Introducción
Las lesiones vasculares comprenden un grupo de entidades que en ocasiones se confunden en cuanto a definiciones y términos. Es frecuente que no se maneje la misma nomenclatura para referirse a dichas lesiones por parte del equipo de salud, llevando a errores en la interpretación diagnóstica, controles evolutivos, seguimiento y eventuales tratamientos. La palabra “angioma”, que habitualmente se utiliza para designar varias de las lesiones vasculares (hemangiomas, manchas salmón, malformaciones capilares, entre otras), en la actualidad lleva a confusión, ya que ese mismo término se usa para entidades diferentes, con distintos pronósticos y tratamientos, por lo que este término ha entrado en desuso para designar las lesiones vasculares.
Para unificar terminología y aclarar criterios, en 1982, Mulliken y Glowacki establecieron una clasificación de las lesiones vasculares basada en la clínica y la histopatología; más adelante, en 1996, la International Society for the Study of Vascular Anomalies (ISSVA) clasificó las lesiones vasculares en dos grandes grupos: tumores vasculares (proliferación celular anormal) y malformaciones vasculares (anormalidades en la arquitectura del endotelio vascular)1,2. Estos dos grandes grupos difieren tanto clínica como evolutivamente, así como en su manejo, de ahí la importancia del diagnóstico certero para contemplar la correcta valoración y tratamiento1.
El diagnóstico de varias de las lesiones vasculares se basa en los hallazgos clínicos sumado a la historia natural de la enfermedad; sin embargo, en muchos casos se requieren estudios complementarios de imagen para confirmar su diagnóstico, determinar extensión y pronóstico1.
Si bien algunas de las lesiones vasculares son diagnosticadas sin dificultad y no requieren más que un seguimiento clínico, existen otras que demandan estudios de imagen y una serie de procedimientos intervencionistas para su tratamiento. Este manejo es complejo y debe ajustarse a cada paciente, es por eso que este tipo de lesiones vasculares son abordadas por un equipo multidisciplinario integrado idealmente por cirujano pediatra, cirujano vascular, imagenólogo intervencionista, dermatólogo, cirujano plástico, entre otros especialistas, que conozcan las patologías y tengan un manejo adecuado de éstas1.
Clasificación de las lesiones vasculares
La última clasificación de la ISSVA para las lesiones vasculares se aprobó en el 20° ISSVA Workshop en Melbourne, en abril de 2014, con una última revisión y actualización en mayo de 20182. Como previamente se comentó, las lesiones vasculares se dividen en dos grandes grupos: los tumores vasculares y las malformaciones vasculares2. A su vez, los tumores vasculares se dividen en tumores benignos, localmente agresivos o borderline y malignos2. Las malformaciones vasculares se dividen en simples, combinadas, a vaso complejo y asociadas a otras anormalidades2. (Tabla 1).
A continuación, describiremos las entidades más frecuentes de cada grupo.
Conclusiones
Si bien muchas de las lesiones vasculares son benignas y transitorias, otras pueden generar complicaciones. El diagnóstico y tratamiento de muchas de estas lesiones vasculares debería llevarse a cabo mediante un equipo multidisciplinario.
Es importante tener en cuenta que estas lesiones pueden asociarse a síndromes complejos.
Los padres deben recibir educación y consejo sobre la patología y las opciones terapéuticas, así como consejo genético en caso de pensarse en síndromes de causa genética, sobre todo aquellos que tienen una implicancia terapéutica.















