Introducción
La fiebre es uno de los principales motivos de consulta en niños en todos los escenarios de atención1-4. Habitualmente su presentación es aguda y se encuentra relacionada con enfermedades infecciosas de etiología viral2,5-8. En ocasiones, se presenta con síntomas y signos inespecíficos, con una evolución mayor a 7-10 días, también denominada síndrome febril prolongado (SFP) o fiebre de origen desconocido (FOD)8,9.
El SFP es una entidad poco frecuente en pediatría, que genera ansiedad y preocupación en las familias y en el equipo de salud, lo que explica la realización, frecuentemente no sistematizada, de numerosos estudios complementarios y la hospitalización, con los consiguientes riesgos y aumentos de los costos en salud4,10.
A pesar de la variedad en los criterios utilizados en su definición, la más aceptada es la presencia de fiebre mayor a 38 ºC de más de ocho días de duración sin causa o fuente clara. En esta definición se excluyen los resultados de exámenes de laboratorio6.
En la práctica clínica es importante diferenciar el SFP de la fiebre prolongada y los síndromes febriles recurrentes o fiebre recurrente. La fiebre prolongada se reserva para aquellas situaciones en las que, en el contexto de una enfermedad conocida, la fiebre se prolonga más de lo esperado. Esto suele ser relativamente frecuente en el curso de infecciones virales autolimitadas en las que la resolución es más tardía y asocian manifestaciones clínicas leves o inespecíficas. Esto frecuentemente motiva mayor observación clínica y la realización de estudios complementarios para confirmar el diagnóstico etiológico y determina ausentismo escolar y laboral. En cambio, la fiebre recurrente se refiere a episodios de fiebre de duración variable que alternan con intervalos de apirexia de al menos dos semanas. Durante estos intervalos el niño se encuentra completamente asintomático4,9.
Si bien el SFP en niños responde a una amplia gama de etiologías que varían según el área geográfica y nivel de desarrollo socioeconómico y cultural, la mayoría se deben a enfermedades infecciosas, leves, autolimitadas, de presentación atípica10-12. A las enfermedades infecciosas le siguen, en orden decreciente de frecuencia, las enfermedades autoinmunes-reumatológicas, oncológicas y misceláneas. Es importante señalar que en 10% a 30% de los casos no es posible identificar la causa de la fiebre a pesar de una exploración minuciosa con estudios complementarios1,4,6,8,10,12.
Actualmente no existen consensos nacionales ni internacionales para su identificación y abordaje4,11-15. Tampoco se disponen en el país de comunicaciones sobre la prevalencia y características del SFP en niños. Resulta importante, entonces, conocer las características clínicas y epidemiológicas de estos niños para desarrollar protocolos de asistencia con algoritmos de estudio y tratamiento. Esto podría contribuir al uso racional de los recursos diagnósticos y terapéuticos, permitiendo mejorar las prácticas asistenciales.
Objetivo
Describir las características epidemiológicas, clínicas y evolutivas de los niños hospitalizados por SFP en el Hospital Pediátrico, Centro Hospitalario Pereira Rossell (HP-CHPR), entre los años 2015 y 2019.
Material y método
Se realizó un estudio descriptivo, retrospectivo, mediante revisión de historias clínicas de los menores de 15 años hospitalizados por SFP en sala de cuidados moderados del HP-CHPR, entre el 1/1/2015 y el 31/12/2019.
Se excluyeron los niños con fiebre prolongada, fiebre recurrente, y aquellos con diagnóstico previo de enfermedades autoinmunes-reumatológicas, antiinflamatorias, oncológicas e inmunodeficiencias. También se excluyeron los niños en los que durante la hospitalización se identificó causa oncológica del SFP, debido a que su atención se realiza en un servicio especializado distinto a las áreas de cuidados moderados de ese centro.
Se definió como SFP la presencia de fiebre mayor a 38 ºC, igual o mayor a ocho días de evolución sin causa aparente luego de una exhaustiva anamnesis y examen físico completo1,9,10,12.
Como fuente de datos se utilizaron las historias clínicas y los registros de laboratorio informatizados. Se analizaron los diagnósticos al ingreso y egreso, así como también se utilizaron buscadores de palabras clave como: síndrome febril prolongado, fiebre prolongada, fiebre de origen desconocido, con el objetivo de identificar a todos los niños a incluir.
Se analizaron las siguientes variables: edad, sexo, antecedentes patológicos (prematurez, cardiopatía congénita, enfermedades crónicas), estación del año en que ocurrió la hospitalización, características clínicas (días de evolución de la fiebre al momento del ingreso, grados de temperatura, manifestaciones clínicas asociadas en la evolución), estudios complementarios realizados y resultados, etiología, tratamiento, evolución. Se exploró la asociación entre duración de la fiebre y etiología.
