Introducción:
Las parasitosis ocasionadas por nematodos gastrointestinales (NGI) representan uno de los principales problemas sanitarios que afectan la producción ovina mundial así como también en Uruguay, provocando pérdidas económicas de magnitud al afectar el crecimiento y desarrollo de los animales jóvenes y disminuir significativamente la producción de carne y lana (Barger, 1996; Bonino, 2002; Fazzio y col., 2011). Se encuentran entre las causas más frecuentes e importantes que provocan una ineficiencia biológica y económica en los sistemas pecuarios, reduciendo sutil o apreciablemente la productividad animal al ocasionar trastornos digestivos que interfieren en la nutrición y desarrollo normal del individuo además de favorecer la presencia de enfermedades secundarias (Cuéllar, 2008). La elevada prolificidad, adaptabilidad y resistencia a diversas condiciones climáticas ocasionan que los NGI tengan una amplia distribución geográfica y una prevalencia alta tanto en regiones templadas como tropicales, afectando de forma continua a los ovinos y creando la necesidad de controlar estas parasitosis a los efectos de lograr una productividad aceptable (Cuéllar, 2007). Uruguay se encuentra en su totalidad en clima templado sin importantes diferencias en su territorio, aunque si existen grandes variaciones del comportamiento climático entre años (Castells, 2004). Estas características climáticas, han determinado desde hace más de un siglo el desarrollo de sistemas productivos mayormente pastoriles y mixtos de ovinos-bovinos (Nari y Risso, 1994; Salles, 2002). La cría de animales en sistemas pastoriles tanto en regiones templadas, tropicales y subtropicales con lluvias relativamente abundantes, determina que los mismos estén indefectiblemente expuestos al desafío por NGI (Salles, 2002). Estos problemas parasitarios se han visto incrementados como consecuencia de las nuevas prácticas ganaderas, las que buscan una mayor rentabilidad de los sistemas productivos mediante un aumento del número de animales por unidad de pastoreo, lo cual provoca una mayor transmisión de estas parasitosis (Soca, 2006). Estudios realizados por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y la División Laboratorios Veterinarios (DILAVE), demuestran que el impacto potencial de los NGI en la etapa de recría ovina es de 23,6% en la reducción de peso vivo (PV), 29,4% en disminución del peso de vellón sucio (PVS) acompañados de importantes niveles de mortandad cercanos al 50% (Castells y col., 1995). Por su parte la afectación de la longitud y del diámetro de la fibra de lana han sido cuantificadas en 10% y 6,5% respectivamente (Castells, 2008). El encare de este problema es complejo, donde además de las pérdidas productivas se generan graves consecuencias de resistencia antihelmíntica (RA) y residuos debido al uso de drogas antiparasitarias (Bonino, 2002).
En este marco económico productivo, sino ocurre un cambio drástico en el enfoque de control, cabe esperar un aumento progresivo de los casos de resistencia múltiple en distintas especies/géneros de endo y ectoparásitos, junto a la posibilidad de crear desequilibrios ecológicos y residuos en carne, leche y lana (Anziani y Fiel, 2015; Barnes y col., 1995; Nari y Hansen, 1999).
Además en muchas zonas de nuestro país cada vez resulta más claro que a corto y mediano plazo, no existirá otra alternativa que mejorar el manejo, la productividad y rentabilidad del campo natural que constituye nuestra mayor fuente forrajera (Nari y Cardozo, 1987). En este sentido, a nivel mundial son cada vez más frecuentes los reportes sobre la rápida aparición de cepas de NGI quimioresistentes (Medina y col., 2014; Morales y Pino, 2001; Pritchard, 1994; Waller, 1997). En Uruguay la situación de la misma es preocupante, ya que estudios realizados en 1994 registraron que el 92,5% de los establecimientos ovejeros manifestaban algún grado de RA en donde el principal nematodo involucrado fue Trichostrongylus spp. y en segundo lugar Haemonchus spp. (Nari y col., 1996).
