Introducción
La sedación paliativa (SP) es una intervención terapéutica empleada como última alternativa para aliviar el sufrimiento físico y/o psicoemocional intolerable en pacientes con síntomas refractarios que no responden a tratamientos convencionales, en el contexto del acompañamiento por equipos de cuidados paliativos. 1,2 Según la Organización Mundial de la salud (OMS), cerca de 56.8 millones de personas en el mundo requieren atención paliativa, no solo para el alivio del dolor físico, sino también para abordar dimensiones emocionales, espirituales y psicológicas de su sufrimiento. Sin embargo, solo alrededor del 14 % de esta población accede efectivamente a servicios de cuidados paliativos (CP). 3)
Lo anterior evidencia la necesidad de que los profesionales de enfermería reconozcan la importancia de un abordaje paliativo integral, dirigido tanto al paciente como a su familia, y que cuenten con una formación continua que les permita aplicar con seguridad y pertinencia terapias como la sedación paliativa. En este sentido, identificar adecuadamente las indicaciones para su uso y desarrollar actitudes éticas, empáticas y fundamentadas frente a esta práctica, constituye un componente esencial del quehacer de enfermería en el ámbito de los cuidados paliativos. La valoración constante de las necesidades del paciente y su entorno, y la toma de decisiones centradas en su bienestar y confort, son pilares del cuidado paliativo de calidad.
Por otro lado, se ha identificado que las actitudes declaradas de los profesionales de enfermería hacia la sedación paliativa pueden variar según el entorno asistencial (hospitalario o ambulatorio), y están influenciadas tanto por la formación recibida como por las experiencias adquiridas en la práctica clínica. 4 Estas diferencias pueden generar tensiones entre el conocimiento teórico y las realidades del ejercicio profesional, especialmente en contextos donde las condiciones para el acompañamiento interdisciplinario no están garantizadas. 5
En este contexto, se hace necesario propiciar espacios de capacitación que fortalezcan las competencias del personal de enfermería, especialmente en ámbitos ambulatorios, donde la ausencia frecuente de equipos interdisciplinarios le exige asumir un rol protagónico en la atención de las necesidades del paciente y su familia. 6,7 La literatura científica disponible sobre las actitudes de enfermeros frente a la sedación paliativa suele presentarse de manera parcial, principalmente en los apartados de resultados de estudios que abordan otros objetivos centrales, lo que evidencia un vacío en el conocimiento sistemático sobre este tema. Aun así, se observa una tendencia creciente hacia una mayor participación de enfermería en la administración de esta terapia, lo que resalta la necesidad de comprender mejor sus actitudes, percepciones y desafíos en torno a su aplicación. Considerando lo anterior, se plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuáles son las actitudes declaradas de enfermería sobre la sedación paliativa en ámbitos hospitalario y ambulatorio?
Metodología
Para el desarrollo de esta revisión se empleó la metodología propuesta por el Joanna Briggs Institute (JBI) para revisiones de alcance.8,9 Esta metodología tiene como propósito identificar conceptos clave que sustenten un campo de investigación, así como clarificar definiciones, límites y vacíos de conocimiento sobre una temática específica.8,9 Asimismo, busca recopilar la mejor evidencia disponible para contribuir a la mejora de la práctica clínica. Los pasos propuestos por JBI incluyen: formulación del título, definición de la pregunta de investigación, introducción, criterios de inclusión mediante la estrategia PCC (población, concepto y contexto), estrategias de búsqueda, selección de las fuentes de evidencia, extracción de datos, análisis de la evidencia, presentación de resultados, discusión y conclusiones. (8,10
La búsqueda se realizó en cuatro bases de datos: PubMed, Embase, Scopus y Science Direct, utilizando descriptores en ciencias de la salud (DeCS) y Medical Subject Headings (MeSH), como: palliative sedation, nursing, palliative care y health personnel attitude, combinados mediante operadores booleanos AND y OR. Se incluyeron publicaciones en español e inglés, siendo este último el idioma con mayor número de estudios disponibles. La información fue gestionada a través de una matriz en Excel y de la plataforma Rayyan, donde se registraron inicialmente 191 artículos, de los cuales se seleccionaron 15 que cumplían con los criterios de inclusión establecidos.
