcleo flexivo hacia el categorizador. Al no producirse la relación de herencia, el argumento externo puede recibir caso estructural acusativo del núcleo causativo, como ilustramos a continuación[20]:
Asimismo, esta propuesta tiene la ventaja de derivar la ocurrencia de dos casos dativos en las causativas analíticas. Como mencionamos anteriormente, no es posible tener doble asignación de caso acusativo, lo que implica la existencia de solo un núcleo v con rasgos flexivos. No obstante, sí es viable la existencia de dos constituyentes con caso dativo, tanto si se trata de un dativo argumental como de uno agregado:
78. a. Juan me hizo darle una limosna al mendigo.
b. Juan le hizo arreglarle el juguete al niño.
Como se ve en las representaciones de (79), los dos SSDD que reciben caso dativo cumplen con la condición de estar en el especificador de una categoría defectiva y no pueden recibir caso de ningún núcleo funcional presente en la estructura.
En síntesis, en esta sección discutimos las predicciones que hace la hipótesis de Pylkkänen (2002, 2008) sobre las estrategias de causativización en el español y mostramos que asumir que esta lengua dispone de un morfema causativo que se combina con una raíz explica las características generales de la causativización sintética. Asimismo, discutimos las consecuencias de que este morfema tome como complemento un Sv, en cuyo caso el resultado es una causativa analítica. Propusimos respecto de esta última un sistema para derivar la distribución de caso en estos contextos.
5. Conclusiones
En este trabajo exploramos las estrategias que dispone el español para causativizar predicados. Argumentamos que existen dos tipos de causativas: una sintética, que consiste en la transitivización de un verbo inacusativo, y otra analítica, que implica la introducción de un evento causativo que se realiza independientemente del verbo causativizado. Analizamos estas dos construcciones desde la teoría de Pylkkänen (2002, 2008) y mostramos que las causativas sintéticas son compatibles con un tipo particular de morfema causativo, aquel que es capaz de introducir un argumento externo y toma como complemento una raíz no categorizada. Esto explica por qué la causativización sintética solo se da con verbos inacusativos. Respecto de esta conclusión, en este trabajo mostramos que los usos transitivos de verbos inergativos que se registran en algunos dialectos del español no son ejemplos de causativizaciones sino que suponen que el argumento agregado se encuentra dentro del dominio de la raíz, por lo cual no son contraejemplos de la teoría de Pylkkänen. Las causativas analíticas, por su parte, son la consecuencia de que este morfema causativo se combine con raíces categorizadas como verbales. En esta configuración el morfema causativo se tiene que realizar mediante un verbo soporte, hacer. Además, propusimos un sistema para derivar las propiedades de caso de las causativas analíticas.
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[1] Este trabajo está basado en el capítulo 3 de mi tesis de doctorado y es el resultado de las discusiones sobre el fenómeno con Ángela Di Tullio, Andrés Saab y Pablo Zdrojewski. Además, quisiera agradecerle a Gabriela Resnik por sus valiosos comentarios. Finalmente, agradezco a Ángela Di Tullio y Marisa Malcuori su paciencia y el haberme invitado a participar en este volumen.
[2] Por ejemplo Tubinio Blanco (2011) afirma que las siguientes oraciones son agramaticales:
(i) a. *Juan llegó a María a la estación.
b. *Juan murió a María.
c. *Juan apareció una foto en la pantalla.
[Tubinio Blanco 2011: ej. 46, p. 87]
Sin embargo, como veremos en este trabajo la causativización de verbos inacusativos es un fenómeno altamente productivo en español y su uso está ampliamente extendido (i.e., no está sujeto a variación dialectal).
[3] Resulta interesante señalar que en los distintos dialectos del español prevalece el uso causativo de algunos verbos inacusativos por sobre otros. Así, por ejemplo, en el español del Río de la Plata el uso causativo de desaparecer está incorporado en la lengua, mientras que los otros casos de verbos inacusativos causativizados están asociados con significados enfáticos. Nótese, no obstante, que ningún hablante del español, independientemente de si en su dialecto se utiliza esta construcción, dudaría del significado que adquiere un verbo inacusativo usado transitivivamente, a pesar de la extrañeza que le provocara su utilización. Esto nos indica que, si bien esta construcción no es común ni cotidiana, forma parte de la gramática de los hablantes de esta lengua.
