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Inmediaciones de la Comunicación

versión impresa ISSN 1510-5091versión On-line ISSN 1688-8626

Inmediac. Comun vol.18 no.2 Montevideo dic. 2023  Epub 01-Dic-2023

https://doi.org/10.18861/ic.2023.18.2.3518 

Articles

Figuras de la infancia en la fantasía del mérito1

Childhood figures in the fantasy of merit

Figuras da infância na fantasía do mérito

1Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Argentina. Correo electrónico: nerifillip@gmail.com


Resumen

El artículo se inscribe en el campo de la crítica ideológica y reflexiona sobre el vínculo entre las figuras de la infancia y la fantasía del mérito. Para ello toma en cuenta escenas de la comunicación política y de la producción informativa que circularon entre 2015 y 2021 en Argentina. En esta indagación, la noción de fantasías (sociales e ideológicas) se torna central, dado que permite dar cuenta de los modos de funcionamiento ideológico de las narraciones seleccionadas para su abordaje. En la primera parte del artículo se trabaja sobre los conceptos centrales: infancia, mérito e ideología en una perspectiva crítica. Luego se da cuenta del término fantasías y su operatividad en el marco de la estrategia analítica. En la tercera parte, se presenta el análisis y la interpretación de las escenas seleccionadas. Por último, se exponen una serie de consideraciones finales acerca del modo en que opera lo ideológico y sus implicancias.

Palabras clave: infancia; mérito; crítica ideológica; fantasía; ideología

Abstract

The article falls within the field of ideological criticism and reflects on the link between childhood figures and the fantasy of merit. For this, it takes into account scenes of political communication and information production that circulated between 2015 and 2021 in Argentina. In this inquiry, the notion of fantasies (social and ideological) becomes central, since it allows to account for the ways of ideological functioning of the narratives selected for its approach. In the first part of the article we work on the central concepts: childhood, merit and ideology from a critical perspective. Then, the term fantasies is introduced alongside with its operation within the analytical strategy framework. In the third part, the analysis and interpretation of the selected scenes is presented. Finally, a series of final considerations are introduced about the way in which the ideological and its implications operate.

Keywords: childhood; merit; ideological criticism; fantasy; ideology

Resumo

O artigo insere-se no campo da crítica ideológica e reflete sobre o vínculo entre as figuras da infância e a fantasia do mérito. Para isso, leva em conta cenas de comunicação política e produção de informação que circularam entre 2015 e 2021 na Argentina. Nesta investigação, a noção de fantasias (sociais e ideológicas) torna-se central, uma vez que permite dar conta dos modos de funcionamento ideológico das narrativas selecionadas para a sua abordagem. Na primeira parte do artigo trabalhamos os conceitos centrais: infância, mérito e ideologia numa perspectiva crítica. Então ele percebe o termo fantasias e sua operação no quadro da estratégia analítica. Na terceira parte, é apresentada a análise e interpretação das cenas selecionadas. Por fim, expõe-se uma série de considerações finais sobre o modo como opera a coisa ideológica e suas implicações.

Palavras-chave: infância; mérito; crítica ideológica; fantasia; ideologia

1. INTRODUCCIÓN

El propósito de este artículo es analizar el vínculo entre las figuras de la infancia y las fantasías del mérito haciendo uso de la crítica ideológica delineada por el pensador esloveno Slavoj Žižek (2003). En tal sentido, la atención se focaliza en escenas de la comunicación política y de la producción informativa que circularon entre 2015 y 2021 en Argentina, material que sirve para reflexionar acerca del funcionamiento de la meritocracia2 y el emprendimiento, en tanto expresiones performativas que hacen del esfuerzo y la voluntad individual dos cualidades centrales para pensar la organización social y la vida política. Asimismo, en dicho corpus de escenas se despliegan narrativas que llevan a pensar acerca del lugar que ocupa la infancia y el modo en que se modeliza una construcción ideológica que suele vincularse a una suerte de praxis sacrificial.

En este marco, la ideología se entiende, siguiendo a Zizek (2003), como una matriz reguladora de lo “visible y lo no visible, de lo imaginable y lo no imaginable” (p. 7), que se configura -a su vez- como productora de prácticas y universos de sentido. De allí que se proponga un abordaje propio de la crítica ideológica y se encuentre en la noción de fantasía un foco de atención privilegiado para el análisis, dado que la realidad social aparece estructurada, entre otros elementos, por fantasías que sostienen aquello que es pensable, merece valorarse y se configura como objeto del deseo, a la vez que configuran aquello que sería del orden de lo soportable, produciendo naturalizaciones y efectos concretos de aceptabilidad social. Es decir, como plantea Scribano (2008), activan mecanismos de soportabilidad social que “se estructuran alrededor de un conjunto de prácticas hechas cuerpo que se orientan a la evitación sistemática del conflicto social” (p. 90).

La focalización del artículo lleva a examinar las fantasías que aparecen estructurando las escenas comunicacionales seleccionadas y analizar los modos como opera el trabajo ideológico. ¿Cómo se construye aquello que aparece como lo deseable, qué se precisa para alcanzarlo, cuál es la manera en que se define lo valorable y lo soportable en los marcos de la interacción social configurada? Se trata de interrogar este tipo de narrativas, donde se expone lo sacrificial y las figuras del mérito -o meritocráticas-, y reflexionar acerca de los modos en los que la precarización y vulnerabilidad de las infancias se configuran admisibles -o al menos posibles de ser toleradas en el marco de las escenas analizadas.

En la primera parte de este trabajo se expone una mirada sobre el trabajo ideológico y sus mecanismos de funcionamiento desde la perspectiva de Zizek (2003), mientras que en la segunda parte se presenta la noción de fantasía como estrategia de abordaje del material seleccionado -publicaciones políticas, noticias y posteos en redes sociales-. En tercer lugar, se abordan las narrativas construidas en dichos materiales con el objetivo de observar las figuras de la infancia y las prácticas sociales naturalizadas. Finalmente, a modo de cierre, se presentan una serie de consideraciones respecto del tipo de escenas analizadas.

2. EL TRABAJO IDEOLÓGICO. INDAGACIONES PRELIMINARES

Se puede pensar la propuesta de Zizek (2003) en relación al funcionamiento y los modos en que el trabajo ideológico contribuye a performar, sostener y reproducir las relaciones sociales. Zizek, como señala Gruner (1988), hace una contribución fundamental a la hora de renovar y poner en el centro de la discusión la crítica de las ideologías. Se trata de la reconstrucción de una perspectiva en la que convergen, de manera renovada, el marxismo y el psicoanálisis. De allí que los procedimientos interpretativos centren su interés en la indagación de la forma, en el secreto de la forma, antes que fascinarse por el contenido manifiesto, y develar así los mecanismos de funcionamiento de lo ideológico.

