Introducción
La segunda anomalía más frecuente del cordón es el quiste umbilical1; sin embargo, es considerada como poco frecuente con una prevalencia de 0,4% a 3,4% en el primer trimestre de la gestación2,3, y 13% a 20% de estos casos se asocian con anomalías estructurales en el feto, como defectos de la pared abdominal y del tracto urinario, a su vez se relacionan también con aneuplodías como las trisomías 18, 21 y 134. Los quistes se clasifican histológicamente en quistes verdaderos y pseudoquistes, los verdaderos tienen un revestimiento epitelial y se originan en restos embrionarios del conducto onfalomesentérico o de la alantoides extraembrionaria, de esta última suelen tener una resolución espontánea y en algunas ocasiones se pueden asociar a defectos de la pared abdominal, el uraco y uropatía obstructiva1,5, y en quistes derivados del conducto onfalomesentérico su revestimiento es de epitelio gastrointestinal y existe una asociación estrecha con el divertículo de Meckel y otras anomalías de la pared abdominal, también se describe un quiste que se produce por el atrapamiento de amnios dentro del cordón1,2.
Con respecto a los pseudoquistes estos son considerados más comunes, se ubican principalmente cerca de la inserción del cordón y se forman por procesos de degeneración de la gelatina de Wharton6.
La ecografía prenatal permite identificar alteraciones en el cordón umbilical desde las semanas 8 y 92, pueden ser hallazgos ecográficos aislados o no aislados durante el embarazo, el pronóstico varía según su presentación múltiple o única y si el tamaño es persistente o progresivo2,3. Cuando son detectados en el primer trimestre de la gestación, se debe hacer un seguimiento exhaustivo en los siguientes trimestres por cuanto esto genera indicios de posibles anomalías cromosómicas y estructurales, y si los quistes persisten en los siguientes trimestres, el riesgo de anomalías se incrementa7, obligando a realizar estudios exhaustivos pertinentes, que con el avance en técnicas de diagnóstico prenatal, las anomalías cromosómicas aneuploides fetales comunes pueden identificarse mediante pruebas prenatales no invasivas8 o invasivas con análisis cromosómicos u otras pruebas genéticas, especialmente en casos aislados9.
Se presenta un caso inusual de hallazgo ecográfico de lesión tipo quiste de cordón umbilical en paciente sin antecedentes de interés, que tuvo un parto sin complicaciones y al recién nacido no se le detectaron anomalías ni malformaciones asociadas.
Caso clínico
Mujer de 32 años con gestación de 37,2 semanas que corresponde a su sexto embarazo, con antecedente de dos abortos y tres hijos vivos productos de parto vaginal, con controles prenatales completos y registro de cifras tensionales dentro de parámetros normales y ganancia de peso normales, con STORCH (sífilis, toxoplasmosis, rubéola citomegalovirus, herpes simple y VIH) negativos en los tres trimestres, recibió micronutrientes (calcio, hierro y ácido fólico) durante todo el embarazo. En la semana 24, durante la ecografía correspondiente al seguimiento del segundo trimestre, se halló una imagen sospechosa de quiste de cordón umbilical de 35*34*37 mm volumen 26 mm (Figura 1), no detectada en la primera ecografía que se realizó a las 12 semanas de gestación. Por el hallazgo ecográfico fue derivada la gestante a la consulta de alto riesgo obstétrico para estudios complementarios y seguimiento ecográfico a fin de verificar la progresión de la lesión del cordón umbilical.

Figura 1 Ecografía a las 24 semanas: imagen anecoica redondeada de 35*34*37 mm, quiste de cordón umbilical.
La paciente asistió a los controles prenatales, sin embargo, no hay registros de estudios adicionales a los de rigor del control prenatal. En la semana 32, le realizaron un nuevo estudio ecográfico, el cual no detectó la alteración descrita en el cordón umbilical, por lo cual continuó su seguimiento en forma regular y el crecimiento fetal reportado se encontraba dentro de los percentiles normales. En la semana 37, acude al servicio de urgencias del hospital local por presentar actividad uterina irregular, ingresa al servicio de maternidad en trabajo de parto fase latente. Se le realiza una monitoria fetal de ingreso, la cual reporta categoría I con variabilidad moderada, sin desaceleraciones, fue trasladada a la sala de maternidad y continuó su vigilancia del trabajo de parto sin presentar novedades ni complicaciones. Posteriormente, atienden parto por vía vaginal eutócico, con alumbramiento de placenta y membranas íntegras, obteniendo producto recién nacido masculino con alteración en el cordón umbilical desde su inserción (Figura 2).

