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Revista Uruguaya de Cardiología
versión On-line ISSN 1688-0420
Rev.Urug.Cardiol. vol.23 no.2 Montevideo set. 2008
Editorial
EN LOS 60 AñOS DE LA SOCIEDAD URUGUAYA DE CARDIOLOGíA
Una reflexión sobre la educación del cardiólogo
Han pasado 60 años desde que el 9 de setiembre de 1948, bajo la dirección del Profesor Fernando Herrera Ramos, se fundaba la Sociedad Uruguaya de Cardiología, que tuvo desde entonces un papel de liderazgo en la práctica médica cardiovascular de nuestro país. En esa década de 1940-1950 se crearon la mayor parte de las sociedades cardiológicas del mundo occidental, con un impulso fermental dado por la fundación de la Sociedad Interamericana en 1944, por iniciativa conjunta del Dr. Ignacio Chávez y el Dr. Paul D. White.
Para los médicos jóvenes resulta difícil imaginar como trabajaba un cardiólogo en 1948, con una práctica de estetoscopio y lapicera, con el casi único auxiliar de la electrocardiografía y con recursos terapéuticos limitadísimos. Hace 25 años, cuando nuestra generación comenzaba a transitar en la medicina, todavía el sello que distinguía a los cardiólogos era la destreza auscultatoria y la erudición electrocardiográfica. Evolucionar desde ese molde nos ha costado grandes esfuerzos.
La extraordinaria complejidad de la cardiología actual, la ampliación de su ámbito de acción y su diversificación en numerosas subespecialidades, han impuesto desafíos completamente nuevos, pues junto con estos enormes avances existe un peligro de dispersión y atomización de la práctica clínica. Debemos evitar que la especialidad se convierta en un conjunto heterogéneo y caótico de técnicas diagnósticas e intervenciones, pues ello empobrece los resultados e incrementa los costos para el paciente y la comunidad.
La SUC aspira a ser un factor integrador de nuestra especialidad y dedica una gran parte de su actividad a la educación médica continua, pues es el principal instrumento de cohesión y la única vía de obtener excelencia asistencial. El objetivo central es la formación de un cardiólogo clínico o cardiólogo general, que sea capaz de asistir al paciente en todas las etapas de la enfermedad, de analizar críticamente la profusa información paraclínica y tomar las decisiones apropiadas, basado en la mejor evidencia disponible.
Hasta hace poco mas de 15 años el post-grado de cardiología en el Uruguay se limitaba a tres semestres part-time. Hoy en la Comunidad Europea el entrenamiento en cardiología dura cinco años y es el programa mas largo de todas las especialidades médicas, con una pesada carga de trabajo en emergencia y unidades de agudos, por fuera de horarios normales. Muchas de las destrezas que un cardiólogo clínico debe dominar simplemente no existían cuando nuestra generación comenzó el ejercicio profesional.
Necesitamos un esfuerzo conjunto de la Sociedad y la Cátedra de Cardiología para enfrentar este desafío educativo que por momentos parece abrumador. Un post-grado de 3 años con una mayor dedicación horaria, el desarrollo de la residencia y el surgimiento de unidades docentes fuera del hospital universitario son pasos alentadores. Un programa educativo permanente para la acreditación de los cardiólogos en ejercicio es una responsabilidad que ya hemos asumido y debemos perfeccionar. Todos los instrumentos que la Sociedad ha desarrollado en sus 60 años de existencia deben estar al servicio de este objetivo estratégico.
Dr. Horacio Vázquez