La COVID-19 ha generado un gran impacto en la vida de los niños y adolescentes de nuestro país, al igual que ha sucedido a nivel mundial.
Las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias en el mes de marzo de 2020 incluyeron fuertes recomendaciones de restricción a la movilidad y de actividades sociales -reflejado en la campaña conocida como “quedate en casa”-, suspensión de las clases presenciales, limitaciones al acceso a las consultas médicas para controles y seguimiento de patologías crónicas y dificultades para acceder a prestaciones sociales de sectores de la población con dificultades socioeconómicas.
Estas medidas y el miedo al contagio en lugares públicos determinaron que las familias permanecieran en sus domicilios un tiempo mucho mayor que lo habitual.
La permanencia de los niños y adolescentes en sus hogares durante períodos prolongados genera un nuevo escenario, con riesgo de exponerse a situaciones de mayor peligro, las que son potenciadas cuando las condiciones de espacio y características de la vivienda tienen limitaciones. A esto deben sumarse los cambios generados en la dinámica familiar, que en sectores de la población determinó situaciones de mayor estrés e inestabilidad económica y laboral.
En los meses siguientes a la adopción de estas medidas, y además de las repercusiones referidas, se evidenció una fuerte disminución del número de consultas de niños y adolescentes en los servicios de urgencias fijas y de admisiones hospitalarias. Al inicio se constató un aumento de las consultas en servicios de urgencias prehospitalarios, pero luego de unas semanas este número también disminuyó.
Aunque aún no hay datos certeros del perfil de las consultas pediátricas en los servicios de salud, estudios que están actualmente en proceso muestran como datos preliminares que durante los primeros meses de la pandemia hubo cambios epidemiológicos sustantivos. A diferencia de otros inviernos, las enfermedades respiratorias disminuyeron en forma notoria, evidenciándose una prevalencia de consultas por lesiones e injurias no intencionales desproporcionada en referencia a datos históricos.
El aumento de lesiones e injurias no intencionales es un dato que también ha sido reportado en otros países durante la pandemia por la COVID-191.
El perfil de las lesiones también ha mostrado cambios. Dadas las restricciones para la movilidad y el contacto social, las lesiones vinculadas a las actividades deportivas y recreativas han disminuido, así como las lesiones vinculadas al tránsito vehicular2.
El aumento de las lesiones e injurias no intencionales se ha generado dentro de los domicilios e instituciones que albergan niños y adolescentes, como es lógico comprender dada la mayor permanencia intradomiciliaria.
Las quemaduras y lesiones osteoarticulares de extremidades por caídas son las que se han reportado como un problema emergente, tanto en nuestro país como en otros3-6. Esto se ha visto reflejado en el perfil de las consultas en servicios de urgencias móviles y fijos, así como un preocupante aumento de pacientes con quemaduras graves que han requerido admisión hospitalaria y tratamientos complejos en áreas especializadas.
Además de las lesiones e injurias no intencionales, también deben considerarse las lesiones provocadas en el contexto de situaciones de maltrato infantil en sus diferentes formas. Tanto en nuestro país como a nivel internacional, se ha comunicado un aumento en la situaciones de abuso sexual, lesiones provocadas, traumatismo de cráneo infligido, y situaciones de estrés y agobio psicológico, sobre todo en adolescentes7-9.
Aunque en los últimos meses se ha generado cierto grado de apertura a la movilidad social y acceso a los ambientes educativos, los equipos de salud deben tener en cuenta esta nueva realidad vinculada a la pandemia y adoptar medidas para evitar que se produzcan situaciones que generen lesiones e injurias, tanto provocadas como no provocadas.
Los pediatras tienen un rol fundamental en la tarea de prevención. Estar atentos a los cambios epidemiológicos en el perfil de las lesiones en el transcurso de esta pandemia resulta fundamental.
Además de las clásicas recomendaciones de prevención de lesiones, deberá hacerse mayor énfasis en la prevención de quemaduras y caídas en el ámbito domiciliario.
Dentro de las medidas recomendadas a los cuidadores, especialmente en esta época pandémica, se destacan:
- Seguridad dentro de la casa.
- Guardar los productos de limpieza en forma segura.
- Dejar fuera del alcance y de la vista de los niños todos los medicamentos y vitaminas que se utilicen diariamente.
- No dejar al alcance ni a la vista alcohol-gel o alcohol líquido.
- Asegurarse durante el baño que el niño esté al alcance del brazo del cuidador y vigilarlos cuando utilicen las piscinas domiciliarias.
- Controlar la temperatura del agua con la mano.
- Contar con vallas de seguridad en las piscinas.
- Alejar alimentos y líquidos calientes de los bordes de mesas y mostradores. El equipo de UNIQUER del CHPR ha comunicado aumento de quemaduras por líquidos calientes vinculadas a jarras eléctricas para calentar agua y por el termo y el mate.
- Utilizar los quemadores traseros de la cocina, mantener los mangos de los sartenes hacia atrás, no cargar a un niño en brazos mientras se cocina.
- Separar los juguetes según las edades de los niños y dejar fuera del alcance los de pequeño tamaño cuando haya niños de corta edad.
- Crear espacios seguros para el juego de los niños, instalar puertas de seguridad en escaleras y ventanas para prevenir caídas, asegurar equipos pesados y grandes, como aparatos de televisión, mantener cables de equipos eléctricos y correas de las persianas fuera del alcance de los niños.
- Recomendaciones si tiene que manejar.
- Camine alrededor de todo el auto para asegurarse que no haya niños.
- Mantenga especial atención cuando utilice la marcha atrás del vehículo.
- Prevenga el golpe de calor no dejando nunca un niño solo dentro del auto.
- Maneje despacio y evite distracciones, especialmente en la cercanía de su casa.
- Mantenga las puertas del auto cerradas, freno de mano puesto y no deje las llaves del auto al alcance de los niños.
- Utilice los sistemas de retención infantil acorde a la edad o peso del niño.
- En los alrededores de la casa.
- Enseñe a los niños a mirar hacia la izquierda, derecha y nuevamente a la izquierda antes de cruzar una calle.
- Cuando vaya a cruzar la calle, mantenga contacto visual con los conductores.
- No utilizar teléfonos móviles o auriculares al cruzar una calle.
- Coloque a los niños y estimule a los adolescentes a utilizar los equipos de seguridad cuando realicen actividades en bicicletas, skates o patines.
Deberemos estar atentos a los cambios epidemiológicos que se puedan generar en el perfil de las lesiones no intencionales en el transcurso de los próximos meses y fortalecer el mensaje a las familias y la comunidad sobre la importancia de la prevención como estrategia para disminuir el impacto negativo en la infancia y adolescencia de estos eventos10.
Montevideo, noviembre de 2020
Secretario. ORCID 0000-0002-6568-6547. Comité Prevención de Lesiones no Intencionales. SUP.