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Archivos de Pediatría del Uruguay

On-line version ISSN 1688-1249

Arch. Pediatr. Urug. vol.75 no.2 Montevideo June 2004

 

 

Mordeduras de perro en niños


ENF. MARIO BLANCO 1, DR. WALTER PéREZ 2

1. Enfermero emergencista de pediatría de guardia (SEMM)
2. Médico pediatra Coordinador (SEMM), neonatólogo, ex Profesor Adjunto de Pediatría de la Facultad de Medicina.
Fecha recibido: 22 de octubre de 2002
Fecha aprobado: 6 de mayo de 2004


Resumen


Se estudiaron las historias clínicas de 464 niños con mordeduras de perros asistidos en un servicio de emergencia móvil en el período comprendido entre el 1 de setiembre de 1999 y el 31 de diciembre de 2001. Se realizó contacto telefónico posterior en 42% de los casos. La mediana de edad fue de 7 años (rango 3 meses-14 años), con un predominio del sexo masculino (65%). En 39% de los casos el perro era de la familia y en otro 47% era conocido por el agredido. El animal ya había mordido anteriormente en 37%. Se consideró accidente inducido por el niño en 2/3 de los casos.
Se desconoce la raza en 1/4 de los casos. En el resto de la población encuestada, las razas más frecuentemente involucradas fueron el perro mestizo o de raza no definida y el ovejero alemán.
La mayoría de las lesiones fueron leves. Las lesiones en miembros superiores fueron las más frecuentes en todas las edades. Las lesiones en cara predominan en menores de 5 años. Las lesiones predominantes fueron laceraciones (49%) y requirieron aproximación o sutura quirúrgica en 20% de los casos. En la mitad de los pacientes se indicaron antibióticos en el momento de la consulta. Requirieron internación luego de la reparación quirúrgica 13 pacientes (2,8%).
Se realizó denuncia en Zoonosis en el 7,8% de los casos encuestados y dos niños recibieron inmunización antirrábica.
Las mordeduras por perros en niños generan un alto número de consultas en este tipo de servicio. La mayoría de los accidentes fueron inducidos por el niño y ocurrieron con perros de la casa o conocidos. No se registraron muertes en este grupo; no hubo casos de rabia o tétanos en los encuestados.
La denuncia a Zoonosis fue baja.


Palabras clave:     MORDEDURAS Y PICADURAS


Summary


We studied 464 children with dog bites who were assisted in a EMS in the period 9/1/99 to 12/31/01. Medical records were analysed and data was confirmed by telephone.
The median age was 7 years (3 months-14 years range), whit a prevalence of male (65%). In 33% of cases, the dog were known by the victim.
In 37% of the cases the animal had already bitten, and in 66% of the cases, it was provoked. The most involved dog breed was the crossbread or hybrid (24%), followed by the german shepard (12%).
Most injuries were minor and occured during spring and summer. Injuries in extremities were the most frecuent in all ages. However, face injuries were statistically the most frecuent in children under 5 years old.
The prevailing injuries were lacerations (49%), being necessary medical aproximation or surgical suture in 20% of the cases. Half of the patiens were prescribed antibiotics at the time of medical attention. 13 patiens (2,8%) were hospitalized after surgical repair. There were no cases of rabies or tetanus in the survey. The reports at Zoonosis were low.

Key words:    BITES AND STINGS

Introducción


Los accidentes en niños constituyen un problema de primera magnitud en todo el mundo. Afectan principalmente a niños y jóvenes y reconocen múltiples variedades lesionales.

Las mordeduras de perro representan una de las causas más frecuentes de morbimortalidad e incapacidad. En EE.UU. se estima que 1% de los pacientes que sufren mordedura de perro consultan en los servicios de urgencia, y la mayoría son niños (1,2). Este grupo presenta una incidencia elevada de secuelas estéticas (2).

En nuestro país existe poca información sobre este tipo de accidentes en la infancia. En Montevideo 41% de los hogares tiene por lo menos un perro según la Encuesta de Hogares 1995 (3). Estos datos censales revelan un creciente número de perros en la ciudad de Montevideo, en relación con censos anteriores. Se estima que para el año 2000 había 280.000 perros en la ciudad (4). Se han desarrollado además razas potencialmente peligrosas y agresivas, que han sido involucradas en accidentes graves con niños, incluyendo muertes (5-7).

Nuestros objetivos fueron conocer la frecuencia y características de los accidentes por mordedura de perro, asistidos por un servicio de emergencia domiciliaria y disponer de información sobre la evolución alejada del accidente.