En tal sentido, Zizek (2003) se pregunta por las condiciones de posibilidad para la creación de un tipo de pensamiento que permita un procedimiento interpretativo aplicable tanto al mundo de las mercancías como a los fenómenos psíquicos. La respuesta del autor es que existe “una homología fundamental entre el procedimiento de interpretación de Marx y de Freud” (p. 35). Este tipo de estrategia tiene que ver con indagar en los procesos que dan lugar a una forma: se trata de identificar un tipo de trabajo, un mecanismo de funcionamiento. ¿Pero qué tipo de ejercicio del pensamiento posibilita esta clase reflexiones? Zizek trabaja como fenómenos paradigmáticos el caso de las mercancías y de los sueños. El interrogante que dispara este tipo de observación es, por ejemplo,

¿por qué los pensamientos oníricos latentes han adoptado esta forma, por qué se traspusieron en forma de sueño? Sucede lo mismo con las mercancías: el problema real no es penetrar hasta el “núcleo oculto” de la mercancía -la determinación del valor que tiene por cantidad de trabajo consumido en la producción de la misma-, sino explicar por qué el trabajo asumió la forma del valor de una mercancía, porque el trabajo puede afirmar su carácter social sólo en la forma-mercancía de su producto (Zizek, 2003, p. 36).

Se trataría entonces de indagar en los procesos de trabajo a partir de los cuales un fenómeno social cobra una forma singular. En esta convergencia, nociones como síntoma, conflicto y fantasías emergen como centrales para analizar los procesos de trabajo ideológico a partir de los cuales ciertas relaciones sociales, valores y visiones del mundo se presentan como naturalmente dadas y universales.

Si nos detenemos en la noción de síntoma, según Zizek (2003) fue Lacan quien señaló a Marx como el que creó una concepción, la de síntoma, que es vista como “una fisura, una asimetría, un cierto desequilibrio patológico que desmiente el universalismo de los derechos y deberes burgueses” (p. 47). Tal como pone en juego Zizek (2003), Marx evidencia la fisura en la particularidad del obrero que sólo es “libre” de vender su fuerza de trabajo en el mercado, estableciendo que la idea misma de libertad encuentre una imposibilidad. En este sentido, el intercambio de trabajo por capital no es equivalente; no se instituye como un tipo de relación de correspondencia entre las partes comprometidas y, por lo tanto, sostiene el pensador esloveno, se expone la subversión del principio universal del “intercambio equivalente de mercancías”, lo cual origina el “síntoma” (Zizek, 2003, p. 49).

En este artículo, nos interesa pensar lo sintomático como aquello que se trama y expone en las formas que asumen las fantasías sociales, las cuales operan a la hora de suturar o velar la dimensión conflictual de lo social. La especificidad de esta estrategia de análisis estaría dada por la indagación, en nuestro caso, de escenas que expongan -o dejen ver el trabajo a través del cual toman forma las fantasías del mérito en las figuras de la infancia construidas; el tipo de trabajo ideológico en que un sujeto cobra “valor” -en el sentido de que es valioso o valorable en una comunidad, y “merece” lo que necesita-. ¿Por qué habría que tener que demostrar que se es “digno” de satisfacer las necesidades básicas? ¿Cómo es que el sacrificio y el esfuerzo asumen la forma de aquello que es ejemplar? ¿En relación a qué procesos de trabajo ideológico el valor de un sujeto -lo valorable en él- aparece anudado a una lógica centrada en las fantasías del mérito?

En tal sentido, un aspecto interesante de dicha forma es el tipo de elaboración mediática, los modos de visibilidad que asumen estas escenas en su circulación pública, ya que la escenificación misma ingresa en el mercado de la producción simbólica y en el lenguaje del espectáculo que le da forma al despliegue de la información. ¿Se pueden leer estas escenas sintomáticamente, como un modo de obturar cualquier reflexión y estremecimiento frente a la desigualdad y el conflicto social estructural? ¿Son estas las formas de entrar en el régimen de lo visible? Se trata de algún modo de indagar en un particular proceso de trabajo (ideológico, sensible) sobre aquello que se presenta como lo visible, como lo evidente, como una definición de lo real y lo posible social.

Quedo dicho que el singular cruce entre marxismo y psicoanálisis que propone Zizek (2003) se expresa en un andamiaje teórico en donde el funcionamiento de la ideología puede entenderse como el resultado de un proceso de trabajo. Puede pensarse como aquello que posibilita que algo sea visible, audible y aparezca ante nosotros como algo dado o natural, y no como resultado de relaciones sociales asimétricas. De allí que se pueda afirmar, como lo hace Zizek, “la existencia de la ideología en tanto matriz generativa que regula la relación entre lo visible y lo no visible, entre lo imaginable y lo no imaginable, así como los cambios producidos en esa relación” (p. 7). El resultado es la regulación de nuestra relación con el entorno, nuestras percepciones, nuestros marcos de acción, las posibilidades imaginativas del mundo, así como lo deseable y lo soportable (Scribano, 2008).

Asimismo, al indagar los modos en que opera el trabajo ideológico se vuelve necesario reflexionar sobre la sensibilidad social (Boito, 2012), en tanto dimensión que refiere a una materialidad fundamental sobre la que se “instancian mecanismos ideológicos que organizan la soportabilidad y la deseabilidad social” (p. 5) y definen los modos de relacionarnos con el mundo. De acuerdo con esta mirada, es nuestro propio cuerpo -nuestra propia piel- lo que es objeto de operatorias de un trabajo que nos determina como sujetos deseantes. Así, se regulan creencias, emociones, deseos, aspiraciones, y así también se configura aquello que es objeto de rechazo. En tal sentido, la noción de fantasía que propone Zizek (1999) ocupa un lugar central como estrategia de la crítica y nos permite dar cuenta de los mecanismos de trabajo ideológico -en la medida en que las fantasías se encarnan en maneras de sentir, en las emociones y en las creencias que nos habitan y nos desbordan- que operan en la construcción de la realidad social.

Las escenas seleccionadas para el análisis son diferentes entré sí, responden a dimensiones diversas de lo social, en algún sentido marcadas por una suerte de sensibilidad de época conectadas con un modo particular de encuadrar las prácticas sociales. De ese modo, la arbitrariedad del registro y selección de las escenas de la comunicación política y de la producción informativa aquí analizadas tienen la función de ilustrar el modo en que funciona el trabajo ideológico antes descrito en relación a las infancias. En este sentido, lo que se presenta, en apariencia, dispar e inconexo, aparece en el análisis atravesado por el modo en que operan las fantasías del mérito.

