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Revista Uruguaya de Cardiología
On-line version ISSN 1688-0420
Rev.Urug.Cardiol. vol.22 no.2 Montevideo Sept. 2007
RECORDATORIO
Profesor Emérito Dr. Luis Eduardo Folle (1925-2007)
El 24 de agosto de este año falleció el Prof. Emérito Luis Eduardo Folle. Había nacido el 22 de junio de 1925 y ahora nos deja luego de una vida de logros continuados y merecidos.
Siendo estudiante escribió con un grupo de compañeros el Manual del Externo, pequeño libro en el que se describían prolijamente las diferentes técnicas que debían realizar los practicantes en su primer año de hospital como practicantes externos, cargo al que se accedía a través de un concurso de oposición, abierto, escalón imprescindible para dar el concurso de practicante interno. Nuestra generación, como muchas otras, contó con este manual, imprescindible para la preparación de este concurso de inicio en la carrera de Salud Pública. Él, a su vez, fue practicante externo y practicante interno. Se inició en la carrera docente de la Facultad de Medicina como ayudante de clase del Departamento de Farmacología y Terapéutica. A todos estos cargos llegó por concurso de oposición. Coronando esta carrera de éxitos, se recibió en el año 1955 con la medalla de plata correspondiente a su generación, otorgada por la Facultad de Medicina. En esta etapa se inició en la docencia y en la investigación, actividades en las que continuaría durante toda su carrera.
Ya recibido, fue Asistente de Clínica Médica en la Clínica del Prof. Dr. Julio García Otero y posteriormente Asistente del Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas bajo la dirección del Prof. Dr. Jorge Dighiero Urioste. En esta misma época inició su actividad en el CASMU como médico de zona, médico de urgencia y, finalmente, como consultante. En estas actividades realizó su labor con eficiencia y dedicación ejemplares, prestando siempre su apoyo a los pacientes y a los médicos que requirieron su opinión.
En el año 1962 ingresó como “full-time” en el Departamento de Farmacología y Terapéutica, dedicándose de lleno a la docencia y a la investigación. Fue becario en Francia (Facultad de Medicina de París), en Estados Unidos (Universidad de Pensilvania, Institutos Nacionales de Salud y Facultad de Medicina de Sherbroke, como Profesor Agregado), en Italia, Canadá y Brasil (Universidad de Riberao Preto en San Pablo), trabajando con destacadas personalidades mundiales tales como René Harard, Jeanne Levy, Daniel Banet y Domingo Aviado.
Adquirió con ellos una sólida formación como investigador y aprendió numerosas técnicas que luego aplicó en nuestro medio a la investigación y a la clínica, tal como la dosificación de catecolaminas en orina, técnica que durante mucho tiempo fue realizada sólo por él en nuestro medio. Mantuvo su conexión con el Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas, donde junto con el Prof. Dighiero realizó numerosos trabajos de investigación clínica sobre farmacología, estudios acerca de los efectos del ejercicio sobre el corazón sano y enfermo y diversas intervenciones para estudiar el comportamiento de la presión arterial en diferentes situaciones.
Este trabajo de investigación clínica fue realizado siempre cumpliendo en forma estricta con las normas éticas sobre investigación en seres humanos, que contribuyó a difundir en nuestro medio mediante el ejemplo y con publicaciones específicas. Esta labor fue justamente reconocida en 1988 cuando fue nombrado investigador de primer nivel del PEDECIBA.
En el Sindicato Médico y en el CASMU siempre fue un gremialista activo. Una de las tareas más dedicadas y difíciles que le tocó emprender fue la que le encomendó esta institución, cuando lo designó en el año 1970 para integrar una comisión para el estudio del “Narcoanálisis”, comisión que debió estudiar e informar sobre los “sueros de la verdad” que algunos cuerpos policiales estaban aplicando a presos políticos.
Durante la dictadura fundó, junto con el Prof. Dighiero, un centro de estudio y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, el CEDYR, que funcionó inicialmente en la mutualista MIDU y que constituyó durante esa época, al mismo tiempo que un centro asistencial, un foco de difusión de los conceptos modernos de la cardiología.
Como universitario fue asambleísta del Claustro, consejero de la Facultad de Medicina y, culminando su carrera, fue nombrado Profesor y Director del Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas y posteriormente Profesor Emérito de la Facultad.
Además de los numerosos artículos científicos publicados en nuestro medio y en el exterior, escribió libros y capítulos de libros. Desde 1986 fue miembro del Comité de Redacción de la Revista Médica del Uruguay, desde donde realizó importantes contribuciones sobre conceptos científicos y contribuyó a difundir en nuestro medio las normas establecidas por el Grupo de Vancouver.
En nuestra sociedad tuvo siempre una activa participación, actuando en cursos y congresos, en diferentes roles con su brillantez característica; fue presidente en los años 1972 y 1987. En esta segunda oportunidad le correspondió organizar el Congreso Sudamericano de Cardiología que se llevó a cabo con gran éxito en Punta del Este, consiguiéndose convocar una numerosa asistencia, entre la que se contaron las figuras sudamericanas de mayor relevancia a nivel mundial.
Fue editor de la Revista Uruguaya de Cardiología desde el año 1995 hasta el 2002. Durante su actividad introdujo el arbitraje como norma de la Revista e introdujo las normas de Vancouver para revistas científicas, que actualmente rigen. Con posterioridad continuó formando parte del Consejo Editorial de la Revista, a la que continuó contribuyendo con su ponderada opinión. Debe destacarse que el día en que inició su enfermedad estuvo trabajando junto a nosotros hasta una hora avanzada de la noche. Nos dejó en esta forma, además de los ejemplos de toda su vida de dedicación a la docencia, a la investigación y a la asistencia, un ejemplo final de voluntad de trabajo y desinteresada dedicación a las causas nobles.
Nos deja un vacío difícil de llenar; nos consuela, en parte, recordar su carrera llena de éxitos en todas las actividades que emprendió.
Finalmente, sus compañeros de la Sociedad Uruguaya de Cardiología y del Consejo Editorial queremos hacer llegar a sus familiares nuestro apoyo en estos difíciles momentos.
Dr. Norberto Tavella