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Lingüística

versión On-line ISSN 2079-312X

Lingüística vol.27 no.1 Montevideo jun. 2012

 

Lingüística

Vol. 27, junio 2012: 197-220

ISSN 2079-312X en línea

ISSN 1132-0214 impresa

 

 

LA INTERFAZ GRAMÁTICA-DISCURSO

EN LAS CONSTRUCCIONES DE MOVIMIENTO EN YAQUI

 

THE GRAMMAR-DISCOURSE INTERFACE OF MOTION CLAUSES IN YAQUI

 

Valeria A. Belloro

CELL, Universidad Autónoma de Querétaro

valeria.belloro@uaq.mx

 

Lilián Guerrero

IIFL, Universidad Nacional Autónoma de México

lilianguerrero@yahoo.com

 

En este artículo se aborda el estudio de la interfaz entre gramática y discurso en las construcciones de movimiento en un corpus de narrativas yaquis, a partir del modelo de Estructura Argumental Preferida (EAP, Du Bois 1987, 2003). La EAP ha develado fuertes tendencias interlingüísticas que afectan el tipo de realización léxica de los argumentos verbales. En el presente trabajo, estas tendencias son utilizadas como una herramienta a partir de la cual aportar evidencia adicional sobre el estatus gramatical de las frases locativas asociadas con los verbos de movimiento. Los resultados de este estudio muestran que las cláusulas de movimiento en el corpus analizado siguen el mismo patrón discursivo develado por la EAP para las cláusulas transitivas canónicas, contribuyendo evidencia empírica a propuestas teóricas que defienden el estatus de argumento sintáctico de las fuentes, metas y locaciones asociadas con verbos de movimiento (Beavers, Levin y Tham 2010).
 

 

This article studies the grammar-discourse interface of motion clauses in a corpus of oral narratives in Yaqui, from the standpoint of the Preferred Argument Structure theory (PAS, Du Bois 19872003). The PAS has shown that there are strong cross-linguistic tendencies affecting the realization of arguments in spontaneous discourse. In this work, those tendencies are used as a tool to contribute additional evidence from which to deduce the grammatical status of locative phrases associated with motion verbs. The results of this study show that the motion clauses in the corpus follow the same discourse tendencies exhibited by canonical transitive clauses, contributing empirical evidence to recent claims supporting the argument status of sources, goals and locations associated with motion verbs in other languages (Beavers, Levin y Tham 2010).

 

 

Palabras clave: interfaz gramática-discurso, estructura argumental preferida, yaqui

 

Key words: grammar-discourse interface, preferred argument structure, Yaqui language

 

(Recibido: 04/10/11; Aceptado: 17/02/12)

 

 

1. Antecedentes

 

Para el estudio de la estructura argumental en una construcción, los modelos lingüísticos suelen poner énfasis en distintos factores que pueden determinar la codificación de los participantes del evento en tal construcción. Por ejemplo, los modelos proyeccionistas proponen que la semántica del verbo determina las propiedades de la oración (Talmy 1985, 2000; Levin y Rappaport 1992, Rappaport y Levin 2008); en cambio, los modelos constructivistas sugieren que son las características de la construcción las que restringen o facilitan ciertas interpretaciones sobre otras, ya sea a partir de los múltiples componentes que aparecen en la oración (Jackendoff 1990; Pustejovsky 1995), o bien del uso de tales construcciones con verbos con significado similar (Goldberg 1995). Por su parte, los argumentos de un predicado pueden realizarse por medio de distinto tipo de expresiones referenciales, y denotar distinto tipo de participantes discursivos. Este tipo de aspectos, que atañen específicamente la relación entre estructura argumental y contexto discursivo, ha sido estudiado por el modelo de la Estructura Argumental Preferida (Du Bois 1987, Du Bois et al. 2003) y es el que constituye el foco de interés de este artículo[1].

 

1.1. La teoría de la estructura argumental preferida

El estudio de la interfaz entre sintaxis y pragmática ha cobrado especial auge en años recientes, en los que se han multiplicado los estudios inter-lingüísticos sobre los mecanismos de codificación gramatical del tópico y foco oracionales (Vallduví 1990, Lambrecht 1994, Erteschik-Shir 2007, entre otros), el correlato informacional de construcciones sintácticas no canónicas (Birner y Ward 1998, Ward y Birner 1996, entre otros), o el impacto que puede tener en la morfosintaxis oracional la familiaridad asumida por los interlocutores sobre los diversos referentes discursivos (Ward y Prince 1991, Prince 1992, entre otros). La teoría de la Estructura Argumental Preferida (EAP, Du Bois 1987, Du Bois et al. 2003) comparte el interés fundamental de estos trabajos por estudiar el lenguaje en su contexto de uso y, en particular, explorar las motivaciones pragmático-cognitivas que subyacen a ciertos patrones morfosintácticos. La teoría de la EAP se inició con un estudio sobre el maya sacapulteco (Du Bois 1987), en el que se evidencia que la distribución de la carga informativa del enunciado sobre las distintas posiciones argumentales no es azarosa, sino que sigue un patrón ergativo: los roles de sujeto intransitivo (S) y objeto (O) se asemejan en funcionar como el locus preferido de la información nueva, mientras que el rol de sujeto transitivo (A) se distingue de ambos, al asociarse característicamente con información dada. Relacionadas con estas tendencias pragmáticas, el análisis de las narrativas mayas descubre dos tendencias “gramaticales”, que nuevamente ligan a los argumentos S y O frente a los A, en la medida en que las frases léxicas tienden a ocurrir en los roles de S u O más que en el rol de A. Du Bois introduce las tendencias encontradas bajo la forma de las siguientes restricciones:

 

Tabla 1

 

 Lo que resulta más interesante de estos hallazgos es que el patrón de “ergatividad discursiva” encontrado en maya sacapulteco no es una característica exclusiva de esta lengua -gramaticalmente ergativa- sino que es también evidente en lenguas de diversas filiaciones, morfológica y/o sintácticamente acusativas, y con o sin sistemas de referencia cruzada en el verbo. De hecho, una serie de estudios posteriores sobre distintas lenguas (Du Bois et al. 2003) ha corroborado la universalidad de estas tendencias. Los siguientes ejemplos, salvo el ejemplo inventado en (4b), están tomados de un estudio dentro de este marco sobre el español de Caracas (Bentivoglio 1993):

 

1               Cero argumentos léxicos/ nuevos

          a.       Empecé a trabajar en Mersifrica.     

          b.       Entonces me trajeron aquí.               

