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Ciencias Psicológicas

versión impresa ISSN 1688-4094versión On-line ISSN 1688-4221

Cienc. Psicol. vol.14 no.1 Montevideo  2020  Epub 01-Jun-2020

https://doi.org/10.22235/cp.v14i1.2063 

Artículos Originales

El MBPQS en Ecuador: Exploración de la validez de contenido para su aplicación en figuras cuidadoras de niños con TEA

O MBPQS no Equador: Exploração da validade do conteúdo para sua aplicação em cuidadores de crianças com ASD

1Facultad de Psicología, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, endiaz@puce.edu.ec

2Departamento de Psicología, Pontificia Universidad Católica del Perú, mnoblega@pucp.pe


Resumen:

El objetivo del presente estudio fue explorar la validez de contenido del Maternal Behavior for Preschoolers Q-set (MBPQS) para su aplicación en figuras cuidadoras de preescolares con trastorno del espectro autista (TEA), residentes en Ecuador. Con este propósito, se realizó una adaptación lingüística del instrumento al contexto ecuatoriano, la cual fue evaluada por tres profesionales en las áreas de Psicología, Educación Inicial y Lingüística. Con el MBPQS adaptado, 10 figuras cuidadoras ecuatorianas construyeron un perfil prototípico de cuidadores idealmente sensibles de preescolares de desarrollo típico, y 10 profesionales expertos en autismo elaboraron un perfil prototípico de figuras cuidadoras idealmente sensibles de niños con TEA. Los perfiles construidos por los dos grupos fueron comparados entre sí y con el criterio normativo del instrumento. Los resultados evidencian la validez del MBPQS para evaluar la sensibilidad de figuras cuidadoras de niños con TEA

Palabras clave: sensibilidad materna; figuras cuidadoras; niños en edad preescolar; seguridad del apego; trastorno del espectro autista

Resumo:

O objetivo do presente estudo foi explorar a validade do conteúdo do Conjunto de Comportamento Materno para Pré-escolares (MBPQS) para sua aplicação em cuidadores de pré-escolares com desordem do espectro do autismo (ASD), residentes no Equador. Para isso, foi feita uma adaptação linguística do instrumento ao contexto equatoriano, que foi avaliada por três profissionais das áreas de Psicologia, Educação Precoce e Linguística. Com o MBPQS adaptado, 10 cuidadores equatorianos construíram um perfil prototípico de cuidadores idealmente sensíveis de pré-escolares em desenvolvimento, e 10 profissionais com experiência em autismo construíram um perfil prototípico de cuidadores idealmente sensíveis de crianças com ASD. Os perfis construídos pelos dois grupos foram comparados um com o outro e com os critérios normativos do instrumento. Os resultados mostram a validade do MBPQS para avaliara sensibilidade dos cuidadores de crianças com DEA

Palavras-chave: sensibilidade materna; cuidadores; pré-escolares; segurança do apego; desordem do espectro do autismo

Abstract:

The aim of the current study was to explore the content validity of the Maternal Behavior for Preschoolers Q-set (MBPQS) for its application in caregivers of preschool children with autism spectrum disorder (ASD), residing in Ecuador. With this purpose, a linguistic adaptation of the instrument was made to the Ecuadorian context, which was evaluated by three professionals in the areas of Psychology, Preschool Education and Linguistics. With the adapted MBPQS, 10 Ecuadorian caregivers built a prototypical profile of ideally sensitive caregivers of typical development preschoolers, and 10 expert professionals in autism developed a prototypical profile of ideally sensitive caregivers of children with ASD. The profiles constructed by the two groups were compared with each other and with the normative criterion of the instrument. The results show the validity of the MBPQS to assess the sensitivity of caregivers of children with ASD

Keywords: maternal sensitivity; caregivers; preschool children; attachment security; autism spectrum disorder

Introducción

Bowlby (1969/1998) planteó que una de las condiciones fundamentales para el desarrollo de vínculos seguros en los niños es la presencia de una figura sensible que responda a sus señales y que fomente una interacción armoniosa. En este sentido, la sensibilidad se define como la habilidad de la figura cuidadora para percibir e identificar las comunicaciones implícitas en la conducta del menor, interpretarlas adecuadamente y responder a ellas con propiedad y prontitud (Ainsworth, 1969). Los hallazgos de Ainsworth (1967, 1969) permitieron verificar que la sensibilidad precede a la formación de los vínculos de apego y que está directamente conectada con el nivel de seguridad que el niño desarrolla (Ainsworth et al., 1978/2015).

