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Archivos de Pediatría del Uruguay

versión On-line ISSN 1688-1249

Arch. Pediatr. Urug. vol.86 no.3 Montevideo set. 2015

 

Luis Morquio, fundador de la
Sociedad Uruguaya de Pediatría 

Cuando el 15 de enero de 1915 el Profesor Luis Morquio volvió de unas breves vacaciones en Punta del Este, traía redactada el acta fundacional y el Estatuto de lo que sería la Sociedad de Pediatría de Montevideo, más tarde denominada Sociedad Uruguaya de Pediatría. 

Eludiendo lo que sería una larga tramitación de discusiones y reuniones, le presentó a su Jefe de Clínica Conrado Pelfort esa documentación, con la lista de los pediatras y amigos médicos cuya firma habría que recoger para dejar constituida la Sociedad. Esta fundación se imponía, en su opinión, por cuanto la Sociedad de Medicina Montevideana fundada en 1893 atravesaba un período de declinación, se reunía escasamente y no se presentaban casi trabajos científicos. Era necesario, en su concepción, constituir una entidad propia donde los pediatras pudieran presentar y discutir los trabajos elaborados en la clínica. 

Morquio era un ciudadano oriental, nacido en Montevideo el 24 de setiembre de 1867, hijo de inmigrantes italianos. Su padre era un genovés que llegó a nuestras costas en busca de porvenir y se hizo zapatero. En su juventud Morquio fue enviado a la Escuela de Artes y Oficios, que dirigía su tío el Tte. Cnel. Juan Bélinzon, hermano de su madre. Allí, con una fuerte disciplina, Morquio adquirió sólidos conocimientos básicos que le permitieron desarrollar más tarde trabajo como tenedor de libros en diversos comercios montevideanos, con lo que se pudo costear sus estudios. Cuando ingresó a la Facultad de Medicina era la época del decano José Máximo Carafí, que hizo un gran esfuerzo por reorganizar la institución y darle forma a una entidad que había sido dirigida alternativamente por profesores y decanos extranjeros, lo que no era del agrado de los estudiantes, que opusieron resistencia. Carafí era el primer decano oriental, formado en París donde pudo haber tenido un porvenir brillante, pero prefirió retornar a su país donde fue Profesor de Anatomía. 

Al graduarse como médico, Morquio pudo apreciar que su formación en pediatría era muy pobre, razón por la cual dedicó especial atención a su estudio. Fue Jefe de Clínica del Prof. Francisco Soca, que la Facultad de Medicina había designado en 1894 como primer Profesor de Clínica de Niños, y que tuvo un desempeño honorario como jefe de servicio. Soca se había formado en París, realizando de nuevo la carrera, luego de haberse graduado en la joven Facultad de Medicina de Montevideo, y se había orientado a la pediatría, concurriendo en Francia a los principales servicios y recibiendo una sólida formación. Pero entre ambos no hubo un buen relacionamiento y al poco tiempo Morquio, con la recomendación de Pedro Visca, su maestro de Clínica Médica, viajó a Europa para tomar contacto directo con los principales exponentes de la pediatría, que había nacido veinte años antes. A su retorno fue designado en 1900 Profesor de Clínica de Niños. Desarrolló una amplia actividad tanto en el Hospital de Caridad, donde existía una pequeña sala para internar exclusivamente varones, y una policlínica anexa, y también en el Asilo de Expósitos y Huérfanos, al que se vinculó por varios años sucediendo a nuestro primer pediatra, el Dr. Enrique M. Estrázulas, que se había formado en Filadelfia. 

La actividad de Morquio al frente de la Cátedra pronto se hizo destacar, generando vínculos con la vecina orilla, particularmente con Gregorio Aráoz Alfaro, con quien iniciaron la publicación de los Archivos Latinoamericanos de Pediatría, la primera revista que hasta 1928 sirvió para difundir los trabajos principalmente de ambas orillas. La organización que imprimió a su Servicio fue muy intensa, comprendiendo la medicina, la cirugía y las enfermedades infecciosas, así como la de los niños mayores de dos años. A su lado se formaron figuras que serían directores del Asilo y también grandes profesores como Julio A. Bauzá, Roberto Berro García, José Bonaba y aun figuras como Ramón Carlos Negro, que alcanzó a conocer como estudiante de su Clínica. 