 

2               Un argumento léxico/ nuevo, en rol de S u O

          a.       Ese día mi abuela está cumpliendo años.

          b.       Nos recorríamos todo eso.                            

 

3               Argumento léxico/ nuevo en el rol de A

          a.       Los adecos hicieron esto...

 

4               Más de un argumento léxico/ nuevo

          a.       Esta plaza tenía en la parte central una cúpula.

          b.       Una plaza tenía en la parte central una cúpula.

 

El análisis de las realizaciones de los argumentos en el discurso narrativo oral muestra que son mucho más frecuentes las cláusulas de tipo de (1) o (2) que las de tipo (3) o (4). De hecho, aunque no sabemos de la existencia de estudios sobre este aspecto particular, sería esperable que los distintos subtipos se organizaran en un continuo, según el número de restricciones que  violen en cada caso. Se esperaría, por ejemplo, que las cláusulas del tipo (4) fueran las más infrecuentes, en la medida en que violan no ya una sino dos de las tendencias preferidas (dos argumentos léxicos, y A léxico). De igual manera, en la medida en que los argumentos léxicos pueden referir tanto a participantes nuevos como dados, se esperaría que fueran particularmente infrecuentes las cláusulas en las que no solamente aparecen dos argumentos léxicos, sino que además ambos refieren a participantes discursivos nuevos (cf. el ejemplo inventado en (4b)).

Nótese que la EAP impone límites máximos preferidos a los argumentos léxicos y a los referentes nuevos por cláusula, pero no impone límites mínimos. Es perfectamente común que un alto porcentaje de los enunciados narrativos no contengan ningún argumento léxico y/o ningún argumento nuevo, tal como en el ejemplo de (1) arriba.

En relación con la interpretación de las restricciones planteadas por la EAP, es importante destacar que los estudios que se han realizado dentro del modelo varían a la hora de interpretar las tendencias: algunos las interpretan como generalizaciones sobre los roles (por ejemplo, qué porcentaje de As son léxicos (vs. pronominales)), otros como generalizaciones sobre el tipo de realización (por ejemplo, qué porcentaje de FNs ocurre en los roles de S u O (vs. A)), mientras que otros simplemente las analizan en ambos sentidos.

El mismo Du Bois, en su artículo seminal, presenta dos tablas por cada tendencia (1987: 821-2, 827-8), estrategia que ha sido adoptada también por la mayoría de los autores de trabajos posteriores (cf. Du Bois et al. 2003). Esto a pesar de que la metáfora de la gramática como “arquitectura funcional” (Du Bois 2003) sugiere que las tendencias deben interpretarse tomando el tipo de realización como variable independiente.

Las diferentes interpretaciones, por otra parte, parecen ser sensibles al tipo de argumento que se analice. Du Bois apunta explícitamente que sería incorrecto asumir que existe una asociación convencional entre los roles de S u O y las realizaciones léxicas/participantes nuevos. Por el contrario, de lo que se trata es que los argumentos léxicos/nuevos que aparezcan tenderán a hacerlo en los roles de S u O. En el caso de los sujetos transitivos (argumentos A), sin embargo, la correlación pareciera ser suficientemente fuerte como para cumplirse de un modo bidireccional: la mayoría de los argumentos A son no-léxicos y refieren a participantes dados, y la mayoría de los argumentos no léxicos/dados se realizan en el rol de A (cf. Du Bois 1987: 833).

Es interesante para el tema que nos ocupa el rol que la teoría reconoce a los adjuntos. Du Bois señala que, en términos de la EAP, la unidad relevante de análisis es el verbo más sus argumentos centrales directos. Los argumentos centrales oblicuos y/o los adjuntos funcionarían, de acuerdo con el autor, como una “válvula de seguridad” en la que codificar información extra, dadas las limitaciones que existen sobre las posiciones centrales. En este sentido, acota:  “Adpositions may on occasion be selected because they invoke a new dependency group -and perhaps concomitantly, as I suggest, a new unit for purposes of information processing- which allows an additional item of new information to be introduced” (1987: 832), aunque reconoce que la evaluación de esta hipótesis requeriría un estudio sistemático dedicado a este tema específico.

Sin intenciones de dilucidar esta cuestión para las lenguas en general, el enfoque que presentamos aquí la atañe indirectamente: si es el caso que los oblicuos funcionan como “válvula de seguridad” donde introducir información extra en la cláusula, esperaríamos entonces que aparecieran codificados en contextos en los que las posiciones argumentales centrales directas aparecen máximamente explotadas. Nuestro análisis de las frases locativas asociadas a eventos de movimiento confronta indirectamente esta hipótesis, e investiga su validez en el corpus de narrativas yaquis bajo estudio.

