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Páginas de Educación

versão On-line ISSN 1688-7468

Pág. Educ. vol.11 no.2 Montevideo dez. 2018

https://doi.org/10.22235/pe.v11i2.1636 

Reseñas bibliográficas

Reseña

Melina Luján Ardusso1 

1Universidad de San Andrés, Argentina. Correspondencia: melinaardusso@hotmail.com

Los artesanos de la enseñanza. Acerca de la formación de maestros con oficio. , de, Alliaud, Andrea. The artisans of teaching. About the Formation of Teachers with Craftmanship. , by, Alliaud, Andrea.


Introducción

Título: Los artesanos de la enseñanza. Acerca de la formación de maestros con oficio Autora: Andrea Alliaud Editorial: Paidós - Voces de la Educación Año: 2017

Andrea Alliaud, doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires, invita en este libro a pensar la docencia como una práctica artesanal. Ofrece una obra pedagógica singular, expresión de una trama en la que intervienen aportes teóricos y saberes prácticos actuales y sustantivos. Tal como lo expresa el resumen en la contratapa: “convoca y desafía a maestros, profesores y formadores (…) a enseñar y seguir enseñando, más allá de los tiempos y circunstancias, y a hacerlo cada vez mejor”.

El libro Los artesanos de la enseñanza. Acerca de la formación de maestros con oficio se organiza en siete apartados. En la introducción, la autora destaca la siguiente frase: “Hice lo mejor que pude con lo que tenía” (p.13). De esta manera, inicia en el proceso de producción de la obra, que es producto de trabajos de indagación, de pensamiento y reflexión, como así también de aportes provenientes de largos intercambios con futuros colegas, formadores, estudiantes y académicos. Alliaud concibe el oficio de enseñar como producción, intervención y transformación de algo. En este sentido, afirma: “llegar a convertirnos en artesanos de nuestro propio trabajo, comprometidos con lo que hacemos, nos acerca a aquellos con quienes trabajamos y, a su vez, nos proyecta hacia la humanidad que contribuimos a eternizar, porque elegimos hacerlo” (pp. 14-15).

En esta primera parte se concluye que la misma producción de la obra refleja algo de ese carácter artesanal, y que para su concreción se apoya en cuatro pilares básicos. Estos pilares estructuran cada uno de los capítulos y se inician con frases de diferentes autores, que resultan acordes a lo abordado en cada uno de ellos.

Pilar 1. Sobre las instituciones: las escuelas ya no son lo que eran

“Siempre he pensado que la escuela la hacen, en primer lugar, los profesores”, Daniel Pennac

Este capítulo comienza apelando a la nostalgia: “Cuando yo enseñaba, lo que decía el maestro era sagrado”, “las escuelas no son lo que eran” y “los chicos no se interesan, ya no respetan” (p. 21). Estos testimonios son verdaderos en parte, debido a que hoy son otras las condiciones en las que se desarrollan los procesos de socialización-formación-educación. El programa institucional de la modernidad se halla resquebrajado, en el presente es otro el panorama, ni bueno ni malo, simplemente otro. En todo momento se destaca el declive o mutación de las instituciones y se sostiene que la escuela, dentro del contexto actual, se ha convertido en una institución sobredemandada y subsolada, que corre serios peligros. Ante este panorama, se plantea que más que tratar de restablecer un orden perdido, resultaría mejor democratizarlas, intensificar su capacidad política, trabajar colaborativamente y relativizar su injerencia burocrática. Por lo tanto, enseñar hoy es, ante todo, crear, inventar, salirse del guion; probar y ser puesto a prueba en cada circunstancia. Se necesitan saberes y habilidades que permitan probar, experimentar, re-crear y seguir aprendiendo de manera continua.

Pilar 2. Sobre la enseñanza: recuperar la perspectiva de oficio

“Enseñar con seriedad es poner las manos en lo que tiene de más vital un ser humano. Es buscar acceso a la carne viva, a lo más íntimo de la integridad de un niño o de un adulto. Un maestro invade, irrumpe, puede arrasar con el fin de limpiar y reconstruir”, George Steiner

Este capítulo parte de la concepción de la enseñanza como un oficio (pero no el único) cuyo centro de actuación está en las almas de los otros. Mirada desde la perspectiva del oficio, la enseñanza no está desligada de los resultados que produce. Es la manera como cada uno hace su trabajo, pero también lo que produce y la constatación pública de lo que ha producido. Al entender la enseñanza como un proceso de modificación de las personas, se devela un componente misterioso entre sus ingredientes: todo oficio encierra autoría y misterio, por cuanto algo que era de determinada manera se transforma en otra cosa.