En los orígenes de la teoría del apego, la madre era considerada la figura cuidadora principal al interior del núcleo familiar, por tanto, se esperaba de ella un comportamiento sensible hacia los niños. Sin embargo, en la actualidad se ha reportado evidencia de que otras personas pueden mostrarse sensitivas en el cuidado de los menores, tal es el caso del padre (e.g., Brown, Mangelsdorf, & Neff, 2012; Hallers-Haalboom et al., 2014; Romero, 2007), los abuelos (e.g., Crowling, Seeman, & Göpfert, 2015; Howes & Spieker, 2016), otros familiares (e.g., Cassidy, 2016), e incluso los encargados del cuidado diario (e.g., Carbonell, 2013; Salinas-Quiroz et al., 2014; Salinas-Quiroz, 2015). Lo esencial es que estas personas centren su atención en las necesidades físicas y emocionales del menor, vean las cosas desde el punto de vista de él, sincronicen sus actividades con las del niño, y se ajusten a sus estados emocionales, momento evolutivo y particularidades (Howes & Spieker, 2016; Salinas-Quiroz et al., 2014).

Puesto que las necesidades de los niños evolucionan a medida que crecen, una figura cuidadora sensible le brindará al menor un cuidado acorde con su nivel de desarrollo. De esta manera, aunque el niño típico de edad preescolar no requiere de la presencia permanente del cuidador junto a él (Bowlby, 1969/1998), es fundamental que esta persona se muestre accesible y disponible, responda a la comunicación, lo estimule a explorar el entorno monitoreando sus actividades (Kobak, Zajac, & Madsen, 2016; Waters & Cummings, 2000), realice acuerdos con él (Salinas-Quiroz et al., 2014), se anticipe a situaciones conflictivas y establezca límites a su conducta (Posada, Kaloustian, Richmond, & Moreno, 2007).

Sobre la base de estas consideraciones en referencia a la niñez temprana, Posada, Moreno y Richmond crearon en 1998 el Maternal Behavior for Preschoolers Q-set (MBPQS), con la finalidad de evaluar la sensibilidad de las figuras cuidadoras hacia los niños preescolares (Posada et al., 2007). El MBPQS está conformado por 90 ítems que describen comportamientos normativos de cuidado sensible, en cuya construcción se incluyeron conductas observadas o reportadas por madres de preescolares, así como algunos referentes del Maternal Behavior Q-set (MBQS) de Pederson y Moran (1995) que evalúa el cuidado de infantes de 1 a 2 años, y del Parental Secure Base Support and Supervision Q-set de Waters, Gao y Elliot (1998/2003), que permite obtener una apreciación del soporte de base segura en etapas posteriores a la primera infancia. Para cada uno de los 90 ítems hay un puntaje denominado “criterio de sensibilidad”, elaborado con la participación de profesionales en psicología del desarrollo (Posada et al., 2007).

Cincuenta y cinco ítems del MBPQS forman parte de cuatro escalas que representan dimensiones específicas de la conducta sensible. Estas escalas son (Posada et al., 2007): (1) Contribución a interacciones armoniosas (CIA), conformada por 20 ítems (e.g., ítem 3: “Participa en juegos con el niño, por ejemplo, juega en la arena, corre con él”); (2) Apoyo de base segura (ABS), con 22 ítems (e.g., ítem 44: “Cuando el niño le muestra algo con lo que está jugando, le pregunta, hace comentarios positivos y anima al niño a hacer algo con ello”); (3) Supervisión y monitoreo (SUP), con 8 ítems (e.g., ítem 61: “Parece estar al tanto del niño aun cuando no se halle en la misma habitación”); (4) Establecimiento de límites (EL), con 5 ítems (e.g., ítem 67: “Cuando establece reglas y prohibiciones al niño en una actividad, le explica las razones). Estudios contemporáneos han reportado alfas de Cronbach en las escalas del MBPQS en un rango entre .90 (CIA) y .52 (EL) en Colombia; entre .96 (CIA) y .62 (EL) en Perú; entre .95 (CIA) y .62 (SUP) en inmigrantes mexicanos (Posada et al., 2016); y entre .96 (CIA) y .71 (SUP) en Ecuador (Díaz, Andrade, Espinosa, Nóblega, & Núñez del Prado, 2018).

En referencia a su uso, el MBPQS ha sido aplicado como auto-reporte, para la descripción de una figura materna ideal, óptimamente sensible (Posada et al., 2007); también, ha sido empleado de manera observacional para evaluar la sensibilidad de la figura cuidadora hacia el niño, durante sus interacciones habituales en el ambiente natural de ambos (Nóblega, 2012; Posada et al., 2007; Posada et al., 2016). Para la calificación se emplea la metodología Q-sort, que consiste en el ordenamiento de los 90 enunciados de los ítems escritos en tarjetas individuales. En primer lugar, se forman tres grupos; el primer grupo corresponde a conductas características de la figura cuidadora, el segundo grupo a conductas ni características ni no características, y el tercer grupo a conductas no características. A continuación, cada grupo se divide en tres más, lo que da como resultado un total de nueve grupos; en cada uno de ellos deben ubicarse 10 tarjetas de enunciados, de tal manera que en el grupo 9 se colocan las conductas muy características y en el grupo 1, las no características en absoluto. Cada ítem recibe un puntaje en un rango de 9 a 1, según el grupo en el que fue ubicado (Posada et al., 2007).

