Introducción
Las llamadas armas no letales (non-lethal weapons) son utilizadas ampliamente por las fuerzas de seguridad en todo el mundo con el objetivo de intimidar o incapacitar, reduciendo la posibilidad de causar lesiones graves o muerte(1-3).
Son especialmente empleadas en la custodia de establecimientos de detención, operaciones donde se mezclan soldados y población civil, disturbios públicos masivos y operaciones de liberación de rehenes 1.
En muchos casos constituyen el paso previo al uso de la fuerza letal. Sin embargo, se han descrito numerosos casos de lesiones graves y de muertes causadas por este tipo de armamento, cuyo uso tiende a extenderse3.
Se ha señalado la preocupación por la escasa reglamentación sobre su uso existente en muchos países, al tiempo que aumenta la oferta de los distintos dispositivos, lo que las vuelve una opción atractiva para la autodefensa4.
Existe una amplia oferta de armas no letales. Entre ellas, se encuentran dispositivos tan diversos como los bastones de mando, las balas de goma, los cañones de agua, las luces cegadoras, el gas lacrimógeno, el gas pimienta, las pistolas paralizantes, el láser, las redes o las barreras5.
Esta comunicación refiere a dos muertes violentas causadas por munición “no letal” en cárceles uruguayas y tiene como objetivo alertar sobre los riesgos del mal uso de este tipo de armamento, que integra el arsenal existente en el sistema penitenciario.
Una de las muertes se produjo por múltiples impactos de balas de goma (cartuchos diseñados para ser disparados por escopetas calibre 12 con cargas de 8 o 24 postas) con muerte inmediata y la otra por una lesión única por munición tipo rubber rocket (proyectil en forma de cohete), que causó una muerte diferida algunos minutos después.
Para su publicación, se contó con el consentimiento informado de la familia de las víctimas y el aval de la Oficina del Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario. Se inscribe dentro del campo de trabajo conocido como Acción Forense Humanitaria que desarrolla la Cátedra de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República6,7.
Caso 1. Muerte por proyectiles de goma
Un hombre de 27 años que se encontraba privado de libertad en un centro penitenciario logró apoderarse de un arma de fuego y disparó a dos agentes policiales. Uno de ellos, armado con una escopeta Remington 870 de 12 mm, cargada con proyectiles de goma, logró disparar en varias oportunidades sobre su agresor, quien falleció en el lugar.
Autopsia forense
La autopsia judicial del cadáver mostró al examen externo una intensa palidez. Se contabilizaron 21 orificios de entrada de proyectiles de arma de fuego sin tatuaje ni ahumamiento, distribuidos de la siguiente forma: cinco en el tórax, uno en el abdomen, tres en los miembros superiores y 12 en los miembros inferiores. No se encontraron orificios de salida. Presentaba también diez excoriaciones redondeadas: una en tórax y nueve en los miembros inferiores, correspondientes a municiones que no atravesaron la piel. Todos los impactos estaban ubicados en la cara ventral del cuerpo (figura 1).
El examen interno mostró tres lesiones penetrantes en el pulmón izquierdo y dos en el pulmón derecho, una de las cuales lo transfixió y alcanzó las cavidades cardíacas derechas, todo acompañado de un hemoneumotórax bilateral (figura 2) y (figura 3). En el abdomen presentaba un hemoperitoneo secundario a lesiones que comprometían el segmento V del hígado. Fueron recuperados varios proyectiles de goma.
Como causa de muerte se estableció: shock hipovolémico por hemotórax y hemoperitoneo masivos por lesiones penetrantes de proyectiles de goma.
Resultados
Este es un caso de defensa frente a un ataque con un arma de fuego donde se emplearon proyectiles de goma, único medio con el que contaba el policía. Esto puede explicar la multiplicidad de impactos encontrados en el cadáver y su ubicación en el sector anterior, no respetándose las zonas de menor resistencia de la piel, ni la distancia óptima para minimizar daños. La ausencia de tatuaje y ahumamiento orientan a que los disparos fueron efectuados a larga distancia, aunque debe tenerse en cuenta las ropas que usaba el fallecido al momento del impacto. En todo caso, las lesiones demuestran que la distancia fue menor a la recomendada para el uso de estas armas (mayor a 35-50 metros).
Si bien no se encontraron orificios de salida de proyectiles, se constataron siete heridas penetrantes de tórax y dos de abdomen, que labraron extensas trayectorias intracorporales lesionando varios órganos vitales (pulmones, corazón e hígado) y determinaron la muerte por hemorragias masivas.
Presentaba también diez escoriaciones redondeadas, una en tórax y nueve en los miembros, causadas por el impacto de los proyectiles que no llegaron a penetrar en el cuerpo.
