Introducción
Una de las grandes paradojas vinculadas al tema que nos ocupa es que la preocupación en la vida sea la propia muerte. Los procesos relacionados con la muerte pueden ser abordados desde diferentes perspectivas, entre ellas la sociológica, que es la que el presente artículo busca explorar, de forma de analizar la evidencia empírica con la finalidad de aportar insumos para su comprensión.
Hoy en día existen dos evidencias irrefutables sobre el tipo de muerte que se denomina suicidio. La primera es que el fenómeno de quitarse la vida por mano propia existió y existe con independencia del tipo de estructura social en el que se enmarque. La segunda refiere al hecho de que suicidarse expresa, en nuestros días, una de las tantas formas de morir de por sí enigmáticas, por cuanto el acto mismo surge de una elección personal y, de esta manera, se encuentra imbricado en la trama de decisiones individuales.
Este último aspecto constituye al suicidio como una problemática, tanto en el ámbito mundial como en nuestro continente. En Latinoamérica existen diferentes interpretaciones del fenómeno, que en parte se nutren de la propia diversidad cultural y emanan de los diferentes contextos, ya sean estos indígenas (andinos o amazónicos), rurales o urbanos. En particular, la bibliografía especializada asocia a las grandes urbes industriales, producto de los procesos de modernización y expansión del capitalismo, con procesos de desarraigo e incluye en el análisis el componente social.
Más allá de la diversidad de perspectivas existentes para su abordaje, el análisis del suicidio siempre deja interrogantes que son difíciles de analizar, comprender o compartir. En la actualidad existen esfuerzos importantes, interdisciplinarios e interinstitucionales (con involucramiento de instituciones públicas, privadas, sectoriales y académicas), que tratan de dar cuenta de una problemática compleja y dinámica. A su vez, ya nadie niega que las evidencias sociales, culturales y políticas son una guía fuerte para esa comprensión, como lo son las económicas y las referidas a la salud mental. Como bien escribió Ramón Andrés: “Cada época ve, escucha y gusta de distinta manera” (Andrés, 2015, p. 309).
Este artículo pone el foco en un subconjunto de la población que presenta cierta homogeneidad en algunos aspectos vitales: la tercera edad. El análisis del suicidio en esta población se superpone de manera indefectible con prejuicios existentes en nuestras sociedades, asociados a la salud y los procesos médicos o terapéuticos, con especial énfasis en aquellos vinculados a la dependencia sanitaria y tecnológica que contribuye a reafirmar el poder médico-terapéutico. Por otro lado, esta población se encuentra inmersa en procesos de perdida de vínculos y desintegración social, en momentos de disminución de la capacidad de autosuficiencia.
A partir de un análisis de contenido de notas póstumas basado en la propuesta de categorización de Chávez-Hernández, Macías-García y Luna (2011), el artículo procura identificar las características afectivas, emocionales, cognoscitivas y actitudinales que en ellas se expresan. Para esto, se realiza un análisis de correspondencias múltiples (ACM) que permite representar las relaciones de distancia entre individuos y variables analizadas, de manera de identificar estructuras subyacentes entre ellos. Luego, mediante la técnica de clúster jerárquico, se clasifican las notas escritas por la población de interés según una tipología de notas construida con base en grupos homogéneos interiormente y heterogéneos entre sí.
El artículo se estructura en seis apartados. El primero presenta los desafíos y potencialidades del análisis de notas para la comprensión de la conducta suicida. En el segundo se resumen las principales características de la metodología utilizada para el análisis de contenido y la codificación de notas. En un tercer apartado se brinda una primera aproximación descriptiva a las particularidades de las notas suicidas de adultos mayores en comparación con las de otros grupos poblacionales. Los apartados cuarto y quinto presentan los resultados del ACM y de clúster jerárquico, respectivamente. Por último, se concluye sobre las principales características de estas cartas y la existencia de tres tipos de notas con rasgos particulares entre aquellas que dejan los adultos mayores al morir.
