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Psicología, Conocimiento y Sociedad
versión On-line ISSN 1688-7026
Psicol. Conoc. Soc. vol.6 no.1 Montevideo mayo 2016
Psicólogos en Uruguay: una aproximación
Psychologists in Uruguay: an approximation
Luis Emilio Giménez
Universidad de la República (Uruguay)
Historia editorial
Recibido: 26/04/2015
Aceptado: 11/05/2016
Resumen
Este artículo presenta una aproximación exploratoria a la situación de los psicólogos en el Uruguay. Realiza una estimación cuantitativa de alguna de sus características y problemas, a partir de fuentes de datos distintas y en especial el Censo Nacional en Psicología del año 2014 y las Bases de Recursos Humanos del Ministerio de Salud Pública. Se fundamenta la necesidad de mayores y mejores estudios, teniendo en cuenta la inserción profesional de los psicólogos en el contexto del cambio de modelo de atención, impulsado por la reforma de la salud. Observa el incremento de los inscritos y graduados de estudios de grado, en términos absolutos y relativos respecto a las otras carreras universitarias. La existencia de un alto número de psicólogos ubica al país posiblemente en el primer lugar, en relación a su población, con un porcentaje mayoritariamente femenino, alta presencia de egresados recientes, y residencia concentrada en zona metropolitana. Aún con mejoras en los últimos años, los datos muestran aún una débil inserción en el sistema de salud, lo que es consistente con la percepción de una respuesta insuficiente a las necesidades de atención psicológica. Se requieren por tanto, avanzar en las investigaciones que generen insumos para el diseño de políticas de recursos humanos en salud.
Palabras clave: Psicólogos; Uruguay; Profesión; Salud Pública.
Abstract
This paper presents an explorative approximation to the situation of the psychologists in Uruguay. It makes a quantitative estimate of some of its features and problems from different data sources and especially the National Census of Psychology 2014 and the bases of human resources of the Ministry of Public Health. It argues the need of more and better studies, taking into account the occupational integration of psychologists in the context of changing model of care , driven by health reform . It notes increasing enrollees and graduates of undergraduate studies , in absolute and relative terms compared to other university programs. The existence of a large number of psychologists possibly puts the country in the first place , in relation to country population , with a predominantly female percentage , high presence of recent graduates, and concentrated in metropolitan area . Even with improvements in recent years , the data still show a weak integration into the health system, which is consistent with the perception of an insufficient response to the needs of psychological care Required by the thus advance the research to generate input for the design of human resources policies health.
Keywords: Psychologists; Uruguay; Profession; Public Health.
Introducción
El presente artículo comunicará una aproximación exploratoria a la realidad de los psicólogos en Uruguay, procurando cuantificar algunas dimensiones que la caracterizan en base a la información existente, e identificar aspectos que requieren mayor profundización. La importancia de conocer el tamaño, la composición y perfil socio demográfico de la población de psicólogos en Uruguay, fundamentó el “1er Censo Nacional en Psicología” (Universidad de la República, Facultad de Psicología, 2015), que permite contar con información relevante a la que es posible acceder públicamente. Particularmente, a los efectos de esta comunicación, interesa el estudio de la inserción profesional de los psicólogos en el marco de la reforma de la salud y la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). Para ello, se cuenta con las bases de datos de recursos humanos en la que el MSP reúne información de los prestadores de salud públicos y privados integrados al sistema.
Desde el año 2007, el país transita por un proceso de cambios que involucra los modelos de financiamiento, gestión y atención de la salud. Desde la definición de salud como derecho y bien público se ha apuntado a la instalación de un modelo equitativo, de cobertura universal, y calidad asistencial, eficaz y eficiente, con énfasis en la promoción y el primer nivel, en adecuada articulación con los otros niveles, asegurando la integralidad y continuidad de la atención (Rodríguez Buño, 2014). Un modelo consistente con las orientaciones de la Atención Primaria en Salud (APS), con vocación interdisciplinaria e intersectorial. Por tanto, una propuesta que exige transformaciones profundas en las prácticas y representaciones acerca de la salud, que involucra instituciones, técnicos y población.
En lo correspondiente a la atención psicológica, se cuenta desde el 2011 con un Plan de Prestaciones en Salud Mental (Ministerio de Salud Pública, 2011), que si bien no agota todos los campos de intervención profesional, constituye una referencia ineludible de las propuestas de cambio introducidas en el ámbito específico. Busca asegurar el acceso universal y equitativo a prestaciones en psicoterapia y abordajes psicosociales, garantizando respuestas satisfactorias a los requerimientos de la población en relación a la salud mental. Se prescriben para todos los prestadores de salud del SNIS, tres modos de intervención, con diferentes características, población priorizada y costos adicionales, en función si se orientan a atender adultos o niños y adolescentes y sus familias (Sistema Nacional Integrado de Salud, División Recursos Humanos, 2011).
