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Revista de Ciencias Sociales

Print version ISSN 0797-5538On-line version ISSN 1688-4981

Rev. Cien. Soc. vol.31 no.42 Montevideo June 2018

https://doi.org/10.26489/rvs.v31i42.8 

Artículo original

Visiones del futuro en Costa Rica: un estudio a partir de las percepciones de la población

Visions of the future in Costa Rica: a study based on the perceptions of the population

José Andrés Díaz - González1 

Sindy Mora Solano2 

Luis Diego Soto Kiewit3 

1 Instituto de Estudios Sociales en Población (idespo) de la Universidad Nacional de Costa Rica (una) y docente de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (ucr). E-mail: jose.diaz.gonzalez@una.cr

2 Instituto de Estudios Sociales en Población (idespo), de la Universidad Nacional (una). Docente en la Universidad de Costa Rica (ucr). E-mail: sindy.mora.solano@una.cr

3Programa Ciencia, Tecnología e Innovación de la Escuela de Sociología de la Universidad Nacional de Costa Rica. E-mail: kiwit45@hotmail.com


Resumen

El presente artículo reflexiona sobre las visiones de futuro que tienen los distintos grupos sociales en Costa Rica. A partir de una encuesta realizada por el Instituto de Estudios Sociales en Población (idespo) de la Universidad Nacional de Costa Rica, en octubre de 2013, se investigan las percepciones generales que tiene la población costarricense sobre el futuro del país y se identifican cuáles son las características que la población desea que tenga dicho futuro. Los resultados indican que existe una relación significativa entre la condición socioeconómica, la edad y la percepción del futuro. No obstante, mayoritariamente, la población tiene una percepción negativa del futuro y ve poca posibilidad de que este mejore.

Palabras clave: Cultura política; futuro; población; Costa Rica

Abstract

This paper thinks about the conceptions the future of different social groups. The survey was performed by the Social Studies of Population Institute (idespo) of the National University of Costa Rica, in October 2013, to identify the general perceptions of the Costa Rican population about the expectations of the country. The paper concludes the existence of a significant relationship between socioeconomic status, age of the persons and their perception of the future. However, in general, people have a negative perception of the future and see a little chance that this will improve.

Keywords: Political culture; future; population; Costa Rica

Introducción

En este artículo presentamos una reflexión sobre las culturas políticas y las percepciones de la población costarricense respecto al futuro del país. A partir de una encuesta realizada en octubre de 2013 por el Programa Umbral Político del Instituto de Estudios Sociales en Población (idespo) de la Universidad Nacional de Costa Rica, indagamos en torno a las percepciones generales que tiene la población sobre el futuro del país y las características que desearía que tuviera este futuro1.

Al reflexionar sobre las percepciones acerca del futuro, con fines metodológicos, posicionamos una serie de escenarios con los que la población se sintiera más o menos identificada. Estos escenarios son: 1) de ruptura y transformación, 2) de estabilidad y continuidad y 3) de pesimismo acerca del futuro. En ese sentido, las preguntas formuladas en el instrumento de la encuesta estuvieron enfocadas a explorar esas tres aristas en las percepciones de quienes fueron consultados, en un contexto político en el que se desarrollaba la campaña de cara al proceso electoral del año 2014.

Adicionalmente, indagamos en torno a la distinción entre las acciones que la población considera necesario realizar para mejorar la situación del país y su propio bienestar, y aquellas que efectivamente se realizan. Lo anterior parte de la idea de que, en ocasiones y por razones diversas que escapan a los objetivos de la encuesta, los grupos poblacionales captan problemáticas sociales sobre las que tienen poca injerencia o reducidas capacidades para incidir.

Como último aspecto, indagamos sobre las tensiones individuales, colectivas, institucionales y empresariales que se manifiestan en las percepciones en torno al futuro, partiendo de la hipótesis de que esas dimensiones del ser político en sociedad inciden en las formas en las que comprendemos e imaginamos el futuro. Es decir, indagamos si en las percepciones sobre el futuro prima la defensa de los intereses individuales o colectivos, de la institucionalidad pública o de los actores privados, en los que puede haber coincidencia o conflictos y tensiones producidos por la imposición de los intereses privados o de los procesos de discriminación y exclusión a los que se ven expuestos diversos grupos de la población.

Este artículo se compone de cuatro apartados. En el primero se expone una reflexión teórica sobre las culturas políticas y la concepción de futuro. En el segundo se encuentran los aspectos metodológicos del trabajo realizado. En el tercer apartado se muestran los principales resultados de la encuesta y en el último se presentan algunas reflexiones finales.