Esta situación, por otra parte, ha estimulado aún más la investigación y el desarrollo de nuevos métodos de manejo antiparasitario y la necesidad de un control integrado de parásitos en ovinos (CIP), ya que cada vez resulta más necesaria la combinación de diversas y a veces más complicadas alternativas de control a efectos de obtener los mismos resultados (Castells, 2002; Eddi y col., 2000). Las medidas de manejo del pastoreo consisten en diseñar estrategias que reduzcan la posibilidad de contacto entre las formas infestantes de los parásitos que están en refugio en las pasturas con el huésped (Salles, 2002), y en nuestros sistemas de producción se puede lograr mediante descanso de pasturas, diferimiento de forraje, pastoreo alterno, o por dilución y correcta utilización de pastoreos inmediatos a las dosificaciones evitando el riesgo de reinfección de las pasturas (Romero, 2002; WingChing-Jones y Salazar Figueroa, 2015).
Otro aspecto estudiado ha sido el efecto de diferentes niveles proteicos en la dieta y su influencia sobre los NGI, ya que algunos estudios han mostrado claros beneficios en el control parasitario en animales alimentados con elevados niveles de proteínas (Kahn y col., 2000). Estas dietas ricas en proteínas de alto valor biológico dificulta el establecimiento de los helmintos debido a una mejor respuesta eosinofílica del huésped, observándose menores conteos de huevos de parásitos por gramo de materia fecal (HPG) y menor cantidad y tamaño de NGI adultos en los animales (Coop y Kyriazakis, 1999).
Dentro de las nuevas estrategias de control de NGI también se han comenzado a evaluar las potencialidades de algunas sustancias presentes en las pasturas como ciertos metabolitos secundarios, los que constituyen una excelente herramienta para reducir los niveles de enfermedades en los animales (Douglas y col., 1995; Morenoy col., 2010;Niezen y col., 1998; Soca, 2006). Actualmente existe un interés por la utilización de forrajes con determinados niveles de Taninos Condensados (TC) como integrantes de la dieta de rumiantes, debido a los potenciales beneficios en el valor nutritivo de ésta y en la salud animal (Martínes Ortiz de Montellano, 2010;Mederos y Banchero, 2013; Waghorn y col., 1997), además de sus efectos antihelmínticos ya que se han considerado los responsables de disminuir los niveles de infección por NGI sobre todo en rumiantes jóvenes (Athanasiadou y col., 2000; Lange y col., 2006;Niezen y col., 1995, Robertson y col., 1995).Dichas plantas pueden tener una actividad antiparasitaria directa, pero también podrían tener un efecto indirecto a través de mejorar la respuesta inmune de los animales contra los NGI. Se han reportado recientemente varios trabajos en los que se demuestra que los taninos pueden mejorar la resiliencia (menos signos clínicos, mejor crecimiento y producción de lana) y resistencia (menor cantidad de huevos de nematodos en heces, menor carga parasitaria y menor fertilidad de hembras parásitas) de los caprinos y ovinos infectados con NGI (Hostey col., 2006). Sin embargo, se debe tener en cuenta que la respuesta de los animales a la ingestión de TC depende de la concentración de éstos en las plantas, pues plantas con concentraciones de TC entre el 5% y 10% de la MS reducen el consumo y la digestibilidad del forraje (Otero e Hidalgo, 2004).Stewart,(1996)destaca a Plantago lanceolatacomo una de las especies de interés para mejorar el desempeño de animales en pastoreo; dado que su contenido de metabolitos secundarios colabora en la protección de la proteína a nivel ruminal mejorando los parámetros productivos (Kemp y col., 2013) y presenta actividad antihelmíntica (Hutton y col., 2011).
El objetivo del presente trabajo es evaluar el efecto antiparasitario que posee el pastoreo de ovinos sobre una pradera de Plantago lanceolata (Llantén) frente a otra testigo de Lolium multiflorum (Raigrás anual).