Zizek (1999) señala una serie de dimensiones para reflexionar sobre la forma que asumen y funcionan dichas fantasías. El análisis buscará reconstruir las posiciones de sujeto, los marcos de interacción en la que se los presenta, los mecanismos de deseabilidad que se activan y la manera en que se configura eso que Scribano (2008) denomina como mecanismos de soportabilidad social capaz de ocluir los antagonismos y el conflicto. El pensador esloveno sostiene que estamos dentro del espacio de lo ideológico cuando un contenido, independientemente de ser verdadero o falso, “es funcional respecto de alguna relación de dominación social” (Zizek, 2003, p. 15). De allí que los modos en que funcionan las relaciones sociales nunca son transparentes y exigen una lectura crítica que apunta a tensionar su carácter evidente y naturalizado.

3. EL LUGAR DE LAS FANTASÍAS EN EL TRABAJO IDEOLÓGICO

3.1 De la teoría a las dimensiones analíticas

En el marco de la indagación sobre los modos en que opera el trabajo ideológico en la constitución de lo social, la categoría analítica fantasía3 se presenta como primordial. Si la ideología refiere a prácticas, las fantasías las sostienen. Lejos de ser un fenómeno que se reduce a lo mental, es aquello que soporta la realidad. Las fantasías nos ubican en una relación determinada con nuestro entorno -regulan lo visible, lo imaginable y lo sensible- y aferrarse a ellas, según Boito (2012a), es una forma de otorgar sentido y “permanecer sensatos”.

Zizek (1999), en El acoso de las fantasías, describe cómo operan y qué particular proceso de trabajo ideológico implican postulando mecanismos de funcionamiento a partir de los cuales se pueden abordar ciertas escenas. Proponemos rescatar algunos ejes de este planteo a los fines de leer este tipo de operatoria. La fantasía en su despliegue performa y sostiene lo deseable tanto como lo soportable en un momento dado, y opera en una visión naturalizada de nuestro entorno. Sus velos actúan cuando la piel se eriza y vibramos emocionados, cuando soñamos en tanto cuerpos deseantes, cuando soportamos la crueldad y la indiferencia -o aun cuando entramos en conflicto con la asunción de esas posiciones-, ya que el trabajo ideológico funciona como matriz que regula lo visible, lo imaginable y lo sensible para la reproducción de un siempre, un otra vez igual, que contribuye al sostenimiento de relaciones de dominación.

Una de las dimensiones que trabaja este autor tiene que ver con que la fantasía crea una cantidad predeterminada de posiciones de sujeto entre las cuales estamos en libertad de flotar, de pasar de una a otra configurando una serie de “posiciones múltiples” y “dispersas” (Zizek 1999, p. 16). Provee posiciones preconfiguradas que definen un escenario y se materializan en formas y guiones que pautan relaciones sociales. El sujeto puede desplazarse, identificarse de una a otra en una suerte de círculo envolvente.

Otra de las dimensiones que interesa poner en juego tiene que ver con el trabajo de modular aquello que deseamos: en términos de Zizek (1999), la fantasía “literalmente `nos enseña cómo desear`” (p. 16). Constituye la forma del deseo mismo, es una regulación: me indica qué es lo que quiero. En tal sentido, Boito (2012) sostiene que enseñar a desear implica fijar el deseo en un punto, establecer un ordenamiento que determina tanto lo que se dispone como objeto como las formas de llegar a aquello que se desea y, finalmente, “instaura el desear como mandato” (2012, p. 58). Otorga marcos y ordenamientos de interacción. Es de allí que buscamos reconocer, por ejemplo: ¿Qué es lo que está en juego como objeto de deseo? ¿Qué se precisa para llegar a ello? ¿Qué roles sociales están dispuestos como núcleos de una matriz que configura una escena? ¿Qué regulaciones operan sobre la sensibilidad y la emoción?

Entre los sucesivos velos ideológicos que establece Zizek (1999), otro que emerge como fundamental es la oclusión narrativa del antagonismo. En tal sentido, para el pensador esloveno

la fantasía es la forma primordial de narrativa (…) la narrativa como tal surge para resolver un antagonismo fundamental mediante el reacomodo de sus partes en una sucesión temporal. Por esto, es la forma misma de la narrativa la que permanece como testigo de un antagonismo reprimido (pp. 24 y 25).

Narrar es establecer una lógica y una secuencia. Se puede pensar que allí se juega un principio explicativo de lo real. Se otorga y ordena un sentido que se materializa en prácticas. Narrar establece un modo de ver, una posibilidad de imaginar, una disposición a actuar: es decir, regula un modo de sentir que experimentamos de manera naturalizada y desprovista de conflicto. En este sentido, Scribano (2008) plantea que:

La fantasía social es un proceso transformador de aceptabilidades y naturalizaciones. Un rasgo importante de las fantasías sociales es que producen una operación de aceptación sobre aquello que parecen suprimir, e instalan lo que quieren des-instalar. La eficiencia de las fantasías se debe, en parte, a su capacidad para ocultar los antagonismos, es decir, operan ocultando conflictos, pero haciéndolos visibles sin la relación antagónica que es el inherente (p. 91).

Proponemos pensar que esto también implica la canalización, fijación y desplazamiento de las energías y el pulso vital en la dimensión de lo social. A tal punto que la fantasía se puede pensar como mecanismo que configura tanto la deseabilidad como su soporte social.

A partir de estas consideraciones que orientan el análisis, el desarrollo que sigue expone escenas que apuntan a pensar en clave de crítica ideológica el despliegue de algunas escenas de la comunicación política y de la producción informativa. La reflexión cobra impulso en la intención de ejercitar la mirada, leer el funcionamiento de cierta regulación (matriz) que se encarna en algunas escenas mediatizadas y en las que toma forma un tipo de relación social y posiciones de sujeto que tienen el pulso de ciertas fantasías sociales. Es así como, en el proceso de trabajo ideológico, la noción de fantasía se torna fundamental, dislocando, desestructurando el funcionamiento y poniendo de manifiesto su reverso cruel.