Culturas políticas y futuro: acercamiento teórico

Para analizar las percepciones en torno al futuro político del país hemos recurrido al concepto de culturas políticas, considerando que dichas percepciones y las formas que adquieren las imágenes y los deseos en torno al futuro se encuentran arraigados en las maneras en las que se comprende y se vivencia culturalmente la política.

Por cultura política entendemos “… la existencia de un conjunto de actitudes, normas, valores, conocimientos y creencias generalizadas en una sociedad que operan como el marco simbólico que otorga sentido al proceso y a los comportamientos políticos” (Bobes, 2000, p. 125). Así, mediante esta serie de mecanismos, se van construyendo, reproduciendo y compartiendo sentidos respecto a cómo se entiende y se ejerce la política. En la cultura política se expresan las dimensiones personales, subjetivas e históricas que marcan las formas en las que se ha vivido y se vivencia la política. Es decir, la subjetividad y la historia son expresiones de la cultura política, al mismo tiempo que inciden en todos los fenómenos entendidos como cultura política. En este mismo sentido, enfoques como el aportado por Miller (2011) han señalado cómo tras las políticas públicas y la toma de decisiones se encuentran escenarios y concepciones en torno al futuro que no siempre se hacen explícitos.

Asimismo, Giacomo Sani señala la importancia de las orientaciones, el lenguaje y los símbolos como parte de la cultura política. Sobre las orientaciones, este autor identifica la indiferencia, el cinismo, la confianza y la adhesión política como expresiones centrales de este fenómeno (Sani, 1991). De esta manera, los tres escenarios anteriormente nombrados (de ruptura y transformación, de estabilidad y continuidad, o de pesimismo respecto al futuro) se pueden entender como orientaciones de la cultura política de los distintos grupos poblacionales.

En este sentido, teniendo como punto de partida lo apuntado por Bobes (2000), en este artículo consideramos que no hay una única cultura política, dado que reconocemos su heterogeneidad; es decir, existen culturas políticas, en plural, determinadas por las características de los grupos poblacionales en los que estas se encuentran inscritas y por su ubicación en una estructura de poder. De esta manera, es posible encontrar culturas políticas hegemónicas y no hegemónicas, articuladas de acuerdo con la edad, el género y los aspectos socioeconómicos que inciden en las formas en las que se concibe el futuro.

Acerca de la relación entre culturas políticas y futuro, Lechner (2006) ha señalado algunos procesos que pueden incidir en las percepciones en torno al último. Uno de estos procesos refiere a la mercantilización, en la cual la construcción de las imágenes de futuro puede estar atravesada por las reglas del mercado, siendo que se sueña con aquello que tiene un valor en el mercado y que, por ende, se puede comprar. El segundo elemento da cuenta del surgimiento de nuevas incertidumbres, que pueden interferir en la construcción de imágenes sobre el futuro, desmovilizando o limitando su potencial transformador. Finalmente, puede interferir en estos procesos el deseo de estabilidad, que también incide en las percepciones estudiadas, posicionando la idea de que se debe aspirar a la quietud, la permanencia y la no transformación de ningún aspecto de la vida social. Este autor indica que la utopía se construye desde la realidad existente; en otras palabras, es el orden existente, creado socialmente, el que indica a los grupos poblacionales qué es factible y qué no en la búsqueda de un orden deseado. Los grupos humanos solo pueden crear una sociedad que sean capaces de imaginar, y esta capacidad está limitada por la realidad en la que se encuentran inmersos (Lechner, 2006, p. 322-329).

En cuanto a ese abordaje de los imaginarios de futuro, es importante mencionar el trabajo de autores como Poli (2014) y Beckert (2013), quienes han establecido la necesidad de estudiar la realidad de forma prospectiva, es decir, a través de la identificación de escenarios futuros. Si bien el abordaje de este trabajo no se posiciona desde esa perspectiva, sí brinda algunas líneas que permiten identificar lo que la población costarricense está imaginando en relación con el futuro.

Tomando en cuenta lo anterior, el trabajo se aproxima a lo que Beckert (2013) denomina como “fictional expectations” (expectativas ficticias), entendidas estas como la construcción de imaginarios presentes sobre condiciones o situaciones futuras, no como pronósticos, sino como una lectura de las expectativas de la población.

Aspectos metodológicos

Los datos analizados en este artículo provienen de una encuesta telefónica realizada por el Instituto de Estudios Sociales en Población (idespo) de la Universidad Nacional de Costa Rica (una), efectuada entre el 7 y el 19 de octubre de 2013, a una muestra de 800 personas, mayores de edad, costarricenses o con tres o más años de residencia en el país. Los resultados cuentan con un nivel de confianza del 95% y un margen de error de +3,5%.

