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Revista Uruguaya de Ciencia Política

versión On-line ISSN 1688-499X

Rev. Urug. Cienc. Polít. vol.15 no.1 Montevideo dic. 2006

 

Final del Juego. Del bipartidismo tradicional al triunfo de la izquierda en Uruguay

CONSTANZA MOREIRA

Editorial Trilce. Montevideo, 2004. 167 páginas.

 

Por Hugo Borsani *

 

Revista Uruguaya de Ciencia Política N°15. 2006. pp. 199-202. ISSN 0797 9789

 

Como era lógico prever, el triunfo electoral de la izquierda en octubre del 2004 suscitó una gran cantidad de libros y artículos describiendo y analizando el hecho, sin duda histórico. Pero seria errado o simplista, pensar que el último libro de Constanza Moreira, Final de Juego. Del bipartidismo tradicional al triunfo de la izquierda en Uruguay, tenga solamente valor y relevancia por la coyuntura política. En efecto, una de las cualidades del libro de Moreira es que no se trata simplemente de una crónica (aunque incluye también una crónica) de los acontecimientos políticos recientes. Se trata de un bien logrado esfuerzo –respaldado en inteligentes argumentos y amplia cantidad de datos– de construir una explicación de la transformación del sistema político uruguayo, que tiene como desenlace, el triunfo electoral de la izquierda en octubre del 2004. En efecto, como el subtitulo del libro lo aclara, el objetivo principal, es explicar las causas que llevaron a la transformación del sistema político uruguayo de un bipartidismo a un multipartidismo, con la izquierda no solo gobernando sino como principal partido del sistema. Moreira se basa en conceptos de teoría política ampliamente compartidos por la comunidad académica, así como en tesis propias, algunas de las que pueden se consideradas polémicas, pero generalmente muy bien respaldadas. Y todo eso con una redacción llana y directa, haciendo la lectura sumamente ágil y atractiva, otra de las cualidades del libro a ser resaltada.

 

El libro está dividido en tres capítulos perfectamente diferenciados. El primer capítulo da cuenta de la dimensión política de la transformación del sistema de partidos uruguayo, y en ese sentido podría decirse que allí está lo más esencial del libro. Esa explicación tiene como eje central el análisis del funcionamiento de los partidos políticos uruguayos como un conjunto, esto es, como un sistema de partidos. Una de las principales tesis de Moreira en este capítulo es que la aparición de la izquierda como fuerza política relevante colocó la ideología y la representación diferenciada de intereses en el centro del escenario político “como un fuerte divisor de aguas de los partidos uruguayos”. Diferenciación que continuó reforzándose a lo largo del actual período democrático, bajo los gobiernos de coalición entre blancos y colorados, llevando a lo que la autora llama una dinámica de bloques: por un lado el “bloque tradicional” representado por el Partido Colorado y el Partido Nacional y por otro lado la izquierda, esencialmente el Frente Amplio. En el inicio del capítulo se presenta, de forma muy didáctica y sintética, una explicación de lo que constituye un sistema de partidos y cuáles son los criterios para caracterizarlos, utilizando las tipologías de Giovanni Sartori sobre el criterio numérico y el criterio ideológico, a los que Moreira adiciona el de la alternancia partidaria e ideológica en el poder. Se entiende así rápidamente por qué el sistema político uruguayo es hoy un multipartidismo moderado y relativamente polarizado. El tema central de este primer capitulo es la revisión de la tesis del bipartidismo uruguayo, a través de tres análisis: a) que nunca existió un bipartidismo puro porque siempre hubo “terceras opciones”; b) que la fuerte fraccionalización de los partidos políticos uruguayos, una característica destacada en todo manual de ciencia política comparada, impedía identificarlos como partidos propiamente dichos y c) la coparticipación en el poder de blancos y colorados en la gran mayoría de los años vividos en democracia.

 

Muchos analistas políticos abordaron el tema de las características del bipartidismo uruguayo y una de las objeciones que pueden hacerse al trabajo de Moreira es no  presentar al menos una de las posiciones que concuerdan con esa tipificación del  sistema político uruguayo. No obstante, Moreira presenta análisis de fuerte impacto, como la suma del resultado electoral de los partidos no tradicionales a lo largo de todo el período democrático, dando cuenta de la existencia de un espacio para una opción “alternativa”. Cuando la habilidad política y la coyuntura histórica e internacional permitieron que ese espacio alternativo se consolidase en una coalición política, y blancos y colorados descontentos se sumaron a la misma, ahí estuvo, dice Moreira, el verdadero punto de inflexión de la política uruguaya. A la explicación coyuntural la autora añade dos explicaciones que tienen que ver con las características del sistema de partidos. Una es la alta fragmentación de los partidos tradicionales, que les quitaba identidad, lo que posibilitó que los sectores más descontentos de dichos partidos los abandonasen cuando detectaron la viabilidad de una alternativa de poder. La otra explicación está en el llamado “sistema de compromiso” entre blancos y colorados que llevó a diferentes grados y formas de coparticipación del poder en la mayor parte de la historia democrática del Uruguay. Esto hizo que nunca, o muy pocas veces, el Partido Colorado y el Partido Nacional (fundamentalmente este último por ocupar mucho menos el sillón presidencial) fueran verdaderos “partidos de oposición”. Por lo menos nunca lo fueron en la magnitud que lo fue, hasta el 2005, la izquierda. Ese carácter esencialmente opositor benefició a la izquierda, como es señalado en el libro, que capitalizó todo el descontento derivado de la crisis económica del período 1999-2003.

