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Revista Uruguaya de Ciencia Política

versión impresa ISSN 0797-9789versión On-line ISSN 1688-499X

Rev. Urug. Cienc. Polít. vol.32 no.1 Montevideo  2023  Epub 01-Jun-2023

https://doi.org/10.26851/rucp.32.1.8 

Artículo original

Elecciones 2022 en Costa Rica: resultado sorpresivo que no altera las frágiles condiciones para gobernar

Elections 2022 in Costa Rica: surprising result that does not alter the fragile conditions to govern

Eleições 2022 na Costa Rica: resultado surpresa que não altera as frágeis condições para governar

Ronald Alfaro-Redondo1 

1Universidad de Costa Rica y Programa Estado de la Nación (Costa Rica) Email: ralfaro@estadonacion.or.cr


Resumen:

Luego de un mandato de ocho años en los que el Partido Acción Ciudadana estuvo al mando del Poder Ejecutivo, las elecciones presidenciales de 2022 en Costa Rica arrojaron un resultado sorpresivo, con el triunfo de Rodrigo Chaves y el Partido Progreso Social Democrático. Estos comicios prolongaron un período de reconfiguración del sistema de partidos que se remonta a inicios de este siglo. Pese a la singularidad de estos comicios, no variaron los fundamentos de la gobernanza: fueron elecciones libres, transparentes y ordenadas, cuyos resultados mantuvieron la conformación multipartidista del Congreso y reducidos apoyos legislativos para la nueva administración. La contienda electoral ocurrió en un escenario de reducción de la participación electoral, elevada volatilidad y alta incertidumbre.

Palabras clave: elecciones; participación electoral; volatilidad; identidades partidarias; gobernanza

Abstract:

After an eight-year term in which the Partido de Acción Ciudadana was in command of the Executive, the 2022 presidential elections in Costa Rica yielded a surprising result with the victory of Rodrigo Chaves and the Partido Progreso Social Democrático. These elections prolonged a period of reconfiguration of the party system that goes back to the beginning of this century. Despite the singularity of these elections, the foundations of governance did not change: they were free, transparent, and orderly elections, the results of which maintained the multiparty conformation of Congress and reduced legislative support for the new administration. The electoral contest occurred in a scenario of reduced electoral participation, high volatility, and high uncertainty.

Keywords: elections; turnout; volatility; political identities; governance

Resumo:

Após um mandato de oito anos em que o Partido de Acción Ciudadana esteve no comando do Poder Executivo, as eleições presidenciais de 2022 na Costa Rica renderam um resultado surpreendente com a vitória de Rodrigo Chaves e do Partido Progreso Social Democrático. Estas eleições prolongam um período de reconfiguração do sistema partidário que remonta ao início deste século. Apesar da singularidade dessas eleições, os fundamentos da governança não mudaram: foram eleições livres, transparentes e ordenadas, cujos resultados mantiveram a conformação multipartidária do Congresso e reduziram o apoio legislativo ao novo governo. A disputa eleitoral ocorreu em um cenário de reduzida participação eleitoral, alta volatilidade e alta incerteza.

Palavras-chave: eleições; participação eleitoral; volatilidade; identidades partidárias; governança

1. Introducción

Los comicios nacionales de 2022 dieron el triunfo a Rodrigo Chaves Robles, candidato del Partido Progreso Social Demócrata (ppsd), una agrupación de reciente creación, sin ninguna experiencia electoral previa y de ideología de derecha, en una de las contiendas más atípicas en la historia reciente del país. Este resultado obedeció a múltiples factores; entre ellos, el ascenso de una candidatura que no había militado formalmente en los partidos que han sido gobierno en las últimas dos décadas y el derrumbe del apoyo del oficialista Partido Acción Ciudadana (pac) y de su principal opositor en 2018 (Restauración Nacional),1 que dejó a un importante sector del electorado en búsca de a quién darle su apoyo,2 aunque sea de manera transitoria. Pese a la singularidad de estos comicios, los resultados no variaron los fundamentos de la gobernanza: fueron elecciones libres, transparentes y ordenadas, cuyos resultados mantuvieron la conformación multipartidista del Congreso (Cascante y Guzmán, 2022) y reducidos apoyos legislativos para la nueva administración. Además, la campaña ocurrió en un escenario de elevada volatilidad y alta incertidumbre.