La muestra se construyó a través de la selección de los números telefónicos mediante un muestreo simple al azar, a partir de una base de datos que contenía todos los números telefónicos de las viviendas particulares del territorio costarricense. La selección de las personas entrevistadas se realizó mediante cuotas probabilísticas por sexo y edad que replicaban la distribución de la población nacional en esas características particulares.

Además, con el fin de dar cuenta del nivel socioeconómico, se construyó un indicador tomando como referencia las pertenencias del hogar. En total, se consideraron ocho variables asociadas con la tenencia de artefactos en el hogar. A cada una de esas variables se le asignó un peso con el fin de que los artefactos que más se poseen ejerzan menor influencia en el indicador. Una vez asignados los pesos, se multiplicó el peso de cada artefacto por 1 en caso de que el hogar tuviese el artefacto y por 0 en caso de que no lo tuviese. Con dichos datos, se construyó el indicador de pertenencias sumando los resultados de las multiplicaciones y se estandarizaron los resultados para que su valor final oscilara entre 0 y 10. Por último, se clasificaron los resultados del indicador en: nivel económico bajo (0 a 32), medio (33 a 66) y alto (67 a 100). Con esto se obtuvo que el 21,5% de la población encuestada se encuentra en un nivel económico bajo, el 41,8% en un nivel económico medio y el 36,7% en un nivel alto.

Percepciones generales de la población sobre el futuro de Costa Rica

Las personas que participaron en la encuesta fueron consultadas respecto a si consideraban que en los próximos diez años la situación de Costa Rica iba a mejorar, empeorar o seguir igual (ver Cuadro 1). Los resultados muestran que la opinión de la población se encuentra bastante dividida, con una tendencia un poco mayor a considerar que la situación del país empeorará en los próximos años. Así, el 32,4% de la población encuestada indicó que la situación mejoraría, el 24,8% señaló que se mantendría igual y el 37,1% indicó que la situación empeoraría.

Cuadro 1.  Pregunta: Hablando sobre el futuro de Costa Rica, ¿considera usted  

Fuente: Mora Solano, Soto Kiewit y Díaz - González (2014)

Cuando se contrasta la percepción del futuro del país con la condición socioeconómica de las personas entrevistadas, la prueba de Chi-cuadrado indica que hay relación entre ambas variables (p < 0,05), mostrando que las personas con un nivel socioeconómico alto son más proclives a pensar que la situación del país va a mejorar en el futuro. No obstante, no podemos saber si esa percepción considera que esta mejora del futuro del país traerá beneficio a toda la población o si, por el contrario, solo mejorará las condiciones de vida de las personas que cuentan con un nivel socioeconómico alto. Lo anterior se debe a que las personas en condiciones socioeconómicas ventajosas no suelen imaginar futuros más inclusivos o con una mejor distribución de la riqueza.

En lo que respecta a la relación entre edad y percepción del futuro, se constata que también existe una relación estadísticamente significativa entre ambas variables (Chi-cuadrado p < 0,05). Las personas más jóvenes (18 a 24 años) y las que están entre los 35 y los 44 años son las que tienden a responder en mayor medida que el futuro podría cambiar para mejorar en los próximos diez años. Si bien los motivos de esta relación deben ser analizados con mayor profundidad, como explicación tentativa podemos plantear lo siguiente: las personas ubicadas en el primer grupo (18 a 24 años) se encuentran estudiando, ingresando al mercado laboral o iniciando una vida independiente (pero cuentan con cierto apoyo de una estructura familiar), situación que puede provocar que su visión del futuro sea más positiva o esperanzadora. Por otra parte, el segundo grupo (de 35 a 44 años) posiblemente se encuentra en una situación económica más consolidada o estable, lo que provoca que su percepción del futuro sea más positiva.

En cuanto a los otros grupos etarios, tienden a mostrarse pesimistas respecto al futuro del país, fenómeno sobre el que podemos plantear algunas explicaciones tentativas. La población del grupo de 25 a 34 años posiblemente vive una realidad (económica, social, familiar, laboral, etcétera) más inestable. Esta inestabilidad les dificulta o impide formarse una imagen positiva del futuro. Por otra parte, en el grupo de 45 años y más, podemos observar varios factores que podrían estar incidiendo en su visión negativa del futuro; primero, el discurso de que “el pasado fue mejor”, ya que aquí se encuentra la generación que nació y fue criada en pleno Estado de bienestar. Esta puede considerar que, con el actual rumbo del país, no se recuperarán esas condiciones. Además, las personas de 55 y más años están primordialmente en los estratos socioeconómicos medio y bajo, lo cual, como se indicó, es un factor que puede facilitar la visión negativa sobre el futuro. Adicionalmente, los procesos de exclusión social que puedan estar viviendo, como puede ser la expulsión del mercado laboral, la dificultad para su inserción o que su contacto con la institucionalidad pública es a través de un mayor uso de los servicios de salud, por ejemplo, pueden ser fuentes cotidianas que alimenten esta percepción negativa respecto al futuro.