Análisis de notas suicidas
Los abordajes del suicidio como fenómeno sociológico se caracterizan por la diversidad de perspectivas y metodologías. No obstante, las dificultades que conlleva el estudio de este fenómeno han sido señaladas con frecuencia y, por otra parte, suele ser necesaria la utilización de métodos indirectos y retrospectivos en la investigación de suicidios ya consumados (Hein, González y Pandolfi, 2018). Es en este contexto que el estudio de notas suicidas emerge como particularmente relevante para la comprensión del fenómeno, dado que en estos escritos se expresan motivos, sentimientos, deseos y pensamientos de quien se suicida (Chávez-Hernandez et al., 2011).
Uno de los trabajos pioneros en abordar este tipo de material fue el realizado por Edwin Shneidman en la década de los cincuenta, en el que el autor sostenía que su análisis solo adquiría sentido mediante una contextualización social y personal más amplia. A partir de entonces, y fundamentalmente en los últimos años, se ha observado una gran proliferación de abordajes de notas suicidas con diversos fines. Sin pretensiones de exhaustividad en su revisión, hay un amplio conjunto de estudios que las utilizan para identificar las características afectivas, emocionales, cognoscitivas y actitudinales expresadas en ellas (Chávez-Hernandez et al., 2011; Ceballos-Espinoza y Chávez-Hernández, 2016) o establecer diferencias entre notas en casos de tentativas y suicidios consumados (Leenaars et al., 1992b; Handelman y Lester, 2007) o entre sujetos de diversas nacionalidades (Zonda, 1999; Wong, Yeung y Chang, 2009; Chávez-Hernández et al., 2009). A su vez, se registran estudios que las analizan desde una perspectiva de género (Canetto y Lester, 2002), colocan el foco en grupos etarios específicos (Matusevich, 2003; Ruiz et al., 2003), las abordan como objeto de intercambio simbólico puesto en escena en el momento del final de la vida (Paya, Gómez y Nicolasa, 2012) o para testear teorías psicológicas sobre el tema (Shneidman y Farberow, 1957; Leenaars, 1988).
Si bien los antecedentes en el estudio de notas suicidas son extensos, su análisis aún no se encuentra exento de críticas y controversias. En este sentido, una crítica recurrente alude a la dificultad de acceso a las notas como fuente de información, las debilidades de los registros administrativos y, sobre todo, al escaso porcentaje de personas que al suicidarse dejan este tipo de documentos. A modo de ejemplo, en su clásico trabajo, Shneidman y Farberow (1957) estudian 721 notas suicidas escritas en la ciudad de Los Ángeles entre 1944 y 1953, representativas del 15% de los suicidios ocurridos durante esos años. En Uruguay, el porcentaje de suicidios con presencia de notas tiende a ser constante en el tiempo: es cercano al 20% desde el año 2002 hasta la fecha.
Esta relativamente baja proporción, recurrente en estudios realizados en distintos países, ha suscitado preguntas respecto a las posibilidades de generalización de los resultados observados a partir de su análisis al conjunto de la población de interés, así como sobre su alcance para la comprensión del suicidio como fenómeno (Chávez-Hernández et al., 2011; Stack y Rockett, 2016). Estas inquietudes han incentivado diversos trabajos concentrados en determinar si existen o no diferencias entre la población que deja nota y aquella que no.
A partir de un análisis de segmentación de los casos de suicidio registrados en Uruguay entre 2004 y 2015 se observa que, si bien existen algunas diferencias entre la población que deja nota suicida y la que no, el porcentaje de ajuste del modelo es sumamente bajo (2,4%), por lo que las diferencias entre ambos grupos son poco concluyentes y presentan, en cambio, más similitudes que diferencias (Hein, González y Pandolfi, 2018). Debido a este tipo de resultados, estos trabajos arriban a la conclusión de que es posible realizar ciertas generalizaciones sobre el conjunto total de suicidios a partir del análisis de notas suicidas (Callanan y Davis, 2009; Chávez-Hernández et al., 2011; Stack y Rockett, 2016). No obstante, estas afirmaciones se encuentran en constante revisión en función de la posibilidad de incorporar otro tipo de información sobre los casos, las mejoras en la calidad de los registros y la revisión de los modelos de análisis (Stack y Rockett, 2016).
