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Páginas de Educación

versión On-line ISSN 1688-7468

Pág. Educ. vol.9 no.2 Montevideo dic. 2016

 

Douglas Fisher, Nancy Frey, John Hattie: Visible learning for literacy, grades K-12: Implementing the practices that work best to accelerate students learning. ThousandOaks, California: Corwin/A Sage Company , 2016, 190 páginas.

 

“Todos los estudiantes merecen un gran docente, no por casualidad, sino por diseño” (p. 2). Con esta frase comienzan Fisher, Frey y Hattie, y es una premisa que constituye la razón de ser de los planteos que realizan a lo largo del libro. Es una premisa sumamente interesante y que debería estar en el centro de las preocupaciones de los sistemas educativos: que todos los alumnos tengan la posibilidad de encontrar en su aula un docente con el que puedan desarrollar una relación estrecha, que conozca lo que enseña y sepa cómo enseñarlo, y que sea capaz de evaluar el impacto que sus prácticas tienen en el aprendizaje de sus alumnos. La intención del libro es, justamente, brindar a los docentes insumos para medir dicho impacto y ajustar su estrategia en pos de mejores resultados.

El libro se centra particularmente en el aprender a leer y escribir (literacy), entre el jardín de infantes y el último año de secundaria (K-12). El objetivo principal es identificar qué prácticas contribuyen a un buen proceso de aprendizaje de lecto-escritura, que aseguren que los estudiantes ganen el equivalente a un año entero de crecimiento en un año escolar.

La pregunta que sirve de disparador es “¿Qué funciona?”. Para responderla, Fisher y Frey, educadores de larga trayectoria, se apoyan en el libro de Hattie del año 2009, Visible Learning. Su estudio es el resultado de 15 años de análisis y síntesis de 800 meta análisis, que comprenden más de 50.000 estudios realizados sobre una muestra de 250 millones de alumnos en edad escolar. Es el resumen más grande sobre investigación educativa que se ha hecho hasta la fecha. La virtud del meta análisis, como indican Frey y Fisher, es que sintetiza el conocimiento actual sobre un tema determinado y puede dar como resultado sólidas recomendaciones sobre el impacto o efecto de una práctica específica.

Otra fuente de evidencia poderosa que retoman Frey y Fisher en este libro —desarrollada por Hattie en Visible Learning— es el tamaño del efecto; esto es, la magnitud del impacto que tiene un determinado enfoque o abordaje. En el apéndice del libro se encuentra un ranking del tamaño del efecto de 150 prácticas relativas al proceso de aprendizaje de lecto-escritura. Hattie confeccionó un barómetro de la influencia, donde ubica los distintos valores del tamaño de efecto (entre -0,20 y 1,20) en distintas zonas (la de efecto inverso entre -0,20 y -0,05, efecto de desarrollo entre -0,05 y 0,15, efecto del maestro entre 0,15 y 0,40 y la zona de efectos deseados 0,40 y 1,20), las que a su vez se corresponden con una influencia negativa, baja, media y alta, respectivamente.  Estas medidas son utilizadas a lo largo del libro para señalar el tamaño del efecto de distintas prácticas educativas.

A lo largo del libro, en cada práctica que ilustran Fisher y Frey con ejemplos detallados, se encuentra su correspondiente tamaño de efecto. Esto sin duda resulta una forma plausible de aplicar la noción de los tamaños del efecto en la práctica, y permitir que los docentes utilicen esta herramienta estadística en su propia aula. Por ejemplo, el tamaño del efecto de las tareas domiciliarias es de apenas 0,29. Si bien se encuentra en la zona de efecto del maestro, con una influencia baja, es una práctica sumamente extendida y considerada valiosa. Este es el tipo de información relevante que provee el libro: da un empujón para que los docentes cuestionen los métodos que utilizan en el día a día.

Luego de la introducción, y de un acercamiento sobre la metodología utilizada por Hattie y aplicada en el libro, los autores presentan una de sus ideas centrales. El aprendizaje tiene tres fases: Superficial (Surface), Profundo (Deep) y Transferencia (Transfer). Hattieideas, thinking, construction). correlaciona estas tres etapas con tres “mundos”: el de las ideas, el del pensamiento y el de la construcción (

Los autores plantean que la meta final del proceso de aprendizaje es que el alumno llegue a la fase de transferencia, en la cual es capaz de transferir a otros lo que aprendió. Sin embargo, para que el alumno llegue a la meta es necesario comenzar desde el principio, y esto implica empezar por aquellos aprendizajes “superficiales”. Se utiliza la palabra sin connotaciones negativas, en el sentido de lo que se encuentra más cerca de la superficie. El aprendizaje superficial es el acercamiento primario a un nuevo conocimiento, y es la condición necesaria para pasar a la etapa de aprendizaje profundo.