La autopsia confirmó que esta munición conocida como “no letal” es capaz de causar la muerte en forma rápida, según sea la distancia del disparo y el sector de cuerpo que resulte blanco de los proyectiles. El empleo no letal de este armamento supondría su impacto en los miembros, lo que no es posible garantizar en situaciones complejas en las que aunque se apunte a los miembros inferiores, la dispersión de los perdigones no permite asegurar con precisión el área de impacto8.
Para cumplir con los estándares internacionales debería poder asegurarse que los proyectiles impacten en un individuo dentro de un diámetro de 10 cm del punto marcado como objetivo, si se respeta la distancia óptima de disparo(2).
Caso 2. Muerte por proyectil tipo rubber rocket
Se trata de una persona privada de libertad de 34 años de edad. En medio de un motín carcelario los agentes encargados del control y contención utilizaron diferentes tipos de armas de fuego no letales, tanto de munición múltiple como de munición única. En ese contexto, este recluso recibió un impacto por proyectil de arma de fuego no letal de proyectil único. Tras recibir la lesión, se lo alojó en una celda y a los pocos minutos se constató su fallecimiento.
Autopsia judicial
Al examen externo se observó abundante sangre seca en el rostro proveniente de los orificios nasales y de la boca. En la cara posterior del hemitórax izquierdo, a nivel del décimo espacio intercostal y a 13 cm de la línea media, presentaba una herida contusa redondeada, de 3,5 cm de diámetro, compatible con un orificio de entrada por un proyectil de arma de fuego, sin orificio de salida (figura 4). También presentaba múltiples excoriaciones en la cara anterior de ambas rodillas.
Del examen interno se destacaba un hemoperitoneo de 1.200 ml, una herida transfixiante en el bazo, una herida de unos 8 cm de diámetro en la curvatura mayor del estómago, en cuyo interior se recuperó un proyectil del tipo rubber rocket de 4,5 cm de longitud por 1,5 cm de diámetro en su parte más ancha (figura 5) y (figura 6).
Resultados
De los antecedentes del hecho se destaca que la víctima recibió el impacto de un proyectil de arma de fuego no letal disparado por funcionarios de seguridad de la unidad penitenciaria, en el contexto de contención de un motín carcelario.
En la autopsia se constató en la región posterior izquierda de tórax la presencia de una herida contusa de grandes dimensiones, correspondiente a un orificio de entrada de proyectil de arma de fuego, que siguió una trayectoria oblicua de atrás a adelante, de arriba a abajo y de derecha a izquierda, que produjo una herida transfixiante de bazo y una herida penetrante en estómago, en cuyo interior se recuperó un proyectil del tipo rubber rocket, munición considerada no letal. Estas lesiones determinaron una hemorragia masiva que desencadenó un shock hipovolémico, que determinó la muerte.
Si bien el dorso se considera una zona corporal con gran resistencia a la penetración, seguramente no se cumplió con la distancia mínima recomendable de disparo, algo que en el contexto de estrés que supone un motín no siempre puede garantizarse9.
Discusión
Los dos casos corresponden a muertes bajo custodia de etiología violenta a manos de los funcionarios responsables de la seguridad del establecimiento, ocurridas en el contexto de disturbios carcelarios (repeliendo una agresión por arma de fuego o controlando un motín).
Se debe tener en cuenta que los factores que determinan la gravedad de las lesiones son la energía cinética con la que el proyectil impacta (masa por el cuadrado de la velocidad) y las propiedades elásticas (resistencia a la penetración) de la superficie del cuerpo. La piel de las extremidades y el dorso es más elástica, por lo que es más resistente a la penetración; la piel de la cara, el cuello, la zona intercostal y los ojos tienen menos elasticidad y resistencia, facilitando así la producción de lesiones penetrantes con mayor potencial letal2, 8.
No obstante, en los casos que se comunica se verificaron ingresos de postas de goma por la cara anterior del abdomen y de un proyectil rubber rocket por la cara posterior de tórax.
Para minimizar la posibilidad de lesiones las recomendaciones son: disparar desde distancias mayores de 40 m (para disminuir la energía cinética del proyectil) y apuntar a los miembros inferiores (zona con mayor resistencia) 10.
Sin embargo, las distancias no están bien validadas y varían ampliamente entre armas, países y fabricantes3. Aun cumpliendo con las recomendaciones, estas armas mantienen el potencial de causar lesiones graves4.
La falsa creencia de que no son peligrosas parece alentar su uso incluso en situaciones donde no se requieren5.
Por ello, y como lo confirman los dos casos que se comunican, debería erradicarse el uso de la expresión armas no letales (non-lethal weapon) y llamarlas armas de baja o de menor letalidad (less lethal weapon). Y, en todos los casos, el personal de seguridad que las emplea debe estar debidamente instruido para cumplir con los principios de legalidad, precaución, necesidad, proporcionalidad, no discriminación y responsabilidad; manejar de forma apropiada y exclusivamente las armas para la que recibió capacitación, conocer los riesgos y los grupos especialmente vulnerables a sus efectos, además, las armas y su modo de uso deben cumplir con los estándares internacionales2.