El año 2025 se cumplen 60 años de la intervención de los Estados Unidos en República Dominicana. Por diversas razones, este acontecimiento, de enorme significancia en la historia de América Latina en el contexto de Guerra Fría, ha sido, si no olvidado, poco considerado por la historiografía dedicada al estudio de las relaciones internacionales en Chile1. De igual manera, las aproximaciones hacia este incidente, salvo excepciones, han sido abordadas a través de fuentes tradicionales, entendiendo por estos documentos oficiales, prensa, entrevistas, etc.
En esta línea, surge el interés de acercarnos a este acontecimiento a través de las caricaturas que se generaron a partir de este hecho en la popular revista de sátira política llamada Topaze2. Esta revista, que surgió a raíz de la crisis política vivida en Chile a mediados de 1931, fue adquiriendo una gran popularidad hasta llegar a transformarse, como ella misma se definió, en «el barómetro de la política chilena» y que circuló con enorme popularidad hasta 1970.
Aunque las caricaturas de Topaze dedicadas a los Estados Unidos van de la mano con sus orígenes, en julio de 1931, la intervención de los marines norteamericanos en República Dominicana, como la actuación del presidente Eduardo Frei, la Organización de Estados Americanos (en adelante OEA) y otros actores, dio vida a medio centenar de caricaturas y notas de humor dedicadas a este evento durante 1965.
El objetivo de esta investigación, además de exponer aquellas caricaturas que nos parecen más relevantes, es identificar de qué forma se reforzó la imagen negativa que desde un inicio existió hacia Estados Unidos en esta revista, cómo se representó a República Dominicana (y América Latina) y cuál fue el juicio político que se hizo sobre otros actores relevantes como el presidente Frei, su canciller Gabriel Valdés, la OEA y otros personajes involucrados.
Respecto al tipo de estudio, este se inserta dentro de la historia cultural. Aunque las relaciones entre ambos países han sido objeto de diversos estudios políticos y económicos, se ha minimizado el rol de la prensa popular, en general, y las caricaturas, en particular, en la creación de imaginarios propios y ajenos. Tal como ya ha sido estudiado por algunos investigadores, desde comienzos del siglo XX, es posible documentar un debate público entre el crecimiento económico de Estados Unidos y la amenaza imperialista que esto implicaba. Como parte de esta discusión, se generaron imágenes que requieren ser estudiadas desde el punto de vista de las percepciones propias y ajenas y, por otro lado, porque refuerzan algunas ideas y sentimientos, en este caso, de Chile hacia los Estados Unidos. Respecto de este punto, resulta necesario seguir estudiando de qué forma los estereotipos a partir de los cuales se componen las imágenes funcionan como unos anteojos que no solamente determinan qué es lo que se ve sino, también, la manera cómo cada uno desea ser visto y evaluado3.
De la misma forma como surge la necesidad de investigar el antimperialismo, se requiere hacer algo similar respecto al anticomunismo. Esta corriente que, ha sido estudiada a través de la acción individualizada de cada uno de los actores colectivos, omite el estudio de imágenes y discursos que operan al interior de cada corriente, condicionando la acción de dichos actores4.
En esta línea, la crisis generada a raíz de la ocupación de Estados Unidos de República Dominicana puso en jaque estas dos corrientes, anticomunismo y antiimperialismo, en Chile. Este enfrentamiento ideológico se intensificó en el corto lapso que transcurrió entre las elecciones presidenciales en Chile en 1964 y la invasión de Santo Domingo a menos de un año de transcurrida aquella, poniendo en jaque a la prensa y al gobierno de Eduardo Frei que había sido apoyado por los Estados Unidos como una defensa frente al avance del marxismo.
A pesar de su larga tradición en el mundo occidental, la caricatura como fuente histórica no ha recibido la atención académica adecuada en América Latina. Solo en tiempos recientes ha comenzado a ser utilizada, como en el caso de Chile5, pero aún queda mucho por explorar en este campo.
Las caricaturas de Topaze, al igual como sucede con los chistes6, no solo entretenían, sino que también revelaban las dinámicas políticas y sociales que preocupaban a los chilenos, convirtiéndose en un valioso testimonio de sus imaginarios colectivos. Esta investigación, por tanto, no solo busca rescatar esas imágenes, sino también contribuir al entendimiento del complejo entramado de relaciones entre Chile, Estados Unidos y América Latina durante la Guerra Fría.
La relevancia de la elección de Eduardo Frei Montalva en Chile y Occidente
Las elecciones presidenciales en Chile en 1964 generaron una gran preocupación en Estados Unidos. La revolución cubana y el giro marxista que esta había tenido, sumados a la presencia del candidato Salvador Allende, representante de socialistas y comunistas que se habían unido en el Frente de Acción Popular (FRAP), ponían en riesgo la hegemonía que ejercía Estados Unidos en América Latina.