Este trabajo fue registrado previamente en la plataforma Open Science Framework (OSF), en concordancia con las recomendaciones internacionales de transparencia en la investigación. Para garantizar el rigor metodológico en la evaluación de los estudios incluidos, se aplicaron la lista de verificación COREQ para 12 estudios cualitativos y la lista STROBE para 3 estudios observacionales.11
A partir de la pregunta de investigación “¿Cuáles son las actitudes declaradas de enfermería sobre la sedación paliativa en los ámbitos hospitalario y ambulatorio?” se definieron los criterios de inclusión, conforme al enfoque PCC propuesto por JBI (ver Tabla 1).
Tipos de estudios y criterios de inclusión
Se incluyeron estudios originales con enfoques cualitativos, cuantitativos y mixtos, publicados entre enero de 2018 y enero de 2024. Se limitaron los resultados al idioma español y al inglés, dado que concentra la mayor cantidad de publicaciones científicas relevantes sobre la temática. No se consideraron revisiones ni literatura gris, debido a la ausencia de un proceso riguroso de revisión por pares, el cual es esencial para cumplir con el objetivo de esta revisión: aportar evidencia confiable que sirva de base para futuras investigaciones.
Se consideraron únicamente artículos de fuentes primarias que evidenciaran el papel del personal de enfermería en el manejo de la sedación paliativa, ya fuera en población adulta o pediátrica. Los criterios de exclusión aplicados fueron: artículos con acceso restringido, a fin de asegurar la disponibilidad y accesibilidad de los resultados; revisiones previas o estudios sin datos primarios (por ejemplo, opiniones de expertos sin análisis empírico); trabajos de grado de pregrado; estudios centrados exclusivamente en mujeres embarazadas, al no corresponder con el enfoque de la presente revisión.
Estrategia de búsqueda
La búsqueda se llevó a cabo en cuatro bases de datos reconocidas por su solidez en el ámbito biomédico: MEDLINE (vía PubMed), EMBASE, Web of Science y Scopus. La ecuación de búsqueda empleada fue: (“palliative sedation”) AND (“nursing”) AND (“palliative care”) AND (“attitude”), aplicada tanto en inglés como en español.
El período de búsqueda se delimitó entre el 1 de enero de 2018 y el 1 de enero de 2024, obteniéndose un total de 191 registros. A estos se les aplicaron posteriormente los criterios de inclusión y exclusión definidos previamente.
Selección de fuentes de evidencia
Una vez obtenidos los resultados, se utilizaron herramientas tecnológicas para la gestión de referencias y filtrado de artículos. En primer lugar, se cargaron todos los registros en la plataforma Rayyan, lo que permitió eliminar duplicados de manera automática. Posteriormente, dos investigadoras realizaron de forma independiente la selección de estudios en tres fases: lectura del título, revisión del resumen y lectura completa del texto. Cualquier discrepancia fue resuelta por consenso.
Para asegurar el rigor metodológico, el reporte se elaboró siguiendo las recomendaciones de la Extensión PRISMA para Revisiones de Alcance (PRISMA-ScR). Los resultados del proceso de búsqueda y selección se presentarán de forma detallada mediante el diagrama de flujo PRISMA-ScR (Figura 1). 12
Extracción de datos
La extracción de datos fue realizada de manera independiente por dos investigadoras, quienes revisaron en detalle cada uno de los artículos incluidos. Para evaluar la calidad metodológica de los estudios, se emplearon las herramientas de evaluación crítica del Joanna Briggs Institute (JBI).8,10 El nivel de evidencia de la literatura se valoró por medio de la administración de las escalas de Oxford Centre for Evidence-Based Medicine (OCEBM) y Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation (GRADE).