Una segunda crítica frecuente al uso de las notas suicidas como fuente de información para la comprensión del suicidio refiere a que el momento en el que son escritas, instantes previos a la muerte, se caracteriza por una particular desesperación, angustia o enojo. Existe, entonces, una polémica acerca de si las notas revelan o no los verdaderos motivos del acto suicida y sobre la posibilidad de discernir los móviles que llevan a su redacción. Sin embargo, existe un relativo consenso respecto a que las notas proveen una oportunidad única para la comprensión de los momentos finales en la vida de sus autores (Matusevich, 2003; Fincham et al., 2011; Chávez-Hernández et al., 2011).
Estas consideraciones conllevan la necesidad de problematizar la perspectiva a partir de la cual se abordan las notas suicidas como material empírico para el estudio del suicidio. Con esta intención, se suele remarcar la importancia de su estudio como una forma de comunicación entre quien se encuentra a punto de quitarse su vida y aquellos que los sobreviven, así como la importancia de colocar la mirada tanto en su contenido, su estructura y su forma como en el contexto relacional, social y cultural en el que se inscriben (Fincham et al., 2011). En este sentido, a modo de ejemplo, autores como Fincham et al. (2011) enfocan su estudio como un artefacto sociocultural específico que pone de manifiesto el rol de las relaciones sociales que se entretejen en el acto del suicidio. Desde otra perspectiva, autores como Paya, Gómez y Nicolasa (2012) las consideran elementos relevantes para comprender la puesta en escena del momento de la muerte en tanto escenario simbólico, que evidencian pautas del intercambio familiar e institucional que modeló los imaginarios sobre la muerte y las razones para vivir.
En el presente artículo se abordan las notas suicidas como un recurso comunicativo en situaciones extremas, a partir del cual es posible acercarse a un análisis del contexto cultural y social en el que se inscriben. Así, se entienden como documentos sociales, en la medida en que se estructuran en función de las relaciones sociales que ponen de manifiesto. De este modo, se tornan documentos relevantes para comprender tanto características emocionales y actitudinales como sociales y culturales relacionadas con el acto suicida.
Metodología de codificación de notas suicidas
El material empírico utilizado en este trabajo está formado por las notas suicidas (mensajes de texto escrito que deja una persona antes de su muerte, sin esperar respuesta de su destinatario) que redactaron personas que se suicidaron en Uruguay durante el período 2004-2016. Las notas suicidas provienen de dos grandes fuentes de información. En primer lugar, se analizaron los registros fotográficos existentes en la Dirección Nacional de Policía Científica. En segundo lugar, ante la ausencia de registro fotográfico o problemas de calidad, se incorporaron transcripciones de notas realizadas en los partes policiales referidos a las novedades caratuladas como suicidios consumados. En total se analizaron 891 notas correspondientes a 609 casos de suicidios consumados en todo el territorio nacional desde el año 2004 hasta el año 2015. Entre ellas, 196 notas corresponden a 160 casos de adultos de 65 años y más. 1
Con el objetivo de analizar esta información se llevó a cabo un análisis de contenido con el método de interjueces. Se procedió a su realización en dos instancias consecutivas. Mediante este método, inicialmente dos jueces codifican de manera independiente las notas suicidas con el objetivo de contrastarlas. Durante esta primera etapa, en el caso de estudio se alcanzó un nivel de concordancia superior al 80% en un 74,3% de las notas analizadas. Luego, si hay ausencia de concordancias en la primera codificación, un tercer juez interviene en la definición. Para el caso abordado en el presente artículo, los jueces fueron psicólogos y sociólogos capacitados en el tema y la técnica. Las notas correspondientes a los casos de adultos mayores y jóvenes menores de 18 años fueron codificadas por investigadores de la Universidad de Guanajuato (México). El resto del material fue analizado por integrantes del Grupo de Comprensión y Prevención del Suicidio en Uruguay.2
Para la codificación se utilizó la propuesta de categorización de contenidos de Chávez-Hernández et al., 2011, basada, a su vez, en la guía de categorías de Darbonne (1969), que identifica características que habilitan la interpretación y comprensión de aspectos psicodinámicos expresados en las notas suicidas (Ceballos-Espinoza y Chávez-Hernández, 2016). Las categorías fueron traducidas, modificadas y adaptadas por estos autores para estudios en América Latina (Chávez-Hernández, 1998; Chávez-Hernández y Macías, 2003; Chávez-Hernández et al., 2011).