Jorge Alessandri, durante su presidencia, aunque con resistencias, comprendió la importancia de acercarse a Estados Unidos para recibir la ayuda económica que implicaba sumarse a la Alianza para el Progreso y efectuó una gira por Norteamérica en 1962 en la que fue recibido por el presidente John F. Kennedy7. Se trataba más bien de un pragmatismo ideológico8, como lo ha definido Alberto Cardemil, que, de una cercanía ideológica, pese al marcado anticomunismo del mandatario.
En esta línea, Eduardo Frei Montalva, representante de la Democracia Cristiana, aunque situado a la izquierda del presidente Jorge Alessandri, aseguraba la continuidad de los vínculos y de planes como la Reforma Agraria impulsada por la Alianza para el Progreso.
Este interés por su candidatura se materializó en montos de ayuda y préstamos que llegaron desde Norteamérica de forma directa o a través de organismos internacionales9, y de una extensa campaña anticomunista que, aunque de larga data en Chile, se intensificó a raíz de estas elecciones10.
Investigaciones recientes sobre los archivos desclasificados de los Estados Unidos, dejan en evidencia que además de las simpatías políticas, hubo aportes directos e indirectos cuyas cifras son difíciles de determinar, pero que claramente sumaron varios millones de dólares, todo ello aprobado durante la administración del presidente Lyndon Johnson y determinantes en el triunfo de Frei.
Al aporte pecuniario de Estados Unidos se suma la relevancia que le dieron los medios de prensa de Norteamérica a esta elección y que plantearon la disputa como una lucha entre la libertad y democracia frente al comunismo. Aunque Frei no era el candidato ideal, su victoria era un triunfo frente al marxismo11.
En 1964, Frei con su Revolución en Libertad, que era el lema de campaña y programa de gobierno que buscaba reformar el orden social chileno en una línea diferente al maniqueísmo de la Guerra Fría12, consiguió el 56,09% de los votos en las elecciones. Ningún otro presidente, desde la Constitución de 1925, gozó de la autoridad y poder político de Frei en sus primeros dos años de Gobierno. A esto se sumaba el prestigio interno y externo de la administración que no tenía parangón en América Latina13.
A pesar de este apoyo económico que dio Estados Unidos a su candidatura, el nuevo gobierno se esforzó por hacer nuevos vínculos con Europa e incluso con la Unión Soviética con la que se reestablecieron relaciones. Era la manera de demostrar que, pese a su amistad con Washington, mantenía un grado de independencia14.
De cierta manera, la política exterior de Frei asumía que esto no iba a alterar el apoyo político y económico para ejecutar algunos planes como la «chilenización del cobre». Lo relevante era, en definitiva, el triunfo de una alternativa democrática a la Revolución Cubana y por esto la administración de Johnson no se hacía problemas, por ejemplo, con la reanudación de relaciones con la U.R.S.S.15
En esta línea, los incidentes ocurridos en República Dominicana, a los pocos meses de que Frei había asumido la presidencia, fueron una dura prueba para el nuevo mandatario, porque debía mostrar lealtad con Estados Unidos, pero también con sus socios americanos y, en especial, en el ámbito interno, donde -tal como veremos en Topaze- hubo un rechazo unilateral a la intervención norteamericana, pese al marcado anticomunismo de la revista.
En esta línea, destaca Cardemil, su postura debía ir acorde con el interés del mandatario por promover la integración latinoamericana en la que Chile debía tener un papel protagónico y en el que los países pobres debían unirse frente a los poderosos ricos16.
En el ámbito interno, salvo El Mercurio que, al igual que la administración de Johnson advirtió que la revolución podía tener un giro castrista17, el resto de los medios se sumó a condenar la acción, lo mismo que algunos estudiantes que llegaron incluso a apedrear la embajada de Estados Unidos en rechazo a la intervención18.
Fue el propio Frei quien solicitó al Consejo de Organización de Estados Americanos llamar a una conferencia continental de cancilleres con el propósito de rechazar la intervención unilateral de Estados Unidos. En esas circunstancias, no pesaron sobre Frei los «compromisos» que los enemigos de su gobierno lo acusaban de haber contraído con los norteamericanos durante la campaña de 196419.
La acción de Chile liderada, además del presidente, por su ministro de Relaciones Exteriores, Gabriel Valdés, que desde el inicio consideró inaceptable la intervención de Estados Unidos en Santo Domingo20, tuvo consecuencias. El episodio dominicano afectó las relaciones con Estados Unidos, en específico, porque enfrió la ayuda que se había generado en el marco de la Alianza para el Progreso21.
Topaze: el barómetro de la política chilena y su anti-imperialismo
El surgimiento de la revista Topaze se dio en el contexto de la crisis política del gobierno del general Carlos Ibáñez del Campo, que estuvo condicionada, además de los malos manejos políticos, por los efectos de la debacle económica ocurrida en Estados Unidos en 1929.