La información fue sistematizada mediante una matriz diseñada en Microsoft Excel, en la que se consignaron los siguientes datos: título del artículo, autores, fuente o revista de publicación, país, año, metodología, idioma original, nivel de evidencia, población o participantes, contexto del estudio, resultados, categorías emergentes e información adicional relevante. Esta sistematización permitió organizar y comparar los hallazgos de manera estructurada. Adicionalmente, los artículos incluidos fueron archivados y gestionados a través de la plataforma Mendeley Data, lo que facilitó el almacenamiento, acceso y trazabilidad de las fuentes.
Criterios de rigor y selección de los artículos
Para asegurar la calidad y el rigor metodológico del proceso de selección, se aplicaron directrices internacionales reconocidas. La lista de verificación COREQ fue utilizada para evaluar 12 estudios con enfoque cualitativo, mientras que la lista STROBE se aplicó a 3 estudios observacionales. Estas herramientas permitieron valorar la transparencia, coherencia interna y validez de los estudios incluidos, garantizando así la solidez de los hallazgos presentados en esta revisión.

Figura 1: Diagrama de flujo del proceso de inclusión de estudios, elaborado según las directrices PRISMA-ScR y adaptado del formato original.12
Resultados
Los 15 artículos analizados representan una muestra de la producción científica reciente sobre los cuidados paliativos centrados en la sedación paliativa, la toma de decisiones clínicas y la percepción del personal de enfermería. Los estudios son de España, Alemania, Finlandia, Reino Unido, Bélgica, Francia, Colombia, Brasil y Canadá. Metodológicamente, la mayoría de los estudios emplean enfoques cualitativos o transversales descriptivos, lo que les permite explorar en profundidad percepciones, actitudes y experiencias en torno a la atención al final de la vida. Según los marcos de clasificación utilizados para el nivel de evidencia de los estudios (OCEBM y GRADE), estos corresponden a un nivel bajo de evidencia (5 o muy bajo). No obstante, aportan en la comprensión integral de la práctica paliativa en escenarios reales de la práctica enfermera. El detalle se presenta en la Tabla 2 . .
Tabla 2: Caracterización de los artículos sobre actitudes declaradas de enfermería sobre sedación paliativa hospitalaria y ambulatoria 2018-2024

Nota: * OCEBM (Oxford Centre for Evidence-Based Medicine). OCEBM Levels of Evidence Working Group. The Oxford Levels of Evidence 2. Oxford Centre for Evidence-Based Medicine. 2011. **GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation). Guyatt GH, Oxman AD, Vist GE, Kunz R, Falck-Ytter Y, Alonso-Coello P, et al. GRADE: an emerging consensus on rating quality of evidence and strength of recommendations. BMJ. 2008 Apr 26;336(7650):924-6.
Con base en el análisis de los 15 estudios que ingresaron a la revisión, se clasificaron los hallazgos en tres categorías temáticas principales: (1) conocimientos específicos sobre el manejo de la sedación paliativa, (2) factores asociados a las creencias, valores y percepciones de los enfermeros, y (3) impacto emocional y las necesidades educativas percibidas tanto por el personal como por las familias. En la Tabla 3 se presentan los resultados agrupados por estas categorías, incluyendo las actitudes declaradas de enfermería en contextos hospitalarios y ambulatorios y el número de artículos reportados en cada categoría.
Conocimientos específicos sobre el manejo de la sedación paliativa
Los estudios incluidos en la presente revisión, muestran que los profesionales de enfermería poseen conocimientos variables sobre la sedación paliativa, los cuales están influenciados por la formación, la experiencia y el contexto de atención (hospitalario o domiciliario). En el ámbito hospitalario, el personal de enfermería tiende a reportar mayor familiaridad con protocolos estandarizados, mientras que en el domiciliario enfrenta incertidumbre debido a la falta de guías claras para la práctica y recursos.
