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Psicología, Conocimiento y Sociedad

versión On-line ISSN 1688-7026

Psicol. Conoc. Soc. vol.10 no.2 Montevideo  2020  Epub 01-Ago-2020

https://doi.org/10.26864/pcs.v10.n2.2 

Trabajos originales

La vida entre dos mundos. El papel del otro en la constitución subjetiva de jóvenes en contexto vulnerabilidad social

Life between two worlds. Youth selfness setting up and the role of the other in a vulnerable social context

A vida entre dois mundos. O papel do outro na constituição subjetiva de jovens em contexto de vulnerabilidade social

Patricia Mónica Dubini1  -2 
http://orcid.org/0000-0002-1339-7276

11Universidad Nacional de Córdoba, Argentina

22Universidad Católica de Córdoba, Argentina Autor referente: patriciadubini@gmail.com


Resumen:

El objetivo del trabajo es indagar acerca del papel del otro en la constitución subjetiva de jóvenes en situación de vulnerabilidad social. Se apuntó a reconocer los diferentes vínculos y pertenencias que atravesaron su historia y fueron forjando su subjetividad; se exploró acerca del papel del otro en la inauguración de procesos de cambio y conformación de anticipaciones de futuro. Metodológicamente, desde un enfoque cualitativo, se emplea el relato de vida. A partir de entrevistas en profundidad se fueron elaborando los relatos de diez jóvenes de entre 18 y 22 años de edad alojados en un centro de capacitación socio-laboral y en un centro socioeducativo de privación de la libertad (Córdoba, Argentina). Se identificaron dos categorías emergentes desde los relatos construidos: a) El otro en la propia historia, b) el otro y la posibilidad de cambio y horizontes de futuro. El recorrido realizado en el análisis de los relatos biográficos, da cuenta del trascendental papel del otro en la constitución subjetiva: por un lado la ausencia o presencia ominosa deja marcas que produce dificultades en el proceso de subjetivación; y por otro lado la presencia que ofrece sostén se constituye en fuente de reconocimiento, habilita procesos de cambio que rescaten de la mera repetición de la historia y abre la posibilidad de horizontes desiderativos.

Palabras clave: Jóvenes; subjetividad; papel del otro; vulnerabilidad social

Abstract:

This work goal is to inquire into the role of other people in youth selfness setting up in a social context of vulnerability. It aims at identifying different social relationships and the sense of membership that have been shaping the person’s selfness throughout his life span. The importance of the others in the early personal changing processes and the personal design of future plans have also been analyzed. As to the method, the personal life narration with a qualitative approach was used. Ten young people- aged 18 to 22- living in both a Social-Working Qualification Center and a SocioEducational Imprisonment Center (Córdoba, Argentina) were soundly interviewed to frame their life narrations.Two emerging categories were identified from their stories: a) The other one in our own life story b) The other one and change prospect; prospective horizons. Out of the analysis of their life stories, the other one in the selfness setting up is crucial: On the one hand, the absence or the threatening presence of a person badly affects the process of selfness setting up; on the other hand, supportive attitudes from others turn out to be a source of appreciation; promotes changing processes that avoid the mere repetition of the personal story and promotes the possibility of prospective horizons.

Keywords: Youth; selfness; role of the other one; social vulnerability

Resumo:

O objetivo do trabalhoéindagar acerca do papel do outro na constituição subjetiva de jovensemsituação de vulnerabilidade social. Ele visa o reconhecimento dos diferentes vínculose pertenças que perpassaram suahistóriae foramconstruindo sua subjetividade; explorou-se acerca do papel do outro na inauguração de processos de mudança econformação de previsões de futuro. Metodologicamente, desde umfoco qualitativo,usa-seo relato de vida. A partir de entrevistas em profundidade elaboraram-se relatos de dez jovens entre18 e 22 anos de idade alojados emum centro de capacitação sócio trabalhista eem um centro socioeducativo de privação deliberdade (Córdoba, Argentina). Identificaram-seduas categorias emergentes a partir dos relatos construídos: a) O outro na própriahistória, b) O outro e a possibilidade de mudanças e horizontes de futuro. Opercurso realizado na análise dos relatos biográficos, explica o papel essencialdo outro na constituição subjetiva:por um lado, a ausência oupresença ominosa deixa marcas que produzem dificuldades noprocesso de subjetivação; e, por outro lado, a presença que oferece apoio constitui-se em fonte de reconhecimento, habilita processos de mudanças que resgatem da mera repetição da históriae abre a possibilidade de horizontes desiderativos.

Palavras-chave: Jovens;subjetividade;papel do outro;vulnerabilidade social

Vivimos una época en la que no parece fácil establecer lazos. Al respecto viene a colación el memorable diálogo, en la obra de Antoine de Saint-Exupèry (1985), cuando el Principito invita al zorro a jugar: “No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado”. El Principito le pregunta qué significa domesticar, a lo cual el zorro expresa: “Es una cosa demasiado olvidada… Significa ‘crear lazos’…si me domesticas, nos necesitaremos el uno al otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo… ¡Por favor, domestícame!”. Domesticar remite a hogar, a aprender a vivir con otros, a pertenencia, a acción humanizante, y cuando este proceso no es posible el resultado es el aislamiento y soledad; como en la historia de “El Principito” el zorro buscaba establecer lazos en medio de cazadores armados con fusiles, las condiciones actuales, marcadas por la inequidad, la fragmentación social y la violencia, constituyen un desafío a este proceso.

