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Revista Médica del Uruguay

On-line version ISSN 1688-0390

Rev. Méd. Urug. vol.24 no.4 Montevideo Dec. 2008

 

Breve compendio sobre algunas personalidades de la bioética vinculadas con las ciencias de la salud

 

Prof. Dra. Delia Outomuro*, Lic. Norma Isabel Sánchez

Departamento de Humanidades Médicas. Facultad de Medicina

Universidad de Buenos Aires

 

 

Resumen

Sin duda, la bioética es interdisciplinaria o, mejor aun, una transdisciplina. Por ello, cualquier reduccionismo es incorrecto. Sin embargo, si se rastrean sus orígenes se verá que son aquellos profesionales relacionados con las "ciencias de la vida" quienes más se han ocupado en llamar la atención sobre los conflictos morales que en ellas se encuentran. Este trabajo busca reseñar algunos nombres de quienes han sido pioneros en bioética y han contribuido en su desarrollo, destacando su procedencia de la medicina o de áreas afines. Asimismo, elucidar el origen del término "bioética", lo que también permitirá mostrar la fuerte influencia de las ciencias de la vida en su concepción.

Palabras claves: BIOÉTICA - historia.

PERSONAL DE SALUD

Key words: BIOETHICS - history.

HEALTH PERSONNEL.

 

* Directora del Departamento de Humanidades Médicas. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Argentina.

Jefa de Investigaciones del Departamento de Humanidades Médicas. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Argentina.

Correspondencia: Dra. Delia Outomuro

Paraguay 2155 1º piso. C1122 AAJ. Ciudad de Buenos Aires, República Argentina

Correo electrónico: ismaelconti@adinet.com.uy

akohnlon@fmed.uba.ar

Recibido: 17/11/08.

Aceptado: 15/12/08.

 

 

 

Introducción

Si bien la palabra bioética es relativamente reciente (tiene unos 40 años), los problemas éticos ligados a la medicina son tan viejos como la medicina misma. Aun así, en las últimas décadas se ha incrementado el interés por ciertos dilemas morales vinculados a los avances de la ciencia y técnica, la expansión de la comunicación, el acercamiento al gran público de los grandes temas médicos (vgr. a través del cine, la televisión, las revistas de tiradas masivas, etcétera), el impacto sociocultural que implican y un sin fin de otras variables. Es muy conocida la ingeniosa frase del pensador británico Stephen Toulmin* "la medicina le ha salvado la vida a la ética"(1) , a la que también es interesante agregar la del psiquiatra alemán Ernst Kretschmer: "Hoy la salud pública no es ante todo un problema de bacterias sino de ética", sin olvidar los comentarios de Lawrence J. Schneiderman‡.

Es posible que esta explosión de atractivo se relacione con la particular situación que una gran parte de los trabajos médicos corren de la mano con la investigación biomédica y requieren de seres humanos para llegar a resultados eficaces y probados. Para un número importante de autores el "movimiento bioético", en el sentido que hoy se le da por aproximación, tiene sus inicios hacia fines de 1960, en Estados Unidos, por más de una razón; se reseñarán algunas fundamentales:

a) los profesionales llevan a cabo, y el público toma conocimiento de nuevas formas de nacer, procrear y morir;

b) hay un gran despertar de los derechos civiles y con ello hay que vincular, por un lado, el cuestionamiento a las formas tradicionales de la autoridad y, por otro, el reclamo de los derechos de las minorías, marginados, mujeres, consumidores y, por qué no, pacientes;

c) toman difusión algunos libros que se tornarán fundamentales como Medicine and Morals (1954) de Joseph Fletcher, al que siguieron, años más tarde, The Patient as Person (1970) de Paul Ramsey y Bioethics. Bridge to the Future (1971), de Van Rensselaer Potter, a quien se atribuye el neologismo bioética§. En 1978 apareció la Encyclopedia of Bioethics, iniciativa de Warren T. Reich; posteriormente Principles of Biomedical Ethics (1979) de Tom L. Beauchamp y James F. Childress;

d) emergieron dos centros de investigación modélicos: el Institute of Society, Ethics and Life Sciences (Hasting, 1969) y el Kennedy Institute of Ethics (Georgetown University, 1971); sin olvidar la instalación en 1969 del Hastings Center, institución pionera en el examen de la ética y demás valores en su relación con la medicina y los avances científicos;

e) más la Society for Health and Human Values y el Department for Medical Humanities de la Hershey Medical School (uno en Philadelphia, 1961 y el otro en Pennsylvania, 1967).