En este sentido, las elecciones más recientes prolongan un período de reconfiguración del sistema de partidos que inició a principios de este siglo (2002) y que significó el fin del bipartidismo. Esta era política se caracteriza por una elevada fluidez de las preferencias electorales de la ciudadanía, débiles apoyos electorales, gobiernos divididos, frágiles identidades partidarias y una merma en la participación electoral. En estas condiciones, este trabajo sintetiza los resultados de un panel de electores que permite identificar los cambios en las trayectorias del voto.

Este trabajo se divide en siete secciones, además de la introducción. En el segundo apartado se describen con detalle los principales resultados de los comicios presidenciales y legislativos. En la tercera sección se analiza el tipo de mandato derivado de las elecciones y se aporta una periodización de las elecciones en el país en el largo plazo. En el cuarto acápite se aportan datos relacionados con la concurrencia a las urnas, los apoyos territoriales y la volatilidad electoral. El quinto apartado se dedica al efecto de los resultados en términos de la gobernanza. El sexto se adentra en el tipo de identidades partidarias que dinamizan la competencia electoral. El sétimo resume las principales conclusiones.

2. Principales resultados

de las elecciones 2022

En febrero y abril 2022 se celebraron en Costa Rica las decimoctavas elecciones nacionales consecutivas para renovar las autoridades en el Poder Ejecutivo y el Legislativo desde 1953. Se eligieron los cargos de presidente, dos vicepresidentes y 57 representantes legislativos. Un repaso a los datos generales del proceso da cuenta de 3.541.908 personas habilitadas para votar. Además, 50.832 costarricenses pudieron ejercer el sufragio en el extranjero, en la tercera ocasión en que esto fue posible. El Tribunal Supremo de Elecciones (tse) instaló 6.847 recintos en 2.133 centros de votación dentro y fuera del país. Veinticinco personas compitieron por la presidencia: 21 hombres y 4 mujeres. Esta es la cifra más alta de aspirantes en una contienda electoral en toda la historia.

Una vez más, los comicios transcurrieron con calma y normalidad. No se registraron actos de violencia política u otro tipo de situaciones que atentaran contra el proceso. La decisión final reflejó, nuevamente, la voluntad popular. No hubo denuncias formalmente presentadas a las instancias correspondientes a lo largo de la jornada ni durante el conteo de votos que pusieran en duda la transparencia y validez de los resultados. Las candidaturas y agrupaciones perdedoras aceptaron rápidamente el resultado. Asimismo, una vez más, la misión de observadores electorales internacionales de la Organización de Estados Americanos (oea) ratificó el nivel de profesionalismo y pericia técnica con el que el tse ha organizado estos comicios y el compromiso de la ciudadanía en este ejercicio democrático (oea, 2022).

Desde el punto de vista procedimental, fue una elección libre y limpia en la que se puso a prueba y se volvió a comprobar la fortaleza de la democracia y las instituciones electorales costarricenses. El balotaje también transcurrió con normalidad. Las denuncias por fraude electoral constituyen un síntoma preocupante, pero fueron infundadas y no trascendieron el calor de la campaña, en buena medida porque ganó la agrupación que las formuló. Al final, el ppsd obtuvo 1.035.388 votos, frente a 924.699 del Partido Liberación Nacional (pln, de centro-izquierda), una ventaja de seis puntos porcentuales (53 % versus 47 % del total de votos válidos), la más estrecha en los balotajes. Con este resultado, el ppsd, un partido en el que su candidatura presidencial y un grupo de allegados logra un acuerdo para utilizar la franquicia partidaria y sin haber participado en una contienda electoral previa,3 logra ganar la elección y comandar el Poder Ejecutivo por primera vez.