Además, se consultó sobre las razones por las que se considera que la situación futura de Costa Rica tomaría ese rumbo. La Gráfica 1 muestra que la principal razón de las personas que no creen que la situación pueda cambiar en los próximos diez años es que no hay posibilidad de cambio (30,9%). En otras palabras, se puede considerar que este grupo de la población estima que la situación del país se encuentra en cierta forma estancada y no logra visualizar ninguna razón para que sea posible un cambio importante.

Otras razones mencionadas por las que no es posible un cambio son: que el gobierno no atiende las necesidades de la población (25%), la falta de liderazgo político (16%) y la corrupción (14,4%). El porcentaje de la población encuestada que se considera no escuchada en cuanto a sus demandas y necesidades es significativo (25%), en un tiempo político en el que la administración vigente en el momento en el que se desarrolló la encuesta, la administración Chinchilla Miranda (2010-2014), era cuestionada en cuanto a la capacidad de defender los intereses de algunos grupos de la población. Al respecto, es posible identificar la relación existente con los casos de corrupción que han salido a la luz pública en los últimos años2, pero, fundamentalmente, en el marco de la última administración, que la posicionan como una de las problemáticas por las que se señala que la situación del país va a seguir igual.

Fuente: Mora Solano, Soto Kiewit y Díaz - González (2014)

Gráfica 1. Pregunta: Razones por las que la situación del país continuará igual durante los próximos diez años, en porcentaje. 

Entre las personas que manifiestan que la situación del país podría mejorar en los próximos diez años, la principal razón señalada es la esperanza de que mejore (23,5%). La siguiente razón que la población considera que incide en una posible mejora de la situación del país es: el cambio de gobierno (16,2%), siendo importante apuntar, nuevamente, que la encuesta se realizó durante la campaña electoral para la elección de 2014, lo cual puede entenderse como motivo para la esperanza de las personas encuestadas. Otras razones son los cambios que se han realizado en la economía y la legislación (15,8%) y los cambios en la actitud y la situación de las personas (14,8%).

Por último, las personas que indican que la situación de Costa Rica va a empeorar en los próximos diez años consideran que la corrupción es el principal motivo para ello (24,7%), seguida por la percepción de que el gobierno no atiende las necesidades de las personas (17,3%), el mal estado de la política (10,5%) y la falta de oportunidades y empleo (9,2%). En general, se puede observar que las razones por las cuales la población encuestada considera que el futuro del país empeorará en los próximos años se relacionan con problemas en la política y en la gestión de lo público, así como con el estado de la economía.

Características del futuro deseado

Se consultó sobre las características que la población desea que tenga Costa Rica dentro de diez años, independientemente de si la opinión de las personas es que la situación del país mejorará, empeorará o seguirá igual en dicho tiempo (ver Gráfica 2). Las características más deseadas en el futuro son: mejores condiciones de empleo (49,1%), mayor seguridad (32,1%), mejores condiciones socioeconómicas (29,8%), mejor infraestructura pública (28,7%), mejores condiciones del sistema educativo (24,5%) y mejor desempeño político (20,4%).

Se puede observar cómo los sueños en torno al futuro costarricense se sintetizan en ejes que promueven las condiciones de vida segura y digna, con acceso a empleo, a mejores condiciones económicas y seguridad. Al mismo tiempo, se desea que ese futuro sea capaz de asegurar para la colectividad la mejora en la infraestructura pública y el sistema educativo, temas que han sido constantes en los malestares y en las conflictividades de los últimos años en el país3.

Fuente: Mora Solano, Soto Kiewit y Díaz - González (2014).

Gráfica 2. Características más mencionadas que le gustaría que tuviera Costa Rica en los próximos diez años, en porcentaje  

En relación con lo anterior, se consultó sobre las acciones necesarias para alcanzar las características deseadas para el futuro. Al respecto, son muy variadas las acciones que las personas mencionan que deben realizarse, entre las que destacan: cambios en la educación (22,8%), cambios y mejoras en los procesos de la administración pública (18,5%), creación de más empleos (18,4%), eliminación de la corrupción (17,5%) y cambio de gobierno (15,5%).