La propia pertenencia al equipo de investigación abre la posibilidad de encuentro y trabajo con jóvenes en situación de vulnerabilidad social, particularmente con jóvenes en conflicto con la ley penal y en un centro de capacitación socio-laboral. Jóvenes con rostros e historias diversas y diversos de otros, diversidad que da cuenta de atravesamientos institucionales, sociales y culturales. Si bien existen características similares marcadas por la globalización, se registran profundas diferencias al considerar las condiciones estructurales y culturales que los atraviesan y que según su cercanía o lejanía con los procesos de incorporación social definen diferentes circuitos:

  • a) el circuito de los "invisibles", lo recorren jóvenes que carecen de todo tipo de inserción social y opción de futuro

  • b) el circuito de la paralegalidad

  • c) el circuito de los "asimilados" a los denominados mercados flexibles, incorporándose con dificultad al sistema productivo

  • d) el circuito de los "incorporados", que transitan jóvenes que tienen asegurado el reconocimiento de los derechos sociales

  • e) el circuito de jóvenes en zonas privilegiadas, que cuentan con un amplio capital material, social y cultural (Reguillo Cruz, 2013)

Entrar en su mundo constituyó un desafío tanto ético como metodológico. Cómo atravesar esta experiencia ligada a la investigación de modo que adquiera algún significado personal para ellos y no se inscriba como una nueva vulneración. En este sentido, el relato de vida se presentó como una opción metodológica que se sostiene, como pilar primordial, en el reconocimiento del otro en su singularidad, permitiendo captar lo particular, lo marginal, las rupturas, los intersticios (Gaulejac, 2006), y lo posiciona como sujeto capaz de enunciar su propia palabra. Los sucesivos encuentros con los jóvenes implicaron la creación de una relación dialógica, en un marco de confiabilidad, que permitiera la co-construcción de sus narrativas, en las que se van enhebrando los hilos de sus historias personales, entramados con los hilos de la historia social. La escucha de los jóvenes fue permitiendo, de modo gradual, palpar sus búsquedas y sufrimientos; sus historias son reveladoras de importantes carencias tanto materiales como afectivas, de experiencias de diferentes formas de violencia, de desamparo por parte de las instancias socializadoras.

En este marco, el presente trabajo ofrece reflexiones y resultados que se integran en un proceso de investigación más amplio. Específicamente, tiene la intencionalidad de indagar acerca del papel del otro en la constitución subjetiva de jóvenes en situación de vulnerabilidad social. Para tal fin se apuntó a reconocer los diferentes vínculos (familiares y de amistad) y pertenencias grupales, comunitarias e institucionales que atravesaron su historia y fueron forjando su subjetividad; así mismo, se exploró acerca del papel del otro en la inauguración de procesos de cambio y conformación de anticipaciones de futuro. A la luz de estos objetivos se formularon los interrogantes que orientaron el trabajo: ¿Qué relevancia tiene el otro en la constitución subjetiva de jóvenes en situación de vulnerabilidad social? ¿Qué papel juega el otro en los momentos iniciales de cambio? ¿Qué importancia adquiere el otro en la posibilidad de imaginar que pueden salir de los márgenes y asomarse al futuro?

Contextos de vulnerabilidad y desafiliación social

Una dimensión fundamental de análisis para pensar la realidad de los jóvenes en situación de vulnerabilidad se relaciona con el contexto en el que transcurrieron y transcurren sus vidas. Esta mirada implica tomar distancia de una concepción del sujeto aislado o encerrado en sí mismo, para apuntar a una comprensión que lo sitúe en las coordenadas de su momento histórico, su trama cultural, su pueblo o ciudad, su comunidad, su barrio.

Argentina viene atravesando desde hace varias décadas procesos sostenidos de empobrecimiento y deterioro económico y social, de sectores cada vez más amplios de la sociedad. Actualmente nos encontramos con una gran cantidad de personas que no encuentran un lugar de inserción, de pleno reconocimiento de derechos, y en casos extremos se puede hablar en términos de Reguillo Cruz (2013) de "invisibles" o de Puget (2015) de “des-existentes” , aquellos sujetos que son declarados prescindibles, descartables.

Robert Castel (1997), plantea que la pobreza no es sólo una cuestión de carencias materiales o económicas, sino que también implica un proceso de deterioro del tejido social. Al abordar la problemática de la integración-desintegración social, analiza de un modo dinámico los procesos de vulnerabilidad y desafiliación. Al hablar de desafiliación se apunta a visualizar un recorrido hacia una zona de vulnerabilidad que aproxima a la zona de exclusión, un proceso por el cual un individuo se disocia de las redes sociales que permiten su protección ante las adversidades de la vida; la vulnerabilidad conjuga la precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes de proximidad. Dicho de otro modo, la desafiliación conlleva una situación de vulnerabilidad, cuyo análisis requiere conjugar la desvinculación con las estructuras formales de integración (sistema educativo y/o mercado de trabajo) y la fragilidad del sistema relacional del individuo (lazos familiares y comunitarios).