3.2 La fantasía del mérito en las infancias

3.2.1 Narrativas sobre lo dicho y hecho por niños

En estas escenas se involucra a la infancia como dimensión de análisis en la que se exponen la praxis del trabajo y el esfuerzo, y la construcción mediática -espectacularizada- de cierto accionar vinculado a lo que se pretende mostrar como ejemplar. Estos marcos de interacción involucran, por un lado, a determinado tipo de sujetos (niños) que se esfuerzan por llegar a un objetivo para cubrir una falta -un derecho negado-, y, por otro lado, el modo en que otros sujetos (adultos) celebran, entronizan y colaboran en el despliegue de una economía emocional (y moral) que no reconoce la falta o vindica la condición ejemplar del esfuerzo y el trabajo infantil. En este marco: ¿Cómo se modelizan las posiciones de sujeto y cómo se vinculan? ¿Qué es lo que está en juego cómo objeto de deseo? ¿Qué se requiere para alcanzarlo? ¿Cuál es su reverso?

En este apartado presentamos tres escenas: la historia de Joaquín (“el niño pastelero”); una escena de la comunicación política -un spot de Mauricio Macri en la campaña presidencial de 2015- y la escena de “los caminantes”: noticias que cuentan las travesías de algunos niños para llegar a la escuela.

La primera escena reconstruye la historia de Joaquín Nahuel. El pequeño tiene 10 años, en 2019 tuvo un accidente doméstico en el que se quemó el 25% de su cuerpo. El accidente implicaba la necesidad de una cirugía reconstructiva para expandir ciertas zonas de su piel, ya que su tratamiento se vio suspendido por la emergencia sanitaria provocada por el asedio generalizado del COVID-19 y las lesiones cicatrizaron. Eran necesarios otro tipo de abordajes médicos para poder realizar una reconstrucción facial de una piel que necesitaba crecer, expandirse. La operación se realizaría en Estados Unidos. El caso cobró visibilidad porque Joaquín comenzó a hacer tortas para juntar dinero para su operación y se transformó en un fenómeno en los medios y en las redes sociales4, al que calificaron como el “pequeño emprendedor”, “el pequeño gran pastelero”, “el ejemplo de superación”, “el niño que conmovió al país”, suscitando la atención y la compra de sus tortas de personalidades del mundo del espectáculo promocionados por esos mismos medios que se nutrían del esfuerzo de Joaquín, visibilizando su ejemplo con un despliegue narrativo moral y afectivo.

Este acontecimiento mediático estuvo compuesto de momentos emotivos que incluyeron el encuentro del niño con “celebridades” que le compran sus tortas: Wanda y Zaira Nara, el jugador de Boca Sebastián Villa, ya hasta la mismísima la plataforma de streaming Netflix se tornó corpórea, se personalizo). Entre las escenas de “reconocimiento y visibilidad” se Destacó el encuentro con el ex futbolista Carlos Tevez, con el pastelero Damián Betular, jurado, por entonces, del exitoso programa televisivo Master Chef Celebrity, con la actriz y conductora Carmen Barbieri, entre otros personajes reconocidos y de alcance mediático. Al mismo tiempo que el despliegue de la fantasía del mérito y el esfuerzo propio -aunque se trate de un niño vulnerado en sus derechos- motivó la producción y reproducción de textos escritos e imágenes -posteos en las redes sociales, comentarios, circulación noticiosa, entrevistas-. Reconstruir la escena en torno a este caso implicó recuperar una serie de fragmentos que se estructuraron en función de esa narrativa sensibilizada por el emprendimiento de Joaquín.

En diciembre de 2021 la empresaria Wanda Nara le compró una torta a Joaquín Nahuel. La noticia es el gesto de una famosa que, en tanto “gente de bien”, ayuda al niño. Nara planteó que lo realizado por el niño era como ejemplar y publicó en sus redes un mensaje marcado por una suerte de voluntad y obstinación: “Nunca dejes de luchar por tus sueños”5.

Dijimos que en la fantasía comienzan a delinearse ciertas posiciones de sujeto. Emerge la figura del niño emprendedor que pone en funcionamiento la narrativa del mérito. Aquel que, aun en condiciones desfavorables -precarias-, pone en juego su esfuerzo para lograr aquello que desea, que sueña, que, como Joaquín, ¡necesita! El mérito implica un valor para el sujeto, lo inviste de merecimiento y se relaciona con un tipo de disposición corporal y afectiva (entusiasta) y un tipo de desempeño (exitoso). El trabajo de Joaquín para conseguir el dinero para la operación implicó la realización de sorteos para comprar una batidora y los utensilios necesarios para cocinar, además de mejorar sus decorados con tutoriales circulantes en YouTube o disponibles en Google, ya que “actualmente arma tortas de cumpleaños de dos y tres pisos a pedido de sus seguidores”, como escribieron Martínez & Demarco (2021) en el diario La Nación. La sucesión de acciones se narra como si fueran actos de superación que lo conducen a lograr el objetivo y, de esa manera, en el proceso de trabajo ideológico el esfuerzo termina configurando al niño como un sujeto de mérito -en lugar de sujeto de derecho-, o, mejor expresado, es a través de esa forma de mérito que se adquiere un derecho -en tanto una suerte de merecimiento -el derecho es de quien ha sabido ganárselo.

El modo de ser y estar en el mundo del emprendedor, un niño, en este caso, implica una disposición hacia el esfuerzo y el sacrificio que es condición de posibilidad del éxito. Es una singular forma de configuración de subjetividad que, como sostiene Alemán (2016), supone una orientación hacia uno mismo y hacia el entorno que implica una disposición conductual y afectiva que lleva a regirse bajo la lógica del rendimiento, la responsabilidad de sí y de la propia productividad. Así, la mamá de Joaquín destaca la conducta austera y disciplinada del niño en relación al dinero, que ahorra y su esfuerzo es gastado en golosinas: “no gasta en chocolates, no gasta en nada” en contraposición a sus hermanos que “se gastan todo” (Redacción Infobae, 2021).

Se construye así un principio explicativo de ciertas condiciones de existencia (éxito/fracaso; abundancia/desposesión) vinculadas directamente a la actitud, la capacidad, el ímpetu y la conducta individual, que a su vez involucra la regulación de sí frente a la adversidad -desdibujando una dimensión histórica y social de desigualdad-. El esfuerzo disciplinado, entusiasta, implica un reconocimiento, ya que la mirada -lo visible en relación a la construcción ideológica-, lo que aparece como valorable, se sitúa en la resiliencia: la capacidad de superar situaciones adversas con resultados positivos. El sacrificio que implica esta superación debe ser llevado adelante con un gesto optimista. En línea con lo que propone Boito (2012), la fantasía del mérito -o más bien lo ideológico a secas- opera esquematizando aquello que deseamos a la vez que pautando los modos y medios para llegar a ello: ordenamiento y mandato.