Los resultados del MBPQS pueden interpretarse a nivel global, por escalas y por ítems (Posada et al., 2007). En el primer caso, se correlacionan los puntajes asignados a la figura cuidadora con los puntajes del criterio de sensibilidad del instrumento, con lo cual se obtiene el índice de sensibilidad. A nivel de escalas, las puntuaciones obtenidas se contrastan por diferencias de medias con el puntaje criterio de cada dimensión. Por último, a nivel molecular, las puntuaciones son comparadas con el criterio de sensibilidad en cada ítem.

Si bien el MBPQS está adaptado al contexto latinoamericano (Posada et al., 2007), también se ha efectuado una adaptación lingüística del instrumento a las expresiones idiomáticas de Perú (Nóblega, 2012), país en el que un grupo de profesionales y de madres elaboraron perfiles ideales de sensibilidad de figuras cuidadoras de niños preescolares típicos. Al contrastar los puntajes de estos perfiles con los puntajes del criterio de sensibilidad del MBPQS, se halló una correlación promedio de .83 en la elaboración de los profesionales, y de .81 en la construcción realizada por las madres (Nóblega, 2012). Adicionalmente, el MBPQS ha sido empleado en estudios universitarios realizados en Perú con figuras paternas (e.g., Grández, 2016; Luna Victoria, 2015) y con trabajadores de centros de cuidado diario infantil (e.g., Espinoza, 2016).

Si bien los hallazgos indican que los criterios del MBPQS son adecuados para evaluar la calidad del comportamiento sensible de las figuras cuidadoras hacia los niños preescolares, cuando un menor es diagnosticado con algún tipo de condición especial, la situación cambia (Karst & Van Hecke, 2012). Por lo regular, los padres necesitan tiempo para ajustarse a la nueva situación y para reevaluar sus expectativas, tiempo en el cual suelen experimentar sentimientos de inseguridad frente a su capacidad para manejar adecuadamente la situación, así como incertidumbre en relación al futuro (Gupta, 2007). Las investigaciones sobre el tema reportan niveles altos de estrés en los padres de niños con trastornos del desarrollo (e.g., Greeff & Nolting, 2013; Gupta, 2007), especialmente cuando se trata de espectro autista (TEA) (e.g., Karst & Van Hecke, 2012; Keenan, Newman, Gray, & Rinehart, 2016; Martínez & Bilbao, 2008; Ruble, Murray, McGrew, Brevoort, Wong, 2018).

El TEA es un trastorno del desarrollo neurológico, en el que se presentan déficits persistentes en comunicación e interacción social, así como patrones repetitivos y estereotipados de comportamiento, intereses y actividades. Estos déficits se manifiestan en una escala de 1 (ligero) a 3 (severo) según los niveles de gravedad y de ayuda requerida (American Psychiatric Association (APA, 2014, 2016). Aunque los síntomas del TEA están presentes desde el nacimiento, no siempre son evidentes en etapas tempranas del desarrollo, por lo que el diagnóstico suele realizase a partir de los dos años de edad. A nivel mundial, se considera que aproximadamente el 1% de la población presenta alguna forma de autismo, y que, por cada niña, hay cuatro niños con el trastorno (APA, 2014).

Pese a las características del TEA, existe evidencia de que la conducta sensible de las figuras cuidadoras fomenta en los menores con autismo el desarrollo de vínculos seguros de apego, lo cual favorece su desarrollo social (e.g., Capps, Sigman, & Mundy, 1994; Kahane & El-Tahir, 2015; Koren-Karie, Oppenheim, Dolev, & Yirmiya, 2009; Teague, Gray, Tonge, & Newman, 2017). Por tanto, la evaluación de la sensibilidad de las figuras cuidadoras de niños con TEA resulta fundamental, en la medida que contribuye con información valiosa para los programas individualizados de intervención (Keenan et al., 2016; Kiani & Nami, 2017).

En base de datos digitales se reportan cuatro estudios realizados hasta el año 2018, sobre la evaluación de la sensibilidad de figuras cuidadoras de niños con TEA (véase Capps et al., 1994; Koren-Karie et al., 2009; Pechous, 2001; van IJzendoorn et al., 2007). En el caso de Capps y sus colaboradores (1994), se utilizó la filmación de una sesión de juego entre las madres y los niños como instrumento de evaluación. En el estudio de Pechous (2001) se empleó el MBQS de Pederson y Moran (1995). En los trabajos de van IJzendoorn et al. (2007) y de Koren-Karie et al. (2009), se usó la escala Emotional Availability (Biringen, 1998/2008). El uso del MBPQS en madres de niños con autismo (N = 12), se registra en modalidad de auto-reporte únicamente en una tesis de licenciatura en Psicología realizada en Perú, en la cual se encontró un índice promedio de sensibilidad de .64 (Chiaravalli, 2011).

Por tanto, dada la escasez de información sobre el tema, el objetivo del presente estudio fue explorar las evidencias de validez de contenido del MBPQS para su aplicación en figuras cuidadoras de niños preescolares con TEA, residentes en Ecuador. Para ello, se buscó la participación de jueces expertos para evaluar la adaptación lingüística del instrumento, de figuras cuidadoras para elaborar perfiles ideales de cuidadores de niños de desarrollo típico, y de profesionales con experticia en autismo para construir perfiles idealmente sensibles de cuidadores de niños con TEA. Para la construcción de los perfiles se tomaron como modelos el trabajo de Nóblega (2012) con el MBPQS en Perú, y de Mesman y sus colaboradores (2016) con el MBQS de Pederson y Moran en varios países.