Materiales y Métodos:
El experimento fue realizado en la Estación Experimental “Mario A. Cassinoni” (E.E.M.A.C.) de la Universidad de la República, ubicada en Ruta 3 Km. 363, Paysandú, Uruguay, desde el 15 de junio al 2 de diciembre de 2008. Se utilizó una pradera de Plantago lanceolata cv. Tonic (Llantén) y otra de Lolium multiflorum cv. Pronto (Raigrás anual), de fácil acceso y cercanas a las instalaciones centrales de la estación experimental, con buena disponibilidad de forraje y agua para los animales. Las mismas habían sido utilizadas anteriormente por bovinos (pastoreo rotativo de terneros) y tenían al inicio del ensayo un período de 60 días de descanso. Las muestras individuales de materia fecal fueron remitidas al Laboratorio Regional Noroeste de la DILAVE “Miguel C. Rubino”, Ruta 3 Km. 369, Paysandú, para la realización de contaje de huevos por gramo de materia fecal, así como también las muestras de sangre para la realización de los hematocritos. Las muestras colectivas (pool) de materia fecal fueron enviadas al Laboratorio Central de la DILAVE, Ruta 8 Km. 17,500, Montevideo, Uruguay, para la realización de cultivo de larvas.
Fue utilizada una población total de 40 corderos de raza Merino Australiano, de 7 meses de edad al inicio del ensayo, clínicamente sanos, castrados e identificados individualmente con caravana en la oreja izquierda. Se constituyeron dos grupos tomados al azar de 20 animales cada uno, para diferentes tratamientos de pastoreo. Al comienzo del experimento todos los animales fueron dosificados contra nematodos gastrointestinales con un antihelmíntico comercial de amplio espectro, perteneciente al grupo de las Lactonas Macrocíclicas (Cydectin®Oral) (®Laboratorio Pfizer-Fort Dodge) - Moxidectin 0,2% - 0,2 mg/kg. Posteriormente fueron llevados a un potrero alejado durante 10 días, para finalmente ingresar a las praderas que conformaron el estudio. Fue utilizada 1 hectárea (ha) de Plantago lanceolata cv. Tonic (Llantén) de segundo año, con una densidad de siembra de 8 kg/ha con siembra directa, y 1 hectárea (ha) de Lolium multiflorum cv. Pronto (Raigrás anual), con una densidad de siembra de 20 kg/ha con siembra directa. La semilla utilizada en los dos casos fue de calidad certificada y adquirida en plaza. Ambas se refertilizaron con 100 kg/ha de Superfosfato Di Amonio (18/46/0) en marzo y 100 kg/ha de Urea (46/00) en mayo de 2008.
Se llevaron a cabo dos tratamientos diferentes en cuanto a la pastura utilizada para cada grupo de animales.
Tratamiento 1 (T1): Los 20 animales de dicho tratamiento fueron asignados a la pastura de Plantago lanceolata cv. Tonic durante todo el transcurso del ensayo. El área se fraccionó en tres parcelas de 0,33 ha cada una, manejándose con un pastoreo rotativo de 14 días de ocupación y 28 días de descanso. La disponibilidad inicial de forraje fue de 1380 kg/ha MS
Tratamiento 2 (T2): Los 20 animales de dicho tratamiento fueron asignados a la pastura de Lolium multiflorum cv. Pronto durante todo el transcurso del ensayo. El área se fraccionó en tres parcelas de 0,33 ha cada una, pastoreándose de igual modo que el tratamiento anterior, es decir con 14 días de ocupación y 28 días de descanso. La disponibilidad inicial de forraje fue de 1441 kg/ha MS.
Determinaciones Realizadas:
a) Contaje de huevos por gramo de materia fecal: Se realizó inmediatamente antes de ingresar al experimento y luego sucesivamente cada 14 días (15/7/2008 al 2/12/2008). Las muestras de materia fecal individuales de cada animal, fueron extraídas por vía rectal y se colocaron en bolsas plásticas correctamente identificadas. Luego las mismas fueron remitidas inmediatamente y adecuadamente refrigeradas en caja térmica al Laboratorio Regional Noroeste de la DILAVE “Miguel C. Rubino”, para la realización de contaje de HPG mediante la técnica de Mac Master modificado.
b) Cultivo de larvas: Del total de muestras individuales remitidas al Laboratorio Regional Noroeste de la DILAVE “Miguel C. Rubino”, se realizó un pool de materia fecal. Dicha muestra se colocó en bolsas plásticas correctamente identificadas y fue enviada adecuadamente refrigerada en caja térmica al Laboratorio Central de la DILAVE, para la realización de cultivo de larvas por medio de la técnica de Corticelli y Lai cada 28 días.