Se utilizó un formulario estandarizado para la recolección de datos diseñado para el estudio.
Análisis estadístico
Las variables cualitativas se expresaron en frecuencias absolutas y relativas, las variables cuantitativas con medidas de tendencia central (mediana) y rangos de dispersión. Para el estudio de asociación estadística se utilizó el test de Wilcoxon-Mann-Whitney. En todos los casos de fijó como nivel de significación 0,05. Se calculó la magnitud del efecto, se consideró pequeño menor a 0,3, mediano entre 0,3-0,5 y grande mayor a 0,5. Para procesar los datos se utilizó el programa R Core Team- 2017.
Resultados
Fueron hospitalizados 132 niños con SFP de causa no oncológica, que correspondieron al 0,3% de los ingresos totales en el período de estudio*. La distribución estacional de las hospitalizaciones fue: invierno 32% (44), verano 27% (36), primavera 20% (27) y otoño 19% (25).
* Datos proporcionados por el Departamento de Registros Médicos.
La mediana de edad fue 5 años (rango 1,2 meses-14 años), 54% (71) de sexo masculino. Presentaban antecedentes patológicos 33% (43), la mayoría asma (n=28). En la (Tabla 1) se presentan las características clínicas de los niños hospitalizados por SFP.
La mediana de duración de la fiebre al momento del ingreso fue 9 días (rango 8-39) y la mediana de la temperatura 39 ºC (rango 38-42,1 ºC).
Asociaron en la evolución otras manifestaciones clínicas 95% (125): 62% (82) síntomas respiratorios (rinorrea, odinofagia, tos o polipnea); 29% (39) síntomas digestivos (náuseas, vómitos, diarrea o dolor abdominal); 28% (37) repercusión general (astenia, adinamia, anorexia o adelgazamiento). En la (Tabla 2) se presentan las manifestaciones clínicas asociadas.
Se realizó diagnóstico etiológico en 90% (119) de los niños. La etiología más frecuente fue infecciosa 80% (106), seguida de enfermedades autoinmunes-reumatológicas 10% (13). No se logró identificar etiología en 10% (13). En la (Tabla 3) se muestra la etiología.
No se encontró asociación entre la etiología del SFP (infecciosa, autoinmune, no aclarada) y la duración de la fiebre al momento del ingreso hospitalario, p=0,9355, 0,2117 y 0,1931, respectivamente. La magnitud del efecto en todos los casos fue pequeña.
A todos los niños se les solicitó al menos un estudio complementario de laboratorio o imagen, o ambos. Los estudios más solicitados fueron hemograma 100% (132), radiografía de tórax 83% (110), ecografía abdominal 52% (68). En la (Tabla 4) se presentan los estudios complementarios solicitados en la evaluación de los niños con SFP.
Recibieron durante la hospitalización antimicrobianos 72% (95), el más frecuentemente prescripto fue ceftriaxona 35% (33), seguido por azitromicina/claritromicina 29% (28).
Se indicaron antifúngicos (anfotericina liposomal) a dos pacientes: un lactante de 6 meses, portador de cardiopatía congénita sin repercusión hemodinámica, que presentó endocarditis infecciosa, sin confirmación etiológica, y una niña de 4 años, previamente sana, con diagnóstico de leishmaniasis visceral. Recibió tratamiento antiviral con aciclovir un paciente con meningoencefalitis a líquido claro de etiología no definida. Se realizó tratamiento con glucocorticoides a 6% (8), todos con diagnóstico etiológico de enfermedad autoinmune-reumatológica. Se prescribió inmunoglobulina endovenosa a 4% (5) de los niños: cuatro con diagnóstico de probable enfermedad de Kawasaki y uno con síndrome de DRESS (drug, rash, with eosinophilia and systemic symptoms).
La mediana de la estadía hospitalaria fue de 6 días (rango 1-49 días). Una niña de 11 años, previamente sana, en la que se diagnosticó endocarditis infecciosa por Staphylococcus aureus meticilino sensible, presentó como complicación síndrome de DRESS secundario a vancomicina.
Los 13 niños que egresaron sin diagnóstico etiológico presentaron resolución completa del cuadro clínico.
No se registraron fallecimientos durante el período de estudio.
Discusión
Este estudio presenta algunas debilidades metodológicas, entre las que se destacan el sesgo de selección de los pacientes, ya que se incluyeron únicamente niños hospitalizados usuarios del subsector público, procedentes en su mayoría de Montevideo y del área metropolitana.
