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Ciencias Psicológicas

versión On-line ISSN 1688-4221

Cienc. Psicol. vol.7 no.1 Montevideo mayo 2013

 

ESTILOS PARENTALES Y CALIDAD DE VIDA FAMILIAR EN ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DISRUPTIVAS

 

PARENT STYLES AND FAMILY QUALITY OF LIFE IN ADOLESCENTS PRESENTING DISRUPTIVE BEHAVIOR

 

Lucía Navarrete Acuña

Instituto Profesional Diego Portales, Chile

 

Carlos Ossa C.

Universidad del Bío Bío, Chile

 

Resumen: La siguiente investigación indaga sobre la relación entre las variables Estilos de Crianza, y Calidad de Vida Familiar, percibidas en padres de preadolescentes que presentan conductas disruptivas en el aula. El estudio es de carácter cuantitativo, descriptivo, correlacional y sus variables fueron medidas con los instrumentos Escala de Calidad de Vida Familiar ([ECVF] Summers, Hoffman, Marquis, Turnbull & Poston, 2005); y Cuestionario de dimensiones y estilos parentales (PSDQ) de Robinson, Mandleco, Olsen & Hart (1995). La muestra estuvo compuesta por 46 familias en las que se incluye padre, madre e hijo/a preadolescente de entre 11 y 13 años de edad de un colegio particular subvencionado de la ciudad de Chillán, Chile; que presentan problemas conductuales en el colegio. Los resultados muestran que el estilo de crianza predominante, tanto en padres como en hijos, es el estilo de crianza con autoridad; además, se encontraron correlaciones significativas entre las variables estilo de crianza con autoridad y calidad de vida familiar.

Palabras Clave: estilos parentales, familia, calidad de vida, conducta disruptiva.

 

Abstract: This research aims to investigate the relationship between Parental Styles and Family Quality of Life, in parents of preteens who exhibit disruptive behavior in classroom.  The work reported in this paper corresponds to a quantitative, descriptive, and correlational study. Variables were measured through the Family Quality of Life Scale ([ECVF] Summers, Hoffman, Marquis, Turnbull & Poston, 2005), and the Parenting styles and dimensions questionnaire, ([PSDQ] Robinson, Mandleco, Olsen & Hart,1995). The sample was composed of 46 families including father, mother and son / daughter, (11 - 13 years old), in a private basic school of  Chillán, Chile, exhibiting behavioral problems at school. Results showed parenting style dominant  in both parents was authoritative. Furthermore, significant correlations were found between variables authoritative parenting style, and quality family of life.

Keywords: parenting styles, family, quality of life, disruptive behavior.

 

Correspondencia: Mag. Carlos Ossa C. Prof. Departamento Ciencias de la Educación. Universidad del Bio-Bio. Chile. Correo Electrónico: cossa@ubiobio.cl

 

Recibido: 02/2013

Revisado: 03/2013

Aceptado: 04/2013

 

Introducción

 

Existe una permanente preocupación por parte de los docentes sobre las dificultades que se presentan dentro del ámbito educativo al desarrollar los programas escolares (Aron y Milicic, 1999), debido a que los docentes deben contar con la presencia y el apoyo de los padres de familia en el proceso escolar de sus hijos, ya que éstos son factores importantes en el desarrollo de la convivencia escolar (Roman y Murillo, 2011).

Actualmente la familia está inmersa en una sociedad globalizada y de consumo (Gubbins y Berger, 2004), a raíz de ello los padres disponen de escaso tiempo para compartir con sus hijos e hijas, esto los lleva a suplir carencias afectivas con la entrega de objetos materiales, o bien caer en la permisividad e inconsistencia. Detrás de estos padres, ha existido probablemente un modelo autoritario y en muchos casos violento, otro modelo que se repite es el de padres hipercorrectivos que tratan de corregir insistentemente todo, generando hijos/as rebeldes y desobedientes, sin capacidad para acatar normas (Céspedes, 2008).

Los hijos e hijas señalan Gubbins y Berger (2004), donde primero tienen acceso a la formación y a la socialización, la transmisión de valores, las relaciones afectivas, la comunicación, y el comportamiento social, es en la familia. Todos estos factores forjan su organización interna y la calidad de las relaciones en su interior, pues la familia no tan sólo es un núcleo de subsistencia y de reproducción sino también de afecto, de comunicación, de intercambio sexual, de vida en comunidad.