Los orígenes y el padre de la palabra bioética

Ha comenzado, recientemente, a hablarse sobre la necesidad de construir una bioética "global". Asimismo, otros han propuesto una especie de subespecialidad (si se nos permite el término, por cierto no muy adecuado para la transdisciplinariedad del discurso que nos ocupa) a la que llaman "ecobioética", que se ocuparía de los dilemas morales relacionados con el medio ambiente y la calidad de vida de las personas, del imperativo moral de proteger a las generaciones futuras y de la obligación de preservar la vida en general, no sólo humana.

Cabe preguntarse si estas propuestas son novedosas o si, por el contrario, el propio concepto de bioética las contiene.

Cuando se indaga sobre la etimología del vocablo bioética se advierte que se trata de un término compuesto por el prefijo bio y el término ética. Se explicó en otros escritos el concepto de ética y se lo relacionó con el de moral, estableciendo semejanzas y diferencias. El prefijo bio deriva de un vocablo griego que significa biografía y, por tanto, vida, pero no vida en general sino vida humana.

Entonces, ateniéndonos a la etimología, parecería que la bioética sólo debería ocuparse de la conflictividad moral que atañe a las personas y es por eso que algunos autores han planteado la redundancia de la expresión bioética pues la ética, por definición, se refiere a las relaciones interpersonales. Sin embargo, un análisis más profundo demuestra dos cosas: primero, que la bioética, ya en sus orígenes históricos, fue pensada desde un enfoque integral que no se reduce al ámbito de la vida humana y, segundo, que el propio concepto de bioética es incomprensible sin esta perspectiva holista. Se intentará fundamentar esta afirmación.

Líneas arriba se mencionó a Potter y a su propuesta del término bioética y, no obstante su condición de médico, no plantea esta nueva disciplina reducida al ámbito clínico, a la relación médico-paciente o a la investigación con seres humanos. Por el contrario, desde el comienzo está hablando de un puente entre las ciencias naturales y las humanas. El mismo título de su obra, antes mencionada, esboza esta idea: "ciencia de la supervivencia", "puente hacia el futuro". Más tarde hablará, explícita y sucesivamente, de bioética global, de bioética profunda y de bioética sustentable, siempre en esta línea integral.

Más aun, Aldo Leopold¶, un ingeniero forestal de cuyo pensamiento Potter reconoce ser de alguna manera heredero, hacia 1949 había esbozado la necesidad de una ética que se ocupara de la relación del hombre con los otros seres vivos.

Por su parte, Hans Jonas** propone una ética también en este sentido global; entiende que la ética de la modernidad es una ética "antropocéntrica", centrada en la responsabilidad para con uno mismo y para con los otros. Sin embargo, los sucesivos avances científico-tecnológicos y los conflictos que surgen en torno a ellos, reclaman para la actualidad una ética "cosmocéntrica". Esta extiende la responsabilidad antropocéntrica a la responsabilidad para con las generaciones futuras y para con toda la naturaleza. Jonas propone reemplazar el imperativo categórico kantiano, propio de la modernidad, por el imperativo de la responsabilidad. Este nuevo imperativo ha de formularse de la siguiente manera: "Obra de tal forma que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica". O bien: "No pongas en peligro la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra".

Estos antecedentes históricos demuestran el carácter integral de esta disciplina desde su nacimiento. La bioética clínica y la llamada bioética global o ecobioética no son excluyentes, ni son compartimentos estancos, ni tampoco pueden concebirse como distintas subespecialidades o dimensiones de la bioética. Es más, se diría que ni siquiera son complementarias sino que son una y la misma cosa porque el proceso salud-enfermedad no se reduce a cuestiones meramente biomédicas. Su problemática excede las variables físico-químicas del cuerpo biológico y reclama un modelo de medicina antropológica, esto es una medicina que reconozca al hombre en su dimensión cultural, ubicado en un contexto natural, social e histórico. En síntesis: la bioética "global" no es una novedad o una moda, sino que es la esencia misma de la bioética(2) .