En segundo lugar, en términos de posiciones de sujeto, la figura del emprendedor (en este caso también niños), convive con la figura del adulto que sanciona positivamente o celebra: la personalidad famosa que encarna el lugar sensible y comprometido, a la vez que el reconocimiento mediático, institucional que se suma al pulso familiar implicado en la escena. Se configura un entorno en el que se desenvuelven las experiencias que propicia la valoración en clave de festejo, de ejemplaridad, de superación. Se regula cierta sensibilidad en términos de lo moral -lo aceptable y valorable-con un alto voltaje afectivo asociado a emociones que trasuntan alegría, felicidad, esperanza y valores -honestidad, humildad, compromiso- que a su vez implican una disposición a modo de actuar -optimista, entusiasta-. El adulto devuelve al niño una mirada aprobatoria, un gesto que se presupone solidario, una felicitación y el aliento optimista. En este sentido, el despliegue mediático y “los gestos” de ciertas personalidades del mundo del espectáculo configuran como ejemplar la vocación emprendedora del pequeño.

Asimismo, la posición de sujeto de aquellos que colaboran con el emprendimiento -el gesto de apoyo- queda investida de un valor moral y afectivo propio de la “buena gente”, capaz de bajar las escaleras de la fama para acercarse a escenas que están construidas para mostrarse -o al menos están movidas por un aspecto de la lógica mediática-. Ese “gesto” manifiesta su plusvalor, invistiendo de visibilidad y un aura positiva a la figura que, desde lo precario, ayuda a configurar un escenario de lo posible. Netflix, que le encargó una torta que aluda a la plataforma, publicó en Twitter: “No necesitaba más motivos para jurarle amor eterno a @JoaqunNahuel, pero me dio uno más 😍😍”6.

Es interesante cómo, en la construcción ideológica que atraviesa estas narrativas, la mirada se sitúa en “los gestos de los famosos”, quienes en sus acercamientos parecieran suturar una herida. En esta línea, TyC Sports tituló: “El gran gesto de los jugadores de Boca con el famoso nene pastelero”7. En este punto, la fantasía del mérito se trama con la poderosa fantasía solidaria que propone Boito (2012): es decir, la fantasía en la que lo solidario opera en la regulación de las sensibilidades y en las que la desigualdad se desdibuja, a la vez que carga la escena de una crueldad que, paradójicamente, parecería funcionar como sutura o cierre de un drama estructural -más adelante veremos como la fantasía del mérito se vincula con el gesto solidario configurando un lazo singular-. Entonces: ¿quién le da a quién? ¿quién sale beneficiado?

En tercer lugar, emerge la figura del “sueño” como aquello que se desea obtener. Es aquello que se persigue. Lejos de conceptualizarse como un derecho que falta, una necesidad que asedia, es configurado como sueño, como proyección del deseo. En esta construcción ideológica, lo doloroso de la falta se va reconvirtiendo, volviéndose poroso y permeable hasta transformarse en un horizonte que tiene que ser alcanzado; hasta modelizarse como una aspiración en lugar de una demanda. La dimensión onírica tiñe la atmósfera de los cuerpos deseantes. En el caso de Joaquín, el niño que hace tortas, comienza a desplazarse de la necesidad de la operación a una serie de sueños que parecieran ser equivalentes: “Cumplió un sueño: conoció a los jugadores del Xeneize”, se dice en TyC Sports. Otro portal titula: “Cumplió su sueño y conoció a Carlos Tevez” (Redacción Vía País, 2021). Nuevamente: “En diálogo con LA NACION habló de sus dos mayores sueños: “Ser pastelero y entrar a Bake Off Argentina” (Martínez & Demarco, La Nación, 2021). La figura del sueño va cobrando diferentes formas: una operación, conocer a Tevez, a Damián Betular o ingresar al concurso de pastelería de la cadena de televisión Telefe, todo adquiere el mismo estatuto. El sueño ingresa en la lógica de la equivalencia y se configura en experiencias cada vez más mediatizadas y mercantilizadas (Boito, 2020).

¿La metáfora del sueño también nos habla de un adormecimiento de la visión, una liviandad en torno a las necesidades y derechos? ¿Da igual una operación que conocer a un famoso? La fantasía, como señala Zizek, opera sobre lo que deseamos.

La segunda escena trata de “vender rosas para comprar una bici”, enunciado que formó parte de un spot que difundió la coalición política Cambiemos, liderada por Mauricio Macri en la campaña que lo llevó a la presidencia de Argentina en 2015. La escena está dispuesta del siguiente modo. En una casa humilde de La Matanza, un municipio de la provincia de Buenos Aires, está Sheila, de unos 10 años. Vende rosas para comprarse una bicicleta. La timidez inunda a la niña.

Contale, contale lo de la rosa, contale -le dice su mamá, y la tensión que desborda la mirada de la madre aparece como inusual para una pieza de comunicación política en el marco de una campaña electoral. ¿Qué es esto? ¿Qué plantaste? ¿Una rosa? -dice Macri. Una rosa -responde la niña. ¡Muy bien! -interviene su mamá- ¿Y para qué es? Para vender y comprarme una bici. ¿Para la bici? -Macri intenta ganarse su confianza otra vez- ¿Y yo te puedo comprar una? Sheila no habla, pero niega con la cabeza. Entonces Macri pregunta: ¿Por qué no? Porque yo tengo que comprarla -responde la niña-8.

Interesa detenernos en esta última respuesta, en el acto mismo de enunciar lo que le corresponde y poner en funcionamiento el acto pedagógico de la comunicación política en la que el mérito y el esfuerzo -que se enfatiza por y en la gente humilde- es central. Aquí aparece, en relación a la figura del emprendedor y a la configuración de las subjetividades, un rasgo propio del funcionamiento del capitalismo contemporáneo que, como sostiene Alemán (2016), lleva a la “asunción como un problema personal de aquello que es un hecho estructural del sistema de dominación” (p. 16). Siguiendo este razonamiento, enfocándonos en clave de las infancias, Alemán sostiene que “desde muy temprano las vidas deben pasar por la prueba de si van a ser o no aceptadas, si van a tener lugar o no, en el nuevo orden simbólico del mercado” (Ibíd.).