En síntesis, tanto las garantías a los derechos y libertades políticas durante el proceso electoral como la aceptación no problemática de los resultados por parte de todas las agrupaciones en pugna confirmaron la plena vigencia de los principios democráticos de la sociedad costarricense.

3. Mandato derivado de los comicios 2022 es frágilfigura 1

Los resultados generales de 2022 pueden comprenderse mejor cuando se los analiza en perspectiva histórica mediante una periodización de los procesos electorales. Esto permite crear un marco de interpretación para entenderlos mejor, pues algunos procesos electorales comparten algunas similitudes que permiten clasificarlos en un solo grupo y distinguirlos de otros.

En el caso de Costa Rica, es posible agrupar las 18 elecciones del período 1953-2022 en cuatro grandes períodos, según el mandato otorgado al presidente en dos ámbitos: el primero de ellos es el apoyo popular emanado de las urnas; el segundo, el mandato otorgado al Ejecutivo en su relación con el Parlamento, por medio de la fracción oficialista. Según esta perspectiva, el mandato presidencial puede ser más robusto cuando combina un fuerte apoyo popular con un amplio respaldo en el Legislativo. En el otro extremo, la situación del presidencialismo es frágil en circunstancias en las que su respaldo en las urnas no es extendido y su fracción oficialista es limitada.

Una mirada de largo plazo al mandato político de las elecciones en Costa Rica permite identificar cuatro etapas de estos procesos:

-1953 y 1958: etapa de transición.-1962-1990: fuerte mandato.gobierno unido-1994-2010: mandato debilitado.-2014-2022: mandato frágilgobiernos divididos

Figura 1. Periodización de las elecciones en Costa Rica según tiempo de mandato 

En resumen, los comicios del 2022 generaron un mandato político frágil para las autoridades gubernamentales. Como se analiza en las próximas secciones de este artículo, ello se explica no solo por la cantidad de votos y curules obtenidos, sino también por características propias del proceso mismo: alta indecisión del electorado y una elevada incertidumbre a lo largo de toda la campaña, así como apoyos electorales frágiles, transitorios y volátiles que han caracterizado la competencia reciente por el poder, lo que ha originado una nueva etapa política.

4. Asistencia en las urnas se reduce y aumenta la volatilidad electoral

Una de las particularidades de los comicios 2022 es el bajo nivel relativo de participación de la ciudadanía. En esta oportunidad, el 60 % de las personas empadronadas ejerció el derecho al sufragio en la primera ronda y el 57 % lo hizo en el balotaje en abril, el nivel más bajo desde 1953. Este comportamiento prolonga una larga tendencia de reducción de la afluencia a las urnas, inaugurada en 1998. Como ha sido la tónica en las casi siete décadas de procesos electorales, en el centro del país, la asistencia ciudadana es mucho mayor que en las regiones periféricas (costeras y fronterizas). Las brechas entre ambas zonas son evidentes no solo en el ámbito político, sino también en términos de desarrollo económico y social. También sobresale una mayor participación en la vertiente del océano Pacífico que en la zona Caribe.

Una de las consecuencias de este patrón es el surgimiento de «ecosistemas» que han configurado regiones de alta participación (los puntos rojos en el mapa, que corresponden a centros de votación), rodeadas por vastas zonas de baja participación (puntos verdes), con personas «desenganchadas» de la democracia electoral. Lo novedoso de 2022 es que el «país político» sufrió una contracción territorial en comparación con las tres elecciones previas (2010, 2014 y 2018), identificada en la península de Nicoya y el Pacífico Central (mapa 1).

Mapa 1. Conglomerados de juntas y centros de votación con alta y baja participación electoral, 2010-2022 

4.1. Voto urbano no fue determinante por primera vez

Desde el punto de vista electoral, la región conocida como el Valle Central es el «gran elector» o «decididor» de los comicios en Costa Rica por dos razones fundamentales: una geográfica y otra de índole política. En primer lugar, porque debido a la distribución de la población del país y, particularmente, su fuerte concentración en el centro del territorio, cuanto mayor sea el margen de victoria de una candidatura en esta zona geográfica, más altas son las probabilidades de adueñarse de la presidencia de la República. La segunda razón está relacionada con el hecho de que en el Valle Central hay una afluencia más alta a las urnas, en comparación con las regiones periféricas del país; particularmente, zonas costeras y fronterizas.