Finalmente, si bien el mundo académico reconoce a Potter (y éste a Leopold) como quien acuñó el término, recientes publicaciones dan cuenta de que es posible rastrearlo hasta 1927. Al respecto, dice Fernando Lolas:

"Hace pocos años se descubrió que el vocablo ‘bioética’ no es una creación de Van Renssealer Potter (como repite la mayoría de los textos), sino un invento del teólogo protestante Fritz Jahr (de Halle an der Saale), quien dio tal título a un artículo del año 1927, publicado en la revista Kosmos. Handweiser für Naturfreunde (24: 2-4).

Como todos sabemos, el término fue reimportado a Europa como una creación de los años setenta, en la cual participaron Potter, Hellegers, Shriver, y recibió de Callahan el estatuto disciplinario en un artículo de 1973 (Hastings Center Studies 1: 66-73). Esta reimportación, por cierto, no estuvo exenta de cambios, pues en el caso de Potter se trataba de una suerte de advertencia apocalíptica sobre la necesidad de una ‘ciencia de la supervivencia’ y en el de Hellegers y los creadores del Kennedy Center de una revitalización humanística de la medicina y las ciencias biológicas relacionadas con el bienestar humano…

El aporte de Fritz Jahr es especialmente interesante por centrar su atención en lo que denominó ‘el imperativo bioético’. Parafraseando a Kant, Jahr sugiere considerar a cada ser vivo como un fin en sí mismo y tratarlo como tal en la medida de lo posible. La formulación no fue definitiva sino hasta algunos años después del primer artículo de 1927 … Jahr analiza la importancia de un contacto con la reflexión, la deliberación y el análisis de intenciones y convicciones para los investigadores (‘Gesinnungsunterricht’)"(3) .

Los promotores de la bioética

Para abocarse a este campo de estudio y reflexión ha emergido un número de expertos que son a la vez, en más de una ocasión, investigadores, médicos, filósofos, juristas, economistas, etcétera. Algunos de esos nombres son representativos de un puñado de países, por ejemplo, España, Chile, Colombia, Estados Unidos, Argentina, etcétera. Algunos de ellos, vinculados a la medicina††, son:

– En Estados Unidos

Henry K. Beecher. Médico, anestesiólogo y profesor de esta especialidad en la Universidad de Harvard. Promotor de uno de los documentos más célebres de la bioética: la Declaración de Helsinki, escrito que aún hoy sigue generando arduos e intensos debates en torno a algunos de sus artículos.

James Drane. Formado en teología católica en la Universidad Gregoriana de Roma y en filosofía ética en la Universidad de Madrid, iniciado en la bioética decidió estudiar medicina. Asimismo, realizó una residencia en psiquiatría con Karl Menninger en Topeka (Kansas). Ha publicado, como mínimo, cuatro textos claves: Becoming a good doctor (1989), obra en la que se percibe la impronta de Pedro Laín Entralgo y de José Luis Aranguren, sus amigos y maestros; Clinical Bioethics (1994), libro pensado como un texto práctico –pero sin perder rigurosidad– de ayuda para los comités de ética; Caring to the end (1997), texto de corte eminentemente práctico para quienes trabajan en salas de cuidado intensivo o con pacientes terminales; More humane medicine (2003), en vías de traducción al español (si bien ya existe una versión en portugués).

Charles M. Culver. Profesor de educación médica en la Universidad Barry de Miami. Psiquiatra, ha puesto sobre el tapete algunas cuestiones polémicas como el concepto de consentimiento "válido" y el de "decisión racional".

Herman Tristram Engelhardt. Doctor en filosofía por la Universidad de Texas (1969) y en medicina por la de Tulane (1972). Su texto capital es The Foundations of Christian Bioethics. Es docente de filosofía en la Universidad de Rice y de medicina en el Baylor College of Medicine (ambas de Houston, Texas).