 

En definitiva, el gobierno de coalición con “el tercero excluido” practicado por los partidos tradicionales, resultó saludable para el sistema político uruguayo, algo que parece no haber sido percibido por la autora –que manifiesta una posición crítica a la exclusión de la izquierda de las instancias de poder en los gobiernos anteriores– ya que,  como ella misma sostiene, esto permitió, en la crisis económica, canalizar las expectativas políticas en quienes aún no habían participado del poder, algo que no fue posible en Argentina, conturbando la propia estabilidad política de aquel país. O sea, gobierno y oposición bien definidos parecen haber sido claves para la estabilidad del sistema político. Un concepto clásico en el que se basan democracias tan antiguas y consolidadas como la inglesa y la norteamericana (con sistemas bipartidistas), y que observamos desde hace ya algún tiempo en España, o más recientemente en Italia (con sistemas multipartidistas).

 

En base a estos tres análisis, Moreira relativiza, de forma magistral, la tesis del bipartidismo uruguayo, lo que es fundamental en su teoría del ascenso y consolidación de la izquierda en el escenario político uruguayo, con la peculiar legislación electoral vigente hasta 1996, que fortalecía los partidos mayores del sistema. La segunda parte del primer capítulo presenta la evolución política y electoral reciente (1985-2004), con destaque para las elecciones de 1999 y 2004, realizadas bajo la nueva legislación electoral. A la descripción y análisis de los resultados se agrega una serie interesantes de datos según diversas características del electorado de cada uno de los partidos. A modo de crítica, cabe observar que, a pesar de la firme posición de considerar que la verdadera competición política se daba entre las fracciones partidarias de los partidos tradicionales, más que entre los propios partidos –y por lo tanto que no había un Partido Colorado y un Partido Nacional sino varios (esto es un corolario lógico de la anterior afirmación)– el Partido Colorado, como una unidad, es considerado el principal artífice de la escalada autoritaria que lleva al golpe de Estado y que comanda la transición democrática. No hay aquí distinción entre las fracciones internas de dicho partido, como podría esperarse del análisis anterior.

 

El segundo capítulo presenta una lectura política de la evolución de la economía y tiene por objetivo mostrar una continuidad entre la conducción económica del período autoritario y el democrático iniciado en 1985. El capítulo analiza los principales temas, políticos y económicos, abordados en las diferentes administraciones que se sucedieron hasta el 2005: la prioridad de los temas institucionales durante el primer gobierno pos-dictadura de Sanguinetti, la presión privatista del gobierno de Lacalle (y su freno), las reformas de las políticas sociales del segundo gobierno Sanguinetti y los esfuerzos (no concretados) de desregulación bajo el gobierno de Batlle. La principal hipótesis de este capítulo es que la crisis del año 2002 y el triunfo electoral de la izquierda solo se entienden a la luz de los conflictos económicos que llevaron a una mayor polarización del sistema político y al golpe de Estado en 1973. El capítulo culmina con un interesante análisis, y una cronología, de los diferentes mecanismos de democracia directa utilizados durante el período 1985-2005, presentados bajo la óptica del “soberano contra el gobierno”, en oposición a la perspectiva gobierno/oposición, otro de los análisis que pueden ser considerados polémicos.

 

Por último, el tercer capítulo trae algunos conceptos relevantes provenientes de la cultura política que también son utilizados para explicar la transformación habida en el sistema de partidos uruguayos, en especial la polarización del sistema en dos grandes “familias ideológicas” (la izquierda y la no izquierda). Este capítulo contiene tal vez una de las tesis más polémicas: que la izquierda se transformó en el sostén de la cultura democrática del Uruguay. Nuevamente, tal afirmación no es gratuita, sino que está respaldada en datos sobre identificación y autoidentificación ideológica de políticos y electores y de opinión pública. El libro se cierra con un análisis de la baja participación de las mujeres en los partidos políticos y altos cargos del gobierno, y de las consecuencias de la emigración para el sistema político y la cultura política del país.

 

Obviamente que un libro sobre acontecimientos tan recientes, y en un contexto de una mayor polarización ideológica del sistema político, como se desprende del propio trabajo de Constanza Moreira, difícilmente deje de presentar análisis y puntos de vista que pueden generar controversia. Pero el valor de Final de Juego está en el cuidadoso armado y conexión de las distintas partes de su teoría explicativa, sin perder la simplicidad expositiva, lo que le otorga un alto grado de convencimiento, obligando a una mayor agudeza analítica de las posturas discrepantes y, en definitiva, contribuyendo para enriquecer y elevar el debate político nacional actual.



* Doctor en Ciencia Política por el Instituto Universitario de Pesquisas de Río de Janeiro (IUPERJ). Profesor e Investigador de la Universidad Estadual do Norte Fluminense, Río de Janeiro, Brasil.



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