Desde sus inicios, la revista perfiló un análisis crítico con base en recursos humorísticos como la sátira y elaboró procedimientos periodísticos sustentados en el espacio híbrido dado por la ficción y la realidad, tal como veremos más adelante22.
En esta línea, la revista de humor surgió en respuesta a esas elites compuesta por hombres caballerescos que se sometieron a la dominación imperial y neocolonial de Estados Unidos y que la revista satírica identificó de manera cómica a través de figuras claves, destacando entre ellas, el tío Sam, como personificación masculina del imperialismo norteamericano23.
Mientras una élite celebró la introducción del capitalismo norteamericano en las primeras décadas del siglo XX en Chile, Topaze se mostró crítico del control que Estados Unidos ejercía en Chile y América del Sur y también del modo de vida que intentaba imponer a través de su expansión comercial. A modo de ejemplo, un aviso de productos eléctricos norteamericanos era acompañado del texto: «Usa anafes eléctricos, estufas eléctricas, baños eléctricos, corbatas eléctricas…sillas eléctricas. ¡Electrocútate! Ahora te conviene nativo retrógrado»24.
Además de las caricaturas en las que Estados Unidos era comúnmente representado con el Tío Sam, se agregan a otros personajes como Mi amigo Tahllulloh, que era dueño de prácticamente todo el país. A ellos se sumaban otros como Mr. Braden Copper, en alusión a la empresa minera de capitales norteamericanos, Miss Electric, dedicado a comprar el silencio en la prensa, etc25.
Esto coincide con los análisis respecto al anti-americanismo que se desarrolló en Chile durante la primera mitad del siglo XX, que fundamentaba su molestia a Estados Unidos por las intervenciones en América Latina, el apoyo a Perú en el conflicto por Tacna y Arica y, por último, por el control económico de los estadounidenses de las grandes mineras, temáticas que aparecen reflejadas en revista como Sucesos y Topaze26.
No obstante, la revista no mantuvo siempre una crítica constante hacia Norteamérica. En el contexto de la segunda guerra y en la lucha contra los totalitarismos, la revista se alineó con «la jerarquía civilizatoria» de Estados Unidos. A modo de ejemplo, Jorge Delano, más conocido como Coke, fundador de la revista, rindió un homenaje público a Washington, Lincoln y Franklin D. Roosevelt. El mismo Coke relata en sus memorias que durante una visita a los Estados Unidos fue recibido por el ministro de Relaciones Exteriores, Summer Welles, quien le confesó que en su país de informaban de la política chilena a través de las páginas de esta revista27.
Esta postura se mantuvo durante la década del sesenta cuando manifestó su completa adhesión a la Alianza para el Progreso del presidente John Kennedy28. Antes que ser contraria al imperialismo de Estados Unidos, Topaze era antinazi y anticomunista29, respondiendo de esta forma a una línea de larga tradición en Chile.
Las circunstancias, no obstante, así como la línea editorial de la revista cambiarían a partir de la llegada de Eduardo Frei a la presidencia y, en especial, a raíz de la invasión de los marines estadounidenses a República Dominicana.
La ocupación de la isla en Topaze
El antecedente más cercano a la ocupación de la isla de Santo Domingo en términos de relaciones exteriores había sido la revolución cubana ocurrida en 1959, acontecimiento que, junto con la crisis de los misiles había tenido una amplia cobertura en Topaze. La revista satírica tomó una postura crítica y relató de manera pormenorizada lo ocurrido en Cuba. En este caso, la cercanía con el gobierno de Jorge Alessandri y su carácter históricamente antimarxista fue clave en la construcción de un imaginario contrario al triunfo de la revolución de Castro y alineado con el bando estadounidense30.
En ese sentido, con la llegada de la Democracia Cristiana al gobierno se nota un leve cambio en la revista. Al inicio de su gobierno, el semanario satírico valoró la política exterior del presidente Eduardo Frei. Nos referimos a ese carácter que era diferente a las anteriores administraciones, y que ahora pretendía ejercer un liderazgo en la región, sin ser servil a los intereses de Estados Unidos. Esto se puede ver reflejado en las primeras caricaturas en las que Frei es igualado en tamaño al tío Sam y al presidente Lyndon Johnson (Figuras N°2 y N°3 que analizaremos más adelante).
En esta línea, el desembarco de los infantes de marina estadounidenses, ocurrida el 27 de abril de 1965, con el fin de evacuar a los mil compatriotas que se encontraban en la isla y cuya seguridad se vio amenazada por la guerra civil, cambió el panorama y obligó a tomar una postura tanto al presidente Frei como a los medios de prensa, incluida, obviamente, la revista Topaze31.
Para comprender esta intervención, debemos recordar que la crisis se originó tras el asesinato del dictador Rafael Leónidas Trujillo en 1961. Aunque inicialmente su régimen contó con el respaldo de Estados Unidos, con el tiempo se convirtió en un obstáculo para los planes del presidente John F. Kennedy, quien buscaba distanciarse de las dictaduras latinoamericanas en favor de gobiernos más alineados con los ideales democráticos.