 

1.2. Las construcciones de movimiento

Las construcciones de movimiento, es decir, aquellas que describen un movimiento dinámico o una situación estacionaria (Talmy 1985: 85), suelen analizarse a partir de varios componentes semánticos básicos: la figura (la entidad que se mueve o localiza), la trayectoria (el curso que sigue la figura), la base (la entidad o entidades con respecto a la cual se ubica la figura), el movimiento per se, la manera de movimiento, y la causa potencial de que tal entidad se mueva o esté localizada en determinada posición. Estos componentes semánticos son idénticos en todas las lenguas del mundo, pero éstas difieren en términos de cuáles se lexicalizan en las raíces verbales. A partir del patrón de lexicalización predominante, se proponen distintos tipos de lenguas. Así, en lenguas de marco-V (verbal) como las romances y semíticas, turco, nez perce, tamil, japonés o coreano, la raíz verbal tiende a lexicalizar la trayectoria, ej. la botella salió flotando. Por su parte, en lenguas de marco-S (satelital) como el inglés, chino, warlpiri o ojibwa, la raíz verbal lexicaliza la manera, ej. the bottle floated out. La relación entre los componentes semánticos y sus manifestaciones morfosintácticas no suele ser unívoca y, generalmente, co-existe más de un patrón en una misma lengua (Talmy 2000; Slobin y Hoiting 1994; Slobin 1996, 2005; Beavers, Levin y Tham 2010). En inglés, por ejemplo, predominan los verbos que lexicalizan la manera (run, jump, fly) pero también aparecen algunos que lexicalizan la trayectoria (enter, exit), por lo que se reconoce que es mejor hablar de tipos de construcciones más que de tipos de lenguas.

Numerosos estudios sobre lenguas particulares, así como comparativos y tipológicos, han explorado distintos aspectos de las correlaciones léxicas y sintáctico-semánticas en torno a los componentes del movimiento. Además de los patrones de lexicalización con respecto a la manera y/o trayectoria, se ha puesto particular atención a las características de la figura (Talmy 1975, 1985, 2000; Langacker 1982, 1987) y a la distinción entre movimientos dirigidos y no-dirigidos (Lamiroy 1991; Melka 2003). Con respecto a las frases locativas que describen la base o fondo, algunos trabajos se han dado a la tarea de examinar las adposiciones que introducen el dominio espacial (Song 1997; Son 2007), establecer las posibles combinaciones entre el tipo de predicado y el tipo de adposición (Alonge 1997; Fábregas 2007) y/o la función de denotar la  telicidad de ciertos eventos, i.e. sus puntos de inicio o fin (Folli y Ramchand 2005; Ibáñez 2005).

Fuera de estos acercamientos, el estatus gramatical de las frases locativas en construcciones de movimiento -ya sea que funcionen como adjuntos, elementos periféricos, o argumentos oblicuos- es todavía controversial. El presente estudio tiene como objetivo aportar evidencia respecto de su comportamiento pragmático-discursivo, partiendo del tipo de análisis que propone la teoría de la Estructura Argumental Preferida, y centrándose en particular en un corpus de narrativas yaqui.

 

 

2. La lengua yaqui[2]

 

En términos de sus características gramaticales, el yaqui es una lengua sintética-aglutinante con un marco casual nominativo-acusativo. Los argumentos léxicos nominativos no se marcan morfológicamente y los acusativos léxicos se marcan con el sufijo -ta (5a-b); no hay caso dativo, por lo que los argumentos semánticos del tipo alativo, beneficiario o receptor, se marcan con adposiciones (5c), funcionando como argumentos centrales oblicuos. El sufijo acusativo -ta y el plural -(i)m se excluyen mutuamente (5d)[3].

 

5               a.       Peo-Ø              koko-k.

                   Pedro-nom     dormir-pfv

                   ‘Pedro se durmió.’

 

          b.       Peo-Ø              jamut-ta         bicha-k.

                   Pedro-nom     mujer-acu    ver-pfv

                   ‘Pedro vio a la mujer.’  

 

          c.       Peo-Ø              jamut-ta-u            etejo-k.

                   Pedro-nom     mujer-acu-dir  hablar-pfv

                   ‘Pedro le habló a la mujer.’  

 

 

 

          d.       Peo-Ø             jamuch-im        bicha-k.

                   Pedro-nom    mujer-pl          ver-pfv

                   ‘Pedro vio a las mujeres.’  

 

Para el caso nominativo y acusativo, la lengua posee dos series de pronombres, tradicionalmente llamados “plenos” y “reducidos” (Tabla 1); los pronombres plenos muestran una distribución análoga a la de las frases léxicas (6a), mientras que los pronombres reducidos tienen el estatus morfo-fonológico de clíticos (6a´). Los pronombres que acompañan a las posposiciones tienen su propio paradigma, su distribución es variable y pueden referir tanto a argumentos centrales (6b) como circunstanciales, ej. comitativos, instrumentales, metas.

 

Tabla 2

 

6               a.       Inepo          jamut-ta          bicha-k.

                   1sg.nom                           mujer-acu         ver-pfv

                   ‘Yo vi a la mujer.’  

 

          a´.      Jamut-ta=ne                      bicha-k.

                   mujer-acu=1sg.nom     ver-pfv

                   ‘Yo vi a la mujer.’  

 

          b.       Inepo                a-u=etejo-k.

                   1sg.nom         3sg-dir=hablar-pfv

                   ‘Yo le hablé.’

 

El yaqui tiene un orden de constituyentes fijo SOV, y la estructura focal se codifica prosódicamente (Guerrero y Belloro 2010). Los arreglos lineales alternativos más frecuentes corresponden a dislocaciones a la derecha del “sujeto” (7a) u “objeto” (7b), con la función pragmática de antitópicos (Belloro y Guerrero 2010).

 

7               a.       Junaman itom = to’o-bwite-k                 juna’a      Mayor-Ø.

                        allí            1pl.acu = dejar-correr-pfv                  dem        Mayor-nom

                        ‘Nos abandonó allí, el Mayor.’ (Silva 2004)
 

              b.       Jiba            ai = bitchu-k                       u-ka’a          jamut-tai.

                        siempre      3sg.acu = mirar-pfv        det-acc                mujer-acc

                        ‘Siempre la miraba, a la mujer.’ (Silva et al. 1998)

 

Con respecto a las frases locativas asociadas a eventos de movimiento, éstas destacan dos tipos de información (Nikitina 2009: 1114): el dominio en donde la figura está localizada en relación con la base (generalmente codificado a través de adposiciones locativas) y el rol semántico del dominio locativo. Este último puede ser dinámico, si la figura está en movimiento (ej. meta, fuente, rumbo, dirección), o estático, si se predice el lugar o ubicación de la figura con respecto a la base. El paradigma de posposiciones locativas en yaqui se lista en la Tabla 3; algunas posposiciones son libres, otras son ligadas; algunas suplen en número. Del paradigma, las más frecuentes en corpus son -u ‘a’, -bicha ‘hacia’, y -po ‘en, de, desde’.