En este esfuerzo, el papel de los profesionales de la salud resulta particularmente clave. Si los mismos no están convencidos y formados para los nuevos requerimientos, las propuestas corren el riesgo de no superar el plano declarativo. Los psicólogos, lógicamente, no son ajenos a estos desafíos y por el contrario, también están siendo interpelados desde lo que han sido sus modos tradicionales de intervenir en los ámbitos de la salud (Rudolf, 2000). La reforma de la salud constituye una oportunidad para profesiones, como la Psicología, históricamente subordinada y minimizada en su capacidad de aporte e inserción, en sistemas sanitarios hegemonizados por el modelo biomédico y el rol de la Medicina. Pero de ahí no se desprende, que necesariamente con la ingreso y la apertura de espacios para intervenciones psicológicas, se desarrollen prácticas acordes a las principios y orientaciones de las nuevas políticas. En esta línea queda delimitado un campo necesario de problematización que se vincula al impacto que las reformas tienen sobre el quehacer psicológico, las capacidades de respuesta que desde esta disciplina se producen ante nuevas realidades y demandas, y la agenda de investigación que se genera en consecuencia.
Objetivos
· Sintetizar los principales datos cuantitativos existentes referidos al ingreso y egreso de los estudios de grado universitarios en Psicología en Uruguay y su evolución reciente.
· Estimar la cantidad de egresados de Psicología en Uruguay que hacen ejercicio de la profesión y su comparación internacional.
· Realizar una aproximación al conocimiento de la inserción de los psicólogos en el SNIS, a nivel público y privado.
Fundamentos
Un primer acercamiento que surge del contacto cotidiano con la formación de grado y con servicios de atención en primer nivel, presenta una paradoja. Por un lado, es un tópico común la referencia al incremento en el número de psicólogos y la percepción de un incremento de la demanda de atención psicológica que los servicios no logran absorber. Los psicólogos que se desempeñan en distintos prestadores, comparten la sensación de desborde ante los crecientes requerimientos provenientes tanto de los usuarios como de otros sectores (educación, programas sociales, municipios), con los cuales los servicios de salud articulan sus acciones, intersectorialidad mediante.
Hasta hace poco, se carecía de datos cuantitativos, pero a partir del Censo y otros registros, es posible empezar a aproximarse a un diagnóstico objetivo. La práctica de los psicólogos en el sistema de salud ha sido poco estudiada en nuestro país, posiblemente asociado a la débil inserción que históricamente la caracterizó. En este sentido, resulta la necesidad de aportar insumos que contribuyan a nuevas políticas de recursos humanos, que se enmarque y fortalezca los procesos de reforma. Desde las instituciones formadoras, el estudio del ejercicio profesional, con la identificación de fortalezas y debilidades, debiera constituir un aporte sustantivo para la reformulación y ajuste de los planes de estudio. No obstante, usualmente este aspecto ha sido poco considerado, y no solo para el caso de la Psicología (Panaia, 2013), lo que supone una pérdida de información sumamente valiosa, a los efectos de retroalimentar los procesos formativos con los de inserción profesional.
La configuración de las profesiones y su papel en las sociedades contemporáneas ha sido objeto de estudio de la sociología de las profesiones, tradición que se remonta a los autores clásicos, a partir de los cuales se configuran distintas corrientes de pensamiento (Rodríguez Ávila, 2008). La escuela definidora con autores como Spencer y Marshall contribuyó a la delimitación de las profesiones, sus atributos y distinciones. La escuela evolutiva (Parsons, Wilensky) estudia los procesos de profesionalización como parte de las transformaciones de las sociedades industriales. La escuela revisionista (Freidson, Illich) construye un punto de vista crítico del papel de las profesiones y de las visiones simplistas de las escuelas precedentes. En las sociedades industriales y a lo largo del siglo XX, se fueron consolidando las profesiones clásicas (medicina, derecho, ingeniería), y hacia finales del mismo, se produce la expansión de profesiones en el marco del desarrollo de las sociedades de servicios, y profundizado en la llamada sociedad del conocimiento. La emergencia de nuevos saberes y prácticas en proceso de profesionalización compiten con las profesiones clásicas, ocupan espacios de mercado no cubiertos, y pugnan por lograr el reconocimiento y status de las profesiones consolidadas. El interés por el campo retorna en un contexto de cambios de las estructuras productivas y las comunicaciones, con mercados laborales globales que requieren capacidades de innovación y flexibilidad mayores, afectando tanto a las profesiones clásicas como a aquellas no del todo consolidadas. Panaia (2006) señala que en el contexto actual es necesario repensar los aportes teóricos de esta disciplina apostando a una síntesis superadora de la antinomia entre la tradición francesa y la anglosajona vinculada al funcionalismo y al interaccionismo que permita comprender las complejas relaciones entre los procesos de formación e inserción laboral.
La Psicología como profesión no ha sido objeto de estudio en el Uruguay desde esta perspectiva sociológica, aunque su situación no sea ajena a este contexto global. F. Más (2010) plantea que el interés puesto en los últimos años en la formación de los recursos humanos en salud, se debe entender desde la complejización de los problemas que los sistemas de atención deben abordar, como efectos confluyentes de dinámicas globalizantes y políticas neoliberales. Las distintas generaciones de reformas de la salud, fueron poniendo el foco en la importancia estratégica de la formación y la gestión del factor humano, como una dimensión clave que debe ser contemplada para garantizar el logro de las metas de cambio. En este sentido, la inserción de los psicólogos y el papel de la Psicología aparece jerarquizado en el marco de objetivos que apuntan a fortalecer abordajes integrales e interdisciplinarios. De Lellis (2010) reivindica el aporte de esta disciplina para potenciar las capacidades salutogénicas de individuos y comunidades superando las limitaciones de los abordajes asistenciales o reparatorios frente al daño. Y fundamenta la inclusión de la cuestión de los recursos humanos en salud en la agenda sectorial, como objeto de preocupación compartido por los organismos de planificación, regulación y formación.
