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Revista Uruguaya de Cardiología

versión On-line ISSN 1688-0420

Rev.Urug.Cardiol. vol.26 no.2 Montevideo set. 2011

 

OBITUARIO 
 


Dr. Jorge “Canguro” Dubra (1919-2011), Presidente SUC año 1968 

“No son sólo memoria, son vida abierta” 




Converso con el “Canguro” como tantas veces… 

Emergencia de Crami, cualquier día, no importa la hora: “vamos a charlar, la paciente de cama 4 tiene un ‘ruidito’ que tenés que escuchar, vení”. A paso largo, apurado, porque sabía que la emergencia no daba tregua, se acercaba a su paciente, le hacía una broma, le contaba una anécdota, y le pedía: “Teresa, vamos a escucharla otro ratito, ¿nos deja?, que estos gurises tienen que acomodar el oído y aprender, estamos en eso”. 

Después seguía un largo tiempo de preguntas, posibles diagnósticos, la insistencia en mejorar y cambiar los hábitos de la paciente. Y la broma cercana, la charla afable matizada por los resultados de Peñarol, las últimas novedades políticas (“¿en qué anda el gremio?”), el saludo a cada funcionario, médico, paciente y la despedida: “Mañana escuchamos otro, revisá en ese libro y aquellos artículos”. 

Sábado, 2 de la mañana, suena el teléfono: “Che Gustavo, el artículo que me fotocopiaste, el último, el que habla de este betabloqueante nuevo, ¿no te parece muy livianito?, ¿tendremos que usarlo?”. 

–Che, el Calvinor “blush”, este nuevo que tomamos el otro día, ¿dónde lo compro?. 

Estacionamiento de Impasa, jornada científica: “Estacioname el auto que hay poco lugar y ta bravo”. 

–Che, ¿No vieron dónde estacioné el auto que no me acuerdo?. 

Fiesta de Cardiología, un 12 de setiembre , disfrazado de “espíritu de la cardiología”, antes de una arenga sobre el estado de la cardiología actual, su estadía próxima cercana en el Parque del Recuerdo, acompañado en la guitarra por Osvaldo Lena, y luego de demandar la mejora de las condiciones de trabajo y remuneración de los cardiólogos, siempre provocando la guiñada cómplice, la risa, la anécdota de vida compartida que quedaba flotando en el aire, dejaba la mano para el abrazo, el apretón de manos, la inmediata necesidad de otro rato para compartirlo con el “Canguro”. 

Las consultas con el “Canguro” significaban una hora de charla y consejos, de acercamiento a su amigo-paciente y su desprolija y diminuta letra, en tinta roja, y con comentarios como “este bol… no está tomando los medicamentos, come con sal, cada vez está más gordo”. Joven, cuando contaba sus primeras operaciones bajando y subiendo la anestesia de acuerdo al nivel de conciencia del paciente. Joven, cerca de su jubilación a los 85 años; joven conversando con los jóvenes, amigo, compañero, joven y revolucionario. La crónica dirá que fue preso político, que atendió a Jackson, el embajador inglés, que fue gremialista siempre, en el Sindicato Médico, presidente y en cana tantas veces con sus compañeros de gremio en los finales de los años 60, frente al avasallamiento de las libertades, que fue presidente de la SUC en 1968, que fue pionero en hacer cateterismos cardíacos, cirugías en la corrección de cardiopatías congénitas, marcapasos, animándose a experimentar, a usar y probar las tecnologías que aparecían, que hizo la primera cardioversión eléctrica en el país. Desde su estadía en el Clarence Crawford, en la Suecia de la segunda guerra, en el Casmu, en el Hospital Italiano con su amigo José Luís Roglia, con Jorge Dighiero, con los viejos caudillos, que lamentablemente nos están dejando. Estudioso, actualizado, pero siempre preocupado por los afectos, por sus amigos, siempre con tiempo para la charla, el brazo en el hombro, compañero y maestro, que es la mayor acepción del término compañero. 

Fogoros, especialista americano en arritmias, en el LATU, hablaba de la amiodarona y de los estudios recientes, y la definía como el “plutonio de la medicina”. En el primer caso clínico, Dubra pide la palabra abriendo la discusión y dice: “¡yo le doy amiodarona¡”; hilaridad y la argumentación fuerte contundente, convincente. Cerrada por el propio Fogoros diciendo: “Usted… es un gran médico”. 

Provocador, revolucionario, compañero de su Mirtha en esta última época. “Canguro”, tengo un artículo para mostrarte, ¿tenés un ratito? 

Dr. Gustavo Valentini 

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