En síntesis, se codifican siete dimensiones de análisis:
(1) datos sociodemográficos y características del hecho;
(2) destinatarios de la nota;
(3) razones manifiestas para el suicidio proporcionadas en la nota;
(4) procesos cognoscitivos;
(5) aspectos de personalidad (sentimientos y actitudes);
(6) afecto indicado en la nota; y
(7) enfoque general y contenidos específicos
Cada categoría se operacionaliza según contenidos (palabras y frases) manifiestos concretos y relacionados con las subcategorías. Por último, resta aclarar que la técnica aplicada implica un riguroso trabajo de análisis de cada nota suicida, a partir del cual se procede a la codificación. Luego se hace el conteo con la presencia/ausencia de indicadores específicos identificados en el documento (Chávez-Hernández et al., 2011).
Notas suicidas en adultos mayores
Este apartado tiene como objetivo presentar una primera aproximación descriptiva al contenido de las notas suicidas escritas por adultos mayores. Con este fin, se comparan las distribuciones simples obtenidas en la codificación de cada subdimensión del análisis de contenido para tres clases de edad: jóvenes menores de 29 años, adultos de 30 a 64 años y adultos de 65 años y más. De este modo, es posible precisar algunas particularidades que presentan las notas suicidas de nuestra población de interés en comparación con otros grupos poblacionales.
Las notas analizadas se caracterizan por una gran heterogeneidad, tanto de sus características físicas (uso de diversos soportes: desde el papel, pasando por los medios electrónicos como mensajes de texto, correos electrónicos y publicaciones en redes sociales, hasta inscripciones en paredes del lugar del hecho e, incluso, escritos en el propio cuerpo) como de sus contenidos, extensión (desde notas breves y enigmáticas hasta extensos textos narrativos) y los propósitos que persiguen los autores al redactarlas. Analizar los distintos enfoques y contenidos de las notas habilita una primera aproximación a esta diversidad.
En términos generales, dos tercios de las notas procuran expresar la última voluntad de la persona, comunicar afecto positivo, pedir perdón o buscar compasión por parte de los destinatarios, así como explicar las razones que llevan a consumar el hecho. En particular, los adultos mayores se caracterizan por plasmar su última voluntad y comunicar sus razones en mayor medida que la población más joven. En este sentido, predominan en sus cartas contenidos relativos a dejar instrucciones a sus allegados sobre el dinero, otras posesiones materiales, seguros, negocios, el cuidado de terceros o sobre sus deseos o no de que se realice un funeral. A su vez, estas notas también suelen hacer referencia en mayor medida que en otros grupos al acto suicida en sí mismo y a señalar la “ausencia de culpables” respecto al hecho.
Al analizar las notas de la población en general, se observa que los destinatarios de las cartas son, en varias oportunidades (34,9%), desconocidos o de difícil deducción por un lector externo, como es el caso del investigador. En otros (23,1%), las cartas no parecen encontrarse dirigidas a una persona específica sino, más bien, a quien encuentre el cuerpo. Cuando los destinatarios son identificables, predominan notas escritas a familiares cercanos (padres, hijos u otros) frente a parejas, amigos o personas con vínculos más distantes. En los adultos mayores en particular se observa mayor proporción, aunque leve, de notas dirigidas a destinatarios como policías o jueces, en comparación con otros grupos.
Se ha mencionado que comunicar las razones que llevan a consumar el acto suicida es un motivo frecuente para la redacción de notas. Identificar estas razones es una tarea compleja y el que las causas puedan ser múltiples hace necesario evitar visiones reduccionistas sobre el hecho. Sin embargo, en el caso de una población de estudio cuyo discurso no es asequible a partir de las técnicas de investigación más frecuentes en la sociología, las notas suicidas se vuelven un importante recurso para conocer las razones que los propios actores otorgan a su acción.