– En Canadá

Peter A. Singer. Investigador científico y profesor de medicina de la Universidad de Toronto; estudió bioética en la Universidad de Chicago. Su trabajo se centra en indagar cómo la ciencia y la tecnología relacionadas con la vida se movilizan desde el laboratorio a la comunidad en los países en vías de desarrollo. Sus más recientes contribuciones giran en torno al mejoramiento de la calidad de vida, la justa distribución de recursos en salud y la enseñanza de la bioética. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Nellie Westerman Prize en ética de la Federación Americana de Investigación Clínica. Entre 1995 y 2006 fue director del Centro de Bioética de la Universidad de Toronto, centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

– En España

Se hacen escuchar en las últimas décadas estudiosos serios y, entre ellos, aparecen los nombres de‡‡:

Diego Gracia Guillén. Su tesis doctoral Una introducción a la historia y teoría de la antropología médica, versó sobre persona y enfermedad. Colaborador científico del CSIC; catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y director del Master en Bioética que en ella se imparte. Director de la Fundación Xavier Zubiri. Actualmente dirige el Instituto de Bioética de la Fundación de Ciencias de la Salud. Autor de numerosas publicaciones; uno de sus libros más conocidos es Fundamentos de bioética.

Francesc Abel i Fabre. Doctor en medicina, especialista en obstetricia y ginecología, licenciado en filosofía y teología y formado como investigador en Estados Unidos; prolífico publicista. Por su iniciativa se fundó, en 1976, el primer centro de bioética de Europa, el Institut Borja de Bioètica (Cataluña) que, desde el 2000, es un instituto universitario por su integración en la Universitat Ramon Llull.

En España, recientemente, se ha organizado una comisión encargada de prestar especial atención a los trabajos relacionados con células, tejidos, embriones e híbridos con genes humanos y a los nuevos campos de exploración que puedan surgir. Todo enmarcado con la Ley de Investigación en Biomedicina que se aprobó en setiembre de 2006. Ese grupo está conformado por:

Carlos Alonso Bedate. Filósofo; teólogo jesuita y biólogo.

Carmen Ayuso. Jefa del servicio de Genética de la Fundación Jiménez Díaz.

Jordi Camí. Farmacólogo, especialista en drogas de síntesis y promotor del Protocolo de Buenas Prácticas Científicas. Trabaja en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

César Loris. Pediatra. Ha descubierto un gen asociado al raquitismo. Es experto en sistemas de gestión de calidad de los comités de ética.

César Nombela. Farmacéutico y químico. Ex presidente del CSIC y de posiciones conservadoras, tanto que se alió al Partido Popular en el rechazo a la ley de investigación biomédica porque, en su opinión, permite clonar seres humanos, aunque sean sólo embriones que deben destruirse antes de los 14 días, sobre todo después que pueden conseguirse células madre reprogramando otras adultas.

Marcelo Palacios. Presidente de la Sociedad Internacional de Bioética. Ha sido un defensor de la ley de reproducción humana asistida que se transformó en ley (España, 1998). De ideas permisivas, es defensor de la transferencia nuclear (o clonación terapéutica).

Carlos Romero Casanoba. Abogado y médico. Trabaja en la comisión de reproducción humana.

Pablo Simón. Profesor de la Escuela Andaluza de Salud. Partidario de ser lo más permisivo posible, inclusive no rechaza la eutanasia.

Esta breve mención no implica ignorar la existencia de un número igual o mayor de profesionales que se suman a los antes mencionados§§.

– En Gran Bretaña

Mary Warnock. De múltiples intereses y, entre estos, los relacionados con la experimentación con animales, la embriología humana y la fecundación artificial. Ha expresado opiniones a favor de la regulación legal de la eutanasia y, moderadamente, a la clonación humana reproductiva. Entre sus libros se cuenta: An Intelligent’s Person Guide to Ethics (1998)¶¶.

– En Argentina

En el pasado se interesaron por temáticas afines a la actual bioética figuras como Florencio Escardó y Marcos Meeroff; pero, limitarse a ellos como antecesores es cometer una injusticia de omisión***, de tal modo que para salvar, en parte, esta carencia se recuerda que en noviembre de 1958 se realizó en Buenos Aires un Congreso de Ética Médica (auspiciado por la Asociación Médica Argentina) y que presidió José Belbey, quien entonces era responsable de la entidad anfitriona.