Material y métodos


Se estudiaron todas las historias clínicas de menores de 15 años que consultaron en un servicio de emergencia móvil por mordedura de perro, en el período comprendido entre el 1 de setiembre de 1999 y el 31 de diciembre de 2001 (27 meses). Se confeccionó una ficha precodificada para recolección de datos. Se consignaron datos del paciente y del perro, así como características de la o las lesiones. Para este estudio se contactó a la familia en forma telefónica para conocer complicaciones, secuelas, denuncia a zoonosis y accidentes posteriores lo que se logró en el 42% de los casos.

Se utilizó Epi-Info para análisis y validación de los datos.

Resultados


Población

Se analizaron 464 historias clínicas correspondientes al período estudiado, que significaron 0,1% del total de las consultas de pediatría en ese periodo. El 65% de los pacientes eran varones. El rango de edad fue de tres meses a 15 años, con un promedio de 6,7 y una mediana de 7 años. El 43% de los accidentes ocurrieron entre las 17 y las 21 horas, y fueron más frecuentes en verano y primavera (tabla 1).

El perro mestizo o de raza no definida y el ovejero alemán fueron las razas más frecuentemente involucradas, aunque en un porcentaje importante de agresiones carecemos de datos de la raza implicada (tabla 2).

En el 39% de los casos se trataba del perro de la familia y en el 86% de los casos el animal era conocido por el paciente. En más de la tercera parte de los casos (37%), el animal ya había agredido previamente. En el 65,6% de los casos el ataque fue inducido por el niño. Se consideró una agresión inducida o provocada a la que estuvo precedida por algún tipo de interacción entre el perro y el niño.

Lesión

Las heridas más frecuentes fueron la laceración y erosión (tabla 3).

En 40% de los casos el paciente sufrió mas de una lesión por parte del animal.

Las localizaciones más frecuentes se observan en la tabla 4.

Las lesiones en miembros, especialmente en miembros inferiores fueron las más frecuentes en el conjunto. Las lesiones en cara son más frecuentes en los menores de 5 años (P<0,001) (tabla 5).

Asistencia

En 98% de los pacientes se realizó lavado y curación de las heridas en el momento de la consulta. A 31% se le realizó aproximación de los bordes de la herida, empleando diferentes métodos (sutura quirúrgica, cintas adhesivas o ambas). En 18% esta aproximación fue una sutura quirúrgica en el momento de la consulta o posteriormente en el centro de asistencia donde fue referido.

 

 

 


 

 

A la mitad de los pacientes se les indicó antibioticoterapia en el momento de la consulta. En 13% de los casos, por la magnitud o la localización de las lesiones (cara, manos) se requirió consulta con cirujano plástico. El 3,3% de los niños requirió internación hospitalaria como consecuencia directa de las lesiones o de sus complicaciones posteriores.

Seguimiento

En 42% de los casos se realizó seguimiento telefónico. No hubo complicaciones mayores en este grupo, incluyendo rabia y tétanos. No hubo fallecimientos.

Se realizó denuncia en Zoonosis, Trasmisiones y Vectores del Ministerio de Salud Pública en 36 pacientes (24% de los encuestados) y dos pacientes recibieron vacunación antirrábica (0,4%).

Discusión y comentarios


La mordedura por perro es un accidente muy frecuente en niños, lo que coincide con estadísticas de otros autores (1,8). El mayor número de estos accidentes son, en todas las series, en horario vespertino y en temporada estival.

En nuestro estudio la mayoría de los perros agresores eran de la familia o conocidos de la víctima y ocurrieron en el hogar o cercanías del mismo. En un estudio en México (1), 90% de los eventos son por el perro de la familia o de los vecinos, lo que es similar a nuestros hallazgos. Un hecho a destacar es la alta frecuencia de antecedentes de agresión del animal (37%), en algunos casos hasta tres veces; lo que define otro elemento de riesgo para este tipo de accidente. La provocación del animal por parte del niño ocurrió en la mayoría de los casos. Según Del Ciampo (5), algunos gestos o acciones humanas pueden ser interpretados por el perro como agresiones y responder en consecuencia.

En niños pequeños (menores de 5 años) la cara es más frecuentemente lesionada que en los mayores de 5 años (seguramente debido a la proximidad con la boca del animal), lo que coincide con estudios similares (1). Si bien la mayoría de las lesiones encontradas en este trabajo son leves, en todas las series publicadas se describen casos graves e incluso muertes por esta causa. En la serie de Calkins, en 39 niños referidos a un centro de trauma regional en 6 años, hubo 8 con severo riesgo vital, incluyendo un paciente con paraplejia secuelar y un fallecido por exanguinación (7). Desde 1979 a 1996 en EE.UU. se reportaron 304 muertes por mordedura de perro, de las cuales 80% fueron niños (7).