Por lo tanto, no es extraño que usualmente la balanza electoral la incline la participación del centro del territorio. Sin embargo, en algunas ocasiones, el Valle Central puede que pierda su poder como «gran elector» y no ser determinante en el resultado. Para que este escenario se concrete deben cumplirse dos condiciones de forma simultánea: i) que el voto del centro país se divida o que la agrupación que lo gane lo haya conseguido por un margen estrecho, y ii) que una de las fuerzas políticas triunfe por un amplio margen en la periferia del país.

El análisis de los resultados electorales muestra que en 2022, aun cuando el voto del centro del país fue determinante para el triunfo del pln en primera ronda, no fue el factor decisivo en el balotaje. La distribución de votos territoriales muestra que el pln ganó, en febrero 2022, la mayoría del país, con 63 cantones, incluidos los del Valle Central. Se trataba de una amplia ventaja. Esos cantones habían dado, en buena medida, el gane al pac en las dos elecciones previas.

En primera ronda, el ppsd ganó únicamente tres cantones del país -por muy poco margen-, todos localizados en la provincia de Alajuela: San Ramón, Atenas y San Carlos. No obstante, el voto nacional lo ubicó en segundo lugar y le dio la posibilidad de optar por el balotaje con el pln. El partido oficialista pac desapareció por completo del mapa electoral, pues no logró ganar ni un solo cantón en la primera ronda de 2022.

Los resultados del balotaje fueron radicalmente opuestos. El ppsd desplazó por completo al pln de la mayoría del territorio. Ganó 53 cantones y, con ello, el mandato del Ejecutivo por primera vez. En municipios como San Carlos, el ppsd amplió su ventaja y alcanzó el 58 % de los votos; en San Ramón, el 61 %, mientras que en otras localidades en las que había perdido en febrero, ganó en abril; es el caso de Grecia (57 %) y Alajuela (55 %). El pln, por su parte, logró el triunfo solamente en 29 cantones, perdió 34 con respecto a la primera ronda y con ello acreditó la tercera derrota consecutiva en un balotaje. En algunos municipios del centro del país, la ventaja del liberacionismo fue reducida en el balotaje, como en Goicoechea (50 % de los votos), Tibás (51 %) o San José (52 %). En pocos municipios del país el pln alcanzó un alto respaldo, como en Montes de Oca (61 %), Escazú o en Curridabat (59 %).

Este indicador refleja, en buena medida, la fuerte erosión de la base de apoyo electoral en el territorio que el pln cosechó entre 2010 y 2014. Los cartogramas identificados en el mapa 2 muestran el área relativa de cada cantón en función al tamaño del padrón electoral respectivo. Cantones con más electores son cantones más grandes, y, a la inversa, los más pequeños en electores aparecen de menor tamaño relativo en el mapa. Además, cuanto más intensos sean los colores, mayor es el margen de victoria a favor de uno u otro partido. Como se aprecia, el voto del centro no tuvo un claro dominador en segunda ronda, como sí había ocurrido en la primera. Asimismo, el ppsd controló la periferia en el balotaje, a pesar de su escasa presencia en febrero.

En síntesis, si bien es cierto que en las elecciones de 2018 y 2022 el resultado se revirtió entre primera y segunda ronda, hay una diferencia sustancial entre ambas. En los comicios más recientes, el partido que triunfó en febrero no logró mantener su ventaja y perdió el balotaje; esto ocurrió porque el margen de victoria en el centro del país en la segunda ronda, generalmente decisivo, fue estrecho y mucho menor que en la primera y porque el partido ganador (ppsd) obtuvo un fuerte respaldo en las zonas periféricas y compitió por el voto en el centro del país.