Después del magnicidio en contra de Trujillo, se celebraron elecciones en las que Juan Bosch fue elegido presidente de forma democrática. Sin embargo, su gobierno fue interrumpido a finales de 1963, cuando un golpe de Estado, liderado por un triunvirato, lo destituyó debido a diferencias respecto a su estilo y políticas progresistas.
Dos años más tarde, estalló una nueva crisis en las Fuerzas Armadas, divididas entre los que exigían la restitución de Bosch, como legítimo presidente constitucional, y aquellos que defendían el legado autoritario de Trujillo. Entre estos últimos destacaba el coronel Elías Wessin y Wessin, quien favoreció una intervención militar estadounidense para mantener el control y evitar el retorno del gobierno constitucional.
Los acontecimientos ocurridos en la isla fueron seguidos por atención por la prensa chilena desde el 25 de abril, cuando se conocieron las noticias del Golpe Militar en Santo Domingo, pero cobraron un nuevo cariz cuando se supo de la intervención de Estados Unidos y de la convocatoria a la OEA, conocida el 28 de abril y publicitada en la prensa al día siguiente.
En este contexto, la primera caricatura y nota que se hizo cargo de la noticia de la invasión de República Dominicana apareció el 7 de mayo de 1965. Este retraso se debió a raíz de que la publicación del semanario anterior coincidió con la crisis, cuando no existía claridad de lo que ahí ocurría.
La primera nota de Topaze estuvo dedicada a mofarse del nombre del coronel Elías Wessin y Wessin, líder del movimiento a favor de Trujillo y favorable a la intervención extranjera. Según la revista:
El drama de Santo Domingo, es la vocación errada de sus jefes. Un señor Wessin y Wessin, no puede ser general en ninguna parte. Menos, estar a la cabeza de una revolución. Sinceramente creemos que este caballero debe cerrar su tienda de «revoluciones» e inaugurar una sastrería ¡La sastrería de Wessin & Wessin!32
Imitando las informaciones de una agencia de cables, aparecen, en otra sección, titulada «Dominicanas», noticias ficticias de la isla en las que se burlan de la injustificable intervención y de los argumentos falaces que la avalaban:
SANTO DOMINGO, 1 de May.: Hoy desembarcaron dos mil infantes de marina con el objeto de evacuar a mil ciudadanos norteamericanos; 2 de May.: Partieron con destino a Miami los mil ciudadanos norteamericanos. El Departamento de Estado y el Pentágono han anunciado el envío de cuatro mil infantes de marina para evacuar y prestar protección a los mil anteriores; 3 de May.: Hoy descendieron sobre Santo Domingo ocho mil paracaidistas a fin de dar protección y evacuar a los cuatro mil infantes de marina (…); Se espera de un momento a otro la llegada de dieciséis mil infantes para la protección de los paracaidistas (…); 8 de May.: Un censo de la población efectuado por la Gobernación provisional señala que existen en Santo Domingo tres millones de infantes de marina y ciento treinta y cinco dominicanos que han protestado por encontrarse demasiado apretados (…)33.
Finalmente, el primer número publicado tras la invasión cierra con una caricatura bastante inusual (Figura Nº1). En esta ocasión, Estados Unidos no es representado por el típico Tío Sam ni por el presidente en funciones, sino por una mujer rubia que, como en un acto circense, sirve de blanco para un malabarista que lanza cuchillos. Lo notable de la escena es que el malabarista es el canciller Gabriel Valdés, quien sostiene en una mano un cuchillo grabado con la palabra «protesta», mientras que con la otra detiene a Luis Corvalán, secretario general del Partido Comunista, a quien identificamos por su característica nariz y bigote y tener una hoz en el bolsillo trasero. Mientras Valdés opta por la persuasión, Corvalán le ofrece una metralleta para «resolver el problema», cuestión que el canciller rechaza de plano para no caer en el juego de la violencia, promovida tanto por Estados Unidos como por el Partido Comunista.
El simbolismo radica en que el acto de malabarismo con cuchillos sugiere la ilusión de que el lanzador podría herir al blanco, aunque el verdadero objetivo es evitar el daño. Esta sátira refleja con agudeza la dinámica de las protestas chilenas en la OEA: una postura que aparentaba ser contundente, pero cuyo propósito real era mantener las formas sin causar conflicto efectivo. En contraposición, el Partido Comunista, representado por Corvalán, prefería la vía armada, lo que era rechazado de plano por la Democracia Cristiana y los sectores más moderados, incluyendo a la misma revista.