Sobre la pregunta en torno a qué hacer, la información obtenida apunta a que la población apuesta por una renovación en las formas en que se gestiona lo público y a un cambio en las formas de hacer política. Esto se puede observar en opciones como los cambios y mejoras en los procesos administrativos (18,5%), la eliminación de la corrupción (17,5%), el cambio de gobierno (15,5%), un gobernante y políticos distintos (12,9%), inclusión de la población en el accionar político (11,6%) y cambiar o mejorar la política (7,1%). Si bien tendríamos que profundizar más en este tema, resulta significativo que un porcentaje amplio de la población abogue por una transformación en las dinámicas políticas, a fin de que estas sean más transparentes, incluyentes y con mejoras en la gestión de lo público.

También se consultó a la población sobre qué acciones realizan para propiciar los cambios que desean para Costa Rica (ver Gráfica 3). Las acciones más recurrentes son: inculcar educación, valores y buen actuar a otras personas (55,2%); realizar distintas acciones de protección ambiental, tales como reciclar (35,5%), ayudar a otras personas de su comunidad (34,1%), trabajar (21,3%), cumplir con la ley (13,8%) y votar (13,1%). Llama la atención que un pequeño porcentaje manifiesta que no lleva a cabo acción alguna, debido a que considera que los cambios para mejorar el país son una responsabilidad de los políticos (8,8%).

Fuente: Mora Solano, Soto Kiewit y Díaz - González (2014).

Gráfica 3. Pregunta: Acciones que realizan para lograr los cambios deseados en Costa Rica, en porcentaje. 

Dado que en el momento en el que se realizó la encuesta se encontraba en pleno apogeo la campaña electoral, un punto de interés era observar si las personas encuestadas consideraban el tipo de Costa Rica que deseaban en el futuro a la hora de decidir su voto. De esta forma, ante la pregunta: “Cuando usted va a votar, ¿elige el candidato considerando que su elección ayudará a construir la Costa Rica que usted quiere?”, el 85% de la población contestó de manera afirmativa, el 11% indicó que es algo que no considera a la hora de emitir su voto y un 4% no quiso o no pudo responder.

Además, es necesario indicar que la realización de una prueba de Chi-cuadrado permite determinar que existe una relación estadísticamente significativa entre la emisión del voto y la percepción respecto al futuro (p < 0,05). Esto nos permite constatar que las personas que contestan que no eligen el candidato pensando en el futuro que desean tienden a responder que Costa Rica empeorará en los próximos diez años. Esto se explica en trabajos anteriores que han demostrado que, para la población costarricense, la democracia se sostiene principalmente sobre los derechos individuales y la capacidad de votar y, sobre todo, la participación en procesos electorales, que es la principal forma de incidir directamente en la vida política del país (Díaz - González y Solís, 2010). Asimismo, en otro trabajo se determinó que --de forma mayoritaria-- la población costarricense construye su visión de la democracia apoyada principalmente en los aspectos procedimentales e institucionales, delegando en el gobierno la responsabilidad de mantener la democracia. No obstante, mantiene una visión de ciudadanía ampliada; es decir, si bien no considera necesaria una participación activa de la ciudadanía para la existencia de una democracia, sí cree pertinente que el sistema institucional vele por que se respeten los derechos de todos los miembros de la sociedad, sin importar su condición u origen (Díaz - González, 2014).

A lo anterior hay que sumar los resultados de otras investigaciones en las que se ha determinado la pasividad de la población costarricense como componente de las tendencias autoritarias presentes en el país (Mora Solano, Solís Salazar y Soto Kiewit, 2014). Todos estos elementos nos permiten inferir que, en términos generales, la población costarricense considera que elegir a las autoridades políticas (en este caso a la persona que ocupará la presidencia de la República) es la principal forma en la que se incide sobre el futuro del país, lo cual, también, permite comprender la cantidad de esperanzas asignadas al cambio de gobierno o de los gobernantes, que suponen que las transformaciones solamente pueden gestarse desde las autoridades. En otras palabras, si no se elige a una persona para la Presidencia de la República que se cree que tiene características que permitan alcanzar el futuro deseado, es muy posible que este no se logre y más bien la situación del país tienda a empeorar.

Lo expuesto parece confirmar otros resultados, que indican que en su mayoría la población costarricense mantiene una actitud política pasiva (Díaz - González, 2014). Así, la responsabilidad de la construcción del futuro depende de terceros y la principal responsabilidad de la población respecto a este es la selección de “terceros adecuados” (autoridades políticas) para que lleven a cabo la visión de futuro esperada.