Antecedentes
Los estudios que tomaron como objeto la Psicología en Uruguay (Pérez Gambini, 1999) se focalizaron en los orígenes y desarrollo de la disciplina, con énfasis en la identificación de las principales corrientes teóricas, las instituciones formativas y su relación con los contextos socio históricos pero con escasa referencia a las dimensiones y características de sus inserciones profesionales.
En 1999, la Sociedad Interamericana de Psicología (Alonso & Eagly, 1999), presenta un panorama continental, con un capítulo sobre Uruguay, en el que Coral García, describe la evolución de la profesión, sus entidades formadoras y su estatus legal. Cabezas y Giorgi (2003), sintetizan la historia de la educación universitaria en Psicología en el Uruguay, a lo largo del siglo XX, y concluyen en la identificación de problemas centrales para la formación académica y profesional, entre los que se destacan aspectos relativos al mercado laboral y las nuevas demandas para la Psicología.
En estos trabajos se historiza que la formación universitaria orientada a otorgar el Títulos en Psicología se inicia en la década de 1950 y se desarrolla en dos servicios de la Universidad de la República (UDELAR), hasta 1988, en que se unifica en el Instituto de Psicología, luego Facultad de Psicología. A nivel privado la formación habilitada se genera en el Instituto de Filosofía Ciencias y Letras en la década del 60, desde 1985 Universidad Católica Dámaso Antonio Larrañaga (UCUDAL).
En esta línea de estudios que toman en cuenta la historia de la Psicología Universitaria, se inscribe el artículo de Ruiz Santos (2012) enfatizando en el impacto del período dictatorial (1973-1984) y la posterior creación de la Facultad de Psicología señalando los principales desafíos para la re estructuración académica y el cambio de plan de estudio que luego se concreta en 2013. El autor cuestiona el perfil profesionalizante de la formación de los planes anteriores, aunque vale precisar que la profesión en sí, no fue objeto de problematización.
En el país existieron proyectos e intentos parcialmente vinculados al campo del ejercicio profesional. López Gómez (1998) presentó una propuesta de investigación sobre la inserción de psicólogos jóvenes, que finalmente no fue concretada. Otros reportan datos sobre su desempeño en ámbitos específicos, como son lo comunitario (Rodríguez, Netto, Marotta, & Casella, 2000) y lo educativo (Conde et al., 2003). En 2004, la gremial Coordinadora de Psicólogos de Uruguay (CPU), intenta realizar un diagnóstico para lo que implementa un censo que es respondido por un número demasiado bajo y no representativo de la población total de psicólogos, lo que impide su generalización (Bercovich & Novo, 2004; 2005). Algo similar, en este aspecto ocurrió con el también denominado Censo de Recursos Humanos, desarrollados por el MSP, en el año 2008, del cual casi no se publicaron datos de Psicología y dada su insuficiente respuesta, tampoco puede generalizarse.
En el año 2013 se presenta una estimación cuantitativa de la situación de los psicólogos en Uruguay, tomando datos de las distintas fuentes: Sistema de Bedelía (Udelar), Programa de Información Estratégica (UCUDAL), Anuarios Estadísticos (MEC), Corte Electoral, Caja Profesional y Fondo de Solidaridad (Giménez, 2013). Se observaron limitaciones importantes derivada de la fragmentación y dispersión de los registros existentes, expresiva también de la carencia de una política de seguimiento a egresados. A la informatización parcial y no actualizada de los registros históricos de graduados en Psicología por parte de las universidades, se suma la inexistencia de matriculación para el ejercicio profesional. El MSP lleva un registro de títulos, requerido para trabajar en un prestador de salud que no es objeto de depuración ni actualización. Por otra parte, la incorporación de esta profesión en la Caja de Profesionales Universitarios, fue reciente y abarca solo a los egresados posteriores al 2006 y que a dicha fecha contaran con menos de 35 años de edad. Dado que los psicólogos tendieron ejercer como profesionales liberales en la modalidad de práctica individual de consultorio, es presumible una alta informalidad. Por lo que, tampoco se encontró información muy confiable en los registros de actividad laboral formal.
La realización del Censo Nacional de Psicólogos en el 2014 por la Facultad de Psicología de la UDELAR y el MSP, el apoyo de la UCUDAL, y la declaración de interés de un conjunto de ministerios públicos, constituyó un hito para el conocimiento de la realidad de los psicólogos en Uruguay. El censo fue respondido por 7.543 psicólogos, estimándose en 77,1% del universo, lo cual si bien configura un porcentaje interesante, estrictamente no es una muestra representativa, por lo que su resultados deben seguir tomándose con precaución.
