Las revistas depredadoras son aquellas que publican artículos de investigación sin aplicar los procedimientos y estándares de calidad que se espera de las revistas académicas, especialmente sin llevar a cabo el proceso de evaluación externa o revisión por pares.
Dado que a cambio de publicar, exigen un pago a los autores, a veces se confunden errónea e injustamente con las revistas de acceso abierto, las cuales han permitido un mayor acercamiento a la comunicación científica.
La diferencia clave entre el modelo de publicación tradicional y el modelo de publicación de acceso abierto (open access) es que el modelo tradicional requiere una suscripción institucional o personal para acceder a un artículo, mientras que en las revistas de acceso abierto se puede acceder sin suscripción ni pagos. Por este motivo, muchas editoriales de acceso abierto cobran a los autores por cada artículo publicado. No es este el caso de la Revista Médica del Uruguay, que siendo de acceso abierto, no cobra a los autores cuando publican sus artículos.
Las revistas depredadoras con acceso abierto son un modelo de negocio editorial que implica cobrar tarifas de publicación a los autores, sin proporcionar los servicios editoriales y de publicación asociados con revistas legítimas (de acceso abierto o no). La idea de que son “depredadoras” se basa en el concepto de que se engaña a los académicos ofreciéndoles facilidades y rapidez para que publiquen en ellas. Aunque algunos autores pueden ser conscientes de que la revista es de mala calidad o incluso fraudulenta, igualmente publicarán en ella. Estos investigadores se hacen cómplices del proceso de las revistas depredadoras, ya que deliberadamente evitan el proceso de revisión por pares, probablemente con el objetivo de promoción o permanencia académica.
Uno de los principios básicos de la ciencia es la valoración y revisión crítica de todo trabajo. La revisión por pares (el proceso mediante el cual expertos verifican la validez, importancia, originalidad y claridad de los artículos de investigación) es la piedra angular del proceso de validación científica. El hecho de que no haya cambiado en casi 300 años desde que se publicó la primera revista totalmente revisada por pares (Medical Essays and Observations, en 1731, de la Real Sociedad de Edimburgo1), es un claro indicador de su valor. Y, aunque no está exenta de desafíos, se considera la forma más justa de evaluar y mejorar la calidad de las publicaciones científicas. Las revistas depredadoras ignoran este aspecto clave porque solo les interesa obtener ganancias económicas.
Las principales características que definen a una revista como depredadora son2:
- Aceptan artículos en forma rápida, con poca o ninguna revisión por pares o control de calidad.
- Realizan una campaña agresiva, a través de correos electrónicos, para que los académicos envíen artículos.
- Notifican a los autores sobre los honorarios de los artículos solo después de que los artículos hayan sido aceptados.
- Imitan el nombre o el estilo del sitio web de revistas reconocidas. No están afiliadas a una sociedad científica, agrupación profesional o institución académica reconocida.
- No proporcionan información sobre su cuerpo editorial, ni páginas con instrucciones para los autores.
- Hacen afirmaciones engañosas sobre la operación de publicación, como una ubicación falsa (no tienen su sede en los países declarados en sus sitios web). Citan factores de impacto falsos o inexistentes.
- Las revistas depredadoras atraen principalmente a estudiantes de doctorado y a otros investigadores jóvenes de los países en desarrollo (particularmente de India, Pakistán, el Sudeste Asiático y África). Los investigadores jóvenes se esfuerzan por publicar rápidamente para aumentar sus méritos y, por lo tanto, el modelo editorial de las revistas depredadoras resulta muy atractivo.
Cuando se han investigado las razones por las cuales los investigadores publican en estas revistas, surgen las siguientes3:
- Falta de conocimiento e información: muchos no son conscientes de las publicaciones depredadoras y se someterán a ellas de buena fe.
- Identidad social: muchos investigadores se sienten más a gusto publicando en revistas nacionales o de otros países en desarrollo.
Porque además sienten que no tienen las mismas oportunidades para publicar en revistas reconocidas.
- Presión para publicar: es una de las razones más citadas por las que los académicos publican en revistas depredadoras.
- Falta de competencia en investigación: los investigadores jóvenes frecuentemente carecen de habilidades claves en metodología de la investigación. Muchas veces, no son capaces de resolver los comentarios de los revisores, por lo que envían su artículo a una revista depredadora, donde las posibilidades de que sea aceptado son mucho mayores.
Las revistas depredadoras son un fenómeno muy preocupante y aunque es muy difícil de conocer exactamente, el número de revistas académicas legítimas se estima que ronda los 30.000, y existen aproximadamente 15.000 revistas depredadoras, lo que habla de la magnitud del problema4.
Es prácticamente imposible impedir la existencia de las revistas depredadoras. Los mecanismos de control se encuentran entre los propios autores, quienes tienen la responsabilidad de valorar dónde colocar su producción. Y esta responsabilidad se extiende hacia los integrantes de los cuerpos editoriales y los revisores. Las instituciones académicas también deberían brindar educación e información sobre este tema, protegiendo a sus investigadores. Lo mejor que podemos hacer es alertar a los autores para que nunca remitan sus manuscritos a una revista sin antes comprobar su naturaleza, idoneidad y antecedentes. Existen excelentes recursos que pueden ayudarnos, como, por ejemplo, Think Check Submit (thinkchecksubmit.org), una lista de verificación disponible en más de 40 idiomas, que es muy útil al momento de comprobar si una revista es confiable.
Nuestros lectores necesitan saber que como resultado de las acciones de las revistas depredadoras la literatura científica está plagada de información errónea, publicaciones duplicadas y contenido plagiado, así como artículos no revisados que pretenden proporcionar información científica y evidencia para mejorar la salud de nuestros pacientes.
Queremos aprovechar para agradecerles su apoyo a nuestra revista y esperamos recibir sus próximos trabajos.