En este sentido, al analizar la totalidad de las notas, el motivo desencadenante mencionado en un cuarto de los casos es la ausencia de objetivos para vivir, el cansancio, el deseo de morir, la búsqueda de una salida a una situación angustiante o que provoca miedo, os estados de depresión y ansiedad, los sentimientos de inferioridad, entre otros. En segundo lugar (16,7%), se manifiestan problemas en relaciones interpersonales, como la pareja o la familia nuclear, los sentimientos de soledad o los deseos de “unirse a una persona fallecida”. Si bien este tipo de motivos también predomina en el caso de los adultos mayores, fundamentalmente los primeros, esta población suele mencionar con mayor frecuencia que otros grupos problemas de salud o incapacidad física o mental como los desencadenantes principales del hecho. Estos elementos se encuentran en consonancia con estudios anteriores que señalan que los temas más recurrentes en las cartas de esta población son las enfermedades físicas, el dolor crónico, la discapacidad, la depresión, la soledad y el aislamiento (Leenaars, 1992a; Matusevich, 2003).
Las notas suicidas también habilitan la observación de características del pensamiento del individuo a la hora de formular su redacción, es decir, la presencia o ausencia de cursos lógicos y ordenados al exponer las ideas o la evidencia (o no) de referencias que permitan identificar que la persona es consciente de las consecuencias de su acto. En este sentido, en la población en general, aunque en los adultos mayores con particular frecuencia, se observa una estructura de comunicación clara y estructurada en la composición del texto (94,6% sobre el total y 96,1% en los adultos mayores), un curso lógico y ordenado al exponer las ideas (78,8 y 94,0%, respectivamente), así como referencias que evidencian la posesión de conciencia sobre el momento que están atravesando y las consecuencias del acto suicida (por ejemplo, la utilización de datos reales, como fechas, números telefónicos, direcciones, etcétera) (96,9 y 99,1%, respectivamente). A la vez, en el caso de la población que es aquí de interés se observa una mayor frecuencia de orientación temporal hacia el futuro de los contenidos expresados (al dejar instrucciones o exponer ideas relativas a eventos que ocurrirán después de su muerte).
Entre las razones proporcionadas se puede señalar que, al igual que el resto de los grupos etarios, el 25% de los adultos mayores indicó estar sin objetivos ni esperanza para vivir, deseo de morir o depresión. Por otra parte, un 27% de las notas están dirigidas a un familiar, con valores cercanos al promedio, salvo en el caso de los jóvenes, que las dirigen a este mismo destinatario, pero en porcentajes mayores (42%).
En cuanto a los sentimientos expresados es posible afirmar que no existe un patrón claro, ya que todas las categorías tienen porcentajes similares, aunque se destaca del resto de manera leve los vinculados con ansiedad, miedo y confusión y amistad, cariño y amor (23,4% y 22,4%, respectivamente). La mitad de las notas (56,7%) señalan una actitud que se puede identificar como salida, huida, deseo de morir, despedida. En cuanto a los afectos, aquellos que refieren a amor o idealización o a absolución a otros son los señalados por un 22,5% y un 21,8%, respectivamente.
En general, los autores explicitan las razones de sus actos y expresan una visión positiva de la vida. Un 20% de las notas deja instrucciones y un porcentaje similar encierra mensajes de despedida. Por esto, estas notas pueden considerarse como enmarcadas en un curso lógico y con una comunicación clara y estructurada. Por último, cabe mencionar que, a diferencia de otros grupos etarios, los adultos mayores aplican en mayor medida la combinación de tiempos verbales, es decir, elementos del pasado, del presente y del futuro.
Las características señaladas antes han sido observadas con frecuencia en estudios antecedentes de notas de adultos mayores. Antoon Leenaars señalaba en 1992a que en las cartas de los adultos mayores se observan menos ambivalencias y contradicciones, así como explicaciones más directas y claras de los motivos que los impulsaron a cometer el acto, en comparación con otros grupos. A la vez, Bennet y Collins (2001) sostenían que las notas en la vejez son más cortas, presentan un menor contenido emocional e instrucciones más específicas. En este sentido, Matusevich afirma que “este hallazgo tiene implicancias directas tanto en la comprensión del suicidio como en las estrategias de intervención, enfrentándonos al hecho de que la mayoría de los viejos que llevan a cabo una tentativa presentan un verdadero deseo de morir” (2003, p. 142).