Metodología utilizada
A los efectos de esta comunicación se retomó y actualizó la información incluida en el estudio de Giménez del año 2013, en especial considerando los aportes provenientes del Observatorio de Recursos Humanos de Salud (2013) y de los anuarios estadísticos del Ministerio de Educación y Cultura (2013, 2014), el acceso a las bases de datos del MSP, SCARH (Ministerio de Salud Pública, 2014) (prestadores privados) de recursos humanos de la Red Integrada de Efectores Públicos de Salud (RIEPS) y los resultados del Censo de Psicólogos.
En este último caso, se analizó la base de microdatos del 1er Censo Nacional en Psicología, estudiando específicamente las respuestas vinculadas al ejercicio laboral, con especial atención a los comentarios cualitativos optativos que algunos encuestados incluían al respecto (Universidad de la República. Facultad de Psicología, Unidad de Comunicación Institucional, 2014).
Respecto a las bases de datos de recursos humanos, se seleccionaron la información referida a los psicólogos que se desempeñan en ambos subsectores, depurando y procesando los microdatos para sintetizar sus principales rasgos.
A los efectos comparativos se accedió a estudios en algunos aspectos similares, realizados en Argentina.
La presentación organizada de los datos en cuadros y gráficas buscó facilitar una aproximación reflexiva orientada a elaborar algunas conclusiones y líneas para continuar trabajando.
Presentación de datos
Una primera cuestión es ver cuántos ingresan y egresan en Psicología, como es su distribución de acuerdo a distintas características y cómo ha evolucionado en los últimos años.
A nivel universitario la formación de grado en Psicología se ha desarrollado en la UDELAR y UCUDAL. Hasta el año 2014 (Tabla 1), habrían egresado 10.317 psicólogos, de los cuales el 88% lo hicieron en la pública. El condicional se explica porque los datos son confiables a partir del año 1996, por lo que se realizó una estimación de los egresados anteriores recurriendo al padrón electoral de egresados, y por tanto no incluye a los docentes de UDELAR (de la Facultad de Psicología y de otros servicios) que hayan egresado de la misma antes de1996. El dato informa exclusivamente sobre titulados totales, no supone activos, ni está depurado con jubilados, fallecidos, emigrantes o inmigrantes.
Relacionando estos datos con los que surgen del Censo de Psicólogos 2014, se observa que se estimó el universo censal 9.782 personas en base al registro de graduaciones, ajustado por tasas de mortalidad. Cifra que resulta en sintonía con la estimación de total de egresados realizada antes.
De la tabla 1 también se desprende que a partir de 1996, se graduaron 2/3 de los psicólogos, con el aumento de egresos de la UDELAR, perdiendo la UCUDAL, 10 puntos porcentuales en cuanto al volumen de egresados. En la figura 1, se visualiza la evolución anual del egreso según Universidad, constatando la tendencia al incremento con fluctuaciones pero alcanzando su pico en el 2012, y con notorio predominio de los graduados de la UDELAR.
Si se tiene en cuenta ingresos y egresos en la Facultad de Psicología (UDELAR), los datos (Figura 2) muestran un aumento aún mayor en la cantidad de estudiantes que en la de egresados. Esto se refleja en la alta numerosidad que caracteriza la formación en esta institución, y en un peso relativo por acumulación, cada vez mayor de la matrícula estudiantil de psicología respecto al total de los estudiantes universitarios.
La Tabla 2 muestra los datos de ingresos y egresos en la Facultad de Psicología de la UDELAR por año y discriminados por sexo, expresado en frecuencias absolutas y relativas. Se observa un claro incremento de los ingresos en los últimos dos años del período y de los egresos en los últimos 4 años. La distribución por género permite constatar la alta feminización de la carrera, que es más notable en los egresos que en los ingresos. Mientras que el total de los ingresos masculinos alcanza el 24% de los nuevos estudiantes, al momento de graduarse no llegan a ser el 16%.
El Censo también muestra la feminización de la profesión expresada en un 85,1% de mujeres sobre un 14,9 % de varones, en la distribución por sexo de los censados. Respecto a la distribución geográfica, surge una alta concentración de psicólogos con residencia en Montevideo (72,8 %), porcentaje que se eleva al 85% si se suma Canelones. En la misma línea con datos del Fondo de Solidaridad, Giménez (2013), señaló que entre Montevideo y Canelones residen el 87% de los psicólogos egresados de la UDELAR (contribuyentes al Fondo).
Las estadísticas del MEC no permiten estimar la edad de los graduados pero si nos atenemos a los datos del censo, la población de psicólogos que respondió al mismo es mayoritariamente joven, la media de los censados fue de 41 años, tres cuartas partes tiene menos de 49 años, siendo la franja mayor la que va de los 30 a los 39 años, donde se concentra el 34,1 % de los psicólogos censados.
Comparando ingresos y egresos dentro del Área de Salud de la UDELAR en la última década, Psicología es la Facultad que tiene más ingresos de estudiantes por año, y la segunda en egresados, después de Medicina. La Figura 3, muestra que tomando el total del decenio 2005-2014, Psicología concentró el 26% de los ingresos en estudios de grado del Area de Salud y el 20% de los egresos. En el período la participación de Psicología varía entre un mínimo de 22% y un máximo de 30% para ingresos, y entre 14% y 24% para egresos. Son datos que cuestionan, en términos cuantitativos, la histórica primacía de la opción por los estudios en Medicina.