La autora cita a Meirieu (p.50) para sostener que que la “verdadera enseñanza” consiste en adoptar el carácter inquietante del encuentro con lo desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad necesaria. Siempre es el mismo oficio, un oficio que asocia, en un único gesto profesional, el saber y el seguimiento. Por lo tanto, la enseñanza no es ajena a lo que se produce, tiene que ver con los resultados de un obrar y con los “buenos” resultados. Es en situación, y con otros, como se construye la labor: artesanalmente, en el sentido del producto, pero también del procedimiento, el hacerlo paso a paso y en cada caso. Hoy, las fórmulas únicas ya no resultan y parecen insuficientes en sí mismas las teorías para encarar esas situaciones complejas y dispersas.

Pilar 3. La formación docente: sus temas y desafíos

“Nunca antes tuve tantos recursos, nunca hice tantos cursos de capacitación y, sin embargo, nunca tuve tantas dificultades como las que tengo ahora para enseñar”, Maestra de Primaria en debate público

Este apartado se centra en los problemas políticos y pedagógicos de la formación, e intenta encontrar una alternativa para su superación. En el campo de la formación de los docentes siempre fue problemática la relación entre la teoría y la práctica, entre el pensamiento y la acción, entre el decir y el hacer. La autora considera esta relación como una dicotomía constitutiva del modelo escolar moderno, que monopoliza el saber y deja afuera el hacer.

Dadas las exigencias de los nuevos docentes, los planes de formación actuales se caracterizan por desplegar un número significativo de espacios curriculares que comprenden, además de los contenidos disciplinares, otros referidos a las problemáticas de los sujetos, de los contextos, de las instituciones, de la contemporaneidad, de las nuevas destrezas tales como la reflexión, la indagación, la investigación. Es decir, incorporar problemáticas propias de los nuevos escenarios sociales y culturales, las subjetividades de quienes aprenden, las nuevas tecnologías de la información y comunicación, entre otros.

En este capítulo se prefiere hablar de “saberes de oficio” necesarios para enseñar y que tuvieron desde siempre como fuente principal las vivencias, las experiencias que se vivían en las escuelas. Hoy, dada la transmutación que han atravesado las instituciones, enseñar es menos que nunca “aplicar” o “bajar” lo aprendido, sino aprender a permanecer en la confusión, en la imprevisibilidad: es poder pensar y decidir en contextos de cambio. Por lo tanto, el desafío de cualquier proceso formativo es conseguir docentes que puedan vivenciar distintas experiencias y así abrirse a lo que suceda y aceptar lo inesperado, porque eso implica enseñar en la actualidad.

Pilar 4. Hacia la formación de artesanos en la enseñanza

“El profesor es un ‘maestro’ porque tiene la maestría propia de su oficio, como se diría de un maestro de obras o de un maestro artesano”, Nota del traductor, a propósito del uso que Simons y Masschelein hacen de la palabra “maestro”

Por último, este capítulo se dedica a las prácticas de formación y se divide en dos partes. La primera de ellas se centra en la práctica docente no como una preocupación exclusiva de los profesores de práctica, sino que, por el contrario, como el eje capaz de articular el tratamiento de los distintos temas y problemas en todos los espacios formativos particulares. Por lo tanto, la práctica se constituye como un desafío para cada espacio curricular integral. En este sentido, la autora sostiene que “cada espacio curricular de la formación docente tendría que incorporar una visión pedagógica totalizadora, que asegurase la puesta en diálogo del cuerpo de conocimiento científico con las otras dimensiones del saber implicadas en una propuesta curricular dada (p. 97).

Durante el recorrido por la práctica, los docentes en formación tienen que aprender el oficio de enseñar y este aprendizaje remite a un saber hacer (capacidades), un sentir o saber ser (compromiso, confianza) y un saber estar propios de este trabajo, cuyo “objeto” son personas sobre las que se actúa, se interviene, se transforma. Llegar a ser artesanos de lo que hacemos (en la enseñanza) lleva tiempo y práctica. Una práctica que tiene que ser concebida y ejercida en combinación con el pensamiento y la imaginación, y desarrollada de manera colectiva o cooperativa.

La segunda parte abre la posibilidad de que los docentes en formación puedan aprender de la propia experiencia, así como de la experiencia de otros, para llegar a convertirse en artesanos en su quehacer. Los docentes en formación tienen que ejercitar paulatinamente su oficio: probando, ensayando, experimentando y poniéndose a prueba en situaciones. Por lo tanto, además de la práctica del formador -y con el aditivo que esta implica, porque se vive y se experimenta desde el lugar de estudiante- también es formativa la práctica de otros docentes.

Finalmente, la autora plantea un último apartado que titula, de modo significativo, “A modo de cierre y apertura”: la obra continúa y está por realizarse (p. 156). Andrea Alliaud mantiene con firmeza que lo expuesto y desarrollado en este libro representa solo aperturas inconclusas. Por lo tanto, la tarea es enriquecer estas apuestas con experiencias y experiencias concretas que deriven de la propia práctica de formar.

Reseña realizada en el marco de la Beca Estímulo a las Vocaciones Científicas (CIN)

Argentina, 2017

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