Materiales y Métodos

Participantes

Los participantes fueron tres grupos de personas residentes en el Ecuador, seleccionadas intencionalmente, quienes estaban familiarizadas con la metodología Q-sort, pues previamente formaron parte de la exploración de validez de contenido del Attachment Q-set (AQS) de Waters (1995), para su uso en niños con TEA del Ecuador (Díaz, 2018).

El primer grupo estuvo constituido por tres profesionales (dos mujeres y un hombre), docentes universitarios, que tenían estudios de posgrado en Lingüística, Psicología y/o Educación Inicial, y que acreditaban entre 13 y 30 años de ejercicio profesional (M = 19.33, DE = 9.29). Este grupo evaluó la adaptación lingüística realizada en el MBPQS por la investigadora.

El segundo grupo estuvo conformado por 10 figuras cuidadoras (nueve mujeres y un hombre) de al menos un niño preescolar típico, cuyas edades estaban comprendidas en un rango entre 19 y 44 años (M = 33.8, DE = 8.32). Cuatro de ellas estaban casadas, cuatro divorciadas y dos eran solteras con hijos. Respecto del nivel de educación, cuatro tenían posgrado, dos tenían educación universitaria y cuatro secundaria. Este grupo construyó el perfil idealmente sensible de figuras cuidadoras de niños preescolares típicos.

En el tercer grupo participaron 10 profesionales (ocho mujeres y dos hombres) con estudios de posgrado y experticia en autismo, con un rango de edad entre 36 y 60 años (M = 49.2, DE = 8.27). En cuanto a su formación profesional, seis eran psicólogos, dos psico-rehabilitadores, uno fonoaudiólogo y uno terapista de lenguaje; tenían entre 5 y 30 años (M = 13.6, DE = 7.20) de experiencia en atención o investigación en autismo. Este grupo elaboró un perfil óptimamente sensible de figuras cuidadoras de niños preescolares con TEA.

El trabajo fue individual. A cada participante se le informó sobre el estudio y se suscribió un consentimiento informado en el cual aceptaban participar y autorizaban el uso de los datos con fines investigativos. En el caso de las figuras cuidadoras se aplicó, además, la Encuesta de estratificación de nivel socio-económico (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), 2011), que es el instrumento oficial en el Ecuador para el análisis de dispersiones poblacionales. Este instrumento utiliza un sistema de 0 a 1000 puntos para ubicar a las personas en cinco estratos socio-económicos: alto, medio-alto, medio-típico, medio-bajo, y bajo (INEC, 2011). Las 10 figuras cuidadoras participantes en este estudio obtuvieron puntajes en un rango entre 632 (medio-típico) y 941 puntos (alto), con un promedio correspondiente al nivel medio-alto (M = 823.7, DE = 104.24).

Evaluación

Para la evaluación se empleó el Maternal Behavior for Preschoolers Q-set (MBPQS) adaptado al contexto latinoamericano (Posada et al., 2007), y a las expresiones idiomáticas de Perú (Nóblega, 2012), previamente descrito.

Procedimiento

En la versión del MBPQS adaptado al Perú (Nóblega, 2012), se realizaron las modificaciones necesarias según las expresiones utilizadas en el Ecuador. Para la evaluación, los tres jueces participantes debían calificar de “Bien” (1 punto) o “Ajuste” (2 puntos) cada ítem. Con estas calificaciones se calculó la concordancia interjueces, utilizando el estadístico PABAK. En acuerdo con los jueces se escogieron las expresiones más adecuadas para modificar los ítems que habían recibido observaciones, con lo cual se construyó la versión final del MBPQS adaptado lingüísticamente al medio ecuatoriano.

Concluido este procedimiento, se elaboraron perfiles idealmente sensibles; las figuras cuidadoras construyeron estos perfiles en referencia a cuidadores de niños típicos, y los profesionales, en referencia a cuidadores de niños con TEA. En ambos casos se empleó la metodología Q-sort con las 90 tarjetas del MBPQS adaptado. Se calcularon los puntajes promedio de las calificaciones asignadas por ambos grupos, los cuales fueron contrastados con el criterio de sensibilidad del MBPQS y entre sí, para apreciar la correlación existente.

A continuación, en los perfiles construidos por cada grupo, se clasificaron los ítems por escalas, se calcularon los puntajes promedio y se los contrastó inter-grupalmente y con el puntaje criterio de cada escala, con lo cual se obtuvo una apreciación de las diferencias y similitudes en las dimensiones de la sensibilidad. Por último, se realizó un análisis a nivel de ítems; para ello, se seleccionó un aproximado de 10 ítems, tanto del perfil construido por las figuras cuidadoras como por los profesionales, que presentaban la menor y mayor discrepancia con respecto al criterio de sensibilidad del MBPQS.