Sea cual sea el eje de vinculación, para Goleman (1997) “la vida en familia es la primera escuela de aprendizaje emocional; es el crisol doméstico en el que aprendemos a sentirnos a nosotros mismos y en donde aprendemos la forma en que los demás reaccionan ante nuestros sentimientos” (p. 223). Las nuevas políticas en educación, plantean una particular preocupación en el ámbito de la convivencia escolar, estableciendo objetivos que se deben desarrollar en los distintos niveles del proceso educativo para el logro de una sana convivencia. Se mira esta situación desde la perspectiva de cómo ha cambiado la familia chilena desde los años sesenta y más precisamente desde 1990 en adelante, momento que ha sido influido por una marcada etapa de modernización (Valenzuela, Tironi y Scolly, 2006).

Las transformaciones de la sociedad chilena observadas en las últimas décadas obedecen a los grandes cambios experimentados en el ámbito social, cultural y económico, como asimismo, a los efectos de la modernización y la globalización (Montesinos, 2002; Jiménez, 2005; Valenzuela et al., 2006), ese conjunto de transformaciones responde a cuatro ejes de cambio. Primero, un mayor bienestar de la población, con el acceso a nuevos bienes, servicios y oportunidades; segundo, una tendencia a la integración o inclusión de ciertos sectores más desfavorecidos de la población a ciertos beneficios del progreso, en particular de la mujer; tercero, la tendencia a un mayor asentamiento o estabilidad geográfica de la población, mientras la movilidad educacional se acelera. Y cuarto, una mayor heterogeneidad social, lo que se revela principalmente en “la diversificación de las formas de familia” (Valenzuela et al., 2006, p.31).

Las dimensiones que caracterizan las prácticas educativas de los padres son el control y exigencias; existencia o no de normas y disciplina; grado de exigencia a los hijos; estas dimensiones inciden en diversas formas de actuación de los padres (Baumrind, 2005). Esta autora conforma una tipología de tres estilos de crianza parental: el estilo con autoridad, el autoritario y el permisivo, los que serán desarrollados en el transcurso del presente trabajo. Los diferentes patrones de crianza de los padres generan pautas de interacción relacionadas directamente con la conducta de los hijos tanto en el ambiente familiar como en el ambiente escolar (Papalia, Wendkos y Duskin, 2005).

Algunas investigaciones ponen de relevancia este vínculo entre normas de crianza y conductas de los hijos e hijas (Mestre, Tur, Samper, Nácher y Cortés, 2007; Aluja, Del Barrio & García, 2007; Mestre, Frias y Samper, 2004; Ison, 2004). Según Aluja et al. (2007) los estilos educativos definidos por el cariño y aceptación se relacionarían con rasgos de personalidad como responsabilidad y estabilidad emocional, alta satisfacción de pareja y preferencia por valores prosociales. Al contrario, los estilos de crianza de sobreprotección y favoritismo se relacionarían con baja amabilidad y baja apertura.

De modo más específico, se observaría una relación entre las conductas antisociales y disruptivas, y factores de crianza como la escasa comunicación, baja estimulación de las habilidades emocionales y la inadecuación de normas de conducta (Ison, 2004; Nácher, Cortés, Mestre, Samper y Tur, 2005). Es central además los estilos de crianza en las dimensiones de control y afecto, constatándose las consecuencias negativas cuando se combinan unas estrategias de no-supervisión por parte de los padres o un control excesivamente rígido con unos vínculos afectivos débiles (Nácher et al., 2005).

Los estudiantes que manifiestan conductas disruptivas en el aula se presentan frente a los demás como personas poco tolerantes, con poco éxito en las tareas escolares, resuelven frecuentemente sus problemas de forma violenta, tanto física como verbalmente (Céspedes, 2008).

En relación con lo anterior, Shure (1998) en más de veinticinco años de investigación sobre el comportamiento en la escuela, identificó una serie de conductas de riesgo que dificultan el aprendizaje escolar, las que no permiten una socialización armoniosa entre los pares, tales como: la agresión, la incapacidad de postergar la gratificación y de tolerar las frustraciones, la falta de relación amistosa entre los estudiantes, el aislamiento social y el bajo rendimiento escolar.