c) Peso vivo: Esta determinación también se efectuó inmediatamente antes de ingresar al experimento y luego sucesivamente cada 14 días hasta el final del mismo. Para la misma fue utilizada una balanza electrónica para pesaje de ovinos (ICONIX®Mod. FX 15).
d) Hematocrito: Para su realización se extrajeron muestras de sangre de la vena yugular a veinte animales (diez de cada grupo de tratamientos) en ocasión del 5to muestreo del experimento (14/9/2008), con agujas calibre 18G asépticas e individuales para cada animal. Las mismas se colocaron en tubos de colección de sangre correctamente identificados y conteniendo Heparina como anticoagulante, y luego fueron remitidas inmediatamente y adecuadamente refrigeradas en caja térmica al Laboratorio Regional Noroeste de la DILAVE “Miguel C. Rubino”.
e) Análisis estadístico: Para el análisis estadístico fueron considerados los registros de los 20 animales que conformaron cada grupo de tratamiento, siendo la unidad observacional cada animal. Las variables evaluadas fueron HPG y peso vivo, y se estudiaron en cada fecha de muestreo mediante modelos lineales generalizados y diferencias de medias utilizando el soporte estadístico INFOSTAT. El peso vivo inicial se utilizó como covarianza. Para el análisis estadístico de los contajes de HPG se ajustaron modelos lineales generalizados, asumiendo que el nivel de infección presentó distribución multinomial ordinal. El nivel de significación considerado fue de p<0.10.
Resultados:
a) Contaje de huevos por gramo de materia fecal
En la Figura I se muestran los resultados promedios de la evolución de los contajes de HPG durante todo el período de ensayo para los dos grupos de tratamientos.
Al comienzo del experimento ambos grupos comenzaron con niveles promedios de HPG bajos observándose que oscilaron a lo largo del mismo de manera similar, con excepción del 10mo muestreo (20ma semana) donde el grupo sobre Llantén (T1) mantuvo sus promedios de HPG, mientras que en los animales pastoreando Raigrás (T2) descendieron. Se observa que en ambos grupos los contajes de HPG promedios aumentaron en el 2do y 4to muestreo, pero luego se mantuvieron con niveles leves hasta el final del ensayo, donde los dos grupos terminaron con iguales cargas parasitarias. Cuando se analizaron los registros de los niveles de HPG de ambos grupos durante todo el período de ensayo, los valores promedios fueron de 246 (T1) Llantén y 316 (T2) Raigrás, y las mayores diferencias se evidenciaron en el 9no muestreo (329 (T1) Llantén y 578 (T2) Raigrás). El análisis estadístico no presentó diferencias significativas entre ambos grupos en ninguno de los muestreos (p<0.10).
b) Cultivo de larvas
En el Cuadro I se observa que los géneros de NGI predominantes durante todo el ensayo determinados mediante cultivo de larvas fueron principalmente Haemonchus spp. y Trichostrongylus spp., y en menor proporción Ostertagia spp., Cooperia spp. y Oesophagostomum spp.
c) Peso Vivo
En la Figura II se muestra la evolución de peso vivo promedio de los animales de los dos grupos de tratamientos durante todo el período de experimento. El peso vivo inicial fue de 25,7 kg y 26,3 kg para Llanten y Raigras respectivamente, mientras que la ganancia media diaria fue de 0,120 kg/día para el primero y 0,123 kg/día para el segundo.
Al analizar la Figura, se aprecia que los animales de los dos grupos de tratamientos ganaron promedialmente similar peso durante todo el experimento, a excepción del 2do muestreo donde ambos grupos de animales mantuvieron en promedio su PV y al 9no muestreo donde ambos tratamientos registraron disminuciones del mismo.
La evolución de peso vivo no presentó diferencias significativas entre ambos grupos en ninguno de los muestreos (p<0.10) (Figura IV). El comportamiento productivo muestra que los animales sobre Raigrás culminaron el ensayo promedialmente con pesos levemente superiores a los alimentados con Llantén 42,4 (T1) Llantén y 43,5 (T2) Raigrás), si bien la evolución promedio de la ganancia diaria de peso vivo fue similar para los dos tratamientos.