Más aun, entre las viejas tesis doctorales se encuentra más de una que se acerca a la problemática. Un ejemplo es la de Félix Garzón Maceda, de Córdoba, presentada en 1890 que llevó por título Consideraciones sobre la embriotomía.

De los tiempos más cercanos se puede aludir a los siguientes referentes:

José Alberto Mainetti. Comenzó a darle solidez a estos temas –dicho esto en una vaga generalización– a partir del III Coloquio de Humanidades Médicas, organizado por la Fundación Mainetti, en La Plata, en agosto de 1977, cuando dirigía su Instituto de Humanidades Médicas(4) . Doctor en medicina y en filosofía por la Universidad Nacional de La Plata, doble formación que le ha permitido abordar la bioética con solidez intelectual y pragmatismo. Completó su formación en París bajo la dirección de Paul Ricoeur y George Canguilhem y en Madrid con Laín Entralgo.

Ha sido profesor titular de antropología filosófica (hasta 1997) en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP; creador (1980) y profesor titular de la Cátedra de Posgrado Humanidades Médicas en la Facultad de Ciencias Médicas de la misma casa de estudios (hasta 1995); investigador principal del CONICET (Argentina); miembro correspondiente nacional de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, doctor honoris causa por la Universidad Juan Agustín Maza de Mendoza (1996), entre otras destacadas actuaciones.

Responsable de numerosos cursos de posgrado y de actividades académicas. Fundador de la Escuela Latinoamericana de Bioética (ELABE), es el principal promotor de esta temática en América Latina. Su producción escrita es realmente voluminosa. Dirige la revista Quirón, que publica temas biomédicos y de humanidades médicas en el mismo número, fomentando de este modo la integración entre dichas áreas.

Alfredo G. Kohn Loncarica. Ha sido un promotor eficaz de los estudios de bioética en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Por un lado, hay que reconocer que el Departamento de Humanidades Médicas, bajo su dirección, ha participado en la formación de profesionales con una orientación humanística.

Al buscarse antecedentes, que se remontan a 65 años atrás, aparece en el posgrado para la carrera docente la cátedra de Historia de la Medicina a la que se sumaron, más tarde, los cursos de Historia de la Ciencia, de Antropología Médica y otros. Progresivamente se incorporaron seminarios de humanidades médicas en el ciclo de grado en la década de 1980. Estos tuvieron en un principio carácter obligatorio y más tarde opcional.

Mediante tales seminarios se vehiculizó el ingreso de la bioética, dado que una parte se orientó a la emergente disciplina. Los seminarios tenían una carga horaria de 42 horas y versaban sobre Historia de la Medicina, Antropología Médica, Sociología Médica, Epistemología Médica, Bioética e Introducción a las Humanidades Médicas. El exitoso desarrollo y la buena aceptación por parte de los alumnos desembocaron en la creación del Departamento de Humanidades Médicas (1991).

Desde 1997 las asignaturas Bioética I y Bioética II, antes voluntarias, tienen carácter obligatorio en el currículum de grado de medicina. La primera apunta a los fundamentos de la disciplina, es decir, a la enseñanza de las categorías conceptuales y de las herramientas teóricas que permiten al alumno la reflexión crítica y fundada sobre los distintos temas que se abordan en la segunda asignatura. En síntesis: Bioética I es Bioética Fundamental mientras que Bioética II es Bioética Clínica.

A partir de entonces, la citada casa de estudios ha promocionado numerosas actividades de grado (escuela de ayudantes de bioética) y de posgrado (cursos presenciales y por e-learning) en la especialidad†††.

– En Chile

Armando Roa. Médico, académico, intelectual y humanista. Pionero de la psiquiatría en su país, se le reconoce –junto a Ignacio Matte Blanco– como referente ineludible. En su haber se encuentran cientos de publicaciones en revistas nacionales e internacionales sobre los más variados temas, entre ellos: psiquiatría, filosofía, bioética, etcétera. Parte de sus estudios sobre bioética y psiquiatría clínica se dedicaron a cuestionar lo estricto del uso del DSM en el diagnóstico de enfermedades psiquiátricas que se daba en la época, sin considerar la historia particular de cada paciente.