El número siguiente de Topaze abre con una editorial titulada «Ni marinerías ni tiranuelos» en la que se celebra el rol de Chile en la defensa de la soberanía de la isla y se matiza la intervención de los Estados Unidos. De acuerdo con ésta, para que exista una intervención como la sucedida en República Dominicana, debía haber un grupo de personas, en este caso, de generales, dispuestos a aceptarla. Finalmente, asegura que la única forma que hay de enfrentar este tipo de intromisiones era a través de la integración de las economías del sur que permitieran realizar cambios estructurales para lograr una repartición justa y, por esta vía, barrer con los caudillajes personalistas:
Nosotros rechazamos la costumbre inveterada de los Estados Unidos de afirmar dictaduras en América Latina a base de sobornar a los nativos. Rechazarlo está bien, pero hay que complementar este rechazo con la condena definitiva de los hombres libres que actúan como lacayos34.
De esta forma, y a medida que se conocen más antecedentes de la intervención, podemos ver de qué modo se fueron perfilando tres tópicos que fueron recurrentes en Topaze durante 1965: a) la participación de Frei; b) el rol de la OEA y c) Estados Unidos como un agresor:
La defensa de Frei
Tal como hemos mencionado, desde un primer momento, tanto el proyecto reformador de Frei, la Revolución en Libertad, como su política internacional integracionista y latinoamericanista provocaron simpatía y adhesión en la revista Topaze.
Así se vio reflejado desde el momento que ganó las elecciones a través de la caricatura de la revista Topaze que retrata a Frei en el ring derribando por K.O. al candidato republicano Barry Goldwater y que interpretaba bien el aspecto político e institucional que representó su triunfo35.
En esta línea, su inmediata oposición a la invasión estadounidense a través de una declaración en la que consideraba que era contraria a los principios de la OEA y a los principios del derecho internacional36, contó con el apoyo de la revista, que coincidió a través de sus caricaturas y mordaces artículos, en defender la soberanía y derecho a autodeterminación de los países latinoamericanos.
La primera caricatura de Lugoze sobre la ocupación está dedicada al presidente Frei y lo muestra vestido de huaso, el traje típico de los chilenos de la zona central, enfrentado al presidente Lyndon Johnson que, a su vez, está vestido como un cowboy disparando dos pistolas, muy alegre (Figura Nº2). Lo interesante de esta imagen es que Frei figura defendiendo a Latinoamérica, representada como una mujer asustada e indefensa (una imagen recurrente de Topaze37). En el diálogo, el presidente chileno señala: «¡Eh Mister -le dice Frei a Johnson-…no trate de conquistar a los latinoamericanos a balazos…No olvide que somos románticos». Tanto por el tamaño como por las vestimentas, ambos mandatarios aparecen igualados y en una relación horizontal, mientras uno amenaza con sus pistolas, el otro defiende a Latinoamérica por el poder de la razón y no de la fuerza, lo que podría interpretarse como una superioridad moral de Frei frente a Johnson.
El «huaso» defendiendo a Latinoamérica del «cowboy» graficaba la condena que realizó el gobierno de Frei a la intervención y la solicitud de Chile de que la OEA interviniese para el fin de la lucha y la libre determinación del pueblo dominicano38.
En esta línea y en el mismo número, otra caricatura del presidente Frei (Figura Nº3) aparece defendiendo a la isla de Santo Domingo de los Estados Unidos. Mientras el Tío Sam hace uso del Big Stick para castigar a la pequeña isla, el presidente Frei hace uso de su gran nariz39 como si se tratara de una espada para reprender al estadounidense por el abuso.
Mientras que en la primera figura (Nº2), Frei aparece como un consejero garante de las buenas normas, abogando por el amor, antes que la violencia, en la segunda (Figura Nº3) se muestra como un justiciero aguerrido.
La actitud de liderazgo que ejerció Frei en respuesta a la invasión en Santo Domingo tuvo su respuesta por parte de Estados Unidos. El presidente Johnson envió a Santiago al embajador Averel Harriman para explicar y convencer a Frei de las razones de la intervención, aunque sin mayor éxito. El presidente Frei argumentó que un apoyo a Estados Unidos podía tener un impacto muy fuerte en la política interna de Chile donde la posición era, en su gran mayoría, crítica de la intervención40. Algo similar había sucedido un año antes a raíz de los rumores que daban cuenta del apoyo económico que había recibido su candidatura de parte de Estados Unidos, si esto llegaba a hacerse público ponía en cuestión su imagen de izquierdista democrático y de alternativa al capitalismo y marxismo41.
En este caso, la imagen positiva de Frei y de su gobierno a raíz de la firmeza en su postura sobre este tema, ejemplificada en estas caricaturas, cambió durante 1965, seguramente, debido a otras variables como, por ejemplo, la economía y la pérdida de interés por la cuestión dominicana en el ámbito local. Así se entiende que, para finales de agosto, Topaze graficara a Eduardo Frei (Figura Nº4) ya no del mismo tamaño que el Tío Sam, sino más bien como un escolar, pequeño y avergonzado por la reprimenda que le hace su profesor ante el incumplimiento de los planes de la Alianza para el Progreso para mejorar la economía y por el que evalúa su desempeño con una nota insuficiente.