Resulta importante hacer una estimación del porcentaje de egresados que ejercen efectivamente la profesión. Se trata de una cuestión particularmente difícil con los datos existentes. El informe del Censo, da cuenta de la existencia de 8,8% de psicólogos que no trabajan pero el formulario no indagó si el trabajo implicaba ejercicio de la Psicología, lo cual es una importante limitación para el objetivo antedicho. Relevar este dato no es sencillo dada la amplitud del campo, no obstante podría haber sido interesante interrogar sobre la auto percepción de los psicólogos respecto a si consideran que su trabajo supone o no ejercer como psicólogo.
Sin embargo, no todos, pero muchos aclararon este punto en la pregunta abierta, no obligatoria, donde se podían especificar opciones de inserción no previstas en el formulario o el no ejercicio de la profesión. Analizando las respuestas cualitativas, se puede aproximar al número de psicólogos que aún trabajando aclaran que no ejercen o lo hacen desde otra profesión u oficio. De ello surge que el porcentaje de los que o no trabajan o no lo hacen como psicólogos se duplica, respecto a lo informaba el Censo. La estimación de no ejercicio es de mínima y es muy posible que sea bastante mayor, ya sea por no explicitación o porque se mencionan áreas de trabajo (y no cargos) en los que es razonable pensar que en muchos casos no refiere a trabajo como psicólogo, o también porque no se identificaron ninguna área de trabajo (nominados como casos perdidos en la base del Censo).
El no ejercicio en varios casos se asocia a la circunstancia de reciente egreso, o asociado a la expectativa de conseguir trabajo: “no ejerzo aún” o el uso de la palabra “todavía” es frecuente. En varios casos, y con las limitaciones que ofrecía el formulario, algunos entrevistados encontraron formas para expresar su frustración. Por ejemplo (Id. 8801), escribe en mayúsculas: “NO EJERZO NADIE ME HA DADO CHANCE Y DESPUES DICEN QUE HAY”. U otra (id. 7650) que también en mayúsculas afirma: “NO CONSIGO TRABAJO COMO PSICOLOGA”. En ambos casos se trata de licenciados con 6 y 7 años de egresados, y edades de 34 y 35 años. Aspecto a destacar por tratarse de una edad especialmente productiva y un período de egreso que podría esperarse haber encontrado otras posibilidades.
Dentro de los que trabajando, aclaran que no ejercen la profesión el panorama es muy variado, yendo desde paseadores de perros, cajeros, empleados, profesionales universitarios y altos gerentes, entre otros. Particularmente son muy frecuentes los casos de educadores de todos los niveles educativos y administrativos. En varios casos, esto afecta la identificación del área de inserción, porque aparecen situaciones donde se indica estar trabajando por ejemplo en la salud, pero en calidad de enfermero o médico. En el otro extremo, la falta de precisión en el relevamiento puede llevar a equívocos en la valoración de los ingresos mensuales. Por ejemplo, el psicólogo (id 10633), que informa como primer área de inserción la psicoterapia, aclara que su trabajo en psicología es honorario, pero informa ingresos en la franja de 50 a 80 mil pesos, lo que evidentemente están asociados a otro tipo de ingresos no vinculados al ejercicio profesional en psicología.
En relación al no ejercicio vale mencionar que con la incorporación de los psicólogos a la caja profesional desde 2006, se lleva un registro de la actividad profesional aunque también existe la posibilidad de declarar inactividad. Si bien esta declaración no expresa necesariamente no ejercicio, dado que puede desarrollarse bajo condiciones de informalidad, es un primer dato a tener en cuenta. La Tabla 4, muestra que sólo el 40,8% de los egresados desde la entrada de la profesión a la Caja al 2012 son considerados activos. Este dato tiene la limitación de no incluir a los activos que no están en la Caja Profesional, por no cumplir con los requisitos de edad o año de graduación.
Si por otro lado, tomamos en cuenta el porcentaje de psicólogos que aportaban en el 2012 al Fondo de Solidaridad, observaremos que el 84 % de los egresados de la UDELAR (egresos al 2007) son contribuyentes, 48% lo hace a través de la Caja Profesional y 52 % directamente al Fondo, por no estar afiliado a la misma. Podría considerarse que el 84% de contribuyentes son activos, pero en realidad, el Fondo considera que las personas deben aportar al mismo, aun cuando no ejerzan efectivamente como psicólogos. El argumento es que su formación de grado facilita la empleabilidad aunque no implique ejercicio profesional. Por otro lado, el 6% que en 2012 obtuvo exención de aportes, no necesariamente implica que no ejerzan, dado que también sucede que no logra ingresos que superen el mínimo para ser contribuyente. De todas maneras, estos últimos son números muy bajos que no afectan el dato mayoritario. La limitación de esta fuente es que se restringe a graduados de la UDELAR.