 

El punto final de un evento de movimiento se introduce con la posposición direccional -u (8a), mientras que el punto transversal (ruta, rumbo) se marca además con la posposición -bicha ‘hacia’ (8b). En yaqui, la locación marcada con -u deriva una interpretación télica del evento (i.e. punto final de la trayectoria de la figura), mientras que -bicha expresa dirección pero no la culminación del evento. Esto explica porque una frase como ‘pero no llegó’ es válida solo para la construcción con -bicha.

 

8               a.       Joan-Ø       ejkuela-u         weye-k                        (*bweta         ka    yepsa-k).

                   Juan-nom  escuela-dir     caminar.sg-pfv        pero      neg  llegar.sg-pfv

                   ‘Juan caminó a la escuela (*pero no llegó).’

 

          b.       Joan-Ø       ejkuela-u-bicha         weye-k                  (bweta     ka      yepsa-k).       

                   Juan-nom  escuela-dir-hacia                              caminar.sg-pfv            pero   neg    llegar.sg-pfv

                   ‘Juan caminó hacia la escuela (pero no llegó).’

 

La posposición -po introduce, de manera preferencial, una locación estática, i.e. ubica el evento en un espacio delimitado, tanto físico (9a-b) como temporal (9b).

 

9               a.       Tosai      kari-m-po           inepo           yo’o-tu-k.

                   blanca    casa-pl-loc                     1sg.nom          viejo-vblz-pfv

                   ‘Yo crecí en Casas Blancas.’ (Félix, n.f.)

 

          b.       Yookoria-po=ne               sikupuriam    jinu-k                     jita-nenenki-wa-po.

                   mañana-loc=1sg.nom riñón.pl       comprar-pfv        cosa-red.vender-pas-loc  

                   ‘En la mañana compré riñones en el mercado.’

                                              

La misma posposición -po marca la fuente, i.e., el punto de inicio del evento denotado por un verbo de transferencia o movimiento. En los ejemplos de (10), la única interpretación posible para las frases locativas es la de punto de origen[4].

 

10           a.       Inepo               Pesio-po                  Vicam-meu             siika.

                   1sg.nom       Hermosillo-loc        Vicam-dir.pl ir.sg.pfv

                   ‘Yo fui de Hermosillo a Vicam.’

 

              b.       Banko-po=ne                   tomi-ta                     nu’uka.

                        banco-loc=1sg.nom    dinero-acc             tomar-pfv

                   ‘Tomé dinero del banco.’

             

              c.       Wame’e     jamuch-im      ball-ea               batwe-po     baba’ata.

                        dem.pl                           mujer-pl            cubeta-instr      río-loc           agua.causa

                        ‘Aquellas mujeres acarrean agua desde el río con la cubeta.’

             

              d.       U         ili             uusi-Ø          bepa’aria   kari-po       kom=weeche-k.

                        det    pequeño   niño-nom                        techo        casa-loc    abajo=caer.sg-pfv    

                        ‘El niño se cayó del techo de la casa.’          

 

Además, la locación asociada al movimiento también puede expresarse mediante deícticos espaciales como ’inim ‘aquí’, aman ‘ahí’, wa’a ‘allá lejos’, junaman ‘allá’, i’ibo ‘hacia acá’, a’abo ‘aquí, este lado’. A diferencia de las frases, los deícticos suelen mantener una posición relativamente estable, o bien anteceden al predicado (11a) o aparecen al inicio de la cláusula (11b-c).

 

11           a.       Te                 sejtul       te                    aman         kiimu-k.

                    1pl.nom     una.vez                    1pl.nom       ahí               entrar.pl-pfv

                   ‘Entramos ahí en una ocasión.’ (Félix, n.f.)

 

          b.       Junama’a      emo     ji’ibwa      jariu-ria-ne,         ju’u-Ø         mochik-Ø.

                   Allí                refl  comida     buscar-apl-pot  det-nom  tortuga-nom

                   ‘Allí se procuraba comida, la tortuga.’ (Silva et al. 1998)

 

          c.       I’ibo           karo-Ø          bwite-n                   Rajúm-betana.

                   hacia.acá    carro-nom   correr.sg-pasc     Ráhum-del.lado.de

                   ‘Un carro corría hacia acá, del lado de Ráhum.’ (Silva 2004)

 

         

3. Patrones de uso en construcciones de movimiento

 

3.1. Verbos de movimiento en yaqui

Establecer la clasificación interna de los verbos de movimiento en lenguas particulares no es tarea fácil. Para una lengua como el español, por ejemplo, se reconocen dos grandes grupos: (i) verbos de movimiento o desplazamiento como ir, venir, salir, entrar, y (ii) verbos de manera de desplazamiento como caminar, correr, nadar. Cada subgrupo puede, a su vez, sub-dividirse: el primero en eventos que lexicalizan el inicio o culminación del movimiento (salir, entrar) y los que no (ir, venir); el segundo, en movimientos externos (caminar, correr, volar) y movimientos internos (bailar, tambalearse, inclinarse)[5]. Se ha propuesto también que los verbos que describen el movimiento suele asociarse a locaciones direccionales que especifican meta, fuente, rumbo o dirección, mientras que los que describen la manera del movimiento pueden pero no necesitan asociarse a ninguna dirección en particular y, en cambio, suelen asociarse a locaciones estáticas. En lenguas particulares, los equivalentes a estos tipos de verbos pueden asociarse a grupos y/o sub-grupos distintos, en función de su comportamiento semántico y sintáctico.