Desde el ámbito hospitalario, estudios como el de Mengual et al. 13 encontraron que enfermeros de atención primaria en España tienen un conocimiento moderado sobre cuidados paliativos y no tienen formación específica en sedación, lo que limita su confianza en el manejo hospitalario. Por su parte, otros autores destacan que, en las salas de cuidados paliativos hospitalarios, el personal de enfermería aplica prácticas basadas en protocolos, mostrando actitudes positivas hacia la sedación como herramienta para aliviar el sufrimiento, aunque con cierta reserva por los aspectos éticos, 4 señalan que los especialistas en hospitales usan dosis bajas de medicamentos sedantes para confort, reflejando una actitud conservadora hacia la sedación profunda. (15
Por otro lado, desde el ámbito domiciliario, se describen que, en los cuidados paliativos domiciliarios, los enfermeros sienten que “navegan a ciegas” debido a la falta de directrices claras para su práctica y la dificultad para ajustar la dosis para la sedación, lo que genera actitudes de inseguridad y frustración. 14 De la misma manera, Grüne et al. 19) hacen referencia que, en hogares de ancianos y hospitales, los enfermeros enfrentan desafíos logísticos y de comunicación con los médicos, pero en el ámbito domiciliario, aunque hay mayor nivel de autonomía es mayor, existe menor soporte y orientación.
Los conocimientos específicos sobre el manejo de la sedación paliativa por parte de enfermería muestran diferencias en lo hospitalario y domiciliario. En el entorno hospitalario, los enfermeros tienden a seguir protocolos estandarizados, como los desarrollados por la European Association for Palliative Care, priorizando el uso de dosis bajas de sedantes con midazolam para garantizar el confort del paciente sin inducir una sedación profunda. 15,27 Estos protocolos se aplican bajo criterios estrictos, como el sufrimiento refractario y la expectativa de vida limitada, y suelen contar con apoyo multidisciplinar. 4,20 En contraste, en el ámbito domiciliario, las prácticas son más flexibles debido a desafíos logísticos como la falta de recursos y disponibilidad 24/7 En este contexto, los profesionales de enfermería adaptan las dosis según la respuesta del paciente, basándose más en su experiencia clínica que en guías formales; situación que las lleva a depender más de su juicio clínico, lo que puede aumentar el estrés y la variabilidad en las prácticas.15,19
Los autores concuerdan que las creencias, los valores y las percepciones de los profesionales de enfermería sobre la sedación paliativa están formadas por factores culturales, éticos y personales, con diferencias en los contextos hospitalario y domiciliario. Las actitudes varían desde aceptación hasta reticencia, influenciadas por la percepción de la sedación como un acto de cuidado o como una intervención que acelera la muerte.
En el entorno hospitalario, Vieille et al. 17 hallaron que el personal de enfermería percibió la sedación como una práctica ética para aliviar el sufrimiento, aunque en algunos casos la asocian con dilemas morales sobre el final de la vida, mostrando actitudes ambivalentes entre aceptación y rechazo. Asimismo, en un hospital especializado en Brasil, expresaron “fantasías psicológicas” sobre la sedación, viéndola como un acto de compasión, pero también como una carga emocional para el personal de enfermería durante la atención directa con los pacientes que se encuentran en fin de vida. Otros autores destacan que valoran la participación del paciente en la toma de decisiones, lo que refuerza su aceptación de la sedación como un proceso colaborativo que permite mejorar su calidad de vida.16,23
Por su parte, algunos enfermeros prefieren no estar presentes durante los momentos finales del paciente, especialmente en entornos hospitalarios. (13 Uno de los factores que afecta las actitudes del personal de enfermería frente a la sedación paliativa es la falta de consenso institucional sobre su uso, a pesar de que enfermería realiza un monitoreo exhaustivo del paciente, identifica necesidades clínicas y comunica sus observaciones al equipo médico. 14,17 Por su parte, Grüne et al. encontraron que uno de los principales desafíos para el personal de enfermería consiste en determinar el momento adecuado para iniciar la SP y establecer la dosis correcta, evitando posibles daños al paciente. A esto se suma la presión por parte de familiares que, en algunos casos, rechazan la sedación o exigen aumentar las dosis, lo cual puede entrar en conflicto con las necesidades clínicas reales del paciente.19