Resultados

Adaptación lingüística del MBPQS al contexto ecuatoriano

Dadas las semejanzas idiomáticas entre Perú y Ecuador, se realizaron ajustes únicamente en cinco ítems de la adaptación peruana del MBPQS. De estas cinco modificaciones, tres correspondían a cambios de términos (ítem 42 y 82: “rodadero” por “resbaladera”, que es el nombre usado para un juego infantil; ítem 48: “lo excluye” por “lo retira”, en referencia a una acción de la figura de apego sobre el niño). Las otras dos modificaciones correspondían a ajustes en el uso de pronombres, que se realizaron en los ítems 75 y 84. Además, se reemplazaron las palabras “madre” o “mamá” por “figura de apego”, con la finalidad de que el instrumento sirva para evaluar la conducta sensible del cuidador que desempeña aquel rol. También, al final del documento se escribió una nota explicando que la palabra “niño” sería sustituida por “niña” si fuera el caso.

En cuanto a las recomendaciones de ajuste realizadas por los jueces participantes, el Juez 1 realizó nueve recomendaciones, cuatro de las cuales estaban relacionadas con aspectos sintácticos y cinco se referían a cambios de términos (ítem 6: “excitantes” por “emocionantes”; ítem 27: “llamados” por “llamadas”; ítem 28 y 74: “intrusiva” por “entrometida”; ítem 40 “necesita” por “debe”). Hubo también una recomendación de ajuste realizada por la Juez 2 (ítem 48: “el niño se está ensuciando” por “el niño está sucio”), y cuatro por parte de la Juez 3 (ítem 6: “excitantes” por “emocionantes”; ítem 29: “severa o áspera” por “fría o seca” e ítem 87: “afecto plano” por “inexpresiva”, para referirse a la actitud de la figura cuidadora; ítem 59: “cariño” por “mi amor” como la manera en que la figura de apego se dirige al niño). En el establecimiento de acuerdos entre los jueces para elaborar la versión del MBPQS adaptado lingüísticamente al contexto ecuatoriano, se decidió dejar la palabra “intrusiva” en los ítems 28 y 74, pues captura adecuadamente el sentido de la conducta descrita.

El índice PABAK promedio encontrado fue de .81 que corresponde a concordancia excelente entre los jueces que evaluaron la adaptación lingüística.

Conducta sensible ideal de figuras cuidadoras de niños típicos

Entre los puntajes promedio de las calificaciones asignadas por las 10 figuras cuidadoras participantes a cada uno de los ítems del MBPQS y los puntajes del criterio de sensibilidad del instrumento, se encontró un índice de correlación de .867 (IC 95% = (.808, .912), p < .001), lo cual indica una alta similitud entre ambos grupos de calificaciones.

En referencia a las dimensiones de la sensibilidad, entre los puntajes del criterio por escalas y las medias de los perfiles ideales construidos por las figuras cuidadoras, se presentaron diferencias estadísticamente significativas en CIA y en SUP. En el caso de CIA, t(9) = 3.58, p = .006, la media de los puntajes asignados por los participantes (M = 7.38) se presentó más alta que la del criterio (M = 7.10); por el contrario, en SUP, t(9) = -3.58, p = .006, la media del criterio (M = 7.59) fue más elevada que la de los puntajes de los participantes (M = 6.81). En ABS y en EL no se registraron diferencias significativas. Los resultados encontrados indican que, en contraste con lo normado en el criterio de sensibilidad, los participantes de este estudio consideran que una figura cuidadora ideal actúa como base segura y establece límites a la conducta del niño típico según lo esperado, sin embargo, contribuye más a interacciones armoniosas con él, y lo supervisa y monitorea menos.

En cuanto a las conductas con puntajes cercanos al criterio (Tabla 1), se identificaron 10 ítems que presentaban diferencias entre 0.05 y 0.15 puntos respecto del puntaje del criterio. Cuatro de estos 10 ítems pertenecen a las escalas CIA, ABS y EL, en tanto que en SUP no se presentaron similitudes. Los seis ítems restantes no forman parte de las dimensiones de la sensibilidad.

Tabla 1: Conductas de cuidado sensible similares entre el perfil ideal de figuras cuidadoras de niños típicos y el criterio de sensibilidad 

En referencia a las conductas con discrepancias altas (Tabla 2), se seleccionaron los 10 ítems que tenían las diferencias más elevadas con el criterio de sensibilidad del MBPQS. Estas diferencias se presentaron entre 3.7 y 1.8 puntos. Cinco de los 10 ítems seleccionados no forman parte de las dimensiones de la sensibilidad, en tanto que los otros cinco pertenecen a las escalas ABS, CIA y SUP. La mayor cantidad de discrepancias elevadas (ítems 23, 27 y 54) se registraron en CIA, en tanto que en la escala EL no se presentaron discrepancias altas, lo cual sugiere que las figuras cuidadoras participantes esperan, de manera general, que el establecimiento de límites de los niños sea similar a lo normado en el instrumento.