d) Hematocrito
En todos los casos se observaron valores normales de hematocrito (23 a 38% (T1) Llantén y 23 a 37% (T2) Raigrás), según los niveles fisiológicos establecidos para la especie ovina (Manual Merck, 2000). También se evidenció una asociación negativa entre el HPG y hematocrito, ya que a medida que aumentó la infestación parasitaria descendieron los valores de dicho parámetro hematológico.
e) Precipitaciones y temperaturas
Los datos climáticos del experimental se pueden observar en el CuadroIIsiguiente, en el cual se evidencian las escasas precipitaciones en los 3 primeros meses que pudieron haber afectado el crecimiento de las pasturas. En cambio, en el periodo primaveral las condiciones de temperatura y precipitaciones fueron óptimas para el crecimiento de las praderas.
f) Análisis estadístico
Como se observa en el CuadroIIIsiguiente ningún efecto resultó estadísticamente significativo (p<0.10). La comparación de los perfiles de distribución estimada de los contajes de HPG para ambos tratamientos fue aproximadamente la misma (Figura III), por lo que las medias resultaron muy parecidas entre sí 246 (T1) Llantén y 316 (T2) Raigrás).
Para el análisis estadístico de los datos de peso vivo se ajustaron modelos lineales generales de heterogeneidad de curvas (con medidas repetidas en el tiempo) del peso en función del tiempo transcurrido. También se ajustó por peso vivo al inicio. Los modelos ajustados fueron de la forma: PV est.= b0 + b1*días + b2*días2
Para Llantén: y= 25,39 + 0,179*t - 0,000385*t2
Para Raigrás: y= 25,52 + 0,191*t - 0,000454*t2
La ganancia diaria constituyó la pendiente en cada punto de las curvas y representó la derivada primera. Para el T1 (Llantén) se calculó: GD= 0,179-2*0,000385*t, con lo cual en el primer día de medición (cuando t=0) fue 0,179 kg/día. Como ejemplo en el décimo día fue GD= 0,179-2*0,000385*10= 0,171 kg/día. Para el T2 (Raigrás) se calculó: GD= 0,191-2*0,000454*t, siendo en el primer día de medición 0,191kg/día.
Las curvas de evolución de peso vivo no resultaron estadísticamente diferentes (Figura IV).
Discusión:
El comportamiento de las dos pasturas sobre el control antiparasitario indica que el manejo en ambas especies forrajeras permitió mantener niveles leves de infestación parasitaria durante todo el ensayo, de acuerdo a la interpretación de HPG de Pino y col. (2006). De esta manera no se puede aseverar un efecto beneficioso de los TC presentes en Plantago lanceolata sobre los contajes de HPG en ovinos, ya que no se observaron diferencias significativas entre ambas pasturas, coincidiendo con Rigali y Zugarramurdi (2007) quienes evaluando las mismas pasturas en bovinos tampoco observaron diferencias significativas en los contajes de HPG, pero en contraposición con muchos autores quienes han demostrado un efecto beneficioso de los TC sobre el control antiparasitario (Hammond y col., 1997; Hodgson y col., 1996;Min y col., 2005; Paolini y col., 2003).
Estos resultados podrían explicarse por una reducida ingesta de estadios infestivosde parásitos debido a una alta disponibilidad de forraje durante el experimento, dado que las L3 se concentran los horizontes inferiores de las pasturas (Fiel y Steffan, 1994), y que los animales consumieron el estrato superior de las mismas. Por otro lado, ambas pasturas proporcionaron forraje con adecuados niveles nutritivos y a que el plano nutricional constituye un componente importante en la respuesta de los animales al parasitismo debido a los contenidos de proteínas (Coop y Holmes, 1996; Coop y Kyriazakis, 1999; Eddi y col., 2000). Así como también al inicio de una inmunidad moderada entre los 9 a 12 meses de edad (Mederos, 2002), ya que durante el ensayo los animales alcanzaron esa edad y podrían haber logrado generar un buen desarrollo inmunitario contra NGI.
Aunque en algunos muestreos se observaron incrementos en los niveles promedios de HPG en ambos grupos por el hecho de que los animales fueron contaminando las pasturas que se encontraban limpias al comienzo del experimento, los ovinos lograron controlar la parasitosis sin la necesidad de dosificaciones, lo que representaba el objetivo de mantener el control antiparasitario en niveles adecuados de infección, disminuyendo de esta manera las pérdidas productivas provocadas por los NGI y limitando el uso de antihelmínticos, de acuerdo con Mederos y Banchero (2013); Otero y Hidalgo (2004).
