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Veterinaria (Montevideo)

Print version ISSN 0376-4362On-line version ISSN 1688-4809

Veterinaria (Montev.) vol.58 no.218 Montevideo Dec. 2022  Epub Dec 01, 2022

https://doi.org/10.29155/vet.58.218.1 

Editorial

Importancia de la investigación en ciencias veterinarias

Importance of research in veterinary sciences

Importância da pesquisa em ciências veterinárias

1Miembro del Consejo Editor de Veterinaria. Departamento de Microbiología, Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. Avenida Italia 3318, Montevideo 11600, Uruguay. Correo de contacto: pzunino@iibce.edu.uy


Los antecedentes de la veterinaria en la historia de la humanidad se remontan a tiempos inmemoriales, asociada a la relación entre seres humanos y animales ya sea con fines de alimentación, como ayuda en labores agrícolas y en guerras, como representación religiosa o como compañía.

Aunque el origen etimológico de la palabra Veterinaria (del latín “veterinārius”) es discutido, hay acuerdo en considerar que se refiere a la práctica profesional dedicada a tratar las afecciones de los animales, por parte de individuos que se ocupaban de intervenir ante problemas de los animales que fueran destinados a trasladar cargas, en general añosos.

Entre los antecedentes más remotos vinculados al tratamiento y curación de animales se encuentra el famoso Código promulgado durante el reinado de Hammurabi en Babilonia (1792 a 1750 AC). En él se hace referencia a derechos y deberes de quiénes proveían o solicitaban atención veterinaria.

Otras evidencias históricas muestran que bajo la administración de la dinastía Zhou Occidental (1111-771 AC) se estableció un Departamento Veterinario, que formaba veterinarios dedicados fundamentalmente al cuidado de los caballos del ejército, así como los primeros hospitales para la atención animal.

La primera escuela veterinaria fue la de Lyon, fundada en 1761 por Claude Bourgelat, durante el reinado de Luís XV. Este hito no se da en forma azarosa sino que es hijo de la Ilustración, movimiento surgido en el siglo XVIII que buscaba disipar la oscuridad de la ignorancia humana mediante el conocimiento, la ciencia y larazón. Bourgelat consolidó la educación formal en salud animal y prestó además, particular atención a sus interacciones con la salud humana. A Lyon le siguió la apertura en 1765 de la escuela veterinaria de Alfort en las afueras de París, y a partir de ese momento, el mundo se fue poblando de escuelas y facultades de veterinaria que surgían por la percepción de la necesidad de consolidar la formación en salud animal por razones económicas y el cuidado de la salud humana.

Los estudios veterinarios en Uruguay se comienzan a cursar formalmente en 1905, adscriptos a la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, en el marco del impulso modernizador del gobierno de José Batlle y Ordóñez.

En la actualidad, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República ha asumido como Misión “Crear y difundir el conocimiento en las áreas de la salud animal, especialmente las vinculadas con la salud humana; contribuir al estudio de problemas de interés general y propender a su comprensión pública, defender los valores morales, el bienestar social y los derechos de la persona humana, formar profesionales competentes para actuar en el campo de las ciencias veterinarias, aportando los fundamentos éticos que conformarán su carácter de ciudadanos comprometidos con la sociedad” (28 de marzo de 2005).

Esta muy breve reseña pretende ilustrar el camino de consolidación y relevancia que ha adquirido la veterinaria a lo largo de la historia humana, así como la responsabilidad que recae sobre la profesión en este particular momento que vive la humanidad.

La pandemia de COVID-19 no ha hecho más que profundizar la crisis global de la salud, entendida ésta en su más amplia acepción, y reconocida por los organismos intergubernamentales de la salud (OMS, FAO y OIE).

Actualmente, la humanidad lucha contra los síntomas médicos y económicos de la pandemia, pero no contra las causas que ambientaron su emergencia. Entre estas causas se pueden mencionar cambios en el uso de la tierra e hiperintensificación de los sistemas productivos, destrucción de hábitats de especies silvestres, cambio climático, concentración de la población mundial en centros urbanos e inequidad en la distribución de la riqueza, entre otras. Problemas adicionales desafían hoy a la humanidad, como el aumento de la resistencia de las bacterias a los antimicrobianos. Se estima que en 2050 las muertes relacionadas con estos microorganismos resistentes superarán a las causadas por cáncer, pudiendo llegar a 10 millones de personas en el mundo anualmente.

En los últimos años se ha propuesto un encare alternativo para la promoción de la salud pública que consiste en un enfoque interdisciplinario y multisectorial en el manejo de la salud de los seres humanos, los animales y el ambiente en forma transversal e integrada, denominado “Una Salud”. Esta estrategia, asumida formalmente en forma coordinada por la OMS, FAO y OIE en 2010 ante la crisis planteada por la influenza aviar altamente patogénica (HPAI), puede significar un paso adelante, pero requerirá inevitablemente de la toma de decisiones a nivel político local y global.

Ante este estado de cosas, los Veterinarios tienen un papel relevante a jugar. En primer lugar, se debe extremar la calidad en la formación de los nuevos profesionales y en la actualización de aquellos con años de recibidos. Para ello se deberá apuntar a una formación rigurosa, pero de miras amplias y con una sólida base científica. Si bien el cultivo de las competencias y destrezas profesionales es importante para la resolución del caso clínico concreto, no se puede olvidar que el rigor académico y científico es básico para el progreso, la sustentabilidad y la proyección a largo plazo de la práctica profesional.

Sin un fuerte sustento científico, se corre el riesgo de que la veterinaria se quede en la inercia del cultivo del saber técnico de orden artesanal, más que avanzar como una verdadera práctica profesional capaz de ejercer un impacto tangible sobre la realidad.

El impulso de la investigación científica también colaborará para sustentar una práctica profesional interdisciplinaria, en vínculos sinérgicos con otras profesiones y áreas del conocimiento que se cruzan en una concepción sistémica moderna de la salud, incluyendo campos hasta hace poco percibidos como distantes, como las ciencias ambientales, las ciencias sociales (ej. economía, desarrollo, demografía) y las humanidades (ej. ética, antropología).

En esta etapa de reflexión y reposicionamiento de la veterinaria en Uruguay y en el mundo entero, el impulso de la investigación es fundamental. La generación de conocimiento científico original de excelencia, es una tarea necesaria para el progreso y el bienestar de nuestras comunidades, particularmente en el momento que nos toca vivir. Por otro lado, también lo es para la formación de los nuevos veterinarios. La docencia se podrá nutrir de esta manera de la ciencia moderna para formar profesionales competentes, críticos y con una mente abierta a los cambios, capaces de responder a los desafíos que se les presenten en su tarea profesional.

Pablo Zunino

Nota de contribución: Pablo Zunino - 100%

Recibido: 13 de Mayo de 2022; Aprobado: 23 de Mayo de 2022

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