Mapa 2.  Cartogramas de partido ganador por cantón, 2022 

4.2. Colapso electoral del oficialismo y su

principal oponente dejó un vacío llenado por una nueva agrupación

En los comicios de la última década, la democracia costarricense muestra crecientes dificultades para construir mayorías electorales. Esto ha venido ocurriendo porque el respaldo de los partidos que ganan en la actualidad es mucho más pequeño que el de hace treinta años, cuando había más de un millón y medio de votantes menos (gráfico 1).

Después de un comportamiento oscilante en la primera década de este siglo, los partidos políticos que obtienen el primer lugar en primera ronda tienen un respaldo cada vez más pequeño con respecto al total del padrón nacional. Más aún, el respaldo obtenido por el primer y segundo lugar en 2022 es el más bajo hasta ahora reportado. Esta dinámica contrasta con la tendencia creciente del abstencionismo, que alcanzó su nivel más alto en esta ocasión.

Gráfico 1. Apoyo electoral obtenido por los dos partidos políticos con mayor votación y comportamiento del abstencionismo (porcentajes del padrón electoral)  

Una manera concreta de ver esta disminución del respaldo ciudadano a los partidos es comparar la cantidad de votos que obtuvo el partido ganador en 1994 y 2022. Hace 28 años, cuando el padrón electoral tenía 1.660.562 votantes menos que en 2022 (casi un 40 % más pequeño), el partido ganador obtuvo más de dos veces más votos que la agrupación ganadora en la primera ronda de 2022, con un padrón mucho más grande. De igual manera, la agrupación que alcanzó el segundo lugar en 1994 obtuvo cuatro veces más votos que el obtenido por el partido en segundo lugar en la primera ronda 2022 (gráfico 2). Si estas cifras se comparan con respecto al total de la población, los apoyos descritos son mucho menores.

Gráfico 2. Votos obtenidos por los dos partidos políticos con mayor apoyo, 1994 y 2022 

Aunado a la debilidad de las fuerzas políticas en la contienda, los comicios de 2022 se realizaron en el escenario de una ampliación importante de la oferta electoral para competir por la presidencia de la República. Esta vez, la papeleta presidencial contenía 25 candidaturas -eso es 12 opciones más que las de 2018-, pero pocas de ellas con opciones reales. En ese contexto, la competencia por los apoyos territoriales podía preverse más dura y disputada. Ningún respaldo territorial se ha mantenido por más de dos ciclos electorales, cuya duración es de cuatro años; esto es así tanto para partidos tradicionales y con amplia estructura organizacional como para el pln y el Partido Unidad Social Cristiana (pusc), pero también para otros más recientes, como el pac o Restauración Nacional (prn). Este comportamiento de alta inestabilidad de apoyos territoriales hacia los partidos políticos caracteriza una fase de elecciones con alto grado de incertidumbre en el ganador. Dicho de otra forma, el mercado de votos está abierto a cambios constantes, y los partidos no han logrado estabilizar sus bases de apoyo sólido, como se aprecia en el análisis de los cambios en los apoyos por centros de votación en 2022 (cada círculo en el mapa 3).

Mapa 3. Cambios en los apoyos electorales entre primera y segunda ronda por centro de votación, 2022 

5. Resultados del 2022 no variaron los

fundamentos políticos de la gobernanza

Los resultados electorales dieron un sorpresivo resultado: el control del Ejecutivo en manos de un inexperimentado partido político. Sin embargo, los principales fundamentos de la política se mantienen sin grandes variaciones, prolongando la era de los «gobiernos divididos». Por «fundamentos de la política» se entiende un conjunto de resultados electorales que condicionan el accionar de las distintas fuerzas políticas a la hora de decidir asuntos de interés público.

Uno de estos fundamentos es la composición partidaria del Congreso. Nuevamente, el Parlamento es multipartidista, sin mayorías legislativas y con una fracción oficialista reducida (en este caso, 10 diputados y diputadas): en las últimas tres elecciones, los representantes del oficialismo han sido el 32 % (2014) y el 18 % (2018 y 2022) del plenario (gráfico 3). En la primera legislatura de la administración Chaves Robles (2022-2023), el directorio de la Asamblea Legislativa está controlado por partidos de oposición y no hay alianzas formales o coaliciones para la formación de mayorías legislativas.