Tabla 2: Conductas de cuidado sensible con mayor discrepancia entre el perfil ideal de figuras cuidadoras de niños típicos y el criterio de sensibilidad 

Conducta sensible ideal de figuras cuidadoras de niños con TEA

Se calcularon los puntajes promedio de las calificaciones asignadas por los 10 profesionales a los ítems del MBPQS y se los correlacionó con el criterio de sensibilidad del instrumento; se encontró un índice de .859 (IC 95% = (.789, .907), p < .001), que muestra alta similitud entre los dos grupos de puntuaciones. Al contrastar los puntajes del perfil idealmente sensible de cuidadores de niños con TEA con el perfil ideal de cuidadores de niños típicos elaborado por las figuras cuidadoras, se encontró un índice de .955 (IC 95% = (.938, .968), p < .001), lo que indica una correlación significativa y muy alta entre los dos grupos.

En función de las dimensiones de la sensibilidad, únicamente en SUP se encontró una diferencia estadísticamente significativa entre el puntaje criterio del MBPQS y la media del perfil ideal construido por los profesionales, t(9) = -5.28, p = .001. Este resultado sugiere que los profesionales participantes en este estudio consideran que una figura cuidadora idealmente sensible fomenta interacciones armoniosas con el niño con TEA, le da apoyo de base segura y establece límites a su conducta según lo normado, pero lo supervisa y monitorea de manera diferente a lo esperado. En el perfil ideal de figuras cuidadoras de niños típicos se registró un resultado similar en la escala de supervisión y monitoreo.

Sin embargo, al comparar por escalas el perfil idealmente sensible de figuras cuidadoras de niños con TEA y de niños de desarrollo típico, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p > .05). Este resultado sugiere que, de manera general, los participantes consideran que ambos tipos de figuras contribuyen a interacciones armoniosas, brindan apoyo de base segura, supervisan, monitorean y establecen límites a los niños de manera similar, independientemente de si tienen o no autismo.

En la Figura 1 a continuación, se presenta la configuración de los puntajes promedio de las escalas del MBPQS y en los perfiles idealmente sensibles de cuidadores de niños típicos y con TEA.

Figura 1: Medias de las dimensiones de la sensibilidad en el MBPQS y en los perfiles de cuidadores de niños típicos y con TEA 

Respecto de las conductas con puntajes similares a los del criterio (Tabla 3), se identificaron 12 ítems con diferencias entre 0 y 0.1 puntos. De estos 12 ítems, siete no forman parte de las dimensiones de la sensibilidad, mientras que los cinco restantes corresponden a las escalas CIA, EL y ABS. CIA fue la escala que tuvo más cantidad de ítems con puntajes similares a los del criterio (ítems 17, 78 y 85). No se registraron similitudes en la escala SUP, dato que también se registró en la elaboración de perfiles ideales de figuras cuidadoras de niños típicos. Este resultado demuestra que, en general, en el contexto ecuatoriano la supervisión y monitoreo de los niños se presenta con particularidades similares en los niños, sean estos de desarrollo típico o con TEA. Además, se hallaron tres ítems cuya similitud con el criterio también se presentó en el perfil ideal de figuras cuidadoras de niños típicos; estos ítems son el 17 (escala CIA), y el 8 y 41 que no forman parte de las dimensiones de la sensibilidad.

Tabla 3: Conductas de cuidado sensible similares entre el perfil ideal de figuras cuidadoras de niños con TEA y el criterio de sensibilidad 

En cuanto a las mayores discrepancias entre el perfil idealmente sensible de figuras cuidadoras de niños con TEA y el criterio normativo del MBPQS, se identificaron 10 ítems con diferencias en valores absolutos entre 4.5 y 1.85 puntos (Tabla 4). Tres de estos ítems no forman parte de las dimensiones de la sensibilidad, mientras que los otros siete pertenecen a las escalas ABS, SUP y CIA. No se registraron este tipo de discrepancias elevadas en la escala EL, hallazgo que también se presentó en el perfil ideal de figuras cuidadoras de niños típicos. Este resultado indica que en el establecimiento de límites, los participantes esperan que las figuras cuidadoras demuestren conductas semejantes a las del criterio, independientemente de si el niño tiene o no TEA. Adicionalmente, cuatro de los 10 ítems seleccionados también presentaron discrepancias elevadas en la construcción de perfiles ideales de cuidadores de niños típicos.