En síntesis, esta primera aproximación habilita la identificación de tres características de las notas suicidas que se suelen presentar con mayor frecuencia en el caso de aquellas redactadas por adultos mayores en comparación con las pertenecientes a la población más joven. En primer lugar, se observa una mayor predominancia de notas orientadas a expresar una última voluntad, dejar instrucciones a los allegados o explicar los motivos de su acción. En segundo lugar, entre las razones manifiestas se observa una mayor frecuencia de motivos de salud. Por último, tanto por la estructura de la redacción y su curso lógico como por elementos que evidencian conciencia de las consecuencias del acto, las notas de este grupo se caracterizan por la claridad y el orden en su estructura, lo que evidencia un carácter particularmente racional en la comunicación.
Análisis de correspondencias múltiples
En este apartado se muestra un análisis de carácter exploratorio sobre posibles patrones en la estructura de asociación del conjunto de variables consideradas, a partir de la categorización de las características afectivas, emocionales, cognoscitivas y actitudinales expresadas en las notas suicidas propuesta por Chávez-Hernández, Macías-García y Luna (2011).
Sobre un total de 100 notas escritas por adultos mayores se aplicaron dos técnicas de análisis. En una primera instancia, se realizó un ACM, que permite la construcción de representaciones gráficas y mapas perceptuales que relacionan distancias entre individuos y variables de manera de interpretar el grado de asociación entre ellos. Pese a los distintos niveles de complejidad en los procedimientos de obtención del ACM, la técnica resulta muy sencilla en términos de interpretación.3 Los resultados de la aplicación de esta técnica se presentan a continuación. Luego, sobre estos se realizó un análisis de clúster jerárquico, cuyos resultados se presentan en el apartado siguiente. Estos procedimientos suponen un primer paso hacia la identificación de variables con capacidad explicativa de las conductas suicidas.
El grupo de personas de más de 65 años presenta algunas particularidades que habilitan la aplicación de las técnicas de análisis a un conjunto homogéneo en términos de roles y funciones sociales, así como la consideración de supuestos sobre la homogeneidad de marcos culturales, procesos de maduración y vivencias.
El Gráfico 1 muestra el conjunto de variables con mayor poder explicativo de la variabilidad de los datos del conjunto integrado a la categorización. A partir de él se observa cómo tales variables combinan factores de carácter sentimental, actitudinal, cognitivo, temporal y social. Estas últimas variables se tratarán con mayor profundidad al examinar los resultados del ACM.
Como se mencionó antes, el presente análisis se interesa principalmente por el estudio de asociación entre variables, de manera que el ACM resulta una técnica con gran capacidad de contribución a ese objetivo, por cuanto permite valorar las distancias entre modalidades o categorías de las variables consideradas. La interpretación de los elementos gráficos producto de la aplicación del ACM resulta sencilla. Para el caso de las distancias entre las categorías de las variables: (1) dos niveles de diferentes variables son similares si los individuos que toman estos niveles son los mismos; y (2) dos niveles son similares si las personas que toman estos niveles se comportan de la misma manera, es decir, si toman los mismos niveles para las otras variables.
En el Gráfico 2 se observan las cuatro variables que presentaron mayor capacidad explicativa de la variabilidad de los datos (enfoque general de la nota, sentimientos expresados, afecto y razones para el suicidio) y, en cada una de ellas, las relaciones entre categorías según su proximidad. Esta representación admite un doble análisis. Por un lado, permite observar las relaciones de proximidad y lejanía entre categorías en el interior de una variable. Por otro, posibilita comparar las relaciones de proximidad entre categorías de diferentes variables.
En un examen inicial se observan relaciones de proximidad entre categorías de diferentes variables. De esta manera, se observa que afecto negativo; agresión dirigida al exterior; hostilidad, crítica y venganza y razones de venganza presentan un grado mayor de proximidad entre sí que las que presentan con las demás categorías de las variables a las que pertenecen. Aparece un perfil de personas que no expresan afectos, sentimientos ni razones (ver variable enfoque general de la nota). Asimismo, la incapacidad para continuar se relaciona con el aislamiento y la escasez de vínculos sociales.
Por otra parte, surgen elementos de interés al poner el foco en las distancias entre categorías de las mismas variables. A modo de ejemplo, en la variable sentimientos la categoría agresión dirigida al exterior se distancia razonablemente de la categoría agresión dirigida al interior. En las razones proporcionadas, venganza se distancia de relaciones amorosas.