Gráfico 3. Composición del Congreso por período, según cantidad de representantes del partido oficialista y de los opositores, 1953-2022 

Un segundo fundamento es la fragmentación del sistema de partidos en el Parlamento. La literatura especializada plantea que a mayor fragmentación, mayor dificultad para construir mayorías, y que estas generen acuerdos. Para medir la fragmentación se utiliza el indicador denominado índice número efectivo de partidos (nep). Entre más se acerque el valor del índice a 2, más se está en presencia de un sistema de partidos catalogado como bipartidista, y entre mayor el valor, mayor es la fragmentación del sistema (Laakso y Tagepera, 1979). Básicamente, el nep permite estimar cuántos partidos tienen un peso significativo en la conformación del Congreso.

En 2022 se registró uno de los valores más altos de este indicador (4,9), igual al reportado en 2014. Históricamente, el país ha evolucionado hacia la fragmentación partidaria: contaba con un sistema bipartidista en las últimas décadas del siglo anterior, dominado por el pusc y el pln; a inicios de este siglo, el número efectivo de partidos aumentó de dos a tres. Desde hace tres elecciones, el indicador se mueve por encima de 4,5. Ante este panorama, los partidos se ven obligados a negociar alianzas para impulsar su agenda política.

Un tercer fundamento de la política actual está relacionado con la inestabilidad del voto. A este fenómeno se le conoce comovolatilidad electoral, y para medirlo se utiliza un indicador que calcula los cambios entre las proporciones de votos obtenidos por todos los partidos políticos en dos elecciones sucesivas; en este caso, 2018 y 2022. El índice de volatilidad mide la cantidad de electores que cambian su voto de un partido a otro en dos elecciones en términos agregados. A mayor valor del índice, mayor es la volatilidad electoral (Pedersen, 1979). El índice puede alcanzar valores de 0 a 100 %; un valor de 100 % significaría que todas las personas electoras cambiaron de partido de una elección a otra (el sistema es muy volátil) y 0 % significaría que ninguna persona cambió de partido (el sistema no es volátil, básicamente todo queda igual).

Según las cifras oficiales del tse, en 2022, dos de cada tres electores (65 %) votaron por un partido político distinto al que habían respaldado en 2018, la cifra más alta desde 1958. Este resultado es producto de grandes cambios en las preferencias electorales de la ciudadanía, entre los que sobresalen la marginación de los dos partidos que se disputaron la segunda ronda electoral en 2018 y el crecimiento vertiginoso de nuevas fuerzas políticas hasta que aparezcan nuevas circunstancias y sus apoyos se debiliten, como le ha ocurrido a otras agrupaciones políticas.

Después de un largo período de una versión clásica de un sistema bipartidista (pln y la oposición), el panorama político cambió drásticamente a inicios de este siglo. En este período prevalece la fragmentación política y la incertidumbre electoral. En cuanto a los partidos políticos y su apoyo electoral, se ha identificado un patrón de «montaña rusa» combinado con una erosión de los partidos tradicionales en las urnas. En consecuencia, a medida que surgieron nuevos partidos, estos obtuvieron un éxito relativo al atraer una porción significativa de votos, debilitando con ello las agrupaciones tradicionales. Sin embargo, dicho apoyo a los nuevos partidos disminuye drásticamente, convirtiéndose así, gradualmente, en actores políticos menos relevantes o incluso desapareciendo de la escena política.

Partidos políticos de todo el espectro ideológico -pac (centro-izquierda), Movimiento Libertario (pml) y prn (ambos de derecha), y Frente Amplio (fa, izquierda)- han experimentado esta tendencia de montaña rusa. A diferencia de las fuerzas políticas del pasado, las que compiten en contiendas electorales desde 2002 no han desarrollado identidades políticas sólidas y duraderas. Como resultado, los votantes saltan de una opción política a otra sin desarrollar vínculos -o estos son débiles- con los partidos. En cada elección, el viaje en la montaña rusa comienza de nuevo con nuevos actores políticos o con los que han sobrevivido.