La operación ideológica es depositar en el individuo -siempre atomizado- en el lugar de soportar las cargas y el mandato de superarlas a partir de una disposición optimista en el presente y una disposición esperanzada hacia el futuro, ya que en esta fantasía no existe algo así como la escenificación de condiciones de expropiación y desigualdad, sino que existe el imperativo de autogestión ligado a una vocación de aliento hacia el esfuerzo. Lo que se diluye es toda dimensión de litigio y demanda en torno a los asuntos que pueden pensarse en relación a lo social -salud, educación, derechos de la niñez-. La determinación de roles tiene que ver con un mundo adulto -entorno familiar, político e institucional, mediático- que alienta a un otro -en condiciones de precariedad- a que se esfuerce para conseguir lo que quiere y consiga su reconocimiento. Las desiguales relaciones que atraviesan estas escenas aparecen significadas como hechos felices, capturadas por la emoción.

Pasemos ahora a describir la tercera escena seleccionada, referida antes como la escena de “los caminantes”. En 25 de noviembre de 2021 el portal de noticias El Territorio publicó lo siguiente:

Cuando muchos ponen excusas, Josías Pedrozo (14 años) (...) le pone voluntad y piernas para finalizar el nivel medio, convencido de que la educación es el mejor camino para un futuro mejor (…) diariamente recorre más de quince kilómetros, desde su casa en Puerto Argentino hasta la escuela. Por su persistencia, interés y compromiso recibió el reconocimiento de sus profesores, que le regalaron una bicicleta (Corresponsalía San Pedro, El Territorio, 2021).

En relación a la figura del mérito y el merecimiento, cada uno tiene lo que ha podido o querido conseguir, lo que le corresponde: “un premio al esfuerzo y la constancia”. Quien no ingrese en esta lógica estará del lado impugnable de los que “ponen excusas” para no superarse. Los vulnerables o los desposeídos tomarían así la forma de los que, escondidos detrás de las excusas, no quieren progresar. La fantasía opera desdibujando y despolitizando las perspectivas marcadas por el derecho y desplaza las responsabilidades hacia el otro, un otro en condición de precariedad, lo cual carga de crueldad una escena aparentemente festejante.

Lo que puede ser pensado como un piso de igualdad que debieran garantizar las comunidades para acceder a las condiciones básicas de una vida digna, en la sociedad del mérito son sueños que deben ser alcanzados por cada individuo en función de sus deseos y capacidades. Lo que se obtiene al participar de manera entusiasta en la fantasía es un reconocimiento, “un gesto” por parte de una comunidad que celebra un modo de ser y sentir entroniza valores y una expectativa aspiracional que supone ese tipo de esfuerzos.

En términos de modulación de las sensibilidades, el discurso meritocrático podría ver en la adversidad la magia de una aventura que promete una conquista. En el siempre y otra vez igual en el que funcionan este tipo de narrativa ingresa también el ejemplo Romina, una niña cordobesa que en plena pandemia caminaba tres kilómetros para conseguir señal y descargarse las tareas de la escuela. Este relato interpeló y emocionó a la comunidad, de tal modo que consiguió Internet para poder estudiar (Redacción Infobae, 2020). O el caso de un niño misionero de 6 años que caminaba, también, 3 kilómetros para llegar a su escuela y el Ministerio de Educación, por aquel entonces, 2018, ponderaba como un “héroe” (Redacción Infocielo, 2018). Un profesor orgulloso de este niño, que llegaba a su escuela luego de caminar tres kilómetros, cruzando dos arroyos, y a los que se sumaban diariamente otros tantos kilómetros de regreso, posteó en Facebook:

Se sienten las mañanas heladas en la hermosa Misiones. Pero se calienta el pecho con orgullo cuando se aprecia esta imagen de los alumnos llegando a la escuela. Algunos figurarán por tomar escuelas, pero este sólo merece aplausos porque la escuela se abrirá por y para él (Redacción Perfil, 2018).

El trabajo ideológico opera, hemos dicho, en la regulación o enseñanza pedagogía de los cuerpos, haciendo que las prácticas austeras, disciplinadas, esforzadas, sean valoradas como condición del éxito y superación. Así también se construye la narrativa de otros niños emprendedores que se esfuerzan y marcan la diferencia:

En los meses más prósperos, Raquel y Emanuel, que trabajan como vendedores ambulantes, distribuyen un remanente de sus ingresos a sus hijos. Fabricio, de doce años, lo gasta rápido en el kiosco. Abril, de ocho años, también lo consume en golosinas… Pero Joaquín no. Joaquín, de diez años, guarda los pocos pesos y cuando ya ahorró lo suficiente va al supermercado a comprar (Del Moral, Infobae, 2021).

A través de las escenas descritas, apenas una muestra que sirve para ilustrar los propósitos del artículo, se delinean figuras y marcos de interacción que implican posiciones de sujeto. En el espacio-tiempo de la infancia la figura es la del niño emprendedor, nominación que no sólo adjetiva, sino que implica una correspondencia con una serie de prácticas, una pedagogía del trabajo, disciplina, austeridad, para alcanzar aquello que se sueña, desea, necesita. El mérito inviste de merecimiento al sujeto y demanda un tipo de desempeño exitoso y una disposición afectiva optimista. De allí que al hablar de la fantasía del mérito se ligue un conjunto de prácticas que implican un tipo de sujeción a un orden. En este conjunto de escenas se puede leer una vocación emprendedora en articulación con los procesos de constitución de la subjetividad.

Si pensamos en el espíritu emprendedor como un modo de ser y estar en el mundo, un tipo de orientación hacia los otros y el entorno, pero también hacia uno mismo, se puede pensar en un singular tipo de construcción de la subjetividad que se forja al calor de una época. En tal sentido, Alemán (2016) sostiene que el capitalismo actual, en su mutación neoliberal, lo que impone es su carácter ilimitado, que inunda todos los ámbitos de la existencia. La novedad de esta fuerza es su capacidad de producir subjetividades al pulso “de un paradigma empresarial, competitivo y gerencial de la propia existencia” (p. 15). Se trata, según el autor, de la producción de un hombre nuevo sin legados simbólicos, fluido como la propia mercancía que asume los mandatos del éxito y la felicidad.

Es en el orden de ese trabajo ideológico donde se le da forma a esta particular disposición subjetiva. Por otra parte, se trata de un fenómeno complejo que no se agota en la existencia de una gestión de sí de carácter empresarial y competitiva. En la densidad de este fenómeno hay también una propuesta de solidaridad que se trama con la entronización del mérito y del emprendimiento. En primera instancia podría parecer contradictorio que en esta lógica del capital individualizado, moldeada por su forma empresarial, exista una propuesta “solidaria”, pero este tipo de lazo es una forma de deshistorizar al sujeto. De allí que hayamos postulado que que el conflicto y el antagonismo quedan conjurados en los velos de la fantasía, en narrativas de superación donde la vida social se vuelve proceso de autogestión individual y cualquier desgarro del lazo comunitario puede ser suturado por el gesto solidario. Ahora bien, en este tipo de subjetivación y en la configuración de estos lazos: ¿Cuáles son las posibilidades imaginativas de acción? ¿Qué re-acción o tipo de involucramiento implica para el otro social?