Las principales fortalezas están relacionadas con la utilización de una definición estandarizada que permite comparar los resultados y el hecho de llevarse a cabo en un centro docente asistencial que desarrolla investigación y cuenta con recursos diagnósticos accesibles y especializados que permiten realizar una exploración etiológica amplia.
El SFP en pediatría constituye un motivo de hospitalización poco frecuente, como se observó en esta primera serie nacional. Se registró un predominio no significativo de las hospitalizaciones en los meses invernales, pudiendo esto estar vinculado a la etiología predominante en esta población.
Los niños que registraron mayor número de admisiones eran preescolares previamente sanos, siendo la mediana de edad similar a la encontrada en otras series de casos8,10,11,14.
La mayoría de los niños incluidos agregaron en la evolución síntomas respiratorios. Si bien el motivo de consulta inicial fue la fiebre, en la evolución 25% de los niños pueden asociar otra variedad de síntomas que orienten a la posible etiología del SFP. Por este motivo, parece importante la reevaluación clínica seriada por parte del pediatra tanto en el ámbito ambulatorio como hospitalario1,16,17).
Es necesario puntualizar que la caracterización de este motivo de hospitalización varía en las distintas regiones del mundo debido a factores geográficos-climáticos, exposición ambiental, desarrollo socioeconómico y cultural, accesibilidad y disponibilidad de estudios de laboratorio e imagen. Otro factor que influye y limita considerablemente las comparaciones es la definición de SFP adoptada por los diversos autores1,2,6-8,10,11,14-16.
El número de casos sin diagnóstico etiológico, si bien es similar al encontrado en otras investigaciones (10%-30%), resultó bajo. Esto podría estar vinculado a las características del centro hospitalario donde se realizó el estudio, que, como ya fue señalado, dispone de trabajos de laboratorio e imagen más específicos1,2,8,11,14,15,17).
La literatura señala que en países en desarrollo la principal etiología del SFP en niños son las enfermedades infecciosas virales, especialmente de vías respiratorias y de presentación atípica. En este estudio fue la causa principal observada en niños pequeños11,14,15,17. En el mundo se destaca el aumento en la incidencia de infecciones por virus de Epstein-Barr (VEB) como etiología del SFP1,6-8,10,17-21. En esta serie, la infección por VEB fue la segunda etiología viral más frecuente. Es importante señalar que el síndrome mononucleósico no suele ser la forma de presentación más frecuente en niños pequeños2,8,11,17.
Entre las etiologías bacterianas, la infección por Bartonella henselae fue la más frecuentemente registrada, al igual que lo reportado en estudios internacionales8,17. En la mayoría de los casos la presentación fue atípica, sin poliadenopatías, colaborando con el diagnóstico el antecedente de contacto con gatos en el hogar o en el peridomicilio y las alteraciones hepato-esplénicas compatibles con la enfermedad22-24.
La infección del tracto urinario (ITU) constituye otra importante causa de SFP infeccioso, predominando en lactantes y preescolares pequeños, que consultan por sintomatología inespecífica. En esta comunicación la ITU representó la segunda causa de SFP entre las etiologías infecciosas bacterianas8,10,14,15,17. Otras enfermedades bacterianas frecuentes no registradas en esta serie son las enfermedades de los senos paranasales y los abscesos profundos, que deben ser analizadas en la evaluación general del niño con SFP.
En Uruguay, dado el contexto epidemiológico, es importante pesquisar y descartar tuberculosis como causa de SFP, dada su alta prevalencia. La realización de una adecuada anamnesis con búsqueda de noción epidemiológica, el examen físico minucioso y la solicitud individualizada de estudios complementarios permitieron confirmar dos casos de tuberculosis pulmonar9,17.
Es necesario conocer la epidemiología infecciosa local e indagar la posibilidad de viajes a zonas exóticas. Diversos autores señalan la leishmaniasis, malaria, dengue y salmonelosis como causas frecuentes de SFP en otras regiones del mundo, siendo etiologías importantes en los niños viajeros. Esto adquiere especial relevancia en el contexto actual de aumento de la población inmigrante1,7,8,15,17).
Entre las causas autoinmunes-reumatológicas de SFP en pediatría predominan artritis idiopática juvenil (AIJ), lupus eritematoso sistémico y la enfermedad de Kawasaki (EK). Se describe que 20% de las AIJ en la infancia debutan como SFP, asociando en la evolución en forma variable: artritis, exantema evanescente, rosado no fijo, linfadenopatías, hepatoesplenomegalia y serositis3,17. Como otra causa importante de SFP se encuentra la EK, la sospecha clínica precoz de esta entidad de presentación variable y pleomórfica se asocia con el pronóstico y la posibilidad de secuelas coronarias. En esta serie las enfermedades autoinmunes-reumatológicas representaron la segunda causa de SFP, siendo la AIJ la etiología más frecuente al igual que lo reportado en la literatura1-3,7,8,10,11,15-17.
