Editorial

 

 

Fin de un ciclo

Estimados lectores:

 

En marzo del 2012, cuando se publicaba el primer número del Volumen 34 de la revista, bajo el título de “Un alto en el camino”, escribíamos un editorial en el que comunicábamos que a partir de entonces nos poníamos al frente de la responsabilidad de la publicación, ocupando el  cargo de Director.

Hoy, escribimos este Editorial para comunicarle a los lectores que este será el último número en el que tendremos dicha responsabilidad, ya que a partir del próximo se hará cargo de la dirección la Prof. Dra. Mabel Goñi.

Así como en aquel Editorial, destacábamos el camino recorrido por la revista y la importancia del trabajo de los que nos habían precedido, hoy le damos la bienvenida a Mabel y le auguramos una fructífera labor, conocedores de su fina inteligencia, de su responsabilidad y contracción al trabajo, para el cabal cumplimiento de sus compromisos.

Este último vocablo describe mejor que ningún otro lo que consideramos que se adquiere cuando se asumen este tipo de tareas: el compromiso de brindar lo mejor de nosotros para contribuir a la permanencia y al proceso de mejora continua de un instrumento al servicio del conocimiento médico, del desarrollo de la investigación científica y también  una herramienta al servicio de los colegas inquietos en compartir sus experiencias, sus certezas y sus incertidumbres acerca de los más diversos problemas  clínicos.

Detengámonos un momento en este último aspecto, para destacar la importancia de esta revista, como un medio idóneo, para que los investigadores clínicos pongan a consideración del medio científico nacional e internacional, el producto de sus trabajos, debidamente arbitrados, para asegurar la calidad de de los mismos.

Estamos convencidos de que en el fatigoso y apasionante camino de la construcción de un “curriculum” de investigador científico, esta revista constituye un aporte imprescindible, en la compleja tarea de la investigación clínica, especialmente complicada en nuestro medio.

En este sentido, queremos destacar que allá por  mayo del 2012, los Profesores de las Clínicas Médica, poníamos a consideración del “demos” de la Facultad,  la creación de un “Instituto de investigaciones e innovaciones clínicas” (I.I.I.C.) en cuyo memorándum, hacíamos inicialmente una puesta al día de los problemas a los cuales se enfrentan los investigadores clínicos. Decíamos en esa oportunidad que “en nuestro medio la investigación clínica en el área de la Medicina Interna y de las especialidades vinculadas, muestra, considerada cuantitativamente, una baja densidad de la producción y desde el punto de vista cualitativo una calidad dispar. Estas definiciones convierten en un imperativo adoptar decisiones que permitan desarrollar la misma y mejorar los resultados.

No escapa a nadie, que forme parte de nuestros servicios clínicos, las dificultades con la que se desarrollan las tareas de investigación: carencia de recursos materiales, presupuesto nulo, inexistencia de cargos con dedicación exclusiva o con asignaciones especiales para la investigación clínica, carencia de posibilidades para la formación sistemática en investigación, falta de integración institucional con disciplinas básicas (metodología, estadística, laboratorio, genética, etc). Esto transforma la tarea de desarrollar proyectos de investigación en un esfuerzo titánico para superar una cadena de obstáculos. A eso se añade la carencia de estructuras que posibiliten la coordinación entre los distintos servicios y sus proyectos, lo que determina una superposición anárquica de esfuerzos, con  resultados poco estimulantes para los equipos involucrados, y con escasas excepciones una exigua repercusión en la práctica clínica y un nulo aporte de innovaciones en la misma”. A continuación se describía una propuesta concreta, para comenzar a recorrer un camino institucional que resolviera aunque más no fuera parcialmente estas dificultades. Nunca recibimos respuesta alguna, ni tuvimos noticia de que alguna instancia la hubiera considerado y descartado. Creo firmemente que lo referido en los párrafos previos está plenamente vigente en el momento actual, y que, lamentablemente, poco o nada se ha progresado en mejorar la situación descrita.    

No obstante, se debe insistir y persistir en el sendero de intentar crear conocimiento científico y difundirlo, siendo conscientes que a pesar que “ars longa, vita brevis” (“la vida es corta y el arte largo”, Fausto), la pequeñez y finitud de nuestra dimensión humana, frente a la inmensidad de la tarea, no nos debe inhibir en el esfuerzo de intentar aportar un “granito de arena” en la construcción de conocimiento, porque vale la pena el esfuerzo.

Sería un ingrato si terminara estas reflexiones sin señalar que conjuntamente con nosotros se retira del Consejo editor la Prof. Agda. Laura Llambí, durante muchos años principal referente de la tarea editorial y a cuya inteligente dedicación y esfuerzo debemos muchos de los avances en el perfeccionamiento de la publicación y en la puesta al día para la indexación en Scielo. Sus invalorables aportes, la calidad y calidez de su condición humana, determinan que su ausencia en el equipo de la revista sea muy difícil de sustituir, por lo que es nuestro deseo poder contar con sus aportes, desde una situación más periférica, dado que sabemos que sus actuales responsabilidades no le permiten el compromiso diario y permanente, con la tarea editorial. Vaya pues, con nuestra despedida el saludo y el agradecimiento por la tarea desarrollada y la colaboración brindada.

 

                                                                            Prof. Dr. Carlos Dufrechou