Por último, se preguntó a las personas encuestadas qué tan de acuerdo estaban con una serie de afirmaciones sobre el futuro de Costa Rica (ver Cuadro 2). El 93,7% de la población indicó estar en desacuerdo o totalmente en desacuerdo ante la afirmación “Es importante que yo esté bien, aunque mi comunidad no esté bien”. Similar tendencia ocurrió cuando se indagó sobre el acuerdo con la situación de estar bien en el futuro aunque el resto de Costa Rica no lo esté (92,9%). Esta tendencia disminuye al preguntar si se está de acuerdo con que las instituciones públicas garanticen su propio bienestar aunque no logren garantizarlo para las otras personas; en ese caso el 74,7% dice estar en desacuerdo o muy en desacuerdo. Se disminuye aún más cuando se les consulta sobre el bienestar de grupos minoritarios: el 64,8% manifestó estar en desacuerdo o totalmente en desacuerdo con que Costa Rica se encuentre bien aunque existan grupos minoritarios que no compartan dicha situación.

Cuadro 2.  Pregunta: En relación con esa Costa Rica del futuro que usted quiere, ¿qué tan de acuerdo está usted con las siguientes afirmaciones? En el futuro... 

Fuente: Mora Solano, Soto Kiewit y Díaz - González (2014).

En cuanto al responsable del bienestar en el futuro, un 74,8% de la población indicó estar de acuerdo o muy de acuerdo con que cada persona debe ser responsable de su propio futuro. Sin embargo, parece existir una visión de responsabilidad compartida entre las personas, las instituciones públicas, las comunidades y las empresas privadas. De esta forma, un 96,2% consideró estar de acuerdo o muy de acuerdo con que todos los habitantes de Costa Rica sean responsables del bienestar colectivo; asimismo, un 84,4% manifestó una posición similar sobre la responsabilidad de las comunidades respecto al bienestar colectivo. Además, un 63,6% dice estar de acuerdo o muy de acuerdo con la idea de que las empresas privadas deben ser responsables de construir el bienestar del país. No obstante, para un 72,3% de la población, el gobierno y las instituciones públicas deben ser en un futuro los principales responsables de garantizar el bienestar de la población, lo cual es consecuente con el hecho de que un 94,9% de la población diga estar muy de acuerdo o de acuerdo con fortalecer a las instituciones públicas en el futuro para lograr dicho cometido.

Los resultados anteriores fueron sometidos a un análisis de factores exploratorio mediante componentes principales, para así poder observar cómo se relacionan las repuestas brindadas y, con ello, indagar si existe una tendencia en la población sobre la manera en que observa que se construye el bienestar, ya sea de manera individual o colectiva. El análisis factorial identificó cuatro componentes o factores a partir de los cuales se agrupan las preguntas realizadas. Dados estos resultados, se puede establecer que el primer factor hace referencia a la preferencia sobre el bienestar individual, el segundo factor agrupa la responsabilidad de entes no estatales (o no públicos) en la construcción del bienestar, en otras palabras, hace referencia a la responsabilidad privada del bienestar. El tercer factor agrupa la responsabilidad del gobierno, las instituciones públicas y todos los habitantes del país en la construcción del bienestar, haciendo referencia a la responsabilidad público-colectiva del bienestar. El último factor agrupa las afirmaciones en las que se acepta que el bienestar no debe ser garantizado necesariamente para todos los miembros de la sociedad y por ello se denomina a dicho factor como bienestar excluyente. Por último, se debe indicar que el análisis factorial explica la variabilidad del 60,4% de los casos.

Se realizó una prueba de correlación de Pearson entre los factores obtenidos y algunas de las características de la población encuestada. Respecto a la variable edad, se observa que tiene una relación significativa y directa con el factor 2 (p < 0,01), es decir, la responsabilidad privada del bienestar; dada la manera en que se codificaron las preguntas del cuestionario4, esto quiere decir que a mayor edad es mayor la consideración sobre que los entes privados tienen responsabilidad en construir el bienestar del país.

En cuanto al nivel económico, tiene una relación significativa inversa con el bienestar individual, es decir, a mayor nivel económico más en desacuerdo se está con que el bienestar debe ser responsabilidad de cada individuo (p < 0,01). Sin embargo, es necesario señalar que dicha relación no es muy fuerte. Asimismo, la variable nivel económico se relaciona de manera significativa con los factores responsabilidad privada del bienestar y responsabilidad público-colectiva del bienestar, en ambos casos también de manera inversa; no obstante, la relación es muy débil (p < 0,05), especialmente con la responsabilidad público-colectiva del bienestar, cuyo valor es muy cercano a 0; por lo tanto, podría asumirse que no existe una relación entre el nivel económico de las personas encuestadas y su posición respecto a la responsabilidad colectiva en la construcción del bienestar.