Desde el entorno domiciliario, algunos autores encontraron que, en hogares de ancianos y entornos domiciliarios, los enfermeros evitan la sedación profunda por temor a “acelerar la muerte”, mostrando actitudes de resistencia basadas en valores personales y se enfocan que en las residencias donde se encuentran adultos mayores, se pueden presentar barreras éticas y falta de consenso con las familias por generar percepciones negativas hacia la sedación.20,21) También se evidenció que sienten angustia cuando no son claras las indicaciones sobre la sedación paliativa y aunque en algunos casos proponen su uso temprano en pacientes que lo requieren, sus sugerencias no siempre son consideradas, lo que genera frustración al depender la decisión final del médico tratante.21,22
Otro sentimiento recurrente manifestado por los profesionales de enfermería, especialmente durante los fines de semana, es la incertidumbre. Esto ocurre cuando surge la necesidad de iniciar la sedación paliativa, pero no hay disponibilidad de personal médico para autorizarla, a pesar de que la indicación clínica ya ha sido identificada.4,18,23 Además, algunos estudios destacan que el sufrimiento observado en los pacientes puede generar sentimientos de tristeza, angustia o ansiedad, especialmente cuando se identifican con los pacientes o proyectan en ellos a sus propios familiares, intensificando así la carga emocional de su labor diaria.18 Asimismo, se ha documentado que el inicio de la SP puede provocar angustia adicional, ya que en ocasiones los familiares perciben que los efectos de la medicación tardan más de lo esperado y expresan su deseo de acelerar el proceso de muerte, lo que genera tensión emocional tanto para el equipo como para la familia. (22,23
Impacto emocional y las necesidades educativas percibidas por el personal como por las familias
El impacto emocional de la sedación paliativa es importante para el profesional de enfermería, y las necesidades educativas son una demanda repetida tanto en el ámbito hospitalario como domiciliario. Las familias también expresan necesidades de información y apoyo, influenciando las actitudes del personal.
En este sentido desde el ámbito hospitalario, se evidencia también que experimentan estrés al administrar sedación, especialmente cuando perciben falta de claridad en las indicaciones, mostrando actitudes de agotamiento y necesidad de apoyo psicológico en el momento del contacto directo con el paciente y su familia. Así mismo, el personal de enfermería siente impacto emocional, desesperanza e incertidumbre, demandando más formación para manejar dilemas éticos, reflejando una actitud proactiva hacia la necesidad de educación.18,22 Algunos estudios destacan que en hospitales ven la sedación como algo emocionalmente retador, pero necesario para mejorar el sufrimiento del paciente y solicitan guías claras para mejorar su desarrollo en las actividades diarias.19,26
Al mismo tiempo, las experiencias del personal de enfermería en contextos hospitalarios favorecen el desarrollo de habilidades para el manejo de síntomas en pacientes al final de la vida, así como para la contención emocional de las familias, especialmente frente a manifestaciones de angustia y sufrimiento. En contraste, quienes laboran en hogares geriátricos manifiestan sentirse abrumados por la alta demanda de cuidados paliativos y por la ausencia frecuente de personal médico, lo que dificulta la toma de decisiones oportunas. Aunque en algunos casos cuentan con autorización para prescribir medicamentos, decidieron no hacerlo ante el dilema ético que les generaba la posibilidad de acelerar el proceso de muerte, situación que incrementó su carga emocional y sensación de responsabilidad e incertidumbre.19,20
Desde el ámbito domiciliario también se evidencia que reportan mayor estrés emocional por la soledad que sienten al tomar decisiones durante la administración de medicamentos, sienten presión familiar al vivir directamente los síntomas del paciente y la desesperación mientras las dosis de medicamentos prescritos hacen efecto.19 En algunos artículos se observó también presencia vulnerabilidad por parte de enfermería al enfrentarse al sufrimiento del paciente generando una necesidad urgente de capacitación no solo al personal sino también a la familia indican por la carga emocional que se presenta.14,18,25
Finalmente, desde las necesidades educativas reportadas en los artículos, se incluyen las relacionadas con herramientas para evaluar síntomas de manera objetiva,15 entrenamiento en la comunicación de malas noticias y manejo de conflictos éticos con las familias.14,20 Ahora bien, estos hallazgos subrayan la importancia de adaptar guías clínicas al contexto domiciliario y fortalecer las competencias no técnicas en ambos entornos.18 Así como también evaluar el nivel de conocimiento sobre los medicamentos utilizados en sedación paliativa entre profesionales de enfermería con y sin formación posgradual.