Fue pionero en la introducción de la bioética en la Escuela de Medicina, cuando muy pocas universidades en el mundo la tenían incorporada en sus programas de estudios. Asimismo, impulsó la enseñanza de las humanidades médicas, pues entendía que eran indispensables en la formación de los profesionales de la salud.

Fernando Lolas Stepke. Médico, neurofisiólogo y especialista en psiquiatría, ha sido discípulo y colaborador de Paul Christian‡‡‡ profesor titular de la Facultad de Medicina y de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, doctor honoris causa de varias universidades latinoamericanas, director y gestor del Centro Interdisciplinario de Estudios en Bioética de la universidad de su país, director del Programa Regional de Bioética de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y director técnico de la Fundación Acta (Buenos Aires). Autor prolífico de innumerables artículos científicos y textos, entre sus libros importantes pueden seleccionarse: Proposiciones para una teoría de la medicina (1992), Más allá del cuerpo (1997); Bioética (1998); Bioética y antropología médica (2000); es, además, el responsable de Acta Bioética (continuadora de Cuadernos del Programa Regional de Bioética; OPS/OMS).

Ha dirigido y dirige importantes proyectos de investigación relacionados con la bioética y continúa promoviendo su desarrollo, especialmente en América Latina.

– México

Manuel Velasco Suárez. Estudió medicina en la UNAM, donde después ejercerá la docencia por largos años. Se especializó en las universidades de Harvard y George Washington, completando su formación como neurocirujano, a lo que sumó el interés por la antropología, sociología, cirugía, traumatología, higiene y medicina legal. En 1982 funda la Asociación de Médicos Mexicanos para la Prevención de la Guerra Nuclear, afiliada a la International Physicians for the Prevention of Nuclear War, organización que en 1985 obtuvo el Premio Nobel de la Paz. En 1989 recibió la Medalla al Mérito Académico y el título de profesor emérito. En 1994 funda la Comisión Nacional de Bioética.

Algunas consideraciones finales

Se anunció al comienzo que el propósito es destacar la importante presencia de los profesionales vinculados a las ciencias biológicas en la promoción de las perspectivas bioéticas.

Hubo una época, al menos en Estados Unidos, en torno a las décadas de 1960 y 1970, en que los filósofos estaban abocados al estudio de las características formales de las teorías éticas, sin ofrecer una respuesta a los problemas cruciales de su sociedad (participación en la guerra de Vietnam, conflictos étnicos, desigualdades sociales y económicas, etcétera). Como contrapartida la reflexión ética se vio entonces forzada a descender, a dejar la abstracción teórica y a abordar los conflictos concretos. Llamativamente, encontró terreno fértil en la medicina mientras que la problemática económica y social quedó algo más marginada. En este último cuarto de siglo, ya sea por la aparición de nuevas enfermedades (sida, ébola, Sars, etcétera), ya sea por los sorprendentes "adelantos" científico-técnicos vinculados al tema de la salud/enfermedad humana, se ha desatado una encrucijada ética que acompaña al ritmo acelerado de la labor de los más variados laboratorios del mundo y nada está ajeno al dilema de las "pruebas", donde se combinan espinosas cuestiones económicas, políticas, religiosas, más los conflictos de intereses de muy variados orígenes. A esto hay que sumarle, como mínimo, la variedad de comportamientos de los mismos científicos, que en algunas ocasiones parecen estar muy cercanos a situaciones nocivas.

Además, tanto en Europa como en ciertos países latinoamericanos, tales asuntos no resultan indiferentes. Por el contrario, los gobiernos, la sociedad civil, los investigadores se hallan ante problemas impostergables y más de una cuestión se ha politizado y no faltan quienes afirman que se está trabajando desde la "ideología y no desde la ciencia". Aparecen sectores interesados y voces que explican más o menos que, si se dedican a la ciencia y a la investigación con evidentes implicaciones médicas, es precisamente porque reconocen fortísimos sentimientos éticos. A lo que agregan que si ciertos estudios se impidiesen, se renunciaría a la mejor oportunidad de curar enfermedades devastadoras o brindar una cierta calidad de vida a quienes la reclaman. Opinión que no comparten, va de suyo, otros sectores.