Según Lohr y colaboradores, mediante anamnesis y examen físico minucioso es posible llegar al diagnóstico etiológico en la mayoría de los casos de SFP25. Sin embargo, en esta serie, la mayoría de los pacientes fueron evaluados con variados estudios de laboratorio o imagen, o ambos. La inexistencia de consensos internacionales respecto a la definición y al abordaje diagnóstico contribuye a la solicitud no sistematizada de estudios complementarios, al igual que lo observado en este trabajo. Entre los estudios más solicitados se encuentran: hemograma con lámina periférica, reactantes de fase aguda, cultivos en sangre y orina, radiografía de tórax y ecografía abdominal1,17. Se recomienda que cada país, región, institución, defina un flujograma de estudios según la prevalencia etiológica de SFP en niños y adolescentes. Esto podría permitir seleccionar de forma individualizada y racional estudios auxiliares con la consiguiente reducción de los gastos de salud1,8,10,11,14,17.
Algunos autores señalan la posible asociación entre el tiempo de evolución de la fiebre y la etiología del SFP, siendo más probables las causas no infecciosas a mayor duración de la fiebre. No fue posible confirmar este hallazgo en la presente serie1,11,17.
El abordaje inicial del SFP continúa siendo controversial. Si bien la mayoría de las causas de SFP en pediatría en países en desarrollo son las infecciones virales, de resolución espontánea, la ansiedad que genera en la familia y en el equipo de salud podría motivar la alta prescripción inicial de antibióticos de amplio espectro, como se observa en esta y en otras comunicaciones1,2,16,17. Parece importante alertar que la prescripción de fármacos como antimicrobianos, corticoides e incluso antipiréticos, pueden alterar los resultados de exámenes de laboratorio e imágenes retrasando el diagnóstico, enmascarando enfermedades oncológicas, autoinmunes o infecciosas. Algunos autores recomiendan evaluar la necesidad de discontinuar fármacos no esenciales, recordando que la fiebre por fármacos puede ser una causa de SFP en pediatría1. En esta serie los porcentajes de prescripción de antimicrobianos se relacionaron con el nivel de sospecha o confirmación de infecciones bacterianas. Se destaca la necesidad de estar atentos a los agentes etiológicos identificados y su patrón de susceptibilidad para adecuar la antibioticoterapia. Los antimicrobianos más prescriptos generalmente son las penicilinas y aminopenicilinas, seguidos de las cefalosporinas, coincidiendo las segundas con los hallazgos encontrados15. No se recomienda la prescripción empírica de corticosteroides; se evaluará su pertinencia frente a una alta sospecha de afecciones autoinmunes-reumatológicas graves, como LES o AIJ, una vez excluidas las etiologías oncológicas1.
En cuanto a la evolución clínica, la mayoría de los eventos de SFP en niños se vinculan con enfermedades benignas, autolimitadas, siendo raras las complicaciones graves, incluso en aquellas series que incluyen SFP de etiología oncológica1,6,7,10,11,15,17. En esta casuística se registró una farmacodermia grave secundaria al tratamiento antimicrobiano seleccionado, con buena evolución posterior, sin secuelas. Se necesitan más estudios para determinar la mortalidad y el pronóstico asociados al SFP en pediatría, sobre todo ante el fenómeno de transición epidemiológica y etiológica, con el aumento de la prevalencia de etiologías no infecciosas registradas en trabajos recientes1,26,27.
Si bien los resultados de este estudio no pueden generalizarse, permiten una aproximación al conocimiento del problema y planificar futuras investigaciones de tipo prospectivo con niños procedentes del subsector público y privado de Montevideo y del interior, indagando la etiología hemato-oncológica y realizando un seguimiento evolutivo posterior al egreso hospitalario.
Conclusión
Al igual que lo observado en otras series, excluidas las causas oncológicas, las infecciones virales inespecíficas fueron la etiología más frecuente de SFP. Debido a la frecuencia observada de infección por VEB y Bartonella hensellae resulta importante insistir en su búsqueda individualizada. Descartada la etiología infecciosa, las enfermedades reumatológicas, en especial AIJ, fueron la causa más frecuente. Estos resultados representan insumos para la elaboración de algoritmos de abordaje diagnóstico y terapéutico del SFP en niños hospitalizados en este centro.