De manera llamativa, se observó un mayor dominio conceptual y práctico en aquellos profesionales sin formación especializada, lo que evidencia posibles vacíos en los programas de posgrado. Estos hallazgos subrayan la necesidad de fortalecer la capacitación en sedación paliativa, especialmente en lo referente a la diferenciación entre sedación paliativa y eutanasia, aspecto fundamental para los profesionales que tienen el primer contacto con el paciente y son responsables de la administración de medicamentos. 18
Considerando lo anterior puede decirse que, en el hospital, el impacto emocional se mitiga parcialmente por el soporte institucional, mientras que en el domicilio la exposición directa a las dinámicas familiares intensifica el estrés. Las necesidades educativas son comunes, pero en el domicilio se enfatiza la comunicación con las familias, frente al enfoque en protocolos en el hospital.
Discusión
Los resultados de esta revisión destacan las actitudes de los profesionales de enfermería hacia la sedación paliativa en los contextos hospitalario y ambulatorio, revelando un panorama complejo influenciado por retos emocionales, dinámicas interdisciplinarias, y niveles de formación y experiencia.
El personal de enfermería que se desempeña en el ámbito de los cuidados paliativos enfrenta diversos retos emocionales vinculados al sufrimiento, la incertidumbre y la carga moral que puede surgir antes o durante la administración de la sedación paliativa, tanto en el acompañamiento al paciente como dentro del equipo de atención.15,18,22,23,26 Las actitudes declaradas se presentan entre la aceptación de la sedación paliativa como una herramienta fundamental para el alivio de síntomas refractarios y la vivencia de tensiones derivadas de limitaciones estructurales del sistema y de dilemas éticos presentes en el proceso de atención. (28
En el ámbito hospitalario, se muestra una actitud positiva por parte del personal de salud hacia la sedación paliativa, viéndola como la indicación más efectiva para manejar síntomas refractarios que comprometen la calidad de vida.24,29 Esta percepción la refuerza el profesional de enfermería al tener un rol activo en la preparación y monitorización de los medicamentos y en el uso de las escalas de valoración durante la administración, que permitieron controlar el nivel de sedación.4,18,23 Los enfermeros destacan que valoran el trabajo colaborativo con el equipo médico y la familia en la toma de decisiones, lo que fomenta una actitud de confianza en la sedación paliativa. Sin embargo, esta aceptación se da a la par con desafíos emocionales significativos, reportan sentimientos de angustia y culpa cuando perciben que no pueden decidir administrar la sedación paliativa de manera temprana para aliviar el sufrimiento del paciente, especialmente si el médico no lo indica, lo que refleja una actitud de frustración ante la falta de autonomía.4,22
La formación y la experiencia también influyen en estas actitudes de enfermería,18,30 señalan que el conocimiento sobre SP en el hospital se adquiere principalmente a través de la práctica acumulada, más que por formación formal, lo que genera actitudes de seguridad en enfermeros experimentados, pero inseguridad en los menos capacitados. Además, se observa una tendencia conservadora hacia el uso de dosis bajas de sedativos, indicando una actitud cautelosa que prioriza la comodidad o el confort sobre la sedación profunda.15
Por otro lado, en el ámbito ambulatorio, las actitudes de personal de enfermería hacia la SP son más ambivalentes, marcadas por una mezcla de aceptación y reticencia derivada de la incertidumbre y la falta de recursos,14,20,30 describen actitudes de inseguridad agravadas por la escasez de personal capacitado, especialmente los fines de semana, y la falta de medicamentos en hogares de ancianos.19 No obstante, los enfermeros reconocen la utilidad de la SP para calmar síntomas como el dolor, mostrando una actitud práctica enfocada en el bienestar del paciente, más que en tranquilizar o inmovilizar.20