Por último, el nivel educativo5 se relaciona de manera significativa e inversa con el factor de bienestar individual; en otras palabras, a mayor nivel educativo menos se está de acuerdo con que el bienestar deba construirse o buscarse de manera individual (p < 0,01). Además, se debe anotar que de todas las relaciones significativas encontradas esta es la más fuerte; sin embargo, la relación de fuerza entre las variables sigue siendo baja. También el nivel educativo se relaciona de manera significativa inversa con el factor responsabilidad privada del bienestar; esto quiere decir que a mayor educación menos se está de acuerdo con que entes privados tengan responsabilidad en la construcción del bienestar (p < 0,01); sin embargo, igual que en situaciones anteriores, la relación entre dichas variables es muy débil.

Por último, para observar cómo las variables analizadas inciden en la percepción sobre cómo será el futuro de Costa Rica en los próximos diez años, se desarrolló un modelo de regresión logística para tratar de explicar cuáles de estas variables tienen más peso en el momento de pronosticar si la persona encuestada considera que el cambio será para mejorar o para empeorar. Dado que el interés del presente artículo es analizar la visión de cambio, positiva o negativa, que la población visualiza que acontecerá en el futuro del país, no se tomaron en consideración aquellas personas que respondieron que la situación seguirá igual.

Para la construcción del modelo se tomaron en cuenta las variables nivel educativo, nivel económico, edad, así como los factores determinados sobre la construcción del bienestar en Costa Rica; esto para tratar de visualizar qué tiene más impacto a la hora de percibir cómo será el futuro, ya sea las condiciones o características personales de la población encuestada o su visión sobre quién o quiénes deben ser responsables del bienestar del país y cómo debe ser este. Los datos obtenidos indican que la única variable que ayuda a predecir la respuesta sobre cómo será el futuro del país es el nivel económico (p<0,01; B = 0,498). De manera más específica, a mayor nivel económico de la población encuestada mayor es la probabilidad de que contesten que el cambio dentro de diez años será para mejorar. Lo anterior parece indicar que, para la población costarricense, lo que está ayudando a definir su visión del futuro es su situación económica presente, con lo cual se podría inferir que la situación de cambio se percibe en cuanto a la situación económica que --ya sea de manera personal o del país en su conjunto-- se tenga dentro de diez años. De esta manera, si bien los cambios en el respeto a los derechos humanos, mejor acceso a servicios públicos, infraestructura pública de mejor calidad, podrían estar dando en un futuro mejores condiciones de vida a la población, parece que no están siendo contabilizados en su percepción como elementos que provocarían una mejor situación en el futuro en Costa Rica.

Consideraciones finales

La percepción que tiene la población costarricense en torno al futuro del país no es esperanzadora. Un porcentaje significativo de la población encuestada tiene una percepción negativa respecto al futuro (37,1%), al que se une un significativo segmento de la población que estima que la situación del país se mantendrá igual (24,8%). Frente a estos datos, únicamente un tercio de las personas encuestadas estima que la situación del país mejorará (32,4%). Los datos obtenidos muestran una población con percepciones escindidas respecto al futuro, proceso que muestra también la existencia de una serie de tensiones en la constitución de estas percepciones. En estas se expresa no solo el qué de las visiones en torno al futuro, sino también quiénes, es decir, los sujetos a los que hacen referencia, cuya enunciación deja ver las aristas más individuales o más colectivas. De la misma manera, el cómo poder concretar esas visiones en torno al futuro nos muestra distintos caminos, en donde se incluyen o se excluyen los actores formales y no formales de la política.

En este artículo hemos mostrado que existe una relación significativa entre la condición socioeconómica, la edad y las visiones acerca del futuro. Las personas encuestadas con un nivel socioeconómico alto pueden entenderse como un grupo proclive a pensar que la situación del país mejorará en el futuro; es decir, las visiones esperanzadoras respecto al porvenir tienen un sustrato socioeconómico, que, es probable, le permitirá a este grupo actuar de acuerdo con sus recursos disponibles para construir esa percepción y disfrutar de la concreción de ese futuro. Una posición distinta tienen los grupos que se encuentran en condiciones socioeconómicas menos favorables, ya que tienen una percepción menos prometedora del futuro. En el caso particular de la variable edad, señalábamos que es en los grupos poblacionales de entre 25 y 34 años, y de 45 años y más en los que predomina una visión negativa respecto al futuro.