Alonso (2005) y Alonso, Klinar y Gago (2012), estudiando la realidad de los psicólogos en Argentina, han enfrentado similares dificultades en cuanto a la debilidad de las bases de datos existentes. Lo que se ve potenciado por las dimensiones del país, y la multiplicación de instituciones formadoras. Desarrollaron una metodología de relevamiento y actualización permanente de datos, tomando varias fuentes pero particularmente la información que le suministran los Colegios profesionales (no existentes en nuestro país). De acuerdo a su estimación, el 94 % de los egresados de psicología de la Argentina, serían profesionales activos.
Tomando en cuenta lo anterior, se pueden calcular tres escenarios considerando el valor que informa el Censo (91,2) como un valor máximo, el porcentaje de profesionales activos en la Caja Profesional como un escenario mínimo (40,8%) y un tercer escenario ubicado en un porcentaje equidistante de los anteriores (61,5%), tomando como base el universo censal estimado para el Censo 2014.
En la Tabla 6, se muestran los resultados que irían entre un mínimo de 3.991 y un máximo de 8.921, con un número intermedio de 6.456 psicólogos activos. Téngase en cuenta que la categoría actividad, con la fragilidad de los datos disponibles, no supone ninguna apreciación sobre la calidad de la misma.
Para tener alguna referencia comparativa sobre qué supone el número de egresados y la estimación de psicólogos activos, se cuenta con datos de Argentina, comparación que puede resultar pertinente, si consideramos ciertas similitudes en la historia de la profesión y el intenso relacionamiento que ha existido entre los profesionales de ambos países. Por otra parte, Argentina es usualmente considerado el país con mayor cantidad de psicólogos del mundo, cuestión que, como veremos. podrá ser cuestionada en términos relativos a su población, tomando en cuenta los datos que el presente estudio informa.
De acuerdo a la Tabla 7, Argentina, con 85.669 egresados al año 2011, tiene una tasa de 214 psicólogos cada 100 mil habitantes y de 380 habitantes por psicólogo. Uruguay con 8.652 egresados a esa misma fecha, en términos relativos a su población las supera, con tasas de 263 psicólogos por 100 mil habitantes, y de 467 psicólogos por persona. La relación entre ingresos y egresos en las carreras universitarias en el año 2011, es similar para ambos países.
En la Figura 4, se visualiza comparativamente la evolución de egresados universitarios en ambos países, tomando como base el año 1995. En los dos países se observa un incremento porcentual muy importante, pero es más pronunciado en el Uruguay, donde los egresos del año 2011 multiplican por un factor de 2,5, a los de 16 años atrás. Esto puede dar cuenta del motivo por el cual Uruguay ha pasado a contar con más psicólogos por habitante que la Argentina.
El Censo 2014 aporta datos respecto a la disponibilidad de psicólogos por habitantes, pero lo hace considerando la totalidad de los censados. De ello surge nuevamente la heterogeneidad de la distribución territorial: mientras que en Montevideo, las cifras estarían indicando una disponibilidad de 410 psicólogos cada 100 mil habitantes, existen 15 departamentos con menos de 100 psicólogos cada 100 mil habitantes.
Los psicólogos en el sector salud
De la información del Censo 2014 y lo que surge de las bases de datos del Ministerio de Salud Pública, se puede hacer algunas estimaciones de las perfil específico de los psicólogos que se desempeñan en el sector salud. Tal como se afirmó, no necesariamente la inserción en un área vinculada a la salud reportada por los censados, implica que su trabajo sea en calidad de psicólogo.
De los 91,2 % censados que afirmaron recibir ingresos por trabajo en el último año, el 79,3% indicó al menos una de las cuatro áreas de inserción profesional de las opciones del formulario. De la consideración de la primer área de inserción y agrupándolas en campos de desempeño, surgen los datos que se expresan en la Tabla 8. A diferencia de la distribución que se observa cuando las Áreas aparecen diferenciadas, en este caso se visualiza la existencia de campos de desempeño profesional, donde aparecen más mencionados: la educación, lo social – comunitario y la clínica particular (psicoterapia, psicodiagnóstico y otros). Si se incluye la Clínica particular dentro del campo salud, este se constituye junto con lo educativo, en el campo de inserción profesional más frecuente, cuestión que se torno aún más clara si se consideran el conjunto de las inserciones señaladas por los censados. Este agrupamiento no supone desconocer las especificidades que supone el trabajo en instituciones de salud a diferencia del trabajo en consultorio privado, sino simplemente busca configurar conjuntos más amplios, según grandes áreas de desempeño.
Si se suman las cuatro áreas de inserción profesional que los censados podían marcar, se alcanza un total de 5.238 inserciones en el campo de la salud. En este caso el número no corresponde a personas, dado que una misma persona podía señalar más de una inserción. Con esta precaución para su interpretación, importa observar cómo se distribuyen las inserciones en el campo de la salud, según se recoge en la Tabla 9. De todas las inserciones señaladas en el campo, predominan las relativas a la clínica privada, pero se observa un número importante de inserciones en los ámbitos públicos y privados del sector salud.
Al desagregar las inserciones de acuerdo al nivel de atención reportado, se observa en la Tabla 11 un predominio en términos comparativos del primer nivel de atención. El dato debe relativizarse, dado que en la categoría “otros”, quedaron ubicadas inserciones que no se identifican claramente con ninguno de los niveles, pero es posible que muchas de ellas correspondan a otros niveles. De todas formas es un dato interesante, en tanto el nuevo modelo de atención impulsado en el marco de la reforma de la salud, aspira a fortalecer el primer nivel de atención, el que tradicionalmente ha sido poco contemplado en las prácticas de los profesionales de la salud en general y de la Psicología en particular.