En el recorrido vital de la mayoría de los jóvenes que participaron de la investigación se encuentra un proceso creciente de abandono o expulsión de diversas instituciones. La escuela no ha marcado de modo significativo sus subjetividades, sus trayectorias escolares ponen en evidencia la alternancia de eventos ligados al fracaso, la repitencia y el abandono escolar, como es la experiencia de Gerardo: "Yo repetí en el primario segundo grado y después primer año. Como le dije a mi vieja `Yo a la escuela la voy a dejar porque cada vez me está yendo más mal´”. La precariedad se manifiesta también en relación a las trayectorias laborales, los jóvenes refieren trabajos pocos calificados y con alta rotación, generalmente abandonan o son desvinculados por inasistencias; Lautaro narra “Trabajé de albañil primero con mi papá y después me echaron, después volví a trabajar y me echaron de vuelta porque faltaba, no tenía ganas de ir y luego empecé a trabajar con mi padrastro…y bueno… después caí acá (Centro de detención)”. En consecuencia, se advierte una suerte de circuito expulsivo que va fragilizando cada vez más la trama institucional y social (Cardozo, Dubini y Gonzalez, 2019).

Las manifestaciones de violencia y los hechos delictivos cometidos por los jóvenes acentúan aún más su vulnerabilidad y los fenómenos de desafiliación de las redes sociales de integración tales como la familia, la escuela, el trabajo o el barrio. En este marco nace, como contrapartida, la idea de integración perversa: un proceso de inserción en redes paralelas del mercado informal y de la delincuencia que lleva a la consolidación de trayectorias de vida marcadas por la violencia y en la cual sólo los jóvenes pobres son vistos como culpables, ocultando la participación de otros agentes e instituciones en la consolidación del fenómeno. (Viscardi, 2008). En este sentido, Crisafulli y León Barreto (2015) plantean que las prácticas de detenciones, siguiendo el código de faltas de la ciudad de Córdoba, recae en jóvenes por su cuádruple condición de pobre, mestizo, barrial y joven.

Metodología

El relato de vida, subjetivación e intersubjetividad

Desde este escenario, en que los derechos son vulnerados y la experiencia deviene traumática, se considera que es primordial estimular en los jóvenes la recuperación de la palabra, establecer un espacio humano y humanizante, en el que la empatía del testigo implicado es decisiva en la recuperación del afectado; en estas coordenadas el sufrimiento, trauma y exclusión no aparecen primariamente como enfermedades del psiquismo, sino como enfermedades del lazo social (Viñar, 2018).

En este sentido, se procuró promover la visibilización de las subjetividades de los jóvenes de sectores vulnerables, utilizando el relato de vida (Leclerc-Olive, 2009). La producción del relato, que comporta la narración de los eventos vitales de una persona a lo largo del tiempo, implica y revela el cruce del funcionamiento psíquico y el funcionamiento social (Gaulejac, 2006). En sucesivas entrevistas en profundidad -desgrabadas y transcriptas para ser leídas y re-configuradas por el joven en cada encuentro- el joven narrador va desgranando los acontecimientos más importantes que jalonaron su historia, y hacia el final del proceso se le solicita representar gráficamente la misma, señalando los momentos más significativos que implicaron un giro en el curso de su vida. Así, en la elaboración del relato, se busca la reconstrucción de los acontecimientos y de los determinantes en la construcción de una vida, y se procura comprender la manera en que el individuo significa esa historia.

En el relato, los acontecimientos significativos son llamados a construirse, deconstruirse y reconstruirse, a la vez que ordenan la trayectoria vital por su sucesión en el tiempo, no como crónica lineal, sino que produce un trabajo de historización, que permite otorgar un nuevo significado a su pasado, presente y futuro. Tales acontecimientos se constituyen en los puntos nodales de la experiencia biográfica: es el momento en el que las representaciones de uno mismo, del otro y del mundo son alteradas, el sujeto se interroga, intenta encontrar un sentido, producir nuevas representaciones. Para buscar alivio a la tensión y sufrimiento que este proceso de elaboración conlleva, el sujeto se vuelve hacia los otros, un acontecimiento biográfico se torna un acontecimiento intersubjetivo y compartido; el intercambio narrador-oyente permite la emergencia de recuerdos silenciados, la formación de configuraciones nuevas, en todo caso, la recuperación coexiste con la coproducción. (Leclerc-Olive, 2009), o al decir de Viñar (2018), “para poder hablarse, siempre se necesitan dos” (p. 75), más aún cuando en el arduo trabajo de poner en palabra, la problematicidad de la distancia entre experiencia y narración se multiplica en zonas de extremo placer y horror.