El libro se organiza entonces de acuerdo a esta lógica de las tres fases del aprendizaje. Luego de un capítulo introductorio, donde se sientan las bases del aprendizaje visible, el segundo capítulo ahonda en la noción de aprendizaje superficial. Ilustra buenas prácticas en esta fase (tomar notas, hacer resúmenes, utilizar láminas de asociación entre imágenes y palabras) y remarca la esencialidad de esta etapa para el resto del proceso de aprendizaje de lecto-escritura.

El tercer capítulo se centra en el aprendizaje profundo: cómo moverse de la superficie, al adquirir y consolidar otro tipo de habilidades a través de distintas prácticas como mapas conceptuales, discusiones y preguntas, así como estrategias meta-cognitivas y feedback.

El cuarto capítulo se ocupa de la fase de transferencia. Resulta interesante cómo se enfatiza el rol del maestro, que consiste en ayudar a los alumnos a desarrollar habilidades para ser sus propios maestros, y guiarlos hacia un papel protagónico en su propio aprendizaje. Por un lado, enseñarles a organizar el conocimiento conceptual y, por otro, enseñarles a transformar ese conocimiento.

El quinto y último capítulo se enfoca en cómo determinar los impactos, cómo responder cuando el impacto es insuficiente y saber qué es lo que no funciona. Los autores plantean un método para determinar el impacto, que consiste en calcular el tamaño del efecto que tiene en cada alumno una determinada práctica o estrategia, mediante mediciones de su desempeño previas y posteriores a la evaluación. Una sección interesante de este capítulo es un breve repaso de prácticas, frecuentes en los sistemas educativos del mundo entero, que comprobadamente no funcionan tanto como se cree: repetición, agrupación de alumnos según habilidades, tareas domiciliarias, preparación para exámenes, entre otras.

Este libro es sin duda una buena lectura para docentes, investigadores, tomadores de decisión y cualquier actor vinculado a la educación. Una de sus grandes virtudes es que logra tomar esa gran acumulación de conocimiento, generada a lo largo de muchos años en un estudio de dimensiones excepcionales, y ponerla en diálogo con lo que ocurre en el aula. Lleva la investigación más puramente cuantitativa a las prácticas del día a día en todas las escuelas alrededor del mundo. Además, se centra en el aprendizaje central y que estructura la trayectoria de la educación formal: aprender a leer y escribir. Como dicen los autores al comienzo del libro, el aprender a leer y escribir cambia vidas. Es la base que sostiene la estructura del aprendizaje. Cuán bien o mal nos vaya en la adquisición de dichas habilidades, condicionará nuestra vida entera.

Los autores ofrecen materiales valiosos para que el docente pueda evaluar su propia práctica, y también para aplicar directamente en el salón de clases. Hay cuestionarios, listas, mapas conceptuales y hasta videos. Así que no solo ofrecen la teoría, sino que también brindan insumos para la práctica.

Otro aspecto positivo es que, durante la lectura, se nota que el interlocutor es indudablemente un docente. Los autores conocen de lo que hablan y es notoria su intención de realizar un aporte a sus colegas. La combinación de Frey y Fisher, docentes de profesión de larga trayectoria, y Hattie, un reconocido investigador y también docente, resulta en una obra interesante desde el punto de vista de la investigación e igualmente desde la práctica. Los autores invitan a los lectores a revisar las formas de enseñar y a preguntarse si lo que se hace realmente funciona.

“La buena noticia es que el docente importa (…) Lo que los docentes hacen importa cuando monitorean el impacto que generan y utilizan esa información para la enseñanza y la intervención. Lo que los docentes hacen importa cuando rechazan prácticas institucionales que dañan el aprendizaje. Y lo mejor de todo es que, lo que los docentes hacen importa cuando hacen visible el aprender a leer y escribir a sus alumnos, para que los alumnos puedan convertirse en sus propios maestros” (p. 167).

La referencia al título del libro resulta esclarecedora: el primer paso es echar luz al camino que se quiere transitar con los alumnos, para que todos lo puedan visualizar.

 

Andrés Peri
DIVISIÓN DE INVESTIGACIÓN, EVALUACIÓN
Y ESTADÍSTICA ANEP-CODICEN
Cecilia Conti
PROGRAMA CEIBAL EN INGLÉS

 

 

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