Los datos que refieren a las Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (IAMC), son resultado de la información que las mismas reportan al MSP. Incluyen profesionales en régimen de dependencia y contratos externos de pago por hora, pero no aquellos servicios tercerizados con empresas o cooperativas de psicólogos independientes. Los datos del área pública, incluyen a un conjunto de instituciones de salud agrupadas en la RIEPS, integrada por la Administración de Servicios de Salud del Estado (A.S.S.E.), el Banco de Previsión Social (B.P.S.), el Hospital de Clínicas, la Dirección Nacional de Sanidad Policial, la Dirección Nacional de Sanidad de las Fuerzas Armadas, el Banco de Seguros del Estado (B.S.E.), la División Salud de la Intendencia de Montevideo, y las demás Intendencias Departamentales que brindan prestaciones de salud a la población , aunque de estas últimas no hay datos.
Con tales límites, la Tabla 11, expresa para el año 2014, hay un total de 944 psicólogos distribuidos en subsectores público (53,6%) y privado (46,4%). Se observa nuevamente una clara mayoría de mujeres en ambos casos (83,8% y 85,6%), en línea con la distribución por sexo de los graduados.
La tabla 12 muestra la distribución por grupos etarios y sexo a partir del cual se observa una menor edad en el caso de los privados que en los públicos. Mientras que en el primer caso el 43,3 % de los cargos lo desempeñan personas con menos de 40 años, siendo mayoría los de 30 y 39 años (33,3 %), en los servicios públicos el 67,8% de los cargos se concentra entre las edades de 40 a 59 años, siendo el 27 % menores de 40.
En el último quinquenio se puede constatar un aumento en la incorporación de cargos de psicólogos en el sistema de salud a nivel privado. Una persona puede tener más de un cargo dentro del subsector o entre ambos, por eso los cuadros pueden indicar más cargos que personas. La Figura 5 da cuenta que en el período se pasa de 262 a 461 cargos, lo que significa un 75% más que en el año 2010. Es lógico atribuir a la implementación del Plan de Prestaciones en Salud Mental una decisiva incidencia.
El tipo de vínculo laboral de los psicólogos que se desempeñan en las organizaciones privadas es bajo el régimen de asalariado en la mayoría de los casos (en condición de titular o suplente), y el 30% bajo la modalidad de contrato externo. En el caso de los cargos públicos prácticamente la totalidad son titulares (98,1%), divididos entre presupuestados (49,5% del total) y contratados (47,7%). Aunque hay diferencias por prestador, siendo el contrato la única modalidad en Patronato y la modalidad mayoritaria en Sanidad Policial, pero se da solo entre uno de cada cinco presupuestados de ASSE prácticamente no está presente en el resto.
En contraste con los números altos en los egresos (en términos de miles), la inserción de los psicólogos en prestadores integrados al SNIS, evidencia otra escala (en términos de cientos). En términos relativos puede verificarse un incremento reciente particularmente en los prestadores privados dado que la información de la inserción de los psicólogos en los servicios públicos no está suficientemente centralizada. Hasta el 2012, los informes del Observatorio de RRHH solo contaba con los datos de los psicólogos que se desempeñaban en ASSE, que constituían aproximadamente la mitad de los que se presentan en la RIEPS. Dado que en esta hay otras instituciones y organismos representados, no es posible calcular el porcentaje de aumento en los públicos, aunque la impresión sea también la de haberse dado un aumento.
Es necesario por tanto, avanzar en la sistematización de los datos cuantitativos, pero tan importante como ello, lo es respecto a lo cualitativo. Este último aspecto escapa a los objetivos de la presente comunicación, pero importa subrayarlo dado que la incorporación de los psicólogos al SNIS, constituye una oportunidad para analizar el tipo de prácticas profesionales que en este nuevo marco se están desarrollando y su relación con los modos tradicionales de ejercicio en el campo de la salud.
Conclusiones
Es necesario seguir avanzando en estimaciones válidas y confiables respecto al número y características socio-demográficas y de inserción profesional de los psicólogos. La reciente creación del Observatorio de Psicología constituye una herramienta fundamental para lograrlo. Hasta la realización del Censo en el 2014 los datos de los relevamientos no ofrecían información representativa del total de la población. Aún con este último persisten limitaciones que se deberán procurar solucionar a futuro. La información del MSP que es de libre acceso, posibilita estudiar las características y evolución del trabajo de los psicólogos en la salud. Contar con datos descriptivos sobre los psicólogos en Uruguay posibilitaría proyectar entre otros aspectos, políticas tanto de formación permanente, como de estímulo a la distribución territorial de los recursos de acuerdo a las necesidades del país.