Al llevar a cabo el trabajo de investigación fueron tenidos en cuenta los recaudos éticos. Se pidió la autorización a lasinstituciones para realizar el estudio y luego de informar a los jóvenes acerca de los objetivos del trabajo y del uso que se daría a los datos que aportaban, se procedió a la firma del consentimiento informado. Así mismo, se les anticipó que al finalizar el proceso se les entregaría el relato construido. Por último, se modificó cualquier dato o información que hiciera posible identificarlos.

Participantes

El estudio se realizó en un centro de capacitación socio-laboral y en un centro socio-educativo penal juvenil de privación de la libertad de la ciudad de Córdoba. Se trabajó con 7 jóvenes varones y 3 mujeres entre 18 y 22 años de edad. El criterio de inclusión de los jóvenes en la muestra fue la edad -ser mayor de 17 años y menor de 23 años- y manifestar la voluntad de participar. La recolección de datos se llevó a cabo entre los meses de julio y septiembre de 2017. En la tabla 1 se sintetizan los datos sociodemográficos.

Tabla 1: Características sociodemográficas de los y las jóvenes 

Análisis de datos

Se utilizó el método de la comparación constante (Glaser & Strauss, 1967) para la construcción y análisis de datos, lo cual implicó recoger, codificar y analizar los datos de manera simultánea, con el auxilio del software Atlas. Tiversión 7.5.4.

En la indagación acerca del papel del otro en la constitución subjetiva de jóvenes en situación de vulnerabilidad social, se identificaron dos categorías emergentes desde los relatos construidos:

  • a) El otro en la propia historia

  • b) el otro y la posibilidad de cambio y horizontes de futuro

Resultados: voces de los jóvenes y una primera lectura comprensiva

Desde que empecé a estar del otro lado (distinto de la calle, del centro de detención), me empezaron a pasar las cosas que te pasan en el otro lado y a sentir las cosas que se sienten en el otro lado. (Relato de Miguel, 2017)

El sujeto y los otros. El otro en la propia historia

En coincidencia con el pensamiento de diversos autores (Berenstein, 2004b; Hornstein, 2015; Rojas, 2017; Viñar, 2018), se concibe la constitución de la subjetividad a partir de las relaciones sociales. Una matriz de entrecruzamientos opera entre los espacios intrapsíquico, intersubjetivo y el mundo social como condición de posibilidad para la producción del sujeto, en constante devenir, en un proceso autoorganizativo siempre abierto. La presencia del otro en relación a mí introduce en el mundo de la intersubjetividad, con una fuerte incidencia en la constitución de la subjetividad, en ese singular modo de devenir sujeto, donde se reúne lo corporal, la pertenencia a un mundo interno que lo habita, a una familia, a una clase social y a una época. El encuentro con el otro produce un vínculo que a su vez produce a ambos como sujetos diferentes de sí mismos y de lo que eran antes de ese vínculo (Berenstein, 2004a).

El momento vital de la adolescencia exacerba la tensión sujeto-familia-mundo y da mayor relevancia a los otros del afuera familiar (Rojas, 2016), pone en cuestión la cercanía/distancia entre el sujeto y el otro: cuanto mayores sean los condicionamientos heredados de la infancia, más dependiente deviene el adolescente de la capacidad del entorno para aportarle la seguridad de la que no se siente depositario (Jeammet, 2009).

Desde este posicionamiento, en la construcción de los relatos resultó de interés entrever los diferentes vínculos que atravesaron su historia, las vicisitudes de los mismos, las pertenencias que fueron jalonando sus trayectorias y forjando su subjetividad. El análisis de los relatos permite identificar tramas vinculares significativas, tanto aquellas más cercanas como los vínculos familiares y de amistad, como las pertenencias grupales, comunitarias e institucionales. A continuación se presentan las características y vicisitudes de estas tramas vinculares en la historia de los jóvenes que participaron de la investigación y una primera lectura comprensiva.

Las primeras experiencias de los jóvenes -en el ámbito familiar, la calle e instituciones de acogida- fueron dejando profundas huellas que instauraron condiciones de vulnerabilidad y desamparo, registradas como ruptura, rechazo y vacío. En las historias de la mayoría de los jóvenes, se encuentran acontecimientos -abandonos, separaciones, maltrato, violencia familiar- que implican carencias o amenazas de índole psíquica o social, de muy difícil tramitación para un sujeto en formación, y con limitadas apoyaturas vinculares y sociales. Tal es el caso de Jésica que refiere recurrentes experiencias de maltrato mientras estaba alojada en orfanatos: "nos cagaban a trompadas, nos pegaban con el cinto, nos tiraban los flequillos, nos maltrataban, nos tenían todos sucios". La violencia en el ámbito familiar, asociada al consumo de drogas, es testimoniada por Lautaro: (Mi papá) Era violento con nosotros, tomaba, se drogaba” y por Romina, cuyo padre no sólo protagoniza estas escenas, sino que además la inicia en el uso de armas:

Las peleas entre papá y mamá eran cada vez que llegaba papá tomado y drogado, siempre eran peleas por guita, discusiones (…) Cuando me fui a vivir con papá, me llevó a comprar droga, me enseñó a usar armas, me dio un arma corta para que yo tuviera. (Relato de Romina, 2017)

El exceso de sufrimiento es la experiencia de un sujeto enfrentado a la decepción que le impone otro investido, ante lo cual apela a la desinvestidura que preserva para una nueva experiencia vincular, o en su desesperación puede desapegarse y empobrecer sus relaciones, y así, no correr el riesgo de una nueva apuesta vincular (Hornstein, 2015).