El yaqui puede caracterizarse como una lengua de marco-S, pues las raíces verbales lexicalizan, de manera preferencial, el movimiento y la manera, mientras que la trayectoria se expresa a través de satélites o deícticos espaciales. De acuerdo con la clasificación propuesta en Guerrero (en revisión), el equivalente más cercano al verbo de movimiento general ‘ir’ corresponde a siime, el cual hace uso de formas supletivas para número y aspecto (12a). Predicados del tipo ‘salir’, ‘bajar’, ‘subir’ y ‘venir’ se forman a partir del verbo siime y los satélites yeu ‘fuera’, kom ‘abajo’, jika ‘arriba’, además del deíctico aabo ‘aquí’ (12b)[6]. Algunas raíces verbales perfilan el punto de partida o llegada del movimiento, ej. los equivalentes a regresar, llegar, entrar (12c). Entre los verbos que describen la manera de movimiento, se incluyen los equivalentes a correr, caminar (13a) y predicados del tipo ye’e ‘bailar’, ro’akte ‘voltearse’, tubukte ‘saltar’, chepte ‘brincar’, bajume ‘nadar’, chitojte ‘resbalarse’, así como las formas compuestas listadas en (13b). Siguiendo a Talmy (1985: 85) en este trabajo se incluyen también predicados que describen situaciones estacionarias, tales como las denotadas por verbos de postura, tanto en su versión estativa (14a) como incoativa (14b).

 

12           Verbos que describen el movimiento

          a.       siime/saka              ‘ir (no pasado, sg/pl)’

                   siika/sajak              ‘ir (pasado, sg/pl)’

 

          b.       yeu=siime               ‘salir (ir afuera).’            

                   kom=siime              ‘bajar (ir abajo)’

                   jikau=siime            ‘subir (ir arriba)’

                   a’abo yeu=siime    ‘venir acá (ir afuera aquí).’

 

          c.       noite                       ‘ir y regresar al mismo lugar’

                   yepsa/yaja              ‘llegar (sg/pl)’

                   kibake/kibacha       ‘entrar (sg/pl)’

 

13           Verbos que describen la manera del movimiento   

          a.       bwite/tenne             ‘correr (sg/pl)’

                   weye/kaate             ‘caminar (sg/pl)’

 

          b.       ni’i-sisime               ‘volar (volar-ir)’

                   cha’a-sime             ‘flotar (colgar-ir)’

                   wik-sime                 ‘arrastrarse (jalar-moverse)’

 

14           Verbos que describen situaciones estacionarias

          a.       weyek/ja’abwek      ‘(estar) parado (sg/pl)’

                   bo’oka/to’oka         ‘(estar) acostado (sg/pl)’

                   katek/jooka             ‘(estar) sentado (sg/pl)’

 

          b.       kikte/japte               ‘pararse (sg/pl)’

                   bo’ote/to’ote           ‘acostarse (sg/pl)’

                   yejte/jo’ote             ‘sentarse (sg/pl)’

 

En términos de su estructura argumental, todos los verbos del tipo de ir, llegar, correr o sentarse, se consideran sintácticamente intransitivos. Con estos verbos, la especificación de información de tipo espacial (p.ej. la fuente, meta, trayectoria o ubicación del movimiento) puede realizarse como una frase locativa opcional. Si bien estas frases locativas se han considerado tradicionalmente como adjuntos, en años recientes una serie de autores ha sugerido que se comportan, al menos nocionalmente, como argumentos. Según estos autores, el estatus de argumento de las frases locativas en cláusulas con verbos de movimiento se fundamenta tanto en las propiedades semánticas que aportan a la descripción del evento (ej. su delimitación télica), como en su alta frecuencia de aparición (Ibáñez 2005, Beavers, Levin y Tham 2010, entre otros). En lo que sigue, exploramos la frecuencia y características pragmáticas de las frases locativas que aparecen con verbos de movimiento en nuestro corpus de narrativas.

 

3.2. Patrones de uso de las frases locativas

En la medida en que la EAP ha encontrado patrones firmes y consistentes en términos de la realización y denotación de sujetos transitivos, sujetos intransitivos y objetos, el objetivo de este trabajo es investigar si, en el dominio de las cláusulas intransitivas de movimiento, el patrón argumental responde, como se esperaría de acuerdo con el análisis en términos de transitividad sintáctica tradicional, al esquema intransitivo (argumentos S) o, por el contrario, se asemeja al esquema transitivo (argumentos A y O). Las dos posibilidades se ilustran en la Tabla 4. Por claridad de presentación utilizamos las etiquetas semánticas “tema” y “locativo” para referirnos sujetos y frases locativas, respectivamente, en construcciones con verbos intransitivos de movimiento:

 

Tabla 4

 

La Tabla 4 ilustra esquemáticamente las dos posibilidades. Si las cláusulas con verbos intransitivos de movimiento siguen el patrón discursivo típico de las cláusulas intransitivas, se espera que sus sujetos se comporten discursivamente como argumentos S, aceptando libremente frases léxicas y denotación de participantes nuevos, independientemente de la presencia y tipo de codificación de una frase locativa explícita, la que seguiría el patrón discursivo típico de los adjuntos. De hecho, si las frases locativas se comportan como adjuntos, y de acuerdo con la hipótesis de que estos funcionan como “válvula de seguridad” donde codificar información extra, se espera que la ocurrencia explícita de frases locativas léxicas se correlacione con sujetos léxicos, ya que éste es el contexto en donde el uso de esta “válvula de seguridad” se encontraría más justificado.

Bajo la segunda posibilidad, por el contrario, las cláusulas con verbos intransitivos de movimiento siguen el patrón discursivo típico de las cláusulas transitivas. Si este es el caso, se espera que sus sujetos se comporten discursivamente como argumentos de tipo A, evitando las realizaciones léxicas así como la codificación de participantes nuevos. Por su parte, se espera que los locativos se comporten como argumentos de tipo O, aceptando codificaciones léxicas y denotación de participantes nuevos. En particular, se espera la que la ocurrencia de frases locativas léxicas se correlacione inversamente con la aparición de sujetos léxicos ya que, dentro del patrón discursivo transitivo, este contexto representaría una violación de la restricción “evita más de un argumento léxico por cláusula”.