No es el propósito reavivar la vieja polémica entre la bedside ethics de los médicos y la armchair ethics de los filósofos. Pero sí destacar que la bioética no es ni puede ser campo "exclusivo" de la filosofía. No puede, simplemente, porque las ciencias de la vida (biología, genética, bioquímica, medicina, etcétera) son tan complejas en su teoría y en su práctica que resulta imposible abordarlas desde una sola perspectiva o con demarcaciones rigurosas. En los tiempos recientes hay una clara inclinación por considerar los asuntos más destacados desde una doble formación o con un análisis interdisciplinario.

Lo inverso también resulta preocupante: los profesionales del campo de la salud o de las ciencias de la vida que se aboquen "seriamente" a la bioética tendrán que tener alguna formación o capacitación en filosofía y teorías éticas, caso contrario su discurso se mantendrá o bien en la vieja deontología médica o bien en la mera doxa.

Drane, en una oportunidad, alertó sabiamente a los médicos sobre la existencia de un espacio vacío que debe ser ocupado también por ellos:

"Sin un fuerte compromiso con estándares éticos tradicionales y principios bioéticos la medicina pierde su carácter profesional y los médicos se precipitan hacia la condición de empleados. La manera más rápida de destruir la medicina como profesión es no hacer caso o reducir la importancia de la bioética y de las obligaciones éticas profesionales. Cada falta ética en la investigación médica o la práctica clínica invita al control exterior, y con excesivo control externo la profesión médica desaparece"(5).

 

* El inglés Toulmin, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, por su condición de físico, trabajó en el Instituto Gubernamental de Investigaciones del Radar. Fue miembro de la Sociedad Internacional de Historia de las Ideas. De aquella época tiene obras como: The Fabric of the Heavens (cofirmadas con June Goodfield, 1961, traducida al castellano, por impulso de José Babini, como La trama de los cielos) y The Architecture of Matter (1976).

† De origen alemán (1888-1964). Su tesis doctoral versó sobre Delirio y síndrome maníaco-depresivo (1914). Voluntario en los años de la Primera Guerra Mundial, organizó un departamento neurológico en el Hospital Militar de Bad Mergentheim, abocándose a los fenómenos histéricos. En 1947 publica una obra controvertida: Constitución y carácter, y establece una correlación entre los tipos morfológicos, los caracteres y la propensión a determinadas enfermedades nerviosas. Presidente de la Sociedad Alemana de Psicoterapia (1926-1933), cargo al que renunció por su enfrentamiento con el nazismo.

‡ Schneiderman es profesor emérito de la Universidad de California (San Diego) y ha enseñado en numerosas otras casas de estudios de Estados Unidos. Ha publicado una variedad de artículos y libros. Colaborador del Medical Center Ethics Committee.

Ha expresado «Back when medicine was saving the life of ethics and offering refuge to moral philosophers, who brought with them their exotic languages and customs (but alas not cuisine), and ethics committees across the land were gathering around insensate patients, enchanting words like deontology, teleology, beneficence, autonomy, and paternalism, the text books were of the trickle-down variety, presenting lofty moral principies as decision making guides for resolving specific dilemmas in the setting’, en: Still Saving the Life of Ethics. The Hastings Center Report, 1990, 20:22-24.

§ En rigor, lo hace por primera vez en 1970 en el artículo Bioethics. The Science of Survival (Perspectives in Biol. and Medic.) y, al año siguiente, en el libro citado.

¶ Leopod (1887-1948), ha sido un ecologista estadounidense, de notable influencia ambientalista, con fundamentos éticos.

†† El ordenamiento que le hemos dado a los países no responde, de nuestra parte, a un criterio de prioridad o valor. Se trata de una mera disposición sin connotación de importancia.

** Jonas es considerado un distinguido discípulo de Martin Heidegger. Autor, entre varios, del libro: Técnica, medicina y ética. Uno de los muchos interesados (como Gilbert Simondon, 1924-1989) de la relación "hombre/bestia/máquina".

‡‡ Que no son de ninguna manera excluyente. Podríamos, entre cientos, rescatar aportes de Xavier Zubiri, Gregorio Marañón, Pedro Laín Entralgo, de José María López Piñero y otros.