Cuando en febrero de 1908 se inauguró el Hospital Pereira Rossell, fue la Clínica de Niños la primera que ocupó modestísimos pabellones en ese predio. Morquio hizo las primeras intervenciones quirúrgicas y numerosas autopsias. Luego fue ayudado por Prudencio de Pena, que fue el primer profesor de cirugía infantil, pero que no alcanzó a dictar su clase inaugural, porque falleció poco antes. 

Entre julio de 1922 y mayo de 1924 Luis Morquio es Presidente del Sindicato Médico del Uruguay, que se había fundado el 11 de agosto de 1920, sucediendo al Prof. Augusto Turenne, su fundador. 

Las preocupaciones de Morquio se volcaron no sólo al cuidado del niño en nuestro país, dándole amplia difusión a las nociones de puericultura, que se incorporaron a la libreta de matrimonio civil en Uruguay desde 1928, sino que le inspiró la creación del Instituto Interamericano del Niño al que dirigió hasta su fallecimiento, siendo sucedido luego por sus discípulos Roberto Berro y Víctor Escardó y Anaya. En 1933 interviene en la creación del Consejo del Niño que inició sus funciones al año siguiente. 

La Escuela Uruguaya de Pediatría tomó sólido prestigio. En 1928 se inicia la publicación del Boletín de la Sociedad de Pediatría de Montevideo, y en 1930 los Archivos de Pediatría del Uruguay. En 1930 Morquio es designado director del Instituto de Pediatría y Puericultura, creado por ley, en reconocimiento a su talento y proyección nacional e internacional. Desde ese año organizó los primeros cursos para graduados en las vacaciones de invierno. 

Fue miembro de numerosas entidades científicas de América latina, que reconocieron su talento, y también integrante de la Academia de Medicina de París, donde sus méritos fueron cotejados con los de otros grandes de la Medicina de la época de los países centrales. 

Alcanzó en vida un gran reconocimiento y su Escuela fue lugar donde concurrieron a formarse pediatras de países vecinos, particularmente Argentina, Brasil, Paraguay y Chile, generando fuertes vínculos científicos y de afecto. 

Cuando se produjo su muerte repentina, en plena actividad, el 9 de julio de 1935, produjo honda conmoción en el mundo y particularmente en nuestro país. En los tres años siguientes, una comisión especial realizó por suscripción popular la erección de un monumento a su memoria, que está en el Parque José Batlle y Ordóñez, sobre la avenida central que lleva su nombre, y que fue inaugurado en enero de 1938 con la presencia de numerosas personalidades extranjeras y autoridades nacionales. 

Su actividad científica fue muy intensa, traduciéndose en más de 300 trabajos, publicaciones, libros y artículos aparecidos en el país y en el exterior, particularmente en Francia, donde se le tenía en altísima consideración. 

El mejor homenaje a Luis Morquio, el mayor exponente de la pediatría uruguaya, además de recordarlo y conocer su vida, es apreciar el avance portentoso que en este Centenario de la SUP se ha producido, siguiendo su orientación y los avances de la ciencia. Que se traduce en el descenso de la mortalidad infantil, que de guarismos superiores a 100 por mil nacidos vivos, es hoy de 7,86 por mil nacidos vivos; el control de las enfermedades infectocontagiosas a través de la inmunización y el empleo de los antibióticos así como el equilibrio del medio interno; y el rescate de los niños de bajo peso al nacer, que hoy alcanzan muchos de los que superan los 500 gramos. 

Al conmemorarse en 2015 el Centenario de la Fundación de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, rendimos homenaje a su principal inspirador, cuyas enseñanzas mantienen viva la llama del amor por la infancia, perseverando en la vocación social que es esencia misma de esta disciplina. El trabajo diario y constante de los Pediatras hace posible estos progresos y es el mejor testimonio de la continuación del camino trazado por el Maestro. Para orgullo del país y legítimo honor de quienes cultivan diariamente en todo el territorio, la pediatría, con devoción y compromiso. 

 

Antonio L. Turnes
Autor del libro “La Sociedad Uruguaya de Pediatría en su Centenario (1915-2015)” 

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