El Gráfico 3 muestra la relación de la edad con las dimensiones creadas por el ACM.4 Un elemento a destacar es la correlación con la dimensión 1, a pesar de estar trabajando con un grupo homogéneo, como lo es la población adulta. Por otro lado, se observa que la variable edad alcanza una correlación de -0,261 con la dimensión 1 y casi nula con la dimensión 2 (-0,069). De esta manera, existen elementos empíricos que permiten profundizar sobre las relaciones etarias y las conductas suicidas.
Conformación de grupos mediante análisis de clúster jerárquico
Con base en los factores obtenidos a partir del ACM, la técnica de clúster jerárquico tiene la capacidad de construir grupos lo suficiente homogéneos internamente y heterogéneos entre ellos, de manera de obtener una representación de todo el conjunto de relaciones entre las variables y los casos. El Gráfico 4, bidimensional, permite identificar los grupos y los tipos de notas suicidas derivados del análisis.
A partir del Gráfico 4 pueden identificarse 3 grupos o clústeres según los factores proporcionados por el ACM.
Agrupamiento o clúster 1
El primer agrupamiento o clúster agrupa 29 notas que se caracterizan por su grado de racionalidad y presentan los siguientes atributos:
La mayoría de las notas que no expresan ningún sentimiento (9 de cada 10) pertenece a este grupo y dentro de él su peso relativo es de más de 7 de cada 10.
Casi todas las personas en este grupo (97%) no brindan razones explícitas sobre el suicidio. Todas las personas que no muestran afecto en sus notas pertenecen a este grupo (100%) y representan a más de la mitad de los casos dentro de él (55%).
Se ubican en el futuro (69%) y el desarrollo proyectado hacia él refiere a instrucciones (72%).
Agrupamiento o clúster 2
El segundo grupo predominante en esta población se denominó grupo de notas con referencias inmediatas y está conformado por 61 documentos.
Estas notas se caracterizan por:
Ubicarse en el presente (el 74% de las personas cuya narrativa se sitúa en el presente pertenece a este grupo).
El 91% de las notas que expresan confusión, miedo y desesperanza pertenece a este grupo y dentro de él el porcentaje en esta categoría alcanza el 49%.
Casi la totalidad de las notas que manifiestan incapacidad para continuar (94%) pertenece a este grupo y dentro de él casi la mitad presenta este atributo.
La aparición de sentimientos se hace explícita. El 83% de las notas que exhiben sentimientos de amistad, cariño y amor pertenece a este grupo, y, a su vez, este incluye al 93% de quienes manifiestan miedo y temor a vivir.
Más de 9 de cada 10 de las notas que expresan que las razones para cometer el suicidio refieren a vivencias y estados del propio sujeto (problemas de salud, incapacidad física, problemas de salud mental, drogas) pertenecen a este grupo.
Agrupamiento o clúster 3
Por último, el grupo que se ha llamado notas con referencias externas violentas resulta ser el más pequeño, conformado por 10 notas, de manera que el análisis porcentual debe tomarse con cautela.
Estas notas se caracterizan por:
Indicar afecto de hostilidad, venganza y efectos negativos casi en su totalidad (90%). Este porcentaje corresponde al 9% de la población.
La totalidad de las notas que presentan sentimientos de agresión dirigida al exterior pertenece a este grupo y dentro de este representan el 80% de los casos. Este porcentaje corresponde al 8% de la población.
6 de cada 10 se ubicaron en el pasado.
Conclusiones
Una de las principales dificultades que conlleva el estudio del suicidio es la obtención de datos que permitan reconstruir la situación y es en este marco que las notas suicidas ofrecen una oportunidad muy valiosa para la comprensión de este fenómeno. Con este punto de partida, el artículo procuró realizar una aproximación a las notas dejadas por adultos mayores con el objetivo de identificar algunas de las particularidades que presentan en comparación con las redactadas por personas más jóvenes. Por otro lado, el trabajo se propuso estudiar las notas suicidas pertenecientes al grupo poblacional de interés a partir de un ACM que relacionó distancias entre individuos y variables, de manera de interpretar el grado de asociación entre ellos. Finalmente, a partir de un análisis de clúster jerárquico se clasificaron las notas de modo tal que resultara factible la identificación de grupos homogéneos internamente y heterogéneos entre sí.