Hoy en día, las identidades políticas de la mayoría de votantes costarricenses son transitorias: se forman en torno al voto, pero se desvanecen poco después de las elecciones. Por tanto, el predominio de identidades transitorias y débiles en la campaña electoral de 2022 creó las condiciones ideales para un escenario de alta y prolongada indecisión electoral, con tres importantes repercusiones políticas:

  • i) la agregación de múltiples indecisiones individuales generó un panorama de alta incertidumbre a nivel colectivo;

  • ii) la indecisión tuvo un impacto negativo en la participación electoral, al desmovilizar a los votantes, y

  • iii) la alta indecisión provocó una fuerte volatilidad electoral, como se muestra en el gráfico 4.

Los cambios en las preferencias partidarias entre 2018 y 2022 reportados por el índice son los más altos de los últimos 65 años; superan los registrados entre 1962 y 1966, y entre 1974 y 1978 (gráfico 4). Analizados desde una perspectiva histórica, los incrementos en la volatilidad electoral en el período 1953-2022 produjeron alteraciones importantes en la correlación de fuerzas políticas; particularmente, en las elecciones de 1966, 1978, 2006, 2018 y 2022. En estos procesos electorales, los cambios en el respaldo generaron desplazamientos y sustituciones de partidos políticos de una elección a otra (pac y prn recientemente), tal y como sucedió con Unión Nacional (un) en 1962 y Unificación Nacional (unac) en 1978.

Gráfico 4. Volatilidad electoral en elecciones presidenciales 

6. En ausencia de identidades fuertes,

preferencias de la ciudadanía son fluidas y cambiantes

En las dos elecciones presidenciales anteriores (2014 y 2018), uno de los resultados más relevantes es el aumento significativo de la volatilidad intra-electoral. La fluidez del voto entre una elección y otra, ya vista, convivió con la indecisión de la ciudadanía a lo largo de la campaña. En este apartado se analizan, precisamente, los cambios en las preferencias de la ciudadanía dentro de un mismo proceso electoral (volatilidad intra-electoral).

Al igual que en las tres últimas campañas electorales, las personas indecisas constituían, desde un inicio, una amplia proporción del electorado, convirtiéndose así en el grupo determinante de la contienda, que muestra importantes vaivenes en sus preferencias entre un mes y otro. En estas circunstancias, los análisis de opinión y las encuestas electorales tradicionales son insuficientes. Las encuestas, cuyas muestras poblacionales varían entre un estudio y otro, son incapaces de dar cuenta de ese dinamismo de la intención de voto.

En un panorama tan incierto como el que ha caracterizado a las elecciones recientes, el grupo de personas que está decidido a votar pero no tiene candidatura (indecisos) ha jugado un papel determinante en los resultados. En el caso de las elecciones estudiadas, la ejecución de un panel de electores con cinco rondas permite hacer análisis más precisos de este grupo y, con ello, saber que entre las personas indecisas hay diferencias relevantes.

El panel de electores fue desarrollado por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (ciep) de la Universidad de Costa Rica (ciep-ucr, 2022), en conjunto con el Programa Estado de la Nación. Un panel es un tipo de estudio longitudinal en el que se entrevista a un mismo grupo de personas en distintos momentos de la campaña electoral para examinar sus opiniones, actitudes y comportamientos a lo largo del proceso. Este tipo de estudios es especialmente útil en contextos y poblaciones con alta incertidumbre y preferencias electorales débiles, donde la ocurrencia de cambios abruptos de actitudes, preferencias o comportamientos es altamente probable. La muestra en la primera ronda del estudio fue de 1.965 personas; en la última participaron 578.4