Las conductas disruptivas se presentan como actitudes inapropiadas que impiden el proceso de enseñanza aprendizaje, se convierten en problema académico, son a la vez problemas de disciplina, aumentan el fracaso escolar, crean un clima tenso y separan emocionalmente al profesor del alumno. Estas conductas están referidas a la tarea, no trabajar en clases, ofensas a compañeros y adultos, agresividad tanto verbal cómo física, falta de control emocional, actitud negativa permanente, relaciones inapropiadas hacia los compañeros, incumplimiento de normas en las clases, falta de respeto hacia el profesor (Céspedes, 2007). Se puede establecer que las causas de la presencia de conductas disruptivas en escolares son variadas, y no sólo dependen de características personales de los alumnos (Aron y Milicic, 1999), sino incidirían otros factores, cómo son las estrategias de padres y madres en la educación y la forma de comunicación de los mismos (Liford-Pyke, 1997; Álvarez, 2002; Céspedes 2008); así también influirían las prácticas pedagógicas, los conocimientos sobre la resolución de conflictos que los docentes manejan y las expectativas de la institución (Álvarez 2002; Céspedes, 2008).

Es posible que las dificultades conductuales de los niños pasen por las imprecisiones, vacíos y frustraciones que experimentan numerosos padres al verse inmersos en innumerables cambios vertiginosos que se han producido y se están produciendo en la sociedad actual y por ende, afectan de forma importante a la familia (Céspedes, 2008), nuevas tecnologías, nuevas formas de trabajo, la inmersión de la mujer en el mundo de la educación y en el plano laboral fuera de hogar, su nueva posición frente a la toma de decisiones, ha tenido un costo que indiscutiblemente ha impactado en la familia y principalmente en los hijos, dado que a ella se le ha atribuido, en forma natural, la responsabilidad en la crianza de ellos (Valenzuela et al., 2006).

Se puede observar que muchos de los estudios se han centrado en características individuales y efectos de las normas familiares (Mestre et al., 2004; Nácher et al., 2005), sin embargo se señala también que existirían elementos de comunicación y afectivos que tienen relación con la calidad del clima familiar (Urzúa, Godoy y Ocayo, 2011). La calidad de vida es una percepción subjetiva de la propia persona sobre un sentimiento de bienestar global y satisfacción con la vida; existen dos modelos de calidad de vida, uno de ellos utiliza medidas basadas en la satisfacción del individuo con áreas vitales como relaciones, familia, actividad recreativa, salud etc.; mientras el otro se centra en la percepción y satisfacción que la familia como unidad detenta de su diario vivir (Navarro, García-Heras, Carrasco y Casas, 2008). Desde las premisas de este segundo modelo Park, Turnbull y Turnbull (2002), precisaron que una familia experimenta calidad de vida cuando sus miembros tienen sus necesidades cubiertas, disfrutan de su vida juntos y cuentan con oportunidades para perseguir y alcanzar metas que son trascendentales para ellos.

De este modo, el modelo de calidad de vida centrado en la familia adopta una orientación desde los puntos fuertes de la familia, buscando analizar tanto los aspectos negativos como las potencialidades y capacidades de la familia en su interacción cotidiana. Esta concepción visualiza a la familia entera como una unidad de apoyo para los integrantes del grupo familiar, aun cuando se reconocen las influencias individuales de sus miembros en la dinámica relacional; esto significa que la calidad de vida centrada en la familia, está estrechamente vinculada a la calidad de vida centrada en la persona y, además, es influenciada significativamente por los factores personal y sociocultural (Schalock y Verdugo, 2007).

 

1. Materiales y Método

 

La presente investigación es no experimental, se basa en un diseño transversal correlacional, ya que describe la relación existente entre las variables estilo de crianza parental y calidad de vida familiar, en una muestra de padres de adolescentes que presentan conductas disruptivas en el aula. La variable estilo de crianza se definió operacionalmente como el valor del perfil obtenido en el cuestionario de dimensiones y estilos parentales de Robinson, Mandleco, Olsen & Hart (1995), mientras que la variable calidad de vida familiar se definió operacionalmente como el valor obtenido en el cuestionario de calidad de vida familiar de Summers, Hoffman, Marquis, Turnbull y Poston (2005) adaptado por Verdugo, Córdoba y Gómez (2005).