En el Reino Unido, Bowers y colegas 25 destacan una actitud colaborativa, donde los enfermeros comunitarios trabajan activamente con médicos para verificar prescripciones de sedación paliativa, reflejando confianza en un enfoque interdisciplinario. Sin embargo, en un estudio se reconoció que la carga emocional es más intensa en este contexto, debido a la interacción directa con las familias, quienes a veces asumen el cuidado y la administración de medicamentos en los domicilios.26 Esto genera estrés y una actitud de vulnerabilidad, exacerbada por la dificultad para comunicarse con el equipo interdisciplinario fuera del contexto hospitalario.6,18
Las actitudes en ambos contextos son mediadas por emociones como el sufrimiento y la incertidumbre, que son más pronunciadas antes y durante la administración de sedación paliativa.15,18,22,23 En el hospital, la estructura institucional y la presencia de equipos interdisciplinarios mitigan estos retos, permitiendo actitudes más seguras y proactivas. En contraste, el ámbito ambulatorio, con su autonomía y limitaciones logísticas, intensifica el estrés y la angustia, llevando a actitudes más reservadas y dependientes de la experiencia personal.
La formación y capacitación emerge como un factor crítico, 4,18 coinciden en que los enfermeros con mayor experiencia y capacitación específica, como por ejemplo las participantes en programas de educación continua de países como China, muestran actitudes más positivas y competentes frente a la sedación paliativa. Esto contrasta con la dependencia de la experiencia informal en muchos contextos, lo que limita la preparación para abordar síntomas refractarios y comunicar eficazmente con las familias. 29,30
Por último, algunos autores refieren al conocimiento del personal de enfermería sobre sedación paliativa y sus medicamentos que proviene de la experiencia laboral acumulada durante el transcurso de los años, más que de la formación formal estructurada, lo que limita la comprensión teórica de conceptos esenciales. 18 La formación en cuidados paliativos no solo mejora las competencias clínicas, sino que también facilita la contención emocional de las familias, al proporcionar información clara sobre el uso de medicamentos, sus indicaciones y las terapias aplicadas al final de la vida. Esto fortalece la toma de decisiones compartida entre el equipo interdisciplinario y su núcleo familiar. 4,28,29,30
Conclusiones
Las actitudes del personal de enfermería hacia la sedación paliativa revelan conflictos entre el conocimiento clínico, los dilemas éticos y la carga emocional, con diferencias entre los contextos hospitalario y domiciliario. En el ámbito hospitalario, la presencia de estructuras organizativas para el trabajo y el apoyo interdisciplinar favorece mayor seguridad en la toma de decisiones. Por el contrario, en el contexto domiciliario se exige mayor autonomía lo que sumado a la escasez de recursos y apoyo médico, genera incertidumbre y necesidad de formación específica. En ambos escenarios, el personal de enfermería reconoce la sedación paliativa como una herramienta esencial para aliviar el sufrimiento al final de la vida. Sin embargo, su adecuada implementación requiere conocimientos, habilidades prácticas y estrategias de afrontamiento emocional.
Por ello, es necesario diseñar programas de formación continua en cuidados paliativos, adaptados a las particularidades de cada entorno. En hospitales, es clave reforzar la autonomía profesional y brindar apoyo emocional. En el ámbito domiciliario, se requiere capacitación en comunicación, protocolos claros y acceso oportuno a medicamentos. Futuras investigaciones deberían evaluar el impacto de estas intervenciones educativas en las competencias de los profesionales de enfermería, así como incorporar la perspectiva de las familias para entender cómo sus expectativas inciden en las decisiones clínicas relacionadas con la sedación paliativa.










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