A lo largo del desarrollo se presentará más extensamente el relato de Miguel, de 18 años, alumno de un centro de capacitación laboral, donde realiza un curso de peluquería para perfeccionarse en el oficio que ya desempeña; su relato permite asomarse a la experiencia de un joven que durante muchos años vivió en contexto de encierro, por conflictos con la ley penal, y recientemente ha recuperado la libertad.

Empezó a haber problemas en mi casa con mi papá y mi mamá que se estaban separando y mi mamá estaba con otro tipo, ya no estaba en la casa. Como que ya estaba solo, hacía lo que quería, ya dejé de ir al colegio. Era chico todavía pero vivía en la calle. Empecé a caer preso por robos u otras cosas; tensiones, peleas todo el tiempo era, y entraba y salía, o sea entraba y me fugaba unos días, semanas, meses. No tenía quién me retirara nunca de la comisaría. Yo me drogaba, empecé a tomar, (consumía) cocaína y otras drogas. No tenía una casa fija. Después que empecé a caer ya no sentí que tenía importancia para alguien, entonces ya me sentía solo, y ya era como que perdía la sensibilidad y perdía todo tipo de emociones; sentí como que ya a nadie le importaba, entonces a mí tampoco me importaba nada de mí, de nadie. (Relato de Miguel, 2017)

Relatos como el de Miguel revelan tramas familiares muy débiles, historias de conflictos, abandonos y separaciones familiares que ponen a prueba los recursos internos del sujeto, dejando huellas muy profundas de desvalimiento, sin poder construir objetos transicionales (Hornstein, 2015). La angustia ante el desamparo busca contención y amparo; podemos decir tomando la perspectiva de Kaës (1992) que en gran medida los apuntalamientos fundamentales de una persona constituyen la historia misma de sus desamparos y de los que entonces ofrecieron el apoyo afectivo vital. Abolidas pertenencias primarias, desarrollan otras pertenencias en la calle, que pasan a ser el ámbito de socialización privilegiado; las provocaciones o infracciones son obras de jóvenes que comparten una cultura callejera, cuyos significados y valores son compartidos por el grupo de pares, estableciéndose una dialéctica confusa entre el rechazo del que son objeto y la violencia difusa para oponerse a un rechazo percibido como injusto, que exacerba las tensiones. Cuando el vínculo social se basa en la desconfianza y el rechazo, solo queda la brutalidad en el mundo (Le Breton, 2012).

A lo largo de unos 6/7 años Miguel alternó semanas o meses entre la calle y centros de detención juvenil. Cuando fallan otros anudamientos estos jóvenes entran en lo que Daroqui, López y García (2012) llaman la cadena punitiva, un encadenamiento de lo policial, lo judicial y lo custodial donde el sujeto circula por tramas discursivas y practicas institucionales que lo constituyen como delincuente juvenil; cuando además el régimen penal juvenil transita un proceso de endurecimiento progresivo, con la consiguiente devaluación de los derechos en el encierro, se naturaliza un estado de vulnerabilidad, que construye “ciudadanos de segunda”:

Volví a entrar a los dos meses, y ahí hubo una bronca ya con la guardia, hubo un motín fuerte, a mí me desfiguraron el cuerpo entero, no me reconocía ni yo. Vivíamos encerrados en unas piecitas de 2x2. Porque tampoco era que éramos malos, sino que defendíamos lo que teníamos y nos hacíamos valer. (Relato de Miguel, 2017)

En este recorrido por las tramas vinculares de los jóvenes se puede observar, de forma predominante, la confluencia de carencias afectivas en los vínculos primarios y la ausencia de soportes vinculares valiosos en el mundo extrafamiliar o, incluso, experiencia vinculares e institucionales negativas, que reforzaron vivencias de rechazo y abandono. Las experiencias de desvalimiento familiar, ligadas al desamparo social, suelen llevar al adolescente a buscar pertenencias sustitutivas en agrupamientos de características desubjetivantes, agrupamientos que tienden a replicar, en sus modos de vinculación, la exclusión social (Rojas, 2016).

El otro y la posibilidad de cambio y horizontes de futuro

A pesar que el pasaje por diversas instituciones, o su permanencia en las mismas, comporta diversas prácticas y discursos que poseen un carácter desubjetivante, en algunas oportunidades los jóvenes se encuentran con otros adultos que ofrecen una nueva oportunidad al proceso de subjetivación y habilitan otros horizontes (Morici, 2017). En los párrafos que siguen se presentan las experiencias de los jóvenes con diversas figuras significativas, con quienes establecieron vínculos con un carácter subjetivante, que promueven pasos de crecimiento y abren a un futuro distinto.