 

1.   Participantes

 

Participaron 46 familias, cuyos hijos entre 11 a 13 años de edad, cursaban 6º y 7º año básico en el año 2011, pertenecientes a un colegio particular subvencionado de la comuna de Chillán, Chile. Todos los participantes habían sido notificados por el establecimiento de algunas dificultades de sus hijos/as respecto a disciplina. La muestra fue determinada por conveniencia, a través de la información de los profesionales del establecimiento respecto al reporte de dificultades conductuales. De estas 46 familias, el 87% era biparental y el 13% era monoparental; participaron 37 hombres y 46 mujeres, las edades oscilaron entre los 30 y los 61 años (padres); y entre los 27 y los 51 años (madres).

 

1. 2. Instrumentos

 

Los instrumentos usados fueron dos:

- Cuestionario de dimensiones y estilos parentales (Parenting styles and dimensions questionnaire, [PSDQ]) de Robinson et al. (1995): Este cuestionario cuenta con 62 ítems tipo Likert. Fue diseñado con dos propósitos, primero, para medir 3 medidas globales de estilos parentales según la tipología Baumrind, y en segundo lugar, para medir las dimensiones y estructura interna dentro de estas tipologías. La tipología con autoridad contiene 27 ítems y contiene subescalas de calidad y envolvimiento (11 subescalas), razonamiento/inducción (7 ítems), participación democrática (5 ítems) y buena naturaleza/fácil de llevar (4 ítems). La tipología autoritaria contiene 20 ítems, incluye las subescalas de: hostilidad verbal (4 ítems), castigo físico (6 ítems), no razonamiento y estrategias punitivas (6 ítems) y directividad (4 ítems). Finalmente la tipología permisiva contiene 15 ítems; las subescalas son las siguientes: falta de acompañamiento (6 ítems), caso omiso al mal comportamiento (4 ítems), y autoconfianza (5 ítems).

El cuestionario fue adaptado al español por Winsler, Madigan y Aquilino, (2005) y adaptado a Chile por Marfull (2010), presentando una adecuada confiabilidad respecto a sus dimensiones, con un alpha de Cronbach de 0.82 y 0.88 para el reporte de madre y padre respectivamente en el estilo Autoritativo, 0.76 y 0.87 para el reporte de madre y padre respectivamente en el estilo Autoritario, y de 084 y 0.73 para el reporte de madre y padre respectivamente en el estilo Permisivo (Winsler et al. 2005).

- Escala de Calidad de Vida Familiar (Family Quality of Life [ECVF]) de Summers et al. (2005): La ECVF es un instrumento auto administrado que cuenta con 25 ítems y que tiene por objetivo determinar la satisfacción que la familia tiene en relación a diferentes aspectos de su vida familiar. La encuesta se sustenta teóricamente en el concepto de calidad de vida individual (CVI), ampliamente utilizado en el área de discapacidad (Summers et al., 2005).

Los factores evaluados en la encuesta incluyen: interacción familiar, parentalidad, bienestar emocional, bienestar físico y emocional y apoyo relacionado con la discapacidad (Summers et al., 2005; Park et al., 2002). Los padres determinan su satisfacción respecto de su vida familiar eligiendo 1 de entre 5 opciones (1=totalmente en desacuerdo; 5=totalmente de acuerdo). La ECVF está traducida al español, validada y cuenta con propiedades psicométricas adecuadas tanto en España como en Colombia (Verdugo et al., 2005), en dicho estudio se observó un índice de confiabilidad, según el índice de Cronbach de 0,94 para la subescala de Importancia, y de 0,88 para la de satisfacción.

En relación con la validez, se ha evaluado la validez convergente entre las subescalas de la ECVF y el test de APGAR familiar (Smilkstein, Ashworth, & Montano, 1982), un cuestionario de 5 ítems sobre la funcionalidad familiar, observándose una correlación significativa con la escala de satisfacción de la ECVF, r (87) = .68, p < .001.

 

1.3. Procedimiento

 

Se invita a los padres de estudiantes de 6º y 7º año básico que presentan reportes escolares de conductas disruptivas, a ser parte de la investigación en forma voluntaria, confirmando su participación a través de la firma de un consentimiento informado. Luego de recepcionadas las respuestas a todos quienes aceptaron formar parte de la investigación, se les envían los cuestionarios para su autoadministración. Con la finalidad de reguardar la identidad de los participantes en la investigación se procedió a codificar los cuestionarios de modo que las respuestas fueran anónimas. Una vez recepcionados los cuestionarios con las respuestas, se comienza con la tabulación de las respuestas para su posterior análisis. Se recepcionaron cuestionarios de 46 familias los que fueron tabulados en datos de padres, datos de madres, y datos de la familia, obtenido del promedio de datos del padre y de la madre.