[4] En este trabajo asumimos que las raíces no tienen categoría gramatical inherente, por lo cual siempre deben estar en relación local con alguno de los núcleos funcionales que definen categorías (e.g. v, n, etc.) (véase Embick y Marantz 2008, entre otros). A modo de ilustración, la raíz got- puede relacionarse con un nodo n, cuyo resultado es gota, o con un nodo v, lo que forma gotear.
[5] Las causativas sintéticas del japonés reciben en la bibliografía el nombre de causativas léxicas en contraposición con las causativas sintácticas o productivas (Miyagawa 1989, entre muchos otros). Esta clasificación responde a una posición teórica respecto de la formación de palabras contraria a la que adoptamos aquí.
[6] Este proceso de causativización no está restringido dialectalmente, ya que se registra en dialectos de todas las regiones de habla hispana, aunque se uso suele estar relacionado con contextos enfáticos.
Además, es observable diacrónicamente, por ejemplo en Cervantes podemos encontrar el siguiente ejemplo: ‘¡Justicia, Justicia; que este aguador ha muerto a un hombre!’ (Cervantes, La fregona apud NGLE, p: 2623). Finalmente, la pasiva perifrástica con morir (e.g. ‘Juan fue muerto por la policía’) es evidencia de un uso transitivo del verbo.
[7] Los verbos que analizamos en este trabajo alternan entre una versión intransitiva y una transitiva. Este análisis no nos compromete con la idea de que verbos como matar deban analizarse como “hacer morir”. De hecho, como veremos aquí morir, como todos los verbos inacusativos de cambio de estado permite la causativización sintética. Dejamos para trabajos futuros el estudio de verbos inherentemente causativos o agentivos.
[8] Algunos inacusativos son más forzados en esta construcción. No obstante, se registran usos como los siguientes tanto sincrónica como diacrónicamente:
(i) Hombre si está aparecido¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ No sabíamos nada de él desde que comunico la intención de publicar un disco que le había dado el antiguo CEO de Shroeder (de las mayores gestoras en suiza), dónde aparecian nombres de politicos con cuentas en paraisos fiscales, en fin, ya sabemos que cuando se trata del dinero de los politicos tenemos que ser muy meticulosos. http://m.publico.es/386810
(ii) Do vido yacer el puerco, Y al altar está llegado. No lo quiso el Conde herir, Por ser en lugar sagrado. Llorando esta de sus ojos, De aquesta manera hablando… (Romancero sobre los condes de Castilla).
[9] Existen otros tipos de causativas analíticas que no mencionamos aquí: las causativas con interpretación pasiva (ia) y las causativas con complemento oracional (ib):
(i) a. Juan se hizo arreglar el auto por Pedro.
b. Juan hizo que Pedro le arreglara el auto.
Remitimos al lector interesado a Saab (en preparación) y a Tubinio Blanco (2011) para estudios sobre los distintos tipos de causativas analíticas del español.
[10] No acordamos con Tubinio Blanco (2011) en que la presencia de sujetos inanimados en la cláusula de infinitivo sea legítima porque estos se interpretan como “más animados” (Tubinio Blanco 2011: 257). La lectura de mayor animacidad de (i) no se debe a la estructura causativa en sí misma sino a la combinación de el coche con un verbo típicamente agentivo como correr.
i. Juan hace corre muchísimo al coche.
ii. El coche de Juan corre muchísimo.
[11] No todos los dialectos del español se comportan de la misma manera respecto de la distribución del caso en las causativas analíticas. El patrón que aquí analizamos corresponde al español del Río de la Plata. En otros dialectos, como el mexicano, la alternancia dativo/acusativo depende de razones semánticas, de acuerdo con Treviño (1994): el actor lleva caso acusativo si se ve directamente afectado, pero dativo si la causación es indirecta:
(i) a. Él la hizo confesar.
b. Él le hizo confesar. [Treviño 1994: 108]
En otros dialectos, como el peninsular leísta, el actor siempre manifiesta dativo cuando es humano, independientemente de la transitividad del verbo subordinado:
(ii) a. Le hice llorar a Juan.
b. Le hice vender el coche a Juan. [Tubinio Blanco 2011: 215-216]
[12] Esto no está relacionado con la naturaleza no finita del verbo, ya que en otros contextos el verbo de infinitivo conserva la capacidad de asignar caso acusativo:
(i) Juan la obligó a limpiarlo.
