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Revista Uruguaya de Cardiología

versión On-line ISSN 1688-0420

Rev.Urug.Cardiol. vol.22 no.3 Montevideo dic. 2007

 

 

HOMENAJE

Homenaje al Prof. Dr. Norberto Tavella
Palabras pronunciadas por el Dr. Gerard Burdiat en el Día del Cardiólogo, celebrado el 7 de setiembre de 2007


Con la misma prédica que en años anteriores, la Sociedad Uruguaya de Cardiología quiere hoy homenajear a otro distinguido cardiólogo, socio y gran colaborador en nuestro quehacer cotidiano.

Es para mí un gran regocijo espiritual recordar algunos aspectos de la vida y obra de quien ha dado mucho y que aún tiene mucho para dar, de este ilustre médico que con su gran señorío intelectual fue formador y guía de colegas, portador de una personalidad fecunda y que ha hecho culto de un trabajo inigualable.

Nacido donde el sol luce bello por el poniente, donde los saltos del río Uruguay bañan sus costas y donde la tierra de los naranjos huele a aroma de azahares, supo vagar en su niñez y adolescencia por otros departamentos del litoral, donde su familia le tocó vivir.

Llega a Montevideo en el año 1950 y tres años más tarde inicia la Facultad de Medicina.

Mencionar los méritos de este noble y esforzado profesional sería muy extenso para esta noche y corremos el riesgo de opacar la fiesta. Diremos solo una breve reseña de lo que para mí es de lo más importante de su dilatada carrera.

Ya en sus primeros años de Facultad se pliega a la docencia, siendo ayudante de clase del Departamento de Fisiología a principios de los ‘60, luego Adjunto de Clínica Médica y Prof. Adjunto de Cardiología a comienzos de los ‘70.

Aprendió la técnica de la cinecoronariografía en la clínica del Prof. Zerbini en San Pablo en 1971 y luego fue uno de los primeros en aplicar esta técnica en el Hospital de Clínicas de nuestro país, con el resultado de una brillante tesis: “Análisis de los primeros 100 casos realizados en nuestro país”, calificada con SSS en 1973.

Profesor Adjunto de Hemodinamia desde 1974, en la época del Prof. Dighiero, y luego Prof. Agregado de Medicina entre los años 1982 y 1985.

Allí lo conocimos, en el Hospital Maciel, cuando cursábamos la Clínica Médica, con esa especial bonhomía, de conceptos claros, expresión pausada, pero firme conceptualmente. Descubrimos en él una poderosa energía, una voluntad sin fallas y recio temperamento que forjó una dilatada y no menos fecunda obra.

Fue después Prof. Agregado de Cardiología entre 1987 y 1990, obteniendo luego por concurso el cargo de Profesor y Director del Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas desde 1990 hasta su cese por edad en 1997.

En esta época nos dejó su acerbo docente, nos generó el amor a la cardiología y todos los que nos recibimos bajo su cátedra no olvidaremos su interés y dedicación al cargo. Tan es así que no obstante sus arraigadas convicciones docentes, éstas nunca se apartaron un ápice de su profundo respeto al estudiante, enseñando a pensar, aprendiendo a hacer.

Fue también presidente de nuestra Sociedad en el año 1988 y Departamento del Departamento de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista de Casa de Galicia desde 1991 al 2003.

Ha tenido una nutrida y variada producción en el campo de la investigación, habiendo publicado más de 300 trabajos científicos y volcando su experiencia intelectual en dos libros de su autoría sobre temas de cardiología.

Es actualmente uno de nuestros mayores colaboradores en la Sociedad de Cardiología, siendo el editor de nuestra revista y asiduo consultante en el Comité Científico.

Se le ha conferido asimismo la Distinción Sindical al mérito científico, docente y en el ejercicio profesional por parte del Sindicato Médico del Uruguay.

¿Qué otra veta más podemos encontrar en este Profesor con mayúculas que es el Prof. Dr. Norberto Tavella Gaudín? Por este temperamento inquieto y realizador, su firmeza en la concepción sobre el valor de estar siempre activo, ha sido también afecto al cultivo de la belleza y la realización de obras de arte. Estudiante desde muy joven de la Escuela de Bellas Artes, excelente escultor, supo exponer y obtener varios premios en Salones de Artes Plásticas del SMU y de la FEMI.

A este hombre que alumbró los caminos por los que creía debía transitar la cardiología, la que nunca consideró un simple objetivo intelectual -la de atenderla en la asepsia de su laboratorio-, es a quien la Sociedad Uruguaya de Cardiología le brinda hoy este cálido y justo reconocimiento por el legado que nos ha dejado, como muestra de su permanente dedicación a esta disciplina médica. Ojalá seamos merecedores del ejemplo de lo que ha sido y es su vida, la que comparte con su inseparable compañera, la colega Martha Nazzari, sus dos hijos, Santiago y Adriana, y sus nietos Martín y Victoria.

Como dijo Antonio Simonetti: “No hay edad para demostrar que uno de los caminos más hermosos es saber andar su propio camino”.


Invitamos al Prof. Dr. Tavella a acercarse al estrado para recibir una plaqueta recordatoria.

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