Se ha utilizado el programa estadístico computacional SPSS (versión 15.0) para el análisis correlacional y la elaboración de tablas descriptivas sobre los resultados de los cuestionarios utilizados para el estudio, se han calculado las tendencias de las medidas centrales, tales como, media, moda y mediana y las de dispersión, desviación estándar y rango. Para el análisis de correlación de los datos se ha utilizado el coeficiente de correlación de Pearson en base a la información de las 46 familias participantes.

 

2. Resultados

 

Se realiza tanto un análisis descriptivo como un análisis correlacional de los resultados obtenidos en la tabulación de los cuestionarios autoadministrados por los padres de las 46 familias participantes del estudio, es decir, las respuestas de padre y madre de los alumnos que presentan conductas disruptivas en el aula. Cabe destacar que el análisis de confiabilidad de la adaptación a la población chilena de ambos instrumentos se evalúa adecuadamente, en relación al Cuestionario de dimensiones y estilos parentales (padres y madres) se encontró en el estilo Con autoridad un alfa de Cronbach de 0.89, en el estilo Autoritario un índice de 0.78, y en el estilo Permisivo de 0.67, si bien es mas bajo, está aun dentro de lo adecuado. Por su parte el cuestionario de Calidad de vida familiar mostró en la dimensión de Importancia un alfa de Cronbach de 0.89 y en la de Satisfacción, de 0.88.

 

3. Análisis descriptivo

 

3.1. Estilos parentales

 

En la figura 1 se muestra que el resultado general sobre los estilos parentales según la opinión de padres y madres, es el estilo con autoridad el que alcanza un porcentaje mayor (59%) que el estilo autoritario (25%) y permisivo (16%) que alcanza el porcentaje más bajo.

Esto indicaría que los ambos padres perciben que sus respuestas frente a las conductas y dificultades que presentan sus hijos/as se enmarcan más en el estilo con autoridad, lo que implicaría un estilo de crianza caracterizado por conductas negociadoras, equilibrando la severidad con la flexibilidad, y con un estilo de toma de decisiones democrático. El porcentaje más bajo es el estilo permisivo, que comprendería un estilo “laissez faire”, con poca capacidad de poner normas, y baja implicación con las situaciones presentadas por hijos e hijas.

 


 

En la tabla 1 se observa que el resultado obtenido con respecto al estilo con autoridad padres y madres en promedio, alcanzan los 111 puntos, siendo el rango de la escala obtenida por la muestra de 63 a 135 puntos. Además, se observa una desviación estándar de 16 puntos lo que indica que existe una dispersión significativa en la puntuación obtenida en relación al promedio. Cabe destacar, que las puntuaciones obtenidas entre los participantes se distribuyen con un alto porcentaje por sobre el promedio (56,7%), comprendiendo a 27 familias del total de la muestra (46).

 


 

Con respecto a la puntuación alcanzada en el estilo autoritario tenemos que en las respuestas en promedio padres y madres obtienen 46 puntos, siendo el rango de la escala de 32 a 78 puntos, con una desviación estándar que se presenta en 8 puntos, esto indica que existe una considerable dispersión de la puntuación obtenida en sus respuestas. Observándose una distribución de las puntuaciones en forma homogénea entre el rango obtenido.

Con respecto a la puntuación obtenida por ambos padres en el estilo permisivo, el estudio señala que en promedio logran 31 puntos, siendo el rango de la escala de 23 a 46 puntos. Observándose que la puntuación que más se repitió fue 26 puntos, sin embargo, un alto porcentaje (47,8%) de las familias (22) se sitúa sobre el promedio. Asimismo, se observa una desviación estándar de 5 puntos, lo que indica, frente a la escala obtenida una dispersión moderada.

 

3.2. Calidad de Vida Familiar

 

A continuación, se analiza la tabulación de las respuestas administradas por padres y madres con relación a su percepción de la calidad de vida familiar, tanto en su nivel de importancia como en su nivel de satisfacción. Las respuestas han sido obtenidas a través del Cuestionario Calidad de Vida Familiar (Figura 2).

