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Archivos de Pediatría del Uruguay
versão On-line ISSN 1688-1249
Arch. Pediatr. Urug. vol.86 no.2 Montevideo jun. 2015
HISTORIAS DE CONSULTORIO
Adolescencias
No hablábamos de medicina, como suele ocurrir cuando nos juntamos más de dos colegas. Puede ser un mito que se hace verdadero a fuerza de repetirlo, pero lo cierto que ese día, tomándonos un café en La Giralda, la conversación giró en torno a la adolescentización de nuestros jóvenes. Todos con hijos veinteañeros, nos despachamos con su vagancia, indecisiones, edad de casamiento y necesidad de independencia. En lo mejor de la conversación, suena el teléfono. Una paciente sin cita y fuera de horario me esperaba en la policlínica. Apuré lo que me quedaba en el pocillo, y tras disculparme, algo fastidiada, crucé rápido Bulevar Artigas. Apenas traspuesto el portón de hierro, y con cara de pocos amigos, “la Yeni” me esperaba con su hijo arropado en el brazo derecho, y pegada a una agente policial, esposada por su puño izquierdo. Ni que hablar de convencerla de volver a la policlínica. La mujer policía me miró, esperando órdenes, pero lo único que se me ocurrió fue mirar al niño, descubriéndole la carita sumergida en capas de telas que lo abrigaban. La Yeni, sin que se lo preguntara, me dijo que ya no consumía, y que su bebé estaba bien. Desde sus 16 años y dos ojazos negros y vivaces sonrió a su niño, que de inmediato devolvió la sonrisa. Las dos supimos en ese instante que sería difícil que nos volviéramos a encontrar si no fuera por el hierro que apretaba su puño. Crucé la calle en sentido contrario mirando hacia atrás, mientras la madre casi niña daba pecho a su bebé sentada en un murito del hospital. La conversación entre colegas había dejado atrás la adolescencia. Con gusto amargo seguí con impotencia los pasos lentos que retumbaban en mi conciencia de pediatra. No sé por qué, pero en ese instante olvidé a los jóvenes estudiantes de medicina que riendo pasaron sin verla, y recordando la sonrisa de su hijo, confié en ella.
Dra. Marina Weinberger