La viñeta se entiende, además, dentro del contexto de la ayuda financiera brindada por los Estados Unidos y la reestructuración de la deuda con los acreedores europeos, en la que los estadounidenses debieron intervenir en ayuda de los chilenos debido a su inexperiencia42.
b) La inutilidad de la OEA
En la primera edición posterior a la invasión de Estados Unidos, aparece la primera de varias caricaturas dedicadas al rol de la OEA a la que, en este caso, le correspondía un papel clave en la defensa de la soberanía de los países y rechazo a cualquier intervención, posición que estuvo lejos de mantener. En efecto, la diplomacia norteamericana transfirió la responsabilidad a la OEA sobre hechos consumados y con la intención de revertir repercusiones internacionales en su incursión43, aunque sin mayores resultados, por lo menos en el ámbito de la opinión pública.
Este actuar, condescendiente, si es que no cómplice, fue caricaturizado de forma ejemplar en la revista Topaze en el primer número dedicado a la invasión (Figura Nº5), a través de un cocodrilo que lloraba por la intervención y entregaba un pésame para la isla de Santo Domingo, lo que dejaba en evidencia el cinismo de la organización. La imagen alude a esa creencia de que estos reptiles lloran cuando se comen a sus presas, siendo que se trata de un reflejo mecánico, sin sentimientos y que se usa coloquialmente para ejemplificar la hipocresía.
Después de la OEA como cocodrilo, en la edición siguiente fue mostrada como una organización inútil, cuyos embajadores eran, en la práctica, un grupo de aprovechadores: «Partieron, recorrieron la isla, estudiaron, analizaron y a la llegada declararon con toda seriedad: “lo que pasa allí pone en peligro la paz”. Y se quedaron tan frescos»44.
En esa misma edición, en la sección dedicada a poemas, a cargo del «poeta» Pablo Pinocho Neruda (en alusión al famoso poeta), aparecía uno dedicado al presidente de los Estados Unidos. En una de sus estrofas decía, a propósito de la acción de la Organización de Estados Americanos:
Como a los de la OEA les hacen falta dólares, Son unos chupamedias que ceden sin respingo. Dueño del Continente, te pareces a un sátrapa. Y te pareces a la palabra Santo Domingo45.
Un año después, el verdadero Pablo Neruda publicó en el diario El Siglo un poema dedicado a la intervención denominado «Versainograma a Santo Domingo» y en el que criticaba el actuar de Lyndon Johnson, Rafael Trujillo e incluso a Cristóbal Colón, mientras que defendía a Juan Bosh46.
La trilogía de críticas de esa edición se completa con la imagen de unos delegados de la OEA a quienes se le sugiere solicitar al doctor Salvador Allende, un certificado de defunción. El mensaje es claro y directo, la organización después de este evento ha perdido su razón de existir, según el semanario satírico. Esto se ve reforzado con otra imagen que muestra a la misma OEA representado por una mujer que, entusiasmada, cree recibir un ramo de flores. La OEA dice: «Oh, qué atento es Eduardo. Me ha enviado flores». El chiste es que en vez de ser un ramo que simboliza el amor, lo que ha enviado el presidente Eduardo Frei es, en realidad, una corona fúnebre, reforzando la broma anterior y destacando el rol crítico que tenía el gobierno chileno sobre esta organización en esta crisis.
En números posteriores, una columna vuelve a ironizar sobre el rol de la OEA. Mientras el presidente Frei está dedicado a reorganizar el organismo, ellos estaban preocupados de cosas «más importantes» como definir cómo debía ser una nueva bandera47.
Este tema se repite un mes después, cuando se inventa un dialogo en la organización:
Reunión en la OEA PRESIDENTE: Señores..., se abre la sesión.DELEGADO 1: ¡Un momentito, por favor, señor Presidente. Me estoy escarbando los dientes! PRESIDENTE: No interrumpa, señor delegado. La sesión está abierta. DELEGADO 2: Ya, pues, señor Presidente Córtela, llevamos como ocho segundos de discusión. Apure la cosa, mire que tenemos que hacer. PRESIDENTE: Tiene razón, su señoría. Propongo que aprobemos un voto llamando a los Gobiernos a elevar el estándar de vida y condenar los regímenes antidemocráticos y anti sibaríticos. DELEGADOS: ¡A coro! Aprobadoooooo. PRESIDENTE: Gracias, señores, se levanta la sesión. Los señores Delegados pueden retirar en Secretaría un detalle de los programas de los cabarets y boites de la ciudad, y los respectivos vales para trago y mange. Buenas noches, señores delegados. Paga la OEA»48.