3.3 Mérito, emprendimiento y solidaridad como posiciones de sujeto

Postulamos que las figuras meritocráticas, emprendedoras y solidarias son posiciones disponibles en un imaginario social con las que cada sujeto puede identificarse y narrarse. En este marco de interacción, la situación de falta y desigualdad implica con-moverse -una suerte de movilización, interpelación afectiva que posibilita ciertos tipos de acción, el que aparece el “gesto” de reconocimiento en términos de la acción solidaria-. La “gente de bien” ayuda a aquel que lo necesita -y se lo merece-. La solidaridad, en forma de invitaciones a programas televisivos o encuentros mediatizados, compras y regalos de objetos materiales y enfáticas muestras de admiración en el espacio público, se presenta como una particular forma de actuar, de sentir e identificarse con aquello que, si bien pertenece al orden de lo ajeno, nos interpela emocional, com-pasivamente.

Esta operación, entendida como modo de funcionamiento de la ideología, desactiva la interpelación en términos de acción de demanda en relación a una situación que suponga la visibilización de un conflicto o la configuración colectiva de un reclamo. Este gesto de reconocer la ejemplaridad de casos particulares ante la adversidad, de valorar una sumatoria de resiliencias atomizadas, enfatiza aspectos que no posibilitan pensar en las condiciones sociales e históricas de desigualdad y expropiación. Es decir, la fantasía del mérito nos habla de un conjunto de prácticas que implican un tipo de sujeción a un orden en el que lo colectivo y conflictual se disuelve y opera la individualización: a cada necesidad, un sueño, y a cada sueño, un tipo de esfuerzo merecedor de un gesto solidario.

De eso modo, las figuras meritocráticas y emprendedoras y la solidaridad se pueden pensar como posiciones de sujeto que habilitan un tipo de identificación y posibilitan lazos singulares. En el caso del “niño pastelero”, Joaquín, por ejemplo, lo que comienza como una historia de superación que conmociona y genera afectación, luego se va metamorfoseando e ingresa en una suerte de cadena solidaria. El niño, que en principio era el destinatario de los gestos de solidaridad, pasa a iniciar colectas de regalos para hospitales y útiles escolares -lo que interpela en términos de lo conmovedor: “Joaquín Nahuel lo hizo de nuevo: tuvo un increíble gesto solidario” (Redacción ElEditorPlatense, 2022); “La conmovedora iniciativa de Joaquín Nahuel, el nene pastelero: juntará útiles escolares para donar” (Redacción Vía País, 2022).

Finalmente, estas fantasías ideológicas y la configuración de las formas de la meritocracia y el emprendimiento no tienen que ver meramente con una disposición de los individuos, sujetos aislados, sino que se erigen en una trama que está ligada a la forma misma de lo social, en múltiples dimensiones que involucran también al Estado y al mercado. Es decir, los modos de edificación social se materializan en programas de organismos internacionales, pero también se expresan en ciertas iniciativas estatales y privadas que fomentan con premios y prebendas institucionales el esfuerzo individual. Es decir, las prácticas de responsabilidad social empresarial y los premios e incentivos por parte de diferentes organizaciones de la sociedad civil sustentan y materializan, no pocas veces, las fantasías sociales9.

4. CONSIDERACIONES FINALES

El artículo procuró dar cuenta de la fantasía del mérito a partir de la exposición de casos o escenas que sirven para pensar el despliegue de narraciones que operan como la celebración de formas naturalizadas. Narrativas de la superación y el esfuerzo individual que convierten el trabajo de un niño en la acción ejemplar o la “persecución de un sueño” -ante circunstancias que plantean necesidades vitales y derechos básicos que atañen a la salud, la educación o el juego-. La cocción de tortas y el recorrido de largos kilómetros diarios para llegar a la escuela se presentan como una proeza que sensibiliza y opera como condición de ingreso a un régimen de visibilidad y de reconocimiento que, paradójicamente, deshistoriza e inhibe la posibilidad de reflexionar sobre las condiciones que exponen esos hechos. Las carencias -la falta o la pérdida- de una comunidad se invierten en objeto de conquista de aquellos a quienes les toca vivir en condiciones que niegan los derechos. La sociedad capitalista despliega una suerte de pedagogía entusiasta que entroniza y presenta como ejemplares las prácticas del esfuerzo, la resiliencia, la superación en el marco de un ritual ganado por la meritocracia. Un ritual del que en buena medida todos participamos.

Las infancias que consiguen algo adquieren rostro, visibilidad y reconocimiento en la sociedad que expone esas escenas de fantasía, a la vez que esta operación de individualización no permite ingresar en el registro de lo perceptible a otros miles de niño sin rostro que viven vidas precarias. La fantasía meritocrática opera desde arriba y desde abajo; inunda los sentidos y se instancia en nuestra sensibilidad como un “sentir de verdad”, y de esta manera tiende a regular las formas de nuestra relación con el entorno. Es en ese sentido que opera la instauración de un mecanismo de soportabilidad social (Scribano, 2008) y obtura pensar la dimensión antagónica de una sociedad dividida en clases, atravesada por las desigualdades, lo cual queda conjurado tras los velos de la fantasía. Así se define también lo deseable -alcanzar el éxito, cumplir el sueño- y lo soportable -tolerar la falta en nombre de una suerte de merecimiento.

Lo que se habilita es el sacrificio, tanto en el sentido de la realización del esfuerzo necesario para “merecer algo”, como en el sentido de entrega y ofrenda de sí mismo, una señal de identificación con la fantasía. Ahora bien, ¿Por qué debería alguien hacer estos esfuerzos? ¿Por qué se permiten -o no se cuestionan- los modos de socialización del sacrificio que pesa sobre ciertas vidas? ¿Cómo y por qué participamos de este ritual? Como se mencionó, quizás en relación a estas preguntas puede pensarse en la existencia de un reverso de crueldad. Y entonces cabe preguntarse, por ejemplo, acerca del modo de indagar en lo cruel de este tipo de trabajo ideológico en relación a las infancias.