Las razones señaladas respecto a un futuro que se mantendrá igual o empeorará muestran una preocupación constante respecto a la administración y gestión de lo público, ya que las visiones de estancamiento y pesimismo tienen un fundamento significativo en las dinámicas políticas costarricenses. Así, quienes piensan que la situación del país se mantendrá igual consideran que la no escucha de las necesidades de la población por parte del gobierno (25%), la falta de liderazgo político (16%) y la corrupción (14,4%) son las razones fundamentales que explican esa visión. Por otra parte, la corrupción y la percepción de que el gobierno no atiende las necesidades de la población son centrales en el escenario pesimista en torno al futuro (24,7% y 17,3%, respectivamente). En este sentido, los resultados de la encuesta muestran cómo en las visiones del futuro un mejor manejo de lo público resulta fundamental para la consecución de otros sueños, que se sintetizan en ejes vinculados a la mejora de las condiciones de vida, con acceso a empleo, mejores condiciones socioeconómicas, de seguridad y de infraestructura pública.

Ahora bien, las personas encuestadas señalan la educación en valores y el buen actuar y las acciones de carácter ambiental como las principales acciones que realizan para concretar esas utopías. Sin embargo, visualizando el qué de estas visiones, surge la duda respecto a si las acciones mencionadas en la encuesta son acciones suficientes para construir aquello con lo que se sueña. En ese sentido, parece existir un distanciamiento significativo entre el carácter de lo soñado y las formas y las estrategias señaladas para concretarlo, dado que si el malestar con la administración y uso de los recursos públicos se ataca con reciclaje, es claro que tenemos poca claridad sobre cómo acercarnos a aquello con lo que soñamos.

Considerando lo expuesto, es fundamental avanzar en el estudio de la relación existente entre condición socioeconómica y percepciones en torno al futuro, así como respecto a la relación entre estas construcciones y la edad, ya que esto podría permitirnos profundizar en la comprensión de los contenidos y significados asociados a las diversas construcciones del futuro, que no son homogéneas. En línea con lo anterior, indagar en torno a las formas que adquiere el pesimismo en los sectores socioeconómicos desfavorecidos, así como en grupos etarios particulares, podría ayudarnos a entender la incertidumbre, la angustia o el malestar que se expresan en distintas formas y mecanismos de participación o en expresiones de sociabilidad de nuestra cultura política, considerando que no tiene las mismas implicaciones ser un joven con una percepción pesimista del futuro que ser un adulto mayor en estas condiciones.

El análisis detenido de las percepciones en torno al futuro en este momento histórico permitirá profundizar también en las posibilidades de cambio y la formulación de propuestas ante las problemáticas sociales actuales o, por el contrario, permitirá entender la forma en la que la cultura política pasiva y delegativa se impone de manera tal que el escenario de la continuidad (la situación del país se mantendrá igual) o el escenario pesimista (la situación del país no mejorará) terminan arraigándose en las acciones políticas de la población costarricense. En un país en el que el crecimiento de la desigualdad ha sido sostenido, ¿de dónde vendrá la fuerza que permita construir un futuro menos desigual?, y ¿qué expresiones tomarán los deseos o la voluntad de cambio?, son preguntas que pueden guiar nuevos procesos de investigación.

Referencias bibliográficas

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1Agradecemos al equipo supervisor de encuestas del idespo, en especial a Jacqueline Centeno y a Laura Solís, por todo su trabajo. También agradecemos a Carlos Sánchez y a todas las personas que colaboraron en la aplicación y digitación de los cuestionarios.

2Entre los que destacan los relacionados con la construcción de la trocha fronteriza ruta 1856, la construcción de la ruta 27, el puente de la platina y los escándalos de corrupción relacionados con la Caja Costarricense de Seguro Social (Mora Solano y Solís Salazar, 2013; Mora Solano, 2014).

3Para un sector de la población encuestada forma parte del repertorio de los sueños el mejor desempeño político y de la función pública. Un ejemplo de esto refiere a los cuestionamientos en torno al proceder del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (mopt), del Consejo Nacional de Vialidad (conavi) y la recurrencia a solucionar los problemas de infraestructura con puentes Bailey, con la injerencia de actores privados en la solución de problemas públicos, que hacen posible el conflicto de intereses público-privado, lo que forma parte de las problemáticas que se han venido acentuando en el marco de un modelo de desarrollo particular, que profundiza “formas de hacer política” y que deja en un segundo plano los intereses de la población en general (Mora y Solís, 2013; Mora, 2014).

4La respuesta a esta batería de preguntas se realizó mediante una escala de Likert, en la cual las personas podían expresar estar totalmente de acuerdo, de acuerdo, ni de acuerdo ni en desacuerdo, en desacuerdo y totalmente en desacuerdo. Para la codificación, el valor más alto fue asignado a “totalmente de acuerdo” (5) y el más bajo a “totalmente en desacuerdo” (1).

5El nivel educativo se obtuvo consultado a las personas encuestadas por el último año de educación aprobado.

Recibido: 05 de Junio de 2017; Aprobado: 23 de Agosto de 2017

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