Los resultados de la distribución porcentual de géneros parasitarios se comportaron de acuerdo a la dinámica poblacional establecida en Uruguay para los NGI de los ovinos, descrita por Castells y col. (1997); Nari y Cardozo (1987). Se aprecia que la presencia de Trichostrongylus spp. fue mayor en los dos primeros muestreos (invierno), disminuyendo en las sucesivas determinaciones a medida que transcurría la estación primaveral. Por su parte Haemonchus spp. por ser un género parasitario generalmente de estación cálida se manifestó en mayores proporciones durante la primavera, incrementando sus niveles con el transcurso de esta estación, coincidiendo con la presentación estacional descrita por Castells (2004).
Estos resultados también coinciden con los registrados en Uruguay por Fernández Abella y col. (2000), los que observaron una predominancia de Haemonchus spp. en primavera y verano con valores mínimos en invierno, mientras que Trichostrongylus spp. mostró su mayor porcentaje en la estación invernal a la vez que Ostertagia spp. manifestó una escasa presencia durante todo el año.
Las pequeñas fluctuaciones en la distribución parasitaria probablemente se deban a condiciones ambientales, principalmente precipitaciones y temperaturas registradas durante el período experimental, ya que nuestro país presenta una gran variabilidad climática entre y dentro de años (Castells, 2008;Salles, 2002).
En cuanto a la evolución del peso vivo los animales de ambos grupos ganaron peso promedialmente durante todo el ensayo con excepción del 2do y 9no muestreo, debido probablemente al aumento de los niveles promedios de contajes de HPG, ya que ha sido evidenciada una amplia asociación desfavorable entre la productividad y las parasitosis gastrointestinales (Pereira y col., 2006; Suárez, 2002; Sykes y Coop, 1982; Symons y Steel, 1986).
Dicha evolución no manifestó diferencias significativas entre los grupos explicándose porque ambas pasturas proporcionaron buena disponibilidad y calidad de nutrientes durante todo el período experimental.
Con respecto al hematocrito se demostró la correlación negativa entre el efecto del nivel de infección parasitaria y los valores de dicho parámetro hematológico, lo que concuerda con los reportes de algunos autores quienes también determinaron que las infecciones parasitarias afectan negativamente estos niveles sanguíneos en los ovinos (Berdié y col., 1991; Luffau y col., 1981;Marín y col., 2005; Morales y col., 2005). A pesar de estos resultados, los valores de hematocrito en ambos grupos de animales se mantuvieron dentro de los niveles normales descritos para la especie ovina (Manual Merck, 2000).
Conclusiones:
Los resultados obtenidos en este trabajo permiten concluir que corderos con niveles de parasitosis leves son capaces de realizar buenas ganancias de peso vivo cuando se encuentran en pasturas con buenos niveles nutritivos, independientemente de la pastura, no requiriendo de esta manera frecuentes tratamientos antiparasitarios.
Con respecto a la pastura evaluada podemos mencionar que Plantago lanceolata es una especie forrajera capaz de generar una buena productividad animal en cuanto a ganancia de peso. En cuanto a su control antiparasitario los resultados obtenidos en este ensayo no permiten la extracción de conclusiones definitivas, ya que no logró ser demostrado que los TC presentes en Plantago lanceolata hayan actuado como controladores de la infección parasitaria.
Sin embargo se puede mencionar que el uso de pasturas que limiten el desarrollo parasitario es una alternativa que puede ser implementada en un contexto de un control integrado, reduciendo la utilización de antihelmínticos y los costos sanitarios. Además es una estrategia sencilla y viable en países como Uruguay, en donde el sustento de los ovinos se lleva a cabo casi exclusivamente mediante el pastoreo.
Surge la necesidad de continuar generando líneas de investigación de herramientas alternativas al uso de antihelmínticos, las cuales logren controlar los parásitos de los ovinos cuando éstos se encuentran en las pasturas y en los animales. En cuanto al uso de especies ricas en TC, la misma necesita de mayores estudios para conocer mejor los mecanismos intervinientes y las dosis terapéuticas y máximas toleradas.