En el seguimiento telefónico posterior, los familiares describieron modificaciones en la conducta de los niños agredidos en relación a los perros. Un estudio de seguimiento de niños accidentados, incluyendo mordeduras de perro con lesiones graves en cara y miembros, evidenció la presencia de estrés postraumático en casi todos los niños seguidos durante un año (7).

Es probable que los accidentes por mordedura de perro estén aumentando en frecuencia y gravedad merced a la aparición de nuevas razas con un gran potencial agresivo. Factores diversos entre los que se pueden destacar la sensación de inseguridad creciente, razones de status y la falta de una adecuada legislación respecto a razas con un gran potencial agresivo en zonas de alta densidad de población, parecen ser de las causas más destacables.

Actualmente en muchos países de Europa, es obligatorio que el propietario de un perro de las razas consideradas como potencialmente peligrosas, establecidas según la ley, posea un seguro contra terceros; de tal forma que si el animal muerde una persona y ésta queda inactiva o con secuelas el seguro le compensa.

Encontramos muy bajo porcentaje de denuncias en Zoonosis, lo que atribuimos al desconocimiento, o el asociar esto con denuncia policial.

Uruguay, conjuntamente con Guyana y Jamaica, son los únicos tres países americanos libres de rabia en toda América Latina (6).

Conclusiones


1)    Se evidenció un alto número de consultas por esta causa.

2)    La mayoría de los accidentes fueron inducidos por el niño y ocurrieron con perros de la casa o conocidos por el niño.

3)    Las lesiones en miembros son las más frecuentes en el conjunto, sin embargo las lesiones en cara son más frecuentes en los menores de 5 años en comparación con los mayores de 5 años.

4)    No se constataron complicaciones mayores en los pacientes encuestados en el seguimiento telefónico, incluyendo rabia y tétanos.

Agradecimientos


A la Dirección Técnica de SEMM y, en particular, a la Dra. Mabel González por su apoyo.

Al personal de cabina telefónica en general y en especial a la Sra. Estela Noble.

Al Sr. Miguel Salsamendi por su colaboración en la búsqueda y selección de las historias clínicas.

Referencias bibliográficas


1.    Calkins CM. Life threatening dog attacks: a desvastating combination of penetrating and blunt injuries. J Pediatr Surg 2001; 36(8): 1115-7.

2.    Presutti RJ. Prevention and treatment of dog bites. Am Fam Physisian 2001; 63(8): 1567-72.

3.    Uruguay. Instituto Nacional de Estadísticas. VII censo general de población. II de hogares. V de vivienda. Montevideo : INE, 1996: 2-4.

4.    Glausiuss G. Mordeduras por animales en la edad pediátrica. Arch Pediatr Urug 2000; 71(1-4): 24-30.

5.    Martínez-Medina MA. Mordeduras de perro en la infancia.Estudio epidemiológico y clínico de 118 casos. Bol Med Hosp Infant Mex 1998; 55(8): 458-62.

6.    Szyfres L. Rabia urbana: el problema de las lesiones por mordedura de perro. Bol Of Sanit Panam 1982; 92(4): 310-24.

7.    Del Ciampo LA. Accidentes de mordeduras de caes na infancia. Rev Saude Pública 2000; 34(4): 4111-2.

8.    Borud LJ. Dog bites in New York City. Plast Reconstr Surg 2000; 106(5): 987-90.

       9.    Rusch MD. Psychological adjustment in children after traumatic disfiguring injuries: a 12 month follow-up. Plast Reconstr Surg 2000; 106(7): 1451-8.

      10.    Chapman S. Preventing dog bites in children : randomised controlled trial of an educational intervention. Br Med J 2000; 320: 1512-3.

      11.    Mcheik JN. Treatment of facial dog bite injuries in children: A retrospective study. J Pediatr Surg 2000; 35(4): 580-3.

      12.    Domínguez M. Heridas por mordeduras de perro. Acta Pediátrica de México 1997; 18(3): 120-3.

      13.    Duteille F. Tragic case of a dog bite in a young child: The dog stand trial. Ann Plast Surg 2002; 48(2): 184-8.

      14.    Martínez CC. Accidentes infantiles por animales. Resultados del Hospital "La Fe" de Valencia. Rev Esp Pediatr 2000; 56(6): 501-7.

     15.    Uruguay. Instituto Nacional de Estadísticas. Módulo sobre pequeños animales domésticos. Resultados encuesta continua de hogares. Montevideo : INE, 1995. Anexo. .



Correspondencia: Enf. Mario Blanco.
Manuel Pagola 3007. Montevideo, Uruguay.
E-mail: mbq269@hotmail.com

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