Tabla 4: Conductas de cuidado sensible con mayor discrepancia entre el perfil ideal de figuras cuidadoras de niños con TEA y el criterio de sensibilidad 

Discusión

En atención a la estructura y funcionamiento actual de las familias tanto en el Ecuador como en la región latinoamericana, en la adaptación lingüística del MBPQS se introdujo el término “figura de apego” y se retiró el de “mamá” o “madre” que aparece en el instrumento original, con el objetivo de que pueda ser utilizado para evaluar la sensibilidad de la figura cuidadora de los niños, sea esta la madre o no. En Perú, por ejemplo, se registran estudios en los cuales el MBPQS ha sido empleado para apreciar la conducta sensible de figuras paternas (e.g., Grández, 2016; Luna Victoria, 2015) y de trabajadores de centros infantiles (e.g., Espinoza, 2016). Nóblega y Posada (2016) efectuaron un análisis de los resultados obtenidos en estos trabajos y hallaron que, independientemente del sexo del cuidador, en la población peruana estudiada se producía una relación entre la sensibilidad de las figuras cuidadoras y la calidad del apego de los niños. De hecho, el Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia (ODNA, 2010) pone en evidencia los roles intercambiables que se presentan entre los miembros de las familias actuales, debido a varios factores como tiempo de permanencia en los lugares de trabajo, diversidad en los tipos de familia y migración, entre otros, lo que ha dado lugar a que el cuidado de los niños sea compartido entre los progenitores, o incluso delegado a otras personas (Carbonell, 2013; ODNA, 2010).

En referencia a la elaboración de perfiles idealmente sensibles de cuidadores de niños típicos realizados por las figuras participantes, se registró una correlación alta y estadísticamente significativa con los puntajes del criterio del MBPQS, muy semejante a la hallada en Perú por Nóblega (2012). Este hallazgo ratifica la universalidad del constructo de sensibilidad planteado por Ainsworth (1967, 1969), el cual ha sido investigado por varios autores contemporáneos en cuanto a la relación cuidador - niño preescolar (e.g., Kobak et al., 2016; Posada et al., 2007; Salinas-Quiroz et al., 2014). Respecto al análisis de las escalas del MBPQS, los resultados indican que, para los participantes en este estudio, una figura cuidadora ideal del contexto ecuatoriano funciona como base de seguridad para el niño típico y establece límites a su conducta del mismo modo que lo planteado en el instrumento; sin embargo, en comparación con lo normado en el MBPQS, su contribución a interacciones armoniosas con el niño es mayor, mientras que el nivel de supervisión y monitoreo es menor.

Por otra parte, al comparar por ítems el perfil ideal de cuidadores de niños típicos con los puntajes del criterio de sensibilidad se encontraron altas similitudes en contribución a interacciones armoniosas, apoyo a la base segura y establecimiento de límites, no así en supervisión y monitoreo, escala en la que se registraron diferencias estadísticamente significativas con el criterio, especialmente en ítems que describen conductas ni características ni no características de la sensibilidad. Con respecto a las discrepancias elevadas, se halló que, en comparación con lo normado, las figuras cuidadoras participantes consideran que si bien un cuidador ideal realiza más actividades basándose en lo que al niño le llama la atención y responde con más prontitud a sus señales positivas, aquello no significa que necesariamente esté dispuesto a acceder a los deseos del menor. Estos hallazgos son congruentes con las prácticas culturales observadas en el contexto ecuatoriano en el que se realizó el estudio, en relación al nivel de atención que los adultos suelen concederles a los niños de edad preescolar, y que se manifiestan a través del uso de diminutivos en el lenguaje, demostraciones afectivas y comportamientos lúdicos, entre otras formas de interacción y expresión.

En referencia a la exploración de evidencias de validez del MBPQS para su aplicación en figuras cuidadoras de niños preescolares con TEA residentes en Ecuador, objetivo de este estudio, se encontraron correlaciones positivas, significativas y altas entre el perfil idealmente sensible elaborado por los profesionales expertos en autismo y los criterios normativos del instrumento por un lado, y el perfil ideal de sensibilidad construido por las figuras cuidadoras respecto de cuidadores de niños típicos, por otro lado. Estos resultados son indicadores de que el MBPQS es válido en su contenido para la evaluación de la sensibilidad de cuidadores de niños con espectro autista.

En cuanto a las escalas, se halló que SUP era la única dimensión en la que se registraba una diferencia estadísticamente significativa con el criterio de sensibilidad. Esta diferencia se presentó también en el perfil ideal de cuidadores de población típica, lo cual refleja la presencia de prácticas culturales relacionadas con el nivel y las características de la supervisión de los niños. En efecto, en el contexto en el cual se realizó el estudio se ha observado que, en general, los adultos están menos pendientes de las actividades de los niños y les permiten ser más autogestivos en la resolución de sus conflictos.

Por otro lado, al comparar los puntajes de las escalas de los perfiles de cuidadores de niños típicos y de niños con TEA, no se registraron diferencias significativas, lo cual indica que en el medio estudiado es esperado y deseable que los dos tipos de figuras cuidadoras procedan con los niños de forma semejante en lo referente a contribución a interacciones armoniosas, apoyo de base segura, supervisión y monitoreo y establecimiento de límites.