Los jóvenes refieren en reiteradas oportunidades la presencia de docentes de la escuela y profesores de los talleres de oficio a los que asisten, quienes les ofrecen sostén y reconocimiento. Así, para Kevin “Los profesores son buenos, hace un año que nos conocemos y tenemos una relación de amistad”; y Jesica relata su reencuentro con un referente de importancia al comenzar un taller de capacitación socio-laboral:“Cuando ingresé empecé a hacer cocina. Lo reencontré a G., me acordaba de él de las residencias, yo era más chica… Me dijo que había cursos, me ayudó a entrar. Estuvo conmigo alentándome para que yo me esfuerce más.” (Relato de Jesica, 2017)

Cuando la familia falla en constituirse como ámbito de apuntalamiento, particularmente cuando las funciones parentales no se han podido poner en juego de modo adecuado o suficiente, son necesarios otros soportes, la presencia del otro que en su singularidad y alteridad posibilite vivencias transformadoras que rescaten de la mera repetición. En el caso de Miguel ha sido particularmente significativa la relación con Ana -una socioeducadora- tanto dentro de diferentes centros de acogida o detención, como ya estando en libertad:

La socioeducadora fue la que me ayudó, la primer persona que sentí que me acompañó, me empezó a acompañar mucho tiempo en las cosas que me hacían falta. Antes era como que todo el tiempo decía ´me quiero morir´, me quería ir, y así mismo seguía porque sabía que ese no era yo, sabía que yo era otra persona y podía hacer otras cosas, que podía no ser choro, podía ir al colegio, podía trabajar, podía hacer muchas cosas y por eso debe ser que nunca me caí. Cuando empezaba a ver a alguien que me acompañaba, yo decía ¨a ella le importo´, y también me tenía que importar ella, porque yo le importaba, entonces también me tenía que cuidar porque sabía que había alguien que estaba todo el tiempo diciéndome cómo estaba, dónde estaba, qué estaba haciendo. Yo nunca me había dejado ayudar por nadie, fue por ella, porque sabía que era alguien de confianza, yo confiaba en ella porque ella me aceptaba lo que era, nada más, y veía que no era ese Miguel yo, ella me conocía el lado bueno y el lado malo. (Relato de Miguel, 2017)

La experiencia de Miguel, o más bien de Miguel con Ana, nos pone frente a la cuestión del papel central del otro para emerger de situaciones de sufrimiento y desorganización, en contexto de vulnerabilidad social; sobrevivir a estas situaciones implica sobreponerse a la amenaza del otro y a la autodestructividad, pone a prueba la resistencia de los propios recursos y apela al otro. Las posibilidades elaborativas de un sujeto en alguna medida dependen de la organización psíquica previa, y también del interjuego de factores que operan en simultaneidad e introducen novedad (Kaës, 2002).

Cercanas las fiestas de fin de año Miguel se reencuentra con parte de su familia -"ya hacía ocho años desde que yo no pasaba una fiesta en familia"- y restablece la relación con algunos de sus hermanos.Actualmente vive con un hermano y su esposa ("son como mis papás"): “Cuando llegué ahí, todas las noches me cagaba putiando porque dejaba las puertas abiertas, no tenía ciertos modales, no estaba acostumbrado a compartir momentos o sentarme a comer en la mesa con la familia, fue difícil el primer tiempo”. Así mismo necesitó procesar una reconfiguración de la relación con sus pares, en la medida que un fortalecimiento del narcisismo trófico le permitió alejarse de algunos códigos y comportamientos de la vida en la calle: “Antes yo creía que tenía miles y miles de amigos, todo el mundo me conocía, me querían; cuando cambié y empecé a ser buena persona, muchos me dejaron de hablar.” (Relato de Miguel, 2017)

¡Qué incipientes y frágiles se perciben estos procesos de transformación en Miguel! Necesita desarrollar desde los más elementales hábitos de convivencia -El zorro de El Principito diría que no está "domesticado"- hasta trabajos de orden intrapsíquicos e intersubjetivos sumamente arduos y complejos. Cuando estos jóvenes desean introducir cambios en sus vidas, pensar en oportunidades distintas para ellos y, quizás, se atreven a imaginar el futuro, lo hacen con mucha inseguridad y temor:

No está en mis planes quedarme, me quiero ir a EEUU. Quiero tener una vida, acá no puedo porque mi familia es muy... Trabajaré un tiempo y me voy. No sé si me va a ir bien, no sé si voy a triunfar, si voy a tener una pastelería, no sé, pero yo quiero sentirme por un momento libre. (Relato de Raúl, 2017).