La imagen de los delegados de la OEA como un grupo de inútiles y superficiales preocupados de su propia autosatisfacción, contrastaba con la del embajador chileno en este organismo, Alejandro Magnet, que fue impulsor de las protestas49 y parecía ser uno de los pocos interesados en una defensa real de la isla, al solicitar una acción inmediata y colectiva en vez de la intervención unilateral50. Así aparece retratado, por ejemplo, en otra caricatura donde se lo ve magullado y herido, declarando: «Bueno, debo empezar por declarar que es falso que reine la paz en la República Dominicana». Lo interesante del dibujo es que, mientras declara sus compañeros de la OEA lo observan estupefactos51. En efecto, Magnet propuso el envío de una fuerza interamericana de paz que excluyera a Estados Unidos52, idea que, por supuesto, fue descartada rápidamente.
La selección de noticias e imágenes críticas del rol de la OEA concluye con una dedicada a la Fuerza Internacional de Paz (Figura Nº6). Ésta había surgido como respuesta a raíz de las contradicciones de los informes que emanaban de la isla y la conformación de una comisión investigadora que determinó la constitución de una «Fuerza Interamericana de Paz». Lo que en teoría podía poseer sentido, en la práctica era transformar a las fuerzas estadounidenses en la isla en un ejército de la OEA53.
A diferencia de las anteriores, el humor da paso al drama y la ironía, mostrando un centenar de cruces, cuerpos de víctimas de la intervención, a un soldado de la OEA, mal agestado y agresivo, siendo interrogado por un burócrata respecto a qué otras funciones habían cumplido la labor de la Fuerza Internacional de Paz.
c) Estados Unidos, el agresor:
Desde un inicio, Topaze se plantó con una revista crítica del imperialismo estadounidense y de la elite chilena que, según su juicio, se mostraba servil a los intereses de los norteamericanos. Con estos antecedentes, no es sorpresa que la invasión a República Dominicana haya confirmado las aprehensiones de la línea editorial de la revista, expresada a través de sus escritores y dibujantes.
La primera caricatura del Tío Sam, posterior a la invasión, lo retrata irrumpiendo a la fuerza en una casa con las mangas arremangadas y con una actitud hostil, mientras un matrimonio está en medio de una pelea. El título de la caricatura es «Mejor no meterse en peleas de casados», aludiendo a que la crisis que vivía por ese entonces República Dominicana entre constitucionalistas y trujillistas era un conflicto interno que debía ser resuelto por ellos mismos.
A las caricaturas iniciales a las que hacíamos mención anteriormente se sumaron otras que fueron subiendo en intensidad conforme se conocían más detalles de cómo había sido la intervención y, además, a la presión de la opinión pública cuyas críticas al rol de la administración de Johnson iban en aumento en esta crisis54.
El 20 de mayo de 1965, el caricaturista Lugoze dibujó a un Tío Sam como un hombre mayor poniendo las manos sobre el trasero de una mujer que representaba a la OEA (Figura Nº7). Mientras se propasaba con ella, el delegado de Chile, Alejandro Magnet, con una corbata que tiene la insignia de su partido, la Democracia Cristiana, lo conminaba a sacar las manos de Santo Domingo, lo que provoca la molestia del norteamericano, cuyos corazones al costado evidencian que está enamorado de ella. Nuevamente, se destaca el rol de Magnet en defensa de los intereses de la isla, en contraposición a sus compañeros de la OEA y, por otro lado, la imagen negativa de Estados Unidos haciendo algo que, a todas luces, resulta impropio. Por último, vuelve a feminizarse la figura de un tercero, en este caso, la Organización de Estados Americanos, en su rol de sexo débil y a Chile, representado por Magnet, saliendo en su defensa.
Al mes siguiente, Topaze intensifica la crítica hacia Estados Unidos con dos caricaturas en un mismo número. En la primera (Figura Nº8), aparecen los brazos del Tío Sam escondiendo algo bajo su sombrero. Por el costado se logra ver que se trata de un grupo de personas en una isla, estando dos de ellas muertas, acribilladas en el suelo. La respuesta viene dada vuelta debajo de la pregunta con un juego de palabras: «La isla de SAM..to Domingo», asumiendo que había quedado en control de los estadounidenses a través de la fuerza producto de la intervención.
A continuación, aparece otra caricatura (Figura Nº9), más explícita y crítica que las anteriores. Una mujer yace en el suelo con los brazos tapando su cara, próxima a ser violada, mientras un soldado estadounidense se detiene ante la presencia de un grupo de curiosos:
- «¿Y ustedes? ¿Qué hacen ahí? - Nada, señor, somos “observadores”»
El mensaje es claro, lo que sucedía en Santo Domingo era tan grave como una violación y el rol de los observadores de una cobardía cómplice contra el abusador (Estados Unidos). La imagen se ve agravada porque no todos los observadores se muestran sorprendidos, sino que algunos, por los gestos en el rostro, disfrutan como voyeristas del vejamen que está a punto de ocurrir.