Figura 2 Quiste de cordón con abundante gelatina de Wharton, sin onfalocele y sin defectos en la pared abdominal.
Con respecto a la atención del recién nacido, se realizó el pinzamiento del cordón sin complicaciones, se observó y verificó el quiste de gelatina de Wharton del cordón umbilical localizado a 1,5 cm de su inserción y fue determinado como quiste verdadero. El neonato fue trasladado a internación conjunta con su madre, en la valoración y adaptación no se encontraron malformaciones evidentes a nivel de la pared abdominal, también se descartó presencia de onfalocele, tampoco se describieron rasgos de fenotipo que acercara la posibilidad de una trisomía. Además, se ordenaron estudios genéticos completos para aneuploidías 13, 18 y 21, y se realizó seguimiento ambulatorio por genética. El paciente durante la estancia hospitalaria presentó adecuada evolución, se alimentó con pecho materno y fue dado de alta con la recomendación de continuar con lactancia materna exclusiva y seguimiento por pediatría; se logró, posteriormente, establecer por los registros clínicos que las pruebas genéticas realizadas reportaron ser negativas, estas fueron presentadas en consulta de seguimiento posterior por la especialidad de genética. Los padres del paciente autorizaron el uso de las fotografías y de los registros clínicos y firmaron el consentimiento informado para tal fin.
Discusión
Múltiples son las enfermedades o condiciones que pueden afectar el cordón umbilical, por lo cual es indispensable reconocerlas dada la importancia anatómica10. El cordón umbilical almacena el paquete vascular, compuesto por una arteria y dos venas, los restos del conducto onfalomesentérico, la alantoides rudimentaria, la gelatina de Wharton y el amnios envolvente11,12. Una alteración en el proceso de involución de cualquiera de las estructuras mencionadas llevará a la aparición de anomalías congénitas estructurales13. Los quistes de cordón cuando son diagnosticados en el segundo y tercer trimestre se asocian estrechamente a anomalías fetales y cromosómicas hasta en un 50% de los casos, por lo cual exige la realización de un cariotipo fetal1. En el caso que presentamos no se ordenaron los estudios genéticos, se hizo el diagnóstico ecográfico a las 24 semanas y posteriormente se realizó una ecografía de seguimiento a las 32 semanas, la cual no detectó el defecto en el cordón, sin embargo, al nacer, fue evidente esta condición. Consideramos importante obtener el diagnóstico prenatal, buscar aneuploidías antes del nacimiento u otras malformaciones y así planificar las conductas indicadas y oportunas.
En un estudio se inscribieron un total de 49 embarazos únicos y dos embarazos gemelares monocoriales. Se identificaron 20 quistes del cordón umbilical aislados y 31 no aislados, el 5% en el grupo de quiste aislado mostró anomalías cromosómicas y 38,7% en el quiste no aislado se identificaron anomalías cromosómicas, demostrando que las incidencias de anomalías cromosómicas entre los dos grupos fueron significativamente diferentes (1/20, 5% frente a 13/31, 38,7%, p=0,003)14. En este caso se descartaron por estudios genéticos las principales aneuploidías asociadas a los quistes de cordón en el paciente, como son las trisomías 18, 21 y 13, no obstante, consideramos que se debieron solicitar una vez que se realizó el hallazgo ecográfico a las 24 semanas.
Es importante conocer en detalle la embriogénesis del cordón umbilical, ya que esto permite comprender su evolución durante el embarazo determinando que algunas variaciones de lo normal tienen buen pronóstico si se presentan de forma aislada, una exploración ecográfica completa del cordón desde su inserción, espiralización y longitud logran detectar diversas anomalías, como lesiones quísticas o pseudoquísticas, u otras lesiones15.
Conclusiones
Los quistes de cordón umbilical no son frecuentes. Cuando un quiste se diagnostica en el primer trimestre y desaparece en el transcurso de la gestación, sugiere que se trataba de un pseudoquiste y tiene buen pronóstico. La persistencia del quiste durante la gestación o el diagnóstico tardío es altamente sospechosa de quistes verdaderos cuyo pronóstico es incierto. La realización de un examen ecográfico exhaustivo es indispensable para establecer el diagnóstico, y lo más importante es que ante este hallazgo y descartando un pseudoquiste, se deben estudiar posibles etiologías, ya sea el diagnóstico prenatal o posnatal.