Y la incertidumbre interna se amplifica con la "inconsistencia posicional", aquella inquietud que experimentan los sujetos en relación a la propia posición social siempre inestable, susceptible al cambio y sujeta a un mayor deterioro(Araujo y Martuccelli, 2011). Frente a tanta adversidad es necesaria, como “motor” de transformación, aquella indignación o cólera a la que aluden Puget, Braun y Cena (2018), relacionada con la formación de ideales en el proceso de humanización y en la lucha por los propios derechos, lo cual Miguel expresa de modo patente:

Yo creo que las cosas se van cambiando, tengo mis metas, sé que voy a llegar, de acá a veinte años, treinta años, sé que lo voy a hacer, tengo fe en mí, por ahí tengo mi negatividad, por ahí sé decir: ´no, no voy a poder´, pero por dentro lo digo con bronca, porque sé que puedo hacer muchas cosas y que voy a lograr muchas cosas que quiero. (Relato de Miguel, 2017)

Esta capacidad deseante y posicionamiento activo los jóvenes no pueden lograrlos solos, resulta necesario un entramado vincular que promueva los procesos de interpelación e inaugure salidas reparatorias y constructivas, habilitando un futuro posible. En términos de Kaës (2002), resulta imprescindible restablecer la polifonía y la plurireferencialidad, hacer jugar una red de voces que permitan restablecer lo que se había dispersado y fragmentado. Los apoyos del pensamiento y de los vínculos sociales son plurales y se torna necesario dar lugar a esta pluralidad para que se produzca el sentido. Para construir anticipaciones de futuro resulta imprescindible restablecer la confianza, “investir el por-venir/sin-venir como no idéntico al pasado, es un acto de expectativa creyente en sí mismo y en los otros, en lo que sobrevendrá y nos sorprenderá” (Kaës, 2002 p.30).

Discusión

El recorrido realizado en el análisis de los relatos biográficos, da cuenta del trascendental papel del otro en la constitución subjetiva. En la historia de los jóvenes se constata que la ausencia o presencia ominosa deja marcas que resultan desubjetivantes; al mismo tiempo, la presencia que ofrece sostén se constituye en fuente de reconocimiento, habilita procesos de cambio que rescatan de la mera repetición de la historia y abre la posibilidad de horizontes desiderativos. La familia, grupos e instituciones participan de un modo decisivo en la producción de subjetividad; sin embargo, cabe precisar que la relación entre el sujeto, los otros y el mundo social no es una relación de reproducción textual, ya que en cada subjetividad se producen procesos singulares de metabolización, acontecen procesos elaborativos a través de los cuales cada subjetividad se adueña de modo singular de aquello que los otros trasmiten y proponen (Rojas, 2016).

Desde diferentes marcos referenciales, otros estudios coinciden en señalar que en la historia de jóvenes en contexto de vulnerabilidad se encuentran situaciones de carencias de diferente índole que dejan huellas en el proceso de constitución de la subjetividad. En un estudio con jóvenes vulnerabilizados del Gran Buenos Aires, Capriati (2013, 2017) señala que se construyen trayectorias moduladas por la precariedad, las pérdidas y diferentes formas de violencia, trayectorias que develan la ausencia de instancias de asistencia y contención frente a las vicisitudes adversas de la vida, que puedan revertir o mitigar sus consecuencias; en los relatos analizados, las diferencias no radican tanto en los acontecimientos vividos, más o menos traumáticos, sino en el tipo de soporte que ha operado en la vida de la persona. Di Leo y Camarotti (2015) concuerdan en identificar que las separaciones, abandonos y violencias familiares vividas por los jóvenes introducen giros y discontinuidades biográficas, y profundizan la vulnerabilidad; sin embargo, los efectos y relaciones entre las trayectorias personales, las relaciones intersubjetivas y las condiciones estructurales -socioeconómicas, territoriales e institucionales- no son unívocas, sino que, a partir de complejas y dinámicas articulaciones pueden desencadenar o potenciar procesos de vulnerabilidad.

Así mismo, en la historia de estos jóvenes emergen soportes que amortiguan las consecuencias de las situaciones adversas y en algunos casos posibilitan cambios en las trayectorias, gracias al acceso a espacios de escucha y acompañamiento, formación y expresión; aparecen personas, relaciones o instituciones que funcionan como sostén: soportes afectivos relativos al entorno familiar, la figura de docentes y operadores de programas sociales que funcionan como sostén (Capriati, 2017). Por su parte, Di Leo y Camarotti (2015) señalan que en el análisis de los relatos de los jóvenes se encuentran algunos agentes de las instituciones públicas que generan posibilidades y recursos afectivos que consideran muy valiosos en sus vidas, proporcionándoles herramientas novedosas para construir sus identidades, torciendo muchas veces sus trayectorias y permitiéndoles cambiar el rumbo de sus procesos de subjetivación. Finalmente, cabe destacar que para la formulación de proyectos resultan fundamentales los apoyos y redes de los que participan los jóvenes; si bien cada individuo delinea su proyecto de vida a partir de sus recursos internos, dado que los jóvenes de sectores vulnerables tienen menos posibilidad de elección -en tanto carecen de determinado capital cultural, social y económico-, adquieren mucha importancia, en la construcción de trayectorias diferenciadas, las redes de apoyo con las que cuentan (Lavatelli, Aisenson & de Marco, 2014). Para que el joven se pueda pensar a sí mismo y al mundo, más allá del pasado y a pesar del hoy, son necesarias condiciones de accesibilidad a recursos y disponibilidad de soportes relacionales e institucionales (Capriati, 2013).