Está claro que este artículo no viene a dar las respuestas preguntas complejas y acuciantes como estas, sino que se ha planteado exponer y seguir, al menos, sobre el modo se operan el trabajo ideológico descrito en la singular modulación de las subjetividades. Es por ello precisamente que decimos que la crueldad excede su propia etimología, en términos de lo “crudo”, lo sangriento, el puro desgarro, y se ofrece, en escenas como las presentadas, con un ropaje que termina haciendo del esfuerzo y la realización individuales el sentido de mismo de la posibilidad de armonizar -y soportar- la vida contemporánea.

La crueldad opera en el sentido de la legitimación de un sacrificio que está socializado y demanda el esfuerzo de las infancias vulnerables. La intersección entre clase social e infancia configura una distribución diferencial de posiciones y de posibilidades que signan el vínculo con el entorno y performan modos de existencia: en ese sentido, la producción de subjetividades tramadas por una perspectiva meritocrática contribuye a la legitimación y el sostenimiento de estas relaciones de desigualdad. De allí que la relación inter-clases se vuelva cruel cada vez que se le demande los mayores sacrificios a quienes sufren distintos tipos de violencias objetivas -estructurales, históricas, simbólicas (Zizek, 2009).

Por último, este reverso cruel se intensifica en el espacio-tiempo en donde las infancias, momento crucial de experimentación e ingreso en el lazo social, se puede pensar como un territorio de disputa sobre lo posible social. La infancia, entendida como pura potencia y posibilidad de imaginación política acerca de los modos de vincularnos e interactuar, también se expone y configura, como síntoma, en estas formas que asume la captura y sujeción a un orden. Otras posibilidades imaginativas de acción, el propio gesto crítico, acaso consista en agrietar los marcos de lo que aparece como lo posible en experiencias de vida cada vez más mercantilizadas y mediatizadas. Abrir fisuras en lo que consideramos “verdadero” y “real”, suspender el instante de creencia y cuestionar la idea de que cierto estado de cosas está naturalmente dado o es inevitable, para hacer lugar a lo que entra en el orden de lo imposible, o inimaginable. En definitiva, abrir la posibilidad de tramar otros futuros a partir del cuestionamiento y la redefinición de aquello es lo soportable en una comunidad.

Referencias

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Contribución: 100% realizado por la autora.

Nota: el Comité Académico de la revista aprobó la publicación del artículo.

CÓMO CITAR: Filippelli, N. (2023). Figuras de la infancia en la fantasía del mérito. InMediaciones de la Comunicación, 18(2), 259-279. DOI: https://doi.org/10.18861/ic.2023.18.2.3518

4Artículo publicado en acceso abierto bajo la Licencia Creative Commons - Attribution 4.0 International (CC BY 4.0).

IDENTIFICACIÓN DE LA AUTORA: Nerina Filippelli. Doctora (cand.) en Comunicación Social, Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Licenciada en Comunicación Social, Universidad Nacional de Córdoba. Becaria, Secretaría de Ciencia y Tecnología, Universidad Nacional de Córdoba con lugar de trabajo en el Centro de Investigaciones en Periodismo y Comunicación (Argentina). Integrante, equipo de investigación “Discursividades políticas y mediáticas contemporáneas: dominancias y resistencias”, Facultad de Ciencias de la Comunicación, Universidad Nacional de Córdoba. Sus áreas de interés investigativo cruzan el análisis del discurso político, los procesos de mediatización y las infancias

1 El trabajo fue realizado en el marco de una beca otorgada por la Secretaría de Ciencia Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y se llevó adelante en el trayecto del Doctorado en Comunicación Social, Facultad de Ciencias de la Comunicación, Universidad Nacional de Córdoba. Lugar de trabajo: Centro de Investigaciones en Periodismo y Comunicación.

2En este trabajo las ideas de fantasía del mérito y fantasía meritocrática tienen un uso indiferenciado. El reconocimiento al esfuerzo y cualidades individuales se piensan aquí vinculadas a los modos de organización social y política.

3Existen usos diversos del término fantasía en su trayectoria teórica y de traducción. El término “Phantasie”, en alemán, utilizado por Freud es traducido al inglés como “Fantasy”. Por su parte, en francés aparece la palabra “Fantasme”, mientras que traducciones al español y en las obras lacanianas -específicamente- se ha traducido como fantasma, lo que ha originado debates en torno a la significación y uso de esta noción. Para indagar sobre el sentido de la categoría fantasía en la obra de Zizek, véase Becerra Sánchez (2013).

4Al poco tiempo de cobrar visibilidad mediática el caso de Joaquín llegó a contar con casi 200 mil seguidores en sus redes sociales (Redacción Infobae, 2021). Para febrero de 2022, 749 mil usuarios en Instagram (Redacción Vía País, 2022). Por entonces Crónica titulaba: “Tiene 10 años y su sueño es ser pastelero: la conmovedora historia de Joaquín Nahuel, el nene que se volvió furor por sus tortas” (Redacción Crónica, 2021).

5(@ wanda_nara ). Por fin llego el miércoles /fue hermoso conocerte @joaquinn5084 a vos y a tu familia! Nunca dejes de luchar por tus sueños. Instagram. Recuperado de: https://www.instagram.com/p/CXy-CTpOmPv/?hl=es-la

6(@ CheNetflix). (28 de diciembre de 202. No necesitaba más motivos para jurarle amor eterno a @JoaqunNahuel, pero me dio uno más. Twitter. Recuperado de: https://twitter.com/CheNetflix/status/1475830158888165381

8Véase: “Vendo rosas para comprarme la bici” | Mauricio Macri (Vídeo). YouTube. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=Qhk2rHeP54s

9A modo de ejemplos, véase: sección “Argentina” de la página de las Naciones Unidas dedicada al “emprendedorismo”. Recuperado de: https://www.undp.org/es/argentina/projects/emprendedorismo); página web del gobierno argentino, sección “Soy emprendedor”. Recuperado de: https://www.argentina.gob.ar/tema/emprender/soy-emprendedor); sitio web del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que presenta el “emprendedorismo” como espacio curricular Recuperado de: https://www.buenosaires.gob.ar/educacion/docentes/curriculum/propuestas-didacticas-por-espacios-curriculares/emprendedorismo). Respecto de otras formas de estímulo, se ejemplifica con los “premios a los maestros que desafían la adversidad” otorgado por la Fundación La Nación. Recuperado de: https://premio.fundacionlanacion.org.ar/2021/home#objetivos.

Recibido: 01 de Febrero de 2023; Aprobado: 03 de Mayo de 2023

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