Con el objetivo de evaluar estas hipótesis, es crucial establecer los tipos de codificación posible para sujetos y frases locativas. Hemos mencionado que la EAP distingue entre codificaciones léxicas (con núcleo sustantivo) y no-léxicas (típicamente, pronombres). En el caso de las locaciones, sin embargo, es evidente que “no-léxico” no se corresponde estrictamente con “pronominal”, ya que las partículas deícticas yaquis del tipo ’inim ‘aquí’, aman ‘ahí’, wa’a ‘allá lejos’, a’abo ‘aquí, este lado’, deberían considerarse, en todo caso, formas pro-adverbiales. Para evitar confusiones, en lo que sigue distinguiremos, entonces, entre codificaciones “fuertes” y codificaciones “tenues”. En el caso de los sujetos, se considera a los pronombres ligados (o los ceros) como “tenues”, mientras que las frases léxicas y los pronombres libres son considerados “fuertes”[7]. Por su parte, se considera a las locaciones codificadas a través de partículas deícticas como “tenues”, mientras que las locaciones realizadas a través de frases adposicionales (o una co-ocurrencia de frase adposicional más partícula deíctica) son consideradas “fuertes” [8].

Se presentan abajo ejemplos ilustrativos de las distintas posibilidades de codificación. Los ejemplos de (15), (16) y en particular (17) representan las estructuras compatibles con el patrón discursivo intransitivo. Los ejemplos de (18) y (19) representan las estructuras que se espera sean más frecuentes bajo la hipótesis del patrón transitivo. Los ejemplos (20) y (21), si bien resultan particularmente compatibles con el patrón transitivo, son posibles en los dos patrones:

 

15           ujeto fuerte + Frase locativa implícita

          Ju’u-me        ’uusi-m            saha-k.

          det-pl        niño-pl          ir.pl-pfv

          ‘Los niños se fueron.’  (Muchachito: 138)

 

16           Sujeto fuerte + Frase locativa tenue

          a.       Chirindo-Ø        aman     yepsa-k.

                   Chirindo-nom  allá         llegar.sg-pfv

                   ‘Chirindo llegó allá.’ (Muchachito: 393)

 

          b.       Che’a     ’uusi-m     [inim    jo’aa-ka-’u]          aman    saha-kan.

                   más        niño-pl   aquí     vivir-pfv-nmlz allá       ir.pl-pasc

                   ‘Otros niños que vivían aquí se fueron allá.’ (Muchachito: 195)

 

          c.       Nim            achai-Ø         yooko       a’abo     wee-bae.

                   1sg.gen   padre-nom                   mañana    aquí   caminar.sg-desid

                   ‘Mi padre quiere venir acá mañana.’ (Johnson 1962)

 

17           Sujeto fuerte + Frase locativa fuerte

          a.       A=achai-wa         siuda-u          siika.

                   3sg=padre-gen  ciudad-dir   ir.sg.pfv

                   ‘Su padre fue a la ciudad.’ (Osito: 44)

 

          b.       Rei-ta        sontaaroam    pueta-po          sentineelam      ja’abwek.

                   rey-acu  soldado.pl     puerta-loc     centinela-pl    pararse.sg-pfv

                   ‘Los soldados del rey se pararon (detuvieron) en la puerta como centinelas.’                                (Muchachito: 405)

 

          c.       Bahi     kooram      beasia    weyek                 ju’u               kaba’i       siete            kolor-Ø

                   tres      corral-pl    adentro   pararse.sg.pfv det-nom     caballo      siete            color-nom

                   ‘El caballo de siete colores se paró/estaba parado dentro de tres corrales.’

                   (Muchachito: 294)

 

          d.       U                   achai                        Loreto-Ø                 bea       siika          costa-u-bicha.

                    det.nom     padre                       Loreto-nom     md             ir.sg.pfv      costa-dir-hacia

                   ‘Entonces el Padre. Loreto se fue a hacia la costa.’ (Johnson 1962)

         

18           Sujeto tenue  + Frase locativa fuerte

          a.       Higante-ta      ho’a-wi                      heela     weye-Ø

                   gigante-acu   casa-dir        cerca     caminar.sg-pres

                   ‘(Él) caminaba cerca de la casa del gigante.’ (Muchachito: 292)

 

          b.       Wana     bo’o-t = ne                          bea          weama-n

                   allá         camino-loc=1sg.nom     md       andar.sg-pasc

                   ‘Allá en el camino yo andaba.’ (Burro y coyote: 46)

 

 

          c.       Bea =ne                      jo’ara-u                       yepsa-n

                   md=1sg.nom           casa-dir         llegar.sg-pasc

                   ‘Entonces llegué a mi casa.’ (Johnson 1962)

 

19           Sujeto tenue + Frase locativa fuerte (partícula + frase adposicional)

          a.       Waka-u      luula        aman    yepsa-k

                   cerro-dir   derecho   allá        llegar.sg-pfv

                   ‘(Él) llegó allá derechito al cerro.’ (Muchachito: 70)

 

          b.       Aman  au               yepsa-k                 kaba’ita-wi

                   allá      3sg.dir    llegar.sg-pfv     caballo-dir

                   ‘(Él) le llegó allá, al caballo.’  (Muchachito: 306)

 

20                     Sujeto tenue + Frase locativa implícita

                   Yoko       ketgo            jo’ote-k          

                   mañana  temprano      sentarse.pl-pfv

                   ‘En la mañana se levantaron/despertaron.’ (Muchachito: 207)

 

21                     Sujeto tenue + Frase locativa tenue

                   Nepo           aman            noiti-bae

                   1sg.nom               allá               regresar-desid

                   ‘Yo quiero regresar allá.’ (Muchachito: 404)

 

El corpus utilizado para este estudio consiste en cuatro de los cuentos recopilados en Johnson (1962): “San Pedro”, “Osito”, “Muchachito”, “El burro y el coyote”. Las narrativas seleccionadas  suman 734 cláusulas (361 transitivas y 373 intransitivas). En términos generales, el corpus refleja los patrones gramaticales esperados por la EAP, tal como muestran las siguientes Tablas:

 

Tabla 5

 

Tabla 6

 

La Tabla 5 ilustra que el corpus sigue la tendencia “evita A léxicos” esperada por la EAP: del total de argumentos “fuertes”, solamente un 24% ocupa el rol de A. La Tabla 6 ilustra que la muestra también sigue la tendencia “evita más de un argumento léxico”. Del total de cláusulas transitivas, solamente el 13% presenta formas “fuertes” tanto en el rol de A como en el de O. 