A la luz de los resultados presentados y la confluencia de los mismos con las investigaciones antes citadas, adquiere mayor relieve el pensamiento de autores como Urribarri, (2015), quien enfatiza que el sujeto se construye y reconstruye en los encuentros con el otro, por lo cual adquieren significación no sólo los otros de su pasado sino también actuales; el otro no es una mera duplicación de los objetos primarios, sino que es diferente y singular, los nuevos encuentros contienen un potencial modificatorio que rescata de la repetición. Socialmente es necesario recomponer el pacto intersubjetivo, de modo que las diversas instituciones se conviertan en espacios de resubjetivación, sin esperar esto sólo de la familia; todo lo que implique formaciones comunitarias, nexos de solidaridad y trabajo compartido es subjetivante (Bleichmar, 2008).

Conclusiones

Queda planteada la importancia de condiciones intersubjetivas para que jóvenes en contexto de vulnerabilidad social puedan desear y soñar una vida distinta para ellos. Se considera que a fin de que los jóvenes puedan apropiarse de su historia y formular proyectos resulta fundamental favorecer intervenciones en los ámbitos donde desarrollan sus vidas y promover instituciones que, al decir de Viñar (2018), no sean prescriptivas o normalizantes, sino que faciliten la circulación de la palabra de los jóvenes, que busquen habilitar -lo cual implica poner en el centro al sujeto- más que rehabilitar, lo cual conlleva focalizar en la norma o el sistema. La creación de dispositivos -educativos, terapéuticos, asistenciales, judiciales- puede ser muy variada, pero los mismos pueden constituirse en una oportunidad, que decanten hacia salidas creativas, o pueden fracasar, fijando en una repetición destructiva, en gran medida dependiendo de la cualidad de los encuentros con personas significativas que experimenten en los mismos (Jeammet, 2009).

Al considerar la función de profesionales del campo “psi” de cara a la complejidad de un sujeto atravesado por múltiples dimensiones, no es posible dejar de pensar y operar en una de las realidades sin la otra, lo cual requiere una mayor flexibilidad, apertura y creatividad; lo contrario significaría abonar el supuesto individualista según el cual los jóvenes son empujados a hacerse cargo individualmente de su propia biografía, son responsables de su vida y futuro, ocultando que para realizar este mandato, necesitan cada vez más de la asistencia de una profusa red de vínculos, agrupamientos e instituciones (Di Leo y Camarrotti, 2015). Es importante evitar un doble riesgo: reducir las consideraciones explicativas a elementos intrapsíquicos y familiares o hacer foco sólo en factores sociales y, así, provocar la disolución del sujeto en el contexto; mantener la diferenciación, tensión y articulación entre estos diferentes espacios permitiría superar lecturas lineales o monocausales (Puget, Braun y Cena, 2018).

La posición de vulnerabilidad psíquica y social de estos jóvenes se constituye en interpelación y desafío para los profesionales. Llamados a hacer “pronósticos” muchas veces la respuesta más inmediata (enunciada o no), puede invitar a la desesperanza. Cabe preguntarse si la indignación o cólera frente a tanta injusticia y sufrimiento a la que se refieren Puget, Braun y Cena (2018), no cede su lugar a la indiferencia e impotencia en los profesionales que trabajan con ellos y dejan de esperar de ellos y para ellos. Al decir de Bleichmar (2008) la problemática acuciante de los jóvenes se inscribe en los adultos como ausencia de futuro, y así, los jóvenes -reducidos a la inmediatez de la vida que les ha tocado- no encuentran quién les proponga soñar una realidad distinta desde una palabra autorizada.

Como afirma Leclerc-Olive (2009), los eventos del pasado no son fijos, se modifican al calor de los encuentros que la persona tiene a lo largo de su vida. Los acontecimientos no son nunca eventos exclusivamente individuales, su constitución se define en el intercambio con los otros. Desde esta perspectiva se estima que la implementación del relato de vida favoreció la reconstrucción biográfica de los jóvenes entrevistados, facilitando la transición entre el espacio de lo vivido y el horizonte de lo posible. Parafraseando a Puget (2015) se considera que esta técnica encierra un gran potencial para favorecer el pasaje de una posición de impotencia o victimización de los jóvenes a la de testigos capaces de testimoniar y tejer nuevas historias. Este pasaje permitiría transformar un posicionamiento sufriente en uno activo que posibilita hacer algo con lo vivido, y así recuperar la capacidad de pensar, de indignarse y de construir un nuevo posicionamiento social. Finalmente, sería interesante complementar el presente estudio con otro que dé lugar a las voces de profesionales que trabajan con jóvenes en condiciones de vulnerabilidad y desafiliación, cómo los miran, cómo se posicionan ante ellos, qué visión tienen acerca de su futuro (o no futuro).

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Nota: Declaración de contribución de autores: PMD contribuyó en la totalidad del artículo.

Nota: Editor de sección: La editora de sección de este artículo fue Mónica Da Silva. ORCID ID: 0000-0003-2522-4716

Recibido: 28 de Noviembre de 2019; Aprobado: 23 de Mayo de 2020

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