Mediante esta metodología de investigación pudo comprobarse que el bajo respaldo inicial de todas las candidaturas presidenciales propició que los incrementos o pérdidas de apoyo alteraran constantemente las posiciones de las personas competidoras en distintos momentos de la carrera electoral. Por lo tanto, entrar a competir en segunda ronda fue una posibilidad realista para varias de las opciones en disputa, dado lo cambiante de las preferencias. En el gráfico 5 se aprecian las distintas trayectorias de las preferencias del electorado. En este, cada flujo agrupa la decisión de grupos respectivos de votantes en las cinco rondas del estudio. Que el color de la línea sea siempre el mismo significa que ese grupo no varió su preferencia por una de las determinadas opciones. Como se aprecia, los «fieles» partidarios son pocos y fueron, sobre todo, liberacionistas. El grupo más numeroso es el de votantes que «brincaron» de una opción a otra. Asimismo, esta visualización revela que las personas indecisas se inclinaron por varias de las opciones existentes y no únicamente por una o algunas pocas en particular.

Gráfico 5. Cambios en las preferencias del electorado según partido político, octubre 2021-abril 2022 

Dada la fluidez en las preferencias de la ciudadanía y la identificación de diferentes tipos de indecisión en las urnas, un aspecto a dilucidar fue las razones por las cuales un grupo numeroso de votantes decide cambiar, incluso varias veces, de preferencia electoral. Utilizando un modelo estadístico de regresión logística, cuya variable dependiente es el grupo de personas que cambian de candidatura, es posible identificar algunos hallazgos relevantes.

En primer lugar, la probabilidad de cambio en la preferencia del voto incrementa con el malestar social, la dificultad para decidirse y otro factor específico: las denuncias de soborno de una de las candidaturas. Por otra parte, este mismo modelo muestra que la probabilidad de volatilidad en la campaña disminuye conforme aumentan los ingresos de las personas consultadas. También, dicha probabilidad es menor si la ciudadanía posee simpatía partidaria y opina que las denuncias de acoso sexual influyeron en su preferencia (gráfico 6).

Gráfico 6. Factores determinantes en la volatilidad en la intención de voto, 2022 

7. Conclusiones

Los resultados de las elecciones costarricenses de 2022 dan continuidad a una era política inaugurada en 2014. Este último episodio electoral significó el derrumbe electoral del partido oficialista pac, el de mayor relevancia en la década anterior. A pesar de lo sorpresivo de los resultados finales, en esta elección se profundizan la erosión en las preferencias partidarias tradicionales y los cambios en el comportamiento de los electores que aparecieron en la escena política en los comicios de las últimas dos décadas (Alfaro-Redondo, 2006).

Producto de dichos cambios, el sistema de partidos políticos se encuentra en un largo período de transición hacia un nuevo estadio. Las principales características de este período de recomposición son una alta volatilidad en las preferencias electorales y una conformación pluripartidista de las instancias de representación, como resultado del aumento en el número efectivo de partidos. El apoyo electoral a los partidos políticos es frágil y volátil; por ello, no puede preverse la condición que alcanzará dicho apoyo en futuros procesos eleccionarios. La conformación del Congreso no cuenta con un claro dominio partidario, lo que vuelve a la negociación política una exigencia y una necesidad de cara a la posibilidad de materializar las iniciativas.

Finalmente, el nivel de participación política volvió a bajar por sétima elección consecutiva, y el abstencionismo superó por primera vez el 40 % de las personas empadronadas. Esto apunta al debilitamiento del hábito de votar en las generaciones de mayor edad, el desarrollo de identidades partidarias transitorias y un tardío ingreso de las cohortes de votantes más jóvenes al mundo de la participación electoral.

Bibliografía

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Nota: La autora es la única responsable del artículo.

1 Autores como Díaz-González (2022) descartan, usando datos de los comicios 2022, la existencia de un «voto religioso» en Costa Rica como herencia del clivaje de 2018.

2Ver Ovares, 2022.

3El partido Progreso Social Democrático fue fundado el 20 de mayo de 2018. La elección nacional 2022 fue la primera en la que compitió como agrupación política.

Nota: Este artículo fue aprobado por la Dra. Verónica Pérez

Recibido: 24 de Marzo de 2023; Aprobado: 25 de Abril de 2023

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