Al igual que en otras caricaturas, la caracterización de Santo Domingo como una mujer exuberante y a punto de ser violada, buscaba representar aquellas características que la revista Topaze, en sintonía con el resto de la sociedad, consideraba que eran propios de las mujeres. En esta línea, y tal como lo estudió Fabiana Rodríguez-Pastene, a través de estos dibujos se reforzaban los estereotipos y prejuicios de género, instaurando un discurso de violencia simbólica hacia la minoría femenina55.
El análisis de las caricaturas dedicadas a Estados Unidos concluye con una última en la que aparece representado tradicionalmente con la imagen del Tío Sam y que coincide con la víspera de la celebración número 189 de la independencia de este país (Figura Nº10). Aquí se ve a un Tío Sam reflexivo, sentado con las manos en la barbilla, cuestionándose por algo. La forma en que está sentado el personaje representa el número cuatro, en alusión a la fecha de la conmemoración. La pregunta que se hace es: «¿Por qué habrán venido tan pocos amigos a mi fiesta de cumpleaños...? »
Consideraciones finales
La intervención de Estados Unidos en República Dominicana fue un hito en las relaciones de este país con América Latina. De la Alianza para el Progreso impulsada por el presidente Kennedy, hubo un giro hacia una acción más directa que buscaba impedir cualquier posibilidad de una nueva revolución como la ocurrida en la isla de Cuba.
El acontecimiento no dejó indiferente a los chilenos que desde el 25 de abril comenzaron a ser informados sobre este hecho en los principales medios del país. Conforme se fueron conociendo más detalles respecto del rol de Estados Unidos en lo que parecía ser un incidente local, una de las tantas guerras civiles que aquejaban a América Latina, captó la atención y la preocupación de la prensa.
El semanario satírico Topaze tampoco fue indiferente a este hecho y dedicó medio centenar de caricaturas y notas que no hicieron más que reforzar una serie de imaginarios que existían desde inicios del siglo XX en Chile contra lo que se consideraba una actitud imperialista de parte de los Estados Unidos.
Resulta interesante constatar de qué forma las caricaturas de ese momento reflejaron la autopercepción que tenía Chile de sí mismo y la mirada sobre el resto. Aunque en el caso de Estados Unidos no hay mayor sorpresa en la imagen del Tío Sam como imperialista, sí resulta novedosa la caricaturización de Latinoamérica, República Dominicana y Santo Domingo feminizadas, en una época donde la categoría que definía a las mujeres era ser el sexo débil. En este mismo escenario, se agiganta la figura del presidente Eduardo Frei contra la dominación. Esto, considerando que su gobierno fue de los países de Latinoamérica que mantuvo una posición más dura frente a la intervención de Santo Domingo, hasta terminar quedando solo en su defensa, cuando se realizó la reunión de Cancilleres del 1 de mayo.
En esta línea, se trató de una derrota diplomática que honraba a Chile56 o un triunfo moral57, un espíritu que se vio reflejado en las caricaturas dedicadas a Frei, Valdés y Magnet y que se asemejó a la postura que tuvo el presidente Jorge Alessandri, antecesor de Frei, en la cuestión cubana.
La experiencia reforzó los ideales de Frei, impulsados por el canciller Valdés de fortalecer los lazos con América Latina, aunque sin mayor éxito. Quizás porque la autopercepción que se tenían de sí mismos, como la imagen de América Latina como el sexo débil, difería, en la realidad, de lo que proyectaba tanto el gobierno de Frei como Topaze. Esta idea coincide con algunos fracasos diplomáticos relacionados con este hecho, como la idea de crear una organización supranacional latinoamericana que no reemplazara a la OEA, pero que sí sirviera de contrapeso a Estados Unidos. En esta misma línea, se inscribe el encuentro que se realizó en Viña del Mar en 1969 y que convocó a 21 países con el fin de lograr una relación más horizontal con los estadounidenses, pero que concluyó sin mayor éxito58.
En definitiva, la ocupación de Estados Unidos en República Dominicana vistos a los ojos de Topaze, fortaleció el rol de Frei, su canciller y representante de la OEA en lo que se refería a su política internacional, por lo menos durante los meses inmediatos al incidente. En contraposición, debilitó la imagen de la Organización de Estados Americanos para presentarla como una organización tan inútil para los intereses de los latinoamericanos como servil a los Estados Unidos. Y, por último, dejó de lado el antimarxismo de postguerra y de las elecciones de 1964 para retomar su crítica a la política imperialista impulsada por la administración de Lyndon Johnson.
Hacia el final de su gobierno y luego de estas victorias honrosas, cuando el antiamericanismo popular aumentaba y la Revolución en Libertad perdía su ímpetu, el gobierno de Frei, entonces, propuso reconciliarse con Cuba en el sistema interamericano y, en contrapartida, alejarse de Washington agudizando la crítica por su intervención en Vietnam59. Sin embargo, eso ya es parte de otro capítulo que requiere de nuevos análisis respecto de los cuales sería interesante ver de qué forma dejaron huella en Topaze, «El barómetro de la política chilena».
