La Tabla 7 indica, dentro del subgrupo de movimiento, la proporción relativa de construcciones intransitivas y transitivas (ej. llevar, traer, poner), así como la frecuencia de co-aparición de frases locativas. Se observa que de las 734 cláusulas que constituyen el total de la muestra, 301 (41%) contienen verbos de movimiento, tanto transitivos como intransitivos. La frecuencia de co-aparición de frases locativas es relativamente alta (64% en ambos casos). Por su parte, el 72% de las cláusulas de movimiento encontradas en la muestra corresponde a predicados intransitivos, los que son objeto central de este estudio.

 

Tabla 7

 

La incidencia de frases locativas con cláusulas de movimiento reportada arriba (64%) es especialmente significativa a la luz del escaso porcentaje de frases locativas que aparecen asociadas con todos los otros tipos de cláusulas combinados (17%). Estos datos se presentan en la Tabla 8.

 

Estos resultados corroboran estudios anteriores sobre narrativas en diversas lenguas, en los que ya se había constatado un porcentaje similar de aparición de frases locativas en relación con cláusulas intransitivas de movimiento (cf. Ibáñez 2005Alfonso y Melis 2011). Sin embargo, lo que nos interesa en este trabajo, tal como comentábamos arriba, es en qué medida estas cláusulas responden al patrón discursivo de las cláusulas transitivas o, por el contrario, se comportan discursivamente como otras cláusulas intransitivas. Para ello, es crucial analizar no ya la aparición de frases locativas, sino su realización (fuerte o tenue), así como la realización (fuerte o tenue) de los sujetos que co-aparecen con ellas. Un primer acercamiento a estos datos se presenta en la Tabla 9:

 

Tabla 9

 

La Tabla 9 muestra que fuera de las cláusulas de movimiento, el 58% de los sujetos intransitivos son fuertes. Estos porcentajes son compatibles con el patrón discursivo intransitivo hallado por la teoría de la EAP, en el que se reconoce que los argumentos S aceptan libremente realizaciones fuertes. Al analizar las intransitivas de movimiento, por el contrario, se aprecia que la frecuencia de sujetos fuertes baja a un 37%. En otras palabras, las intransitivas de movimiento presentan una imagen en espejo respecto de otras cláusulas intransitivas, con una tendencia hacia la realización de sujetos pronominales (63%). Dados estos porcentajes, parece razonable postular la hipótesis, bajo la perspectiva de la EAP, de que las cláusulas intransitivas de movimiento tienden a realizarse con sujetos tenues debido a que tienden a codificar frases locativas, las que se comportan  pragmáticamente como argumentos (“ocupando” el correspondiente slot informativo, tal como es prerrogativa de los argumentos O), y consecuentemente forzando a sus sujetos a comportarse como argumentos de tipo A. En otras palabras, que las intransitivas de movimiento responden a las restricciones discursivas “evita más de un argumento central léxico” y “evita A léxicos” típico de las cláusulas transitivas.

Esta hipótesis encuentra sustento si se analiza específicamente el tipo de codificación del sujeto en los casos de co-presencia de frase locativa en las cláusulas de movimiento, tal como se presenta en la Tabla 10 abajo:

 

Tabla 10

 

En esta Tabla se observa que, dentro de las cláusulas intransitivas de movimiento, el 63% de los sujetos es tenue, lo que apoya la restricción “evita A léxicos”, aunque con un porcentaje relativo de sujetos fuertes mayor al reportado para las cláusulas transitivas “canónicas” (pero ver nota al pie 7). Hay que notar que, cuando no aparece frase locativa, encontramos un 47% de sujetos léxicos. Sin embargo, cuando se codifica una frase locativa explícita dentro de la cláusula, la frecuencia de sujetos léxicos disminuye al 32%. Estos resultados son compatibles con la hipótesis de que las cláusulas intransitivas de movimiento obedecen a la restricción “evita más de un argumento léxico por cláusula” (i.e. que la frase locativa opera como O y el sujeto como A). Para corroborar esta hipótesis, sin embargo, es necesario analizar los datos en términos del tipo de codificación de las frases locativas, y cómo ésta se correlaciona con las codificaciones de los sujetos. Estos porcentajes se presentan en la Tabla 11:

 

Tabla 11

 

En la Tabla 11 se evidencia que, cuando la frase locativa es tenue, un porcentaje relativamente alto de los sujetos es fuerte (40%), mientras que este porcentaje cae al 26% cuando la frase locativa es fuerte. De hecho, vemos que de las 139 cláusulas de movimiento intransitivo con frases locativas explícitas, solamente 20 (14%) presentan dos participantes fuertes; el 86% restante se comporta de acuerdo con el patrón discursivo típico de las cláusulas transitivas (“evita más de un argumento léxico por cláusula”).