 


 

Según las preguntas del cuestionario sobre la calidad de vida familiar utilizadas para el presente estudio, en el gráfico Nº2 se observa que en promedio, padres y madres señalan en un alto porcentaje (93%) el nivel de importancia de la calidad de vida familiar, existiendo una diferencia de un (10%) en el porcentaje que asignan al nivel de satisfacción (83%) sobre su calidad de vida familiar.

 

3.3. Importancia en la Calidad de Vida Familiar

 

Con respecto a los ítems referidos al nivel de importancia de la calidad de vida familiar, se obtiene un promedio de 93 puntos, siendo el rango de la escala de 64 a 105 puntos. La puntuación más repetida ha sido 97 puntos. Por otro lado, es importante considerar que dentro de la distribución de frecuencia la puntuación se encuentra acumulada por sobre el promedio en un porcentaje de un (86,9%) y se observa una desviación estándar de 9 puntos, lo que representaría una alta dispersión de la puntuación obtenida por padres y madres de la muestra.

 

3.4. Satisfacción en la Calidad de Vida Familiar

 

Con respecto a los ítems referidos al nivel de satisfacción en la calidad de vida familiar según la opinión de padres y madres del estudio, se muestra que obtienen en promedio 83 puntos, siendo el rango de la escala de 61 a 99 presentándose la puntuación más repetida en 85 puntos. Por otro lado, es importante considerar que con respecto a la frecuencia, la puntuación se encuentra distribuida en forma homogénea dentro del rango señalado y se observa una desviación estándar de 10 puntos lo que indica una dispersión alta de la puntuación obtenida (Tabla 2).

 


 

4. Análisis correlacional

 

Con la finalidad de comprobar el logro de los objetivos de la presente investigación, en lo que se refiere a la existencia de relaciones entre las variables calidad de vida familiar, tanto en su nivel de importancia como en su nivel de satisfacción, asignado tanto por el padre como por la madre; y la variable estilos de crianza parental, señalado igualmente por padres y madres, en sus dimensiones de estilo Con Autoridad, Autoritario y Permisivo. Se realiza un análisis paramétrico para verificar la existencia de correlaciones entre dichas variables, utilizando el coeficiente de correlación de Pearson (r) (Hernández, Fernandez y Baptista, 2003) (Tabla 3).

 


 

Se observa una correlación positiva y significativa (p<0,01), aunque de mediana intensidad entre el estilo parental (o crianza) Con Autoridad, y la Satisfacción de la Calidad de Vida Familiar (r=0,462). Asi mismo se observa una correlación significativa y negativa (p<0,01), también mediana, entre el estilo parental Permisivo y la Satisfacción de la Calidad de Vida Familiar (r=-0,434). Esto podría señalar que se generaría una cierta influencia entre las características democráticas y que promueven un clima familiar nutritivo, con los aspectos subjetivos y emocionales de la calidad de vida familiar.

Se puede observar también una correlación negativa y significativa (al p<0,01), entre el estilo parental Con Autoridad y el estilo parental permisivo (r=-628), con un intensidad alta, lo que podría indicar que ambos estilos tienen características opuestas.

También se observa una correlación positiva y significativa (p<0.01), de baja intensidad, entre las dimensiones Importancia y Satisfacción de la Calidad de Vida Familiar. Finalmente se encontró una correlación positiva y significativa (al p<0,05), aunque de baja intensidad, entre estilo parental Con autoridad e Importancia de la Calidad de Vida Familiar (r=346).

 

5. Discusión

 

A través del análisis del estudio se ha comprobado que existe una correlación positiva y significativa entre la calidad de vida familiar tanto en su nivel de importancia como en su nivel de satisfacción y el estilo de crianza con autoridad, a nivel de percepción de los padres. Lo que implica, la existencia de una base consistente y positiva de parte de la familia, al contar con los recursos de autoridad competentes y necesarios para afrontar el comportamiento de los hijos dentro del ámbito escolar, lo que debiera verse reflejado en una ayuda más efectiva hacia los hijos que presentan conductas disruptivas dentro del aula.