Respecto del análisis por ítems, se registraron altas semejanzas entre el perfil idealmente sensible de figuras cuidadoras de niños con TEA y el criterio de sensibilidad del MBPQS. En tres de estos ítems, la similitud se presentó también entre el perfil ideal de cuidadores de niños típicos y el criterio. Además, de la misma manera que en el perfil de cuidadores de niños típicos, en la escala SUP no se presentaron similitudes, sin embargo, se observó, así mismo, que las discrepancias se presentaban en conductas ni características ni no características, lo cual reafirma el hallazgo previo, en el sentido de que, en el contexto ecuatoriano, de manera general, la supervisión y monitoreo de los niños tiende a ser diferente a lo planteado en el criterio, independientemente de si tienen o no TEA. Adicionalmente, las discrepancias más elevadas entre el perfil ideal de cuidadores de niños con TEA y el criterio, se registraron en los mismos ítems del perfil ideal de figuras cuidadoras de niños típicos, hallazgo que es un indicador de consistencia en las consideraciones efectuadas por los participantes al elaborar los perfiles prototípicos de ambos tipos de figuras cuidadoras.

Conclusión

En este estudio se han registrado altas correlaciones entre los perfiles prototípicos elaborados por los participantes y el criterio normativo de sensibilidad del MBPQS. Únicamente en la dimensión de supervisión y monitoreo se presentaron diferencias significativas entre el puntaje del criterio y los perfiles ideales de cuidadores tanto de niños típicos como de niños con autismo, hallazgo que permite colegir que la expectativa de supervisión de los adultos hacia los menores en el contexto ecuatoriano difiere de lo planteado teóricamente. Adicionalmente, se ha identificado una cantidad considerable de conductas semejantes entre los perfiles prototípicos elaborados por los participantes y el criterio de sensibilidad del MBPQS. Las pocas discrepancias elevadas se registraron en ítems de ambos perfiles y estarían indicando que los participantes, en general, proyectaron una alta expectativa de atención de los adultos hacia los niños sea que tengan o no TEA, sin embargo, aquella expectativa no incluye el que los cuidadores accedan necesariamente a los deseos de los menores. Por último, es importante destacar que los hallazgos de ambos perfiles reflejan alta consistencia, lo cual sugiere que para efectuar las caracterizaciones ideales de figuras cuidadoras, los participantes tomaron en consideración factores sociales y culturales del contexto ecuatoriano.

Consecuentemente, los resultados de este estudio confirman que no se necesitan criterios Q-sort específicos para la evaluación de la sensibilidad de los cuidadores de niños en el medio ecuatoriano, y que el MBPQS es válido en su contenido para la aplicación en figuras cuidadoras de niños tanto de desarrollo típico como con autismo. Cabe enfatizar que el uso de este instrumento requiere de una capacitación previa de los profesionales a cargo, debido a las particularidades de la metodología Q-sort.

Un dato de importancia es que la información sobre la relación cuidador - niño con TEA que se recaba con el MBPQS es útil y valiosa tanto para la práctica clínica como para la investigación sobre relaciones vinculares en el autismo. Según se ha documentado en varias investigaciones, la conducta sensible de las figuras cuidadoras fomenta el desarrollo de vínculos seguros de apego y, por ende, el desarrollo cognitivo y socio-afectivo (e.g., Fearon & Belsky, 2016) tanto en niños típicos como en niños con autismo (Kahane & El-Tahir, 2015; Teague et al., 2017). Por tanto, la información a la que se accede, puede servir de base para el diseño de programas de intervención y apoyo que atiendan las necesidades de los niños que presentan el trastorno y de sus padres (Keenan et al., 2016; Kiani & Nami, 2017).

Finalmente, como ya se mencionó, es importante recalcar que los participantes en este estudio previamente elaboraron perfiles ideales de seguridad de niños típicos y con TEA, utilizando el Attachment Q-set (AQS) (Díaz, 2018), situación que pudo haber incidido en la elevación de los puntajes ideales de sensibilidad. Por otra parte, se debe considerar que los cuidadores participantes pertenecían a niveles socio-económicos medio-altos, y que los profesionales eran académicos con formación de posgrado, por tanto, los perfiles ideales que construyeron, posiblemente correspondían a figuras cuidadoras de niños de desarrollo típico y con TEA de las ciudades y de estrato medio. Por las razones mencionadas, los resultados de este estudio no deberían extrapolarse a grupos con características diferentes a las de la población estudiada.

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Contribución de los autores: a) Concepción y diseño del trabajo; b) Adquisición de datos; c) Análisis e interpretación de datos; d) Redacción del manuscrito; e) revisión crítica del manuscrito. E.D.M. ha contribuido en a,b,c,d,e; M.N. en a,,c,e

Correspondencia: Elena Díaz Mosquera, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Av. 12 de Octubre 1076 y Roca, Apartado Postal 17012184, Quito, Ecuador. E-mail: endiaz@puce.edu.ec. Magaly Nóblega, Pontificia Universidad Católica del Perú. Av. Universitaria 1801, San Miguel, Lima 32, Perú. E-mail: mnoblega@pucp.pe

Cómo citar este artículo: Díaz Mosquera, E., & Nóblega, M. (2020). El MBPQS en Ecuador: Exploración de la validez de contenido para su aplicación en figuras cuidadoras de niños con TEA. Ciencias Psicológicas, 14(1), e-2063. doi: https://doi.org/10.22235/cp.v14i1.2063

Editora Científica responsable: Dra. Lilian Daset

Recibido: 06 de Agosto de 2018; Aprobado: 09 de Septiembre de 2019

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