[13] A pesar de ser un fenómeno productivo perece estar más restringido dialectalmente que la causativización analítica.
[14] El mismo contraste observa Arad (1998) respecto de los patrones de transitivización en hebreo.
[15] Contrariamente a la hipótesis de Tubinio Blanco (2011) no creemos que haya razones para argumentar que dormir es un verbo inacusativo. De hecho, casos como los de (49b) apuntan a lo contrario: como es un verbo inergativo su transitivización produce significados no predecibles. El diagnóstico que utiliza para justificar su hipótesis (las cláusulas de participio absoluto) solo muestra que dormir puede ser utilizado transitivamente, ya que casi todo los verbos transitivos pueden ocurrir en este contexto:
(i) a. Dormidos los chicos, nos fuimos al cine.
b. Una vez terminada la casa, nos mudamos.
[16] Esta oración permite la interpretación no relevante en la que el predicativo modifica al sujeto.
[17] Asumimos, siguiendo a Folli y Harley (2005), que cada configuración sintáctica implica distintos tipos de rasgos asociados con el categorizador v, lo que explica ciertas diferencias tanto sintácticas como semánticas. Folli y Harley proponen dos tipos de rasgos para contextos causativos/agentivos: v[ag] y v [causa], además de v[become] y v[be]. Tanto v[ag] como v[causa] licencian argumentos externos, no así v[become], que, en principio, parecería no legitimar argumentos externos. La diferencia principal entre v[ag] y v[causa] radica en la noción de animacidad, ya que el primero licencia sujetos animados, mientras que el segundo solo requiere que el sujeto sea una causa posible para el desencadenamiento del evento.
[18]Este análisis permite repensar el denominado se diacrítico (cf. Di Tullio 2005, entre otros). En relación con ciertos verbos inacusativos de cambio de estado, se observa que existen dos formas intransitivas que están asociadas con significados ligeramente distintos (i). Podría ser, entonces, que el se que aparece con estos verbos inacusativos sea el mismo que el de las construcciones ergativas típicas (ii):
(i) a. Juan murió. /Juan se murió.
b. El libro cayó. /El libro se cayó.
c. Juan fue al cine. / Juan se fue del cine.
(ii) a. El jarrón se rompió.
b. El barco se hundió.
c. Los niños se asustaron.
Esto supone, entonces, que el significado de oraciones como (iii) se deriva de (iv) –construcciones paralelas a (v)- y no de (vi):
(iii) a. El libro se cayó.
b. Juan se fue del cine.
(iv) a. Al libro lo cayeron.
b. A Juan lo fueron del trabajo.
(v) a. El gato rompió el jarrón.
b. La tempestad hundió el barco.
c. Los truenos asustaron a los niños.
(vi) a. El libro cayó.
b. Juan fue a su casa.
Tomemos como ilustración la diferencia entre irintra, irtrans e irse. En la bibliografía suele afirmarse que la diferencia entre los verbos inacusativos ir e irse radica en que el primero codifica un destino, pero no el origen del movimiento, mientras que el segundo codifica el origen, pero no el destino. Pues bien, la versión causativa (ivb) también codifica solo el origen de la misma manera que irse. Remitimos al lector interesado a Pujalte (2012) para una propuesta en estos términos.
[19] Sobre la distribución de caso en las causativas analíticas hay muchísima variación dialectal que merece ser estudiada con detalle. Dejaremos el estudio de este fenómeno para investigaciones futuras.
[20] Un cuestionamiento a este análisis podría ser por qué es que el v de la cláusula de infinitivo tiene que ser defectivo y no puede darse la situación contraria, esto es que el núcleo causativo sea defectivo y el v de la cláusula subordinada tenga rasgos flexivos. Esta distribución de los rasgos flexivos que proponemos no es arbitraria sino que se sigue de la observación de que siempre que haya dos núcleos funcionales del mismo tipo (categorizadores, por ejemplo) que estén en una relación de herencia potencial (i.e., no hay un núcleo C interviniendo entre ambos) solamente el núcleo más alto puede tener rasgos flexivos. Otro claro ejemplo de esta generalizaciones son las nominalizaciones eventivas en las que, a pesar de que hay un núcleo v, no hay asignación de caso estructural y los únicos rasgos visibles son los del núcleo n. Remitimos al lector interesado a Pujalte (2012) y Saab (en preparación) para una discusión de esta generalización y sus implicancias.