Por último, es necesario analizar en qué medida las cláusulas intransitivas de movimiento del corpus también se comportan de acuerdo con las tendencias pragmáticas de la EAP “evita más de un argumento nuevo” y “evita A nuevos”. Para ello se analizó el porcentaje de sujetos que denota participantes discursivos nuevos, tal como se presenta en la Tabla 12:

 

Tabla 12

 

Si bien, como comentábamos arriba, en la muestra yaqui existe un porcentaje de sujetos fuertes mayor al típicamente reportado para sujetos A en otras lenguas, de todas maneras estos sujetos fuertes no denotan participantes discursivos nuevos sino dados. Los sujetos de cláusulas intransitivas de movimiento denotan referentes discursivos nuevos solamente en un 7% de las cláusulas de la muestra, porcentajes que son muy similares a los reportados en otros estudios para los sujetos de tipo A (Du Bois 1987, Bentivoglio 1993, Ashby y Bentivoglio 2003). Estos datos validan por lo tanto la hipótesis de que las cláusulas intransitivas de movimiento en las narrativas yaqui son sensibles a la restricción “evita A nuevos” típica de las cláusulas transitivas. Por último, en la muestra se encontró solamente una cláusula que presenta dos participantes discursivos nuevos, uno como sujeto y otro como locativo, resultando en que el 96% de las cláusulas intransitivas de movimiento sigue la tendencia a “evitar más de un argumento central nuevo”, también esperable dentro del patrón discursivo transitivo.

 

 

4. Consideraciones finales

 

Los datos examinados en este estudio comprueban las tendencias generales esperadas por la EAP en un corpus de narrativas yaqui. En los datos globales analizados se cumplen las tendencias a “evitar A léxicos” y a “evitar más de un argumento léxico por cláusula”. Por su parte, el análisis de las cláusulas de movimiento (tanto transitivas como intransitivas) muestra que la codificación de información locativa es más frecuente con verbos de movimiento que con todos los otros tipos combinados, lo que confirma estudios previos sobre la frecuencia con la que estos “adjuntos” aparecen codificados en el discurso en relación con cláusulas de movimiento. De un modo más medular para losobjetivos de este estudio, el análisis comparativo de los tipos de codificación de los sujetos y las locaciones muestra que existe una correlación entre ambas, tal que los sujetos de las cláusulas intransitivas de movimiento son mayoritariamente tenues, tendencia que se acentúa si coaparecen con locaciones fuertes, y que denotan preferentemente participantes discursivos dados. Las cláusulas con sujetos léxicos, con más de un argumento léxico, con sujetos nuevos o más de un argumento nuevo son minoría. Así, las frecuencias globales de codificación locativa en cláusulas de movimiento, pero fundamentalmente su sensibilidad a la forma de codificación del sujeto y su interacción con ésta apoyan la hipótesis de que en relación con verbos de movimiento la información de locación o trayectoria se comporta discursivamente como los objetos de los verbos transitivos, al menos de acuerdo con la evidencia aportada por las narraciones analizadas en el presente estudio.

 

 

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[1] Esta investigación ha sido financiada en parte por el proyecto CONACyT (No. 83529) a cargo de la segunda autora. Un acercamiento preliminar sobre este tema fue presentado en el XI Encuentro Internacional de Lingüística en el Noroeste y en el IV AFLICO; las autoras agradecen los comentarios y sugerencias de los asistentes de ambos congresos.

[2] El yaqui pertenece al subgrupo taracahita de la familia yutoazteca; es hablado en el sur del estado de Sonora (noroeste de México) por alrededor de 15,000 personas, y en el sur de Arizona (Estados Unidos) por cerca de 6,000 hablantes. Los datos que aquí se analizan provienen de la variante sonorense.

[3] Abreviaturas: acu: acusativo, adv: adverbio,  desid: desiderativo, dem: demonstrativo, det: determinante, dir: direccional, gen: genitivo, loc: locativo, md= marca discursiva, inst: instrumental, neg: negación, nom: nominativo, pas: pasado, pasc: pasado continuativo, pot: potencial,  pfv: perfectivo, pas: passivo, pl: plural, pres: presente, sg: singular.

[4] La naturaleza y funciones de la posposición -po, dentro y fuera de las construcciones de movimiento, requieren un estudio aparte; véase Guerrero (en dictaminación) para un primer acercamiento a este tema.

[5] Para el español destacan las aportaciones de Lamiroy (1991), Cifuentes Honrubia (1999), Crego García (2000), Ibáñez (2005), García Miguel (2006), por mencionar algunos; véase también los trabajos comparativos en Ibarretxe (2004), Morimoto (2000, 2007) y Cifuentes Férez (2009, en prensa).

[6] Los satélites no son considerados formas locativas, ya que están ligados a la semántica del verbo (i.e., trayectoria, la dirección del movimiento) más que a la locación (i.e., base), y no constituyen formas referenciales.

[7] Por ejemplo, el pronombre libre de primera persona singular inepo es considerado “fuerte”, mientras que su contraparte clítica ne es considerada “tenue”  (cf. (6a) y (6a’) arriba). La decisión de clasificar a los pronombres libres como “fuertes” está basada no solamente en las características morfológicas y sintácticas que los diferencian de los pronombres ligados, sino también en el hecho de que, si bien ambas formas se especializan en la codificación de participantes discursivos dados, el uso de una forma libre requiere un grado mayor de motivación pragmática. Al realizar esta subdivisión, nuestro objetivo fue hacer aún más evidente que la tendencia a evitar A léxicos no puede considerarse como un simple epifenómeno de la tendencia a evitar A dados. En cualquier caso, al incrementar el porcentaje potencial de sujetos “léxicos”, nuestra clasificación redunda en una interpretación particularmente conservadora de las condiciones bajo las que se cumplirían las tendencias esperadas por la EAP. Agradecemos a uno de los dictaminadores por llamar nuestra atención sobre este punto.

[8] Los satélites mencionados en la sección 3.1, del tipo de yeu ‘fuera’, kom ‘abajo’, jika ‘arriba’ en combinaciones como la de (12b) no son consideradas formas locativas, pues están ligadas a la semántica del verbo (i.e., trayectoria, la dirección del movimiento) más que al componente de la locación (i.e., base).

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