En las respuestas de los padres frente a la variable calidad de vida familiar se obtiene un alto porcentaje en cuanto al nivel de importancia y un porcentaje inferior en cuanto al nivel de satisfacción, por lo tanto, se estaría en condiciones de afirmar que estos padres tienen una calidad de vida familiar adecuada y altamente valorada, aunque con respecto a la satisfacción de sus necesidades se muestren un tanto disconformes. No obstante, es preciso señalar, que el colegio de donde se ha obtenido la muestra para el estudio es de financiamiento compartido (estado y familiares), con un aporte económico importante de parte de las familias en el pago de colegiatura. Ambos padres en su mayoría poseen un nivel educacional universitario y una carrera profesional con estabilidad, alcanzando un número importante de las familias un nivel socioeconómico medio y en algunos casos un nivel socioeconómico medio alto, lo que les permite satisfacer las necesidades de vivienda, salud, educación y recreación de su grupo familiar.

Esto podría explicar el alto nivel de calidad de vida alcanzado tanto en su nivel de importancia como en su nivel de satisfacción. Sin embargo, se observa que los padres tienen una alta valoración de lo que quieren tener, hay elementos de satisfacción que están correlacionando con el estilo de crianza con autoridad. Por lo tanto, la satisfacción va más allá del nivel socioeconómico, también se muestra influida por el estilo de crianza. La satisfacción de la familia tiene que ver en cuanto lo feliz que se sienten frente al rol como padres, no en cuanto se posee o no se posee en el orden material.

Por otro lado, al existir una correlación negativa y significativa entre estilo de crianza permisivo y calidad de vida familiar en cuanto a la satisfacción, según la opinión de los padres, se presentarían elementos de estilos de crianza de baja exigencia hacia los hijos, con un bajo control sobre sí mismo, baja orientación de parte de los padres, hijos inseguros y temerosos frente al medio, lo que indicaría que si estos elementos aumentan lo hacen en desmedro de la calidad de vida observada del grupo en estudio.

Esto plantearía la posibilidad de trabajar la dimensión de control y apoyo que detenta la familia para con los hijos e hijas, y podría sugerir que para un buen clima emocional es necesario contar con estilos de crianza que permitan establecer un control medido y equilibrado con los hijos; y así mismo, es posible orientar de manera sistémica la problemática que se desprende de las dificultades conductuales en la escuela, ya que se releva el hecho de que el no poner este conjunto de reglas claras y desarrollar los conflictos de manera efectiva (lo que tiene relación con el estilo Con Autoridad) no solo puede tener resultados a nivel de los hijos e hijas de forma individual, sino que en la dinámica emocional de la familia, ya que se fortalecerían recursos socioemocionales frente a la tensión y frustración, que se evidencian a nivel comunicacional y pragmático en la relación entre padres y madres con sus hijos e hijas, así como con los docentes en los establecimientos.

Los resultados obtenidos en la presente investigación demuestran que los instrumentos utilizados, han sido consistentes en la medición de las variables consideradas para el estudio, los estilos de crianza de padres y madres, y la calidad de vida familiar de preadolescentes que presentan conductas disruptivas en el aula. Es así, cómo bajo la modalidad de autoadministración el Cuestionario de Estilos Parentales ha permitido determinar la percepción del estilo de crianza que los padres ejercen hacia sus hijos/as y la opinión que tienen sobre el estilo de crianza del otro. Asimismo, respecto al cuestionario sobre calidad de vida familiar, se han obtenido resultados que demuestran la fiabilidad del instrumento.

Unas de las limitaciones del estudio ha sido que la muestra se haya obtenido sólo de un establecimiento educacional y no exista una comparación con otro tipo de colegio o escuela, lo que permitiría determinar diferencias y o semejanzas entre ellos, y así, lograr una mayor amplitud en la información obtenida. Por otra parte las conductas disruptivas podrían estas definidas por los profesores según un patrón de alta exigencia en el deber ser ideal, sin embargo las conductas que manifiestan los estudiantes podrían formar parte de la etapa normal de desarrollo de los preadolescentes y no obedecer a conductas de carácter marcadamente disruptivo.

Otra de las limitaciones es que al ser respondidos los cuestionarios bajo la modalidad de autoadministración los participantes podrían haber manifestado más bien lo que piensan que debe ser la respuesta más correcta en cada ítem y no hayan respondido en cómo manifiestan realmente la conducta hacia sus hijos. Sería conveniente realizar una investigación cuya modalidad obedezca a la observación directa del comportamiento de los padres hacia los hijos.

 

6. Referencias

 

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Para citar este artículo:

Navarrete Acuña, L. y Ossa C., C. (2013). Estilos parentales y calidad de vida familiar en adolescentes con conductas disruptivas. Ciencias Psicológicas VII (1): 47 - 56.

 

 

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