††† Una de las coautoras de este escrito (Sánchez) no puede dejar de mencionar la importante actividad en bioética llevada a cabo por la Prof. Dra. Delia Outomuro, médica, doctora en medicina y licenciada en filosofía. Desde su doble formación trabajó y trabaja arduamente en el desarrollo de la disciplina. En la Facultad de Medicina de la UBA ha sido la creadora de los cursos presenciales y virtuales a los que se hace referencia en el texto, ha organizado la actividad docente de grado, creado la Escuela de Ayudantes de Bioética, presentado el proyecto de creación de la Carrera de Médico Especialista en Bioética y el de Maestría en Bioética. Dirige y ha dirigido proyectos Ubacyt sobre el tema, formando investigadores en el área. Publica en prestigiosas revistas, como el American Jounal of Bioethics y es autora de un textbook sobre fundamentos de bioética y de varios capítulos de libros.

‡‡‡ Christian, consustanciado con la medicina antropológica, tradición inaugurada por Viktor von Weizsäker en la llamada Escuela de Heilderberg, ha formado discípulos que trascienden la formación médico biológica y desarrollan una práctica y una teoría de la medicina claramente humanística que desemboca, cuando mínimo, en la bioética.

 

Summary

Undoubtedly, bioethics is multidisciplinary, or even transdisciplinary. Thus, reductionism does not apply. However, upon tracing its origins, we find that those professionals who were related to "life sciences" were those more concerned in drawing the attention to their moral conflicts. The present study aims to list a few of the leaders in bioethics who contributed to its development, especially stating whether they come from the field of medicine or other related sciences. Likewise, it seeks to elucidate the origins of the word "bioethics", which will in turn prove the strong influence of life sciences in its conception.

Résumé

La bioéthique est sans doute interdisciplinaire ou, pour mieux dire, c’est une transdiscipline. Toute simplification est donc incorrecte. Cependant, si on se rapporte à ses origines, on peut constater que ce sont les professionnels du domaine des "sciences de la vie" ceux qui ont attiré l’attention sur les conflits moraux qui s’y trouvent. Ce travail vise à signaler quelques noms parmi les pionniers en bioéthique ayant contribué à son développement, et travaillant en médecine ou en d’autres domaines proches. Aussi, on cherche à définir le terme "bioéthique", ce qui permettra en même temps de montrer la forte influence des sciences de la vie sur sa conception-même.

Resumo

Não há dúvida de que a bioética é multidisciplinar ou, melhor é uma transdisciplina. Por isso qualquer reducionismo não é correto. No entanto, se vamos às suas raízes veremos que são os profissionais relacionados com as "ciências da vida" os que têm se importado em chamar a atenção para os conflitos morais que nelas existem. Neste trabalho apresentam-se os nomes de pessoas que foram pioneiras na bioética e que contribuíram para o seu desenvolvimento, chamando a atenção para sua origem na medicina ou em áreas afins. E também explicar a origem do termo bioética, que mostrará a forte influência das ciências da vida na sua concepção.

Bibliografía

1. Toulmin S. How medicine saved the life of ethics. Perspect Biol Med 1982; 25: 736-50.

2. Schneiderman LJ. Still saving the life of ethics. Hastings Cent Rep.1990; 20(6): 22-4.

3. Outomuro D. Bioética global: ¿una propuesta novedosa y diferente? BIO-PHRONESIS 2007; 2(2): 1-3. Obtenido de: http://www.fmv-uba.org.ar/antropologia/index1024x768.htm (Consulta: 12 abr 2008).

4. Lolas Stepke F. Fritz Jahr, el ‘imperativo bioético’ y el origen de la palabra ‘bioética. Bioética informa. 2008; 13(45): 3. Obtenido de: http://www.paho.org/Spanish/BIO/boletin45.pdf (Consulta: 5 may 2008).

5. Mainetti J, ed. La muerte en medicina. La Plata: Quirón, 1978: 214 p.

6. Drane J. Una historia personal de la bioética en América Latina. In: Pessini L, de Barchifontaine C, Lolas Stepke F, coords. Perspectivas de la bioética en Iberoamérica. Santiago de Chile: Andros, 2007: 65.

 

 

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