A partir del análisis presentado en los apartados anteriores, se observa, en primer lugar, cómo las notas suicidas de los adultos mayores presentan algunas diferencias en comparación con aquellas dejadas por la población de menos edad. En este sentido, se muestra una mayor predominancia de notas orientadas a expresar una última voluntad, dejar instrucciones a los allegados o explicar los motivos de la acción. En particular, los motivos de salud como factor explícito desencadenante del hecho suelen ser más frecuentes en comparación con otros grupos. A su vez, las notas de este grupo se caracterizan por la claridad y el orden en su estructura, lo que evidencia un carácter particularmente racional en la comunicación materializada en sus notas suicidas.
En segundo lugar, el ACM permitió identificar estructuras subyacentes en el conjunto de las notas suicidas codificadas. En este sentido, se observa cómo las categorías de las variables consideradas a partir de categorización de contenidos de notas suicidas propuesta por Chávez-Hernández, Macías-García y Luna (2011) presentan proximidades relevantes. En particular, se destaca la cercanía existente entre la existencia de afecto negativo en la nota con la presencia de agresión dirigida al exterior, hostilidad, crítica y venganza y razones de venganza. Además, las notas en las que no se evidencia expresión de afecto también suelen carecer de expresión de sentimientos y de una explicación de las razones del suicidio. Asimismo, la mención de incapacidad para continuar se relaciona con el aislamiento y la escasez de vínculos sociales.
Por último, el análisis de clúster jerárquico posibilitó la identificación de grupos de notas con características particulares y disímiles entre ellos. Se identificaron tres tipos de notas suicidas en adultos mayores. Un primer grupo, mayoritario en este grupo etario, fue denominado como grupo de notas con referencias inmediatas, en las que la ubicación temporal suele ser el presente. El grupo se caracteriza por manifestar fuertes sentimientos de miedo, confusión, ansiedad, cansancio o desesperanza. De este modo, el enfoque general de las notas suele ser la expresión de las razones para el suicidio y la incapacidad para continuar con una situación que provoca sufrimiento. Por lo general, en estas notas se describen problemas de salud, tanto física como mental. La razón principal de su redacción suele ser la expresión de amistad, cariño y amor a sus seres queridos.
El grupo de notas racionales, por su parte, se caracteriza por estar conformado por notas suicidas en las que no se expresan sentimientos ni afecto, ni se brindan razones particulares para cometer el suicidio. La intención de estas cartas parecería ser expresar una última voluntad o dejar instrucciones a los allegados para proceder luego de la muerte, relativas a posesiones materiales, seguros, negocios, cuidado de terceros o sobre los deseos o no de que se realice un funeral. Es por esta razón que la mayoría de estas cartas suelen hacer referencia a un tiempo futuro, posterior a la muerte de los autores. Como contraparte, un carácter sistemático y metódico en la redacción de los contenidos y en las formas suele ser una maniobra cognoscitiva habitual en estos casos.
El tercer grupo de notas, de menor recurrencia entre los adultos mayores, se compone de aquellas con referencias externas violentas. Se trata de notas hostiles, en las que el afecto manifestado suele ser de venganza o agresión hacia otros. Los sentimientos expresados en estas notas con frecuencia son de agresión dirigida al exterior, enfocada en culpabilizar, acusar o criticar a personas o situaciones de su entorno. En relación con la referencia temporal, estas notas suelen estar enfocadas en situaciones vividas en el pasado.
A partir de estos resultados, creemos haber aportado a encontrar un marco lógico en los planos metodológicos y estadísticos que permita avanzar más allá de los fríos códigos emanados de las notas y sirva para comenzar a abordar la problemática. A su vez, consideramos que ese marco habilita el establecimiento de una línea de trabajo futura, basada en comparar y ampliar el análisis a otros grupos etarios o nuevos casos presentes en la base de datos. De este modo, se abre la posibilidad de profundizar en el papel que tienen las notas o cartas suicidas en un contexto de comprensión más amplio, que nos ayude a reconocer el carácter sociocultural y político del fenómeno, más allá de los estados mentales individuales, a la vez que contribuya a tender puentes para aquellos que trabajan en la prevención del suicidio en Uruguay.