Con la información obtenida se puede concluir la existencia de un notable y sostenido incremento del total de egresos de las carreras universitarias de Psicología, siendo la UDELAR, la principal institución formadora a nivel de grado. Respecto a los ingresos a la Facultad, la evolución de la matrícula marca un aumento constante hasta el año 2000, una etapa de cierta estabilización y un nuevo incremento a partir del 2012. Tanto respecto a ingresos como egresos, la Facultad de Psicología pasó a ocupar un lugar de primacía a lo interno del Área de Salud de la UDELAR, siendo la institución con mayores ingresos y la segunda en egresos, un poco más abajo de la Facultad de Medicina. Lo que cuestiona en términos de números el tradicional predominio de este servicio sobre el resto, pero sería necesario incluir otras dimensiones y el seguimiento en el tiempo, para visualizar si tal cambio afecta de alguna manera la posición hegemónica de la Facultad de Medicina en el campo sanitario. Cuestión que no puede inferirse a partir de un cambio cuantitativo, pero que a priori tampoco es descartable su incidencia. Por otra parte la alta numerosidad de los estudios de grado es un dato muy evidente y conocido, compartido por otras carreras universitarias, pero que encuentra en la Psicología, dimensiones muy significativas. Problemática que genera desafíos adicionales para pensar el tipo de dispositivos que aseguren formación de calidad, en un campo disciplinario donde resulta necesario alcanzar ciertos grados mínimos de personalización.
Complementario a lo anterior, es válido plantear nuevamente la pregunta, sobre las motivaciones qué siguen generando tal demanda de formación en Psicología. Cuestión presente no solo en Uruguay, pero que aún no encuentra una respuesta contundente. Una década atrás Cabezas y Giorgi, mencionaban que el incremento de la matrícula se debía a la valorización social de la Psicología, las dificultades de inserción laboral de los jóvenes y la ausencia de orientación vocacional en la enseñanza media (2003, p. 339). A pesar que, en los últimos años la situación socio económica del país ha mejorado sustantivamente, y se ha actuado en alguno de los problemas mencionados, el incremento de la matrícula continúa. Pimienta (2011) en su Tesis de Maestría, investiga en las ideas previas y significados de la formación universitaria en estudiantes que ingresaron en el año 2009 a la Facultad de Psicología (UDELAR), con un estudio cuali-cuantitativo exploratorio y descriptivo. Concluye que los significados condensan aspectos biográficos singulares y representaciones sociales, respecto a la educación formal en sentido amplio y a la Psicología, observando la vigencia de significados por momentos estereotipados, asociados a clisés de amplia circulación en el imaginario colectivo, de especial incidencia en los sectores sociales que acceden por primera vez a estudios universitarios.
Otro dato también evidente, es la feminización de la profesión, respecto a la cual sería interesante comparar esta característica, con nuevos datos que informen acerca de la efectiva inserción profesional desde una perspectiva de género, estudiando la incidencia en la distribución inequitativa de los puestos laborales e ingresos salariales.
La distribución de los psicólogos en el territorio del país, muestra una preocupante concentración en los departamentos del área metropolitana, en porcentajes que superan la ya mayor densidad de población del país en dichas áreas. Lo que también se expresa, aunque en menor medida, en la distribución de profesionales que trabajan en los principales prestadores de salud. La mala distribución afecta negativamente la capacidad de aporte desde esta profesión a los procesos de descentralización de las políticas públicas en general y particularmente de salud. En este sentido nuevos estudios podrían aportar mayores evidencias e insumos para generar programas que intenten revertir este panorama.
En cuanto a la estimación de psicólogos activos, o sea que ejercen profesionalmente, los datos existentes no permiten conclusiones firmes, pero se sugieren tres escenarios suficientemente sugerentes para suponer una alta tasa de profesionales en relación al tamaño de la población del país, agudizado por la relativa juventud de la misma, en comparación con otras más tradicionales. En términos comparativos con la vecina Argentina, la situación del país es de claro destaque en términos relativos a su población. En referencia a psicólogos activos, los tres escenarios hipotéticos expresan tasas de muy alta presencia de profesionales, que destacaría a Uruguay a nivel internacional, siendo una cuestión a profundizar con el acceso a otros estudios.
En el sector salud y en el marco de la reforma iniciada en el año 2005, se han abierto nuevas posibilidades de trabajo e inserción profesional, pero es muy posible que aún no se hayan alcanzado los niveles suficientes para atender las demandas de atención psicológica. Lo cual es especialmente llamativo si se tiene en cuenta la oferta de egresados universitarios existente. En temas que habrá que precisar en futuros estudios, importa conocer el tipo de capacidades que cuentan los profesionales y que tan congruentes son con las requeridas por el nuevo modelo de atención en salud que la reforma impulsa. En este sentido, avanzar en el conocimiento de la población de psicólogos permitiría contribuir a la estimación de las necesidades de actualización y reperfilamiento de los mismos.
Aunque se aceptara la conclusión de qué el Uruguay fuera el país con más psicólogos por habitantes del mundo, es necesario preguntarse si ello necesariamente supone que se ha llegado a un techo, o si todavía queda mucho campo para avanzar en su incorporación laboral plena. La paradoja de los servicios de salud desbordados de demandas, los comentarios frecuentes respecto a las barreras existentes para ejercer el derecho a la atención en salud mental, y la mala distribución territorial , son indicios de lo que aún queda por hacer y constituyen desafíos para que la sociedad se beneficie del capital humano que ha contribuido a formar.
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